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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO. La fragilidad y hermosura de las mariposas (XXIII)


Mírame y dime ¿Qué es lo que quieres hacer tu? (2)

 

La pregunta queda suspendida al aire, los ojos sin perder el contacto. Los de Valeria tranquilos, llenos de amor. Esta consiguiendo esconder el pánico, anticipado, de perderla. La razón, por unos instantes, esta venciendo los sentimientos.  Ella no era nadie para exigirle restar a su lado, por mucho que la quisiera.

 

Nadia, esta muy seria. Conciente ante que orilla esta, y debe de escoger una dirección.¿Por qué tenerlo que escoger tan precipitadamente? ¿Qué hacer? Era una pesadilla sin fin, una lucha interminable. Y volvemos a recriminarnos una antigua decisión: hubiese sido mejor restar en la mar y reunirse con Corina. Pero había nadado y nadado para reunirse con Valeria.¡Quizás fue una ingenua, una inconsciente! Simplemente había ganado el egoísmo.

 

VAL:-No creas que no te entiendo...lo se.- dijo con un hilo de voz suave. Ya no esperaba su respuesta ya que, en un instante, comprendió que había sido brusca con la pregunta. Lo que seria sería ...lo aceptaría. Su felicidad era la de ella. La cual sigue impasible, sin dejar de mirarla.- No te lo quiero poner difícil...estoy dispuesta a respetar tu voluntad.

 

Nadia sigue sin hablar. No encuentra las palabras precisas, que ilustren lo que esta sintiendo su humilde corazón. Levanta su mano derecha, y le acaricia el rostro. Sus caricias son suaves, como sus dedos fueran unas suaves plumas. Son tan sedosas. Se da cuenta que hay pocas cosas que pedirle a su destino. Sí, sus piernas están muertas; pero a su lado hay una mujer que no se la merece.

 

Valeria cierra los ojos disfrutando de la tierna y prolongada caricia. Es tan dulce, que se estremece y sus ojos se le empañan de lágrimas. Se siente como una niña desconsolada, tímida descubriendo el amor. La fragilidad la poseyó, dándose cuenta de qué le seria difícil renunciar a su amor.¿Por qué le hacía aquello? ¿Por qué no ser egoísta y gritarle que no la dejará?

 

Nadia capta su lucha interna, pero sigue sin hablar... únicamente le sigue acariciándole el rostro. En aquellos instantes con las dos manos, y con el mismo estilo le va secando las lágrimas. Su rostro esta sereno, y sus ojos azules reflejan sinceramente sus sentimientos por ella. Aún así, las palabras no relucen en el cielo claro. Sigue perdida, y con sentimientos contrapuestos. No deseaba hacerle daño y ya se lo estaba haciendo. Aún el miedo de no hacerla feliz es tan enorme...que la paraliza.

 

NA:- Valeria...perdóname atina a decir al final, lo dice susurrándole.

 

VAL:- Oh, Nadia...-siendo su voz un suave murmullo, casi imperceptible. Se le acerco y la abrazo como si lo hiciera por última vez. Antes de qué su Titánico se hundiese. Era una abrazo fuerte , desesperado. Sin saber como empezó a temblar, como una hoja. Era como pequeños espasmos que no pasaron desapercibidos para la Monsolís. La estrecho más contra ella, e iba masajeando la espalda.

 

NA:-Mi duende, estás así por mi culpa-rompe el silencio manteniendo un suave tono de voz. ¡Quisiera evitar todo aquello! En el cuello tenía como una espina clavada, que en cierto modo, también, le dificultaba el habla.

 

VAL:-¡No!-exclama inmediatamente-Estoy así porqué me siento afortunada de haberte conocido- pero se para, consciente de qué si seguía mostrando cuando la necesitaba, indirectamente le estaba exigiendo que se quedará en Madrid.

 

NA:- Yo lo único que deseo es que esto no influya en nuestra vida, en tu existencia- se medio sincera al final. Afloja el abrazo y mira sus preciosos ojos verdes.

 

Aquello era confuso y contradictorio. Quería seguir con su vida, no obstante, se estaba planteándo irse. ¿No entendía que ya era una parte importante en su existencia? ¿Cómo podía caminar hacía atrás, huir de todo lo que habían compartido? ¿No sería aquella decisión una forma de dejarte dominar por la rabia y el miedo? Y al fin y al acabo, todo aquello influía en su existencia. En parte era inhabitable.

Era tan duro de decir, tan fácil pensar desde una perspectiva externa. Lo acallabas para miedo a padecer. Aunque no evitabas realmente el sufrimiento. Su existencia ya había cambiado, era tan cierto como que el día siguiente saldría el sol (aunque a veces no lo observas). Tanto Nadia y ella lo debían de asumir.

 

Una cosa era abonarte a tus limitaciones y otra, distinta, era huir sin luchar ni probarlo.¿A caso, era lo que pretendía Nadia? Valeria era consciente que el proceso sería duro y se requería de una buena dosis de esfuerzo.

 

VAL:- Encuentro admirable tu postura, el querer seguir en pie...-siéndole absolutamente sincera. Se separo de ella.- Por mi parte nada a cambiado, lo sabes perfectamente. Estoy dispuesta compartir mi vida contigo, estar a tu lado en lo bueno y en lo malo. Yo te quiero muchas razones, por tu forma de ser, por tu generosidad... por lo que existe dentro de tu corazón. ¿Crees que me esta influyendo, en lo que siento, tu minusvalía?- separo, esperando su reacción, o algún gesto de comprensión o algo....

 

NA:- Ya, pero te has planteado que ya no todo sea lo mismo –mirando con cierta rudeza, pero un móvil interrumpió su conversación trascendental. Era el de Valeria, la cual se gira muy molesta por aquel corte debido a su dichoso aparato. No había pensado en desconectarlo. Lo dejo sonar, esperando que el que la llamaba se cansará. No fue así, y Nadia insistió por qué lo cogiera.

 

Valeria, la obedece... intuyendo que quería quedarse un ratito a solas. Algo en su interior se había empezado a mover. La persona que le llamaba le era indiferente. Aún así, busco su móvil entre el caos de su bolsa. Lo encontró y lo descolgó sin mirar la identidad del quién le llamaba. Una voz retronó en su oreja derecha. Miró a su pareja, pidiéndole permiso para salir al exterior. En principio no era nada confidencial... pero a medida que iba avanzando la conversación se volvió más inquietante.

 Nadia ignoro las extrañas connotaciones que estaba adquiriendo aquella insignificante llamada. Y de hecho, Valeria regreso a su lado, minutos más tarde, como si nada hubiese ocurrido. Como si fuera una llamada cualquiera.

Mírame y dime ¿Qué es lo que quieres hacer tu? (3)

 

Nadia aprovecho la ausencia de Valeria para meditar. Sus ojos azules se mojaron de lágrimas solitarias y vergonzosas. No había podido suportar el dolor de su pareja ante la perspectiva de perderla. Lloraba por ello y por su mala suerte.

 

 ¡Malditos Monsolís! ¡Sí, malditos...! La gente de Vilafranca creía que su familia estaba maldecida. Siempre lo considero un cuento popular. Aún así una inquietante certeza se apoderaba de su razón: ¿Pero y si era cierto?

 

¡Qué estupideces estaba pensando! ¿Qué quería? Aunque estaba medio convencida de irse con su madre... le bastaba mirar a Valeria para girar del revés sus planes. Era incapaz de hacerle daño, era incapaz de dejarla. Era darse cuenta que la necesitaba a su lado como el aire se necesitaba para respirar y vivir. No obstante, sus pensamientos negativos seguían minando su decisión. Eran trampas mentales, que le hacían caerse de rodillas y retroceder hacía el punto de salida. La misma historia de siempre. ¿Podía dejarse llevar por la corriente para variar?

 

Luchando consigo misma permanecía cuando su pareja regresó, como si la llamada hubiera sido insignificante o rutinaria. Sus labios dibujaron una sonrisa multicolor y sincera. Se alegraba de estar otra vez a su lado; y, sin decir nada, se le acerco y abrazó. Sus labios se juntaron con rapidez, dando vida a las mariposas. Si Nadia quería le quedaba aún Paris para explorar. Un paraíso para ellas dos.

 

Valeria se seguía aferrando a ella con fuerza, como si fuera un salvavidas, incapaz de alejarse a él por miedo a ahogarse. Aquel beso distaba de ser los dulces y suaves besos de momentos antes. Era un beso pasional, desesperado, lleno de tormento, ardor...de una vehemencia poco usual entre ellas.

 

A Nadia le encanto, pero le sorprendió la intensidad y la urgencia. Indirectamente,  le indicaba un cambio de humor en su chica.

 

 Quizás se debía a la llamada telefónica.¿Quién debía haber sido? No se distrajo en ello. Simplemente, se abandono al torrente de sensaciones a flor de piel, producido por caricias sencillas y un beso más profundo y un contacto más intimo y fuerte. Al final, se separaron exhaustas. Entonces, fue Nadia quien se sorprendió a si misma.

 

NA:- Sí, acepto tu propuesta de irme a vivir contigo- su interlocutora abrió los ojos con dos naranjas, quedándose con la boca abierta, sin decir nada. Únicamente la estrecho entre sus brazos fuertes y protectores.

 

Tan solo fue un momento, un instante...en un abrir y cerrar de ojos. En aquel corto espacio temporal en el cual vivió las sensaciones, sintió el amor en estado puro...y fue capaz de contemplar la realidad desde otra perspectiva. Un momento en el cual se alejo de sus miedos más recónditos y fue capaz de acariciar la hermosura del instante. Dominada por el influjo del positivismo quizás se traiciona a si misma. De hecho, los humanos no son ningún árbol macizo e inmovible.

 

La felicidad de Valeria era como un manantial, del cual no dejaba de brotar alegría cristalina. A partir de allí era cuestión de seguir luchando por Nadia, para recordarle que la vida seguía siendo bella. En el fondo, intuía que por mucho que había escogido permanecer a su lado, no seria todo un camino de rosas. Más aún con los tiempos que se avecinaban.

 

NA:- Me muero para descubrir la sorpresa que me preparas.- le comento sonriendo.

 

VAL:- Impaciente mi duende....-manteniendo el misterio, pero era muy tenaz guardando los secretos.- En fin, el regalo me lo terminas de hacer tu.

 

NA:- ¿De veras?-quitándole importancia-¿Y que regalo te he hecho? –haciéndose la ignorante o tonta del bote. Conquistándole, con ello, otra sonrisa franca y translucida. De las que más le encantaban.

 

VAL:- Al darme la oportunidad de conocerte- su respuesta era sincera. Su amor, su todo, callo.

 

 Su historia parecía no haber tenido guión, como la mayoría de historias. El azar quiso que tropezara con Maca, y creyese estar enamorada de ella. Gracias a ello viajó a Madrid. Realmente, fue un misterio lo que le ocurrió con Valeria. Las cosas simplemente ocurren. Es infinitamente imprevisible el destino de las flechas de cupido.

 

NA:- Gracias a tu, por la paciencia que siempre mostraste conmigo. Cuando hubo momentos para castigarme con una merecida surra- lo dijo con el corazón a la mano, pero usando un tono irónico para robarle otra sonrisa.  Sus manos derechas están fuertemente entrelazadas.- Es más, espero que no se te termine. A veces, uno es tan cabezota que no para de darse golpes contra una misma pared imaginaria.

 

VAL:- No se que decirte... las dos debemos tener paciencia con la otra, ser tolerantes.- consigue decir, porqué en realidad estaba en blanco.- Nada es imposible...aunque nada fácil...¡Díos, las palabras se me escapan!- lo decía muy seria, incluso pareció molesta por ello o rabiosa por su torpeza. Su mirada era turbia, y la alegría fulminada por una estaca o relámpago. Odiaba sentirse de aquella forma, o era que en sus entrañas alguna cosa se le había removido.

 

Le sonrió otra vez, pero fue un gesto algo distante. Su mente se había como disociado de su cuerpo, de aquella habitación de hospital. Era como si un espíritu la hubiese poseído de repente y apoderado de su razón y voluntad.

 

Nadia, creyó que extraño comportamiento era debido a ella. Callo, impotente. Quizás no era así, ya que la llamada que había recibido la inspectora había conseguido cambiarle el estado anímico, alterado. Aquello no debía de ser así, pero desgraciadamente lo era. Uno de hecho, jamás esta tranquilo.

 

Hay cosas que parecen ya no afectarte, pero únicamente te auto estafas. Están en tu interior y te cogen con la guardia baja. Por norma, tu corazón es de buena fe y vives pensando que no se repetirá. No es así. Es fácil exclamar: “Nada debe de ser así”. ¡Pero lo es! Su amor postrada en una silla de ruedas; y ella no debería deponerse de aquella forma debida a una conversación. Pero las emociones son entidades incontrolables.

 

VAL:-Solo quería decirte...bueno ya te lo he dicho...- siguiendo avergonzada de si misma, por carecer de ciertas habilidades.- Que me tienes a mi a lado hasta que te canses de mi. –se callo y le quito del rostro unos pelos rebeldes. La beso de nuevo, siendo ardiente como el de antes. Era un intento de exorcizar sus fantasmas.-¿Me permites hacer algunas gestiones?

 

Nadia, pareciéndole curioso que le pidiera permiso para ello, le respondió que sí con un sutil gesto con la barbilla. La dejo volar libremente. Parecía una frágil mariposa con vuelo incierto. Quería irse, pero le costaba marchar. Andaba y se giraba, lanzándole besos al aire. Por fin, cerro la puerta. Lo que no vio Nadia, es como se apoyaba detrás la puerta y cerraba con rabia los ojos. No llego a derramar lágrimas, pero cerca estuvo de ello.

 

Las que si la vieron fueron Maca y Esther con Estrella. Se le acercaron con los brazos dispuestos a acunarla, con las orejas preparadas para escucharla. Sus mentes repintaron una anterior conversación, en la cual Valeria terminaba de escuchar una fatídica noticia. Y el dolor de imaginarse sola y ver a lo que más quería alejarse de ella...la enviarían a explorar la tierra de nadie.

 

VAL:- Se queda al final- responde a la pregunta que jamás fue formulada, pero sabia que sus amigas estaban esperando aquella noticia. Como era de prever, el rostro de la pediatra y enfermera se recubren de alegría. Aún así, las dos se percatan del extraño comportamiento de la inspectora.¿No debería de cantar de felicidad? Sus miradas no esconden su desconcierto.

 

E:-¿Entonces, que te pasa?- le pregunta, intentando echarle un cable para sacar la arista que le estaba carcomiendo por dentro.

VAL:-Una larga historia...- dice para apagar el fuego que se avecina, cualquier tipo de interrogatorio. Era algo que no le apetecía hablar, jamás lo había hecho con nadie. Aparte de los que ya conocían su historia de primera mano. ¿Pero se puede enterrar un pasado? ¡No, desgraciadamente no!- No os preocupéis. Únicamente termino de recibir cierta información que me ha cogido por sorpresa.

 

M:-¿Algún familiar?.- le pregunto la pediatra, tan solo por afán de ayudarle a quitarle el dolor. Aunque cuando alguien no quiere ventilar su habitáculo era preferible dejarle volar libremente.

 

VAL:- No, todo anda bien- manteniéndose firme en ello. Maca y Esther comprendieron que nada podían hacer por ella.-Por favor, no comentáis nada a Nadia.-le rogó muy seria, y las dos se lo prometieron. Se despidió con ligereza y desapareció de su campo visual con la misma velocidad de un rayó.

 

La pareja entro en la habitación de su amiga, y jamás revelaron aquella extraña situación y conversación. Lo único que les quedo claro era que Valeria ocultaba algo. Alguna cosa que le había afectado mucho. Las dos, en intimidad, coincidieron que debían estar muy pendientes de las dos, tanto de Nadia y como Valeria. Para ellas se avecinaban tiempos muy complicados. Siempre que las necesitarán estarían a su lado.

 

Mirando hacía atrás


 

El libro Beatriz y los cuerpos celestiales le había caído en las manos en un día muy señalado, el de su aniversario. Un regalo de las pocas amistades sinceras que había tenido. Un libro que jamás había escuchado hablar de él. Un libro de una escritora española, y editada con el idioma original.  La persona que se lo regalo conocía sus preferencias.

 

El español era especial por ella, porqué se lo había enseñado una persona que había sido muy especial por ella. Una persona que quiso y luego odio irracionalmente. ¿La seguía odiando? Para ser sincera, ya no sabía lo que sentía por ella.

 Representaba que los años, la madurez nos hace pensar de diferente forma, algo más adulta o sabia. Se dejan de lado las ilusiones, la inocencia, las responsabilidades aumentan.... Cuando se es joven todo se ve mucho más fácil. Uno cree que el mundo esta en sus manos. Las montañas son ilusiones de fácil escalar, y el mar no es peligroso. De hecho, nada lo es.

 

Hay creencias que perduran, los caracteres de las personas son invariables. En fin, vives intentando imaginarte otra vida, que todo hubiera podido ser distinto. Te conforta buscar culpables. En el fondo, no ves que el único verdugo es uno mismo. Es fácil culpar a otros. Aunque sentirte traicionado duele al más hondo de uno mismo.

 

“Beatriz y los cuerpos celestiales” titulo original para ilustrar aquella historia. Habían frases que la habían impactado. Aunque lo que narra la novela tampoco era una copia de su historia. Pero si, existían heridas que no se curaban, te seguían doliendo, ni por mucho que el destino le hubiese sonreído después.

 

Se era sincera, había de reconocer que cuando era joven no tenía escrúpulos. Tenía una meta y no existía nada más que ella. Era una persona sin paciencia, y cogió los senderos menos empinados. Lo hubiese podido tener todo, poseía de dotes de gente. Aún los tenía, y eso que no era ninguna hermosura. Una buena dosis de auto confianza, seguridad...ropa elegante y el maquillaje justo.

 

Sí, le era fácil conquistar a la gente, y ponérsela a su bolsillo. Alumbraba a todos los sitios que acudía. Siempre tubo claro algo, triunfar en el mundo. Todo valía por ello. Pero tampoco se podía quejar, su trayectoria había sido con cortes y caminos retorcidos, pero nada estaba del todo estropeado.¿O, sí?

 

Termino su cuadro a la madrugada. Una noche de insomnio. Una noche productiva. Una decisión salió a la luz del día. Pintar la relajaba. Más aún, cuando vomitaba todos sus sentimientos en el lienzo virgen. Él era quién pagaba su temperamento y lo corrompía. Resultando el espejo de su alma, de lo que sentía...

 

Debía de viajar a Madrid, y era algo que no pensaba posponer más. Desayuno y llamó al aeropuerto para reservar un billete para la semana siguiente. Luego informo a su representante y padres. A esos últimos, para comprobar que lo que más temía y recelaba seguía residiendo a Madrid. Dicha persona si que le había dado un giro radical a su existencia. Quizás cierta culpa la estaba carcomiendo por dentro. Aún así, no se podía quejar. Hasta de amoríos andaba bien servida.¿Quién decía que picaba alto?

 

Y su mente, le dedico todos sus pensamientos: “ ¿Recordarás nuestras noches de insomnio? Las noches que salíamos de fiesta en fiesta. Las noches locas, de alcohol y éxtasis. Porqué tu no te quedas corta. No te hagas ahora la santita.¿Cuántas resacas compartimos? Éramos aves nocturnas, y algunos dirían unas viciosas. Únicamente éramos jóvenes, recientemente salido de la adolescencia y nos creíamos dueñas del mundo.

 

¿Siempre me admiraste, no? Yo extrovertida y tu introvertida? Para algunos el dúo perfecto. La lanzada y la prudente. La elegante y la vulgar. La simpática y la tímida. Hacíamos buena pareja. Amigas del alma y a amantes a media noche. Nuestros padres hasta al final supieron la relación real que nos unía.

 

Paso lo que paso.¡Si me lo busque! Pero me dolió tu traición. Pensaba que me querías.¡Pero no! Me giraste la espalda y te fugaste. Volviste a Madrid, ni te dignaste a despedirte de mi. ¿Crees que fue justo? Yo... me rompiste el corazón.

 

Tu querer es basura, una insignificante hoja que se la lleva fácilmente el viento. Siempre has sido la pobre chica y lo serás siempre. Tu fragilidad es pura fachada, un disfraz que ya no me engaña. No se porqué temo tanto verte. Pero bueno, ya empieza a ser hora que nos reencontramos.

 

A ver como es tu nueva vida.¿Es tan perfecta como dicen tus tíos? Para ellos eres una persona afortunada. Incluso me ha intrigado tu actual pareja.¿Quién será? ¿Una pollita a la cual tienes la necesidad de proteger? Porqué tu eres así, tan buena persona...que te crees con el derecho de enderezar vidas errantes.¿A caso tienes una vida idílica? ¿O es mala conciencia para haber estropeado una vida?

 

De mi no escapas...Quiero mirarte a los ojos y que me digas porqué. Ahórrame la frase prototípica: que me lo busque. Yo jamás te pedí nada. Era cuestión de tiempo que te hiciera justicia. No creíste en mi palabra. Y esto es lo que más me duele. Prepárate darling porqué ya vengo. Darling, darling...tienes una factura pendiente conmigo. “

 

 

La fragilidad y hermosura de las mariposas (7)

 

MI DARLING...

 

Nadia recibió la alta medica la semana siguiente de su decisión. Y ante el receló o des probación de su madre se traslado al apartamento de su pareja. Aún así seria una persona falsa sino reconociese que el miedo le seguía poseyendo en soledad. Tan solo era pensar o imaginarse una futuro, y más cercana existencia a partir de entonces. Era como empezar de cero, des de unos peldaños conocidos pero que parecen cambiados.

 

Para algunos había mucho para construir, hi para retomar. Toda una vida para adelante. ¿Pero, tenía el valor suficiente por ello? Lo único que realmente le apetecía era restar sin hacer nada. Malgastar el tiempo mirando al vació, intentando tener la mente en blanco. En el fondo sabía que su actitud no la llevaría a ningún sitio, a un callejón sin salida.¿Claustrofóbico, no?

 

¿Qué diría Corina a ello? Una existencia malgastada. Aunque quizás lo necesitase para poner orden en su escritorio interno. Los esfuerzos de Valeria para animarla parecían en vano. Aún así, parecía que jamás se desesperaba. No se rendía, e intentaba adaptarse a sus ritmos.

 

Nunca le falto un gesto de afecto ni de comprensión. Incluso, ya empezaron a florecer en su jardín infinidad de detalles de su pareja, tratando de animarla y motivarla. Percibía su carencia de ilusión y menosprecio respeto a su vida. Le regalaba libros de autoayuda, libros de cuentos del famoso escritor Jorge Bucay, y novelas de Pablo Cohelo. Como la preciosa historia de Verónica decide morir. Contundente, hermosa, esperanzadora, reflexiva...

 

Valeria la hizo pensar en su momento, y quiso trasladarle el cúmulo de sentimientos a Nadia. La cual le acepto el libro, y lo juzgo por el nombre. Quizás en él había un mensaje oculto, que le indicaba lo que más temía su pareja. El miedo de qué la dejara, imitando el gesto egoísta de Corina. Conduciéndola a adelantarse a los hechos. Era incapaz de dejarla suspendida al vació.

 

A veces, los esfuerzos de alguien parecen en vano...agua que se escapa de un contenedor, entre tus manos. Nadia seguía rodeada de oscuridad, niebla y prejuicios. Continuando dudando de su elección. Pero no cambio de opinión. Se dejo dominar por la alegría de la inspectora. Incluso, permitió que organizará una fiesta de bienvenida en su hogar. En la cual, asistieron los seres más cercanos: sus padres, Maca y Esther y sus suegros.

 

Aquel fue su primer contacto con ellos. No le parecieron malas personas. Aunque la situación fue algo amarga. A Nadia no se le escapo la mirada de pena de su suegra. Posiblemente estaba pensando que haría infeliz a su única hija. Y seguro que era que sí, porqué no fue un sentimiento que se esmero a esconder. Sus miradas eran directas e iban de Valeria y hacía ella. ¿Qué debería de pensar? Pero la doctora catalana trato de desdramatizar y bromear, aparentando una falsa normalidad.

 

Valeria, también se percato de todo aquello. Se sintió muy avergonzada de su madre. Jamás la había entendido. Quizás una vez se puso en la boca del lobo por ser demasiado buena. Pero en aquella ocasión, o allí, no estafaba a nadie. Quiso mucho a Nadia antes del accidente, y la seguía amando de igual forma. Aunque si había de reconocer, era que en los últimos días estaban algo distantes.

 

En apariencia era todo normal. Estaba en lo que no se decía, sino en lo que se acallaba. Era autentica ausencia de comunicación. Ella trataba adentrarse a la necesidades de Nadia, incluso le regalaba libros de ayuda...No obstante, ninguna de las dos hablaba de la experiencia traumática abiertamente. Una porqué no le apetecía y pretendía hacerse la estoica. Mientras que la otra, simplemente no quería forzar nada. Pero empezaba a preocuparse.

 

La normalidad que aparentaba en ocasiones era inusual. Si que estaba más apagada y pasiva a los hechos externos. Ni manifestaba ansias de retomar su vida en todos los sentidos. Podía no poder caminar, pero por el resto de aspectos no era ninguna invalida. Era una normalidad, sin proponerse aceptar ningún reto importante.

 

Valeria, altamente preocupada y haciendo un acopio de valor...porqué ella también se estaba haciendo la fuerte y intentaba esconder un de sus peores malos sueños, pidió ayuda y consejo a Maca y Esther. Aprovecho para irlas a ver un lunes por la mañana, antes de irse al trabajo.

 Nadia había insistido que retomará sus obligaciones laborales. No toleraba que estuviera pendiente de ella. No quiso contradecirla y regreso al mundo de la rutina. Quizás en el fondo necesitaba ver que el resto de seres humanos siguen su trayectoria normal.

 

Maca amanto a su hija, mientras Esther la observaba anonada. Estaba enamorada tanto de su pareja como de su hija. Es impresionante como la maternidad le transforma a alguien. De vez en cuando se sonreían, cómplices. Cuando Estrella se canso, y con la barriguita satisfecha se separo del mugrón de su madre y paladeo feliz.

 

Las dos arrugaron la nariz...y comprendieron que tocaba cambiarle de pañal. Esther la cogió entre sus brazos con mucha seguridad. Al principio se había sentido algo torpe...tan solo era miedo de hacerlo incorrectamente. Eran madres primerizas...y todo se disfrutaba mucho. Maca observo el rostro concentrado de su chica, que lo hacía con mucho cuidado y suavidad.

 

Cuando termino, dedicaron un tiempo jugando con ella. No obstante, le entro sueño y la dejaron con suavidad en su cunita. Fue en este preciso instante que sonó el timbre de la puerta. Las dos coinciden con el nombre de la visita, y es Maca quién acude a abrir la puerta. Efectivamente, era la inspectora Wood.

 

VAL:-Buenos días.- le saluda jovial, pero con una sonrisa más apagada de lo habitual. –Gracias por quererme recibir a estas horas.- Se dirigen a la salita, donde Esther le esta esperando. Se sienta en una silla enfrentada al sofá, en cual la cual se sientan sus amigas.

 

M:- ¿Qué he escuchado?- dice con un tono irónico, tratando de quitar importancia. Hacía días que esperaban que Valeria acudiera a ellas para expulsar de su interior sus sentimientos.- No, importa...

 

E:- Ya sabes, aquí nos tienes siempre que lo necesites- remarco la enfermera, apoyando a su pareja. No sabía que más decir, contemplo a la inspectora ...animándola a abrirse.

 

VAL:- No se que hacer... Nadia no esta bien- empezó sin adornos ni prologo, mostrando su vulnerabilidad e impotencia. Su mirada era rompedora.- No se que hacer... No se queja, no llora...En apariencia parece aceptarlo....

 

M:- Te entiendo. Quisieras evitarle el sufrimiento, y te desgarra no poderlo hacerlo.-hizo una pausa, y la miro directamente a los ojos, muy seria y comprensiva.- No se puede...No hay que forzar nada- lo que decía le producía mucha tristeza.

 

E:- Yo lo hice, la forcé....- interrumpe su discurso para apoyarla en sus argumentos, recordando, a la misma vez, su propia experiencia.- ¿Lo recuerdas Maca? Tu estabas deprimida por el niño que se te murió...el de los trillizos- su pareja hizo un gesto de afirmación.

 

M:- Era incapaz de escuchar sus consejos. Solo tenía en mente aquella perdida. Eres, en estos momentos, incapaz de escuchar ningún consejo, que te digan que no es nada y que suele ocurrir- sus ojos aún transmiten la tristeza que sintió en aquella temporada.- No obstante, tu no dejas de sentirte culpable por lo que hiciste mal, o simplemente no hiciste. Nadia quiere arrastrar ella sola la dura cruz. Por más que intentes librarla y abandone la autocomplacencia ...- realiza una pausa, sabiendo que esta siendo muy contundente, pero tiene claro lo que esta explicando.- Ella no se deja ayudar, se esconde en una caja acorazada.

 

VAL:-¿Y que puedo hacer yo?-manifestando que estaba perdida, impotente. Le quisiera gritar: ¡Nadia grítame, o grita...insúltame, pero haz algo! Y por más recursos que tuviera en su interior, y por la experiencia que ha había ido recolectando en su vida...no tenía el remedio por su chica. Si, era cuestión de tiempo. Pero hubiera querido ser un Dios...

 

M:-Intenta sacar el tema...- aunque también esta perdida. Su amiga era muy hermética cuando se lo proponía.- Esperar y tener las orejas preparadas para escuchar. Aconsejarle que asista aun psicólogo...Creo que alguien del hospital ya se lo comento. Quizás al principio se niegue a asistir. Una cosa, ante todo no la fuerces.

 

E:-¿Ya se ha inscrito en aquella clínica de rehabilitación que le dijo Vilches? –hizo una pausa esperando una respuesta, pero no dio tiempo a ello, porqué continuo hablando.- Me imagino que sí. Aunque la última vez que la vi, la encontré algo resignada.

 

VAL:- Sí, yo misma inscribí. El equipo del centro ya han valorado su caso y la semana pasada ya empezó la rehabilitación. En principio tiene que ir todas las mañanas, y quizás también alguna tarde.-la sombra de preocupación por su pareja no la abandona.

 

Maca se le acerca y le acaricia el brazo. No sabe como ayudarla. Las palabras sobran. Nada seria un camino de rosas. Nadia se había encerrado en vano. Y por ella sabia, que a la más mínima que detectará que fuese una carga por Valeria regresaría a su patria. ¿Cómo impedírselo? Todo era cuestión de tiempo; pero cuando alguien tenia en mente, casi constantemente, que se había errado...¿Sería capaz de valorar que puede funcionar realmente?

M:- Hay que tener la esperanza que la rehabilitación le enseñen que la vida que le espera no es tan limitada. Solo es cuestión de aprender a vivir de nuevo y de otra forma. Sus alas se han de sanar. Y ten por seguro que volverá a volar.- la abraza con fuerza, tratando de traspasarle todas sus esperanzas.

 

Valeria se cobija en sus brazos. De sus ojos no baja ninguna lágrima más. Su intrépida mente sigue pensando que puede hacer para ayudarla. No le gusta restar con los brazos cruzados. Hay cosas que no puedes evitar ni provocar; otras que sí. ¿Pero como? Todo en potencia es posible...¿pero llegar a ser real?

 

(...)

 

Nadia nada más al marcharse Valeria, llamó al servicio de ambulancias que la tenían que recoger; y también a la clínica de rehabilitación para no asistir aquella mañana. Su excusa fue que se encontraba mal. En realidad, no le apetecía ir. Era pura y dura realidad. Se sentía derrotada y con poco humor. Su esperanzas en volver a caminar eran nulas...a veces sus conocimientos médicos le entorpecían y la hacían hacer más pesimista del normal. Nadie le había quitado la esperanza de conseguirlo. A parte, quería estar sola al piso, sumergida en un latente silencio.

 

Los días se consumían, como era costumbre, rápidamente. Le parecía que había estado flotando, dependiendo de las corrientes del momento. Y debido a ello, no había meditado lo suficiente...Se hallaba delante del grande ventanal , que daba a la terracita (la misma que tenía una estupenda vista madrileña.) Allí los recuerdos inundaron todo su ser. ¡Qué hermosa fue aquella noche!

 

Se dieron su primer beso, tímido y algo miedoso, en el parque del Retiro, rodeadas de estrellas. Despertaron, incluso, a los duendes. Luego bajo a las mismas estrellas y las mil luces de la ciudad de Madrid dormido se amaron por primera vez. Se encogió el estomago en tan solo recordarlo. Amar a Valeria... era grande..., no tenía nombre. Aparte de Corina. Era una mujer afortunada.¿Qué más quería? Aún así, creía que haber amado tanto y tan intensamente le había sido, en cierta forma, contraproducente. A uno también le toca padecer, no todo era gloria eterna.

 

El sonido del timbre le rompió la paz y las ensoñaciones...Al principio, no hizo ningún gesto o intención de moverse. No obstante, la persona que esta detrás de la puerta de la entrada del apartamento no se rendía. ¿Y si era Esther o Maca? Lo descarto, no creía que fuesen tan desconfiadas; ni Valeria. La cual tenía sus llaves ¿no?

 

Al final, decide ir a abrir la puerta. Suerte que puede llegar bien para abrir la puerta, consigue su propósito y se aparta. La puerta de madera se abre, y ante ella hay una mujer muy delgada y no muy alta. Su rostro es pequeño y algo alargado. Lleva el pelo largo, quizás hasta media espalda. Es muy liso, y bien peinado. Es de color marrón, con mechones teñidos de rubio.  Confiriéndole un aspecto muy llamativo. Aparte, su rostro estaba cubierto por mucho maquillaje. No era una mujer muy atractiva, pero conseguía impactar o cautivar por su excesiva elegancia.

 

Mujer:- ¿Darling?- ha creído escuchar Nadia nada más abrir la puerta. Pero una vez que los ojos marrones, como el carbón, de la desconocida se han cruzado con los azules, sus palabras se han encallado.

 

MI DARLING...(2)

 

La mujer con porte de ser extranjera, quizás de Inglaterra, esperaba encontrar a su Darling. Hasta donde sabia, era que estaba de vacaciones, y que su pareja vivía con ella, junto su mala suerte. Su Darling no había cambiado ... ella y su buen corazón. Pero jamás se imagino que sus informadores tuviesen razón cuando le comentaron que su novia era muy hermosa.

 

Nada más verla se quedo con la boca abierta. Era una mujer muy hermosa. Impactaba verla condenada a la silla de ruedas. Aunque aquello no le quitaba atractivo. Era una belleza clásica, de aquellas que inmortalizaría sobre el lienzo. Su mirada azulada, profunda, potente...con mucho contenido. Su cutis impecable, sedoso. Su pelo negro y largo...sus pestañas largas y finas. Su barbilla suave con el sensual hueco. Su nariz perfecta, en concordancia a su harmonioso rostro...y sus labios melosos y carnosos.

 

Una perfecta escultura griega. Su Darling picaba alto. Nadie estaría por lastima a su lado. Y dentro de su mente retorcida, paso una mala idea: “ seguro que estás a su lado por su mala suerte “.

 

NA:- Buenos días.¿Qué desearía?- le pregunto educadamente, esperando su respuesta. Aquella mujer no le sonaba .Se suponía que debía de ser alguna amiga, familiar o vecina. No tenía el aspecto de ser ninguna vendedora o encuestadora. Solo llevaba un bolso pequeño colgando de su brazo derecho. Aún así, la desconocida seguía sin hablar. Estaba todavía sumergida en el influjo de un hechizo.- Si quiere ver a Valeria...

 

Mujer:- Sí, a ella. ¿Está?- habla finalmente, aunque en el fondo ya se intuía la respuesta:- ¿Tu debes de ser...?

 

NA:-Nadia Monsolís- responde secamente. Jamás solía colocar el apellido de su padre primero. No obstante, le salió de aquella forma sin pensarlo previamente. Y seguidamente añadió:- La pareja de Valeria- lo remarco con vehemencia .  Su reacción fue extraña; pero en cierta forma le salió natural. Era como si una parte de ella le diese mala espina aquella visita inesperada.

 

Mujer:- Encantada de conocerla...- le dijo, mientras, a la misma vez, le daba su mano derecha. Fue un gesto amistoso. A continuación dejo al aire una alabanza falsa. Su forma de proceder intrigo a la doctora, y frunció las cejas. La visita finalmente se presento, adelantándose a la pregunta que le iba ha hacer Nadia:- Me llamo Paola James, amiga de la infancia de Valeria.

 

Nadia la observa con detenimiento. Su nombre sigue sin sonarle. De hecho, jamás su pareja se la ha nombrado. Aunque no le extraña; tan solo hacía pocos meses que se conocían. Era difícil conocer todos los colores de una existencia de un día por el otro.

 

PAO:- ¿No te ha hablado nunca de mi?- le pregunto, parecía muy desconcertada por ello. Indicándole, de aquella forma, que los lazos que las unieron fueron muy fuertes. La respuesta de la doctora fue contundente: NO. Todo se hubiera quedado ahí, pero a la visita parecía que le interesaba mucho aquello...terminando haciendo un drama.-¿De verdad?

 

NA:- ¿Por qué debería de mentirle?- pregunto, no disimulando su enfadamiento por su insistencia de críos. Y para no ser descortés, la invito a entrar al apartamento.- Si quiere esperar a Valeria, puede entrar. Vendrá a comer. O bien, desea pasar más tarde...- realmente le apetecía la última opción.

 

PAO:-Por favor tutéame...- le pidió exhibiendo su mejor talante. Su encontronazo parecía haberse difuminado en el espacio-temporal. –Discúlpame por presentarme sin avisar.-la anfitriona quito importancia al asunto.

 

NA:- No te preocupes. Seguro que Valeria tiene una grata sorpresa cuando la vea.- se aparta de la puerta y la deja acceder a su hogar.

 

Paola entra, sin dejarla de mirar lo hace. Invade la intimidad de su Darling, gozando de la grata compañía de su pareja. Ha tenido suerte de conocerla tranquilamente. Al realizar el primer paso, cree que con su pie derecho haber pisado algo. Agacha la cabeza, y se percata que realmente es así. Bajo su pie hay un sobre blanco. Se agacha más y lo recoge.

 

PAO:- ¡Oh, cuanto lo siento!- exclama a la misma vez que se lo entrega,

 

NA:- No te preocupes- se lo coge y se lo queda mirando muy extrañada.

 Es como encontrarte algo a fuera de lugar...Lo miras y lo vuelves a hacerlo minutos más tarde. No es ninguna ilusión óptica. ¿Qué hacía aquel sobre al suelo, a la entrada del piso? ¿No había buzón?  Es un sobre que de inmediato desconfías en él. En tan solo girarlo contemplas que es virgen: no hay remitente ni sabes a quién va dirigida. Una mente sana, libre de desconfianzas cree que será una notificación del presidente de la escala o bloque. Nadia se muere de ansias para abrirlo. La detiene su educación, no era el momento para hacerlo.

 

PAO:- Si lo quieres abrir, hazlo-animándola a ello.

 

NA:- Ya lo haré- sentencia, se lo guarda al lado de la silla y le pide que la siga.

 

A medida que avanzan, Paola no evita contemplar cada palmo del apartamento. Su Darling tenía buen gusto. Era elegante, moderno y con un toque de bohemio. Era un claro reflejo de su carácter tierno y de su independencia. Un piso de solterona, y muy impecable. Siempre había sido una persona muy hogareña, y se palpaba que seguía siendo de aquella manera.

 

PAO:- Veo que ha puesto suelo de madera...Darling jamás cambiará.¿Todavía le encanta andar descalza por casa?- le pregunta nada más adentrarse a su apartamento.

 

NA:-La verdad es que sí- le responde con una de sus genuinas sonrisas. Aunque la forma con que se dirige a su pareja le irrita. “Mi Darling...”

 

Le parecía un termino muy posesivo...Querida. Como si todavía fuese algo muy suyo. A parte de la familiaridad con que hablaba de ella, y de dejar al aire antiguos recuerdos o costumbres de Valeria. De inmediato se le encendió una bombilla interna.?Y si hubiesen sido pareja? Lo que no podía negarse era que estaba experimentando una pinzada de celos. En fin, aquella inglesa le estaba intrigando.

 

Paola parecía enamorarse de cada espacio de su hogar, de la decoración. Y lo que le fascino realmente fue la grande y luminosa salita. La terraza y su espléndida vista eran el detalle más sobresaliente de aquella pintura real.

 

PAO:- Tampoco ha dejado de ser una romántica. Seguro que os pasáis horas mirando el exterior durante la noche. Las estrellas, la luna...-Nadia únicamente se limito a sonreír, pero no le respondió. Presumía de conocer a Valeria a la perfección y no se escondía de ello.

 

NA:- ¿Hace mucho que no os veis? – le pregunto, intentando descubrir más datos sobre aquella extraña e imprevista visita.

 

PAO:-Sabes que estas muy hermosa cuando sonríes- le declaro sin pelos a la lengua, desconcertándola mucho. Parecía no haber escuchado su pregunta. Nadia dejo de sonreír. Y en sus interioridades se preguntaba que pretendía con ello. Quizás tan solo fue un piropo, pero lo creía fuera de lugar.

 

NA:- ¿Me estás tirando los trastos?- le pregunto con el rostro muy serio, mostrándole sus sentimientos. La había ofendido su directa magistral.

 

PAO:- ¡Mujer, no seas tan radical!- quitándole importancia; aunque en el fondo había sido sincera. Era una persona que siempre decía lo que pensaba, doliese lo que doliese, dañase o no al otro o otra. Nadia la había sorprendido gratamente, y no lo escondía.-Perdona, soy pintora y valoro la belleza a donde la haya.

 

NA:-Pues gracias por tu cumplimiento.- manteniendo las formas, pero seguía con el semblante serio.- Y yo te digo que vete con cuidado, Valeria te puede detener por asediar a su pareja- ironizo, pero en fondo era una advertencia. Lo que quería que le llegase era que amaba a su pareja; y indirectamente marcarle el camino.

 

PAO:- ¡Vaya, y además con sentido de humor del bueno!-siguiendo la broma, pero capto su mensaje oculto. Sus ojos carbón siguen estudiando el gran salón con detenimiento.

 

La decoración habla mucho de sus propietarios. Y en cada palmo de la instancia le recuerda a quién fue su gran amor de juventud, y quizás de su vida. Una foto grande, colgada en la pared del lado izquierdo le capto poderosamente la atención. Era Valeria sentada en un sillón, riendo y con los ojos verdes brillando. Sus ojos felinos...tan presentes en sus obras. Su mirada cambio de tonalidad en pocos segundos. Pero Nadia no lo percibió. Siempre había sido muy hábil ocultando sus sentimientos cuando quería. También era todo el contrario a su Darling...que era un libro abierto.

 

NA:- Conocí a una mujer que opinaba que se había de observar nuestro entorno con prismáticos de multicolor. Que somos los humanos quién nos empeñamos a verlo todo oscuro-se detuvo , como si estuviera conduciendo y de repente frenase bruscamente para evitar un aparatoso accidente. De hecho, se dio cuenta de qué estaba siendo, en cierta forma, falsa. Era tan fácil recitar frases...¿Pero nos las aplicamos a nosotros mismos? Pero nadie en su vida pasea por un sendero recto.

 

PAO:- ¿Ni que llueva, o el planeta se hunda ante ti?- dijo con una tonalidad irónica.- Quizás te la recito mi Darling...

 

Nadia le mantuvo la mirada. Su forma de hablar y referirse a su pareja le seguía irritando. Y no le oculto su impresión. La visita no se sonrojo, contemplo la despierta ciudad. Como si ningún plato se hubiera roto, le era complemente indiferente su opinión.

 

NA:- ¿Aprecias mucho a Valeria, no?-se aventuro a preguntarle. Aunque, en el fondo intuía que se estaba moviendo bajo arenas movedizas. No obstante, las in certezas la empezaban a intrigar demasiado. No quería ser entrometida, pero el mi Darling estaba clavado en su mente.

 

PAO:- ¿Ella jamás te ha hablado de mi?-le volvió a preguntar. Quizás estaba decepcionada. Probablemente, para ella Valeria había sido muy importante. Y para esta, no había significado nada. Y aquello parecía enfurecer a la pintora. Era todo en conjunto inquietante, porqué no parecía, tampoco, querer entrar en detalles. Era como si le encantase sembrar misterio entorno a su persona.- Eso se lo deberías de preguntar a ella...- terminando siendo un poco vil, aunque pensándolo fríamente tenía razón.

 

NA:-Ya, te llevas la razón.-se callo, sintiéndose algo estúpida. No sabía que explicarle o contarle. Porqué según que temas estaban vetados. La espera se le haría interminable. El sobre blanco, inmaculado, seguía a su lado ignorado.

 

PAO:-Valeria...¿Aún sigue siendo tan...tímida?- rompiendo el hielo. Su ser estaba lleno de curiosidad para dibujar la línea que separaba el presente del pasado.

 

Los caracteres no cambiaban, eran invariantes. Su Darling prácticamente era un caso clínico de timidez y una mezcla de fragilidad y fortaleza. A veces le irritaba, pero se derretía ante su majestuosidad. Era un ser especial, que la hizo sentir muy bien. No obstante, los seres humanos podemos ser unos animales salvajes, irracionales, unos narcisistas...Y sí, su parte de culpa tenía. Con sus manos había mal metido a su hermosa magnolia silvestre.

 

NA:-Todos somos tímidos a la nuestra manera- defendiendo a su pareja, aunque interiormente estuvo de acuerdo con ella. Y sin querer jugo a su mismo juego:- Aunque tu eres la más indicada para decirlo, ya que hace tiempo que la conoces. Yo la quiero mucho; apareció en mi vida inesperadamente, en un día de intensa lluvia...- se detuvo y lo dejo ahí, en suspensión. No quería ofrecerle detalles gratuitos de su historia.

 

PAO:-Como sucede todo en esta vida. Parece que hay guión...Pero no es así.- empezando a filosofar.-Aunque me gusta pensar todo lo contrario. Por ejemplo, mi presencia en este piso, restar a tu lado.

 

NA:- ¿Qué tiene de especial esto?- le pregunto, sintiéndose perdida en su extraño discurso.

 

PAO:- ¿Tu dirás?- no parando de reírse, a la misma vez que no le quitaba sus ojos carbón de encima. Quería volverla ver sonreír. Pero Nadia estaba lejos de hacerlo. Deseaba confiar en su buena fe, pero a veces lo que realmente le apetece era echarla.¿Qué pretendía con aquella cesta de frases, y segundas intenciones? Parecía el juego del querer y no querer.- Unas amigas del alma apunto de reencontrarse después de...mmm, casi ocho años.

NA:-Pues la verdad, es mucho tiempo-reconoce.- ¿ Por cierto, sabe Valeria que tenías que venir a Madrid?-por más que lo pensaba, le parecía extraño que su pareja no le hubiera explicado nada sobre Paola.

 

PAO:- Lo ignoro. Sus padres seguro que lo sabían; dudo que le hayan escondido mi viaje.- manteniendo la sonrisa en los labios. Su confesión inquieto algo más a la Monsolís.-Creó que no les hizo mucha gracia...- se detuvo intencionadamente, para generar más expectación. Por supuesto, aquello no paso desapercibido por la pareja actual de su Darling.-¿Por qué?¿Es esto que te preguntas?

 

NA:-Tampoco me has dado tiempo para...-le interrumpió, sintiéndose algo violenta.-No es de mi incumbencia.- ¿O era que no lo quería escuchar? A veces, molesta que desconocidos llamen a tu puerta para hacer un monologo de sus problemas. Y era aquello que le estaba pasando a la doctora. O quizás su inconsciente intuía que algo gordo se avecinaba, aclamaba para salir a la luz del día, y se protegía contra ello.

 

PAO:- Tienes razón.- por un instante, pareció que se resignaba a sembrar su odio.- Un pasado no se puede esconder ni construir nada nuevo encima de ciertas runas. Renegándolas. Tarde o temprano, un arqueólogo las encuentra. De la misma forma que las materias jamás cambiaran, simplemente se transforman en otras formas geométricas. El trasfondo es siempre el mismo. Un simple transformación de forma, pero no de contenido. Ya lo dijo Aristotil a su época. - de paro, dando por finalizado su discurso.

 

Se levantó y camino lentamente, marcando todos sus movimientos, un vaivén de piernas y brazos. Andaba como si flotase. Se paro ante los inmensos ventanales...otro de muchos sueños de su Darling.

“Mi hogar, el que siempre he imaginado, no le faltaran unos inmensos ventanales, por los cuales contemplar el mundo entero, la gloria del cielo y la celestial noche. Con una espléndida terraza, con sofás o sillas cómodas para restar horas y horas rindiéndote a la hermosura del universo.”

 

Paola, sin darse cuenta, estaba poniendo voz a sus pensamientos. Se los recito a Nadia de una forma nostálgica. Ya no había ninguna salida de incendios.

 

PAO:- Y lo ha alcanzado. Ella siempre tan firme y recta.-seguía mirando al horizonte, su espectadora se le acerco.

 

Las dos, restaron en silencio. Las dos tenían en mente a la misma persona. Una el pasado y la otra el presente. Las dos presumían de quererla. Paola lo hacía a su manera, como un reflejo de algo que se perdió, que se rompió de la peor forma. La herida estaba en su propia piel. Siempre queda:¿Y sí?

 

Quizás compartiría con ella aquel hermoso apartamento, noches en vela admirando el firmamento. Envidio a Nadia, envidio a Valeria por haber tenido el valor para rehacer su vida. Ella también lo había logrado; no obstante, siempre le resto la espina de la amargura. Se desplazaba de el odio, resentimiento hacía la aceptación de su propia mala suerte. Era complicado. Pero existió, sobrevivió pensando que alguien tubo la culpa. Nada fue un error.

 

PAO:- Es curioso...te esperas encontrar...-otra interrupción brusca, otra frase perdida en el aire. La seguridad la vuelve a invadir y le dedica una sonrisa algo apagada. Era lógico que no encontrase a su Darling desafortunada, que le implorase regresar a su punto de salida.

 

Nadia no era ninguna muerta de hambre que requiriese de su compasión. Aunque en aquellos instantes estaba postrada en una silla de ruedas. No dejaba de ser una mujer con muchas cualidades aparte de su llamativo rostro y figura.

 

PAO:-¿Te he dicho que me estás inspirando? Daría lo que fuera para plasmar tu luz en uno de mis pinturas-otro piropo que cogió por sorpresa a la catalana. Le sonrío levemente. En aquella ocasión, no le responde. Hace como si no se ha dicho nada.

 

PAO:- Otra vez disculpas-parecía que siempre estuviese pidiendo perdón por sus actos. A veces, solo bastaba con callarse antes de ofender a alguien. Pero ya dicen, una vez dicho algo ya esta, que nos quiten lo bailado.- Seguro que odias que solo te valoren por tu exterior-inquirió; parecía que había cambiado la técnica de conversación. Pretendía colarse en su interior, por cualquier  agujerito que encontrará.

 

NA:- Cierto, no tolero la superficialidad, y con cualquiera que se queda con lo que refleja en el espejo.-admitiéndolo con orgullo.

 

PAO:- Aún así, hemos de tener conciencia del impacto que hace nuestro exterior a las otras personas.- continuando un debate que ni ella sabía donde la conduciría.

 

NA:- Desgraciadamente, la sociedad da demasiado valor al físico, y la gente suele ser cruel. A veces, es difícil encontrarte bien con uno mismo...porque resulta que son los otros quién se intromete en tu camino, creyendo que eres una oveja errante-animándose con aquel tema de debate.

 Paola, ya no le parecía persona hostil ni pedante del inicio. Aunque, seguía percibiendo algo en ella que la inquietaba.

 

PAO:- Valeria siempre fue una chica única, cabra loca....Tan suya.-otra vez los recuerdos brotaban como si nada de su interior, y cortaban el hilo de la conversación. Debía de ser el apartamento, que contenía el alma de la inspectora.- ¿Aún se intromete a donde no debe?-su interlocutora no le respondió.¿Qué esperaba escuchar?

 

NA:- Es especial, es mi duende y mi todo-declaro con el corazón a la mano.- Es un ser entrañable, capaz de todo para hacerte feliz, arrancarte una sonrisa, para protegerte.

 

PAO:-Son bonitos los principios-clava sus ojos fríos como el hielo al horizonte.- Las emociones están a flor de piel, suben velozmente como la espuma...de un cava dorado y con mucho gas. Aún así, olvidas que después del pico máximo viene la bajada. Vaya resaca se tiene el día siguiente; aparte de qué tu hígado se resiente hasta que se te fundan las bujías. – resumiendo de aquella forma como se sintió ocho años atrás.

Aquel año intempestivo donde probo un amor acelerado e incondicional. Quizás lo destruyó prestándose a aceptar proposiciones indecentes y al dinero fácil. Hasta que la traición llamó a su puerta...

 

NA:- Ya, nada es eterno. El amor se cuida y riega a diario-realiza una mini pausa, intentando comprender su pesimismo funesto-A tu espalda es probable que arrastres una historia de amor frustrada, trágica e inacabada. Una experiencia que hace ser escéptica.

 

PAO:- A veces ocurre, únicamente porqué las personas no son como nos las imaginamos.

 

NA:- No existe la invisibilidad. Todo, tarde o temprano, nos pasa factura. Una mala vida llena de vicios....Estamos llenos de condicionantes, muchos de ellos inconscientes. Aunque indirectamente nos están influyendo, en cada decisión, y forma de relacionarnos con los otros- su mente retrocedió años atrás: el perfume de Corina había entorpecido otras relaciones.

 

Una puerta se abre, el sonido de llaves balancearse pasa desapercibido para las dos chicas , que siguen debatiendo distintos temas. Ni se habían percatado que el reloj distraía con ninguna banalidad. Una ágil Valeria entra, lleva varias bolsas llenas de comida.

 

Y en su única mano libre sostenía una roda de color lila, de pétalos grandes y sin ninguna espina. Se la acerco a la nariz, imaginándose el efecto que tendrá en Nadia. Su aroma endulzo su mirada enamorada. Como que no se esperaba que hubiese nadie a las 12 de la mañana, entro en silencio...No escucho ningún ruido ni movimiento inusual.

 

Durante el trayecto a la cocina había que pasar por delante de la salita, donde las dos mujeres la esperaban. L puerta estaba cerrada. Valeria hubiese pasado de largo, ignorando que uno de sus peores mal sueños estaba muy cerca. No tubo ningún poder telepático ni adivinatorio. El destino siguió siendo cruel con ella. Una frase corta y una palabra, en particular, la helo en medio Camino: “ ¿Cuándo ha de llegar Darling?

 

Hacía tiempo que no escuchaba aquel especie de apodo. Aunque en el fondo no lo era. Simplemente era cariño, querida en ingles. Tan solo al ser dicho de aquella forma parecía especial. Únicamente se lo decía una persona, a la cual quiso mucho a su tiempo. Una persona que la traiciono y uso. Era el motivo por el cual la trastoco y huyo de Nadia aquella tarde.

 

¿Cómo había tenido la cara de presentarse a su hogar? ¿Qué pensaría Nadia de ella? Aunque ignoraba que planes malévolos la habían conducido a visitarla e incordiar a su pareja. Quizás pretendía envenenar su alma...con un resentimiento falso. Y aquello era irónico, ya que era ella que tenía más motivos para ello.

 

Durante aquellos 8 años de separación, había hecho las pases con su pasado. E incluso, olvidado parte de su mal lograda relación...aún le seguía doliendo. Sobre todo que Paola no reconociera sus errores y que la uso a conciencia. No nada fue un error. De acuerdo que fue ella quién permitió que se le ahorcase. Pero ella no movió ningún dedo para salvarla y fue, sí, crucificada en su lugar.

 

Lo que estaba pasando por la cabeza eran ecos de un pasado que creía superado. En el fondo lo que más le aterraba era que Nadia se enterara  de un secreto, de algo que se esforzaba en enterrar en el pasado, en el más  hondo de la tierra. Se lo hubiese tenido que explicar meses antes, de ocasiones no le habían faltado. La cobardía había vencido.¿De qué tenía miedo? ¿Qué la condenase a una silla eléctrica? ¡Ya, exagerada su comparación!

 

Y allí estaba, lo que más temía estaba dentro de su hogar. Hablando larga y tendidamente con su razón de ser. Con el antitesis de su carácter. Bueno, quizás tampoco era tan distintas. Las dos, se había de reconocer, que tenían el dote de las palabras.

 

Paola era como un parásito que jamás abandonaba su huésped, hasta que terminaba con su vida. ¿Cómo era que tenía tanta desfachatez? ¿Qué le impulso a visitarla, cuando sabía a ciencia cierta que no la quería ver? Era fuerte pensar todo aquello. No, no deseaba verla, no podía evitarlo. Por más que llamó a sus padres, a sus tíos...Fue tonta, ¿Quién le puede prohibir las cosas a la gran y exuberante Paola James? La cual lucha por lo que más quiere, sin ningún especie de límites.

 

El corazón de Valeria le latía de rabia. Por ganas hubiera irrumpido a la salita a matar. Incluso hubiese sacado la escoba para barrerla definitivamente de su vida. Aún así, para nada del mundo quería dañar a Nadia. Era paradójico...a Paola la quiso mucho, pero le despertó su parte más irracional después que la dejase desnuda, a la merced de los agentes de la naturaleza. Aunque creía tener la marea a favor, seguía teniendo pánico a afrontar los hechos de hacía 8 años.

 

En la vida de cualquier persona hay infinidad de cambios: físicos, imperceptibles, radicales...laborales, afectivos, personales...Hay que no te marcan y hay que sí. Que suponen un antes y un después de una existencia. Cambios que nos llevan a hacerte replantear una existencia eterna. Y es uno de estos cambios que le toca afrontar Valeria años atrás.

 

El destino, también, le hizo la cruda pregunta. ¿Vivir o morir? Eligió lo primero; aunque, por el otro lado también creyó morir. Todo ello supuso que terminase siendo una adicta al trabajo. Y otra vez su pasado ante ella.

 

Indirectamente, la estaba poniendo entre la espada y la pared. Y des de que supo de su visita a Madrid, en apariencia por motivos laborales, padecía de insomnio. Se estaba convirtiendo en una eficaz actriz. Lo gracioso de ello, era que lo estaba haciendo de maravilla.

 

 Todo por miedo de sincerarse con su pareja. Y aquello la conducía a soluciones extravagantes e infantiles. Como quedarse convertida en una estatua detrás la puerta, o bien formas raras de conducir los hechos.

 

Una bocanada de aire la resucitó, abrazó la flor y amarrándose, con fuerza, a las bolsas irrumpió a la salita, en cierta forma brusca y compulsivamente. Hizo como si no hubiese escuchado llover, siendo su reacción algo cómica Aunque en el profundo de su alma se creía morir..

 

 

Tengo una mala noticia,

No fue de casualidad,

Yo quería que nos pasara

Y tu lo dejases pasar

No quiero que me perdones y no me pidas perdon

No me niegues que me buscaste

No, nada de esto fue un error

Ho, nada fue un error

Nada de esto fue un error (oh)

Los errores no se eligen para bien o para mal

No falle cuando viniste

Y tu no quisiste fallar

Entendí la diferencia entre el juego y el zar

Quien te mira y quien se entrega

Nada de esto fue un error...(repetir estribillo)

 

Tengo una mala noticia, no fue de casualidad

Yo quería q nos pasara

Y tu lo dejaste pasar...

(...)

 

Nada fue un error


COTI

 

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