(2)
La adrenalina se había disparado, y la tenía
aún acelerada, en vilo... Ansiaba descubrir el misterio que rodeaba a las dos
mujeres. ¿Pero como? Ella no es ninguna detective. El trayecto le ayuda a
reflexionar sobre lo ocurrido. Por más vueltas que le diera a las piezas, no
conseguía darle sentido al rompecabezas.
Para empezar, aún no estaba
segur de qué realmente se tratará de Esther. Por más intentara encontrar
justificación a su extraño comportamiento, no lo encontraba. ¿Por qué se
paseaba felizmente por la ciudad, con tanta sangre fría? ¿A caso no le
importaba Maca, su familia, amigos...? No, alcanzaba a explicárselo.
Lo que la desconcertaba, la
mujer que la acompañaba.¿Quién debía ser? ¿Era su nueva pareja? Admitir aquello
era decir indirectamente que se había olvidado de la pediatra, que carecía de
corazón.
Elisa, desecho aquella
posibilidad, su amiga jamás fue de aquella forma. Era amiga de sus amigos,
siempre se desvivió por la gente que quería. A parte, de qué Maca la hizo la
mujer más feliz del planeta. Aunque el amor, era algo que también se podía
desvanecerse. Pero de ahí, de dejar de querer a alguien, y abandonarlo sin dar
la cara... No, no tenía lógica.
La pregunta: ¿Es o no, Esther García? , sigue siendo
primordial. Si hubiera hecho caso a la chica no se hallaría allí. Pero había
detectado en sus ojos confusión, desconcierto y quizás, si no hubiese entrado
en escena una rubia desvergonzada le hubiese podido sacado más. Sus
sentimientos están muy alterados, y se dice con rabia:
“ ¡Pero que te tiene
decir la chica! Acepta que solo se parece. Se llama Paula Vivanco. ¡No, no me
la creó! No me fió de su acompañante. Vaya mirada me ha dirigido, como
diciendo: ¿Y tu quien eres, y que pretendes con mi chica? ¿ A caso, la
conoces...?. Luego, casi se lleva a arrastras a su pareja o amiga...Seguro que
pareja, por su comportamiento posesivo.“
A parte de aquella impresión, creyó leer mucho miedo en
los ojos de aquella rubia. ¿Pero de qué? Era como si estuviera en un continúo
estado de vigilancia, que no se relajará jamás. Siempre estando alerta,
pendiente de... En breves minutos, cayó en la cuenta que quizás las había
escuchado de lejos. Si era así, podría justificar su mirada; probablemente era
una persona muy celosa, controladora.
El taxi en viajaba se
detuvo, y la voz de su conductor rompió sus meditaciones. El otro taxi también
estaba aparcado delante suyo. A su derecha había un hotel de unas dos o tres
estrellas. Elisa, prefirió esperar que las dos mujeres, que perseguía, bajasen
primero. Por lógica se debían hospedar allí.
No tardo en comprobarlo;
bajaron del coche, muy separadas, y entraron en él. El vehículo que las había
transportado hasta allí, se volvió a incorporar en la circulación. Elisa,
indecisa abandono el taxi. ¿Qué hacer? ¿Qué haría un detective profesional?
¿Había de entrar y asegurarse de qué realmente se hospedaban allí, y en qué
habitación?
A veces, te dejas conducir
por el agua del río sin saber porqué ni que pretendes descubrir, o alcanzar
haciéndolo. Te pierdes, pero vuelves a recuperar los objetivos que tuviste al
inicio del tobogán. Hay que seguir su rastro, y entra al recinto que esta a su
delante. Cuando entro en recepción, las dos mujeres accedían al ascensor, las
puertas se cerraron volviendo a desaparecer de su visibilidad.
La enfermera, sin
pensárselo, se acerca a la mujer de recepción. Hay que descubrir cuál es su
habitación. Aunque no sabe muy bien como hacerlo, pero en escuchar la voz
servicial de la recepcionista, la inspiración la ilumina.
EL:- Perdone, me podría informar en qué habitación se hospeda la Paula
Vivanco- sonríe, y espera una buena predisposición.
Recepcionista:- No tengo ningún huésped con este nombre...- después de
consultarlo en el registro.
EL:- Quizás va registrado por el nombre de su pareja...- y como no sabia su
nombre, se la describe. La chica, parece algo extrañada.-Lo siento, pero yo soy
amiga Paula, y no recuerdo el nombre de su acompañante.
Recepcionista:- Ya se a cuales mujeres se refiere, hace poco que han
llegado. Se hospedan, en la habitación 312, tercera planta.
Elisa le da las gracias, y se aparta de recepción.
Para no sembrar sospechas, se dirige hacia los ascensores. Sube al ascensor,
cuando este llega y a dentro, marca el botón donde pone planta 1, restaurante.
Nada más, llegar a su destino su móvil empieza a sonar. ¿Quién será? Abre el
bolso, lo alcanza y lo descuelga sin mirar quien era. Una voz familiar, le
pregunta donde esta.
EL:- Estoy en el Hotel Annie.- informa, pasando por el alto la lluvia de
preguntas que le caen como si nada:- Me alegro que me hayas llamado, porque lo
pensaba hacer yo ahora.
Voz:- ¿Pasa algo Elisa?
EL:- Puedes venir aquí al hotel, tengo que contarte algo que seguro que no
te lo creerás si te lo cuento ahora.- le informa.-De acuerdo, quedamos a fuera.
Por cierto, no digas nada.
Voz:- ¡Por Díos, que voy a contar si no sueltas ni prenda!- exclamo la
persona que la había llamado. – Ahora vengo, consigues intrigarme.
Elisa, cuelga y vuelve a
guardar el teléfono en el bolso. Aprovecha que esta muy cerca del restaurante y
bar, para entrar en él y tomarse algo. Son ya las 20 horas, y cuenta que su
cómplice llegará dentro de 30 minutos. Se sienta, intentando planear los pasos
que deben darse. En aquella espera, en el bar, no se percata que la rubia vuelve
a salir a la calle. Perdió un tiempo precioso para volver a interrogar a su
supuesta amiga.
En aquella misma hora, a
las 20 horas de la tarde ni más ni menos, Nadia ya ha terminado su turno y sin
pereza sale a la calle. Su paso es ágil, decidido. Lo único que le apetece es
regresar al piso y preparar la cena. Encarna, hace un par de días que ha ido a
dormir a su piso para solucionar problemas domésticos. De repente, una voz fina
y harmoniosa femenina, le sobresalta.
Su rostro cambia en
reconocer, el dulce rostro de su pareja. La cual estaba saliendo de su mini, en
aquel preciso instante. Había estacionado en doble fila. La dos chicas se
sonríen, Nadia se alegra de aquella grata sorpresa. No la tenía acostumbrada
que la fuera a recoger al hospital.
NA:- Hola, que detalle ha tenido mi duende particular...-se le acerca, y se
agacha para besarle, no obstante en el último instante se da cuenta de qué esta
vetado mostrar sus sentimientos en público
. Se molesta en volverlo a recordar. Odia aquello, no manifestar sus
sentimientos cuando le apetece. ¿Hasta cuando aquello?
VAL:- Hola...- le saluda, percibiendo sus sentimientos de frustración.
Ella, en el fondo, también le da la rabia no poderle acariciar sus labios
carnosos, y abrazarla allí. Tan solo es cuestión de días, tiene fe de por
aquello faltará poco.- ¿Quieres que te lleve a su palacio y la conceda todos
sus deseos?
NA:- Mmm, suena bien.-
Nadia, sin dejar de sonreír, voltea el mini y
entra en él. En este instante, se ve de lejos como Teresita abandona el
hospital. La cual si se percata de cómo la catalana se marcha muy bien
acompañada. Nada que ha visto le da cuerda para difundir el día siguiente,
aunque su mente piensa lo peor. ¿Le será infiel a Maca?
Ajenas a la telenovela
mental de la recepcionista de Hospital Central, las dos chicas comparten un
trayecto feliz, compartiendo las peripecias de aquel día. Aunque Valeria,
parece estar lejos de lo que le cuenta Nadia. Parece que hable por hablar, como
si escondiera algo.
NA:- ¿Té pasa algo?- no la conoce muy bien, pero percibe que esta algo
distante.
VAL:- No te preocupes, estoy cansada- responde.
En realidad, no para de darle vueltas a su hipótesis. Quisiera ir más
rápido.¡Pero no, aún no disponía de todos los nombres de la gente que había aterrado
los dos últimos días en Madrid! ¡Eran tan poco eficaces! Estaba por caer...
NA:- ¿Te unirás a cenar esta noche con nosotras?-le pregunta, no dándole
más importancia.
VAL:- Sí, será un placer.- realiza una mini pausa, su rostro sigue serio.-
Aunque no me quedare a dormir.- declara firme.
NA:- ¿Y eso..?-extrañándose, porque des de el parto de Maca se quedaba a
dormir con ellas cada noche.
VAL:- Trabajo extra, tengo unos asuntos pendientes.- le comentó, no quería
preocuparle. No obstante, su forma de proceder la intrigo.
NA:- Estas muy misteriosa- siéndole sincera, pero no quiso insistir. Aún
así, la situación dio pie que le preguntara sobre la búsqueda de Esther.
VAL:- Es por esto que quiero volver a la caserna- le confiesa al final;
necesitaba compartir con alguien lo que sentía; y esperaba que su pareja le
comprendiera.- Creó que Esther, si no ya esta en Madrid, pronto llegará. Espero
que mi intuición sea cierta. ¡Dios como deseo encontrarlas!
NA:- Qué lindo escuchar por fin esto- exclama con alegría la catalana. No
obstante, la inspectora le pide prudencia, aún no hay nada determinante.- ¿Ya
se lo has dicho a Maca? Me imagino como debe estar...
Valeria, la mira de reojo
muy seria, como si se intuyese la forma en qué reaccionara Nadia en saber la
verdad. No quiere discutirse con ella, pero sus motivos son firmes y meditados.
No quiere que el trabajo se mezcle con su vida intima, y por eso no quería
enamorarse de Nadia. La cual apreciaba mucho a Maca. Fue lógica su reacción
tras confesarle que no le había dicho nada.
NA:- ¿No, se lo has dicho?- su enfado crecía por momentos.-¿Y cuando se lo
piensas decir?- inquirió, no disimulando su disconformidad.- Maca esta
esperando escuchar esto...
VAL:- Ya lo sé, pero más agradecerá que le confirme que Esther realmente
esta ya a Madrid. ¿No crees?- intentando justificar sus planteamientos.- Maca
se merece fiabilidad, datos tangibles, no hipotéticos.
NA:- Lo que quiere Maca es que no lo ocultes nada- remarco con mucha
intensidad.- Y que haya acción, no burocracia ni habladurías. ¡Acción!- la
potencia de sus palabras estremecen a la inspectora Wood. Ya había olvidado que
podía ser muy severa con sus argumentos, prioridades.
VAL:- Nadia, mañana tendré la información necesaria para aclarar mi
duda.-realiza una pausa.- Seguro, mañana ya sabré el paradero de Esther, y
podré responder con claridad a la pregunta:¿Esta o no esta a Madrid? O
simplemente, esperar. Yo también estoy harta, odio ir a caballo de la maldita
Adriana. – exhibe una dosis de cabreo que parece impropio en ella.
NA:- ¡Ya!- exclama, y esta apunto de poner más en duda su eficacia como
profesional, aunque indirectamente ya lo ha hecho. No obstante, consigue
controlarse. Esta nerviosa, cansada también de aquella situación. A parte de
qué ve lo que padece Maca. Aunque ya esta segura de sus sentimientos, la
aprecia mucho.- De acuerdo, te dejo de margen hasta mañana la noche para que la
informes.
Se sumergen en un pesado
silencio, la discusión les ha afectado. Sobretodo Valeria, que se siente peor por
no avanzar más en el caso. ¡Nadia tenia razón! Se sentía fatal para defraudar a
la persona que más quería. Aunque, la forma en qué había reaccionado su pareja
era algo exagerada. Y una pregunta se le clavo en el corazón: ¿Seguirá
queriendo a Maca? La desecho de inmediato, no era profesional tener un ataque
de nervios en aquellos instantes.
VAL:- Ya estamos a su destino damisela mía- anuncio, intentando aparentar
normalidad; Nadia la miro sorprendida. Más que nada, porqué había aparcado en
doble fila.
NA:- ¿No aparcas bien el coche?-le pregunto, parecía que el enfado se le
había pasado.
VAL:- ¡No! Será mejor que no me quede- respondió firmemente. Quizás no fue
maduro por parte de ella. Pero se sentía fatal, y quería aprovechar las horas
para avanzar en la investigación.-Ya cenare en el despacho.
NA:- ¡Como quieras!- exclama, sale del coche fríamente, se ha dejado llevar
otra vez por la irracionalidad.
Nada más en cerrar la puerta, reacciona y
comprende porqué Valeria esta tan fría.
Ha puesto en duda su profesionalidad, la insultado, ha dudado de ella.
¿A caso no duele aquello? Ni ha intentado comprenderla.¿Por qué le saca el peor
de ella? En unos instantes lo ve todo claro, hasta alcanza a pensar como ella.
Ella, como doctora, tampoco no comunicaría a un paciente su diagnostico sin
estar segura.
El coche de la inspectora ya se ha puesto en
marcha, y Nadia le grita que se pare. No parece haberla escuchado, y sin
pensarlo empieza a correr detrás del mini. No quiere que se vaya enfadada, sin
hacer las paces. Fue raro, pero tubo la certera sensación de qué si no le pedía
perdón, ya no lo podría remediarlo. A veces, si no aprovechas los momentos que
te ofrece el destino pierdes el tren.
(3)
Corrió, corrió...como una desesperada. Pero al
fin, su esfuerzo valió la pena. El mini se detuvo en medio la calzada, y las
luces de marcha atrás se encendieron. Se acerco a su lado, y Valeria salió
veloz de dentro. Se quedaron mirándose intensamente, los ojos verdes de la
inspectora estaban empañados por lagrimas, y los azules también.
NA:- Lo siento Valeria...¡Perdóname!- no paraba de rogarle, pero los ojos
verdes ya le habían perdonado de antemano.
VAL:- No digas nada más- se le acerco, y la abrazó. Sus labios se
encontraron, y se besaron como si se les fuera la vida. ¿Quién sabe que les
repararía la vida?
NA:- No seas terca, y sube en el piso a comer algo decente-le pidió,
después del largo beso. Se le acerco, y le susurro que Maca no estaba:- Me ha
llamado antes de cambiarme, para decirme que llegaría tarde.
Valeria asiente, y se vuelven a besar sin
importarles el riesgo que corren en manifestar sus sentimientos en público.
Quizás alguien las vea y descubra que todo es una farsa y su plan se vaya al
garito. Al final, se separan. La inspectora, volviéndole la razón, se aparta de
su pareja. Las reconciliaciones merecen la pena. Aunque siempre te queda algo
de mal sabor en la boca.
Los caminos que existen son
infinitos, visibles, invisibles, inimaginables. Constituyen una compleja
telaraña difícil de descifra, predecir. El azar no deja de ser el soberano, lo
que mueve la mayor parte de los hilos. ¿Por qué conocemos a determinadas
personas? ¿Por qué no nos cruzamos con nuestra media naranja?
El azar no lo dominas. No siempre las vías de tu tren se
cruzan con otros; pero existen tantas otras que sí. Quizás has estado cerca de
tu felicidad sin darte cuenta. Quien sabe... Maca circulaba sin rumbo por las
calles, haciéndose paso entre los vehículos, adelantándolos.
En su mente solo había dos cosas: Esther y la anciana,
que en "Kaikas" le dio varios consejos. " La suerte no se busca
se encuentra, igual que tu pareja. Cuando menos la busques aparecerá ante
ti". Quiso aferrarse a esas palabras y había decidido esperar que
regresara. Ya empezaba ha hartarse. Las palabras no tenían valor, es algo
efímero que se lo lleva el viento. ¿Por qué le hizo caso por aquel entonces?
En su trayecto paso por delante del hotel Annie, y el
azar quiso que en este preciso instante llegase Dávila, y Elisa, que ya estaba
en la calle, corriera hacia su coche. Maca sonrió, feliz porque su matrimonio
seguía funcionando de las mil maravillas. No freno, ni se detuvo. Continuo como
si nada, no quería interrumpirles su momento. Ignoraba de lo cerca que estaba
de su amor.
En unas dos manzanas del hotel, Maca estaciono la moto.
Se saco el casco, y saltó de ella. En aquella zona había muchos restaurantes, y
solían ir mucho con Esther. No había cambiado en nada, hay cosas que siempre se
mantienen igual. Un torrente de recuerdos le invadió. Su restaurante preferido,
su comida predilecta...
Se queda quieta, apoyando el cuerpo en la moto
disfrutando de los recuerdos. Sin saber que su camino se ha vuelto ha cruzar
con otro. Siempre hay alguien que te mira, eres objeto del asecho de ojos
desconocidos, y seguro que a muchos les dejas sin respiración. No obstante, no
se dio cuenta porqué vivía y respiraba por Esther. Pero si que se percato de su
presencia alguien, que parecía que la hubieran electrocutado con una intensa
carga eléctrica fulminante.
En aquel preciso momento temporal, Elisa, ya esta dentro
del coche de su marido. Entre sus manos hay una llave de una habitación del
hotel. En un impulso ha cogido la habitación del lado de la supuesta Esther.
La idea la ha tenido al bajar de la cafetería;
y se ha dicho: "¿Por qué, no?”. De esta forma, podría espiar de más de
cerca a las dos mujeres. Coger un vaso, y escuchar a través de la pared.
¡Quizás había visto demasiadas películas!
DA:- ¿Es caso alguna fecha
especial, hoy?-señalando la llave y el hotel a la vez.- ¿No me abre olvidado de
algo?- intentando hacer memoria, y por más que lo intentase no asociaba aquel
día con algo especial.
Elisa, sin querer, se le escapo la sonrisa. Pero,
consiguió controlarse y centrarse. El asunto que tenia que contarle era serio.
Mirándolo con detenimiento, y con calma empezó a narrarle aquella tarde y lo
que le había conducido a ser una detective amateur. Aquello impacto a su
marido, que puso un rostro de mucha incredulidad. No se la creía.
DA:- ¿Qué? ¿Cómo?- solo atinaba
a decir- ¡No puede ser! ¿Estas segura..?- observo la calle, aún había
movimiento de gente, como buscándola.
EL:- Esta es la cuestión-
remarcándolo con vehemencia, y repite la frase:-¿Ser o no ser? La han declarado
como muerta por el sunami. Yo lo único que sé, es que se le parecía mucho-
defendiendo, a capa y espada, sus sospechas.
DA:- ¿Y quieres averiguarlo?- intentando comprenderla. Ya se había
restablecido del choque inicial, y su parte racional se había puesto en
marcha:- La chica te ha dicho que se llama Paula Vivanco, ¿No?- la enfermera
asiente.- ¿Pues cual es el problema? Ya dicen que en alguna parte del mundo
tenemos nuestro doble.
EL:- ¡Pues si! Hay un par de detalles...- y se los cuenta. No obstante,
termina por concluir que son conjeturas.- Me gustaría que la vieras y me dieras
tu opinión.- insiste, no se quiere marchar de allí de aquella forma, después de
la persecución.
DA:- ¿Cómo? Llamándole a su puerta, y incordiarle con las mismas preguntas
que las hecho tu- le propone irónicamente, la risa se le escapa sin querer.
EL:- ¡ Pues sí!- realiza una pausa, y comenta su plan:- Llamas a su puerta,
la cual se abrirá y intentas acceder en ella, en caso de qué no salga la tal
Paula.
DA:- ¡Dios, con que excusa entro en el interior!- exclama, continuando
pensando que aquello es una locura.- Espero que no hayas avisado a Maca.
EL:- No, no lo he hecho. Como dices tu, nadie me asegura de qué realmente
lo es.- admite. Se calla, piensa alguna forma para acceder a la habitación...Si
hubieran sabido que la tal Paula estaba sola, no hubiesen perdido tanto tiempo
meditando su plan.
DA:- Vale, es una locura. Pero si te has de quedar más tranquila.- termina
por aceptar el doctor. ¡Las mujeres eran tan cabezotas!
Ya no hay vuelta hacia
atrás, el ascensor se abre y el matrimonio sale de él. La habitación 312 y 314
están al lado derecho, y se hallan de costado, sus paredes se acarician. Con
pasos ágiles, y sin hacer poco ruido llegan ante la puerta 314 y entran en
ella. Dávila, aún no estaba del todo convencido de lo que iba ha hacer.
¡Aquello era de locos! Se trataba de acoso, de un estúpido juego de detectives.
Ya no tenia cierta edad por aquellos juegos. Elisa lo besa, para animarlo para
intentar de convencerlo.
EL:- No costará tanto.- sonríe, y le da otro motivo para hacerlo:- Piensa
que si descubrimos que realmente lo es, haremos muy feliz a Maca.
DA:- Ya...eso es cierto. Aunque esta con Nadia, seguro que no la ha
olvidado- le devuelve el beso, y sale al pasillo, ya exhibiendo un falso rol de
borracho.
Ahora se
balancea por la derecha, después por el otro lado. Se aguanta a la pared, y la
resigue hasta llegar ante la puerta del lado. Intenta murmurar cosas inconexas,
y hasta parece accidental la llamada a la habitación. Aunque da varios golpes,
continuos y estresantes. Por fin, la puerta se abre y una chica, con una toalla
enrollada en la cabeza, sale alarmada por tanta insistencia. La toalla, hasta
se le termina cayendo, y un pelo marrón y mojado se queda al descubierto.
Al falso borracho, parece que se recupera de su
euforia nada más verla. Sus ojos le salen de las orbitas, y cada palabra que
deja caer al aire le es también familiar. ¡Quizás tenga razón Elisa! Puede ser
Esther...Al fin, consigue reponerse de aquel impacto. Había estado tan escéptico.
¿Podían existir dobles de alguien tan idénticos?
Chica:- Puede decirme que quiere, después de tanta insistencia- inquiere,
por el extraño comportamiento de aquel hombre.-¿Nos conocemos?- intentando
comprender su aturdimiento.
DA:- ¿Eres Esther García?- le pregunta, así tal cual. El rostro de la
chica, cambia instantáneamente . Era la segunda vez que escuchaba aquel nombre
aquel día. - ¿No me conoces? – ahora era la chica que se había quedado sin
palabras- Soy el Dr. Dávila, director medico de Hospital Central...
Chica:- Hospital central- repitió, interrumpiéndole.
No era tampoco la primera vez que había escuchado
aquel nombre. ¿Quizás era la tercera? Había muchas preguntas para realizar, aún
así aquel no era el sitio adecuado para hablar de todo aquello. Sus ojos se
cubren de miedo, que no pasa desapercibido por su interlocutor.
De repente,
se queda paralizada y se pone algo nerviosa. Su mirada esta puesta al vació,
como si hubiera visto un hecho paranormal. Sus peores mal augurios se están
cumpliendo. Consigue recuperarse y se dirige al doctor que afirmaba que se
decía Esther, y le dijo flojo.
Chica:- Yo me llamo Paula Vivanco. Dicen que todos los caminos llevan a
Roma, seguro que no me pierdo.- le dijo con media voz, y seguidamente le hecha
de la peor forma que podía:- ¡A ahora váyase! O prefiere que llame a seguridad.
Dávila se desconcierta por
momentos, no entiende nada.¿A que se debía a su cambio de humor, de trato? ¿Y
que quería decir con que todos los caminos conducen a Roma?. No hay tiempo para
protestar, porque alguien le toca rudamente en la espalda. Se gira, empezando
molesto y apunto de atacar al supuesto agresor. Sus ojos se cruzan con una
mirada helada, amenazantes.
Chica2:- Ya ha escuchado a mi pareja, largo.- parece que la escolten un
ejercito de mil demonios.
Dávila, se marcha lentamente, sin dejar de mirar a
la supuesta Esther. La cual tiene la mirada puesta en otra dirección. Sin darse
cuenta, se halla bajando las escaleras. A medio camino, se para. ¡Dios que mal genio! Espera unos largos
minutos, y vuelve a subir. Antes de adentrarse al pasillo, mira si esta
despejado. Como suponía ya no estaban. Se dirigió con sigilo hasta su
habitación.
Elisa, lo abrió la puerta, y la cerro rápidamente.
Se miraron cómplices. Sus pensamientos eran semejantes. Podría bien ser Esther.
En silencio, se entraron a la habitación, sin encender la luz intentaron
escuchar lo que las dos chicas decían. No obstante, no tuvieron aquel placer.
EL:- Antes que llegaste- rompiendo el silencio, y susurrando le contó:-
Estuvieron discutiendo. La rubia, le ha interrogado que querías. ¡Qué mala
leche tiene! Creó que ha regresado muy mal humorada.
DA:- ¿Y Paula se ha defendido?- se intereso, intentado valorar la relación
que mantenían.
EL:- No mucho, solo le remarco que no querías nada. Ha intentado quitar
polvo.-seguidamente, comentaron la conversación que mantuvieron minutos antes.
DA:- ¿Qué querrá decir con lo que todos los caminos llevan a Roma?- esta
pensativo, entiende su frase. Pero estaba seguro que era una señal.- El que
tengo claro, es que este par esconden algo. No es normal como me ha echado, y
como la rubia se ha comportado en verme junto a la otra.
EL:- ¡No, no lo es! Es como si tuviera miedo de perderla....
DA:- Exactamente, y la supuesta Esther la teme. Su comportamiento ha
cambiado en tan solo verla- no hay dudas, pero aquella extraña situación les
sobre pasa.
EL:- ¿Qué más hacer?- pregunta que se repite como un loro:- ¿Qué hacer?
DA:- No tenemos tampoco la absoluta certeza de qué realmente sea Esther. Su
frase también podría ser sinónimo, de causalidad, de azar...La vida te hace
cruzar con personas similares.-se calla, tampoco no sabe que hay que hacer.
¿Llamar a la policía solo por hechos
circunstanciales? Basándose en una intuición. ¿Qué hacer? Una largo noche se
extiende y se entrelaza con una nueva mañana, que prometía ser intensa, como
las últimas horas de tarde del lunes.
NO
ME DIGAS ADIÓS, AUN ESTOY CONTIGO (M)
Hospital
de los líos(1)
Preludio
El
insomnio reino aquella noche de lunes a martes. Maca estaba algo inquieta, y
ante la imposibilidad de dormirse empezó a releer el manuscrito de Esther. Sus
palabras seguían siendo un manantial de esperanza. El pasado se entremezclaba
con sus pensamientos. Había recorrido un largo camino, siempre intentando no
caer más abajo del pozo en que ya estaba.
¿Cuanto más le faltaba para resistir? ¿Hasta
cuando el destino pondría a prueba su amor? Hasta ahora, su única forma de
comunicarse había estado a partir de los sueños. Pero aquello no bastaba.
Tenían una hija en común, que necesitaba de su cariño. No le impacientaba la
falta de sueño, sino que todo seguía aparentemente normal.
Valeria
finalmente se había marchado a la caserna después de la cena, y Nadia tras ver
llegar a Maca, se fue a dormir. Se agitó y intento iniciar el sueño sin mucho
éxito. Seguía pensando en la discusión que tubo con su pareja. Se sentía
sintiendo fatal por todo lo que le dijo.
Valeria le había perdonado con una
facilidad, y la quería tanto. Aún así, ella había estado una insensible. ¿Por
qué lo estaba realizando tan condenadamente mal? Una pregunta, que quería
responder a toda costa. Pero no eran horas para meditación personal, la mañana
siguiente tenia turno.
Elisa, tampoco podía cerrar los ojos y dejar
todos los enigmas para la mañana siguiente. Aunque, estando alerta no ganaba
nada. Ya que en la habitación del lado no escuchaba ni un murmullo. Su marido,
por contrario dormía superficialmente. De vez en cuando abría los ojos, y se
preocupaba por ella.
Hablaban, a ratos, muy flojo. Daban círculos,
repetían los mismos platos de la tarde anterior. ¿Todo para que? ¿Habían
llegado a una orilla? En todo, fuera lo que fuera que decidieron, en medio la
noche, no podían revolucionar medio Madrid.
¿Qué le paso en "Kaikas"? Estuvo
allí, porqué se encontró su documentación. ¿Como ha llegado hasta allí? Quizás
se enamoro de otra mujer y decidió no regresar. Pero entonces, ¿por qué
cambiarse de nombre?. Por más que le intentase no conseguía encontrar un
porqué. A lo mejor, se llamaba simplemente así. Su parecido era asombroso, pero
su expresión facial no mentía. Cuando les había visto, tanto a su marido y
ella, algo se había removido en su interior; aunque trato de disimularlo.
DA:- Elisa, por favor- le suplico por enésima vez:-
Trata de dormirte. Mañana será un día intenso.
EL:- Estoy analizándolo todo otra vez- diciéndole
indirectamente que no podía dormir, que aquel misterio era más importante:-
Esconde algo, ha intentado ser bordes con nosotros porqué teme a la rubia.
DA:- Ya, esta claro. Pero bueno, según dices tu
también se ha extrañado mucho cuando le has preguntado si llamaba Esther. A mi
también me dio esa sensación. Aunque no era la primera vez que lo escuchaba- en
el fondo, tampoco podía sacarse aquella intriga de la cabeza.
EL:- Yo creó que esta ansiosa para hablar con
nosotros.- declaro.- Mañana...
DA:- Elisa...- le suplico, y le señalo la hora que
era:- Estamos locos, los dos hemos de trabajar mañana; y tenemos nuestras
responsabilidades- parecía desesperado.- Ya lo hemos hablado, nosotros no hemos
estudiado criminología. Mañana hablamos con mi amigo para que nos asesore -
Elisa protestó, y intento dormir unas horas.
A la
habitación del lado, dos mujeres intentaban hacerse las dormidas. Compartían la
misma cama, aunque se daban la espalda, y entre sus cuerpos había un inmenso
hueco. La rubia estaba sumergida en una espiral con varios sentimientos
entrelazados de ira, miedo, hastió... Ir a Madrid había estado un error, que
aún ignoraba su magnitud.
Quizás
lo que más le intrigaba eran los motivos de Paula para viajar en aquella
ciudad. Su insistencia no era en vano, ni producto de un capricho momentáneo.
Siempre supuso que la chica era de Jerez, igual que la Wilson. Aún así, esta
estaba en Madrid. ¿Vivía en ella o estaba de paso?
Pero también estaban las dos personas que han
asechado a su pareja. No pudo escuchar parte de su conversación, pero le
parecía que la conocían. ¿Podía haber residido a Madrid? Admitir aquello,
indicaba que Paula estaba recordando cosas de su pasado.
Su mente era un ovillo, y la única
solución que veía era abandonar la ciudad lo más pronto posible. Cuando más
lejos de su pasado, menos oportunidades de recobrar la memoria. ¿Como la podría
convencer de marchar de Madrid, sin alarmarla? Aquella era verdadera cuestión
que debía plantearse.
Esther,
ajena a los maquiavélicos planes de su compañera, también dibujaba su propia
estrategia de acción. Des de que había llegado a Madrid se había sentido mucho
más viva que el tiempo anterior. Había comprobado que parte de los sueños eran
verídicos, que no eran producto de su imaginación.
Para empezar, nada más aterrar al aeropuerto
la invadió la estremecedora sensación de familariedat A partir de ahí, fue un
continúo resurgimiento de recuerdos, inconexos, latentes, perturbadores... Su M
debía residir en algún lugar de la ciudad. ¿Pero donde? Pero presentía que
estaba cerca, muy cerca...
Por fin estaba apunto de acariciar sus mejores
sueños. Aún así, tenia la certeza que su pesadilla no había terminado. Habían
muchas oscuridades entorno a su persona. El encuentro fortuito con aquella
mujer de mediana edad, le había trastocado algo. Sobretodo tras escuchar un
nombre de hospital. No era la primera vez que lo escuchaba. ¿Cuál fue la
primera vez?
Recordó
el sueño que tubo durante el viaje de Austria a Suiza. Su último sueño,
aparición su M inesperadamente y tras remarcarle lo mucho que la quería, le
susurro algo en la oreja. Ese algo fue: "Hospital Central, fue donde
empezó todo." Ella seguía preguntarse: "¿Qué paso allí?"
Aquel
hospital existía, dos personas lo habían nombrado y, también la habían
reconocido. Aunque aquello le tenia muy confundida, pues ella se llamaba Paula
Vivanco. No se había atrevido a preguntárselo a Adriana, por miedo de su
reacción. No, aquello debía de mantenerlo bien archivado en su mente para
aclararlo cuando tuviera ocasión.
Lo primordial, era encontrar una justificación
para visitar Hospital Central.¿Pero cual? No era un lugar que vayas de turista.
Solo existían dos alternativas: salir sola y / o fingir encontrarse mal.
Valeria,
tampoco no durmió aquella noche. No fue por manca de sueño; al contrario, se
tenía prohibido hacerlo. El reloj de pared, estaba apunto de señalizar las 7 de
la madrugada. Su escritorio estaba lleno de papeles, informes de distinta
índole, y tres o cuatro vasos vacíos de café. Era muy desordenada, pero ella se
aclaraba con él. Su rostro estaba tenso, y sus ojos chispeaban de rabia.
¿Como
podía ser tanta ineficacia? Aún no disponía del listado completo de toda la
gente que había pasado por el aeropuerto en los dos últimos días. A parte,
había otros aspectos del caso que no evolucionaban, como el paradero de la
autentica Paula Vivanco. Algunos compañeros opinaban que aquello era una perdida
de tiempo. Aún así ella estaba obstinada en encontrarla. Ella quería comprender
el máximo a presunta secuestradora.
RING-RINC: hace el despertador, y los pensamientos del
soñador son: Hora de levantarse
¿Qué
pasaría a la mañana del Martes? ¿Sería idéntico a los anteriores días? Uno se
levantaría, se miraría o no al espejo; saldría y se mojaría el
rostro...prepararse algo para desayunar o el primer cafecito matinal. Para
luego volverte a vestir para reiniciar un trabajo que ya era una extensión más de
tu piel.
Aquel
amanecer, había rostros fatigados, mirándose al espejo, suplicando que aquella
pesadilla se terminara. El mal dormir también estaba impreso en sus facciones;
no obstante, el rió había de seguir su curso. Algunos disponía de información privilegiada
y rezaban que fuera cierta, y que por fin Maca y Esther se reencontrasen.
Otros,
como Teresita ignorante de aquella movida, durmió como una niña. Aún así,
obedeció a su despertador con sonido de reloj clásico. Estaba impaciente para
llegar a su puesto de trabajo, y esperar que llegará Elisa para hacerle
participe sus sospechas. A parte, aquella mañana también trabajaba la Monsolís.
La sola certeza de qué tenía material para difundir le daba energía y alegría a
su cuerpo serrano.
Esther
también estaba impaciente, y se levanto antes de qué el servició de hotel de
despertador empezará a incordiar. Adriana, no se movió. Al fin, en la madrugada
había podido conciliar el sueño. Había llegado por fin, a una determinación.
Como también Esther sabía lo que hacer, era ahora o nunca. Se vistió rápido, su
corazón le latía. No obstante, Adriana se despertó y pronuncio su nombre.
AD:- Paula...¿Dónde estás?- girándose y buscándola en
la cama. Tardo unos segundos en percibir la realidad.
E:- Ya me he levantado cariño- se vio obligada a
decir, se le acerco y le dio un beso fugaz de buenas mañanas.
AD:- Mmm, que gusto despertar así- le comentó, y le
dijo que la quería mucho. Su pareja estaba muy seria, y se preocupo:- ¿Qué te
pasa?
E:- Me encuentro muy mal cariño...- era su
alternativa, y empezó a describir un falso malestar. – No he podido dormir por
culpa de ello. Estoy muy preocupada Adriana, me puedes acompañar...
SI: 8 de la mañana
La
primera en llegar al Hospital central es Teresita, lleva un vestido negro de
marca y sus ojos están chillones y alegres. Saluda a la recepcionista del turno
de noche, y hablan de distintas curiosidades. Al fin, su compañera le deja su
reducido palacio para ser la absoluta reina de allí.
El
segundo de llegar es Rusti, que también había pasado buena noche, aún así el
sueño todavía estaba impreso en sus ojitos. Se acerco a su amiga, ficho y no se
escapo de la tertulia matinal de Teresita. Los ojos del auxiliar se abrieron
mucho, tras la atrevida o desvergonzada propuesta que acababa de escuchar.
RU:- ¡Yo, espiar a la Monsolís!-señalizando su cuerpo,
no se podía de terminar de creer las ocurrencias de aquella cincuentona.-Veo
que cada vez vas a peor Teresita, ya dicen que la edad no perdona.- bromeo.
TE:- Pues sí, te puedes desplazar por aquí, trabajar
con la Monsolís y ser mis ojos.- insiste muy cabezota. Seguro que no le deja
irse con un no.
RU:- Como Lancerito de Tornes- sigue tomándoselo en
guasa. Se iba a marchar, y dejarla con sus locuras. No obstante, no se rinde.-Y
dime una razón para que lo haga. Espero que valga la pena, porqué a mi no me
pagan para vigilar, ni hacer de detective. Además, la preciosidad de Nadia me
ira contando con quien se deja de ver o no.
TE:- Esta claro, hazlo por Maca. ¿Qué tenéis en la
cabecita a los hombres?- se había girado la tortilla, y ahora ella que se
burlaba de él.-Se nota que nadie te ha puesto bañas.
RU:- Vale, ya lo haré. Quizás es mejor esto, que
tenerte de enemiga.- dicho esto, con mucha resignación se va. Aunque no se le
escapa la sonrisa. Más tarde, ya verá lo que hará. Tampoco quería estar pegado
todo el turno al trasero de la doctora catalana, aunque era precioso.
En
aquel preciso instante llegaron Cruz, Vilchez y Héctor. Se acercaron a la
recepcionista, ficharon tras saludarla, y pasaron de largo. Teresita, no dejaba
de controlar la entrada. Un momento llegaría su persona fetiche, por ganas
saldría a la calle para comprobar si llegaba muy bien acompañada. El dichoso
teléfono empezó a dar señales de vida. ¡Ya era hora! Siempre incordiaba cuando
menos debía.
El
interlocutor, era el doctor Dávila para avisar que tanto él como su esposa
llegarían más tarde. Anoto un par de cosas en una hoja, y cuando levanto los
ojos, fue como darse un golpe contra la pared. Ante ella, ya estaba Nadia
impecable como siempre, el maquillaje tapaba las señales de mal dormir.
TE:- Buenos días- le dijo, inmediatamente después de
colgar el teléfono. Sus ojos, se desviaron hacía el exterior, no halló a nadie
espiando. En fin, perdió la oportunidad de saber si la catalana había llegado
sola o no.- ¿Qué tal ayer noche? ¿Cenaste con Maca?
NA:- Claro.- respondió secamente, y ficho. Quería
marcharse de allí, pasar de su cotilleo. Cuando se ponía en plan inspectora no
la soportaba.
TE:- Ayer te vi marchar muy bien acompañada- le
comento, no podía más con aquella información.
NA:- ¿ A caso, me espía?-le pregunto inquisitivamente,
sus ojos azules estaban muy serios. No estaba por bromas aquella mañana. No
quería entrar en su juego, y por no discutirse con ella se marcho, sin escuchar
su respuesta.
TE:- Por cierto, ya puedes decir a tus compañeros que
Dávila y Elisa vendrán más tarde, y que falta un par de enfermeras- le dijo,
levantando la voz.-Ya quiero ver como se pone Vilches.- la doctora Bonet, le realiza
un gesto de conformidad y se marcha, sin ver como la recepcionista ríe. Algo le
dice que su olfato no le miente.
Los
últimos de llegar son Javier y Laura, cogidos de la mano y con buen humor,
fichan tras intercambiar palabras, con aquel elemento que ya es parte del
mobiliario de hospital central. En el cual, la primera media hora es muy
tranquilita. Aunque algunos doctores, se suben por las paredes ante la falta de
personal. Se preguntan donde se habrá metido la jefa de enfermeras.
Nadia,
tras compartir un café con sus compañeros y criticar la falta de personal,
salió al exterior. Se dirige otra vez a los vestuarios, y vuelve a llamar a su
pareja. Ya ha hablado con ella antes de salir de casa. No han tocado el tema de
Esther, ninguna de las dos quiere recordar la noche pasada. En la segunda
llamada, es Valeria quien le saca el tema. Nadia le intenta animar, porqué la
percibe muy cansada, desanimada, decaída. No puede evitarse sentirse culpable,
aunque la perdono la noche anterior. Su busca empieza a sonar, y se despide de
su amor.
Ya
eran cerca de las 9 de la mañana, y el Samur llega con las víctimas de una
colisión de dos coches, ocurrido en el centro de Madrid. Entre ellos, dos
hombres, una mujer y un adolescente. Poco a poco el servicio se va llenando,
todos los doctores están ocupados, y la carencia de enfermeras se hace muy
evidente. Vilches borda y saca fuego por la boca.
Maca,
que tan solo había dormido un par de horas, se levanta a las 8:45 horas. No
había bajado la persiana de la ventana, pues quería levantarse temprano. Quería
hacer muchas cosas, entre ellas pasar a ver a Valeria y ver a su hija. El día
era largo, y quería estar al pie de guerra, con la expectativa de lo que
pudiera ocurrir. Pasará, lo que pasará tenía estar preparada. Tenía la
sensación que así seria.
Ya
eran las nueve de la mañana, el hospital era pura dinamita. Teresita, se
sumergió en sus quehaceres diarios. Vilches le pidió un historial, y se puso a
buscarlo. No quería demorarse mucho, porqué no quería que le cayera una
palangana de agua fría encima. Tan concentrada estaba en ello que no se percato
de qué dos mujeres entraban en el hospital.
Teresa,
muy eficiente consigue encontrar el historial. Sonríe para ella, y se gira
hasta el escritorio principal de recepción. Lo deja cerca del teléfono,
descuelga el aparato y en aquel preciso instante.
Voz de chica:- Hola.- le saluda una chica que lleva un
pañuelo en la cabeza, que le tapa toda la cabeza. –Queremos...
Teresa se sobresalta por aquella
interrupción inesperada. Observa a su interlocutora detenidamente. Luego se
fija en su acompañante, y recibe un fuerte impacto emocional. Se empieza a
poner pálida por momentos, y sus ojos empiezan a desorbitarse. Se empieza a
sentir mareada, y sus piernas parecen de goma, muy inestables. Podemos ver a
cámara lenta como nuestra Teresita se va desplomando lentamente, hasta caer en
él suelo. Y unas palabras se le escapan:¡Esther!,y seguidamente pierde la
conciencia.
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