¿Preparadas para el esperado reencuentro? Aviso: el desenlace de la tercera parte contiene algo contundente, que afectará a uno de los personajes. Ahí va...
DO: 12 Horas
. De repente, se abrió la puerta, y no dudo en volver
a llamarla; no tenia ni una migaja de miedo. Su corazón le empieza a latir de
la emoción anticipada. Pronto se reencontraría con su amor. Aunque también es
consciente que quizás no vaya sola. Por puro instinto, se mueve y busca algo
para defenderse si era necesario. Con personas como Adriana, era mejor ir con
precaución. Todo y que, ella era defensora de la no violencia. Pero estaba
dispuesta a defender a su amor, a dar su vida por ella.¡Lo haría todo por ella!
Y no le importaban las consecuencias. Explora la habitación sin ver ningún
objeto útil; de repente se escucha una voz femenina que le corta la
respiración:
Voz:- ¡Paula! ¡Paula!- Maca, aunque no haya escuchado
mucho su voz, la reconoce de inmediato. Desesperada entra al cuarto de baño, y
coge, sin meditación, la escombrilla de limpiar el sanitario. Intuyendo, que su
Esther no iba con Adriana. La cual, accede a la habitación, con un rostro
alterado.
(...)
Elisa, va de
box en box buscando a la Dra. Bonet. La cual sigue junto a la comitiva que
habla e interroga a la Paula Vivanco
sobre Adriana. Lo que están escuchando es estremecedor, cortante. Hay algunos
que se miran el reloj, y se plantean su presencia allí. Especialmente el doctor
Dávila. Nadia le ocurre lo mismo, aunque también quiere estar allí aquella
triste historia real y acompañar a su pareja. A demás, su rostro parece algo
preocupado. Ya hace más de una hora y media que ha llamado a Maca y esta aún no
había llegado.
NA:- ¿Qué raro que Maca no este aquí?-le susurra a su
superior, muy flojo para no romper el monologo de Paula.
DA:- Pues sí.- y cambia de tema bruscamente:- Dra.
Bonet, entiendo su interés en este asunto. No obstante, ¿No cree, que debería
retomar sus obligaciones laborales?- se lo plantea como una pregunta, pero es
una orden encubierta.
NA:- Tiene usted razón. Antes, permíteme llamar a
Maca-le pide, y sale de la habitación. Al exterior, pone la mano en la buchaca
derecha de la bata, esperando encontrar el móvil. No es así, y de inmediato se
recuerda que se lo ha dejado en la salita del personal.
(...)
Maca,
se queda unos minutos breves encerrada en el cuarto de baño, empuñando con
fuerza la escombrilla blanca y muy limpia. La voz de Adriana sigue resonando al
otro lado de la puerta. Es cosa de segundos que invada el servicio, buscando a
su Esther.
La rubia, en aquellos instantes, ha sustituido
sus sentimientos de ira por un miedo ahogador. Antes de subir gasto parte de su
ira contra la moto de la Wilson. Y solo fue al subir y darse cuenta, que había
gastado las fuerzas inútilmente; y dado tiempo para que la pareja de tortolitos
se reencontrarán.
Cuando por fin, estuvo ante la puerta de la
habitación, comprobó que quizás ya era demasiado tarde. No obstante, se
resistía en perder de nuevo a su Paula. Por eso, empezó a llamarla como loca.
Cuando ya empezaba a darse por vencida, se escucho un ruido muy cerca... Y sin
pensárselo, fue hacia el único sitio que no había explorado. Rezo que fuera su
amor, y que la engreída Wilson no estuviera allí. Aunque, ya en sus entrañas
sabia que no era asi.
(...)
Nadia
esta cerca de la salita del personal, se acerca con rapidez. Pone la mano en la
manita de la puerta, la empieza a girar; cuando una voz familiar la llama. Por su
tono, parece que esta algo cansada. Se gira, y presta su atención a la jefa de
enfermeras; y se aparta de la puerta.
EL:- ¡Por fin chica te encuentro!- suspira largamente,
y prosigue.- ¡Vaya mañana!
NA:- Sí.- se iba a girar otra vez, no obstante su interlocutora
parece que le quiere comunicar algo importante.
EL:- Tengo un recado de Maca.- captando por completo
la atención de la catalana.- Se ha ido al hotel Annie.
NA:- ¿Cuándo? ¿Hace mucho...?-se le acerca más, casi
invadiendo su espacio personal.
EL:- Casi una hora.- responde, extrañándose por su
extraño comportamiento. No se le escapa su reproche silencioso-¿Qué pasa? Ella
solo quería saber donde estaba Esther.¿Estás celosa? Aunque lo dudo....- se le
escapo sin querer.
NA:-¿ Y hasta ahora no me lo comentas ?- le recrimina,
parece que ha hecho oídos sordos a lo último que le ha dicho. Aunque al final
inquiere:- Todo tiene su justa explicación, y lamento que en estas alturas me
salgas con esto. Me voy, a comentárselo a la inspectora.- aunque por ganas
también habría salido corriendo al hotel Annie. No obstante, en aquel mismo
instante aparece una enfermera alterada, que cambia el transcurso de los
hechos.
ENF:- Doctora, pro favor la necesitamos al box número
7.
NA:- De acuerdo, ahora vengo.- y encarándose a Elisa,
le pide por favor que vaya al box donde esta Paula Vivanco y le comunique a la
inspectora Wood que Maca ha ido al hotel Annie.
(...)
La
puerta del cuarto de baño, se abre y Maca se esconde detrás la puerta;
manteniendo su escombrilla bien cogida. Aunque, no sabe muy bien que hará con
tal utensilio si se requiere el uso de la violencia. Adriana entra
completamente, en sus manos no lleva el cuchillo. La pediatra no sabe que
hacer, si salir y afrontarse a ella o no. Por lógica Esther no esta a su lado;
y según parecía tampoco sabia donde estaba. ¿O si?
Maca,
decide afrontar la situación y salir de su escondite. De hecho, en el mismo
instante que iba a manifestarse, la rubia la encuentra. Ambas mujeres se quedan
mirando, estudiándose, expresando sus sentimientos respeto a la otra. Una había
deseado no volverse a cruzarse, y la otra esperaba mucho tiempo por ello.
Aunque le angustiaba la ausencia de Esther. Quizás la rubia, en el fondo,
empezaba a alegrarse de qué se hubiera fugado de ella.
Ninguna de las dos dijo nada. Adriana,
cogió su cuchillo y lo abrió, sintiéndose más poderosa que su adversaria.
Aunque esta cogía con mucho coraje su escombrilla. Siguieron mirándose a los
ojos. Y fue Maca, que no quería llegar a la violencia, quien hablo primero.
Intentando lucir un lenguaje contundente y directo; sin guarniciones inútiles y
guiado por sus sentimientos.
M:- ¿Dónde tienes a Esther?-le pregunto; esperando un
milagro. ¿Era tan pedir que su egoísmo se desvaneciera y hiciera las paces con
el mundo. La rubia, se puso a reír, desafiante. No dispuesta a admitir que no
tenia idea.¿O si?
AD:-Quieres decir mi Paula. ¡Acéptalo, ahora es mía!.
Lo dijo con un tono de voz muy amenazante, y haciendo un gesto que subrayaba el
concepto de pertenecía.
M:- Te mientes,¿No te das cuenta? A parte, de qué
nadie es propiedad de nadie- inquirió tenaz, dispuesta a defender su amor, sus
principios.
AD:- Esto tienes razón; y también quiere decir que
tampoco es de tu propiedad-le devolvió, con mucha firmeza. Dispuesta ha herirla
en lo más hondo de su ser. –Ahora me quiere a mi-y lo remarco, una y otra vez.
–Ella se me ha entregado libremente, hemos hecho varias veces el amor. Incluso
en esta cama, la noche anterior....- incluso, iba decorarlo en infinidad de
detalles.
La ira de Maca iba creciendo por momentos; no
obstante, una vocecita en su interior le susurro: “No te la creas, no es
cierto. Piensa en las palabras de tu Esther en su manuscrito, en vuestros
sueños. Ella sigue queriéndote.¡Es metida! Es como el demonio, que te esta
tentado y cometas algo imperdonable.”
M:- No me importa. Tengo la absoluta certeza que no me
ha dejado de querer. Aún así, será Esther quien decida con quién estar; ¿no te
parece?- inquirió, manteniendo la sereno.- Pero me parece que tardará en
llegar; porqué tu eres la primera sorprendida en qué no esté.- su interlocutora
fue incapaz de devolver aquel revés, y se dejo conducir por la ira.
(...)
Elisa,
por fin, llega al box donde es interrogada Paula, y irrumpe en el sin llamar,
ni pedir permiso. Capta la atención de todos. La inspectora Wood, parece que le
molesta algo. No obstante, la enfermera no deja espacio para las preguntas. Les
retransmite el mensaje de Maca fielmente. Si Nadia se puso de aquella manera
era indicativo de qué era importante; y no quería fallarle más a su amiga.
VAL:- ¿Y hasta ahora...?- le vuelve a recriminar, algo
nerviosa. Piensa en Maca, y se teme lo peor. Adriana es una mujer muy
peligrosa, que impulsada por la celosía es capaz de todo. Testimonio de ello
era Paula, que impulsada por la desesperación, celos...la maltrato físicamente,
y casi le mata con la paliza que le dio. Dándose cuenta de lo que hizo se fugo,
pensando que la había matado. La inspectora odiaba a las personas de su calaña,
que maltrataban tan vilmente a las personas por culpa de sus inseguridades.
EL:- ¡Lo siento!
Una vida humana estaba apunto de perderse- se justifico la enfermera.
Dávila, se le acerca y le susurra que no se preocupe; que la mañana esta siendo
muy complicada y difícil para todos.
VAL:-No pasa nada. ¡Discúlpame! – le pide perdón, y
decide también ir al Hotel Annie.-Espero que ya haya llegado la patrulla.
Aunque solo tenían ordenes de vigilancia. Bueno, les llamare por el camino.-
les anunció. Seguidamente, sale corriendo hacia el exterior.
Durante el trayecto piensa con Nadia. Le
hubiera gustado despedirse de ella; no obstante el tiempo le apremia. Aún así,
le invade una extraña sensación. En su profesión, ha estado en situaciones muy
difíciles, ha experimentado la presión de verse en el punto de mira de varios
sujetos, apuntándole con una arma; ha participado en persecuciones e incluso ha
conocido la muerte en persona.
¿Y si tuviera mala suerte, y aquel día una
bala perdida la alcanzarla? Era algo, tenía asumido; y era un riesgo con el
cual tenia de convivir. No obstante, le aterraba la sola idea de marcharse del
mundo sabiendo que existía a su lado una persona maravillosa. ¡Su Nadia, su
todo, su reducido mundo...! A parte, de qué no deseaba que sufriera otra
perdida. Deberían de hablar de aquello alguna vez, sobre todo si regresaba con
vida.
Teresita se percato de cómo la amante de
Nadia, por fin se iba.¿Qué habían estado haciendo con tanto tiempo? ¿Haciendo
el amor en algún lugar impropio? Solo faltaba Rustí para que le dijera: “¡Anda,
que mal pensada que eres mujer! Aunque hoy has dado al clavo”. Y es qué, además
aquel día Teresita esta su salsa y no repara en gritarla.
TE:- Señora...o como se llame, ¿Puede venir un
momento?-le llama insistentemente; Valeria se le acerca con cara de pocos
amigos.
VAL:- Por cierto, inspectora Wood. Espero que sea algo
importante, porqué sepa que esta obstaculizando los servicios de la ley –le
dice, mientras le enseña sus credenciales para no dejar lugar a la duda.
La pobre Teresita se queda muda, y pensando: “Vaya
Nadia picas algo, bueno con una amante policía te hará pasar derechita. Seguro
que pone orden en tu familia”
VAL:-Por cierto, si quiere colaborar con la justicia,
hazle saber a la Dra. Bonet que me he ido, y que recuerde la canción: “Piensa
en mí”.. lo dijo sin pensar; era la última canción que había escuchado en un
momento de intimidad. Era una canción muy triste y bonita. Quizás fue muy
drástico, pero esperaba que entendiera el mensaje oculto.
TE:- ¡De acuerdo!- dijo, y observo como aquella agente
de la ley se iba veloz como un rayó. Aquello era muy interesante. No escondían
su amor. ¡Pobre maca! Minutos más tarde,
Encarna le hizo un sobresalto al saludarla bruscamente.
(...)
Maca
y Adriana siguen discutiendo. Esta última, tiene sus ligeras sospechas de donde
se halla su Paula. Aún así, no quiere colaborar con la felicidad de otra.
Aunque, en el fondo, sabe que el objeto de su discusión ya ha empezado a
recordar. Tan solo es cuestión de estimulación sensorial, estar en un entorno
familiar; e incluso un fuerte choque emocional podría hacerle recuperar de
golpe la mayor parte de recuerdos.
AD:- ¡No será tuya!-le volvió a amenazar.
M:- ¿Dónde ha ido?- insiste, manteniéndose impasible a
su cuchillo afilado, que de vez en cuando se lo acercaba, para recordarle quien
tenia el poder.- Lo sabes....
AD:-Y si lo supiera...¿De verdad crees que te lo
diría?-la observa despectivamente, de arriba a bajo:- A ti, que no sabes que es
la palabra fidelidad. –recordándole su relación con la Monsolís. En este punto,
Maca se pone a reír. Esto enfurece a Adriana, que ya empieza a ver que aquello
es mentira. – Ya me he cansado de ti.- diciendo esto, se abalanza a ella.
Maca,
se mueve veloz, intentando escaparse de su ataque. Por inercia, mueve su
escombrilla, y por suerte todavía hay agua residual y consigue mojarla. A parte
su puntería es de diez: consigue darle directamente a los ojos. Los cuales los
cierra instintivamente, ante la molestia de el agua. Momento, que aprovecha
Maca para quitarle el cuchillo. Lo cierra con agilidad, y lo tira por el
sanitario. Adriana reacciona demasiado tarde, y no puede evitar que el cuchillo
descienda al paraíso de los desechos humanos.
AD:-¡Maldita seas!- dice una y otra vez; se hecha
encima. Maca consigue, evitar su ataque y sale a la habitación; y intenta
encontrar su bolsa.¿Dónde se la ha dejado? La rubia corre como loca hasta su
altura. Tal es su impulso que la consigue derribar, y caen las dos encima la
cama, una encima de la otra.- ¡Ya eres mía!
M:- Esto esta por ver, sigo viva- dijo la pediatra, no
rindiéndose. Intenta protegerse de los golpes. Pero no exime que no reciba
varios de fuertes. Pero el amor le da alas, fuerza para vencer lo que sea.
Sacando toda su rabia contra aquel oscuro ser, consigue girar la tortilla y de
repente sus manos se encuentran entorno de su cuello.-¿Ahora que dices?-sus
ojos chispeaban de odio.
(...)
Esther,
se sienta al cómoda sofá. Al ver la salita ha tenido unas fuertes vibraciones.
Era como si estuviera dentro de uno de sus sueños. Aunque aquello era real. El
tacto del sofá, la olor...Todo le era muy familiar, y la presencia de M, era
muy latente allí. Ellas dos estuvieron varias veces allí. Cerro los ojos, y
intento que los recuerdos se descargarán de su inconsciente, o del lugar de
donde se escondían. Y fue transportada años atrás.
Ella
estaba en aquel mismo sitio, y detrás suyo había una mujer imponente, hermosa,
que tenía el don de descolocarla, de hacerle sentir muy especial. Le estaba
haciendo un masaje que le dejaba como nueva. Aunque, estaba sintiendo algo más
que las deliciosas sensaciones de un masaje. Todo su cuerpo vibraba.
Luego vino aquel beso en el cuello, que le
hicieron nacer muchas hormigas por todo el cuerpo. Hubiera querido más, pero a
medida que su M le ofrecía cuando deseaba, se levanto y rompió la magia del
momento.¿Por qué se escapo? Pero lo que se volvía a preguntar, era como era su
M. Pero al menos, sabía que andaba por
el sendero correcto.
Siguió recordando, hechos inconexos.
Besos robados, conversaciones, discusiones... Una moto que va de arriba a bajo,
parece la misma que le paseo en aquel sueño. El dicho casco, sigue siendo un
maldito inconveniente. De repente, la moto que tenía tan presente y hasta la
podría describir a la perfección, se le para ante ella. ¿Debería tener miedo?
Algo le dice, que por aquel entonces si que tubo. Pero, en aquella ocasión es
diferente, solo desea que el amor de su vida se manifiesta.
(...)
Maca
sigue apretando el cuello de la rubia. La cual, ya empieza a manifestar signos
de asfixia. Y empieza a pedir clemencia, en el fondo teme la muerte. Maca, no
quería llegar al extremo de asesinarla; lo único que deseaba era descubrir
donde se hallaba su Esther.
AD:- De acuerdo- le suplica, al final la presión de
sus manos en el cuello va disminuyendo. Aún así, no las saca de allí. No se fía
de aquella mujer.- Creo que ha ido a un hospital...
M:-¿Hospital central?-le pregunta, volviendo a
presionar un poco el cuello.
AD:- ¿Eres también muy cruel? ¿Crees que eres
merecedora del amor de Paula?-le pregunta, obviando sus manos.
M:- ¿Y tu lo eres?- le repregunta.-Yo al menos, no la
engañare, no la maltratare psicológicamente, la respetare... Todo lo contrario
que has hecho tu.- y le vuelve a preguntar la misma pregunta, no dispuesta a
perder más tiempo.
AD:- ¿No lo sabes? Pensaba que eras más lista.-
entonces, todo le va cuadrando.
¿Cómo era que no había caído antes? Todo
encajaba. Si Esther había soñado en ella y que la esperaba en Madrid; también
podría haber soñado que la estaba esperando en Hospital Central. Y comprendió
lo que sintió, minutos antes cuando llego a dicho hospital. Esther ya estaba
allí. ¿Cómo pudo estar tan ciega? Aparto las manos de Adriana, y se dispuso a
bajar de la cama.
AD:-¿A dónde piensas que vas?- le pregunta, otra vez
amenazante. Se le acerca, con clara intención de volverla a agredirle. ¿Es que
no se rendía nunca? ¡Que mujer tan tenaz!
M:-¿Y tu eres inteligente?- intentando contenerla- Te
merecerías ir a la cárcel. Yo me voy a buscar mi pareja. Si la quieres
realmente, ten la dignidad de apartarte de nuestro camino y permitir su
felicidad. Después de lo que ha pasado, ¿Aún sigues pensando que te quiere?
Adriana,
sabia que tenía razón. Pero ya no tenia nada que perder. En aquellos mismos
instantes, un ascensor con dos policías en su interior, esta apunto de llegar a
tercera planta. Maca, ve que quedándose allí no ganara nada de bueno. No esta
dispuesta a perder la vida, quiere compartir los años que le faltan junto a
Esther y su hija. Sin pensárselo, se gira y hecha a correr; y su detrás
Adriana.
Al
exterior el ascensor se abre, y los dos policías salen de él. En estos
instantes, una mujer que corre como loca les pasa por el medio de ellos, y se
apodera del ascensor. Es tan rápido el acto, que tardan un poco en situarse. Y
este momento, también es aprovechado por la rubia para descender por las
escaleras. Cuando por fin, los policías se percatan de lo que ha ocurrido
empiezan a descender por la escalera, persiguiendo a la rubia.
(...)
Nadia,
se dirigió, a recepción para pedirle a Teresita que le llamara a un familiar.
En recepción, aún había la madre de Esther. Habían estado discutiendo sobre la
doctora que las terminaba de interrumpir. Teresita, había dejado verde a la
Monsolís; y Encarna la defendió; la cual estaba apunto de contar toda la
verdad. Por cierto, la pobre mujer aún no sabia nada de la movida de aquella
mañana.
NA:- Hola, me alegro que os lo estéis pasando bien.-
dijo, y fue al grano. Después, recibió el mensaje de Valeria. Ya se imaginaba
que se había marchado hacia el hotel Annie. Su rostro mostró una infinita
tristeza. Le preocupaba mucho lo que estuviera pasando allí. Sin despedirse se
giro, con un solo pensamiento en la cabeza. “Piensa en mí. Piensa mí. Prefiero
tenerte a mi lado.”
ENC:- Nadia, espérame...-le suplico la mujer, eso la
hizo detener y le regalo una sonrisa algo apagada.- ¿Qué esta pasando? ¿Por
qué...?
NA:- Tienes razón, tu hija esta en Madrid- el rostro
de la mujer cambia, y la abraza.- Será mejor que vayamos a hablar otro sitio.
(...)
Maca, por
fin, llega a recepción. Cuando esta apunto a salir a la calle, siente como
Adriana le grita, la amenaza. No se gira, y sigue corriendo directo a su moto.
No obstante, de inmediato se percata de qué tiene las dos ruedas pinchadas.
Maldice a Adriana, pero sigue corriendo sin rumbo. En aquel preciso instante,
también se escuchan los dos policías.
POL:-Alto, o disparamos.- ninguna de las dos mujeres se
para.
Maca sigue corriendo, hacia un coche que esta
parado al mismo lado de la acera. Hay una chica en su interior, y piensa que es
un taxi, y sin pensarlo se mete dentro de él. También de inmediato, se percata
que la conductora se extraña y que realmente no es ninguna taxista. No hay
tiempo, al exterior los policías están disparando contra la rubia.
M:- Por favor, llévame a Hospital central- le pide con
desesperación.
Conductora:- Lo siento, pero yo no soy ninguna taxista.-
le responde; la mira a través del retrovisor central. Su rostro esta espantado.
Probablemente se imagina que es una criminal que es perseguida por la ley:- Yo
no quiero involucrarme en su mierda. ¡Váyase o grito a la policía!
M:- Yo no soy ninguna delincuente.- le responde
firmemente:-Me llamo Macarena Wilson, y si me lleva a Hospital Central pídeme
lo que quiera. Mi familia es muy rica.- la conductora iba a protestar, pero la
pediatra no se rinde:-Es de vida y muerte. Allí esta mi amor, mi todo, mi vida.
No me importa nada más que ella.¿Entiende? Pídeme lo que quiera. Y toda la vida
se lo agradeceré.-le cuenta rápidamente su historia, y consigue conquistar su
corazón.
Conductora:- De acuerdo, parece sincera.- por fin arranca
el coche, y se cruzan con el mini de Valeria; no obstante Maca no la ve llegar.
(...)
Esther
sigue sentada en el sofá, intentando recordar el rostro de M. Muchos detalles
sobre su persona, pero aún sigue sin dibujar su rostro en completo. Debía de
ser una persona alta, con pelo largo...Una y otra vez, la escena de la moto
ante ella y cada vez que estaba apunto de sacarse el casco se desvanecía.
Quizás no estaba al lugar indicado para recordarlo. No obstante, ella había
estado recordando acontecimientos ocurridos en aquella misma salita, y no había
conseguido verle su rostro. Empezaba a hartarse de nuevo, cuando de repente
alguien abrió la puerta...
SI: 13 Horas
* De 13 a 13:30 horas
{ Si tienes un hondo penar,
Piensa en mí,
Si tienes ganas de llorar
Piensa en mi,
Ya ves que venero tu imagen divina
Tu parlo la boca que siendo tan niña me enseño a pecar
Piensa en mí,
Cuando sufras,
Cuando llores,
También piensa en mí
No quieras quitarme la vida
No la quiero para nada,
Para nada me sirve sin ti
Piensa en mi.
Cuando sufras,
Cuando llores,
También piensa en mí.
Cuando quieras quitarme la vida
No la quiero, para nada
Para nada me sirve
sin ti }
Nadia andaba junto a
Encarna, sin rumbo. Le había prometido explicarle lo sucedido aquella mañana;
no obstante, lo único en qué pensaba era en el recado de Valeria. La extraña
sensación, que ya empezó a sentir la noche anterior, seguía punzándole el
pecho. Otra vez, volvió a pensar en su cometa lila; cuyo destino no podía
asegurar. Pero lo tubo muy presente. ¿Qué le quería señalar? ¿Otra vez debería
decir adiós?
EN:- ¿Té encuentras bien?- le pregunta la madre de Esther, haciéndola parar
y mirándola con preocupación.-Estás muy pálida, como si hubieras visto un
fantasma.-y su rostro refleja sus peores preocupaciones.- No me dirás que...
NA:- No té preocupes. Todo andará bien ya vera.- le prometió sinceramente.-
Es solo que presiento....-empezando a abrir su corazón; pero se para no
queriendo alarmar a la mujer.- Vayamos a ver Estrella, seguro que extraña a su
abuela.-dicho esto, se dirigieron al ascensor.
EN:- Te has cortado, ¿que querías decir? ¿Qué presientes?- le pregunta, intentando
ayudarla cuando ya están dentro del ascensor.
NA:- No, que Esther a lo mejor esta más cerca de lo que nos imaginamos; y
todo ira como la seda.¡Hay que creerlo!- le comenta sonriendo, y se guarda sus
malos augurios. Aunque en el fondo, intuye y sabe que las cosas pronto
cambiaran.
Cree
firmemente en el mensaje de su cometa. Cuando el agua suena no es en vano.
¿Pero que hacer por cambiar un destino? Sus pensamientos, están completamente
monopolizados por el amor que siente por Valeria. Bonita la canción que le
dedicaba.
“Sí ya
pienso en ti amor; pienso en como estas, si sufres, si estás bien. Pienso en
Maca. Espero que las dos estéis vivas. Rezo porqué el cometa lila, no anuncie
tu muerte Valeria. ¿Qué haría sin ti? ¿Por qué no sea yo la que este en la boca
del lobo? No puedo tolerar, que las personas que más amo, sufran y se las lleva
el caballero de la muerte“
Maca, nerviosa, exige rapidez a la conductora. El
tiempo le apremia, ya ha esperado demasiado. Y no para de rezar, de suplicar
para ella palabras de amor dirigidas a su amor. Con la esperanza de qué le
llegue su mensaje; como ha parecido que ha sido hasta aquel entonces.
“ Cada vez estoy más cerca de ti. Por fin,
volveremos a reunirnos. Piensa en mí, que pronto estaré a tu lado .Y que jamás
pienso separarme de ti. Velare por ti siempre, aunque el destino siga siendo
injusto con nosotras.
Piensa en mi, cuando tu mente se turbe y no veas
salida en tu infierno. La hay, soy real y estoy también corriendo hacia ti.
Piensa en mí, no te desesperes que pronto estaré a
tu lado, y te ofreceré mi abrazó, que tanto he pretendido darte.
Piensa en mi, cierra los ojos y estaré a tu lado y
te diré que no es ningún sueño. Soy yo, la que siempre te ha querido y te
querrá. Soy, la estúpida que una vez por poco lo echo todo a perder; y que ya
ha aprendido la lección.
Piensa en mí, en todo lo bonito que compartimos, y
que pronto recuperaremos. No te rindas; pronto estaremos juntas. Y así,
sanaremos las heridas. Juntas y con amor.
Piensa en mí, no desesperes en la oscuridad que te
escondes. Cuando llegue el momento, tus recuerdos florecerán. Si no es así,
tenemos ante nosotras una hermosa pradera para llenarla de amor, vivir en paz.
Prometo hacerte feliz, regalarte lo mejor de mi.
Destino, vida, Dios o quien sea que dirige
nuestras vidas, no permitas más sufrimiento. No quiero terminar hastiando el
mundo, la vida. Se que es dura, que hay que pasar por difíciles percances. Pero
permitidme unos años de paz junto a Esther. “
Suplicaba y suplicaba hasta el cansancio. Mientras
el trayecto se le estaba haciendo eterno. De repente, como un rayo se percato
que seria conveniente alertar al hospital Central, de qué Esther estaba allí.
Aunque también cabía la posibilidad que no fuera de aquella manera.
(...)
Mientras,
en el Hotel Annie reinaba un cierto caos. Adriana se había escondido detrás un
coche, estando muy indefensa. Había contemplado como su adversaria se escapaba.
Intento correr hacia aquel coche, no obstante el instinto de sobre vivencia la
hizo pegarse como una lapa detrás de una furgoneta.
Los policías dejaron de disparar sendas armas; y
un silencio aplastante reino; hasta que fue roto por el motor de un coche que
estacionaba muy cerca de la furgoneta. Adriana sin pensarlo corrió hacía él...
Mientras, los dos otros policías invadieron la calzada.
(...)
Esther, se paralizó en tan solo
ver abrir la manita de la puerta. Su corazón le empezó a latir, y su mirada se
quedo fija a la puerta. La cual, finalmente se entreabrió y todo sucedió muy
rápido. Dos ojos marrones se cruzan, pero unos de inmediato se cubren de
desilusión. Aunque aquel rostro joven, masculino también le es familiar.
HE:- ¿Qué hace usted aquí?- le pregunta, su voz tiene un
claro acento argentino, tras reponerse del fuerte impacto al comprobar su
inmenso parecido con Esther. Pero ante el conocimiento, del notición de aquel
día, no le da importancia. ¿Pero si que se le parecía?- Los pacientes no pueden
entrar aquí.- la chica sigue sin quitarle los ojos de encima, como rogándole
algo. Esto le roba el corazón y se compadece de ella.- A lo mejor te has
perdido. Ven, que te acompañare a tu box.
E:- ¿A mi box?-le pregunta, confundiéndose con su
ofrecimiento. El incidente de la cafetería ya le sorprendió y desconcertó. ¿Qué
estaba pasando allí? - ¿Me conoce?
HE:- Teóricamente no- le respondió; no atreviéndose a
confesarle que le recordaba a una amiga que había muerto.- Pero ya sabe que los
rumores corren como el agua.- se le acerco, y paternalmente le cogió por la
espalda y la acompaño hasta el exterior.
E:- ¿Qué rumores?- le pregunto, intentando aclarar que
sucedía de una vez por todas.- A demás, creo que se confunde de persona. He
llegado con mi propio pie, y...- volvió a insistir.
HE:- Se debe haber desorientado.- responde el propio
medico, algo desconcertado. Aunque, con los años que lleva en la profesión,
tampoco le sorprende su desconcierto, haberse perdido. Empieza a caminar, y
exige a la chica parecida a Esther que lo sigue.
(...)
Adriana
va corriendo, decidida a entrar al mini rojo, del cual ha bajado una chica
bajita y de pelo marrón y ondulado. La cual, es la inspectora Wood, la ve y se
planta a su delante, impidiéndole el paso. Saca su arma, y la apunta; esperando
que la rubia se detuviera. Pero no fue así, disminuyo el paso y sonrió con altivez.
Sin mostrar miedo, nervios por la tensa situación. En cualquier momento, su
cuerpo se podría llenar de plomo.
AD:- Si me matáis, no sabréis donde tengo escondida a
Esther- les amenazo. Era su única carta, su única arma para salirse de aquella
dedicada situación.
VAL:- Seguro que es mentira, Esther esta muy cerca de
aquí- opina la inspectora, sabiendo que era una treta para evitar lo
inevitable. -¿Por cierto Maca esta por aquí?- dirigiéndose a los policías que
la apuntaban por detrás.
Un policía:- Hace poco que una mujer alta, se ha marchado
con un coche.- y se la describe y de inmediato sabe que se trata de su amiga.
Respira hondo de alivio, por suerte aquella loca no le ha hecho daño.
AD:- ¿No me creé?- vuelve a insistir.- Por cierto, Maca se
dirige a una ilusión. Adonde va, no se halla su amorcito.
VAL:- Lo único que sé Adriana, es que terminaras mal. ¿Por
qué no te rindes? Esther jamás te querrá.- lo dice con mucha intensidad,
pretende apelar a su sentido común. Ningún ser merece morir, por más daño que
hubiera echo. Aunque pareciera mentida, quería creer que había posibilidades de
rehabilitar a los delincuentes, tras cobrar el preció de su delito.- ¿De verdad
estás dispuesta a morir por ella? Por algo que es una guerra perdida ante mano.
¿Cuándo aprenderemos a vivir la vida?
AD:- ¡Vaya, una policía psicóloga! ¡No me haga reír! Usted
solo quiere ponerme entre rejas, y me pudra en ellas.- exclamo con ironía, y
hizo el gesto de cuernos.- Antes muerta que sin mi Paula.
VAL:- ¿Adriana, hasta cuando se quiere auto engañar?- realiza una pausa,
esperando una reacción suya. Pero la mujer rubia, esta fuera de si. Ya hace
tiempo que ha cruzado la frontera del bien y del mal, del correcto y del
incorrecto. ¿Había marcha atrás? Era otro duro despertar. Quizás el mismo de
siempre, doloroso y cruel.¡Qué más daba ya!
AD:-Usted misma, si me matan no sabrán jamás donde he enviado a Paula esta
mañana. No, ya no esta a Madrid.- fue una metida desesperada, y como siempre la
decía muy decidida. Los ojos verdes de la inspectora se cruzaron con sus ojos
fríos como el hielo.
VAL:- ¿Me lo dirás a cambio de qué?- tomándose en serio su amenaza.- Me
dirás donde esta Esther, y...
AD:- La libertad- dijo sin pestañear.-¿No se lo imaginaba? ¿Qué dice?
Piense que Esther, aún no recuerda nada, y dudo que en estás alturas lo haga.
Pobrecita, se encontrara en un país desconocido, sin nadie ni mi.- intentando
apelando a sus sentimientos.
La
intuición no le fallaba, la mujer policía ponía mucha pasión en sus palabras.
Era como si aquel asunto le importaba mucho , no era un rutinario caso de
secuestro. Valeria seguía sin responder, en el fondo ya se imaginaba que era
otra mentira suya. No obstante, no quería ariscarse. ¿Y si tenía razón? Pero la
rubia, provoco su decisión al intentar acercarse a su persona y agredirle.
Aquello, obligo a decir a la inspectora.
VAL:- ¡No disparad! – les ordeno a sus compañeros, y hizo parar también a
la rubia.- De acuerdo; te subes a mi coche y me dices donde esta Esther. Me
acompañaras hasta que la encontramos. Luego te dejare libre.- dijo con a plomo,
para convencerla que cumpliría su promesa.
(...)
Maca seguía de pasajera en
un improvisado taxi. Sin querer exigía a la generosa propietaria del coche, que
incrementara la velocidad, que se saltara semáforos. Tan pesada que se puso,
que logro que se enfadará. Y se detuviese a la acera.
Conductora:- ¡Oye, que derecho exige que me juegue la vida, viole las
reglas de circulación, ponga en peligro a otra gente!-sus palabras no consiguen
silenciar a Maca; aunque se da cuenta de qué esta siendo injusta con ella.
M:- Lo siento. Pero póngase a mi piel. Hace un largo año que cree haber
perdido a mi amor, a mi vida. No se imagina que se siente sin el ser que más
amas en el mundo.- y siguió recitando su historia con pasión, intentando apelar
a sus sentimientos.- Y justo cuando empecé a aceptarlo, ocurre un milagro. Se
me dice que esta viva; y por fin esta a Madrid. He estado todo el tiempo
esperándola.
Conductora:- Ya me lo ha dicho.- responde, la vuelve a mirar y ve el
sufrimiento de aquella mujer.- De acuerdo, pero no me pida que vaya contra mis
principios.-diciendo esto, se incorpora a la circulación. Ya en aquella hora,
las 13:20 horas, empieza a ser más densa. Su forma de conducir, sigue siendo
lenta. Aún así, el tráfico tampoco les permita avanzar como desearía Maca.
(...)
Encarna, y Nadia han
entrado a la unidad de neonatos, en la sección de las incubadoras. Primero la
observan desde el exterior, y sonríen al verla moverse y todos sus gestos. Una
niña muy hermosa y cada vez se la veía mejor. De echo, una enfermera ya les
había informado que era cuestión de un o dos días que le dieran el alta.
Enfermera:- ¿Por cierto, es extraño que su madre no haya llegado?-les
pregunto.
NA:- Tardará un poco, pero seguro que vendrá.- respondió, intentando
transfundir optimismo. Encarna se hacía la fuerte, aunque la angustia la
carcomía por dentro.- Me permitís que entre primero en ver a Estrella.- y tras,
recibir la aprobación entro.
Se acerco a su incubadora, y la contemplo anonada.
De echo, cada vez que la veía le caía la baba. Le susurro algunas palabritas
cariñosa, y le sonrió generosamente. Consiguió que por algunos momentos se
borrase su preocupación. Se agacho, y le cogió su manita. Que suave y delicada.
NA:- ¡Quizás sea un gran día por ti!- le empieza a explicar, sin peder el
tono de alegría. Estrella, imita su risa. Y Nadia siente que se derrita, y
siente mucha esperanza. Aquella historia deber terminar bien a la fuerza.- Te
voy a contar un secreto.¿Pero será un secreto entre yo y tu? Hoy tus mamas se
reencontraran y tu serás su princesa. ¿Sí, te gusta?- la bebé no paraba de
moverse, y de sonreír.-¿Esto es un sí? ¡Sí!
Nadia, no se quedo mucho
tiempo junto a la hija de Maca y Esther. Salió, y Encarna entro. Observo a
abuela y nieta juntas, y se dispuso a bajar de nuevo a urgencias.
(...)
Adriana esta sentada al
lado de Valeria, la cual conduce. Detrás suyo, los siguen los dos policías,
pero a una distancia prudencial. La rubia, por suerte de momento no se dio
cuenta. La inspectora pensaba que se dirigían al aeropuerto. Aunque sigue sin
saber donde esta Esther.
VAL:- ¿Cuándo me piensas decir donde esta?-le pregunta, impacientándose sin
querer.
AD:- Diríjase a Hospital central, sin rechistar.- revelando que su farsa
inicial ha sido pura trola.-No intente hacer ningún movimiento en falso, que
soy capaz de provocar un accidente. Por cierto, vaya a todo gas.
Valeria, se toma en serio sus amenazas y no le
lleva la contraria. Intuye que allí, realmente esta Esther. Prefiere no decir
nada, mientras traza un plan para terminar con aquella pesadilla y apartarla de
la vida de maca y Esther de una vez por todas
. ¿Qué hacer?
(...)
Esther, se vuelve a parar
y obliga a Héctor ha imitarla. No entiende nada de qué pasa allí. Ya esta
suficiente liada mentalmente, porque la confundan más. Héctor, la mira con
preocupación.
HE:- ¿Y ahora que? ¿No me crees?- intentando comprenderla. La chica no
responde, de repente su ser ha sido invadido por unas fuertes sensaciones. Siente
la voz fuerte, seductora de la mujer misteriosa susurrándole, como si estuviera
muy cerca de ella.
“ Cada vez estoy más cerca de ti. Por fin,
volveremos a reunirnos. Piensa en mí, que pronto estaré a tu lado .Y que jamás
pienso separarme de ti. Velare por ti siempre, aunque el destino siga siendo
injusto con nosotras.
Piensa en mi, cuando tu mente se turbe y no veas
salida en tu infierno. La hay, soy real y estoy también corriendo hacia ti.
Piensa en mí, no te desesperes que pronto estaré a tu lado, y te ofreceré mi
abrazó, que tanto he pretendido darte.
Piensa en mi, cierra los ojos y estaré a tu lado y
te diré que no es ningún sueño. Soy yo, la que siempre te ha querido y te
querrá. Soy, la estúpida que una vez por poco lo echo todo a perder; y que ya
ha aprendido la lección.
Piensa en mí, en todo lo bonito que compartimos, y
que pronto recuperaremos. No te rindas; pronto estaremos juntas. Y así,
sanaremos las heridas. Juntas y con amor.
Piensa en mí, no desesperes en la oscuridad que te escondes. Cuando llegue
el momento, tus recuerdos florecerán. Si no es así, tenemos ante nosotras una
hermosa pradera para llenarla de amor, vivir en paz. Prometo hacerte feliz,
regalarte lo mejor de mi”
Los ojos de Esther se
humedecen, busca en su entorno a su M. No esta allí. Héctor, se extraña por su
comportamiento. Reforzando su idea de qué la chica se ha perdido. La coge
cariñosamente por un brazo, pretendiendo acompañarla a su box. Esther rechaza
su gesto, y le vuelve a interrogar de nuevo.
E:- Yo me llamo Paula Vivanco, y no se con quien me ha confundido- el
doctor, realiza un gesto de conformidad, ya que si tenía entendido que se
llamaba.- Y ya he estado otras veces aquí. Escúcheme, no soy ninguna loca. Yo
simplemente busco a una mujer...a...- en este instante, suena un busca.
HE:-Perdone.¡Odio estos trastos!-se disculpa con un poco mal humor. Lleva
una mañana de locos, trabajando el doble porqué la Monsolís y Dávila parecen
haber desertado. Por un momento que podía descansar, va y lo llaman a
trincheras de nuevo. Después, de saber porqué lo buscaban decide terminar con
su objetivo inicial.- Le acompaño a su box, y luego, si quiere hablamos.
Esther lo mira, sabiendo
que no la cree. Cansada de insistir que no es la persona que cree, decide
acompañarlo con una mezcla de sentimientos en guerra. Por un lado, tenía la
certeza que aquello era una perdida de tiempo, allí seguro que no estaba su M.
¿O sí? Por el otro lado, necesitaba descubrir porqué todo el mundo sabía su
nombre y decía no verla visto antes.
Cuando estuvieron cerca
del box de Paula Vivanco, Héctor se lo indico y se fue pitando. Confiando que
la chica entraría en él. Por causalidades de la vida, dentro del box no había
nadie. La verdadera Paula había salido a pasear, con la excusa que su pareja,
Irene, tenía que salir a atender su reunión de negocios. Esther entró en él, no
esperando encontrar aquel desierto. Pero quizás el destino jugaría una tirada
de las suyas, muy decisivas.
Héctor caminaba con
ligereza. Vilches le había pedido ayuda, y no toleraba que le hicieran esperar.
No quería que le cayese ninguna reprimenda suya. No obstante, a pocos metros
del box de Paula, y tras dejar los ascensores, se cruzo con una chica. Al
principio no reparo en su físico, pero en fijarse más en ella se percato de qué
volvía a ser Paula Vivanco.
HE:- Hola...- la saluda, atónito. Sobretodo porqué aquella chica lleva una
levita encima del camisón hospitalario.¿Cómo lo había echo? Entrar en el box,
cambiarse de ropa y adelantarle sin que se percatara. ¡No aquello no tenía
lógica!-¡No puede ser! ¿No te había dejado en tu habitación?
PA:- ¡Oye, más faltaría que no puedo salir a pasear! ¡Odio los hospitales!
No estoy por gusto a ellos; si parece una cárcel en lugar de hospital.-dijo con
su usual mala sombra, ni se detuvo a ver
su reacción.
Al pobre
Héctor, casi le da un soponcio. Resta unos minutos paralizado. Al fin,
reacciona, y se dice: “A ver, lo que terminas de ver no es lógico. ¿Pero puede
que este viendo visiones? ¿He visto un fantasma? Su voz parecía real. Que raro.
Tengo de volver a ver la chica, sino me vuelvo loco”.Obedece a su voz interior,
y deshace los pasos hechos.
Nadia, en este preciso instante también esta
descendiendo de la planta de neonatología mediante los ascensores. La verdadera
Paula apunto de entrar a su box. Maca, muy cerca del hospital. Y el mini de
Valeria circula velozmente por las calles de Madrid.
* De 13:30 a 14 horas
Eran las 13:30, y tras una
mañana movidita, llena de emociones ya empezaba a asomar en la esquina el
rostro de cansancio. Aunque algunos, intentaban mantener impasibles, intentando
vencer el invencible. El sol estaba en su máxima esplendor, y los más
afortunados se libraban de media hora más de trabajo. A veces cuesta imaginar,
que tras una dura jornada de trabajo, también llega su fin.
Maca, intenta pasar el
resto de trayecto en tranquilidad. Intentando imaginarse como será el
reencuentro. Ha estado tanto tiempo imaginádselo, de mil formas. Empezando por
que un buen día escucharía abrir la puerta y saldría a ver quien entraba y ante
ella, estaba un sonriente Esther. O con un simple llamada a la puerta. Y por
fin, sus mejores deseos la esperaban a casi 5 manzanas.
(...)
Esther, corre la cortina
del box y halla el mismo desierto en que ha vivido los últimos tiempos. Nada,
de nada. Era absurdo, inhóspito, crudo. Era darse una vez tras otra un golpe
contra una pared invisible. Quizás debía aceptar que su vida se reducía a su
pareja, Adriana. ¿Y que si soñaba con aquellos ojos marrones, con aquella voz
tan seductora, segura...? El único que creía que los sueños tenían un
significado profundo era Freud.
No puede evitar
experimentar, además, una sensación de perdida. Después de realizar aquel largo
viaje, tampoco era cuestión de echarse para atrás. Debía retornar a recepción,
y hablar con Elisa o el director medico del hospital. Si no conseguía aclarar
toda su confusión, seguro que Adriana le esperaba con los brazos abiertos.
Aunque ya era probable, en aquella hora, que haya descubierto su huida.
Se dispone a abandonar la habitación,
y nada más pisar el pasillo, fue como si hubiera un espejo ante ella, y se
viera reflectada en él. Aquello, le sobresalto, y tubo que apartar los ojos y
volver a mirar al espejo. Todo para darte cuenta, que no es ninguna
alucinación, que no hay ningún espejo y que realmente no es ella, sino otra
chica con un asombroso parecido.
El impacto es tan fuerte, que su rostro empieza a
ponerse pálido y a sudar a gota fría. Era una situación totalmente inesperada.
Sus ojos son incapaces de apartarse de la otra chica, que no es más que la
autentica Paula Vivanco. Se percata de qué sus ojos son marrones, pero no es su
M. Parecen ser gemelas, aunque mirándola con atención también se dio cuenta de
qué no eran idénticas. No era de extrañar que la confundieran. Pero había algo
que empezaba a ser excesivamente inquietante. ¿Qué era?
El rostro de la otra mujer, reflejaba un atisbo de
sorpresa. Aún así,era una jugadora con ventaja. La razón le indico, de
inmediato, de qué era la famosa enfermera en qué la había confundido nada más
llegar. Se compadeció de ella; parecía tan asustada, desconcertada. No sabía
muy bien como dirigirse a ella, pero opto por un camino directo. De echo, le
salió espontáneo, sin meditación de las posibles consecuencias.
PA:- Usted debe de ser Esther García- inquirió, rompiendo el hielo. El
rostro de la otra chica, en volver a escuchar aquel nombre por enésima vez, se
desencajo aún más.
E:- ¡No me llamó así! Mi nombre es Paula Vivanco- protestó, lo decía muy
convencida de ello. Mientras la otra chica lo negaba con la cabeza.
La palidez del rostro de Esther, se iba acentuando por momentos; y su
corazón estaba tan embravecido que parecía que había de adquirir piernas y
escapársele de su pecho. Pero era chocar contra otra puerta, sin ninguna
escapatoria.
(...)
Muy cerca de allí, en el
mismo momento en qué las chicas, casi idénticas, hablaban, había una colisión
entre dos personas. Nadia y Héctor, que andaban despistados y encerrados en su
mundo, pensamientos; chocaron frontalmente, descubriendo que era ver
estrellitas. Los dos jóvenes estaban muy lejos de enfadarse, y automáticamente
se piden disculpas. Los dos no querían perder más tiempo; aunque Nadia se
percata de la confusión de Héctor, de su desconcierto.
NA:-¿Te pasa algo?- acercándose a su compañero y manifestando una sincera
preocupación. Sus ojos azules brillan, y hacen que el doctor argentino confíe
en ella.-parece que termines de ver a un fantasma...
HE:- ¡Eso! Hace poco, que he dejado a Paula Vivanco a su box y ...- hace
una mini pausa, ni el mismo se creía lo que terminaba de ver. Pero la mirada
atenta de la Monsolís hace que le cuente todo.-Y hace nada, que me la he vuelto
a cruzar.
Nadia sin
pensárselo, le coge por la espalda y casi le arrastra hacía el box de la famosa
Paula. Seguro que aquella noche, más de uno soñaría con ella, o tendría un mal
sueño por culpa de aquella mañana algo fatídica. Aunque faltaba algunas horas
para terminarse. O vete a saber que pasaría en la media hora que faltaba para
las 14 horas. El destino era cruel y peneciero, caprichoso.
(...)
Maca, acariciaba el anillo de Esther intentando
tranquilizarse. Aunque aquello era una guerra de antemano perdida. Como leyó
una vez en un libro, del escritor Juan Trigo:
“ La mente siempre esta ocupada en perder el tiempo y energías con
preocupaciones, en lugar de concentrarse en el momento”
Maca se preguntaba: “¿Qué
momento? ¿Cuándo o como será el reencuentro? ¿Me reconocerá? Quizás debería de
ignorar los demonios que le aterraban, y concentrarse en el momento, en el cual
Esther estaría a su lado. La podría mirar a los ojos y decirle todo aquello que
su corazón sentía. No obstante, su traviese mente, o su parte racional, le
decía que aquello no sería el fin de su mal sueño.
Pregunta, tras pregunta la
asechaba. Hasta entonces no había reparado en ellas, pero a medida que se
aproximaba a su destino eran más terroríficas y pesimistas. Su mente, no paraba
de querer ensombrecer su ilusión. Quizás no había de ser ambiciosa y aceptar
que debía seguir siendo fuerte para las dos.
Empezó a analizar la
posibilidad de no reencontrarse jamás. No quería ni pensar en aquello.¿Pero si
así fuese? Su vida ya no tendría sentido, no merecería la pena seguir viviendo.
Con estos pensamientos, alcanzo a comprender un poquitin a Adriana, su locura.
¿Qué haría ella si el destino le arrebatase para siempre a Esther?
No, no había palabras(...)
Sería peor de lo que ha experimentado aquel último año. Hay que dicen que todas
las cosas tienen sus razones de ser. ¿Pero cuál justificaba el crudo destino de
ellas dos? Quizás aquello no importaba, habían llegado hasta aquel día por
misteriosos aventares de la vida. Y como siempre terminas concluyendo: se ha de
aprovechar cada momento, sin miedos ni inseguridades. Aunque la dura
experiencia vivida por Esther, le terminara cobrando una factura incalculable.
(...)
Esther tiene la boca
abierta, aferrándose a una imaginario salvavidas. Sin dejar decir, hasta el
cansancio, que se llama Paula Vivanco Griselda. Su seguridad termina haciéndose
añicos al chocar contra la irreducible, sin fisuras, seguridad de la otra. La
cual luce el vestido de la verdad.
Una realidad dura y cruel que va envolviendo el
corazón de Esther. Una verdad que no deja camino libre al beneficio de la duda.
Es una verdad que se toma a la fuerza, aunque uno lo niega una y otra vez, para
no herirse aún más.
E:- ¡No! ¡No, puede ser!- volviendo a repetir sus apellidos. La otra mujer
y todo lo que le dice podría ser una terrorífica alucinación. Pero aquella
situación no era ningún sueño. Al contrario, había algo en el más hondo de su
ser, entrañas, se estaba despertando de su ensoñación.
PA:- ¡Lo siento!- dijo la verdadera Vivanco; no dejando de sentir lastima
por aquella pobre chica. Solo tenían dos cosas en común: el físico y haber
tenido la mala suerte de haber conocido a Adriana-Conozco parte de tu
historia...y te llamas Esther García. Trabajabas aquí.
Esther, aparentemente la
escuchaba. De echo era como si estuviera en medio la calle, y caía una intensa
lluvia, cuya naturaleza era la verdad, le caía encima. Se iba mojando, pero era
incapaz de ponerse a salvo, para evitarlo. Dejaba que las palabras cayeran
libremente, mientras ella en realidad estaba muy alejada dela situación.
El nombre
de Esther García le tenía obsesionada, y no paraba de repetirse. Hasta que una
vocecita interna contundente y sagazmente termina con sus preguntas: “¡Sí, soy
Esther García!” Es una certeza abrumadora que cae encima de su ser. “Si tu,
sólo tu eres Esther García”. Y seguidamente, siente que muchas personas la
llaman por este múltiple nombre, entre ellas la recepcionista y otros que se ha
cruzado aquella mañana.
Su ser empieza a derrumbarse aún más. Era como si
hubiera despertado de un largo sueño, en medio de un universo conocido y
desconocido a la vez. Se sentía muy perdida y sola. El miedo le invade. Aquella
verdad es muy dolorosa, asfixiante. Había perdido la memoria, y estaba apunto
de perder la razón. Su reacción irracional es girarse y empezar a correr como
una loca. Quizás fue una reacción inmadura
,que prendía negar la evidencia, y todo lo que su mente reproducía muy
nítidamente.
Era una reacción completamente comprensible.
Acababa de experimentar un choque emocional, después de haber descubierto,
crudamente, que había estado viviendo a base de mentiras, bajo una falsa
identidad. Que además resultaba estar robada. ¿Quién era ella en realidad? Pero todos los cables sueltos empezaban a
tener su justo sitio, porque.
La cabeza de la pobre Esther era una especie de
terminal telefónica averiada; donde varias voces le hablaban a la vez y los
recuerdos se entremezclaban. Era curioso, te pasas casi un año intentando
recordar cosas de tu vida, y tras un descubrimiento impactante, lo recuerdas
casi a golpe todo lo habías deseado saber. Lo único que le apetecía hacer es
gritar, terminar con aquel calvario.
Su mente, invoca dolorosamente algunos momentos
traumáticos de su pasado. Los esta viviendo con mucha intensidad. Sobretodo
recuerda que estaba arriba de un avión, viajando junto otros profesionales
sanitarios. Y su corazón estaba nostálgico porqué a su espalda dejaba, por unos
meses, a alguien que era muy importante para ella. Creía ser fuerte para irse
sin ella, pero de inmediato supo que resultaría muy difícil. Seguidamente,
recordó “Kaikas”. Un país aún no devastado por el maremoto.
Su razón
estaba anulada, y era dominada por aquellos recuerdos que había permanecido
ocultos, en la oscuridad de su memoria. No era consciente del que ocurría a su
exterior, ni como Paula la seguía gritando su nombre. Ni se percató de qué por
el camino se cruzaron con dos médicos, Héctor y Nadia. La cual intento pararla,
pero fue en vano y empezó a correr detrás suyo. También se cruzaron con otros
compañeros, que se paralizaban en ver primero a Esther, después a Nadia y luego
Paula corriendo.
Teresita, casi le da otro soponcio en darse cuenta
de qué en realidad habían dos chicas parecidas a Esther. ¿O una de ellas era su
amiga? En aquella ocasión, no se limita a esperar que alguien le regale aquella
noticia en mayúsculas. Ve a Rustí y le convence para que atenga las llamadas,
mientras ella sigue a la comitiva de chicas.
(...)
Maca, sonríe en ver muy
cerca el hospital; y le ordena que le deje a la entrada. Pero cuando estaban a
unos pocos metros de llegar, ve salir corriendo de Hospital Central a su
Esther, perseguida por un ejercito de mujeres. Nadia estaba apunto de
alcanzarla. Pero la enfermera no parecía tener intención de pararse, sino que
siguió corriendo, en dirección a la calle. Sin ningún momento mirar hacía
atrás. Maca, temiendo lo peor, pide parar el automóvil en medio de la calzada.
Conductora:- ¡Esta loca!- le dice, respondiendo a su petición.
M:-Por favor, hazlo.- le vuelve a ordenar, diciéndole que estaba viendo a
su pareja. La mujer, intenta cambiar de carril y estacionar correctamente. Una
vez conseguido, Maca baja del vehículo, repitiéndole lo que le ha prometido. La
conductora, resta estacionada observando como termina aquella historia.
(...)
Valeria sigue conduciendo,
intentando no enfadar más a Adriana. Sabe que es capaz de cumplir sus amenazas.
Su rostro esta tranquilo, reflejando mucha seguridad, y mira de vez en cuando a
la rubia. No obstante, su interior esta lleno de miedo. No es de piedra, y es
consciente que no siempre saldrá ilesa de los casos. De repente, el sol
precioso que había relucido, hasta aquellos minutos, se empieza a cubrir por
una niebla un poco oscura. No es supersticiosa, pero presiente que algo malo
esta apunto de ocurrir. Y pisa más fuerte el acelerador.
AD:- Así me gusta- pensando solo en recuperar a su Paula, e ir hasta el fin
del mundo. Si es que este existía. Para ella sería fácil burlar aquella agente
de policía. Ya empezaban a estar cerca del hospital, y cuando estuvieran muy
cerca se echaría al exterior. Seguro que aflojaría la velocidad, y al escaparse
no correría más mínimo riesgo. Además, aquella chica parecía tener la cabeza
muy alejada de allí.
(...)
Esther, seguía huyendo.
Los recuerdos le seguían abrumando; y se dejo dominar por ellos. De echo,
cuando salió a la calle revivió el accidente que le dejo amnésica. Quizás la
amnesia era debida al trauma de aquel duro accidente. Fue capaz de reconstruir
cada instante de aquel doloroso día.
Ella estaba asentada al asiento del copiloto, y
pensaba en su amor, en su todo. Cuando de repente, un animal invadió la calzada
y el conductor de la furgoneta intento no atropellarlo. Giro bruscamente el
volante, y se agarro fuerte en la manita de la puerta, o donde pudo. La
maniobra salió mal, la gente del asiento trasero empezó a gritar, conscientes
de qué se iban a la deriva, al ocaso...y fueron los primeros de los múltiples
gritos que lanzaron al aire inútilmente.
Lo único que era capaz de gritar Esther, era un
nombre de cuatro palabras. Un nombre que había olvidado. Era el nombre de una
persona que le aterraba no ver mas. Una persona que quería mucho, y que fue la
última persona que vio ante ella antes de cerrar los ojos.
Esther ante aquella certeza y dolorosos recuerdos,
se para en medio de la calzada. Seguía desconectada de la realidad, y
reviviendo la imagen de su amor, y miro al horizonte. Igual como hizo antes de
perder el conocimiento en el accidente. Y fue en este instante, que muy cerca
de allí había su M. La cual corría hacía ella.
¿Era real?
¿O producto de la imaginación? Pero era ella, la mujer que estaba buscando, con
el rostro a la luz, sin ninguna mascara. Se quedo plantada, observándola: sus
preciosos ojos, su precioso rostro. La cual se le estaba acercando con la
mirada llena de preocupación.
De echo, Esther estaba tan absorta y feliz con
aquel encuentro, que no se percataba de qué estaba interrumpiendo la
circulación; y que un coche se le estaba apunto de echar encima. Todo el mundo
le gritaba, y también Maca, pero no parecía escucharlo. Nadia, sin pensárselo
dejo de gritar, y corrió y corrió, para evitar una tragedia.
Maca también corría, no apartando los ojos de
Esther; sin dejar de repetirle el nombre. Esta sigue mirándola, sin moverse. El
corazón de Maca se llena de angustia, ve a su amor volar por los aires y
perderla sin poder hacer nada. Y en este momento ocurre un milagro, al
horizonte se ve un arco iris que solo ven Maca y Esther. Y esta última, termina
por reaccionar. Aquello no era ningún sueño, muy cerca esta su mujer.
E:- Maca, Maca- empieza a gritar, y se mueve por fin y se echa a los brazos
de Maca. Mientras alguien estaba muy cerca de ella, intentando evitar que fuera
atropellada.
Nuestras niñas se abrazan fuertemente; no
importándoles nada más. De sus ojos han empezado a bajar lágrimas de felicidad,
una perlas cristalinas que relucen en la distancia. Han esperado tanto tiempo
para reencontrarse, que les parece irreal. Se separan y se miran, se exploran y
se tocan. Todo para convencerse que es real
. Su arco iris esta muy cerca de ellas. De echo,
ella se ven en su centro, y su amor, tan grande y fuerte, reluce con mucha
intensidad. La vida se ha detenido, y parece que ha dejado de ir todo con una
gran velocidad. Los automóviles se han parado, produciendo una importante
retención de transito.
La mayoría
de espectadores se han quedado plantados como una estatua, sintiendo alegría
por la pareja. Aún así hay algo que anda muy mal, las cosas han ido tan rápidas
que han confundido a la mayoría de los espectadores. Los cuales solo ven a Maca
y Esther. Solo el conductor del vehículo, que ha estado apunto de atropellar a
Esther, contempla el cuerpo de una mujer estendida al suelo, aparentemente sin
vida.
(silencio)
LA: 14 Horas
La mayoría de espectadores se han quedado
plantados como una estatua, sintiendo alegría por la pareja; aún así hay algo
que anda muy mal, pero las cosas han ido tan rápidas que ha confundido a la
mayoría de los espectadores. Los cuales solo ven a Maca y Esther. Solo el
conductor del vehículo que ha estado apunto de atropellar a Esther, contempla
el cuerpo de una mujer estirado al suelo, aparentemente sin vida.
(silencio)
La felicidad de Maca y
Esther era una luminosa aureola en el fondo de la escena; que sobresalía en
medio de una especie de niebla claro-oscura imaginaria que ocultaba el cuerpo
de Nadia. A simple vista parecía una bella durmiente, contemplando el emotivo
reencuentro. Aunque en realidad tenía los ojos medio cerrados.
Era como si se hubiera
detonado una bomba; y todavía se ignoraba el alcance de los daños. Las
emociones eren demasiado intensas, impactado contundentemente. Se había
chillado, temiendo por la vida de Esther en todo momento. La bomba la había
salvado, y todos respiraron tranquilamente.
Todo había ido demasiado rápido, que nadie se dio
cuenta de lo que ocurrió realmente. Nadie se percato de cómo Nadia, dispuesta a
salvar la vida de la enfermera, se lanzaba, a puro estilo superman, hacía
Esther para apartarla de su fatídico destino. Ya no hubo marcha atrás, la
decisión tomada sin ninguna sombra de duda ni miedo.
Nadie testimonio, como al fin la mano negra le
acariciaba a ella y la buena suerte le decía adiós; y su cuerpo fue lanzado por
los aires. Como si fuera una artista de circo que hacía una de sus ariscadas acrobacias. La única diferencia,
era que ella había sido una muñeca dominada por fuerzas ajenas, carente de
voluntad. Por fin, el conductor frena, pero ya es demasiado tarde, su cuerpo
termina por reunirse a la dura y fría calzada.
La dolorosa realidad asecho la mente del
conductor, su corazón estaba muy encogido, y las piernas le temblaban. Había
ido tan rápido; y se odiaba mucho a si mismo. ¿Cómo había podido despistarse
tanto? Debía dar la cara, y salió; con la esperanza de qué fuera una ilusión
óptica. Dulces ilusiones. Detrás de su coche, había el cuerpo inmóvil de una
chica joven con bata blanca.
El humo empezó a distorsionar el entorno; en
cuestión de unos minutos, incluso segundos el destino había mezclado la baraja
de cartas. Y en cuestión de nada, como un soplo de aire todo lo había alterado.
El conductor empezó a llorar; por su culpa aquella chica había perdido quizás
la vida. No se atrevía a hablar, impotente. Esperaba que alguien apareciera y
la atendiera. Pero él no podía hacer nada más.
Los efectos de la bomba, fueron desapareciendo y
el cuerpo de Nadia fue el detonante de otra tormenta. La primera de darse
cuenta, fue Teresita. La cual empezó a gritar su nombre. Sus ruegos hicieron que
Maca se separara de Esther, y sus ojos marrones localizaran también el cuerpo
de su amiga.
M:- ¡Nadia! ¡Nadia!- empieza a llamarle, se separa de Esther y corre hacía
ella. Esther, la sigue también preocupada. Las dos se agachan, y intentan
hacerla reaccionar. Teresita se las une, mientras el resto de espectadoras
esperan impacientes un milagro. Paula, por iniciativa propia ha ido a pedir
ayuda. Héctor, también se une a la comitiva de salvamento
T:- ¿Esta viva?- les pregunta la recepcionista, mostrando una sincera
preocupación:- Pobre chica. ¡Qué no se muera! Yo la he juzgado mal, y no ha
dudado en salvar la vida ...
HE:- Aún sigue viva Teresita.- le responde, intentando tranquilizarla.- Su
pulso es algo débil, constante...
M:- Nadia, por favor no te mueras.-le susurro, mientras le cogía
fuertemente una mano.- No nos dejes.
La enfermera, abrazo a su
amor por detrás, dándole consuelo. No conocía a la chica que yacía al suelo,
inconsciente. Pero parecía un ser muy querido y apreciado. En especial por Maca.
Y según terminaba de escuchar, había intentado salvarle la vida. No había
dudado interponerse entre ella y el coche. Estaba perpleja por ello.
Se aferró
fuerte a su pareja, sintiendo mucha pena y admiración por ella. Contemplo en
silencio su rostro, y recordó de repente haberla visto en uno de sus sueños.
Los celos que sintió en su momento le parecieron una pantomima. ¿Debía de
cuestionarse si Maca le había sido infiel? ¡No! De echo, ya no le preocupaba.
Lo
importante, era que por fin ellas dos se había reencontrado. Y que su amor,
algo muy palpable, había resistido. No le importaba para nada el que había
pasado en la vida de la otra, durante el largo tiempo de su separación. Y si se
había liado con Nadia, ¿Qué importaba? Parecía una persona que se hacía querer.
Además lo que terminaba de hacer hablaba muy bien de ella.
(...)
El coche de Valeria, por
fin llego en la calle del Hospital Central. Pero las cosas, des del principio
no ocurrían como desearía. Un mal humor, inexplicable, le empezó a poseer. Para
empezar, una cola de coches estaban ocluyendo el camino. Tan solo estaban a un
paso de su destino. Ya llevaba la sirena puesta, pero ningún coche mostró
intención de apartarse. Empezó a tocar el claxon. Parecía que todos estaban con sordera crónica. Bajo, la ventana y grito a un chico que
estaba paseando entre los coches.
VAL:- ¡Chico, ven un momento por
favor!- le pido con educación; y observo como se le acercaba.- ¿Dime, sabes
porqué hay retención?- pero el sonido de
una puerta cerrarse, hizo que se girase alarmada. Se había olvidado de Adriana,
y esta había aprovechado su despiste para escapar de sus garras.
Valeria salió del coche,
viendo que Adriana empezaba a correr entre el medio de los coches parados. El
chico le estaba hablando, pero ella no le presto atención, y lo dejo con la
palabra a la boca. Se echo a correr detrás a la rubia; dispuesta a terminar con
todo y evitar que volviera a ejercer su maldad.
Adriana siguió corriendo
hacia delante, consciente de qué la agente de la ley le estaba pisando los
talones.;cada vez más cerca. Pero no
tardo en ver a un grupito numeroso de gente, haciendo un circulo imaginario
entorno a algo o alguien; y entre ellos localizo a su Paula. Aflojo la
velocidad, hasta llegar a un punto que podía observarla mejor. No había duda,
era su ángel perdido. Se paralizo, comprendiendo que había llegado tarde.
La inspectora Wood siguió
corriendo y corriendo... También se percato del grupo, y se sintió muy feliz en
ver por fin a la pediatra junto a su amor. Las cuales, no se dieron cuenta de
su presencia, ya que estaban muy pendientes de alguien que intentaban salvar.
Quizás a una persona que había sido atropellada. Pero no era momento para
plantearse que sucedía allí.
Siguió corriendo y se echo encima de Adriana, la
cual se había despistado y no se dio cuenta de qué el guante de la ley la
volvía a pillar. El impulso con que se tiro contra ella, hizo que las dos se
cayeran al suelo. Valeria encima de Adriana. Esta última, por fin reacciono y
se defendió. El mosquito de la rabia parecía haberle picado, y se enzarzan en
una cruenta lucha, a cuerpo a cuerpo. Una tenia mucho a perder, y la otra ya le
era todo.
VAL:- ¡Adriana, ya basta!-le grita, intentando contenerla.- ¡No merece la
pena! Todo a terminado, todo.¿No lo ves?- intentando defenderse y vencerla.
Aunque siempre le gustaba exprimir el máximo, también, la vía del dialogo.
AD:- Ya, pero tampoco quiero ir a la cárcel. ¡Antes muerta!- vomitando toda
su mala leche contra la inspectora.
Su discusión, chillidos
consiguieron captar la atención a la comitiva. El circulo imaginario se abrió,
y todos los ojos estuvieron pendientes del nuevo espectáculo. Dos mujeres
peleándose, rodando con desesperación por el suelo. Se pudo observar otra vez,
el cuerpo inmóvil de Nadia, aun con los ojos cerrados.
A su lado, había Héctor y una enfermera que le
posaban una vía intravenosa en el brazo izquierdo. Estaban esperando a los del
Samur para moverla en bloque y entrarla al Hospital, para valorar más bien las
lesiones. A simple vista, ya habían detectado varías contusiones. Como también
debían de hacer un TAC cerebral, para descartar un traumatismo cerebral
importante.
HE:- ¿Cuánto vendrán a buscarla?- pregunta desesperado, temiendo por la
vida de su compañera. De momento, parece no darse cuenta de lo que esta
ocurriendo; de cómo la rubia se le esta
poniendo muy difícil a la mujer delgada, bajita pero muy peleona.
Maca, aunque muy
preocupada por lo que le puede pasar a Valeria,
coge una mano a Esther, dispuesta a sacarla de allí. La quiere proteger,
y apartar de aquella loca, por si fuera el caso de qué consiguiera vencer a
Valeria. Pero la enfermera, se niega rotundamente a escapar. Su ser está
poseído por sentimientos contradictorios. Odia a Adriana, por el daño que le ha
causado. Aunque tampoco es incapaz de olvidar que le sigue debiendo la vida.
¿Pero tiene justificación sus mentiras?
Aquel día había despertado
por completo, y descubierto, con gran horror, la estafa que había sido víctima.
Y aquello le irritaba, odiaba y daba mucha rabia...y llego a desear que
desapareciera de la faz de la tierra. Aunque, también era cierto que siempre le
había tratado muy bien, en excepción de aquel último mes. Que llego a hacerle
chantaje para hacer el amor con ella. Aún así, ninguna noche lo hicieron. Si se
enfado tras su negativa, pero estaba tan loca de amor por ella, que la respeto
y creyó en su palabra.
VAL:- ¡Ya basta Adriana!- volvió a gritar la inspectora, consiguiendo
ponerse otra vez encima suyo, y le amarro, con todas sus fuerzas, los brazos.
Valeria hubiera vencido, y terminado con todo
aquello; porqué los dos policías que les seguían estaban ya llegando. No
obstante, el destino volvió a cambiar los acontecimientos. Ya que, en aquel
mismo instante, una mirada azul ilumino el ambiente.
Nadia volvió al crudo mundo de los mortales. Sus
ojos se abrieron lentamente, serenamente. Su rostro no reflejaba dolor ninguno,
y por instantes pareció algo desconcertada, perdida.¿Qué había pasado? ¿Cómo
había llegado allí al suelo? Pero no tardo, en recordar...Y sus ojos buscaron a
Esther. Esperando que estuviera bien, a salvo junto a Maca. Y las vio, giradas
de espalda, contemplando como alguien se peleaba. Y sus labios dibujaron una
sonrisa. Se sentía muy feliz por ellas.
HE:- ¿Nadia, me escuchas?- le pregunto el doctor argentino en darse cuenta
de qué había recobrado la conciencia. La chica no contesto, siguió mirando al
horizonte.- ¡Nadia! ¿Nos escuchas?- siguió insistiendo, hablando más alto;
consiguiendo hacer captar la atención de los otros. Maca y Esther, se giran y
sonríen al ver, que por fin, Nadia ha abierto los ojos.
M:- ¡Nadia!- se le acerca, y le pregunta como esta.
NA:- ¿Valeria?- consigue articular al final, quiere girar la cabeza para
buscar a su pareja. Sintiendo un deseo voraz de verla, sentirla. A lo mejor,
será la última vez que lo haga. Y no desea irse, sin decirle lo mucho que la
quiere; sin ver sus ojos verdes y su rostro angelical. Y por fin consigue
verla, aunque no esta segura de si es ella en realidad o no. No la esta
mirando, y desea que lo haga, para susurrarle cuanto la quiere.
Valeria, se ha paralizado
en escuchar los gritos, y sobre todo el nombre de su amada. NADIA. Y es como le
terminasen de clavar un cuchillo al corazón. Sin apartar sus manos de Adriana,
se gira y se encuentra con los ojos azules de su amor. La ve al suelo, sin
moverse ni un pelo.
VAL:- ¡Nadia! ¡Nadia, amor mío!- no obtiene respuesta, solo ve como la
sonrisa de su amada se intensifica. La inspectora, deja de aprisionar el cuerpo
de la rubia, dispuesta a levantarse. Pero es Adriana, que termina de apartarla
de encima suyo; y aprovecha su despiste para quitarle el arma. Le iba apuntar
con ella, pero en este instante, aparece otro fantasma del paso; que no tiene
miedo de plantarle cara.
Valeria, no dándose
cuenta, se levanta del suelo y corre al lado de la moribunda Nadia; y se agacha
a su lado. Sus ojos no pueden evitar, derramar la primera lágrima. Le acaricia
su precioso rostro, y le murmura palabras de amor.
VAL:- Amor mío, no te me mueras.- le suplica.- Yo te prometí no dejarte
jamás. Prométeme tu lo mismo.
NA:- ¡No llores cariño! ¡No llores!- le responde, con voz muy floja. Se
para, empezando a toser y a respirar agitadamente. Hablar le esta costando una
barbaridad.- Te quiero mucho.
VAL:- Yo también.- acerca su rostro al de ella, y sus labios se juntan. Es
un beso corto, porqué siente que Nadia, esta perdiendo las fuerzas.- No te
vayas...¡No!- empezando a llorar con más
intensidad.
HE:- Señora, será mejor que no la haga hablar mucho. Este tranquila, que de
momento esta estabilizada. Únicamente, se esta cansando.- le comenta, aunque
también la comprende y intenta infundirle esperanza. –Le prometo que
sobrevivirá.
Nadia, sigue mirando a
Valeria; transmitiéndole todo su amor. Se siente la persona más feliz, llena
del mundo. Piensa que si se muere, no tendrá miedo de ello. Aunque el dolor de
Valeria, su sufrimiento le conmueve, le rompe el corazón. Es un reflejo de lo
que sintió cuando perdió a Corina.
Aquello es una fuerza que le impulsa a luchar, y
no abrazar la nada. Pero se siente tan cansada, y el dolor empieza a
manifestarse en todo su magnitud. No puede evitar un gesto de dolor; aunque
intenta contrarrestarlo con una sonrisa y hacer un guiño. Para decirle
indirectamente, que no sufriera. Que no pasaba nada. Lo último que quería era
que sofriera por su culpa. Tosió otra vez, y expectoro un poco de sangre. Y
volvió a cerrar los ojos.
VAL:- ¡Nadia! ¡Nadia! ¡No me dejes!- le acaricio el rostro, y sus labios
volvieron a besar sus labios; sin importarle que estuvieran sucios de
sangre.-No me dejes. Estoy a tu lado...- en este momento, por fin llegaron con
la camilla. Tuvieron que separarla, a la fuerza, de su lado.
HE:- Señora venga conmigo- le ordena, pero la mujer parecía no escucharla.
La cogió de un brazo y la hizo levantarse:- Aún sigue viva. Ahora la
entraremos, y la atenderemos mejor. Es seguro que tenga una hemorragia interna,
y costillas rotas. Y me temo, que un pulmón se ha resentido.
VAL:- Comprendo, hagan todo lo posible. Por favor- les suplico; y no dejo
en ningún instante a su pareja.
Maca y Esther, habían
testimoniado la dolorosa situación que se encontraba Valeria. Como también
estaban pendientes de la acción valerosa de Paula Vivanco. La cual se estaba afrontando
a Adriana, sin miedo de nada. Aunque la rubia empuñaba firmemente el arma.
Tiempo atrás la tenía acobardada, un mínimo gesto
de ella se quedaba sin respiración. Aquello ya no le ocurría. Lo único que le
quedaba era mucha rabia, y nadie sabría jamás las cicatrices que siempre le
quedarían. Las cuales jamás se marcharían, y no todas eran físicas. Y estás,
eran las más dolorosas y difíciles de borrar.
PA:- Como ves, estoy bien viva. Y no te tengo miedo- le dijo, desafiándola
con la mirada.
Adriana no
se terminaba de creer que su Paula estuvieran ante ella. Siempre pensó que la
había matado sin querer, dominada por los celos. Su ser, empieza a ver que no
alucinaba, se sintió feliz. Aunque el odio que le leía en los ojos, le dolía
hasta el más hondo de su ser. Se dio cuenta de todo el daño que le había echo.
Fue demasiado tarde por ella. No podía soportar
verse contemplada al espejo, y no le gustaba lo que veía.
PA:- ¿Tienes miedo?¿Por qué estás tan callada?- le pregunto, picándola para
que le dirigiera la palabra.
E:- Paula, por favor...no merece la pena.- le grita, temiendo lo peor.
No había
conocido la máxima esplendor del mal genio de la rubia, pero sabía que existía.
Maca le agarraba una mano fuertemente, temiendo que se echara delante de la
rubia. No quería volverla a perder. Pero la enfermera, no mostró signos de
hacerlo. Aún así, ella había sido una víctima de Adriana, de aquella historia
de amor demoníaca, maldita.
AD:- No tengo miedo; y no sabes lo inmensamente feliz estoy en saberte viva.-
declaro al final. Aún así, seguía empuñando la arma. Aunque, cada vez más se
intuía que no dispararía en contra de su gran amor. Pero nadie sabia como
terminaría todo aquello.
PA:- En el nombre del amor se han cometido muchas atrocidades. No te creó,
porqué no sabes hasta que punto me has destruido...- le siguió recriminando,
provocándola. Pero la chica necesitaba echar todos sus sentimientos hacía el
exterior.
AD:- Sé que tienes razón de quejarte. ¡Perdóname! Yo no quería hacer lo que
te hice...- parecía realmente sincera. Pero hay cosas que jamás se disculpan.
Esther, también consiguió sentir lastima por ella. Todo hi que ella también
tenía muchos motivos para recriminarle. Pero comprendió su dolor, su forma de
proceder.
Adriana observo su entorno,
y sus ojos se cruzaron con los de Esther. Y le hablo, a las dos. Les pidió
disculpas. Sus palabras eran sinceras. Sus ruegos, llegaban quizás demasiado
tarde. Tubo la oportunidad de redimirse....y la desaprovecho. Su fuga a
“Kaikas” fue un intento de alejarse del mundo y no hacer más daño a nadie. Pero
rescato a Esther, la salvo. Era tan parecida a su amor, a la cual creía
muerta....Que su egoísmo la venció.
Todo el mundo merecía una
segunda oportunidad. Y ella creyó que el destino le ofrecía una segunda Paula,
para cuidar. Pero termino cometiendo errores, negándose a dejarla y que
recobrará su vida. ¿Qué había echo? Se había convertido en una monstruo. Y
darse cuenta de ello era terrorífico, doloroso. ¡No, no podía vivir con aquello
a la espalda! Y fue su mala conciencia quien la mato.
E:- Adriana, me alegro que al final te des cuenta de lo que has hecho.
–dijo al final la enfermera, captando su sinceridad.- No hagas lo que pienso
que vas a hacer.- Maca, le apoyo en sus argumentos. Pero no las escuchaba; y por fin llegaron los
dos policías.
La llamaron, tratando de evitar que se quitara la
vida. Pero no lo consiguieron, se escucho el ruido estridente de la arma
dispararse; y el cuerpo de Adriana cayo lentamente al suelo. Se había
terminado....y la paz reino en el ambiente. Incluso el aire parecía circular
más ágilmente.
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