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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO (XVI)


(2)

 

 La adrenalina se había disparado, y la tenía aún acelerada, en vilo... Ansiaba descubrir el misterio que rodeaba a las dos mujeres. ¿Pero como? Ella no es ninguna detective. El trayecto le ayuda a reflexionar sobre lo ocurrido. Por más vueltas que le diera a las piezas, no conseguía darle sentido al rompecabezas.

 

Para empezar, aún no estaba segur de qué realmente se tratará de Esther. Por más intentara encontrar justificación a su extraño comportamiento, no lo encontraba. ¿Por qué se paseaba felizmente por la ciudad, con tanta sangre fría? ¿A caso no le importaba Maca, su familia, amigos...? No, alcanzaba a explicárselo.

 

Lo que la desconcertaba, la mujer que la acompañaba.¿Quién debía ser? ¿Era su nueva pareja? Admitir aquello era decir indirectamente que se había olvidado de la pediatra, que carecía de corazón.

Elisa, desecho aquella posibilidad, su amiga jamás fue de aquella forma. Era amiga de sus amigos, siempre se desvivió por la gente que quería. A parte, de qué Maca la hizo la mujer más feliz del planeta. Aunque el amor, era algo que también se podía desvanecerse. Pero de ahí, de dejar de querer a alguien, y abandonarlo sin dar la cara... No, no tenía lógica.

 

            La pregunta: ¿Es o no, Esther García? , sigue siendo primordial. Si hubiera hecho caso a la chica no se hallaría allí. Pero había detectado en sus ojos confusión, desconcierto y quizás, si no hubiese entrado en escena una rubia desvergonzada le hubiese podido sacado más. Sus sentimientos están muy alterados, y se dice con rabia:

 

“ ¡Pero que te tiene decir la chica! Acepta que solo se parece. Se llama Paula Vivanco. ¡No, no me la creó! No me fió de su acompañante. Vaya mirada me ha dirigido, como diciendo: ¿Y tu quien eres, y que pretendes con mi chica? ¿ A caso, la conoces...?. Luego, casi se lleva a arrastras a su pareja o amiga...Seguro que pareja, por su comportamiento posesivo.“

 

            A parte de aquella impresión, creyó leer mucho miedo en los ojos de aquella rubia. ¿Pero de qué? Era como si estuviera en un continúo estado de vigilancia, que no se relajará jamás. Siempre estando alerta, pendiente de... En breves minutos, cayó en la cuenta que quizás las había escuchado de lejos. Si era así, podría justificar su mirada; probablemente era una persona muy celosa, controladora.

 

            El taxi en viajaba se detuvo, y la voz de su conductor rompió sus meditaciones. El otro taxi también estaba aparcado delante suyo. A su derecha había un hotel de unas dos o tres estrellas. Elisa, prefirió esperar que las dos mujeres, que perseguía, bajasen primero. Por lógica se debían hospedar allí.

 

            No tardo en comprobarlo; bajaron del coche, muy separadas, y entraron en él. El vehículo que las había transportado hasta allí, se volvió a incorporar en la circulación. Elisa, indecisa abandono el taxi. ¿Qué hacer? ¿Qué haría un detective profesional? ¿Había de entrar y asegurarse de qué realmente se hospedaban allí, y en qué habitación?

 

            A veces, te dejas conducir por el agua del río sin saber porqué ni que pretendes descubrir, o alcanzar haciéndolo. Te pierdes, pero vuelves a recuperar los objetivos que tuviste al inicio del tobogán. Hay que seguir su rastro, y entra al recinto que esta a su delante. Cuando entro en recepción, las dos mujeres accedían al ascensor, las puertas se cerraron volviendo a desaparecer de su visibilidad.

 

            La enfermera, sin pensárselo, se acerca a la mujer de recepción. Hay que descubrir cuál es su habitación. Aunque no sabe muy bien como hacerlo, pero en escuchar la voz servicial de la recepcionista, la inspiración la ilumina.

 

EL:- Perdone, me podría informar en qué habitación se hospeda la Paula Vivanco- sonríe, y espera una buena predisposición.

 

Recepcionista:- No tengo ningún huésped con este nombre...- después de consultarlo en el registro.

 

EL:- Quizás va registrado por el nombre de su pareja...- y como no sabia su nombre, se la describe. La chica, parece algo extrañada.-Lo siento, pero yo soy amiga Paula, y no recuerdo el nombre de su acompañante.

 

Recepcionista:- Ya se a cuales mujeres se refiere, hace poco que han llegado. Se hospedan, en la habitación 312, tercera planta.

 

Elisa le da las gracias, y se aparta de recepción. Para no sembrar sospechas, se dirige hacia los ascensores. Sube al ascensor, cuando este llega y a dentro, marca el botón donde pone planta 1, restaurante. Nada más, llegar a su destino su móvil empieza a sonar. ¿Quién será? Abre el bolso, lo alcanza y lo descuelga sin mirar quien era. Una voz familiar, le pregunta donde esta.

 

EL:- Estoy en el Hotel Annie.- informa, pasando por el alto la lluvia de preguntas que le caen como si nada:- Me alegro que me hayas llamado, porque lo pensaba hacer yo ahora.

 

Voz:- ¿Pasa algo Elisa?

 

EL:- Puedes venir aquí al hotel, tengo que contarte algo que seguro que no te lo creerás si te lo cuento ahora.- le informa.-De acuerdo, quedamos a fuera. Por cierto, no digas nada.

 

Voz:- ¡Por Díos, que voy a contar si no sueltas ni prenda!- exclamo la persona que la había llamado. – Ahora vengo, consigues intrigarme.

 

            Elisa, cuelga y vuelve a guardar el teléfono en el bolso. Aprovecha que esta muy cerca del restaurante y bar, para entrar en él y tomarse algo. Son ya las 20 horas, y cuenta que su cómplice llegará dentro de 30 minutos. Se sienta, intentando planear los pasos que deben darse. En aquella espera, en el bar, no se percata que la rubia vuelve a salir a la calle. Perdió un tiempo precioso para volver a interrogar a su supuesta amiga.

 

            En aquella misma hora, a las 20 horas de la tarde ni más ni menos, Nadia ya ha terminado su turno y sin pereza sale a la calle. Su paso es ágil, decidido. Lo único que le apetece es regresar al piso y preparar la cena. Encarna, hace un par de días que ha ido a dormir a su piso para solucionar problemas domésticos. De repente, una voz fina y harmoniosa femenina, le sobresalta.

 

            Su rostro cambia en reconocer, el dulce rostro de su pareja. La cual estaba saliendo de su mini, en aquel preciso instante. Había estacionado en doble fila. La dos chicas se sonríen, Nadia se alegra de aquella grata sorpresa. No la tenía acostumbrada que la fuera a recoger al hospital.

 

NA:- Hola, que detalle ha tenido mi duende particular...-se le acerca, y se agacha para besarle, no obstante en el último instante se da cuenta de qué esta vetado mostrar sus sentimientos en público

. Se molesta en volverlo a recordar. Odia aquello, no manifestar sus sentimientos cuando le apetece. ¿Hasta cuando aquello?

 

VAL:- Hola...- le saluda, percibiendo sus sentimientos de frustración. Ella, en el fondo, también le da la rabia no poderle acariciar sus labios carnosos, y abrazarla allí. Tan solo es cuestión de días, tiene fe de por aquello faltará poco.- ¿Quieres que te lleve a su palacio y la conceda todos sus deseos?

 

NA:- Mmm, suena bien.-

 

Nadia, sin dejar de sonreír, voltea el mini y entra en él. En este instante, se ve de lejos como Teresita abandona el hospital. La cual si se percata de cómo la catalana se marcha muy bien acompañada. Nada que ha visto le da cuerda para difundir el día siguiente, aunque su mente piensa lo peor. ¿Le será infiel a Maca?

 

            Ajenas a la telenovela mental de la recepcionista de Hospital Central, las dos chicas comparten un trayecto feliz, compartiendo las peripecias de aquel día. Aunque Valeria, parece estar lejos de lo que le cuenta Nadia. Parece que hable por hablar, como si escondiera algo.

 

NA:- ¿Té pasa algo?- no la conoce muy bien, pero percibe que esta algo distante.

 

VAL:- No te preocupes, estoy cansada- responde.

En realidad, no para de darle vueltas a su hipótesis. Quisiera ir más rápido.¡Pero no, aún no disponía de todos los nombres de la gente que había aterrado los dos últimos días en Madrid! ¡Eran tan poco eficaces! Estaba por caer...

 

NA:- ¿Te unirás a cenar esta noche con nosotras?-le pregunta, no dándole más importancia.

 

VAL:- Sí, será un placer.- realiza una mini pausa, su rostro sigue serio.- Aunque no me quedare a dormir.- declara firme.

 

NA:- ¿Y eso..?-extrañándose, porque des de el parto de Maca se quedaba a dormir con ellas cada noche.

 

VAL:- Trabajo extra, tengo unos asuntos pendientes.- le comentó, no quería preocuparle. No obstante, su forma de proceder la intrigo.

 

NA:- Estas muy misteriosa- siéndole sincera, pero no quiso insistir. Aún así, la situación dio pie que le preguntara sobre la búsqueda de Esther.

 

VAL:- Es por esto que quiero volver a la caserna- le confiesa al final; necesitaba compartir con alguien lo que sentía; y esperaba que su pareja le comprendiera.- Creó que Esther, si no ya esta en Madrid, pronto llegará. Espero que mi intuición sea cierta. ¡Dios como deseo encontrarlas!

 

NA:- Qué lindo escuchar por fin esto- exclama con alegría la catalana. No obstante, la inspectora le pide prudencia, aún no hay nada determinante.- ¿Ya se lo has dicho a Maca? Me imagino como debe estar...

 

            Valeria, la mira de reojo muy seria, como si se intuyese la forma en qué reaccionara Nadia en saber la verdad. No quiere discutirse con ella, pero sus motivos son firmes y meditados. No quiere que el trabajo se mezcle con su vida intima, y por eso no quería enamorarse de Nadia. La cual apreciaba mucho a Maca. Fue lógica su reacción tras confesarle que no le había dicho nada.

 

NA:- ¿No, se lo has dicho?- su enfado crecía por momentos.-¿Y cuando se lo piensas decir?- inquirió, no disimulando su disconformidad.- Maca esta esperando escuchar esto...

 

VAL:- Ya lo sé, pero más agradecerá que le confirme que Esther realmente esta ya a Madrid. ¿No crees?- intentando justificar sus planteamientos.- Maca se merece fiabilidad, datos tangibles, no hipotéticos.

 

NA:- Lo que quiere Maca es que no lo ocultes nada- remarco con mucha intensidad.- Y que haya acción, no burocracia ni habladurías. ¡Acción!- la potencia de sus palabras estremecen a la inspectora Wood. Ya había olvidado que podía ser muy severa con sus argumentos, prioridades.

 

VAL:- Nadia, mañana tendré la información necesaria para aclarar mi duda.-realiza una pausa.- Seguro, mañana ya sabré el paradero de Esther, y podré responder con claridad a la pregunta:¿Esta o no esta a Madrid? O simplemente, esperar. Yo también estoy harta, odio ir a caballo de la maldita Adriana. – exhibe una dosis de cabreo que parece impropio en ella.

 

NA:- ¡Ya!- exclama, y esta apunto de poner más en duda su eficacia como profesional, aunque indirectamente ya lo ha hecho. No obstante, consigue controlarse. Esta nerviosa, cansada también de aquella situación. A parte de qué ve lo que padece Maca. Aunque ya esta segura de sus sentimientos, la aprecia mucho.- De acuerdo, te dejo de margen hasta mañana la noche para que la informes.

 

            Se sumergen en un pesado silencio, la discusión les ha afectado. Sobretodo Valeria, que se siente peor por no avanzar más en el caso. ¡Nadia tenia razón! Se sentía fatal para defraudar a la persona que más quería. Aunque, la forma en qué había reaccionado su pareja era algo exagerada. Y una pregunta se le clavo en el corazón: ¿Seguirá queriendo a Maca? La desecho de inmediato, no era profesional tener un ataque de nervios en aquellos instantes.

 

VAL:- Ya estamos a su destino damisela mía- anuncio, intentando aparentar normalidad; Nadia la miro sorprendida. Más que nada, porqué había aparcado en doble fila.

 

NA:- ¿No aparcas bien el coche?-le pregunto, parecía que el enfado se le había pasado.

 

VAL:- ¡No! Será mejor que no me quede- respondió firmemente. Quizás no fue maduro por parte de ella. Pero se sentía fatal, y quería aprovechar las horas para avanzar en la investigación.-Ya cenare en el despacho.

 

NA:- ¡Como quieras!- exclama, sale del coche fríamente, se ha dejado llevar otra vez por la irracionalidad.

 

Nada más en cerrar la puerta, reacciona y comprende porqué Valeria esta tan fría.  Ha puesto en duda su profesionalidad, la insultado, ha dudado de ella. ¿A caso no duele aquello? Ni ha intentado comprenderla.¿Por qué le saca el peor de ella? En unos instantes lo ve todo claro, hasta alcanza a pensar como ella. Ella, como doctora, tampoco no comunicaría a un paciente su diagnostico sin estar segura.

 

El coche de la inspectora ya se ha puesto en marcha, y Nadia le grita que se pare. No parece haberla escuchado, y sin pensarlo empieza a correr detrás del mini. No quiere que se vaya enfadada, sin hacer las paces. Fue raro, pero tubo la certera sensación de qué si no le pedía perdón, ya no lo podría remediarlo. A veces, si no aprovechas los momentos que te ofrece el destino pierdes el tren.

 

(3)

 

Corrió, corrió...como una desesperada. Pero al fin, su esfuerzo valió la pena. El mini se detuvo en medio la calzada, y las luces de marcha atrás se encendieron. Se acerco a su lado, y Valeria salió veloz de dentro. Se quedaron mirándose intensamente, los ojos verdes de la inspectora estaban empañados por lagrimas, y los azules también.

 

NA:- Lo siento Valeria...¡Perdóname!- no paraba de rogarle, pero los ojos verdes ya le habían perdonado de antemano.

 

VAL:- No digas nada más- se le acerco, y la abrazó. Sus labios se encontraron, y se besaron como si se les fuera la vida. ¿Quién sabe que les repararía la vida?

 

NA:- No seas terca, y sube en el piso a comer algo decente-le pidió, después del largo beso. Se le acerco, y le susurro que Maca no estaba:- Me ha llamado antes de cambiarme, para decirme que llegaría tarde.

 

Valeria asiente, y se vuelven a besar sin importarles el riesgo que corren en manifestar sus sentimientos en público. Quizás alguien las vea y descubra que todo es una farsa y su plan se vaya al garito. Al final, se separan. La inspectora, volviéndole la razón, se aparta de su pareja. Las reconciliaciones merecen la pena. Aunque siempre te queda algo de mal sabor en la boca.

 

 

Los caminos que existen son infinitos, visibles, invisibles, inimaginables. Constituyen una compleja telaraña difícil de descifra, predecir. El azar no deja de ser el soberano, lo que mueve la mayor parte de los hilos. ¿Por qué conocemos a determinadas personas? ¿Por qué no nos cruzamos con nuestra media naranja?

 

            El azar no lo dominas. No siempre las vías de tu tren se cruzan con otros; pero existen tantas otras que sí. Quizás has estado cerca de tu felicidad sin darte cuenta. Quien sabe... Maca circulaba sin rumbo por las calles, haciéndose paso entre los vehículos, adelantándolos.

 

            En su mente solo había dos cosas: Esther y la anciana, que en "Kaikas" le dio varios consejos. " La suerte no se busca se encuentra, igual que tu pareja. Cuando menos la busques aparecerá ante ti". Quiso aferrarse a esas palabras y había decidido esperar que regresara. Ya empezaba ha hartarse. Las palabras no tenían valor, es algo efímero que se lo lleva el viento. ¿Por qué le hizo caso por aquel entonces?

 

            En su trayecto paso por delante del hotel Annie, y el azar quiso que en este preciso instante llegase Dávila, y Elisa, que ya estaba en la calle, corriera hacia su coche. Maca sonrió, feliz porque su matrimonio seguía funcionando de las mil maravillas. No freno, ni se detuvo. Continuo como si nada, no quería interrumpirles su momento. Ignoraba de lo cerca que estaba de su amor.

 

            En unas dos manzanas del hotel, Maca estaciono la moto. Se saco el casco, y saltó de ella. En aquella zona había muchos restaurantes, y solían ir mucho con Esther. No había cambiado en nada, hay cosas que siempre se mantienen igual. Un torrente de recuerdos le invadió. Su restaurante preferido, su comida predilecta...

 

            Se queda quieta, apoyando el cuerpo en la moto disfrutando de los recuerdos. Sin saber que su camino se ha vuelto ha cruzar con otro. Siempre hay alguien que te mira, eres objeto del asecho de ojos desconocidos, y seguro que a muchos les dejas sin respiración. No obstante, no se dio cuenta porqué vivía y respiraba por Esther. Pero si que se percato de su presencia alguien, que parecía que la hubieran electrocutado con una intensa carga eléctrica fulminante.

 

            En aquel preciso momento temporal, Elisa, ya esta dentro del coche de su marido. Entre sus manos hay una llave de una habitación del hotel. En un impulso ha cogido la habitación del lado de la supuesta Esther.

 

 La idea la ha tenido al bajar de la cafetería; y se ha dicho: "¿Por qué, no?”. De esta forma, podría espiar de más de cerca a las dos mujeres. Coger un vaso, y escuchar a través de la pared. ¡Quizás había visto demasiadas películas!

 

DA:- ¿Es caso alguna fecha especial, hoy?-señalando la llave y el hotel a la vez.- ¿No me abre olvidado de algo?- intentando hacer memoria, y por más que lo intentase no asociaba aquel día con algo especial.

 

            Elisa, sin querer, se le escapo la sonrisa. Pero, consiguió controlarse y centrarse. El asunto que tenia que contarle era serio. Mirándolo con detenimiento, y con calma empezó a narrarle aquella tarde y lo que le había conducido a ser una detective amateur. Aquello impacto a su marido, que puso un rostro de mucha incredulidad. No se la creía.

 

DA:- ¿Qué? ¿Cómo?- solo atinaba a decir- ¡No puede ser! ¿Estas segura..?- observo la calle, aún había movimiento de gente, como buscándola.

 

EL:- Esta es la cuestión- remarcándolo con vehemencia, y repite la frase:-¿Ser o no ser? La han declarado como muerta por el sunami. Yo lo único que sé, es que se le parecía mucho- defendiendo, a capa y espada, sus sospechas.

 

DA:- ¿Y quieres averiguarlo?- intentando comprenderla. Ya se había restablecido del choque inicial, y su parte racional se había puesto en marcha:- La chica te ha dicho que se llama Paula Vivanco, ¿No?- la enfermera asiente.- ¿Pues cual es el problema? Ya dicen que en alguna parte del mundo tenemos nuestro doble.

 

EL:- ¡Pues si! Hay un par de detalles...- y se los cuenta. No obstante, termina por concluir que son conjeturas.- Me gustaría que la vieras y me dieras tu opinión.- insiste, no se quiere marchar de allí de aquella forma, después de la persecución.

 

DA:- ¿Cómo? Llamándole a su puerta, y incordiarle con las mismas preguntas que las hecho tu- le propone irónicamente, la risa se le escapa sin querer.

 

EL:- ¡ Pues sí!- realiza una pausa, y comenta su plan:- Llamas a su puerta, la cual se abrirá y intentas acceder en ella, en caso de qué no salga la tal Paula.

 

DA:- ¡Dios, con que excusa entro en el interior!- exclama, continuando pensando que aquello es una locura.- Espero que no hayas avisado a Maca.

 

EL:- No, no lo he hecho. Como dices tu, nadie me asegura de qué realmente lo es.- admite. Se calla, piensa alguna forma para acceder a la habitación...Si hubieran sabido que la tal Paula estaba sola, no hubiesen perdido tanto tiempo meditando su plan.

 

DA:- Vale, es una locura. Pero si te has de quedar más tranquila.- termina por aceptar el doctor. ¡Las mujeres eran tan cabezotas!

 

            Ya no hay vuelta hacia atrás, el ascensor se abre y el matrimonio sale de él. La habitación 312 y 314 están al lado derecho, y se hallan de costado, sus paredes se acarician. Con pasos ágiles, y sin hacer poco ruido llegan ante la puerta 314 y entran en ella. Dávila, aún no estaba del todo convencido de lo que iba ha hacer. ¡Aquello era de locos! Se trataba de acoso, de un estúpido juego de detectives. Ya no tenia cierta edad por aquellos juegos. Elisa lo besa, para animarlo para intentar de convencerlo.

 

EL:- No costará tanto.- sonríe, y le da otro motivo para hacerlo:- Piensa que si descubrimos que realmente lo es, haremos muy feliz a Maca.

 

DA:- Ya...eso es cierto. Aunque esta con Nadia, seguro que no la ha olvidado- le devuelve el beso, y sale al pasillo, ya exhibiendo un falso rol de borracho.

 

 Ahora se balancea por la derecha, después por el otro lado. Se aguanta a la pared, y la resigue hasta llegar ante la puerta del lado. Intenta murmurar cosas inconexas, y hasta parece accidental la llamada a la habitación. Aunque da varios golpes, continuos y estresantes. Por fin, la puerta se abre y una chica, con una toalla enrollada en la cabeza, sale alarmada por tanta insistencia. La toalla, hasta se le termina cayendo, y un pelo marrón y mojado se queda al descubierto.

 

Al falso borracho, parece que se recupera de su euforia nada más verla. Sus ojos le salen de las orbitas, y cada palabra que deja caer al aire le es también familiar. ¡Quizás tenga razón Elisa! Puede ser Esther...Al fin, consigue reponerse de aquel impacto. Había estado tan escéptico. ¿Podían existir dobles de alguien tan idénticos?

 

Chica:- Puede decirme que quiere, después de tanta insistencia- inquiere, por el extraño comportamiento de aquel hombre.-¿Nos conocemos?- intentando comprender su aturdimiento.

 

DA:- ¿Eres Esther García?- le pregunta, así tal cual. El rostro de la chica, cambia instantáneamente . Era la segunda vez que escuchaba aquel nombre aquel día. - ¿No me conoces? – ahora era la chica que se había quedado sin palabras- Soy el Dr. Dávila, director medico de Hospital Central...

 

Chica:- Hospital central- repitió, interrumpiéndole.

 

No era tampoco la primera vez que había escuchado aquel nombre. ¿Quizás era la tercera? Había muchas preguntas para realizar, aún así aquel no era el sitio adecuado para hablar de todo aquello. Sus ojos se cubren de miedo, que no pasa desapercibido por su interlocutor.

 

 De repente, se queda paralizada y se pone algo nerviosa. Su mirada esta puesta al vació, como si hubiera visto un hecho paranormal. Sus peores mal augurios se están cumpliendo. Consigue recuperarse y se dirige al doctor que afirmaba que se decía Esther, y le dijo flojo.

 

Chica:- Yo me llamo Paula Vivanco. Dicen que todos los caminos llevan a Roma, seguro que no me pierdo.- le dijo con media voz, y seguidamente le hecha de la peor forma que podía:- ¡A ahora váyase! O prefiere que llame a seguridad.

 

            Dávila se desconcierta por momentos, no entiende nada.¿A que se debía a su cambio de humor, de trato? ¿Y que quería decir con que todos los caminos conducen a Roma?. No hay tiempo para protestar, porque alguien le toca rudamente en la espalda. Se gira, empezando molesto y apunto de atacar al supuesto agresor. Sus ojos se cruzan con una mirada helada, amenazantes.

 

Chica2:- Ya ha escuchado a mi pareja, largo.- parece que la escolten un ejercito de mil demonios.

 

Dávila, se marcha lentamente, sin dejar de mirar a la supuesta Esther. La cual tiene la mirada puesta en otra dirección. Sin darse cuenta, se halla bajando las escaleras. A medio camino, se para.  ¡Dios que mal genio! Espera unos largos minutos, y vuelve a subir. Antes de adentrarse al pasillo, mira si esta despejado. Como suponía ya no estaban. Se dirigió con sigilo hasta su habitación.

 

Elisa, lo abrió la puerta, y la cerro rápidamente. Se miraron cómplices. Sus pensamientos eran semejantes. Podría bien ser Esther. En silencio, se entraron a la habitación, sin encender la luz intentaron escuchar lo que las dos chicas decían. No obstante, no tuvieron aquel placer.

 

EL:- Antes que llegaste- rompiendo el silencio, y susurrando le contó:- Estuvieron discutiendo. La rubia, le ha interrogado que querías. ¡Qué mala leche tiene! Creó que ha regresado muy mal humorada.

 

DA:- ¿Y Paula se ha defendido?- se intereso, intentado valorar la relación que mantenían.

 

EL:- No mucho, solo le remarco que no querías nada. Ha intentado quitar polvo.-seguidamente, comentaron la conversación que mantuvieron minutos antes.

 

DA:- ¿Qué querrá decir con lo que todos los caminos llevan a Roma?- esta pensativo, entiende su frase. Pero estaba seguro que era una señal.- El que tengo claro, es que este par esconden algo. No es normal como me ha echado, y como la rubia se ha comportado en verme junto a la otra.

 

EL:- ¡No, no lo es! Es como si tuviera miedo de perderla....

 

DA:- Exactamente, y la supuesta Esther la teme. Su comportamiento ha cambiado en tan solo verla- no hay dudas, pero aquella extraña situación les sobre pasa.

 

EL:- ¿Qué más hacer?- pregunta que se repite como un loro:- ¿Qué hacer?

 

DA:- No tenemos tampoco la absoluta certeza de qué realmente sea Esther. Su frase también podría ser sinónimo, de causalidad, de azar...La vida te hace cruzar con personas similares.-se calla, tampoco no sabe que hay que hacer.

¿Llamar a la policía solo por hechos circunstanciales? Basándose en una intuición. ¿Qué hacer? Una largo noche se extiende y se entrelaza con una nueva mañana, que prometía ser intensa, como las últimas horas de tarde del lunes.

 

NO ME DIGAS ADIÓS, AUN ESTOY CONTIGO (M)

 

Hospital de los líos(1)

 

Preludio


 

            El insomnio reino aquella noche de lunes a martes. Maca estaba algo inquieta, y ante la imposibilidad de dormirse empezó a releer el manuscrito de Esther. Sus palabras seguían siendo un manantial de esperanza. El pasado se entremezclaba con sus pensamientos. Había recorrido un largo camino, siempre intentando no caer más abajo del pozo en que ya estaba.

 

             ¿Cuanto más le faltaba para resistir? ¿Hasta cuando el destino pondría a prueba su amor? Hasta ahora, su única forma de comunicarse había estado a partir de los sueños. Pero aquello no bastaba. Tenían una hija en común, que necesitaba de su cariño. No le impacientaba la falta de sueño, sino que todo seguía aparentemente normal.

 

            Valeria finalmente se había marchado a la caserna después de la cena, y Nadia tras ver llegar a Maca, se fue a dormir. Se agitó y intento iniciar el sueño sin mucho éxito. Seguía pensando en la discusión que tubo con su pareja. Se sentía sintiendo fatal por todo lo que le dijo.

 

Valeria le había perdonado con una facilidad, y la quería tanto. Aún así, ella había estado una insensible. ¿Por qué lo estaba realizando tan condenadamente mal? Una pregunta, que quería responder a toda costa. Pero no eran horas para meditación personal, la mañana siguiente tenia turno.

 

             Elisa, tampoco podía cerrar los ojos y dejar todos los enigmas para la mañana siguiente. Aunque, estando alerta no ganaba nada. Ya que en la habitación del lado no escuchaba ni un murmullo. Su marido, por contrario dormía superficialmente. De vez en cuando abría los ojos, y se preocupaba por ella.

 

             Hablaban, a ratos, muy flojo. Daban círculos, repetían los mismos platos de la tarde anterior. ¿Todo para que? ¿Habían llegado a una orilla? En todo, fuera lo que fuera que decidieron, en medio la noche, no podían revolucionar medio Madrid.

 

             ¿Qué le paso en "Kaikas"? Estuvo allí, porqué se encontró su documentación. ¿Como ha llegado hasta allí? Quizás se enamoro de otra mujer y decidió no regresar. Pero entonces, ¿por qué cambiarse de nombre?. Por más que le intentase no conseguía encontrar un porqué. A lo mejor, se llamaba simplemente así. Su parecido era asombroso, pero su expresión facial no mentía. Cuando les había visto, tanto a su marido y ella, algo se había removido en su interior; aunque trato de disimularlo.

 

DA:- Elisa, por favor- le suplico por enésima vez:- Trata de dormirte. Mañana será un día intenso.

 

EL:- Estoy analizándolo todo otra vez- diciéndole indirectamente que no podía dormir, que aquel misterio era más importante:- Esconde algo, ha intentado ser bordes con nosotros porqué teme a la rubia.

 

DA:- Ya, esta claro. Pero bueno, según dices tu también se ha extrañado mucho cuando le has preguntado si llamaba Esther. A mi también me dio esa sensación. Aunque no era la primera vez que lo escuchaba- en el fondo, tampoco podía sacarse aquella intriga de la cabeza.

 

EL:- Yo creó que esta ansiosa para hablar con nosotros.- declaro.- Mañana...

 

DA:- Elisa...- le suplico, y le señalo la hora que era:- Estamos locos, los dos hemos de trabajar mañana; y tenemos nuestras responsabilidades- parecía desesperado.- Ya lo hemos hablado, nosotros no hemos estudiado criminología. Mañana hablamos con mi amigo para que nos asesore - Elisa protestó, y intento dormir unas horas.

 

            A la habitación del lado, dos mujeres intentaban hacerse las dormidas. Compartían la misma cama, aunque se daban la espalda, y entre sus cuerpos había un inmenso hueco. La rubia estaba sumergida en una espiral con varios sentimientos entrelazados de ira, miedo, hastió... Ir a Madrid había estado un error, que aún ignoraba su magnitud.

 

            Quizás lo que más le intrigaba eran los motivos de Paula para viajar en aquella ciudad. Su insistencia no era en vano, ni producto de un capricho momentáneo. Siempre supuso que la chica era de Jerez, igual que la Wilson. Aún así, esta estaba en Madrid. ¿Vivía en ella o estaba de paso?

 

             Pero también estaban las dos personas que han asechado a su pareja. No pudo escuchar parte de su conversación, pero le parecía que la conocían. ¿Podía haber residido a Madrid? Admitir aquello, indicaba que Paula estaba recordando cosas de su pasado.

 

Su mente era un ovillo, y la única solución que veía era abandonar la ciudad lo más pronto posible. Cuando más lejos de su pasado, menos oportunidades de recobrar la memoria. ¿Como la podría convencer de marchar de Madrid, sin alarmarla? Aquella era verdadera cuestión que debía plantearse.

 

            Esther, ajena a los maquiavélicos planes de su compañera, también dibujaba su propia estrategia de acción. Des de que había llegado a Madrid se había sentido mucho más viva que el tiempo anterior. Había comprobado que parte de los sueños eran verídicos, que no eran producto de su imaginación.

 

             Para empezar, nada más aterrar al aeropuerto la invadió la estremecedora sensación de familariedat A partir de ahí, fue un continúo resurgimiento de recuerdos, inconexos, latentes, perturbadores... Su M debía residir en algún lugar de la ciudad. ¿Pero donde? Pero presentía que estaba cerca, muy cerca...

 

             Por fin estaba apunto de acariciar sus mejores sueños. Aún así, tenia la certeza que su pesadilla no había terminado. Habían muchas oscuridades entorno a su persona. El encuentro fortuito con aquella mujer de mediana edad, le había trastocado algo. Sobretodo tras escuchar un nombre de hospital. No era la primera vez que lo escuchaba. ¿Cuál fue la primera vez?

 

            Recordó el sueño que tubo durante el viaje de Austria a Suiza. Su último sueño, aparición su M inesperadamente y tras remarcarle lo mucho que la quería, le susurro algo en la oreja. Ese algo fue: "Hospital Central, fue donde empezó todo." Ella seguía preguntarse: "¿Qué paso allí?"

 

            Aquel hospital existía, dos personas lo habían nombrado y, también la habían reconocido. Aunque aquello le tenia muy confundida, pues ella se llamaba Paula Vivanco. No se había atrevido a preguntárselo a Adriana, por miedo de su reacción. No, aquello debía de mantenerlo bien archivado en su mente para aclararlo cuando tuviera ocasión.

 

             Lo primordial, era encontrar una justificación para visitar Hospital Central.¿Pero cual? No era un lugar que vayas de turista. Solo existían dos alternativas: salir sola y / o fingir encontrarse mal.

 

            Valeria, tampoco no durmió aquella noche. No fue por manca de sueño; al contrario, se tenía prohibido hacerlo. El reloj de pared, estaba apunto de señalizar las 7 de la madrugada. Su escritorio estaba lleno de papeles, informes de distinta índole, y tres o cuatro vasos vacíos de café. Era muy desordenada, pero ella se aclaraba con él. Su rostro estaba tenso, y sus ojos chispeaban de rabia.

 

            ¿Como podía ser tanta ineficacia? Aún no disponía del listado completo de toda la gente que había pasado por el aeropuerto en los dos últimos días. A parte, había otros aspectos del caso que no evolucionaban, como el paradero de la autentica Paula Vivanco. Algunos compañeros opinaban que aquello era una perdida de tiempo. Aún así ella estaba obstinada en encontrarla. Ella quería comprender el máximo a presunta secuestradora.

 

RING-RINC: hace el despertador, y los pensamientos del soñador son: Hora de levantarse

 

            ¿Qué pasaría a la mañana del Martes? ¿Sería idéntico a los anteriores días? Uno se levantaría, se miraría o no al espejo; saldría y se mojaría el rostro...prepararse algo para desayunar o el primer cafecito matinal. Para luego volverte a vestir para reiniciar un trabajo que ya era una extensión más de tu piel.

 

            Aquel amanecer, había rostros fatigados, mirándose al espejo, suplicando que aquella pesadilla se terminara. El mal dormir también estaba impreso en sus facciones; no obstante, el rió había de seguir su curso. Algunos disponía de información privilegiada y rezaban que fuera cierta, y que por fin Maca y Esther se reencontrasen.

 

            Otros, como Teresita ignorante de aquella movida, durmió como una niña. Aún así, obedeció a su despertador con sonido de reloj clásico. Estaba impaciente para llegar a su puesto de trabajo, y esperar que llegará Elisa para hacerle participe sus sospechas. A parte, aquella mañana también trabajaba la Monsolís. La sola certeza de qué tenía material para difundir le daba energía y alegría a su cuerpo serrano.

 

            Esther también estaba impaciente, y se levanto antes de qué el servició de hotel de despertador empezará a incordiar. Adriana, no se movió. Al fin, en la madrugada había podido conciliar el sueño. Había llegado por fin, a una determinación. Como también Esther sabía lo que hacer, era ahora o nunca. Se vistió rápido, su corazón le latía. No obstante, Adriana se despertó y pronuncio su nombre.

 

AD:- Paula...¿Dónde estás?- girándose y buscándola en la cama. Tardo unos segundos en percibir la realidad.

 

E:- Ya me he levantado cariño- se vio obligada a decir, se le acerco y le dio un beso fugaz de buenas mañanas.

 

AD:- Mmm, que gusto despertar así- le comentó, y le dijo que la quería mucho. Su pareja estaba muy seria, y se preocupo:- ¿Qué te pasa?

 

E:- Me encuentro muy mal cariño...- era su alternativa, y empezó a describir un falso malestar. – No he podido dormir por culpa de ello. Estoy muy preocupada Adriana, me puedes acompañar...

 

 

SI: 8 de la mañana

 

            La primera en llegar al Hospital central es Teresita, lleva un vestido negro de marca y sus ojos están chillones y alegres. Saluda a la recepcionista del turno de noche, y hablan de distintas curiosidades. Al fin, su compañera le deja su reducido palacio para ser la absoluta reina de allí.

 

            El segundo de llegar es Rusti, que también había pasado buena noche, aún así el sueño todavía estaba impreso en sus ojitos. Se acerco a su amiga, ficho y no se escapo de la tertulia matinal de Teresita. Los ojos del auxiliar se abrieron mucho, tras la atrevida o desvergonzada propuesta que acababa de escuchar.

 

RU:- ¡Yo, espiar a la Monsolís!-señalizando su cuerpo, no se podía de terminar de creer las ocurrencias de aquella cincuentona.-Veo que cada vez vas a peor Teresita, ya dicen que la edad no perdona.- bromeo.

 

TE:- Pues sí, te puedes desplazar por aquí, trabajar con la Monsolís y ser mis ojos.- insiste muy cabezota. Seguro que no le deja irse con un no.

 

RU:- Como Lancerito de Tornes- sigue tomándoselo en guasa. Se iba a marchar, y dejarla con sus locuras. No obstante, no se rinde.-Y dime una razón para que lo haga. Espero que valga la pena, porqué a mi no me pagan para vigilar, ni hacer de detective. Además, la preciosidad de Nadia me ira contando con quien se deja de ver o no.

TE:- Esta claro, hazlo por Maca. ¿Qué tenéis en la cabecita a los hombres?- se había girado la tortilla, y ahora ella que se burlaba de él.-Se nota que nadie te ha puesto bañas.

 

RU:- Vale, ya lo haré. Quizás es mejor esto, que tenerte de enemiga.- dicho esto, con mucha resignación se va. Aunque no se le escapa la sonrisa. Más tarde, ya verá lo que hará. Tampoco quería estar pegado todo el turno al trasero de la doctora catalana, aunque era precioso.

 

            En aquel preciso instante llegaron Cruz, Vilchez y Héctor. Se acercaron a la recepcionista, ficharon tras saludarla, y pasaron de largo. Teresita, no dejaba de controlar la entrada. Un momento llegaría su persona fetiche, por ganas saldría a la calle para comprobar si llegaba muy bien acompañada. El dichoso teléfono empezó a dar señales de vida. ¡Ya era hora! Siempre incordiaba cuando menos debía.

 

            El interlocutor, era el doctor Dávila para avisar que tanto él como su esposa llegarían más tarde. Anoto un par de cosas en una hoja, y cuando levanto los ojos, fue como darse un golpe contra la pared. Ante ella, ya estaba Nadia impecable como siempre, el maquillaje tapaba las señales de mal dormir.

 

TE:- Buenos días- le dijo, inmediatamente después de colgar el teléfono. Sus ojos, se desviaron hacía el exterior, no halló a nadie espiando. En fin, perdió la oportunidad de saber si la catalana había llegado sola o no.- ¿Qué tal ayer noche? ¿Cenaste con Maca?

 

NA:- Claro.- respondió secamente, y ficho. Quería marcharse de allí, pasar de su cotilleo. Cuando se ponía en plan inspectora no la soportaba.

 

TE:- Ayer te vi marchar muy bien acompañada- le comento, no podía más con aquella información.

 

NA:- ¿ A caso, me espía?-le pregunto inquisitivamente, sus ojos azules estaban muy serios. No estaba por bromas aquella mañana. No quería entrar en su juego, y por no discutirse con ella se marcho, sin escuchar su respuesta.

 

TE:- Por cierto, ya puedes decir a tus compañeros que Dávila y Elisa vendrán más tarde, y que falta un par de enfermeras- le dijo, levantando la voz.-Ya quiero ver como se pone Vilches.- la doctora Bonet, le realiza un gesto de conformidad y se marcha, sin ver como la recepcionista ríe. Algo le dice que su olfato no le miente.

 

            Los últimos de llegar son Javier y Laura, cogidos de la mano y con buen humor, fichan tras intercambiar palabras, con aquel elemento que ya es parte del mobiliario de hospital central. En el cual, la primera media hora es muy tranquilita. Aunque algunos doctores, se suben por las paredes ante la falta de personal. Se preguntan donde se habrá metido la jefa de enfermeras.

 

            Nadia, tras compartir un café con sus compañeros y criticar la falta de personal, salió al exterior. Se dirige otra vez a los vestuarios, y vuelve a llamar a su pareja. Ya ha hablado con ella antes de salir de casa. No han tocado el tema de Esther, ninguna de las dos quiere recordar la noche pasada. En la segunda llamada, es Valeria quien le saca el tema. Nadia le intenta animar, porqué la percibe muy cansada, desanimada, decaída. No puede evitarse sentirse culpable, aunque la perdono la noche anterior. Su busca empieza a sonar, y se despide de su amor.

 

            Ya eran cerca de las 9 de la mañana, y el Samur llega con las víctimas de una colisión de dos coches, ocurrido en el centro de Madrid. Entre ellos, dos hombres, una mujer y un adolescente. Poco a poco el servicio se va llenando, todos los doctores están ocupados, y la carencia de enfermeras se hace muy evidente. Vilches borda y saca fuego por la boca.

 

            Maca, que tan solo había dormido un par de horas, se levanta a las 8:45 horas. No había bajado la persiana de la ventana, pues quería levantarse temprano. Quería hacer muchas cosas, entre ellas pasar a ver a Valeria y ver a su hija. El día era largo, y quería estar al pie de guerra, con la expectativa de lo que pudiera ocurrir. Pasará, lo que pasará tenía estar preparada. Tenía la sensación que así seria.

 

            Ya eran las nueve de la mañana, el hospital era pura dinamita. Teresita, se sumergió en sus quehaceres diarios. Vilches le pidió un historial, y se puso a buscarlo. No quería demorarse mucho, porqué no quería que le cayera una palangana de agua fría encima. Tan concentrada estaba en ello que no se percato de qué dos mujeres entraban en el hospital.

 

            Teresa, muy eficiente consigue encontrar el historial. Sonríe para ella, y se gira hasta el escritorio principal de recepción. Lo deja cerca del teléfono, descuelga el aparato y en aquel preciso instante.

 

Voz de chica:- Hola.- le saluda una chica que lleva un pañuelo en la cabeza, que le tapa toda la cabeza. –Queremos...

 

Teresa se sobresalta por aquella interrupción inesperada. Observa a su interlocutora detenidamente. Luego se fija en su acompañante, y recibe un fuerte impacto emocional. Se empieza a poner pálida por momentos, y sus ojos empiezan a desorbitarse. Se empieza a sentir mareada, y sus piernas parecen de goma, muy inestables. Podemos ver a cámara lenta como nuestra Teresita se va desplomando lentamente, hasta caer en él suelo. Y unas palabras se le escapan:¡Esther!,y seguidamente pierde la conciencia.

 

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