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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO (XIII)


NO ME DIGAS ADIÓS, AUN ESTOY CONTIGO (J)

 

Breve crónica de Maca y Nadia en su visita a Jerez

 

            La familia Wilson, al completo, llegaron a su mansión de Jerez al sábado por la tarde. Una avión privado las ha dejado en el aeropuerto más cercano, y ya les esperaba dos coches para el último trayecto. Con ellos también iban un equipo de periodistas, el fotógrafo y el reportero. Maca y Nadia ya los conocían de su anterior entrevista; y su presencia les daba confianza.

 

            Valeria, había desertado en la segunda entrevista; se había quedado a Madrid, con su rutinaria existencia. Aquel fin de semana no disponía de fiesta, y aquello fue como un antídoto contra la añoranza, por alguien que jamás se fijaría con ella.

 

Pero ya se sabe que cuando más empeño ponemos en borrar algo, es imposible hacerlo. Cuando la mente no se ocupaba de asuntos laborales, intentaba imaginarse como estaría Nadia en aquellos instantes. Y cada minuto, que pasaba, era una eternidad; un largo puente que le seguía separando del lunes. El día que sus dos clientes, debían de regresar a Madrid.

 

            Maca se emociona nada más llegar a sus tierras, en ver a sus viñas, en ver la grande casa que la vio nacer, gatear, caminar, cometer sus travesuras. Su madre siempre se disgusto con ella; no le gustaba que fuera tan caballote. Pero Maca siempre fue un espíritu libre, activo; que le gustaba el campo, jugar con sus amigas.

 

            Era lógico que terminará por desesperar a su madre, no había día que no volviera sucia de polvo. Aunque la mayoría de cosas, respeto a su aseó, supervisión de deberes se encargaba Carmen, su nana. La cual seguía sirviendo a los Wilson. Ya era bastante mayor. Había optado por quedarse a cuidar la mansión, en lugar de acompañar a los patriarcas a la capital tras la operación de la Sra. Wilson.

 

            Maca, en ver a su nana, la abrazo fuertemente. La quería mucho; siempre estuvo a su lado cuando la necesito. A parte de su comida riquísima, era un ser entrañable, sencilla y fuerte. Entre ellas dos nada había cambiando, y la complicidad que les había unido seguía latente.

 

De hecho, se puso de manifiesto cuando Maca le presento a Nadia; inmediatamente se percato de qué no eran pareja realmente. No obstante, hizo como si lo fueran. Cuando su Maca le pidió que preparase una habitación matrimonial, que se comunicaba, puerta por puerta, con otra, obedeció sin rechistar ni preguntar.

 

            Maca se encerró en su habitación, que alguna vez ocuparon ella y Esther en una de sus visitas. Esta cansada del viaje y se agita; tiene la esperanza de reencontrarse con los recuerdos allí depositados. Sus ojos se cierran, y viaja un año atrás, incluso la primera navidades compartidas. El nerviosismo de Ester era evidente, y en aquellos momentos era más graciosa.

 

            El día de Noche Vieja, ya antes de la gran cena, estaba ya hecha un ovillo. No paraba de dar vueltas por la habitación. Su principal miedo, era no encajar en todo aquello. Sobretodo con los familiares de su pareja, los compromisos sociales de la familia Wilson. Pero el reloj ya empezado su cuenta atrás.

 

            Maca, fue muy comprensiva con ella; y le animo de la mejor forma que sabia. Le hizo una ofrenda con un enorme ramo de flores, perfumadas y llenas de amor. Fueron besos tiernos, y abrazadas calurosas y fuertes. Sonrisas se escapaban de su contenedor, bailaban la misma música. Y empezaron a vestirse mutuamente, entre caricias robadas, prestadas, sublimes. Con esta mezcla de ternura, amor y pasión, Ester relucía como una perla silvestre.

 

            Aquellos viejos tiempos, entremezclados con alguna mala experiencia, no volarían jamás de su interior. Pasará lo que pasará siempre le quedaría todo lo que le había regalado Ester. Estaba escrito en su alma, lo llevaba en sus entrañas, y incluso aquella habitación guardaba secretos muy íntimos de ellas dos.

 

            Se despierta, de su siesta, a las seis de la tarde. Entre las siete y ocho horas han convenido, con los periodistas, empezar la entrevista. Nadia debe de estar hablando con Gero y su mujer, o con sus padres. No le apetece reunirse con ellos, se incorpora lentamente. En su interior hay muchos sentimientos, ganas de compartirlos con Ester. Se acerca a la maleta y busca la cámara de video. No quiere romper su promesa, y allí esta, nuevamente gravándose.

 

" Hola amor mío, ¿ Sabes des de donde me gravo?

 

(Se levanta de la cama, y coge la cámara y enfoca la habitación con detenimiento, intentando captar la esencia de la escena.)

 

Ya te digo que sí; estoy en nuestra habitación de Jerez. Donde hemos vivido varias noches locas, de caricias robadas, acalladas...Tenías miedo que mis padres nos escucharán. Ja, ja, ja...

 

¿Recuerdas nuestro paseo por la viña de la zona norte?

 

(Su rostro se observa una pincelada de morbo; y en sus ojos hay la llama del fuego)

 

 Aquel atardecer, en septiembre. Las uvas aún no se había recogido. Hacía muchas horas que habíamos salido de paseo; tu ya estabas cansada. (riéndose)...y me suplicabas, como siempre, clemencia. ¿Oye, tan mal te trataba?

 

(Poniendo los brazos al lado del cuerpo, en forma de ánfora; y termina por dejar una tremenda carcajada)

 

Llegamos en la viña, te fascino. Parecías una cría probando un caramelo nuevo. Nos sentamos bajo de un cepa centenario, te pusiste en mi delante, y te abrace. Es como si lo viera en estos instantes, tan real, cercano. Contemplamos la puesta de sol, susurrándonos palabras de amor; mientras te voy ofreciendo algún granito de uva. La música de la naturaleza de trasfondo, el canto de una ave o insecto...que te permitía vivir cada sensación a flor de piel.

 

Y sucedió, como la cosa más natural del mundo. Empezó con un simple juego; nos pasábamos las uvas con besos. Los cuales cada vez eran más dulces, más alocados, embriagadores. Quizás el jugo de uva tubo la culpa. ¿Si es que hay de buscar culpables? Convirtiéndose en uno, de los muchos, atardeceres más hermosos que hemos compartido. Al menos, en mi corta existencia.

 

¿Lo recuerdas amor?

 

( Se calla, brevemente; intentando refrescar los máximos recuerdos, de aquella tarde de amor y ternura al campo libre, rodeadas de verdor, de una tranquilidad envidiable. No existían palabras para describir todo lo que sintió; y mucho menos para describir lo que es Ester por ella)

 

No me resisto a tus labios, a tu sonrisa, a tu dulzura...a tu forma de ser. Ya en la viña, sabía todo esto y mucho más, que no me cansaré de repetir. Lo eres todo por mi. ¡No lo olvides! Aún la distancia que nos separa, percibo la suavidad de tu piel, es como la seda. A veces, parece que revivo besos tuyos, y me sorprendo buscando tus labios

 

(Poniéndose la mano en los labios, y pon expresión de pena. Seguidamente, cambia de tema radicalmente; intentando reír de nuevo.)

 

Ya ves, aquí estoy; con la barrigota. ¡Como se nota! Ya falta dos semanas para que sea el final del penúltimo mes de embarazo. La cuenta atrás ya en marcha. Así, es mejor que te des prisa si quieres ver nacer a tu hija....

 

( Acompañando su frase con un gesto de la mano, señalado el objetivo de la cámara. Sus ojos brillan de picardía; no obstante hay el destello de tristeza. Sus ánimos parecen mantenerse en la cima; aunque debe de costar mantenerse siempre en vilo, optimista)

 

Para serte sincera, aún no soy del todo consciente de ello.

¿Quien lo hubiera dicho? Y yo, que no quería probar esta experiencia. Pero no creas, amor, cuando pienso en el parto me da una “cagarela”...¡Que respeto le tengo! Sí, ya sé que mucho es exageración, y depende de como es cada una como persona. Me parece que optare por la epidural.

 

( Su rostro esta serio, y no esconde el terror que le tiene al parto. Para no caer en las profundidades del recipiente, revolviendo sus temores; opta por volver a cambiar de tema)

 

            El plan de Valeria esta sobre ruedas. Ya hemos salido a una revista, y este fin de semana vamos a hacer nuestra segunda entrevista. Quiero que sepas que en ningún momento dejo de pensar contigo. A Nadia la quiero mucho, pero solo como amiga. Es una chica muy hermosa, a parte de ser una solete de chica; y por muchos hacemos buena pareja. No obstante, mi reina sigues siendo tu para siempre. Así que, espero que no te fíes de lo que leas, escuches o veas. Las apariencias a veces engañan.

 

(Alguien llama a la puerta, y entra seguidamente. La voz de Nadia, se expande por el aire, y queda también registrada en la cámara )

 

NA:- Hola cielo; ¿Ya has descansado?- se calla, y ve como Maca se esta grabando con la cámara de video.- Lo siento. Solo quería decirte que ya es hora de la entrevista.

 

M:- No te preocupes.- y volviendo a mirar al objetivo, se despide:-  Ya ves, Ester, para la farsa. Te quiero, y siempre tuya.- aprieta la tecla STOP; la cierra y la guarda en la maleta.

 

            Los periodistas las estaban esperando en el patio exterior, sentados ante una mesita de madera. La solían poner en verano, primavera; ya que a Roció le encantaba tomarse el café allí, tocándole el aire. Muchas veces le acompañaban sus amistades más allegadas. Cuando se juntaban eran el terror de la zona.

Jamás se tomaba el gusto de hablar de su familia en pelos y señales. Por esto, no aprobaba que vendiera su vida privada de aquella forma. Por qué, cantaba , a todo pulmón, aquello que había intentado atenuar con todos sus recursos.

 

            Era raro que hubiera aceptado pasar el fin de semana a Jerez, aún sabiendo porqué era el viaje. Probablemente era para supervisar de qué no se realizaran fotos del interior de la mansión. También podía ser, que la nueva pareja de su hija era de su agrado. Aunque no le realizo ningún comentario sobre el respeto. Aún así, Maca, detecto la efusiva, atenta, amable que era con Nadia. Si de su madre ya se esperaba de todo. Era previsible aquello; y quizás el único que atenuaba su falta. En aquella ocasión, podría presumir de nuera.

 

La primera tanda de preguntas, fue llena de tópicos. Más que nada, iban entorno de su futuro. Cayeron otro tipo de preguntas relacionadas con sus mutuas familias, sus profesiones. Y al último peldaño de la entrevista, tuvieron de posar para realizar varias fotografías; de las cuales 4 se seleccionarían y saldrían junto al largo artículo. El encabezamiento del reportaje fue:

 

Nadia Monsolís y Maca Wilson, felices y sin esconder su amor; de fin de semana a Jerez

 

 

            La noche cayo, y la comida maravillosa de Carmen una excelente caricia para sus estómagos hambrientos. Nadia, que había estado apagada durante la semana, parecía haber resucitado de su extraña ensoñación. De hecho, ella y Gero habían congeniado muy bien. Después de la sesión de sobremesa, los patriarcas se fueron a la cama, y se quedaron los jóvenes haciendo más tertulia.

 

            Maca, se fue a la cama pronto; dejando al resto riendo a carcajadas ante una película de risa. Estaba muy cansada, y necesitaba descansar. Se agito, de pancha para arriba. Ya empezaba a acusar problemas para conciliar el sueño; y no paraba de dar vueltas para dormir bien y cómoda. No obstante, aquel sábado tan solo hizo falta cerrar los ojos y ver la luna.

 

            El embrujo de un sueño, entrar en el país donde todo es posible. Que fácil era imaginar volando por el universo estrellado, junto a la persona que más amas. Todos sus deseos, ilusiones puestos ante ti, en una bandeja de plata. Ester esta a su lado, en aquella cama enorme.

 

No parece ningún fantasma, ni la imagen difusa. La esta abrazando, mirándola con sus ojos marrones llenos de amor. El tiempo se hiela, y sus cuerpos se entrelazan, traspasando las fronteras de las sensaciones. No hay palabras, de hecho porqué no las controla ni domina; y todo lo que le quería decir se queda en el vació; en el almacén de la memoria.

 

Era casi perfecto, pero no era real. Aquella certeza, voz de la conciencia, fue el rayo destructor que partió el tronco del árbol en dos. Abrió los ojos, y se puso la mano en el pecho. El ritmo de su corazón era veloz; seguidamente busco el cuerpo de Ester a su lado. Vació; solo había las sabanas y ella. No había espacio por el auto engaño. Debía tener paciencia por el reencuentro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El regreso de los sueños. Una travesía con tren

 

            Ester estaba distraída, observando el hermoso y variado paisaje que el tren iba dejando a su espalda. Adriana estaba a su lado, silenciosa, leyendo un libro de Ágata Cristie de bolsillo. Se lo había comprado ya presupuesto que su pareja no le haría el viaje ameno. Ya hacia casi un año que la había rescatado de las garras de la muerte, y nada había cambiado entre ellas. Por mucho que hubieran compartido, cuidado y mimado, seguía distante. ¿Qué podía hacer por cambiar aquello?

 

            A los ojos de un desconocido parecía como dos hermanas, que compartían compartimiento en aquel tren, en destino a Suiza. Otros podría pensar, que era una pareja en vías de extinción. Una absorta, pensando en el más allá; la otra no dejaba de pecho a aquel caso de asesinato inédito, de la famosa escritora de suspense. De hecho, había escogido el titulo concordante con el viaje: “Asesinato en el Oriente expres”.

 

E:- Vaya tu, mira que coger este libro precisamente- le comenta, abandonado su rol de observadora pasiva, y prestándole, finalmente, más atención.

 

AD:- Me gusta la escritora...Ya me lo había leído. Es impresionante, e ingenioso.- se calla, cuenta, a ojo de cubero, las hojas que le faltan para terminar de devorarlo.- ¿Tu te lo has leído?

 

E:- Si no recuerdo detalles significantes, importantes de mi vida...recordare un libro- contesta sin pensárselo. La sobra de su voz, no se le escapa a la mujer rubia; no obstante, prefiere hacerse, para variar, la sorda.

 

            Adriana se vuelve concentrar en la lectura, y Ester vuelve prestar atención al exterior. El dilema del movimiento...A veces, te olvidas de qué se mueve el tren y crees que es el paisaje se desplaza ante ti, se aleja, empequeñece. Pareciendo que se funde en la raya invisible del horizonte....hasta desaparecer. Era como si dijera adiós a las vivencias de Austria; y otra vez nuevos horizontes para descubrir y abandonarlos sin pena ni gloria.

 

            Probablemente, ya no regresaría a Viena. A aquellos edificios majestuosos, a escuchar las maravillosas operas, orquestas que Adriana estaba tan adicta. Los días se consumían como cerillas, sin que su memoria saliera del pantano donde se escondía.

 

             Las marcas de los sueños vividos restaba en sus circuitos cerebrales, y los descargaba con asiduidad. Era autenticas obras, que la emocionaban mucho mas que una opera celebre. De hecho, en la mayoría de recitales, operas que habían presenciado terminaba medio durmiéndose, evocando todos los sentimientos que M le creaba con tan solo una mirada, gesto, palabra...

 

            Aquellos sueños no parecían renovarse, como si se los hubiera descuidado en "Kaikas". Si no fuese que la noche anterior de embarcarse al tren, se habría convencido de que eran, en realidad, producto de su inconsciente. No obstante, M se le había aparecido para recordarle algo que empezaba a colgar de polvo.

 

            Aquella noche, para variar, no salieron. El casamiento estaba, otra vez, reflectado en sus rostros. Se agitaron sin rechistar; y a pesar de ello, le costo una barbaridad caer rendida en los brazos de Morfeo. Estaba nerviosa, triste; aparte, que dormir ya no la reunía con M. El día siguiente habían de reiniciar otro viaje. Quizás seria más tranquilo que el anterior;  pero tampoco le conducía a Madrid.

 

            Un soplo de esperanza, le hizo ser constante para intentar dormirse. Empezó a contar ovejas: una, dos, tres...Oscuridad, dejarte caer , ir al más allá. Los ojos se cierran, y parece estar ya desconectada de su entorno. Las horas transcurren, sin que la durmiente se de cuenta. Hasta que en un momento determinado, volvió a soñar.

 

             Se hallaba en una habitación grande, lujosa. Se entretuvo curioseando. Esperaba encontrar a M allí. Un rayó de luz, le condujo hasta la habitación principal. La cual era muy grande, de decoración barroca, con varios muebles antiguos. En cierta forma, rompía la armonía del resto de la suite.

 

             El haz de luz terminaba en la cama, iluminaba un cuerpo de mujer, que estaba medio cubierta por una sabana blanca, que le disimulaba la desnudez. Se le acerco, con el sonido de un martillo de fondo. La bella durmiente pareció no percatarse de su presencia; seguía dormida en posición fetal. Su pelo largo, castaño, esparcido por el colchón, el cojín.

 

            En su interior empieza a saltar un torrente de emociones. No puede creerse que todo aquello fuera, tan solo, producto de otro sueño. Procura no hacer ruido. No puede evitar sentir la impaciencia, estaba ante a las puertas de descubrir su identidad. No obstante, sus deseos ni en sueños se cumplieron.

 

            Silenciosamente, se dirigió a su lado, quería contemplarle mejor su rostro. Se paraliza al encontrarse, otra vez, ante aquel callejón sin salida. Su rostro esta cubierto por una mascara blanca, inexpresiva, inerte...Sus ojos están cerrados, y se queda con las ganas de reencontrarse con sus maravillosos ojos marrones. Aún así, tiene la absoluta certeza que es su M.

 

            No queriendo malgastar ni una pizca de aquel sueño, colabora en él agitándose en la cama, a su lado. Y el dilema que tiene es: despertarla o no. ¿Me sigue esperando? Con miedo de qué su mente la expulse de allí, se pega, descaradamente, a su cuerpo largo, delgado, sexy. Curiosamente ella también esta desnuda; así que piel contra piel; y aquel contacto tan íntimo despierta a su M.

 

M:- Amor, ¿Eres tu?- parece desconcertada; distando de ser aquella mujer segura, que dominaba la situación, de los anteriores sueños.

 

E:- Sí. ¿Donde te has metido este último mes?- le pregunta, abrazándola, fuertemente, por detrás. No intentando volver a ver el rostro; de hecho, ya asumía que de momento no le permitía ver su rostro. Mejor dicho, en sus propias palabras, aún no la recordaba.

 

M:- ¿Y tu, ya sabes donde ir?- volviendo a su forma de proceder anterior.

 

E:- Sí, a Madrid. Pero no depende de mi...- comentándole que Adriana no desea volver a España. M le escucha atentamente, comprensiva. Empieza a sentirse culpable por su autocomplacencia, por aceptar las cosas tal como eran.

 

M:- Te podría preguntar: ¿ Estás segura que no dependen de ti?- se calla, quizás por dar un golpe de afecto; continuando dándole la espalda. - Pero te entiendo, te auto proteges. No quiero que nadie te haga daño, ni mucho menos la mujer que esta contigo.

 

E:- ¿Me entiendes?- se calla, sintiéndose culpable por no ser tan fuerte, fugarse y cumplir su promesa.

 

M:- Son cosas que has de pensar tu. Yo solo te diré: cuando llegue el momento sabrás que hacer.- sus palabras son gotas de esperanza, que le llenan la alma de seguridad. Embriagada por su perfume, por su forma de ser, por la suavidad de piel...no puede resistir en la tentación de apartarle el pelo del cuello y besarle la zona descubierta.

 

E:- Enloquezco en tan solo verte, sentirte...y esto que estoy dentro de un sueño. ¿Como eran nuestras noches de amor?

 

            Se calla, con la esperanza de recordarlo. Y algo se mueve en su interior, y la intensidad de sus caricias va in creciendo. El director de su orquesta va marcando el ritmo, ordenando los sonidos, las notas, las intensidades...Violín, piano, flauta, violonchelo...se combinan, hacen solos, se confunden en su voz. Y a medida que van dibujando la composición pasional, la intensidad conoce su máxima esplendor.

 

            Su excitación traspasa de los limites del sueño, a la realidad, terminando murmurando las notas finales en voz alta. Tal es su placer que termina por despertar a Adriana, y esta la vuelve a su mundo real. Ejerció su perfecto rol de cortafuegos. Sus ojos la miraron inquisitivamente, como diciéndole: “Se lo que hiciste el último verano”. Tras el aturdimiento inicial, consiguió sofocar el aire asfixiante con lo primero que se paso por la cabeza:

 

E:- Ha estado un mal sueño...- su compañera parece no creérselo; y le pide que sea más especifica. Entonces, empezó a describir un ficticio accidente.

 

AD:- ¿Estás ya recordando?- le pregunta, prácticamente arrastrando cada palabra. Parecía desconcertada, aturdida...

 

E:-No lo sé...¡Adriana, solo es un sueño!- su corazón seguía latiéndole.- ¿Des de cuando los sueños tienen significado? ¿No estarás de acuerdo con la teoría Freudeliana? – con aquella frase pensó dejar todo atado.

 

AD:- Aún así, no me lo termino de creer que solo haya estado una pesadilla.- inquirió.

 

            Pondría la mano en el fuego en qué había tenido un sueño erótico; sobretodo por el placer reflejado en su rostro. ¿O era una persona masoquista? No creía en los sueños tuviesen significado más allá del correlato fisiológico. Era producto del sueño MOR, una fase del sueño. Sí, podía haber tenido un sueño sexual, excitante...

 

¿Entonces, por qué no lo reconocía? Quizás porqué tenia miedo; o era que había soñado con alguien,¿Con la Wilson?. Si aquello era cierto,¿Des de cuando había empezado a recordar? No, no podía ser cierto. Termina descartando aquella posibilidad, de lo absurda que parecía en tan solo pensarlo.

 

Ester, se hizo nuevamente la dormida, y así evito la incredulidad de la mujer rubia. Le tenía miedo, respeto; y sí, se auto protegía. ¿Pero, como y cuando conseguiría deshacerse de sus dominios?. De acuerdo, la seguirá y acompañaría a Suiza, a casa de su tía. Dejaría que recobrase el dinero robado; entonces, debía volver a insistir. Sino aceptaba su propuesta, planearía su fuga. Había de hallar el valor necesario para hacerlo.

 

 

            Ester estaba tan absorta en repasar el sueño anterior, que no escucho como Adriana le enunciaba, que finalmente, había terminado el libro. No le perdono su ausencia, y le toco en el brazo insistentemente, alterando su paz interna.

 

AD:- Mi ángel, ¿donde estás?- queriendo acceder a su mundo interno.

 

E:- Estaba pensando...en Austria. Me ha gustado mucho- mintió. Se estaba convirtiendo en una experta estafadora. ¿Es algo que se contagia?- ¿Te ha gustado el libro?- olvidado que ya se había manifestado sobre ello.

 

AD:- ¡Ya lo sabes!- no cayendo en el juego- Seguro que no te apetece leerlo.- lo tiene en las manos, y con un simple gesto se le puede entregar.

 

E:- ¿DE qué va?- mostrando cierto interés; quizás teniendo su mente ocupada el viaje le será más llevadero.

 

AD:- Un caso de asesinato; no te digo más. ¿Perdería la gracia, no?- se ríe, y sigue esperando que le acepte el libro. Al fin, lo hace; se sumergen en un prolongado silencio.

 

            La historia del libro es interesante, y avanza bastante. No obstante, se cansa. Lo cierra y vuelve a contemplar el paisaje variable, que van dejando a tras sin pena ni gloria. Adriana, le propone ir a comer. Se dirigen al vagón donde se halla el restaurante, y se acomodan. En medio de la comida Adriana le comenta sus planes nuevamente.

 

AD:- Ayer conseguí hablar con mi tía.  Ya es un hecho que podemos ir a su piso.- Ester se mantiene impasible; por más que intente sincerarse con ella obviara su opinión.- ¿Aún sigues pensando en el sueño?

 

E:- ¡No!- siendo muy seca, sin dar la opción a preguntas banales.- Siento haberte despertado.

 

AD:- Esto es lo de menos- realiza una pausa, y se atreve a preguntarle:- Me imagino que si empiezas a recordar me lo dirás, ¿no?.

 

E:- Estamos en la misma mar en qué partimos- dijo sin adornos ni derroches explicativos.

 

AD:- ¡Como estás últimamente!- le reprocha; obligándola a comentar cosas que no quisiera: como recordarle que le debía la vida.

 

            Su dialogo termino ahí. Ester se excusa, se va ha echar una siestesita a su compartimiento. Había de reconocer que estaba borde, perspicaz con su acompañante. Sí, estaba siendo injusta con ella. No obstante, no podía remediarlo, ir contra corriente. Se agita en la cama, repitiéndose que aún así, tarde o temprano  ella iría a Madrid.

 

            Cierra los ojos, y inmediatamente se duerme. Empezando a soñar de nuevo, reviviendo un trozo de la historia del libro que le ha prestado Adriana. Se perfilaba como un sueño terrorífico.¿Quien sería la víctima, en aquella ocasión? También se encuentra viajando en un tren, rodeada de desconocidos, de rostros inespecíficos. Entre ellos, tan solo espera reconocer M. No es así, parece no hallarse entre los pasajeros.

 

            Se levanta, de su cómodo asiento, y empieza a buscarla en aquel único vagón, completamente lleno. No obstante, sigue no teniendo suerte. Cuando vuelve a pisar sus anteriores pasos, la gente ha disminuido; pero entre ellos tampoco esta M. Se siente intensamente observada, como si fuera un payaso de circo.

 

E:- "¿Me conocéis?"- les pregunta, sintiéndose muy intimidada. Nadie le responde. Sigue andando, en el último asiento hay una caricatura del inspector Poirot, que habla con su ayudante. Puede escuchar parte de su conversación, sin que ellos se percaten de ello.

 

PO:- "A veces, no hay escapatoria. ¿Aún así, hay algo que pueda justificar un crimen.?"

 

Ayudante:- " La defensa propia, si. ¿No inspector?"- le comenta el joven policía, parecía una prolongación de la magnitud de aquel lince del suspense.

 

PO:- " Las apariencias son engañosas "- rompiendo completamente el hilo argumental. Aquello no parecía tener lógica, pero Ester prestaba toda su atención.- " Fíjate, con la gente que viaja en este tren...es evidente que todos son culpables. ¿Pero se lo hubiera imaginado usted?"

 

Ayudante:- " Esto es imaginación de la escritora"- siendo un indicador de qué ficción, imaginación se habían cruzado de manos- " No debemos de creernos todo lo que se nos quiere vender. "

 

PO:- " Has de ser un buen consumidor, comprador."- se calla, y sus ojos penetrantes se cruzan con los ojos de la soñadora.- "Esta chiquilla parece fuera de sitio, de escenario."- su interlocutor se gira, y al hacerlo se transforma en mujer.

 

E:- "¿M, eres tu?- pregunta muy sorprendida; y los ojos de la misteriosa mujer se iluminan; siendo su respuesta.

 

M:- ¿Has escuchado la conversación?- le pregunta, sin moverse del sitio. Se le acerca, se acomoda a su delante, para contemplarla mejor.

E:- Sí. ¿Qué me quieres decir?- estando algo intranquila. Tenia la extraña sensación, que algo malo estaba apunto de suceder. Seguían viajando en tren, y el resto de pasajeros no habían desaparecido.

 

M:- "El futuro es incierto amor. No se como terminará todo."- realiza una pausa, parece muy preocupada.- "Solo quiero recordarte que te quiero...Espero que no lo olvides."- se le acerca, y la besa con mucha ternura, como si fuera su último beso.

 

E:- "No lo olvido. Sigo no poniéndote rostro completo. Pero, en el fondo de mi alma, se que te quiero mucho."- reconoce; le devuelve el beso con miedo que se desintegrase ante ella. Se separa algo bruscamente, intentando tener los ojos bien abiertos, para cazar algún detallito de su rostro. No es así...Pero cada vez más, va incrementando detalles perceptivos sobre su cuerpo, sus labios...¿Tendrá suficiente con todo aquello para reconocerla?

 

M:- "Yo solo te digo una cosa: tu corazón sabe la verdad".- la luz del compartimiento del tren, empieza a perder intensidad.

 

E:- "¡No, no...No te vayas!"- grita a todo pulmón; le retiene la mano.- " Quédate más rato conmigo. Dime más detalles sobre ti"- silencio, su amante se le acerca y le susurra algo en la oreja y se evapora antes de regalarle una caricia fugaz.

 

            El tren, real, en que viajaba, se para. Se despierta en aquel preciso instante. Abre los ojos, y ante ella esta una vigilante Adriana. ¿Des de cuando la esta controlando con sus ojos fríos? Intenta sonreírle, y se incorpora. Tiene mucho miedo; en el fondo, sabe que no se creyó que tuviera una pesadilla la noche anterior. Quizás hubiera esta mejor reconocer que había tenido un sueño erótico.

 

E:- ¿No tienes sueño?- le pregunto, intentando no ser borde con ella. - Si quieres agitarte a mi lado...- comento sin pensar. Lo hizo porqué sabia que si la mimaba, las cosas podrían ser más fáciles. Adriana, no se hizo rogar y se estiro a su lado, y la abrazo. Ester se dejo hacer, y se hizo nuevamente la dormida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hablar por a hablar, a media noche

 

            Gisela Bonet, se sentó al salón. Hacía poco que había bajado de las habitaciones; donde había estado comprobando que todo estuviera listo, dispuesto por la llegada de los invitados. Aquel fin de semana era muy especial por ella, como por su esposo. Recibirían la mayoría de sus familiares, los hijos de Eduard, a su hija con su nueva pareja. La cual, estaba esperando una hija de su anterior pareja. Cuando su hija se lo contó, aquella semana misma, se quedo muy cortada.

 

            ¿Qué había de pensar de aquello? Se alegraba por Nadia, que por fin había rehecho su vida sentimental. Porqué des de la muerte de Corina, parecía que fuera una muerte viviente.  No obstante, a veces no la comprendía. Era tan buena chica, tan generosa....que padecía por ella. En fin, debía aceptar su pareja, y que quisiera o no, tendría una nieta postiza. ¿Lo tenia de considerar como tal, no?

 

            Eduardo se lo había tomado mejor que ella. Bueno, sabiendo sus orígenes,  y que sus hijos compartieran algo más que una relación de hermanos. Quizás tuviera razón, estaba tejiendo un drama sin fundamentos.

 

            Estaba impaciente para conocer a Macarena Wilson; la mujer que por fin había descongelado el corazón de su hija. Supuso, que debía de ser una mujer imponente, inteligente como Corina, por haberle interesado. En fin, cada vez faltaba menos para descubrir aquel misterio, que le tenía en vilo desde que supo que salían juntas. Eduard, las había ido a recoger en el aeropuerto de Barcelona.

 

 

            El todo terreno de Eduard Monsolís, esta entrando al espacioso patio de la mansión. Maca, no puede resistir a sus encantos. Parece un castillo, un palacio. las paredes pintadas de blanco...El verde del jardín, los árboles del alrededor. Era distinta a su casa.

 

            Nadia, no paraba de contarle cosas de su familia. Aparentaba estar muy tranquila, feliz por volver a ver su tio, a su madre. No obstante, por dentro estaba hecha un flan de nervios. Le costaba mucho fingir ante su tío; y más aún le costaría actuar ante su madre. ¿Donde estaban los limites de su actuación? Ya lo había hablado con Maca, durante el trayecto de avión. No quería fingir muestras de afecto en publico.

 

M:- Ni yo...- exclamo la pediatra.- En parte, me siento culpable por esta parodia.- confesándole, como se sentía en realidad.- Solo espero que sirva para devolverme a Ester.

 

NA:- Ya veras que sí- intentando avivar el optimismo de su amiga.- Que utilicen su imaginación.- se calla, viniéndole otro dolor de cabeza. Quizás no consiga obtener habitaciones separadas, y al final tengan de dormir en la misma cama. Prefería curarse en salud, y se lo advierte.- Lo siento, pero creo que mi madre ha organizado un encuentro familiar. Y cuando convoca a su familia, llenan toda la casa.

 

M:- No te preocupes. ¿Somos amigas, no?- quitándole importancia; y realmente, no le preocupa. Tiene mucha confianza con ella. No obstante, a Nadia si le inquieta dormir a su lado.- ¿Tiene mucha familia tu madre?

 

NA:- Sí, son 6 hermanos con ella.- le comenta, y se distrae contándole historietas de sus tías.

 

 

            Gisela, ya estaba en el jardín cuando ve llegar el vehículo de su esposo. Junto a ella, esta su hermana mayor y su cuñado. Hace poco que han llegado. Los tres, observan a la gente que desciende del coche. Primero, lo hace Eduard y después Nadia junto a los periodistas. Que más bien parecen sus sombras, porque son los mismos de Jerez.. La última de bajar es Maca, que lo hace con la ayuda de sus acompañantes.

 

            Gisela no puede evitar observarla. De hecho, el interés es compartido. Maca, le capta inmediatamente la atención por su semejanza con Nadia. Debe tener unos 50 años; aún conserva un buen tipo: alta, delgada, el rostro “hipermaquillada”, pelo largo, probablemente teñido de rubio chillón. La sensación primera que dejaba, era de altivez. Terminabas por preguntarte: ¿Son madre e hija? ¡Si no fuera por el físico!

 

            Nadia, se acerco a su madre y la beso cariñosamente. Seguidamente, se dirigió al lado de Maca y le cogió, cordialmente, la mano derecha. Ya había llegado la hora de las presentaciones formales:

 

NA:- Madre, te presento a Maca Wilson, mi pareja- mirando a su progenitora con miedo. Las dos mujeres se estrecharon la mano.

 

GI:- Encantada de conocerte por fin.- dijo con cortesía.- Conozco a tu hermano. ¿Qué tal esta? - aquello conllevo una conversación de jamás terminar.

 

            Eduard entro su equipaje, y se volvió a reunir con ellos. Ya debía de rondar entorno de los 60 años; aunque no los aparentaba mucho. Era un hombre delgado, ágil, con una calvicie cada vez más acentuada. Parecía una persona muy sencilla, hogareña, que amaba las tierras, aquel mundo que hacía tanto, tanto tiempo que estaba inmerso. Sus ojos, aunque parecían muy tranquilos, la nostalgia seguía impresa en ellos.

 

            Maca conquisto el corazón de su exigente, supuesta suegra. Después del preludio inicial, entraron al interior de la mansión. La misma Gisela, las condujo hacía la habitación destinada a ellas. Por el trayecto, Maca no pudo evitar admirar la exquisitez de la decoración: lujosa, señorial, con pocas modernidades.

 

             Eduard había respetado el hogar de sus antecesores; realizando pocas variaciones. Su actual mujer, se sentía fascinada con ella. De hecho, su vida había estado como un cuento. Nacida en el seno de una familia humilde, era la pequeña de los seis hermanos. Jamás le falto comida, ni nada...Pero lo que tenía en la actualidad, jamás se lo hubiera imaginado.¿Bueno, o si?

 

            Des de la adolescencia se dio cuenta que era hermosa, y trato de sacar partido de ello. Llego a ser una modelo internacional; y a fuera de España se caso enamorada, de un heredero de los Monsolís: el Gabriel. Un abogado muy idealista, que jamás dejo de querer a su primera mujer. Aquello le rompió el corazón. No obstante, el nacimiento de Nadia les unió. Su hija es lo más importante de su vida. ¡Por ella sería capaz de todo!

 

            La habitación que les toco, como ya era de predecir, había una cama grande de matrimonio. Además, era la que siempre se instalaba, su tía Mariona e Inés. Bueno, cuando las dos aún estaban juntas. No obstante, su relación, contra todo pronóstico, se rompió. Su tía empezó a tener varias relaciones. Hasta que fue asesinada, junto a su última amante, por su propio hijo.

 

            Nadia, se acerco al escritorio antiguo, situado delante de la cama(al lado de la ventana). En él, todavía había fotografías de su tía preferida. En una de ellas, salía junto al amor de su vida, Inés. ¿Por qué lo dejaron? Un misterio; a lo mejor, por cosas que pasan. Disponía muy buenos recuerdos de ellas dos; intentando educar, de la mejor forma, al travieso de su hijo. Quizás fue este quien condeno su relación.

 

            ¿Por qué le había su madre asignado aquella habitación? Iba a protestar, pero Maca le puso una mano en la espalda. Para decirle que no se preocupase; no le importaba compartir cama con ella: "No eran dos desconocidas". En parte es por ello. Pero también es que aquella habitación le recuerda a su tía fallecida.

 

 

            La mansión, se va llenando progresivamente de gente. Maca y Nadia, no tienen tiempo para descansar. Se hallan en el jardín, hablando con los familiares de Nadia. Se nota que ya empieza a ser verano, y el día es más largo. Gisela, ejerce de anfitriona. Esta función le sienta de mil maravillas. A parte de qué lo realiza muy naturalmente. Cuando puede se cuelga del brazo de su esposo, y parece realmente feliz con su vida.

 

GI:- Me ha dado muy buena impresión Maca- le comenta a Eduard, antes de entrar en la mansión para cenar.- Creó que hará feliz a Nadia. Se lo merece- siéndole sincera.

 

ED:- ¡Ya verás que sí!- intentando animarla; sabe lo que su sobrina, o hijastra(a veces, se liaba con ello) ha sufrido ante la perdida de Corina. Des del principio, la apoyo, intento ofrecerle toda su ayuda. Sabía que sentía; por qué él también le toco aquella lotería. No había palabras para expresar tu rabia, tu dolor...¡La vida es tan injusta!

 

 

            Nadia, los nervios que siente las más profundidades de su ser, no se le quitan. Nada atenúa sus inquietudes; ni en ver entre los últimos familiares que se han unido a la fiesta, a los dos únicos hijos de su padrastro. Los saluda, efusivamente; y observa la monada de su prima segunda. Oficialmente, su prima es madre soltera. No obstante, los más allegados de Eduard Monsolís saben la verdad.

 

            Maca, esta muy cansada. Las piernas le duelen, de haberse estado más tiempo de pie en el jardín. Se sentaba y se volvía a levantar, para saludar a los familiares de su amiga. Cuando finalmente ya estaban todos los invitados, ya eran las 21 de la noche. Gisela, fue la quien anunció que la mesa ya estaba preparada. Se dirigieron al salón, donde había una larga mesa preparada.

 

            La cena, parece durar una centuria. De hecho, termina entre las 23 y las 24 horas de la noche. Maca, se excusa y se en retira. Nadia se ofrece para acompañarla a la habitación, y insiste en ir también a dormir. Salen del salón, la mayoría de la gente las mira con descaro. Algunos, aquella relación las había cogido de sorpresa. Otros, fans de revistas del corazón, habían presumido de conocer a Nadia.

 

M:- Gracias por acompañarme- le agradece ya en la habitación.- No hace falta que te vayas a la cama.- insiste nuevamente; no quiere estropearle aquella reunión familiar.

 

            Nadia sigue sin decir nada. Por un lado, se iría para no regresar allí. Temía dormir a su lado, percibir su calidez...Debería de hacer el doble esfuerzo para que no notase sus sentimientos. Por el otro lado, sabía que había de coger el toro por las bañas. Fugarse, alargar el momento de introducirse en la cama no cambiaba nada. ¿A no ser, que decidiera no dormir aquella noche? ¿Que hacer?

 

NA:- No te preocupes, queda mañana. Además, esta vez nos vamos al lunes para Madrid- rompiendo el silencio; ya había elegido su destino. - Dávila se ha enrollado mucho, dándome fiesta al Lunes.- intentando tranquilizarse, llenar su mente de temas secundarios. Si se distraía, sería todo más llevadero.

 

M:- Sí; es un buen director Medico. Pero por encima de todo, es una gran persona.- ya ha sacado el camisón de su maleta, y se dispone a desvestirse. Nadia, aparta los ojos de ella; y sale precipitada para los servicios más cercanos, levándose consigo su pijama.

 

            Minutos más tarde, las dos se agitan. Una al lado de otra, pero con varios metros de separación. Maca de pancha para arriba; últimamente era la postura que dormía mejor. Nadia, pidiendo permiso, cierra la luz, y le desea buenas noches. No obstante, la pediatra no le apetece dormir. La in certeza de donde esta su Ester, le trae de cabeza. Cada semana se siente más hastiada con las autoridades. La pobre Valeria, es la quien paga sus golpes de rabia.

 

M:- Nadia, ¿Estás ya durmiendo?- murmura con media voz. No quisiera despertarla; pero espera que este aún despierta. Necesita hablar, desfogarse con alguien.

 

            Nadia, tarda algo en responder. Tiene un poco de sueño, y se había sumergido en un análisis exhaustivo de sus sentimientos por Maca. Encuentra algo fuera de sitio. Una cosa que debería estar, percibir...Pero no tiene tiempo para descodificar aquel ensortijo. Cuando escucha los ruegos de su amiga, se gira y le presta su incondicional ayuda.

 

NA:- No duermo, tranquila. ¿Qué té preocupa?- enciende nuevamente la luz, y se pone de lado, para escucharla mejor.

 

M:- Lo de siempre. No puedo ser que los inspectores, la policía sea tan inepta.-no disimulando su decepción.

 

NA:- Lo dices, porqué esta semana han descubierto que de Asia se dirigieron a Austria, volviéndolas a perder...- comprendiéndola.

 

M:- Eso. Vamos a remolque de la odiosa Adriana- cada vez le guarda más rencor.- Te juro, que si le hace daño...- no termina la frase, ya que lo quería decir era demasiado fuerte. Nadia, se le acerca. Su corazón, por raro que pareciera, estaba tranquilo.

 

NA:- Has de ser fuerte, como hasta ahora.- mirándole directamente a los ojos; le pone una mano en el rostro, obligándola a mirarla.- Cualquier persona en tu sitió pensaría las mismas cosas.- el rostro de su amiga, finalmente se suaviza.- La policía esta haciendo lo que puede. Lo que pasa es que Adriana es un lince. Han cambiado de aspecto, ha conseguido documentación falsa por Ester...

 

M:- ¡Sí, lo es!- admite.- Solo espero que tarde o temprano cometa un error. ¿Dónde deben dirigirse, o esconderse?- se calla, intentando descubrirlo.

 

NA:- ¿Has vuelto a soñar con Ester?- intentando ayudar a responder aquella pregunta.- Te ha dejado alguna pista...

 

M:- Sí, un par de veces. Un sueño fugaz- no compartiendo la naturaleza del sueño con ella.- Y el último, parecía tener mucho miedo, estar cansada. Me preocupa...Adriana la desea, quiere poseerla. Ya esta loca de amor; y más faltaría que Ester la rechazara nuevamente.- su miedo se puede palpar al aire.

 

NA:- ¿ Has pensando que Ester no recobre la memoria, y termine siendo feliz al lado de su secuestradora?- se calla, midiendo el efecto de su planteamiento. A lo mejor, ya se lo había preguntado Maca. Se sintió cruel por poner encima de la mesa aquello. Pero quería prepararla por si las cosas no salían como deseaban.

 

M:- Sí, lo he pensado:- respondió después de una larga laguna.- Me aterra la sola idea. Pero creo que si Ester fuese feliz a su lado, lo terminaría por aceptarlo. Si fuera el contrario, patearía a Adriana para apartarle de ella.- sus argumentos parecen ya bastante meditados, contundentes. Le dolía decir todo aquello, pero también era lo que sentía realmente.

 

NA:- Lo siento, pero solo quería que reflexionaras...- su interlocutora no le deja seguir.

 

M:- No te debes de disculpar. Me encanta que me regales tus opiniones, me hagas pensar en que pueden haber mil finales. He de estar preparada, para lo bueno y lo malo.- luciendo otra vez, su seguridad, su fortaleza.- Por cierto, últimamente percibo que Valeria y tu sois más amigas.

 

NA:-Mejor dicho nos entendemos mejor- corrigiéndola; no le apetece hablar de aquello.- Ya, quieres hacer de celestina. –dije con broma. No obstante, se siente algo molesta por ello; y lo capta Maca.

M:- Perdona.- se ve obligada a decir. Valeria muy enamorada de Nadia, y esta última parece ser un hierro difícil de roer. Bueno, los sentimientos son una entidad caprichosa. No siempre llueven al gusto del consumidor. Esta apunto de decir algo impropio, pero se muerde la lengua a tiempo.- Es una pena, harías una buena pareja.¿Por qué no te atrae ni una pizca?

 

NA:- No hace falta que te disculpes.- se calla, y se decide a confiarle algo que le daba vueltas desde aquel incidente en los servicios:- Ella...creó que yo le gusto.

 

            Maca se la queda mirando muda. Su amiga esta en lo cierto; pero no sabe si darle la razón o no. Sabe que es cierto; y que aquella semana Valeria se lo ha confirmado. Aún así, sigue no decidiéndose en intervenir en su relación. Si Nadia no siente nada más por la inspectora, no hay remedio por ello. ¿Si existiera una porción mágica que nos hiciera enamorar de las personas?

 

M:- Para serte sincera, sí.- decantándose al final, por la fidelidad hacía su amiga.-No telo hubiera tenido que decir. Pero te lo digo, porqué lo tengas en cuenta.- entonces, es Nadia que se sumerge en un pozo de silencio.-¿Qué piensas?- intentándola ayudar.

 

NA:- No se que pensar...- no disimulando su desconcierto. ¿Cómo podía ser que Valeria se hubiera enamorado de ella, a pesar de lo mal que la había tratado?.- Es una persona muy admirable. Ahora entiendo su extraño comportamiento, que exhibe sobre todo cuando esta a solas conmigo.

 

Maca, aprovecha para contarle como se fue de su piso el día que la conocieron. Aquello les hizo reír durante un rato; aún así Nadia parecía estar en la luna de Valencia. La ternura, el grado de enamoramiento de Valeria la tenia impresionada. No sabía que decir, que opinar. Y el que más fuerte era, que ya no sabía lo que sentía.

 

M:- Ya lo sabes; espero que no me delatarás.- le pidió, sorprendida por la extraña actitud de Nadia. En aquel instante, supo que no existían los imposibles. Aún así, no realizo ningún comentario sobre el respeto. Se callan, y vuelven a la carga comentando curiosidades sobre la fiesta familiar.

 

NA:- ¿No tienes sueño?- sorprendida por la parlanchina que estaba la Wilson aquella media noche.

 

M:- No.¿Y tu?- le pregunta; y se precipita a decir:- Bueno, será mejor que intentemos dormir un rato.

 

NA:- Sí. ¿Estás más animada?- le pregunta.- Si quieres hablar más rato de Ester...-

 

M:- No, gracias.- realmente no le apetece remanar más aquel bacalao. Le sonríe, y suelta lo que esta pensando:- Nadia, porqué no me cuentas un cuento de los tuyos.

 

NA:- ¡Exigente la niña! ¡Mira como una niña mal criada ¡ ja, ja.-se calla, realmente no le apetece narrarle ningún cuento. Tiene los sentimientos removidos, muy alterados. Hacía tanto tiempo que no se sentía tan confundida. Aún así, se sacrifica por su amiga.-Esta bien, un cuento improvisado. Cortito, vale-Maca acepta.

 

“ Había una vez una niña que le encantaba que le contasen cuentos. Aunque le remarcaban que era ficción, y algunos eran tan irreales...Como que un príncipe despertara la bella durmiente, por un beso escueto. O bien, que besando una rana esta se convirtiese en príncipe. Ella seguía obstinada en creer que eran historias reales.

 

La niña crecía, crecía...no cambiando de opinión sobre los cuentos. Quizás tenga razón.,los cuentos nos ayudan a seguir andando, a ser inocentes. Estamos en el mismo sendero de siempre. La niña, ya mujer hecha y derecha, termina por abrir los ojos a la dura realidad. Existiera poca gente que te valoraba por tu interior, y se quedaba con lo más superficial de tu.

 

La mujer, creció a golpe de disgustos, frustraciones. ¿Cuántas veces había soñado que persona A se enamoraba de ella? Quizás se hacía demasiadas ilusiones. Era muy ilusa, enamoradiza...No debía de correr tanto su mente. No, era una persona muy bella. Su energía, optimismo empezaba a decrecer...

 

Hasta que una noche, antes de romper sus poesías, sus escritos...para mandarlo todo a la mierda, ante ella se le pareció una hada madrina. De sus ojos cayo una lluvia salada...,la hada la intento animar; y le propuso un reto. Aquello parecía muy difícil; pero decidió gastar sus últimas esperanzas.

 

La propuesta de la hada, le condujo a vivir mil aventuras. Donde el denominador común era ella. En cada prueba, descubría cosas de ella misma mágicas. Cada vez se iba queriendo más, y a leer entre líneas. Cada vez le importaba menos lo que le faltaba; y fue capaz de dar lo mejor de si misma. Se había convertido en el personaje de un cuento real. Los tesoros que conquisto, están en la imaginación de cada cual.

 

Hay que creer en los sueños, en los cuentos. Pero también hay que poner de nuestra parte en ellos. Hay que trabajar para alcanzar tu felicidad; no esperar que los príncipes aparezcan de la nada y te solucionen la vida.“

 

NA:- Ya esta. Quizás ha estado un cuento algo soso.

 

Maca no le contesto; entonces se dio cuenta que ya se había dormido. Sonrío tiernamente; apago la luz. El sueño parece haber desaparecido; y vuelve a analizar sus sentimientos por la mujer que yace a su lado. Hay algo que brilla por su ausencia. En cada palmo de sus reflexiones, esta más desconcertada, confusa. ¿Puede algo cambiar de la noche a la mañana?¿Entonces, porqué se sentía tan nerviosa por aquella situación, aquel fin de semana?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NO ME DIGAS ADIÓS, AUN ESTOY CONTIGO(K)

 

 

Es tu noche, pero lejos de la mar que te abrazo

 

Una mala tarde, como el humo viciado de un fumador compulsivo, como el aburrido tic-tac del reloj...Una frase se te repite, constantemente, no obstante no eres capaz de repetirla; pero en localizarías el fragmento y el libro. Lo entiendes, entiendes el mensaje sumergido, lo que el escritor pretendía comunicarte, como una ley profética. Por misteriosas razones, te verías obligado a coger un vaso y te lo llenarías de cualquiera bebida alcohólica.

 Un sabor a vino, a cava quema en tu golosa boca... No obstante, la razón, como una ramita de esperanza esta a tu lado para señalarte, como un semáforo eficaz, lo que esta bien y lo que no. De hecho, en el fondo, uno sabe que las penurias no se ahogan con alcohol... En todo caso, es todo lo contrario. El alcohol es un agente conductor de malos albedríos.

   Tu sombra te sigue, te ves reflectada en un espejo y no te reconoces. La voz del espejo para ti es muy importante, como también lo son las miradas. De hecho, son ellas quien rigen parte de tu vida, tan la soterrada como la real. La mirada es como un cable eléctrico, transportadora de corrientes eléctricas, que su movimiento provoca la encendida de bombillas, hace cobrar vida a objetos inanimados. Es una chispa peligrosa y hechizadora.

   Jamás podrás borrar ciertos perfumes y miradas de tus recuerdos, como la percepción de qué eres una oveja errante. Sentirte como un insecto saltador, que salta de flor a otra y cae a las mismas trampas e insectívoros por carencia de memoria histórica.

Como los ingenuos humanos, los cuales aunque saben que los ríos son vivos y no siempre están tranquilos cometen el mismo pecado: invadiendo espacio del rió. El cual, en grandes temporadas, reclama su propiedad, con lo consiguiente perdida de vidas humanas por la manca de memoria histórica.

   Laia, Raquel, Carlos...todo aquel a quien quise, todavía son bien próximos a mi; por mucho que transcurra el tiempo restan dentro de mi cerebro...discutiendo, reclamando un espacio que en un tiempo fue suyo. Están desconcertados,  rabiosos, no comprenden que ha podido pasar dentro de mi...

De hecho, las cosas evolucionan, se modifican y se pierden en el vació del abismo. De hecho, terminas por darte cuenta que tu eres como un rió, que vas viviendo, vas haciendo daño a tu entorno y tu también recibes contaminación de los que te rodean, de tus supuestos iguales. Cuantos más años vas sumando, más arrugas vas coleccionando...;ciertos recuerdos te acompañan y quizás la nostalgia te terminara por comerte o invadir.

 

   La gente insensible, la gente que habla por hablar, la falsedad humana. Darte cuenta de qué por mucho que estés acompañada, estas sola en tu propio desierto. Es como si te lanzaran al universo, con otras flechas, y con ellas compartieras el vuelo, el espacio y el tiempo...No obstante, en el abismo de la inmensidad del universo te abandonaran o te en separaras irremediablemente.

Volando a tu suerte. No comprendiendo la repentina soledad que te invade. Ignorando las intención de los otros...pero no dejando de sentirte traicionada ;y la famosa frase te suena: como un objeto carente de valor, como un mueble matutero, olvidado.....

 

 

En la terra humida escric,

Nena estic boig per a tu

Passo els dies esperant la nit

Com et puc estimar

Si de mi estàs tan lluny

Sabia acabat

Boig per a tu

Se molt be que des de aquest bar

jo no puc arribar a on ets tu

Pro dons de la meva copa veig

reflectida la teva llum,

me la beure

Sabia acabat

Boig per a tu

No siguis el mati

Llàgrimes es perdran

entre la pluja que caurà avui

Hem quedaré atrapat, ebri d'aquesta llum

Sabia acabat

Boig per a tu

 

Se molt be que des de aquest bar

Jo no puc arribar allà on ets tu

Pro dins de la meva copa veig

 reflexada la teva llum

Me la beure

 

Sabia acabat

Boig per a tu

Sabia acabat...

Boig per a tu...

(...)

 

           

           

 

Hablar por a hablar, a media noche

 

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