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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO (XV)


 

            Un Dios le estaba bendiciendo des del cielo, des del Universo, o de un mundo inimaginable. De hecho, tan era donde procedía aquella marea de buena suerte. Habría que atarla, acariciarla, codiciarla y retenerla hasta que el destino volviera a arrebatársela. Rió largamente, y sus ojos volvieron a estudiar la imagen de Macarena Wilson, junto a su nuevo amor. Una chica de su misma calaña y presunción. Su rostro le era familiar.

 

AD:- ¡Pues claro que sí!-recordando que la Monsolís también estuvo en “Kaikas”.-Aquella doctora que salió a buscar a la Wilson...Seguramente, que por entonces ya estaban liadas. ¡Infiel!- pone un dedo en la fotografía de su enemiga, deforma inquisitiva.-  Tu no la quisiste tanto como yo.

 

            Adriana, ante aquel descubrimiento causal en aquella revista, brilla como un árbol de navidad, como una estrella...Cree tener un futuro prometedor ante ella. Se lee la revista atentamente, riéndose, de lo cursis que parecían las dos celebridades.

 

AD:- Aunque, me alegro de qué las dos habéis reconquistado la felicidad. No sabéis el favor que me hacéis para variar- sonriendo con absoluta satisfacción.- Sí, vivid juntas, formad una familia espléndida; y dejadme ser feliz a mi. Espero que decidáis ir al país de nunca jamás para no regresar..

 

            Tras terminar de leer el articulo, empieza a arrancarlo y seguidamente el índice de la revista. Ester no debe verlo. No quiere arriesgarse de lo que vea por curiosidad, y la imagen de su ex pareja le resulte familiar y termine por recordar. Quiere borrar el nombre de Macarena, alejarlo de sus vidas para siempre. Si ella ya ha rehecho su vida, aún más esta en su derecho Ester. Ella no debe de reencontrarse con aquella basura.

 

            Una vez conseguido este primer objetivo, empieza a revisar las otras revistas con avidez y ligereza. No quiere arriesgarse que regrese su pareja, y la encuentre cometiendo aquel crimen, atentado contra la libertad de prensa. Calía decir, que su tía era una férrea coleccionista de revistas.¿No tiraba, absolutamente, nada? Al menos, en aquella salita encontró medio año de lecturas. De ellas, obtuvo todos artículos dedicados a la pareja del año; ofreciéndoles el mismo destino que el último articulo publicado.

 

            ¿Cuál seria el destino de aquellas hojas? Una buena pregunta, que Adriana, con su veloz mente, resuelve en un abrir y cerrar de ojos. En la cocina recapta un encendedor y se cierra en el cuarto de baño. Abre la ventana de ventilación y levanta la tasa del wáter (sanitario).  Con una clara sonrisa de satisfacción, va quemando hoja por hoja.

 

AD:- Adiós, para siempre engreída Wilson- se despide de su ex enemiga, cuando empieza a arder la última hoja, y a convertirse en cenizas. La llama va pasando por los distintos colores, dejando tras de si humo y polvo entre negrusco y grisáceo. Es como la desintegración de los vampiros, cuando se les clava la estaca, terminando con su afán de consumición de sangre.

 

            El agua del contenedor del sanitario, acumula montón de residuos de los que fueron, una vez, una noticia. Ya no había vuelta hacía atrás; el último gesto es fácil: pinchar un botón para que nueva agua arrastrase aquellos escombros, y los juntase con otros desperdicios humanos. Fue su forma de enterrar aquella sombra, y ser el símbolo para entrar a una nueva era.

 

            El humo, lo único molesto de aquella acción, sigue incordiando el pequeño habitáculo. No puede evitar toser. Aún así, resta allí durante unos minutos, de auto-reflexión. Algo, le sigue doliendo. Hay cosas que no se pueden quemar ni transformar. Al fin sale, no quiere intoxicarse por culpa de la Wilson. Antes de irse, abre más la ventana, y tira al aire una generosa dosis de ambientador. Quizás tenga suerte, y cuando regrese su Paula ya haya desaparecido el intenso olor de papel quemado. Único testimonio de su crimen.

 

            Otra vez en la salita, y no sabiendo que hacer. Sigue nerviosa, ya han pasado dos horas de que se fuera su pareja. El miedo de qué no regrese, le sigue comiendo por dentro. De hecho, es el único motivo por el cual no esta saltando y bailando por la eliminación de aquel obstáculo.

 

Para intentar tranquilizarse, se dirige al mueble bar. Coge un vaso, y revisa los licores. ¿Para que brindaría? ¿Y con que bebida lo celebraría? Pequeña cuestión insignificante, pero que la hizo distraerse tontamente. En aquel preciso instante, siente una mano, de mujer, en su hombro.

 

Se estremece y se sobresalta a la vez. El tiempo parece detenerse, solo el tic-tac del reloj antiguo. La persona que esta detrás de ella, parece no tener lengua. ¿A que viene aquel misterio? Su corazón empieza a latir, y empieza a imaginar cosas extrañas. No le hace nada de gracia, y termina por girarse bruscamente, con clara intención de la lanzar un impropio.

 

A:-¿Quien...?-su frase se queda en medio camino al reconocer a una Paula sonriente. No supo, muy bien, como reaccionar. Si reír o llorar, llenarle de besos... ¡Había regresado! La hizo la mujer más feliz del mundo; y volvió a llorar. ¡Dios, hacía tiempo que no lloraba tanto!

 

Ester, estaba sorprendida por su extraño comportamiento. No sabía como actuar. ¿Por qué lloraba? Lo único que atiene a hacer, es abrazarla. Su rostro es inexpresivo. No ha tenido valor de huir. ¿Le daba pena Adriana, o ella? No obstante, su mente había ganado en sabiduría. No había renunciado en ir a Madrid.¡Eso jamás lo haría! Lo único que sería más egoísta, más calculadora, y entre sus manos escondía un as.

 

El miedo de quedarse sola en el mundo la había dominado, consumido. Y aquello le hacía ser retorcidamente falsa. ¿O era que sentía algo más por Adriana? ¿Podía ser??? ¡No, no la deseaba! Aún así, el sentimiento de deberle la vida, el aire que estaba respirando la seguían atando poderosamente a ella.

 

E:- ¿ Qué te pasa ? – le pregunta secamente, deshaciendo bruscamente el abrazó. Quizás ya se intuía su intento de huida, y al verla nuevamente a su lado no pudo contener su emoción. En estos instantes, supo que Adriana no podía vivir sin ella. ¿Cómo se debía sentir? La persona más egoísta, cruel, injusta del planeta. Aún así, no quería despistarse.

 

AD:- Que te extrañaba- confeso, y se le volvió ha acercar. Necesitaba acariciarle aquellos labios que la volvían loca. Los tenía muy cerca, pero hasta aquellos días prohibidos.

 

 Ester, intuyendo lo que ocurría dio un paso hacía atrás. No obstante, no quería ser tan débil. Al fin, sus labios se juntaron y movieron en consonancia. La caricia fue breve, ya que Ester rompió el hechizo. Todo en su justa medida, y aparte que le era difícil realizar algo que no sentía. ¿Por qué había elegido aquel camino? Adriana no se extraño por su gesto; pero no parecía ofendida. Los consejos de su tía estaban haciendo su efecto.

 

AD:- Gracias por hacerme feliz- le agradeció, exhibiendo la mejor de sus sonrisas. Le cogió una mano, y se le apretó.

 

E:- Te sigo debiendo la vida- recordó. Y se decidió ha volverle a pedir ir a Madrid.- ¿Pero que te parece llevarme a Madrid...? ¿No te apetece regalarme este capricho?- su pareja intenta intervenir, no obstante no le deja:- Ya, ya cielo...Italia después, ¿Vale? – poniendo un rostro gracioso, angelical...quería conquistarla a toda costa.

 

AD:- ¡Qué manía tienes en ir a Madrid!-exclama, ya harta de sus insistencia.- ¿Qué se te ha perdido allí?- no puede hacer más; aunque ya no le importa regresar a España. No obstante, no puede evitar estar siempre a alerta.¡Quien no tiene miedo a perder nada, no lo esta!

 

E:- Me gusta Madrid, y es una ciudad interesante visitar.- no sabiendo que mas excusas regalarle, para que no note el plomero. –Va anda ya... ¡Qué te cuesta otorgarme este gustito!- se le acerca, y empieza a buscarle cierta cosa entre molesta y agradable.

 

AD:- Tozuda la chica-y se hace rogar, le gusta que la camelen. Una propuesta vuelve a asechar su mente. Antes la lanzó al aire como si nada. Se le rechazó, hasta consiguió sentirse como una maldita buitre. No obstante, la pregunta:¿Por qué, no? Le volvía a incordiar. Era justo pedir para que su deseos se hicieran realidad, de una vez por todas.- ¿A cambio de qué?

 

E:-De tenerme a tu lado...-propone Ester, temiendo escuchar lo que no tardaría en sonar.

 

AD:-¡Ya lo sabes!- no entrando en detalles, en el fondo ya lo sabía su pareja lo que quería.

E:- Ya, pero estoy aquí, a tu lado. ¿A caso, esto no significa nada?- su frase amaga una amenaza encubierta. “Aprovecha que aún estoy contigo, hubiera podido fugarme pero he regresado. ¿Qué más quieres? ¿Qué lleve un tatuaje en mi frente, que te diga que soy propiedad tuya? ¿Quieres llegar a estos extremos? Entonces si que me perderás?”

 

AD:- ¡Ya!- llegándole su mensaje oculto. No obstante, no se queda corta. Nadie juega con ella:- ¿Pero no me merezco un poco de cariño, mimos...? Para empezar, dormir siempre juntas, abrazaditas....y compartir una noche de amor.- siendo más especifica.

 

E:- Quieres hacer un contrato comercial- poniendo aquella verdad encima de la mesa. No le gusta, aquel chantaje, pero por su cobardía no le toca más remedió que aceptar.-  Si lo quieres, lo tendrás. Pero, con dos condiciones: primera, vamos a Madrid a finales de semana o a principios de la otra. Consigue el dichoso dinero que robaste a mi esposo, de algo nos ha de servir. Ya no me importa sus orígenes. Y por último, soy yo que decido cuando y donde pagarte.-siendo muy firme con sus peticiones.

 

AD:- Aprehendes muy rápido-dijo con seriedad; aunque su interior estaba robusto de felicidad. Al fin y al cabo, tarde o temprano seria absolutamente suya.- Aunque, tengo derecho de hacer mis peticiones.- y no le deja espacio para protestar.- Esta noche, como las siguientes vamos a compartir cama...y dejar abrazarte cuando me apetezca.

 

            Se quedan mirando muy fijamente, sus miradas son rudas y desafiantes. No hay vuelta hacia atrás. Las cosas, las personalidades son entidades difíciles de modificar. Las ansias de poseer son muy fuertes. Y a veces hay que aprender a renunciar a algo, si quieres alcanzar lo que más avaricias.

 

 Fue un error volver, pero ahora le tocaba apechugar con aquello. Aún así, no se resigno en que Adriana aceptara su petición.  Aclamo a su lado más humano, sensible mil veces. Pero aquella noche ya tubo que compartir cama con ella. Solo se quedo tranquila, hasta que la mujer rubia le enseño los billetes de avión con destino a Madrid. Entonces, sus exigencias se iban incrementando. Es difícil contener a alguien que va muy hambrienta de deseo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alguien llama a la puerta. Quizás sea ya tu hora

 

            En Madrid, en el mismo espacio temporal; la habitación de Maca esta sumergida en una profunda oscuridad, las persianas completamente bajadas. Si que un rayo de luz traviesa del amanecer pudiera infiltrase, y despertara a la bella durmiente. Aunque a ella, le encantaba que un rayo de luz solar le acariciase el rostro, y de esta forma despertar. ¡Era tan relajante! Aquello no tenía nombre. Más genial fue cuando Ester entró en su existencia.  Dormían muy cerca, percibiendo su cuerpo, y de esta forma se desvelaban de los brazos de Morfeo. ¡Cuánto la extrañaba!

 

            Sus ojos se abren de repente, acaba de tener un sueño inconexo y pasaba algo terrible en él. Alguien padecía, pedía ayuda...Ella, por más, que intentara ayudar, dar consejos parecía en vano. Empezó a gritar: NOOOO! Y unos pequeños golpes en la barriga la despertaron alarmada. Se puso la mano el lugar donde provenían las molestias. Su hija le estaba hablando...

¿Pero, por qué aquella noche?

 

            Aquella noche había estado distinta a las anteriores, desde el principio hasta el fin. Inmediatamente después de cenar se lleno de melancolía, se sentía cansada, le dolían las piernas. Se empieza a sentir algo culpable por no respetar los consejos del especialista. ¿Había hecho el suficiente reposo? La mayoría de fines de semana no había parado en casa, que si a Jerez, o a Santa Eulalia del Pendes...Entre semana, ayudando a su suegra. Simplemente, no se podía estar quieta, realizando una vida de marquesa.

 

            Valeria había cenado con ellas, ya hacía una semana que compartía una relación muy linda con Nadia. Todos los días se veían, y las acompañaba cada noche. No dejaban de pecho a Maca. La cual se sorprendió, cuando Nadia le hizo participe de aquel notición. Aquello fue una rayita de alegría.

 

NA:- Valeria es muy especial. No te enamora a la primera, pero va penetrando en tu alma . Su interior es muy rico.- le comento su amiga catalana, cuando se vieron al domingo. Mientras se lo decía, brillaba de amor. Quizás era un milagro del destino. ¿Por qué, cuantos hubieran dado su brazo a torcer por su relación?

 

            En fin, Nadia y Valeria enamoradas y conduciendo su barco en una mar maravillosa. La pediatra deseaba que por el camino no se encontrasen muchos obstáculos. Si aquel fuese el caso, que su amor fuese tan intenso y fuerte, para saltarlos.

 

            Aquella noche, sin saberlo cuando se agito, terminaría siendo muy importante por ella. En excepción de un pequeño detalle, hubiera estado todo inolvidable. Aún así, jamás cambiaría aquella experiencia. La había temido antes de estar en estado, era una de sus pesadillas; y la seguía temiendo a medida que su barriga crecía. Aunque su miedo había estado a segundo termino, a caballo del sufrimiento por la ausencia de su amor.

 

            ¿Habían señales que se lo indicasen?¿Algún vidente que pronosticará que su hija picaría a su puerta al principio del noveno mes de embarazo, y sin su otra madre? No, nadie se lo dijo. Ni la propia madre intuyo que al amanecer debería correr hacía Hospital Central, para ingresar a la unidad de parteras. No, no era ninguna broma, ni falsa alarma. Aquella era su hora.

 

            Aquella noche, se agito con una sonrisa en la boca. Envidiaba la felicidad de Nadia y la inspectora. A parte de qué le hacían renacer los bellos momentos vividos junto a Esther. Quizás por ello, estaba más nostálgica, sensible. Se acaricio su vientre, y volvió a hablar con su hija. Debía estar cansada también, pues no se movía tanto. ¡Qué bonita era aquella sensación de llevar a tu hijo dentro de ti! De sus ojos, brillaban pequeñas lagrimitas.

 

            El sueño, que antes le hizo abandonar la sesión con sus amigas, parecía haber desaparecido. Quizás faltaba un cuento sedante, hermoso de Nadia. Que forma tenía de narrar cuentos. La podría contratar para que se los contará a su hija. Sabiendo que sus deseos eran imposibles, se levanto y alcanzo un libro empezado des de años a.

 

Consiguió vencer su problema de insomnio, y nada más empezar la segunda página sus ojos querían ya cerrarse. Lo devolvió a su puesto de origen, con la conciencia de qué debería volver a releerlo; porqué, en realidad, no se había enterado de nada. Fue en este instante, que decide oscurecer su habitación, incluso cerrar la puerta. Se tumbo, y se abandono al poder de Morfeo.

 

            Sí durmió, y tubo un maldito mal sueño. ¿Fue el culpable de qué notase nuevamente contracciones? Era demasiado pronto. Y le suplico a su hija:

 

“Por qué no podías ser más vaga, disfrutar del inmenso placer de estar dentro de mi barriguita. Protegida, a salvo...Ya, debes de estar impaciente de conocer como es el mundo. No podrías hacer un favor a mama, muy pequeño, esperar más días para que tu otra mama, Esther, estuviera a nuestro lado. Todo por culpa de...”

 

            Dándose cuenta del que ha estado apunto de decir, se calla. No quiere compartir más sentimientos negativos con su hija. Intenta relajarse; no obstante, no puede sacarse de la cabeza el mal sueño. Ester estaba en él, pondría las manos al fuego por ello. Adriana le quería hacer daño, realizarle algo intolerable. Ella había intentado evitarlo a toda costa. ¿Estaba su amor en peligro? Y ella, postrada en la cama empezando a tener contracciones, cada vez con mas frecuencia.

 

M:- No te engañes Maca, las contracciones van aumentando. Tu hija tiene prisa en nacer.-se intenta levantar, temblando un poco. El miedo empieza a dominarle. Se encamina hacía el cuarto de Nadia. La chica no esta allí, despierta a su suegra. La cual se da un sobresalto.

 

EN:- ¡Por Dios! ¿Qué hora es?- dijo, fregándose los ojos y seguidamente mirando la hora en el reloj de su muñeca.- ¿Qué pasa...?

 

M:-Creó que voy de parto.- le dice. La Señora se levanta con agilidad, busca torpemente la bata.-Tranquila, tienes tiempo para vestirte- intentando mantener la calma.-Me voy a la salita, creo que allí estará Nadia.

 

            Maca, tal como predijo, encontró a Nadia durmiendo placidamente, abrazada a Valeria, en el sofá cama. Las observo detenidamente. Parecían hallarse muy lejos de allí, en un mundo de insomnio. Sus rostros reflejaban tanta harmonía, paz. Le daba pena romperles el agradable sueño. Encendió la luz central, y les susurro, que por favor se despertaran.

 

VAL:- Mmmm- abriendo los ojos con mucha pereza, su reloj interior ya sabia que aún era muy temprano. Por eso le extrañaba que alguien le hubiera sustraído de su precioso sueño:-Aún no es hora.

 

M:- ¡Ya! Pero resulta que estoy de parto y alguna de vosotras me tiene que llevar al hospital- dijo, hablando un poco más fuerte.

 

VAL:- ¿De parto? Yo des de cuando estoy...¿Embarazada?- confundiendo realidad con ficción.

 

M:- Valeria, despierta...- insiste Maca, perdiendo algo la cordura. Se le acerca, y pretende tocarle, obligarla a levantarse.

 

NA:- ¡Qué es tanto ruido!- abriendo los ojos en aquel mismo instante, un poco mosca por la forma que se la había despertado.

 

M:- Pasa que estoy teniendo contracciones, y hay que ir al hospital.- vuelve a repetir. Nadia se despierta de golpe, y se levanta, arrastrando a su pareja. La cual, por fin ya se ha despertado. En el piso de Maca solo hay prisas, corridas de un lado para el otro.

 

NA:- ¿Te falta algo?- le pregunta a su compañera de trabajo, antes de salir, por fin, del piso.

 

M:- No, creó que no.- repasa mentalmente lo que ha cogido.-¡Vamonos!-ordenada, y todas salen con rapidez del piso.

 

Valeria les esta esperando en la calle, ha ido a buscar su mini y lo tiene aparcado delante la puerta. Se embuten en su coche, y la inspectora se pone en puesto de conductora y pone, extraoficialmente, la señal luminosa. Aunque aquello es paradójico, porque a las 6 de la mañana, no hay el espelúznate trafico de más tarde. Aún así, si que funcionan los semáforos y hay algunos vehículos circulando. Al ver el coche con la sirena, se apartan dejando la calzada para él.

 

NA:-¿Cómo estás?-le pregunta, muy pendiente de ella.

 

M:- Mi hija tiene prisa por salir, incrementándose las contracciones. Ya son cada cuarto.

 

NA:- Ya llegamos- había tiempo, pero como parecía no tardaría en romper aguas.

 

 

            En recepción de Hospital, por raro que parezca, no había Doña Teresita. Se perdería el parto de Maca, igual que Ester. Nadia, tomo la iniciativa y consiguió que Maca consiguiera habitación con rapidez. Cuando se iba a agitar en la cama, exclamo muy desesperada que se había dejado el video en casa. No, no podía parir sin ella. Ya le faltaba su pareja, más le faltaba no grabarlo.

 

M:- ¡ Joder, me he dejado la dichosa cámara! – poniéndose más nerviosa, y se dirige a Nadia. En este instante entra Valeria, y Maca la asalta con una urgente petición.

 

VAL:- De acuerdo ya voy por ella- se ofrece la inspectora. Encara, se presta a acompañarla.

 

            Nadia se queda sola con Maca, que sigue sin parar de moverse. ¡Cuánto le dolían las contracciones! Por eso no quería vivir a aquella experiencia. Los consejos de su amiga no le sirven, ni sus propios consejos. Intenta coger aire, llenar sus pulmones para tranquilizarse. Hay que esperar que Valeria regrese con la cámara. Se le esta haciendo eterno. La espera es interrumpida por el tocólogo y la comadrona que asistirán el parto.

 

M:- No, no...no aún no puede nacer- repite, y repite hasta el cansancio la pediatra. Nadia le coge fuertemente de una mano, intentando calmarla. Los profesionales sanitarios, le hablan suavemente y la convencen para que se agite, así poder mirar el grado de dilatación del útero. Después de la inspección, se miran primero y luego la miran.

 

Tocólogo:- Siento decepcionarla, pero si que esta de parto. Además termina de romper aguas.- Maca se queda callada, no lo había percibido. Sabe que no hay marcha hacía atrás, su hija esta llamando insistentemente para conocer el mundo exterior. Quisiera o no, era su hora.

 

Comadrona:- Pronto le llevaremos a la sala de parteras...- inquirió.

 

M:- No, no quiero ir hasta que mi amiga me lleve la cámara- las contracciones siguen incordiándola, sabe que el tiempo no perdona. Los profesionales salen de la habitación, con la advertencia de volver pronto. Maca, ya esta monitorizada y su campo de acción es limitado. No para de quejarse, como jamás lo ha hecho.

 

NA:- Ya verás que todo ira muy rápido, y dentro de poco tendrás en tus brazos a tu hija...- le comenta- La experiencia merece la pena.- su rostro esta alegre, optimista como siempre.¿De donde sacaba aquella energía, que hacía encender todas las bombillas de su entorno? Aunque Maca, no estaba por sus comentarios.

 

M:- Debía de ser ella, quien estuviera en esta situación. ¡Sí, ella!- va hablando, recriminando sin darse cuenta; aunque su tono de voz carece de tales sentimientos. Era su forma de consumir la ansiedad.- ¿Qué pasará Nadia? Va a nacer, antes de tiempo...- reluciendo una de sus preocupaciones. En el fondo lo sabe, su hija va ser algo prematura. No obstante, tampoco será una prematuridad alarmante.

 

NA:- Quizás deberá de pasar alguna semana en la incubadora. –inquiere, intentando no alarmarla más de lo que estaba.- Tu embarazo esta bastante avanzado...,muchos de los órganos ya estarán bastante desarrollados. – en este instante, vuelve a entrar la comadrona, y controla la contracciones y el monitor.

 

Comadrona:- Ya es hora señora- le comenta, y le vuelve a preguntar si quiere la epidural. No obstante, Maca no presta la atención suficiente. Sus ojos están clavados en la puerta. Se imagina, una vez tras otra, que se abre...

 

            Sus deseos se cumplen. La puerta se abre, y de ella entran dos mujeres a la misma vez. Como si realizaran una competición. ¿Quién llegara primera? Encarna parece mareada; de hecho Valeria ha conducido veloz, como si la persiguieran mil demonios. No obstante, allí estaban con el valioso tesoro. Una cámara, que no era la suya. Luciendo su inteligencia, había concluido que ir a la caserna de policías más cercana, ganaría más tiempo.

 

Comadrona:-Muy bien.- sentencio la profesional, y volvió a repetirle las mismas cosas. Seguidamente, llamo a un celador porqué suban a Maca a la sala de paritorios.

 

M:- ¡Dios! Cada vez, me duelen más.- aunque pensó que seria mejor un parto natural, sin epidural ...Cambio mil veces de opinión. Estaba muerta de miedo. La comadrona la intento tranquilizar, y le pregunto por el padre. Hacía poco que trabajaba en el hospital, y no tenia vista a la pediatra.:- No esta...- no apeteciéndole entrar en más detalles. No estaba por tal labor.- Pero puede entrar la Dra. Bonet y su pareja.

 

Comadrona:- De acuerdo.- acepto, y miro a las acompañantes; una de ellas, Valeria, ya había empezado a grabar a Maca. Su parto, y todo lo que ocurrió aquella mañana quedo registrado por la posteridad.

 

 

 

            La hija de Maca y Ester, aún sin nombre, nació sana y un poco llorona. Como temía su madre, tuvieron de ponerla en la incubadora para pocas semanas. Su peso era aceptable, pero tenia algunos órganos vitales que les faltaba algo para terminar de desarrollarse. A parte, de qué había pasado un percance, y tuvieron de reanimarla. Pero aparte de ello, era una niña valiente, fuerte y saldría adelante.

 

            En la sala de espera, los familiares de Macarena Wilson y los de Ester García recibían una buena noticia. Celebraron con abrazos, felicitaciones su reciente nuevo estatus de abuelas, tíos...etc. Lo que más deseaban es conocer a la niña, sin nombre, y felicitar a la madre.

 

Algunos tenían su propuesta de nombre, como era la madre de Maca que quería insistir a su hija para que la bautizará con su nombre. Otros, simplemente estaban expectantes para conocer su nombre.¿Cuál le pondría la pediatra? La cual, ya en la habitación, estaba exhausta pero con una inmensa alegría difícil definir. Tenía una risita y mirada de boba.

 

M:- Tenía unos ojos marrones, grandes. Su nariz...Se parece tanto, tanto a Ester- les repetía hasta el cansancio a sus amigas.

 

VAL:- ¡Qué hermoso ha estado!- exclama la inspectora, hechizada por aquella magia. Jamás había tenido instinto maternal, pero en ver nacer a la hija de Maca se le había hecho boca agua. Entonces, supo que por más en el mundo, no quisiera perderse aquella experiencia.

 

NA:- Aja- carraspea, intencionalmente, para captar la atención de la pediatra.- Perdona, ¿Pero ya has pensado un nombre para tu hija?

 

M:- No-admite sinceramente, quería decidirlo con Ester. Pero era algo que no se podía demorar más. Su mente estaba en blanco, parecía un callejón sin salida. De repente, se le ocurre una idea:- ¿Queréis hacer las padrinas de nuestra hija?

 

            Nadia y Valeria, muy sorprendidas y sobrepasadas por aquella propuesta inesperada, no paran de mirarse y mirar a la Wilson. Se sienten halagadas por ello. Aún así, no saben si deben aceptar aquel reto. No sabían que hacer, les había cogido en paños menores.

 

M:-¿Qué, aceptáis? – insiste, no dejando espacio para la reflexión. En este mismo momento, alguien llama a la puerta. ¿Quién será? Es justamente, una señora que se interesa por el nombre de la recién nacida. Todas se quedan mudas, solidarias.

 

VAL, NA(a la vez):- De acuerdo- aceptando ser su padrinas de bautizo. Entonces, faltaba el nombre. Empezaron a proponer nombres, y Maca daba el visto bueno o no.

 

NA:- Estrella , ¿Qué te parece?- había estado tentada de proponerle Corina. Pero se contuvo, tampoco se trataba de resucitar viejos fantasmas. Además, tampoco quería que Valeria pensará que seguía anclada a su pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NO ME DIGAS ADIÓS, AUN ESTOY CONTIGO (LL)

 

Una tarde normal, como cualquier otra

 

            La palabra normalidad se decía mucho. Es un chico/ca normal, es una tarde normal como cal cualquiera, es una situación normal. Una palabra muy usada, desgastada, con sentido amplio y cada cual, en el fondo, tenia su propia definición. Aunque, por puro denominador común, decir normalidad era estar entro los parámetros socialmente aprobados por la mayoría.

 

            Lo normal sería, tener una vida ejemplar, tener un trabajo, una vivienda, compartiendo la vida con una pareja del sexo contrario. Desear lo que todo el mundo, hacer las mismas cosas que el resto de compatriotas. Ya dicen que somos ovejas errantes. Aún así, la normalidad pura y dura, la de las calles, no existe. Lo que predomina es la diversidad. Existen normalidades particulares, como rutinas des de años instaladas. A veces, se usa el termino solo para designar un día, mañana o tarde, tranquila. En la cual ninguna incidencia a quebrantado nuestra paciencia.

 

            Maca, esta inmersa en su nueva realidad que jamás se acostumbra. No obstante, ya es una normalidad en su existencia, el hecho de levantarse cada día sin su Ester. No era que aprendiese a existir, a respirar sin ella...¡Eso nunca! Pero no dejaba de ser su nueva realidad. ¿Des de cuando estaría de aquella forma? ¿Cuándo cambiaria su suerte? Ya estaba harta de esperar.

 

            Era un lunes de Junio y ya hacía una semana que su hija había nacido. Aunque todo iba en viento en popa, los pediatras la informaron de qué debería permanecer más días en la incubadora. Maca, que vuelve a relucir por su seguridad y fortaleza, había recibido la alta después de un par de días del parto. El nacimiento de Estrella le había dado más vitalidad, ganas de seguir hacía adelante. Seguirá luchando para reunirse con Ester, y hacer pagar a Adriana todo el daño que les ha hecho.

 

            . Su existencia, tiene unos movimientos muy definidos: del hospital, a casa o bien al despacho de la inspectora Wood, exigiendo eficiencia. Lo último que se ha sabido de ellas, es que han estado, des de hacia dos días, a Suiza hospedadas en la casa de una familiar de Adriana. A la cual, las autoridades del país interrogaron aquel lunes mismo.

 

 La pobre mujer, se asusto mucho y no tardo en confesar lo poco que sabía. Se quedo muy deshecha cuando supo porqué su sobrina era buscada por la policía. Ella no había encontrado nada de raro en su comportamiento. No se hacía a la idea de que su sobrina fuese una vil secuestradora. Más aún, que se estuviera aprovechando de la pobre muchacha que la acompañaba

 

MA:- Estaba muy dolida por el pasado, por la pobreza en que creció inmersa- realizando una pausa:- No parecían pasar por su mejor momento, como pareja; pero realmente lo parecían. Lo único que percibía, era que Adriana era muy posesiva, y esto ahogaba a Paula o Ester...o como se llame.

 

Policía:- ¿Tiene alguna idea de donde se hayan podido dirigir?

 

Silencio, la señora parece estar intentando recordarlo. ¿O era que las estaba encubriendo? ¿Era normal, estar tanto tiempo dándole vueltas? Quizás era ya mayor, y su mente no le funcionaba con facilidad. La cuestión fue, que después de un largo tiempo de espera, la respuesta fue un no.

 

MA:- No lo sé. Adriana fue muy celosa en su destino.- reconoció.- Habían estado discutiendo últimamente, creó porqué no se ponían de acuerdo a donde ir. Me pidió parte del dinero, que le prometí que le dejaría en herencia. - hizo una mini pausa, rememorando, una frase de su sobrina:- Un pequeño anticipo, para hacer feliz a mi Paula. No me informo de nada más

 

            Valeria, releyó aquella entrevista, traducida a su lengua, mil veces. Solo la última frase de la tía Maria, parecía aportar información relevante. La repitió en voz alta: “Un pequeño anticipo, para hacer feliz a mi Paula”. Y aquello, le conducía a preguntarse: “¿Qué haría más feliz a Ester? ¿Madrid, no? “.

 

            La inspectora sonrío, por fin el caso de Ester parecía esclarecerse algo. No obstante, no compartió sus presagios con su amiga. Únicamente, porqué quería asegurarse de qué Ester realmente estaba viajado hasta Madrid. Porqué el tiempo, podría haber jugado una mala pasada para Maca. ¿Y si Ester se hubiese enamorado de Adriana, y olvidado de regresar a Madrid?

 

            Valeria, se sentó ante el escritorio, repleto de fotos, informes....Estaba muy concentrada en el caso. No se podía permitir el lujo de perderlas otra vez del mapa. ¡No podía fallarle más a Maca! Porqué le tenía aprecio, y aparte también fallaba a Ester, a Nadia si no conseguía localizar a Adriana. Se puso las manos en el rostro, y empezó a jugar, desesperadamente, con su pelo. Abandona lo que esta haciendo, revisa la entrevista y otros informes, y levanta el teléfono.

 

VAL:- Quiero todas las listas de pasajeros que en los últimos días han aterrado al aeropuerto de Madrid. Como también quiero todas las combinaciones de transporte que existen de la capital de Suiza con destino a Madrid.- ordena, y seguidamente cuelga el aparato.

 

 Aquello era lo más primordial. Su apuesta era que Ester había conseguido convencer a la rubia para viajar a Madrid. Si su hipótesis era cierta, quizás no tardarían mucho más en alcanzarlas. Si no era así, su paciencia estaba en los limites del rojizo. Y quizás entonces, se debería plantear activar otro código. Uno que no le gustaba, que podría alarmar a la secuestradora y la perjudicada sería únicamente la víctima de todo aquello. ¿Pero que más podía hacer ella? Esperar, intentar pensar como ella...

 

 

 

 

 

 

            En Hospital Central, todo seguía su curso. Laura y Javier, ya habían regresado de su expedición en “Kaikas”. Habían vuelto muy morenitos e impactados por su experiencia. Aquel día, empezaban a trabajar. Era lunes, y todos padecían la resaca del fin de semana. Unos porque les había tocado el domingo guardia, otros por los dos días de fiesta.

 

            El tema del día, como los anteriores, era Estrella y su madre. La mayoría ya había conocido a la bebé, y habían intentado animar a la madre. Esther volvía estar presentes en sus mentes. La pobre, se había perdido el nacimiento de su hija. Laura y Javier, al saber aquella noticia saltaron de la silla de la alegría.

 

LA:- Qué buena nueva; me hubiera gustado estar aquí. ¿Cómo esta Maca?- todo eran preguntas.

 

JA:- Pobre Maca- le compadece un poco:- Pero es muy valiente, le admiro. Decidir llevar un hijo al mundo, sola...- se gira, y sonríe a su pareja con complicidad.- Ya tenemos algo que hacer después del turno, ir a conocer a Estrella.

 

LA:- Pues sí.-están en la salita de los médicos, y por raro que parecía no tenían mucho trabajo. Junto ellos estaba Elisa. Cruz estaba en una operación, Vilches atendiendo a un paciente y Héctor libraba.-me imagino que ya debéis haberle comprado algo.

 

EL:- Sí, le compramos la cunita. Aunque yo esta tarde, quiero comprar otro detalle. Se parece tanto a Ester...- poniéndose algo nostálgica al pensar en su amiga, que perdió la vida ayudando a la gente.¡Jamás conocería a su hija!:- Sobretodo sus ojazos y sonrisa.

 

LA:- Por cierto, es verdad que Maca sale con una Monsolís- se lo había comentado, morbosamente, Teresita en tan solo verlos llegar.

 

EL:- Sí, es cierto. Es un encanto de chica; esta tarde entra a trabajar. Creó que suple a Aime, que ya esta de vacaciones.- realiza una pausa, decida defender a la catalana, ya que Teresita sigue mal hablando de ella.

 

JA:- Nosotros también le compraremos algo. Estoy impaciente para comprobar si se le parece tanto.- en este mismo instante, se abre la puerta del despacho y entra Dávila.

 

DA:- Chicos, dentro 10 minutos en la rotonda. Nos traen las víctimas de un incendio.- les comenta sin saludarlos, y se sale con la misma velocidad que ha irrumpido la habitación.

 

Todos se miran, pensando lo mismo. Parece que le este persiguiendo un rayó. Todos se levantan a la vez, con pereza. Ya les extrañaba tanta tranquilidad, aquello era poco normal en su servicio. Siempre tenían quehaceres, gente para atender, ayudar...

 

Elisa, se concentro en las tareas del día. Su Ester, volvía a estar muy presente en su interior. Y el nacimiento de su hija, se la hacía recordar aún más. Iba, prácticamente, todos los días a la sala de neonatos a admirarla. Apoyaba a Maca, con todas sus fuerzas. Intentaba ir las horas que ella estaba, para hablar un rato con ella y escucharla, si le apetecía.

 

Nadia, era un cielo de mujer, tampoco le dejaba de pecho. Probablemente, aquella mañana, al librar, no se separaría de su lado. Esther le hubiera caído bien la chica, y Maca no hubiera encontrado mejor compañera para compartir su vida. Quería hacerles una visita, no obstante tubo más trabajo del que parecía inicialmente. Termino su turno una hora y media más tarde, porqué llamó una enfermera para decir que estaba enferma.

 

 

Eran casi las cinco de la tarde, cuando ya cambiada, salía del Hospital. Todo hi que se siente cansada, decide no cambiar de planes. Para no perder más tiempo, se dirige directamente al gran centro comercial del centro. Allí comería y compraría el obsequio para Estrella.

 

En tan solo llegar al inmenso complejo comercial, repleto de tiendas, renació; olvidándose del casamiento. Era una tarde normal como cualquiera, con sol y un poco de viento. En aquella hora, había poca confluencia de futuras compradoras/res, de consumidores satisfechos y/o insatisfechos, de curiosos que únicamente acudían allí para pasear y terminar al cine.

 

Los bares imitaban al exterior, estaban casi completamente desnudos. Los trabajadores habían regresado a sus respectivas obligaciones. Elisa, como iba al revés del mundo, pudo comer al restaurante que le apeteció. Se sentó ante una mesa, pensando como necesitaba descansar. Se estaba bien allí, cualquiera se volvería a levantar.

 

El camarero se le acerca, se extraña en escuchar su petición. Como diciendo: “Es normal que ha estas horas, pasadas 5 de la tarde, me pidan un bocadillo para comer.” Se le podría decir: “¿ Hijo, de qué mundo vienes? ¿Del que todo el mundo es un manado de ovejas?” Ya, no era normal comiera en aquella hora.¡Dichoso trabajo encarcelador!

 

            Era fácil, pasarte una hora haciendo el vago. Daba mucho gusto estar simplemente sentada, ante un sitio privilegiado, que le permitía convertirse en una cómoda mirona. Observa como el centro empieza a ser invadido de gente, hasta terminar, probablemente inundarlo. Ya es hora de unirse a ellos, paga su consumo y sale al exterior; pensando para ella misma;

 

“ Vamonos para faena. El resto de tarde ha estar genial, con lo que me encanta en ir de compras. Suerte que Nadia me ha aconsejado que comprarle, no me gustaría comprar algo que ya tiene. “

 

            Lo más normal, ante tantos comercios, era que te entretuvieras admirando atrayentes aparadores. Muchos de ellos te enamoraban, te encaprichabas de jerséis, zapatos, bolsos... Si ibas con clara intención de comprar, seguro que asechabas muchas de ellas. Luego, que terminarás ampliando tu armario dependía de tu poder adquisitivo, de haber o no encontrado tu talla o preferencia.

 

            Elisa cayo en aquel hechizo; no obstante muy disciplinada consiguió dominarse hasta que cumplió su principal objetivo. Resulto muy fácil escoger un vestidito para Estrella. No se entretuvo des florando flores: que sí rojo o amarillo. Un poco más cargada, volvió a sumergirse en la multitud de transeúntes. Con los cuales, quizás, no volvería a cruzarse, o con los que jamás lo haría. Eran tan extensos los caminos del destino; pensándolo podrías preguntarte: “¿Qué hubiera estado de tu vida si hubieses conocido a otras personas?

 

            Una tienta, una cadena famosa de ropa de marca, le capta la atención un jersey. Entro decidida a probar suerte, sin pensar que le guarda el destino. ¿Encontraría su talla? En aquellos sitios ya se sabia, estaban dirigidos a un determinado grupo de mujeres delgadas. ¿Y las otras posibles compradoras? ¿Ayudaba aquello a combatir la enfermedad de la anorexia?

 

            Aquella enfermedad era muy compleja y no solo tenía la culpa las modas de la sociedad actual. Bajo su rostro exterior, se escondían problemas interiores, como una baja auto estima. Una búsqueda constante, inalcanzable, ilusoria ...para sentirse a gusto consigo mismos, en una búsqueda de la aprobación social. Era una serpiente que se mordía la cola.

 

            Elisa no le gustaban aquella clase de tiendas, no obstante ya estaba en su interior. Comprobado que el jersey que le había atraído termino siendo un deseo insatisfecho. Era normal que se distrajera explorando las ofertas, sus prestaciones. ¡Anda, aquí hay unos pantalones hermosos, originales...allí abrigos! ¿Qué se llevará esta nueva temporada? Y te dices:”Vaya colores más chillones”. Para luego, terminar al punto de encuentro, entre la moda y tus gustos particulares.

 

            Era fácil distraerte, buscando una prenda de tu talla. Todo para volver a sentir: “Lo sentimos, la teníamos pero ya se ha terminado”. Y te preguntas: “¿La habrán tenido alguna vez?”.Estaba apunto de salir, cuando una dependiente joven le enseña más y más jerséis de su talla. Más tiempo invertido en estudiarlos, darles la vuelta, volverlos a plegar. Bueno, al final renuncia a comprarse un jersey y unos pantalones le captan, nuevamente, la atención. Los cuales estaban alejados de la puerta principal.

 

            Ya hacía un largo cuarto de hora que había entrado en la tienda, y pronto ya serían las siete. Dejo el último pantalón con resignación. De lo único que le había servido era para tener materia para criticar con Teresita. Aunque, quizás ella al ser más delgada encontraría su talla. Sin saber que pronto entraría en una  extraña dimensión y dejaría de ser una tarde normal como cualquiera , se giró y....

 

Entrando en una extraña dimensión...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

           

¿Ser o no ser? Encuentros en la tercera fase

 

(1)

 

            Se giro y fue como entrar en la dimensión desconocida, o estar dentro de una película al estilo Sexto sentido. Su rostro empalideció por minutos. Termina cerrando los ojos no creyendo lo que estaba viendo. Su mente le debía estar haciendo una broma muy pesada. Seguro que cuando los vuelva a abrir el espectro de su amiga ya habrá desaparecido.

 

            ¿Acababa de ver a un fantasma? Su respuesta interior fue tajante, sagaz: “¡Qué van a existir los fantasmas! Quizás ha sido una ilusión óptima; o alguien que se le parece mucho.¡Pero tanto! Vamos Elisa, ya basta de tanta estupidez, no se seas tan miedosa.”.Obedece a su onda de razón.

 

            Su rostro continúa siendo un verdadero poema, muy pálido y con unos ojos abiertos como dos naranjas y pegados, literalmente, a la chica que esta a su delante, mirando jerséis. No hay ninguna duda, se parece a Esther. Su pelo castaño, su rostro, su altura...¿Es su amiga, su compañera de años inmemorables de trabajo...?  Cuando Elisa, se esta planteando esta pregunta, una dependiente se acerca a la chica, y puede escuchar parte de la conversación.

 

Dependienta:- ¿Le puedo ayudar en algo?-con porte servicial.

 

Chica:- Estaba buscando un jersey...- su voz deja más perpleja a Elisa. Cada vez, hay más evidencias de qué puede ser Esther. No deja de repetirse mentalmente:

 

“No, no puede ser, Esther ha desaparecido. ¡Jamás volverá de “Kaikas”. Cierto que no se ha encontrado su cuerpo. Pero si estuviera con vida no se pasearía, como si nada y alegremente, por un centro comercial “.

 

            Aún así, no deja de vigilarla: como habla, como se mueve. ¡Se parece tanto y tanto a ella! ¿Ser o no ser? Esta es la cuestión que le intriga, y no la deja tranquila. Cuando por fin, se vaya la dependiente, la asechara. Pondría la mano en el fuego que realmente lo era. Sus deseos no tardan en cumplirse.

 

 Por fin, vuelve a estar sola. Ante aquel manjar, Elisa, con el corazón a todo gas, consigue vencer la parálisis que la ha dominado, y se le acerca. Se siente, inusualmente, tímida. ¿Cómo acceder a ella ?Empieza a sudar, casi a chorro. Se tranquiliza diciéndose: “Ante todo, naturalidad. Si no lo es, te vas y te olvidas de ello. Tampoco quiero que piense que soy una chiflada. “

 

EL:- Hola, Esther. Esther...¿Eres Esther García?- realiza una pausa para valorar su expresión facial, esperando escuchar: “Elisa, hola...”.No obstante, no ocurre aquello. Además, su rostro esta un poco desconcertado, con un punto de incredulidad. Como si estuviera perpleja, extrañada escuchar aquel nombre.-¿No eres Esther García?- le repregunta, para asegurarse si realmente se trata de su amiga. Aunque, indirectamente, ya tenia la respuesta.

 

Chica:- ¿Yo?-pregunta por fin, parece sorprendida. Su rostro sufre una leve transformación, que no pasa desapercibida por su interlocutora.- Lo siento....pero mi nombre es Paula Vivanco.

 

EL:-¿Seguro?- no creyéndosela. Se le parece tanto, de hecho como dos gotas de aceite. A parte, ha percibido su inseguridad en responderle. El silencio las invade, y no dejan de mirarse fijamente a los ojos. Están balanceando sus respuestas.

 

Chica:- Me debe confundir con su amiga, o familiar- remarca otra vez. No obstante, sigue a su lado, como si quisiera preguntarle algo y no se atreviera.

 

EL:- Discúlpame- dice un poco avergonzada y con el animo un poco decaído. Por unos instantes, creyó haber recuperado a su amiga.- Le he confundido por una ex compañera de trabajo, de Hospital Central... – lo dijo sin pensar, recordando aquellos tiempos con mucha nostalgia. Se talló al darse cuenta de qué estaba compartiendo todo aquello con una absoluta desconocida.-Lo siento.

 

            La chica no dijo nada, estaba algo perpleja. Por un momento, parecía que quería preguntarle algo. No obstante, eso jamás ocurrió. De repente, una mujer alta, con el pelo corto, tipo casco, y de color rubio se acerco a la chica. Posesivamente le puso un brazo por la espalda, como marcando su territorio. Le susurro algo en una oreja.

 

Chica:- Nadie – dijo con media voz, pero lo escucho perfectamente la enfermera jefe del Hospital central.- No té preocupes. Estaba mirando jerséis.- y dirigiéndose a ella:- Adiós, la vida es un misterio.

 

            La rubia, asiente con el rostro. Sus ojos se cruzan, y Elisa se queda helada con su mirada. Hay algo que no le gusta de ella. Se quiere volver a girar, dejarlas ir. No obstante, la intuición le dice que no se fiara. Se separa de ellas y hace como si estuviera interesada en unos jerséis. Está muy cerca de ellas, y le parece que discuten por algo, muy flojo.

 

La recién llegada parece muy dominadora, y consigue imponer su voluntad. Coge del brazo a la chica, la tal Paula, y prácticamente le arrastra hasta la salida. Elisa, sin pensárselo, les pisa los pasos. Su pregunta sigue siendo: ¿Ser o no ser? Aún, no tiene ninguna respuesta clara a ella. Si no hubiera estado por dos detalles, ya estaría de regreso a Hospital Central para ver a Maca.

 

El exterior del complejo comercial, ya esta repleto de gente. Perseguir a las dos chicas se le hace una tarea difícil. A veces, se tiene que abrir camino casi a codazos. No se perdonaría volver a perder de vista a su amiga. Bueno tampoco tenía la absoluta certeza de ello, solo era pura intuición.

 

Divisa a las dos mujeres, empezando a subir por unas escaleras mecánicas que dirigen a la salida del complejo. Camina más rápidamente, y consigue acceder a ellas cuando ellas les faltaba poco para llegar a su fin. Para alcanzarlas, les va subiendo con rapidez. A medio trayecto ya les ha perdido de vista. Aumenta su velocidad...

 

Llega a la calle, exhausta, con su corazón muy acelerado. Con su cuarenta años largos no esta por aquellos trotes. Se queda brevemente, plantada en medio de la calle.¿Dónde se habrán metido? Después del ejercicio realizado por su culpa, más faltaría perderlas del mapa. No obstante, no las tarda en localizarlas muy cerca del borde de la calzada, esperando que un taxi se apiadara de ellas.

 

            Se les acerca, intentando mantener una distancia prudencial. Algo le dice que si lo hace, la supuesta pareja de la tal Paula se le echaría encima, como una vestía en celo. Además, también lo que hace no es ético. Seguir a dos desconocidas...Pero sabe que debe seguir a su voz interior.

 

            Un taxi, por fin, se para y las dos mujeres se suben a él. Elisa, intenta alcanzar uno. A buena hora se despertaba, pero es que tampoco le han permitido respirar tranquilamente. No obstante, la suerte le sonríe, y un taxi se para y accede a él. Casi se tiene que pelear con un hombre oportunista, de aquellos que se aprovechan la mínima ocasión para robarte tu pasaje.

 

EL:- Por favor, siga a aquel taxi de delante, el que esta cerca del semáforo- le ordenada al conductor, nada más entrar. También le facilita la matrícula. Cuando el automóvil se pone en marcha, y comprobar que están siguiendo el vehículo adecuado, se permite un mínimo de descanso.

 

            ¿Quién le hubiera asegurado que aquella tarde, aparentemente tan normal terminará de aquella forma. Jugando a ser una detective aficionada. ¿Quién decía que las películas no superan a la realidad? Ella estaba viviendo en carnes un autentica odisea.¿Una tarde normal, como cualquiera? No, una tarde distinta.

 

(2)

 

 La adrenalina se había disparado, y la tenía aún acelerada, en vilo... Ansiaba descubrir el misterio que rodeaba a las dos mujeres. ¿Pero como? Ella no es ninguna detective. El trayecto le ayuda a reflexionar sobre lo ocurrido. Por más vueltas que le diera a las piezas, no conseguía darle sentido al rompecabezas.

 

Para empezar, aún no estaba segur de qué realmente se tratará de Esther. Por más intentara encontrar justificación a su extraño comportamiento, no lo encontraba. ¿Por qué se paseaba felizmente por la ciudad, con tanta sangre fría? ¿A caso no le importaba Maca, su familia, amigos...? No, alcanzaba a explicárselo.

 

Lo que la desconcertaba, la mujer que la acompañaba.¿Quién debía ser? ¿Era su nueva pareja? Admitir aquello era decir indirectamente que se había olvidado de la pediatra, que carecía de corazón.

Elisa, desecho aquella posibilidad, su amiga jamás fue de aquella forma. Era amiga de sus amigos, siempre se desvivió por la gente que quería. A parte, de qué Maca la hizo la mujer más feliz del planeta. Aunque el amor, era algo que también se podía desvanecerse. Pero de ahí, de dejar de querer a alguien, y abandonarlo sin dar la cara... No, no tenía lógica.

 

            La pregunta: ¿Es o no, Esther García? , sigue siendo primordial. Si hubiera hecho caso a la chica no se hallaría allí. Pero había detectado en sus ojos confusión, desconcierto y quizás, si no hubiese entrado en escena una rubia desvergonzada le hubiese podido sacado más. Sus sentimientos están muy alterados, y se dice con rabia:

 

“ ¡Pero que te tiene decir la chica! Acepta que solo se parece. Se llama Paula Vivanco. ¡No, no me la creó! No me fió de su acompañante. Vaya mirada me ha dirigido, como diciendo: ¿Y tu quien eres, y que pretendes con mi chica? ¿ A caso, la conoces...?. Luego, casi se lleva a arrastras a su pareja o amiga...Seguro que pareja, por su comportamiento posesivo.“

 

            A parte de aquella impresión, creyó leer mucho miedo en los ojos de aquella rubia. ¿Pero de qué? Era como si estuviera en un continúo estado de vigilancia, que no se relajará jamás. Siempre estando alerta, pendiente de... En breves minutos, cayó en la cuenta que quizás las había escuchado de lejos. Si era así, podría justificar su mirada; probablemente era una persona muy celosa, controladora.

 

            El taxi en viajaba se detuvo, y la voz de su conductor rompió sus meditaciones. El otro taxi también estaba aparcado delante suyo. A su derecha había un hotel de unas dos o tres estrellas. Elisa, prefirió esperar que las dos mujeres, que perseguía, bajasen primero. Por lógica se debían hospedar allí.

 

            No tardo en comprobarlo; bajaron del coche, muy separadas y entraron el hotel. El vehículo que las había transportado hasta allí, se volvió a incorporar en la circulación. Elisa, indecisa abandono el taxi. ¿Qué hacer? ¿Qué haría un detective profesional? ¿Había de entrar y asegurarse de qué realmente se hospedaban allí, y en qué habitación?

 

            A veces, te dejas conducir por el agua del río sin saber porqué ni que pretendes descubrir, o alcanzar haciéndolo. Te pierdes, pero vuelves a recuperar los objetivos que tuviste al inicio del tobogán. Hay que seguir su rastro, y entra al recinto que esta a su delante. Cuando entro en recepción, las dos mujeres accedían al ascensor, las se cerraron volviendo a desaparecer de su visibilidad.

 

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