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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO. La fragilidad y hermosura de las mariposas (XXI)


La fragilidad y hermosura de las mariposas (3)

 

Kilómetro 0. No hay mejor voz que la del corazón.

 

Vilches y Cruz, con sus rostros serios y un poco cansados, fuero los únicos de poner paz en el  caldeado ambiente de la salita. El silencio volvió a reinar allí. Todos esperaban que los médicos hablasen y les aliviarán los nervios. Algunos se temían lo peor.

 

Maca, por inercia cogió la mano de la pobre Valeria. Gisela se aferró a su marido... Esther abrazó por la espalda a su novia. Teresita estaba un poco apartada del grupo, muy expectante.

 

Nadie se atrevía a romper la tensión. Fue Cruz, muy segura de ella misma, quien les informo sobre el estado de Nadia. Les explico, con mucha delicadeza, que la operación había sido un éxito. Olvido, intencionadamente, que estuvo apunto de morir debido a una complicación. Su corazón había dejado de bombear, y tuvieron que reanimarle.

 

 Cruz estuvo apunto de darse por vencida. No le gustaba luchar por la vida de alguien a toda costa, y más habiendo el riesgo de lesiones importantes. Aún así, Vilches lucho por su  vida. Un hombre de fe y con un gran corazón. Gracias a su persistencia, pudieron continuar su operación. Ya no podían hacer nada más, tan solo esperar.

 

CR:- Nadia, sigue inconsciente. Hay que esperar a que se despierte.- les dijo a modo de conclusión. Contemplo la mirada azul, desecha de Gisela. Seguidamente miro al resto de espectadores. No sabía que más decir. Sus palabras sobraban.

 

GI:- ¿Cuando se despertará?- su marido se le acerco más, intentando infundirle fortaleza. Aquellas horas eran las más terribles, inciertas.

 

VIL:- Lo siento...pero no lo sabemos.- se callo, queriendo decir algo pero no se atrevía ha hacerlo:- Hay que esperar que desaparezcan los efectos de la anestesia. No hay daño cerebral. No creemos que este mucho tiempo inconsciente.

 

M:- ¿Pero esta en coma?

 

CR:- Es difícil de determinar por ahora.- respondió por Vilches. Lo miro de reojo, y prosiguió:- De momento no responde a la estimulación táctil. Además, no podemos asegurar, ahora por ahora, las consecuencias del accidente.

 

GI:- ¡Sean claros por favor!- volviendo a sacar su desesperación a la luz.- ¿Vivirá o no?

 

Los médicos que habían operado a su hija, no le podían asegurar aquello. No lo sabían...Estaban a la espera...siempre a la espera. ¿No tenían conocimientos? ¿No había ido bien la operación? Un corto silencio se volvió a extender entre ellos, pero fue el doctor Rodolfo Vilches quien hablo primero.

 

VIL:- La operación ha ido bien, y ahora esta estable. Las hemorragias internas ya están controladas. Aún así, depende de como vaya el postoperatorio y las ganas que ponga su hija en restablecerse.- volvió a repetir, siendo bastante sincero.- Todo esta en manos de su hija...

 

CR:- Una última cosa, más que nada para que vayáis haciendo a la idea.- los contemplo muy seria, intentando decir aquella cruda noticia de la mejor forma:- Es posible que Nadia quede minusválida. Un hematoma, cerca de la medula zona lumbar baja, le ha comprimido la medula. Hemos intentado disminuir la presión, pero la zona es de difícil acceso...podríamos dañar más la medula.

 

Gisela se ha quedado con la boca abierta. Era la primera vez que se le informaba de aquella posibilidad. Represento un fuerte golpe por ella. Su única hija, su razón de vivir corría el peligro de vivir condenada a una silla de ruedas. Tan joven, tan hermosa... vería su existencia muy limitada. ¡Con el prometedor futuro que tenía!

 

Maca le dolió mucho aquella cruda realidad. Quizás aún no estaba echado todo por la borda. Quería aferrarse a las esperanzas...Tan solo era una conjetura, que se comprobaría cuando Nadia despertarse, y los efectos anestesia hubieran desaparecido.

 

No obstante, sus conocimientos médicos eran como cuchillos punzantes, no la dejaban soñar despierta. Si un hematoma había comprimido y dañado la medula era plausible que le afectara la capacidad de andar. Pero si no la tenía fracturada, tenía muchas más esperanzas de seguir andando en un futuro. Le esperaba, eso sí, mucha faena, constancia, cariño...para luchar, con todas sus fuerzas, para recuperar lo perdido.

 

Valeria, seguía muda. Des de la entrada de los médicos, no había abierto la boca. El miedo de perder a su amor le aterraba. Tenía el corazón muy empequeñecido. La sensación de estar debajo de tierras movedizas, iba creciendo a medida que los escuchaba. Le parecía que estaba en una especie de pantano, y el suelo era tan inestable que le suponía mucho esfuerzo mantenerse erguida.

 

Nadie se dio cuenta de qué, poco a poco, iba cayendo. Tan solo Maca, cuando Valeria casi acariciaba el suelo. Intento sujetarla, pidió ayuda. Vilches se les acerco, y con su ayuda la estiraron en el sofá, con las piernas levantadas.

 

Gisela, se puso algo histérica. Era demasiado doloroso lo que acaba de escuchar. Teresita y su marido la sacaron de allí. Cruz salió con ellos también.

 

(...)

 

Maca llamaba a la inspectora Wood con mucho afecto...con su voz suave, pastosa. Encarna trataba de hacer lo mismo. Vilches, le tomaba las constantes. Esther, le estaba mojando la cabeza con una toalla mojada.

 

Valeria seguía sin reaccionar. Hasta aquellos instantes se había hecho la valiente. Estaba dispuesta a ser fuerte por las dos, ser sus manos, sus piernas...No quería renunciar a la Nadia.

 

A veces, en poco tiempo comprendes lo mucho que alguien significa para ti. Incluso eres capaz de predecir como sería tu vida sin la otra persona. Serías capaz de sintetizar que es el otro por ti. Pero también estarías horas hablando de ello. Porqué él o ella es tu razón de levantarte cada mañana. Los otros hechos de tu existencia, rutinarios y fútiles, se quedan en la sombra.

 

Valeria, en un corto espacio temporal, descubrió que sería su vida...

 sin Nadia a su lado.

 sin Nadia sonriendo,

 sin Nadia hablando..

.sin que ella existiera.

 

Volvería en su sórdida vida, sin más sentido que su profesión. Hubieran podido existir otras amantes...otras primaveras enamoradas. Pero nadie seria como ella. Nadie más le enseñaría los duendes del retiro... Los había despertado por ella, con su dulzura.

 

Mientras se iba alejando de la realidad, fue capaz de sentir a Nadia. La percibió muy lejos de ella. ¡Sí, fue capaz de presentir su alma! Estaba aún viva, en lucha con ella misma. Los médicos lo habían dicho indirectamente: si vivir o morir estaba en sus manos. Experimento incluso su propio dolor.

 

Su dolor llego a ser el suyo, y no evito que las fuerzas, le fueran abandonando paulatinamente. Su alma lloraba, y gritaba como también lo hacía la de Nadia en las profundidades de su ser.

 

 Quería ser egoísta y rogarle que no la dejará. Pero su sufrimiento era tan latente...que le cortaba la respiración. No se revelo contra lo que ocurría, dejo que las fuerzas le abandonasen. Quería estar a su lado, acompañarla a donde quisiera ir.

 

Su mente intentaba reunirse con la de su amor. Necesitaba sentirla, hablarle. Quería acercársele y quitarle su sufrimiento, descargarla. Y si era preciso, sería capaz de cargar con su cruz.

 

Se abono en su desvanecimiento, no queriendo despertar sin alcanzarla. Su gesto era desesperado. Le aterraba pensar en una vida sin Nadia. Si llegaba a tener su misma suerte, no le importaba.

 

VIL:- Inspectora Wood... despierte.- le llamo desesperadamente. Seguía sin reaccionar. Miro a la pediatra, mostrando su preocupación. Aquello era muy raro. Sus constantes estaban entre los limites de la normalidad. Algo bajas, pero no muy alarmantes.

 

E:- No nos escucha...- sentencio, continuando mojándole el rostro. - No quiere estar aquí.- sus ojos marrones estaban serenos, y había un atisbo de admiración. Comprendía aquella mujer de apariencia frágil. Maca le leyó los pensamientos, y les puso voz.

 

M:- Sí, será inútil. Quiere reunirse con Nadia- le sonríe tiernamente; y mira, con sus ojos marrones grandes y muy expresivos, a su pareja. Le manifiesta, otra vez, cuando la quiere. ¡Han tenido tanta suerte ellas dos!.

 

VIL:- ¿Qué vamos ha hacer? Si se quiere morir...dejar...- se calla, sintiéndose muy impotente. No entendía lo que sucedía, y aquello le iba literalmente ancho.- Cuando no sabemos si Nadia vivirá. Aunque yo apuesto que sí.

 

M:- Solo esperar...que su sacrificio, o sus intenciones valgan la pena.- sentenció Maca.

 

No se podía hacer nada más. Se quedaron en silencio, contemplando la bella durmiente. Ellos estaban en la realidad, y aquella durmiente quería viajar al pasillo que separaba la vida de la muerte. El cual era una incógnita si existía.

 

Vilches había estado en él. En aquellos instantes lo revivió. Fue cuando supo que Cruz era su mujer; y que jamás quería separarse de su lado. ¿Pero se podía entrar en él sin más ni menos? ¿Sin riesgo de morirse? Aún su vivencia, seguía siendo escéptico por aquellos temas. ¿Podía ser el amor tan fuerte para mover fronteras?

 

Esther y Maca, seguían mirándose. Incapaces de no hacerlo. Ellas lo sabían, conocían la magia del amor. En ningún momento, dudaron de qué Valeria lucharía para salvar a Nadia de su destino. Y quizás serían testimonios de una trágica y hermosa historia de amor...que les recordó a Romeo y Julieta. Maca se estremeció en tan solo pensarlo. Ella también estuvo dispuesta a morir...por reunirse con el espíritu de Esther.

 

E:- ¿Qué os parece si la llevamos junto a Nadia, en la misma habitación?- sugirió la enfermera, sin dejar de mirar su pareja. Aquella sencilla idea, les pareció lo más correcto.- Seguro que es el único lugar que desea estar Valeria.

 

(...)

 

Gisela, seguía histérica. Los esfuerzos de su marido son en vano. Saben que en el fondo, solo se calmará cuando su hija abra los ojos y le diga:"Mama, estoy bien. No te preocupes. No te dejaré...".

La señora encuentra motivos para quejarse de todo, y no se saca de la cabeza la infidelidad de Maca. Parece que jamás se le termina la cuerda, y se repite como un lloro.

 

Cruz, que les acompañaba a la UCI, a la zona de reanimación. Pero a medida que se iban acercando a su destino, la cirujana empezó a ver que de aquella forma no dejaría que entrasen a verla. Lo que menos necesitaba Nadia eran reproches.

No quería poner la nariz en asuntos familiares, pero también era su derecho procurar por la salud de sus pacientes. Ni corta ni perezosa se paró, y se encaro a la Sra. Monsolís.

 

CR:- ¡Ya basta!- dijo con mucha firmeza. Su tono de voz hizo callar a la mujer.- Su hija esta grave, y usted discutiendo si le han puesto o no los cuernos.- quizás se paso un poco. Pero ella también estaba muy preocupada por su compañera de trabajo.- Creó que su hija no se merece esto.

 

GI:- Eso si que es cierto. Como tampoco se merece a Maca- siguiendo luciendo el mismo vestido, de resentimiento. Cruz abrió a la boca, para defender a su amiga.

 

Pero Teresita hablo primero, y le respeto el turno. La recepcionista, nada tenía que hacer entre ellos. No obstante, se había prometido ayudar con lo que pudiera a Nadia. Por eso había restado en el hospital esperando su evolución. Había restado hasta entonces callada, escuchando las palabras de enfado de Gisela.

 

¿Qué le podía decir? Ella también se había sentido muy confundida aquel día. Pero se creía lo que la inspectora y Maca le explicaron a la Monsolís. Sabía que era difícil hacer entrar en razón, a alguien que no quería escuchar ni entender nada más que no fuera su propio juicio.

Pero por el bien de Nadia se había de intentar.

 

TE:- Yo a usted la entiendo.- empezando exponer sus principios, que ella tampoco toleraba a la gente infiel. Su interlocutora no la interrumpió, y siguió su monologo. ¿Hacía donde quería llegar?- Yo mira... pero no se enfade...- le advirtió antes de proseguir:- Esta mañana creía que era su hija quien ponía los cuernos a Maca.- dejo ir, algo alegremente. Confiaba que la mujer no se ofendería....lo dijo con un poco de ironía para evitar su ira.

 

GI:- ¿A donde quiere llegar?- mostrándose algo impaciente. Aún así, la recepcionista le caía bien y la escuchaba. Que era lo más importante.- No me gustaría que puniera en duda la integridad de mi hija.- por ella seguía siendo la infiel, Maca.

 

TE:- Tengo mis contactos, mi ojo clínico...- insinúa, haciéndose algo la tonta. Mira de reojo a la cirujana. La cual piensa que esta loca. Pero confía que su comedia sirva de algo. - Nada...que si quiere le puedo presentar a alguien que ha visto a Nadia y a la inspectora besándose esta mañana.

 

ED:- Será mejor que se calle...no creó que llegamos a nada con esto tampoco- exclamo un poco harto de hablar de aquello.- Ahora mismo no importa quien ha sido el infiel.

 

CR:- En eso tiene razón Sr. Monsolís...- le apoyo Cruz.- Hemos de intentar tranquilizarnos y acompañarle, manifestarle cariño.

 

TE:- Esto es cierto.- dice algo molesta. Ella lo único que pretendía era calmar y quitar los fantasmas de la Gisela.- Yo solo quería comentarles es qué no hay motivos por preocuparse. Nadie les ha mentido. Nadia y Maca fingieron salir juntas solo por Esther.

 

GI:- No la creo...me parece una historia muy rebuscada. ¿No os parece?

 

CR:- Yo solo sé, que Esther ha estado desaparecida hasta hoy. Maca ha llevado en absoluto silencio que estaba viva y secuestrada por una loca.- se callo, entrando en el extraño juego de Teresita.

 

ED:- ¿Esto es cierto?- se intereso el patriarca de los Monsolís.

 

TE:- Yo he visto a la rubia, y escuchado las barbaridades que decía- suspiro, y prosiguió:- Además hoy he comprendido tantas cosas. Maca y Nadia jamás parecieron una autentica pareja. No las terminaba de ver enamoradas. Al menos, por parte de Maca. Y esta mañana lo he comprendido todo...

 

GI:- ¡Me vas a decir que conocías a mi hija!- volviendo a sacar las cosas de quicio. Cruz estaba apunto de reventar y echar un grito. Aquella señora la hartaba enormemente. Que falta de respeto.

 

Teresita les narro otra vez de sus sospechas de aquella mañana. De como Rustí las había visto besarse. Les contó el recado de Valeria dejo por Nadia. Su mirada al decirlo. El rostro triste y preocupado de Nadia cuando se lo dio. Una mirada azul más vivaz, que jamás la había reflejado cuando miraba a Maca. Su discurso finalizo, con un especie de sermón para ganarse el corazón de la desconsolada madre.

 

TE:- Me parece muy penoso...que vaya mal hablando de las personas que más quiere su hija, aparte de ustedes.- sus ojos estaban algo húmedos. - Su hija es una bella persona, dispuesta a ayudar al prójimo. Y sobretodo ha ayudado mucho a Maca. Me parece inhóspito el espectáculo que ha montado en la salita...Lo siento...pero tengo de serle sincera. Ha tratado fatal a la pareja de Nadia.

 

GI:- ¡Quizás tenga usted razón! Pero tampoco tiene la seguridad que esta inspectora...sea la autentica pareja de mi hija.- siguió refunfuñando.

 

TE:- ¡Es qué no se da cuenta! ¿Qué importa con quien se acostaba su hija?- dijo muy mosqueada. Aquella mujer podía parecerse mucho a su hija, pero no tenía nada más en común con ella.- Lo que importa es que viva. Y créeme necesitara mucha ayuda de todos, de ustedes y de las que ha insultado.

 

(...)

 

Valeria seguía inconsciente, sin dar ningún señal de vida. Maca y Esther le hablaban suavemente, intentando infundirle valor y esperanza. Encarna las apoyaba. Vilches había salido a buscar a celadores para que les ayudaran a llevarla junto a Nadia. No tardo en regresar junto Rustí, con una camilla.

 

M:- Valeria...te llevamos junto a Nadia- le susurro antes de abandonar la salita.- No te dejamos sola ¿Vale?

 

 

            La comitiva salió al exterior, y acompañaron a la pobre inspectora hacía la salita de reanimación, con Nadia. Por medio del camino se encontraron, todavía los padres de la doctora hablando con Teresita y Cruz. En ver a quien transportaban se quedaron mudos, helados. Gisela, no le fue indiferente.

 

GI:- ¿Pero, que le ha pasado?- atino a decir, realmente estaba preocupada. Un sentimiento de culpabilidad...de miedo empezó a apoderarse de su ser. ¿Y si Teresita tenía razón? ¿Por qué había perdido tanto los nervios?

 

E:- Se ha desvanecido...Es una mujer muy enamorada...y la expectativa de seguir viviendo sin Nadia ha sido mucho más fuerte que cualquier otra cosa.- sus palabras conmovieron aún más a Gisela. De echo, todos se les puso la piel de gallina.

 

Rustí y Vilches hicieron siguieron andando hacía la UCI. Sus rostros manifestaban también mucha tristeza. Maca, Esther y Encarna se quedaron junto a los otros. A pesar de qué los hechos eran tristes, también había un sentimiento hermoso, de felicidad. El amor, por trágico que había sido el día, estaba triunfando.

 

Maca y Esther se habían reencontrado, y parecía inimaginable quererse más de lo ya se querían. Valeria era capaz de morir para reunirse con Nadia, o de viajar al inframundo para devolverla con vida.

 

Gisela, por fin dejaba sus sentimientos negativos...para dejarse bañar por el hondo amor que sentía Valeria por su hija. Teresita, había intentado hacer la paces con su conciencia sucia. Burlarse, criticar a Nadia...no lo había echo con mala intención. Pero se había pasado mucho con ella.

 

El amor hizo mella en todos los corazones...Maca y Gisela se miraron de otra forma. Se acercaron y se abrazaron...y lentamente, todos hicieron lo mismo. Creando una autentica piña humana, dispuestos a afrontar aquella adversidad. Las lágrimas fueron inundando sus ojos...y cuando estuvieron secadas se dirigieron a ver a Nadia.

 

(...)

 

Los primeros de entrar fueron los familiares de la doctora Bonet. La que más le impacto verla fue a Gisela. El rostro de su hija estaba pálido. La herida de su rostro había sido limpiada y curada. Ya no se veía tan aparatosa como antes de la operación. Sus ojos azules seguían cerrados. De la boca le salía el tubo de la respiración asistida.

 

Su cuerpo estaba lleno de tubos...vías. Un monitor controlaba sus constantes. Y solo se sentía el ruido de la maquinaria en qué estaba conectada. A su lado, había la camilla donde la inspectora Wood también dormía profundamente. Su brazo derecho estaba decantado hacía el cuerpo de Nadia...de echo, le estaba cogiendo su mano izquierda.

 

Gisela y Eduard, no sabían que decirle. No sabían si les escucharían si le hablasen. Y se limitaron a contemplarla con silencio. Gisela, pensaba con las cosas que le podría decir. La estúpida que había sido, y cuando lo sentía por ser tan exigente con ella. Sus ojos estaban fijos en sus manos entrelazadas. ¿Como se habían entrelazado? Una parte de ella, se imaginaba que su hija estaba moviendo las manos...y se quedo esperando aquel milagro.

 

ED:- ¡Díos mío, no permitas que otra tragedia en mi familia! ¿No crees que ya nos has castigado suficiente?- murmuro muy flojo.

 

 Su rostro manifestaba todo lo que sentía...toda su impotencia. Y un dolor muy intenso por tantas perdidas que le había tocado vivir. Su mujer le puso una mano en el hombro, y aquello le calmo un poco su alma atormentada. Y aquello también le ayudo a ella, a abrir su corazón.

 

GI:- Se que he sido una mala madre- reconoció- Siempre pretendí hacer de ti, lo que yo jamás no llegue a ser. Sentía una envidia hacía tu relación con tu padre. Ya, dicen que las niñas son las preferidas de los papas. Pero no comprendía la admiración que le tenías...Lo creía un fracasado. Perdóname...- de sus ojos brotaron nuevas lágrimas. En todo instante, sintió el apoyo de su marido.

 

Sus ojos seguían puestos en las manos entrelazadas de las dos enamoradas. No perdiendo la esperanza de qué se moverían...Pero no fue así, y se resigno en salir sin ser testimonio de ningún milagro. Eduard la arrastro hacía fuera...ya que había otros que querían ver a Nadia.

 

Nada más salieron, cuando la mano de Nadia se movió. Se abrió, y volvió a cerrar en percibir la mano de Valeria...La cual también se movió...sus manos, los vehículos de sus almas se agarraron con mucha intensidad. No querían volverse a perder.

 

 

En las profundidades de Nadia 2...

 

Aunque me estoy desganchando de mi pasado, me despido de ti...sigo perdiendo fuerzas. Mi cuerpo empieza a descender por su propio peso. Ahora solo tengo una persona en mi mente. De repente, aparece ante mi por debajo de mi cuerpo, una chica. Mi primera reacción es de espanto... por el inesperado que había sido. Ha llegado hacía allí buceando, y me ha murmurado:

 

Voz:- Si que aguantas...en el agua.- su voz es dulce y muy familiar.

 

Reconozco sus ojos verdes...y me espanto. ¿Qué hace ella allí? Pero es también real.¿No estará también muerta?  El tiempo se congela...y puedo contemplar sus ojos verdes mágicos el tiempo que quiero. Mi cuerpo ha vuelto ha a subir para arriba. Ya no me da miedo ahogarme. Me quiero fundir en sus ojos y sonrisa.

 

YO:- Ya ves...- digo al final..., sintiéndome una estúpida. Tanto que había deseado verla...Pero ha sido tan inesperada su aparición, que me ha sorprendido.

 

VAL:- ¿No piensas salir?-se movió un poco por debajo. Nuestras piernas ser rozaron. Me estremecí y mi cuerpo se expulso un poco más para arriba.

 

YO:- Estaba reflexionando...-no dijo nada más. Que cómodo le parecía decir aquello. Mi amor esperándome a la orilla, y yo debatiendo si regresar a su salida. Se merece una buena explicación. Pero se que ella me comprende....no hacen falta las palabras. Aún así, he de preguntarle que hace allí. Es lo único que me preocupa y no me atrevo a preguntárselo.

 

Valeria, sigue aguantando muy bien debajo del agua, no dejando de mirarme. Parece una imagen también holográfica proyectada en las profundidades del mar. Pero parece real, nuestras pieles de vez cuando, se rozan. Este contacto me hace sentir muy viva. Esta preciosa...es mi sirena. Le sonrió y nada más me importa.

 

VAL:-¿Has llegado a alguna conclusión?- dijo, no perdiendo en ningún momento la compostura. Parecía que aceptaría su decisión. No me atrevo a responderle...Pero al tenerla tan cerca me hacia inmensamente feliz.- Yo quiero que sepas que te espero en la orilla...- dijo con su voz suave, melódica.

 

YO:- Valeria...No te vayas.- le suplico.- No me dejes...Te quiero mucho. ¿No te importa que no vuelva a ser la misma?- era lo que más me aterraba, que me dejará. Como también me horrorizaba no hacerla feliz, darle todo el amor que se merecía.

 

VAL:- La mujer que tengo a mi delante es la misma...- dijo sin ningún atisbo de duda.-Que he llegado a amar mucho. ¿Ves a algún cambio, tu?- hizo el gesto de seguir buceando y salir ya al exterior.

 

YO:- Espera...no me dejes aquí- le volvió a suplicar. Tenía mucho miedo de seguir allí sola.

 

VAL:- Yo he entrado en esta mar a buscarte...y si realmente quieres seguir mi lado... Sin condiciones...puedes salir de ella.- hizo una pausa.- No te quiero obligar a nada. Lo que más quiero es compartir el resto de mi vida contigo. Incluso, estoy dispuesta a acompañar te a donde decidas ir. Si tu lo deseas...No lo dudes amor. Pero no te quiero coaccionar.- después de su declaración de amor, desapareció de mi campo visual.

 

Sin dar más vueltas a la pregunta: ¿Vivir o morir? Intente nadar hasta la orilla, misma dirección que ella había cogido. Conseguí nadar, lo hice con entusiasmo. Quería salir de aquella agua...si me quedaba en ella me esperaba un enorme vació. El cual ni me lo llenaría Corina. Deseaba volver a ver los ojos verdes de Valeria..su sonrisa...su angelical rostro.

Era frágil como una mariposa, pero tenía un maravilloso y gran corazón.

 

Nade y nade...por fin...vi la playa de una pequeña isla. Era la única orilla que vi. El mar cada vez era menos profundo y me puse de pie. Empecé a andar...gritando el nombre de Valeria. De repente, un rayo de sol muy intenso me ilumino. Seguidamente, me quede oscuras. No obstante, tenía la absoluta seguridad que abriría los ojos y volvería a ver tus ojos verdes. Presiento una mano que me agarra y me acompaña Y una voz decía:

 

“Vas por buen camino...Anda, princesita mía abre los ojos”.

 

Obedezco a esta voz, me despierto en una cama llena de tubos...se de inmediato que he regresado de los mortales. Me giro, buscando a Valeria. La cual yace a mi lado...sus ojos se abren y se encuentran con mis ojos azules. Empieza a sonreír...su preciosa sonrisa. Ilumina el ambiente y hace que el resto no importe. Quiero reír...pero es cuando percibo el tubo incomodo en mi boca.

Sigo mirando tus ojos verdes...quiero fundirme en ellos...se que las cosas no serán fáciles. Pero al lado de aquella mujer será más llevadero. La puerta de la habitación se abre y unas alegres Maca y Esther se aproximan y me sacan el molesto tubo. “

 

Para los que luchan a diario para salir adelante, para los que siguen teniendo la esperanza de salir andando y luchando por lo que más quieren.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La fragilidad y hermosura de las mariposas (4)

 

Nuestra Estrella


 

Eran las 23 horas de la noche, cuando Maca y Esther entraban a su hogar. Sus rostros reflejaban una evidente cansancio. Aunque lo que menos les apetecía era irse a la cama directamente. Habían comido un bocadillo en la cafetería del hospital, junto los padres de Nadia.

 

 Gisela, les había pedido perdón a ellas y a Valeria. La cual se quedo haciendo compañía a su pareja. Mostró ser una persona muy generosa, y, sin ningún resentimiento, ofreció a sus suegros su apartamento. Hasta decidió hacer compañía a Nadia durante toda la noche. Había llamado a su superior, para darle explicaciones por el abandono de su trabajo. Recibió una bronca, pero ella la recibió como aplomo. Ella había hecho lo que debía.

 

Maca y Esther, parecían dos colegialas impacientes para estrenar una envidiada libertad. Entraron en su piso con las manos entrelazadas, y sin dejarse de mirar. Maca, estaba muy nerviosa...como si fuera la primera vez que estaba con aquella dulce chica. Pero hacía tanto tiempo que no la tenía cerca. Tantas ganas..tenía de volverla a abrazar y acariciar.

 

Abrieron la luz de la salita...Esther, seguía sin decir nada; y no dejaba de contemplar su casa. Ya había vivido allí, pero todo le resultaba muy nuevo. Lo único de familiar era su amor. Se le acerco, y la abrazo. Siguió sin decir nada... y Maca no supo que decirle. Se limito a estrecharla entre sus brazos y sentirla tan cerca...que parecía, todavía, algo irreal.

 

Era fácil olvidarse del resto del mundo cuando estaba abrazadas. Maca, se agacho y empezó a darle pequeños besos en su rostro. El cansancio había desaparecido de su faz. Murmuro algo muy flojito...y le sonrió. Se le notaba algo nerviosa, aunque impaciente para percibir su piel contra la suya.

 

M:- Mi niña...cuanto te he extrañado- le susurro con ternura. Le acarició el rostro. Sus ojos fijos en los suyos...igual que aquel sueño. Lo único de distinto, era que era real. Esther solo había de levantar un brazo para acariciar su rostro y besarla.

 

E:- Estoy en casa...- dijo con la misma tonalidad de voz. Sus ojos se le humedecieron, de la emoción que le embargaba su ser. Sus labios se atrajeron como un imán. Unos labios que se pertenecían y eran incapaces de besar a otro ser.

 

El beso fue largo y intenso. Era como las dos lo recordaban..incluso les sabia mucho más a gloria. Sus lenguas se encontraron y acariciaron dulcemente. Las palabras sobraban, porqué las dos sabían lo que sentían sus sendos corazones. Aunque había una cierta urgencia en sus gestos, caricias... también había el sentimiento de prolongar las sensaciones.

 

Maca, fue invadida por un miedo incomprensible. Un miedo...residual de la dura experiencia que le había tocado vivir. El miedo de qué no se podía confiar con el destino. Aunque quería luchar contra ello...se entrego a Esther como si el mañana no existiera. Quería hacerla disfrutar como jamás...Quizás seria de aquella forma el resto de su vida, o el tiempo que el destino les permitiera restar juntas. Se había de aprovechar cada instante.

 

E:- Cariño, si que estás ardiente.- exclamo con buen humor la enfermera; separándose de sus besos apasionados y muy profundos. – Pero me encanta...te deseo- dijo sin desinhibición.

 

M:- Si te molesta...mmm ...paro- dijo un poco avergonzada. Quizás había sido demasiado brusca. Le escondió su miedo...y le sonrió. Lo importante es que aquellos minutos estaban allí.

 

E:- Cariño...¿Qué dices?-dijo con un tono morboso. Eso hizo reír a su pareja, y también quitarle polvo a sus pensamientos. Los cuales estarían bien a la hoguera.

 

Maca no respondió. La miro picantemente, y sin decir nada la cogió la mano. Era la mujer segura, dulce, decidida y atrayente que tanto enamoro a la enfermera. No le replico ni quejo. Confiaba mucho en ella. Entraron en su habitación de matrimonio.

 

 Maca, agradeció no haber escuchado los consejos de Nadia en montar ya la cunita de Estrella. Quería aquel momento para ellas dos...las explicaciones ya vendrían. Aunque tenía unas ganas de hacerlo..Pero tampoco deseaba que su Esther descubriera que tenía una hija de aquella forma.

(...)

 

Maca, se detuvo enfrente de la cama; no dejando de mirar a Esther a los ojos. Sus ojos marrones y grandes, recitaban amor y deseo. Los de Esther eran un reflejo de los suyos. Las dos se reconocían en sus miradas. La música era el aleteo de sus mariposas y potenciado por el batir de sendos corazones.

 

Sus cuerpos que estaban a dos palmos de distancia, se fueron acercando lentamente. Un hilo invisible las guiaba y las hizo reunirse de nuevo. Se detuvieron a escasos centímetros, pudiendo percibir sendos alientos. Maca le empezó a acariciar el rostro, como si estuviera dibujando su silueta. Su caricia fue suave, como una dulce y fina pluma.

 

Esther se estremeció y erizo la piel. Se le acerco más, pegando su cuerpo con el suyo. Sus labios reclamaron los suyos. Fue un beso muy profundo y cálido. Las manos de Maca, empezaron a deslizarse por su espalda y a subir sucesivamente. Otras manos, empezaban con la usual batalla con los botones de la bruza de la pediatra.

 

Maca..., se separo un poco de ella; y se quito ella misma la prenda innecesaria. Esther la contemplaba anonada. Seguía tan bonita. Incluso más de lo que recordaba. Seguía pensando que había algo distinto en ella...en su cuerpo(un poco rellenito);y sus ojos estaban llenos de vida. ¿Pero que era?

 

M:- Amor...¿Estás bien?- le pregunto susurrando. Ya se había quitado los sostenes y le faltaba para sacar los pantalones. Esther seguía en otro lugar. Se le acerco, un poco preocupada. Le cogió la barbita y le susurro a quemarropa:- ¿Sigues aquí? Planeta tierra llamando a Esther...

 

La respuesta de su pareja, fue un tierno beso imprevisto. Se separo unos milímetros de su boca y volvió a reír. Maca, fingió enfadarse y echaron a reír un largo rato. Las cosas se iban puniendo a su sitio, y muy pronto aquel horroroso año enterrado en las profundidades de su ser. Saldrían adelante, pero siempre quedaría algo. No es algo que puedes lanzar a la papelera o quemarlo así como así.

 

E:- Aquí estoy...hasta la eternidad.- le prometió Esther. Maca le beso de nuevo, impidiendo que hablase de nuevo.

 

M:- Por favor...no me prometas nada-le pidió después del corto beso.- Con ahora me basta.

 

E:- Con eso...- se detuvo, como pensando algo especial para decir. Aunque la entendía muy bien.:- Mmm...¿Pero me creerás si te digo que te quiero?

 

M:- Me lo voy a pensar.- siguiendo bromeando. A la misma vez que lo decía, le fue robando besitos. Sus manos, tampoco se podían estar quietas. El jersey de Esther cayo al suelo, junto la otra ropa.- ¿Cómo no te voy a creer, si tus ojos y cuerpo te delatan?- dejaron de sonreír, y se miraron llenas de deseo.

 

Esther la beso, y dejo que la pediatra le siguiera desnudando lentamente. Intercalando besos, caricias y palabras cariñosas. Esther hizo lo mismo con la ropa que le restaba a Maca.  Sus ojos reseguían sendos cuerpos, hambrientos...

 

Era algo raro...pero algo muy emocionante. Era como la primera vez que habían de hacer el amor, pero ya no existía el sentimiento de sentirse novatas. De hecho, seguían conociendo aquel cuerpo a la perfección cada rincón de su piel. Sabían, con los ojos cerrados, donde acariciar a la otra para que su corazón cantará y vibrará de placer.

 

El gran amor que sentían la una por la otra, se transpiraba en los poros de su piel, en sus gestos, la forma de acariciarse. Sus manos se reconocían, exploraban sus sedosas pieles. Todo iba ocurriendo con exquisita naturalidad. Era como si jamás se hubieran separado.

 

Cogidas de la mano, se acercaron a la cama y se estiraron una al lado de la otra. Una tenue luz iluminaba la habitación. Era la suficiente para contemplar sus rostros y deducir sus sensaciones. Maca tenía el corazón empequeñecido...hechizada por la dulzura de los ojos marrones de Esther.

 

Por fin, estaban juntas. Solo bastaba estirar un brazo para sentir su piel. Los ojos se le inundaron de lágrimas. Quería prolongar cada minuto...inmortalizarlo para si fuera el caso de qué volvieran a separarse. Maca se auto regaño en las profundidades de su ser. Había conocido la fragilidad de su ser en su ausencia.

 

Esther, en silencio, se limito a secarle las perlas de sus lágrimas primero con los dedos; y luego empezó a besarlas. Sembrando varios besitos cortos por tu su hermoso rostro. Sus cuerpos estaban pegados y sus manos entrelazadas. Maca, se entrego por completo a los mimos de la enfermera; transportándose en un país que creía olvidado.

 

 Los besos se iban multiplicando, y dejando un rastro invisible en cada palmo de su piel. Las mariposas incluso se habían duplicado...y las dos viajaron a un paraíso multicolor. Rodeadas de verdes praderas y frondosos bosques de centenarios años. La música ambiental nacía de la hermosa naturaleza...el canto de aves, y el ruido de una cascada muy cerca de ellas. Era un sonido embriagador y relajante.

 

Exploraron juntas aquel maravilloso paraíso y conocieron sus placeres más ocultos. Tan solo una mente hambrienta y dichosa de perderse en él, termina saboreando todo su jugo. El sufrimiento padecido fue sanado. Su amor era muy fuerte para superar lo inimaginable.

 

E:- Te quiero con toda mi alma- le susurro exhausta, contemplando el rostro lleno de placer y amor de su pareja. – Es difícil de creer que he conquistado un sueño...

 

M:- Y yo...- murmuro entrecortadamente, no dejando de mirarla.- Eres lo que más quiero aparte...- se mordió la lengua, por suerte, a tiempo.

 

 En aquel justo instante, no sabiendo porqué pensó en Estrella. Bueno sí...aquel día era la mujer más feliz del mundo en diferencia. No le podía pedir nada más a la vida. Tenía a su lado al amor de su vida y a un ser pequeñín, parte de las dos, para compartir con el gran amor que se profesaban.

 

Pensó en su hija y su semblante se le iluminó. Que hermosa había sido llevarla al mundo. Al principio, fue algo desesperado e incierto. No lo medito lo suficiente. Pero supo, en aquellos instantes, teniendo a Esther entre sus brazos, que todo iría muy bien. Las dos estaban llenas de amor para regalarle y cuidarla. Definitivamente Maca Fernández Wilson, era la mujer muy feliz y se sentía completamente llena.

 

E:- Mmm...¿Qué quiere decir: eres lo que más quiero aparte de...?- le pregunto, fingiendo sentirse celosa. Se incorporo un poco, puniéndose en su frente.

 

Maca se río, escondiendo su nerviosismo. ¿Estaba preparada para contarle la feliz noticia? Mejor aún, ella lo estaba. Aunque sabía que se lo tomaría muy bien, temía que le echara en cara no haberla esperado. Aparte de qué no quería sobrecargarla de información. Ya había representado suficiente golpe haber descubierto que había vivido a base de mentidas.

 

M:- Aparte de mis padres, hermano y amigos...Evidente, ¿no?- respondió al final. Pero se sintió un poco culpable. Se callo...¿Cuándo sería el momento de decírselo? Con la ilusión que le hacía compartir su maternidad. Pensó: “Vamos Maca, se lo tienes que decir. Además tienes muchos videos para enseñarle. Ya, no será como si ella hubiera estado en mi lado en cada minuto de mi embarazo.”

 

E:- ¿Así que no tengo de preocuparme?- siguiendo bromeando. Aún así, no se le escapo el rostro preocupado ni serio de su pareja. La certeza de qué le ocultaba algo se iba incrementando. No obstante, se callo. Había de confiar en ella, si tenía algo para contarle tarde o temprano lo haría:- ¿Estas cansada cariño?

 

M:- Sí.- respondió la pediatra. Esther, sin querer, le ofreció la excusa perfecta para evadirse de la realidad y meditar.- Te quiero mucho, jamás lo dudes- la beso y se volvió a excusar. Cerro los ojos e intento pensar cual sería el mejor sendero que habría que recorrer.

 

Esther, por lo contrario, no tenía nada de sueño. Le gustaba observar como Maca dormitaba. Parecía un ángel...¿Qué hubiera hecho si no la hubiese encontrado? ¿O hubiera descubierto que solo un sueño? Quizás seguiría rondando por el mundo, al lado de Adriana. En recordarla, no evito sentir lastima por ella. En el fondo, la comprendía. Había perdido la razón al perder al amor de su vida. Y ella también le hubiera ocurrido lo mismo. Aquella certeza le paralizaba.

 

Resto media hora velando su dulce sueño. Deseaba introducirse en él y robarle un par de sonrisas. Demasiada era su ambición. Pero gracias a los sueños, ella había mantenido intactos sus sentimientos hacia ella. Pobre Maca, pensó mientras le apartaba un mechón de pelo de su rostro, cuando había sufrido también en su ausencia. Por suerte ya ha pasado. Aunque es verdad, no se que más nos depara el destino. La muerte tarde o temprano nos alcanzará....pero por Díos que sea mucho más allá.

 

Esther, se levanto, intentando distraerse. El sueño seguía sin aparecer. No le preocupaba. Ya tendría tiempo de hacerlo. Quería explorar de nuevo el apartamento y familiarizarse de nuevo en él. También este deseo estaba impulsado por una curiosidad creciente...descubrir como había sido la vida de Maca en su ausencia. En el fondo, quería saber lo que le ocultaba. ¿Pero lo encontraría allí?

 

Lo primero que visito fue el cuarto de baño que estaba cerca. No había nada de extraordinario allí, tan solo lo típico. Seguidamente entro en la cocina, y en la habitación de dos camas. Según recordaban, habían decido montarla más que nada por ser hospitalarias. Aparte, sobretodo, si Encarna necesitaba cuidados. Entro en ella, y vio una cama deshecha. Debía de ser la que dormía Nadia.

 

Iba a salir de allí, cuando en la mesita le capto la atención un par de portarretratos. Se acerco, los cogió y se sorprendió en ver que era una de sus padres con ella. ¿Qué hacía allí? Si la memoria no le fallaba, la tenía su madre en su piso. Le pareció muy extraño.

 

 Empezó a hurgar entre los cajones de la mesita de noche y por el armario. Allí descubrió ropa de las dos mujeres. ¿Qué raro, no? Encarna también había estado durmiendo en su piso.¿A santo de qué? Y se dijo para ella misma: “Bueno, se vino a ser compañía a la pobre Maca. No se porqué te extrañas. “

 

Al fin, salió de allí un poco molesta con ella misma. Su ser estaba lleno de sed, para construir la vida de Maca sin ella.¿Por qué lo necesitaba saber? Lo importante era que la había esperado ¿ No ?.  No obstante, siguió visitando el resto de piso que le faltaba. Hasta que la última habitación que visitar, era la que estaba al lado de su habitación.

 

Era una habitáculo pequeño, donde solían almacenar la ropa de la temporada anterior y las cosas que les molestaban. Por lo que recordaba, solo había una mesa y muchos armarios. Abrió la puerta esperando no encontrar nada de distinto.

 Tan solo esperaba reafirmar sus imprecisos recuerdos. Pero nada más entrar y abrir los ojos se quedo paralizada. Abrió la boca, sin atinar a decir nada. De repente, sintió una mano cálida en su espalda. Se estremeció...comprendiendo tantas cosas.

 

M:- Siento que lo hayas descubierto de esta forma- le susurro Maca, un poco triste. Aunque, una parte de ella se sintió aliviada. De echo, había decidido explicárselo aquella misma noche.¿Por qué esperar más?  Esther seguía sin poder hablar.

 

Nuestra Estrella (2)

 

Esther seguía sin decir nada más...su mirada fija en la cunita, y la ropita de bebe de encima de la mesa. Estaba desconcertada. Intentaba recordar la existencia de un hijo. Pero por más que lo intentaba, no alcanzaba a recordarlo. Tan solo la pregunta:¿ Des de cuando ellas dos tenían un hijo? La respuesta era contundente: no tenían.

 

Sus ojos marrones se cerraron, y volvieron a abrir con la vaga esperanza de qué fuese un sueño. Aún así, la ropa, juguetes, cunita seguían ante ella. Existía o existió un hijo en sus vidas. Su rostro empezó a sudar. Su pesimismo empezaba a relucir.¿Y si ?

 

 Su cabeza era un ordenador descontrolado, invadido por un virus que lo hacía pensar muy rápido y mal. Aunque una idea cayó como un relámpago, que casi la ciega con la intensidad con la que le llega.

 

Maca, la mira algo perpleja por su mutismo. No sabe que hacer ni que decirle. Se da cuenta, que ha recibido otro choque emocional. Hay que esperar un poco para que vuelva en si y pueda escuchar con atención. Además, ella misma es un manojo de nervios.

 

Quería hacer las cosas bien; aún así se le ha descontrolado la situación. Pero no puede permanecer impasible ante el extraño comportamiento de su pareja. Debe estar llena de preguntas sin respuesta, y intenta recordar algo que jamás ha estado dentro de su memoria. Se dice para si misma, a modo de reproche:”Vamos Maca, se fuerte...hazla girar y dígale que tiene una hija”.

 

M:- Me imagino que debes estar pensando....- consigue hablar al final. No obstante, no consigue decir nada más porqué Esther se ha girado y se ha agachado y puesto la cabeza apoyada a su vientre. Maca  se queda con la boca abierta...sus ojos estaban húmedos, con una mezcla de tristeza, ternura.

 

E:- ¡Oh, Maca! ¡No puede ser!- mostrando una dicha enorme, siguiéndola abrazando de aquel modo. Como si de aquella forma quisiera escuchar el latido de su bebe.-¿De cuantos meses estás? No me importa quien es el padre.-dijo con sinceridad.

 

Maca, se le rompió el corazón a añicos. Aunque también sintió, a la vez, un poco de felicidad. ¿Contradictorio, no? Pero la vida es así, o es banco o es negro. Sentía tristeza porqué no pudo compartir el embarazo con ella.

 

Y sentía alegría porqué ella querría mucho a su hija...y la quería sin fronteras, aún sin conocerla. Sentía pena porqué debía de romper su dicha por unos minutos, para contarle la verdad. Sí, tenía una hija pero ya había llegado tarde para verla nacer. No quería romperle su felicidad, la luz de su rostro...en creer que en su interior había un ser humano.

 

E:- ¿Pero que te pasa, amor? ¿No estás feliz? Quizás es el único que nos falta para ser una personas completas y felices. –le pregunto, algo preocupada

 

 Se aparto de su vientre y levanto la cabeza para contemplarla algo mejor. Aún aquella postura debía de serle muy incomoda. No obstante, sus ojos se cruzaron y se quedaron fijos.

Maca, lo único que fue capaz de hacer es agacharse y reunirse con los labios melosos de Esther. Los acaricio con todo el amor que era capaz de ofrecerle. Queriendo, con todo ello, no preocuparla. Pero le debía una explicación y romperle su creencia.

 

E:- Mmm...un beso muy dulce...pero no me has respondido-se separo de ella, muy a su pesar. Se levanto, y volvió a observar su impresionante cuerpo. Había salido de la habitación, por su absoluto goce, sin ropa que le tapara su desnudez.-Si ya decía yo que había algo cambiado en ti...

 

M:- Esther yo...- dijo todavía muy cortada. Y se sintió fatal. “¿Qué te pasa Maca? ¿De qué tienes miedo? Se nota que le hará ilusión..¿Pues?”- Siento desilusionarte... Yo...- su forma de proceder, consiguió hacer cambiar de semblante a su pareja. Y esto le partió el corazón.

 

E:- ¿Qué pasa? Que me harás preocupar de verdad...- hizo una pequeña pausa, y hizo una pregunta muy directa:- ¿Hay hijo o no?- temiendo haber puesto la pata.

 

M:- Esther amor, me perdonarás si te digo que ....- busco su mirada marrón, para pedirle disculpas de antemano. Los encontró, y encontró en ellos lo que esperaba encontrar.- Que nuestra hija ya ha nacido...

 

Esther, se separo unos pasos de ella, y volvió a observar su entorno. ¿Dónde estaba su hija? No estaba.¿Es que la quería volver loca? Pero conociendo a Maca, sabía que le estaba costando mucho porqué no la quería hacer daño. Vaya notición que había recibido. Que fuerte le parecía...Una hija.

 

M:- Y la hija es tuya y mía...- y le explico la historia de su amiga Carolina y la fecundación de Estrella.- Era algo que habíamos decidido antes de qué operasen mi madre. Pero se quedó ahí, con un proyecto pendiente a seguir. Yo me olvide de él tras tu desaparición...Fue Carolina quien me hizo memoria de ello. Se que debías ser tu quien debía llevar nuestro hijo...y que te he quitado la dicha ...

 

Esther se le acerco, su rostro estaba algo rojo. Ya se había recobrado del impacto de la noticia. Entendía el miedo de su pareja. Pero no había nada para pedir disculpas. Además, ella también se sentía fatal para haber estado lejos de ella. Había estado sola, con un hijo al vientre. Un hijo suyo...que grande era aquello. Se le acerco lentamente, y la estrecho fuertemente. Nada importaba. Aún no conocía a su hija y ya la quería.

 

E:- Maca, mi amor...has pasado por todo tu sola.-dijo, los ojos se le humedecieron. Se separo unos centímetros de ella, volviendo a observarla. Había muchas preguntas que formular, muchas cosas a sentir para ponerse al día.

 

M:- No te preocupes...te llevaba en todo momento en mi corazón.- recordó a Nadia, a Encarna y todos aquellos que le habían ayudado a seguir luchando en su ausencia.-Por suerte, hay buena gente. Pero he salido adelante porqué jamás perdí la esperanza de qué regresarías a mi lado.

 

E:- Eso va a cambiar.- le comento, luciendo una de sus mejores sonrisas.- Déjame un poco de tiempo,  y me pondré al día. También debo hacerme a la idea que tengo una hija. ¿Una hija?..- su forma de decirlo hizo reír a Maca.

 

M:- Sí, una hija muy preciosa que es igualita a ti, pillina.-le dijo mientras le daba un golpecito en su nariz. Seguidamente, se aproximo con la intención de robarle un beso.

 

E:- No, no...cuéntame cosas de nuestra hija – dispuesta a recuperar el tiempo perdido. Aunque, al final permitió que Maca la besara con pasión.- Y ahora, dime nuestra hija tiene nombre.

 

M:- Sí, se llama Estrella.-le explico que fue idea de Valeria y Nadia. A las cuales, si no le importaba, serían las madrinas de su hija. Esther no tubo ninguna objeción. Estaba, de hecho, encantada en todo.

 

E:- ¿Dónde la tienes? Quiero conocerla- volvió a insistir. En fin, era el único que faltaba que la viera. No obstante, eran las cuatro y media de la madrugada. Maca, la miro con penita. Le aparto los cabellos de la cara y le intento robar otro beso. Pero Esther no quería prolongar más su momentazo.

 

M:- Esta bien...esta en la unidad de neonatos, en una incubadora. Nació un poquitin prematura.- le dijo suavemente, flojito para no preocuparla.- Pero pronto le darán el alta.

 

E:- ¡Vamos para allá!- exclamo, realmente estaba dispuesta para ello. Su pareja le hizo un señal, diciéndole que no eran horas.-Tienes razón...puedo esperar una horas. Pero cuéntame cosas de ella.

 

Maca, recordó las cintas de video. Su semblante se le ilumino. ¿Cómo lo había podido olvidar? Tan solo fueron unos instantes. Pero una luz la guió. Pidió a Esther que fuera en la salita, mientras ella entró a la habitación. Se puso una bata verde por encima, y cogió la caja con las grabaciones.

 

Esther, la esperaba en la salita. No se había sentado, deambulaba arriba y abajo. Su rostro seguía alegre. La chispa de la maternidad se había apoderado de su ser. Lo que más deseaba era recuperar el tiempo perdido. Era conmovedor la rapidez como había aceptado la noticia y adaptado a ello.

 

Aunque en fondo de sus entrañas maldecía su cruel destino.¿Por qué tubo de perderse aquel maravilloso acontecimiento? ¿Por qué estuvo lejos de Maca? Quizás eran preguntas que jamás obtendría respuestas. Pero ya había regresado a su hogar. El cual era más lleno del que había dejado.

 

Estaba dispuesta a no fallarle más a Maca. Ya lo había hecho una vez. En más de restara su lado, en unos momentos todavía difíciles prefirió ayudar a “Kaikas”. Quizás para variar se debía ser egoísta. Jamás la volvería dejar. Y más teniendo algo en común tan especial. Un gran reto para las dos.

 

E:- Estrella, es bonito nombre.-se dijo para ella misma. Se acerco a la ventana, y contemplo el cielo. Aquella noche estaba muy claro, sin ningún atisbo de niebla. Las estrellas brillaban.- Vosotras siempre estáis ahí, en el firmamento. Nos acompañáis cada noche. En “Kaikas” también os miraba nostálgica. Os preguntaba si existía la felicidad que tanto soñaba. Jamás me quitasteis el sueño...

 

Una Maca encantada, permanecía muy quieta observándola a cierta distancia. Las mariposas se volvían a despertar. Quería tanto a Esther...cada milímetro de su ser, cada poro de su piel, sus pensamientos, su forma de amar. Estar con ella era una garantía de qué todo iría bien. Estar con ella era mágico...lo hacía todo tan especial. Que suerte la suya.

 

Era precioso observarla sin que se diera cuenta. Sus gestos, sus palabras dichas a media voz al firmamento...admirando las reinas de la noche. Compartir aquella paz nocturna, sinónimo de su paz interior.  Las pocas cosas, las insignificantes cobran enorme importancia. Y al estar a su lado, se había dado cuenta de tantas y tantas cosas.

 

Lentamente, intentando no hacer ruido, se le aproximo. Necesitaba sentirla otra vez, y compartir con ella la noche estrellada. Esther se giro, justo en el momento que la iba a rodear con sus brazos protectores. Le sonrió, consciente que quizás hubiese escuchado su monologo.  Leyéndole sus pensamientos, supo que sentía lo mismo.

 

M:- ¿Sabes que esta noche hay lluvia de estrellas?- le murmuro muy cerca de la oreja, el roce de sus labios en su piel las estremeció las dos.- Si ves a una puedes pedir un deseo.- Esther no dijo nada, y siguió contemplando el firmamento. Las dos deseaban ver una y pedir algo.

 

E:- Yo he visto uno...¿Lo ves?- dijo jovialmente, le señalo el sector donde lo había localizado. Pero Maca se lo perdió.-Mala suerte. Pero ya he pedido el deseo.

 

La pediatra, con humor, intento sonsacarle que había pedido. Empezó por un tópico interrogatorio, para terminar con una deliciosa tortura de búsqueda del santo grial. La recerca y persecución de los sitios débiles de la otra.

 

 El juego desemboco en una mar de carcajadas y a un torrente de besos calurosos. Se apartaron de la ventana por miedo de qué un vecino matutino las viera en pleno vuelo. Muy cariñosas la una con la otra, se sentaron al sofá. Esther refunfuño, protestando por la bata que se había puesto Maca.

 

M:- Yo pensaba que quería conocer a nuestra hija...- dijo, separándose unos dedos de ella. –Te traigo una cosa que te encantará...

 

E:- Eres mala...- dijo bromeando. No obstante, estaba impaciente para la sorpresa que le preparaba su pareja. Al fin, permitió que se levantará de su lado. Observo, como introducía una cinta.

 

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