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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO. La fragilidad y hermosura de las mariposas (31)

Acción... no os perdáis lo que esta viniendo.


NA:- ¿Valeria?- le grita, nada más separarla de ella. No podía creer lo que estaba sucediendo. Negándose a aceptarlo, se quita el antifaz con rabia. Tarda en poder ver bien, pero lo que ve le rompe el alma.- ¿Tu?- y sin pensarlo, le da un bofetón. Y iba, dar otro... pero su pareja se lo impide.

 

Valeria tiene los ojos húmedos, captando su rabia y dolor. Ya sabía que estaría así. Era algo que asumió des del principió. Le sería difícil apreciar sus buenas intenciones. Aquellos instantes, eran los menos propicios para tener la mente abierta a las justificaciones. Lo que afloraba a la superficie eran los sentimientos primarios.

 

NA:- ¿No dices nada?- asqueada por su cobarde silencio:- ¿Ahora quién es la cobarde?- sus ojos azules están teñidos de odio, dan escalofríos.

 

 Traspasar ciertas fronteras era muy fácil..., incluso las personas más puras se pueden corromper. La inspectora no esquiva sus mísiles, deja que saque su veneno. En parte, ya era hora de dejar de esconderse bajo mascaras inertes.

 

VAL:- Las dos somos cobardes y...- inquiere al final.- Culpables por no haberlo sabido hacer mejor, por no escucharnos, por pretender avanzarnos a las necesidades de la otra...- lo esta diciendo con aplomo, muy convencida.

 

NA:- ¡Ya, muy profundo! - se ríe de su análisis de su relación.- ¿Pero a quién se le ocurre chantajear a su pareja? ¡Esto es de locos!- gritándole con todas sus fuerzas, incapaz de hablar tan tranquila como ella.- Dime, ¿Qué pretendías con ello? ¿A caso, estás conmigo por el dinero?

 

Valeria por dentro tiembla, pero consigue disimularlo. Ha de ser fuerte hasta el final. Era lógico, la caldera estaba hirviendo y tenía que explotar. Aún era incapaz de comprender sus intenciones. Tan solo se limitaba a juzgar la superficialidad del chantaje.

 

VAL:- Ya deberías de saber la respuesta- le responde, manifestando que se ha sentido ofendida.

 

NA:- ¡Ya basta!- exclama, arrastrando las silabas con desesperación. Se pone las manos en la cabeza, alucinando.- En realidad, ya no se que pensar...- admite, un poco más calmada. Aunque también denota, estar muy perdida; como derrotada.- ¡Da igual, regresemos a la orilla! No hay nada más que hablar...- determina al final, muy convencida.

 

VAL:- ¡No!- dice con aplomo y autoridad. Su severidad da algo de respeto. Aquello provoca, enfurece más a Nadia.- Es el momento de aclarar muchas cosas.

 

NA:- ¿Justamente ahora?- le pregunta sarcástica.- Lo has estropeado todo. ¡TODO!- le dice, empezando a llorar incontroladamente. La inspectora intenta acercarle, abrazarla. No obstante, es repudiada contundentemente. Aquello le dolio mucho, y desgarrándole más su corazón.

 

VAL:- ¿Mira quién habla?- no puedo evitar decir con ironía. Sus ojos se recubren de rabia.  Era como una navaja de doble filo. Apenada por la culpa, y herida por haberla apartando de su lado. Aún así, no pensaba cargar con la responsabilidad total del derrumbamiento de su relación:- ¿Tu con que derecho me organizas una sita a ciegas con Paola?

 

NA:- Únicamente, soy una persona sensible. Por encima de todo, de los odios o rencores, creó en la bondad, en la conciliación, en el perdón...- se defiende.- Ahora mismo, Paola te gana como ser humano. Aún sabiendo que te ha hecho daño, sus miserias, se ha tragado su orgullo.  Tan solo, por un acto muy humilde el del perdón.

 

 

 

 

La inspectora no le reconfortan sus palabras, ni su moraleja. Al contrario, se siente juzgada, y su barómetro de enfado aumenta. Odia, que le compare con ella. Odia, que siga siéndole poco sincera. Odia que la manipulen, que la obliguen a escoger...

 

VAL:- Quizás en parte es así. Paola supo seducirte con su mayor don: el de las palabras.- le dice no disimulando su rencor.- No obstante, tus autenticas intenciones eran que regresara con ella. Aunque, no te culpo. Tu no sabías que ella hizo añicos lo que nos unió. Tu querías sacarme de tu vida, a cualquier precioso...¿No es así?

 

NA:- ¡Estás delirando! ¿No lo ves?- echándose para atrás, algo asustada. Una vocecita interna, empezó a susurrarle que era una mentirosa. Era verdad, si quiso que se enamorase de otra mujer. El destino le señalo a la pintora, y la desaparición fue su verdugo.

 

VAL:- ¿Por qué Nadia? ¿Por qué?- le pregunto, empezándose a derrumbar. Ya le era imposible dominar sus sentimientos.- Me ibas a dejar, sin ningún adiós. Y no me lo niegues, he visto tu maleta...

 

Nadia no esquivo su mirada verdosa, llena de miedo, dolor, tristeza... Las dos amándose tanto, se había terminado por lastimar. Su sufrimiento no suavizo su enfado. ¿Como era que dos personas, a su sano juicio, hubiesen llegado a aquella situación tan irracional?

 

NA:- Nada más es por tu culpa.- le hecha en cara.- Por tu afán de poner a prueba mi amor por ti. Gracias a tu chantaje, he tenido que prometer a mi madre que regresaría Cataluña. ¿Ya estas satisfecha?- sus ojos chispeaban de rabia, no teniendo ninguna compasión por ella.- Ahora no te quejes.

 

Valeria enmudece, una pesada losa a caído encima suyo. Empezando a ver que su juego, no ha servido de nada. Tan solo para auto dañarse. Fue incapaz de salvar a Paola, y también había fallado en aquel hundimiento.
 
 
*** Nota: aquí me he tomado la libertad de alterar un poco los hechos. Tras escribirlo y publicarlo, pensé que colgar antes el  fragmento que colgaré a continuación, quitaba intensidad a la trama, o intriga. Así que lo he montado diferente.
 
 
 
La carta que han recibido Esther y Maca:
 
"Queridas amigas,
 
os escribo para pediros un gran favor, estar a las 17:40 del día  3(es decir, mañana) al Parque del Retiro, cerca del embarcadero. Lo más probable es que Nadia os necesite. Por favor, no me preguntéis porqué.
 
Me resulta muy difícil esta situación, y eso que yo la he provocado. El destino es caprichoso, pendenciero. Te levantas una mañana, no esperando nada...pero aquel día, resultara diferente a los anteriores.
 
 El sol te sonríe, ves los colores de la naturaleza... Todo gracias a una mirada, tan clara y significativa. Una mirada que me cambio la vida. No es una fascinación volátil, es una certeza. Pasa en contadas ocasiones y es azar. No es una obsesión, es lo que siento.
 
Nadia por mí lo es todo: principio - fin, aire que respiro, el motivo por el cual me levanto cada día en un mundo sin sentido. En él todo es efímero, insignificante. Amarla me hace más humana, es mi refugio contra la maldad inherente a la especie humano. Porqué en su interior alberga un maravilloso ser, tan entrañable, especial...
 
¡La vida ha sido tan injusta con ella! No soporto verla derrotada. No quiero que deje de luchar. No puedo imaginarme mi vida sin ella. Me volvería loca sí... ¿O ya me he vuelto loca?  Ella me pidió, me hizo prometer que buscaría a otra chica... Soy incapaz de hacerlo.
 
En realidad, ya he cometido una locura. ¡Díos mío! Es una larga historia. Puede ser que sea el error de mi vida. Pero ya lo he hecho. No me podía quedar de brazos cruzados...; quería hacerla reaccionar. ¡Entendedme! Creó que, en parte, ya he alcanzado mi objetivo;  estos días la veo diferente.
 
Aún así, mis acciones son graves..., ni que para mi sean justificadas. Quizás vosotras también me juzgareis y odiareis; sobretodo cuando os enteréis de la verdad. Tan solo lo he hecho por amor. La amo con toda mi alma.
 
Por favor, estéis cerca de ella... creó que os necesitará. Yo asumo mi culpa, ni que sea incomprensible lo que he hecho. Soy consciente de todo ello, sabía que corría el riesgo de perderla.
 
Prefiero mil veces que luche para superarse, que me odie. Por encima de todo me importa ella. Yo no debería de haberle pedido que se fuera a vivir conmigo.  La presione, quería contaminarla con mi ilusión. No obstante, tampoco era el momento idóneo.
 
En realidad, necesitaba poner orden a su nueva vida. No es algo que se abrace, venere... Algo así trastorna a cualquiera, incluso al más sabio. Yo solo tenía la firme convicción de qué las parejas son una unidad. El problema de uno es del otro.
 
Siempre mi máximo objetivo, mi única ambición, ha sido cuidarla, luchar para que se sobreponer en las cenizas de su existencia. Por encima de todo, tenía mucha fe en el amor. Poco a poco, me percaté de qué mis esfuerzos eran en vano. No se solucionan los problemas con simples palabras. Yo también me vine abajo, quizás en los peores momentos.
 
Además, en esta vida todo se ajunta... convirtiéndose en una bomba peligrosa. Tratas de hacerte la fuerte, te tragas tu dolor, tus dolores de cabeza, tus fantasmas que reaparecen del pasado. Seguro que Nadia se ha molestado, con razón, de mi carencia de confianza.
 
 En parte, estaba reacia de hablarle de Paola porqué no quería que sufriera por mi. Lo que me une a Paola, es una historia traumática. Estuve en prisión por culpa de su ambición. Por su culpa, he vivido una variedad de situaciones variopintas, que aún me estremezco al evocarlas...
 
Yo encubrí a Paola, en un principio, porqué la amaba más que a mi misma. Admitir eso me da pena, porque llegue a perder mi autoestima por ello. Por alguien, que en el fondo, no se lo merece.
 
Perdonad, mis heridas han vuelto a sangrar...No pretendo haceros lastima. Mi acto feo no se disculpa por mi pasado. Aunque lo he utilizado.  Mi único consuelo es que.. lo he echo por amor. Espero, que el tiempo me de la razón.
 
Soy consiente de qué este capullito..., este proyecto de larva de mariposa, no saldrá de él, a corto plazo, una mariposa hermosa. Su aleteo inicial será incierto, frágil... Pero con el tiempo aprenderá a ser hermosa de nuevo. Confió en su inteligencia, que sepa apreciar la esencia principal de mi plan. Espero que tarde o temprano, regrese a mi lado.
 
Lo único que os pido, es que la apoyáis. Se lo merece. Yo no me he podido limitar a ser simplemente su hombro incondicional. Quizás la quiera demasiado, y mi amor ha terminado es deviniendo enfermizo...No lo sé. Os agradecería también, que le dejarais leer esta carta.
 
Lo siento. No hay nada más que añadir. Lo he escrito con el corazón a la mano. Perdóname amor, aunque no me comprendas. Lo sé, lo que he hecho ha sido rastrero. Pero piensa, no me juzgues tan severamente. Piensa que el mensaje que he pretendido transmitirte... piensa....
 
Valeria. "
 
Maca y Esther se estremecieron, preguntándose: ¿Qué cosa tan terrible había hecho, la inspectora? Maca, intento llamar a Nadia. Le salió el buzón de voz. Seguidamente marcaron el número de Valeria, la cual si pudieron localizar. No le sacaron más información. Tan solo, les hizo prometer que estarían al parque.
 
Así lo hicieron, antes de las seis ya estaban cerca del embarcadero. Estrella la habían dejado con Encarna. Esther, fue quién las localizo. De pronto, alguien nombro su nombre.
 
Voz:- Hola, Esther... tu por aquí.
 
La aludida se gira, a la misma vez que su pareja. Se trataba de Paola James. ¿Qué  hacía allí, también? Llevaba puestas unas gafas de sol, pequeñas. Le quedaban muy bien, al estilo cibernético.
 
E:- ¿Y tu?- le preguntaron las chicas a la vez, solapándose.
 
PAO:- He seguido a Valeria...- les informa.- Hoy he visto la luz. Nadia me culpo de algo que no había echo. De algo, que realmente ha hecho Valeria.
 
M:- ¿El anónimo?- pregunto, asombrada. Aunque en realidad, ya era una gran verdad. Ahora descubría las dimensiones ocultas de la carta.
 
PAO:- ¿No la creíste capaz?- tratando de convencerlas- En parte, es culpa mía. Le hice demasiado daño.- Esther y Maca no supieron que decir.
 
(...)



 
En la orilla, tres mujeres las observaban, deducían por sus gestos que se estaban discutiendo. La más impasible era Paola, no manifestaba ningún signo de preocupación. Maca y Esther, se debatían entre dos opciones: esperar o intervenir.
 
PAO:- A mi no me gustaría que nadie interfiriera en mi relación de pareja- opina, despreciando sus juicios nobles.
 
M:- Ya por esto estás así, lamentándote.- le recrimina, cansada de escuchar sus retóricas. - Aparte, tu ya te has metido entre ellas.
 
Paola se echa a reír.  No quería ahogarse en aquel mar de tierra resbaladiza. Comprendía que ella misma se había labrado aquel camino. No dijo nada, ya que odiaba mostrar sus miserias. Por esta razón, opto para parecer una persona insensible.
 
E:- Maca, por favor no pierdas los nervios.- interviene, acercándose a ella y pasándole un brazo por la espalda. A la vez, mira con reproche a la pintora, pidiéndole consideración. - Hemos de ser fuertes, por las dos. Quizás no tenemos licencia para interferir en su discusión... Pero nos tendrán siempre que nos necesiten.
 
Maca muy nerviosa, trata de apaciguarse. Le es difícil restar inerte, sin mover ni un dedo. En el pecho siente una opresión muy punzante. Cree que le ha fallado a Nadia. Hubiese tenido de estar más pendiente de ella. Le debía tanto... ¿Y ella, que le había regalado a cambio?
 
Había confiado que el amor de Valeria, la salvaría. De la misma manera que a ella la había salvado querer a Esther. ¡Pero no! Valeria, con sus torpezas, lo había estropeado. Por ello, sería la única culpable de lo que pudiera ocurrir a Nadia.
 
M:- Valeria, si le haces más daño... me la vas a pagar.- se jura. Su frase hiela a su pareja. Se separa de ella. La mira mostrándole su desaprobación.
 
E:- ¿Maca, que estás diciendo?- poniéndose los pelos de punta.-  Valeria solo se ha equivocado... Pero tan solo valen las intenciones. Yo no veo en sus actos maldad, tan solo desesperación.  Yo también me volvería loca, si día a día, veo que te estoy perdiendo.
 
La pintora incomoda ante aquella discusión, se entretiene observando a los transeúntes. Cerca de ella hay una anciana, que esta tirando migajas de pan a unas aves. Le capta la atención, porqué la mujer posee unos anteojos. Sin pensárselo, se le acerca y se los pide.
 
M:- ¡Vamos, Esther... como puedes justificar sus acciones! ¡Por Dios, enviar anónimos a tu pareja! ¿Qué puede ganar con ello? - negándose a entenderlo.
 
E:- En parte te doy la razón...- dice tratando de conciliarse. Aún así, no esta dispuesta a que juzgue tan severamente a Valeria.- Pero no todo es blanco o negro, Maca. Rogamos a Díos que no ocurra nada malo, ninguna tragedia... Ya habrá tiempo para escucharlas, a las dos. - se le acerca y la abraza.- Tranquilízate cariño... nos van a necesitar, mucho.
 
M:- Quiero creer en ti.- la abraza fuerte, y apoya su cabeza en su hombro.
 
 
 
 
Una pesadez las domino a las tres. Era como una terrorífica premonición... Los nervios las hacía discutir, divergir... La espera se hacía eterna. Odiaban ser unas simples espectadoras, incluso Paola. La cual empezaba a odiarse por su perseverancia, por intrometerse en la vida de Valeria.
 
(...)
 
Casi ya estaban en medio del lago. La orilla se veía pequeña, y la gente se veían muy lejana, como manchas. Quizás ya estaban sus amigas, esperando su regreso. Era probable, que también ya la odiasen. Para Valeria aquello carecía de importancia. Se seco las lágrimas, no alcanzaría nada lamentándose.
 
VAL:- No me quejo, no es mi estilo hacerlo.- le responde finalmente.- No obstante, tu no admites tus intenciones. ¿Ahora quién es más sincera?- Nadia iba a responderle, pero no se lo deja hacer levantando la voz:- Te vas porqué es lo que quieres des de hace tiempo, des de que estuviste ingresada.  Y has sido capaz de lanzarme a los tiburones... para sentirte menos culpable. ¡Esta es tu verdad! ¿Dime, esta es tu forma de amarme?
 
NA:- Ja ja....- es una risa histérica, llena de rabia. Odia que le ponga en duda sus sentimientos. Deja de reír, y las lágrimas relucen en sus ojos. -  ¡Maldita serás tu! Te odio, te odio... eres cruel. En ningún momento te has puesto dentro de mi piel.
 
VAL:- ¿Y tu, lo has hecho?- devolviéndole la pregunta.-  Abre los ojos, mariposa de colores.... Abre de una vez los ojos. No eres ningún Díos... tu no sabes lo que necesito.  No te escudes debajo de tu madre...
 
NA:- No te quiero escuchar tus estupideces- dice, mientras se tapa las orejas con las manos. En el fondo sabe, que se esta comportando con una niña. Pero su corazón esta muy herido y confundido. Quiere fundirse, disolverse y desaparecer del planeta. Olvidar que la ha conocido y amado.
 
VAL:- ¡No, tu me escucharás!- invadiéndola una oleada de ira, le coge de los brazos obligándola a destapar las orejas. Su gesto es violento y provocativo. Nadia reacciona, apartándola y agrediéndola físicamente.- Admítalo de una vez. Me pretendías dejar...
 
NA:- ¡No! Te odio, te odio... ¡Ojala te hubiera dejado ya en el hospital!- le dice con afán de dañarla.- No hubiera descubierto el monstruo que se esconde dentro de ti... - su pareja no se inmuta.-  ¡Vamos, regrésame al puerto sino quieres que terminamos peor aún!- le amenazo, tratando convencerla.
 
Valeria se ríe, y le señala los dos remos. Esperando que los cogiera y remase hacia la orilla. Le desafió con la mirada. La ira de la Monsolís aumentaba, recordando las burlas que había sido objeto. Para empezar, colocar la maleta en la consigna más elevada... sus cartas depravadas. ¿Cómo había sido capaz de escribirlas?
 
Miro a los dos remos, sería fácil remar hacia la orilla. No obstante, lo único que le apetecía era retornarle todo el daño ocasionado. La rabia la cegaba, y la impulso a empezar una violenta batalla. Forcejaron, se golpearon, se abalanzaron la una contra la otra... olvidando que estaban en medio del lago.
 
La barca empezó a balancearse... pero no las detuvo. Los golpes de Nadia abatieron a la inspectora. La cual estaba aprisionada entre la barca de madera y el cuerpo de ella. Pero no se resigno, trataba de reincorporarse; por ello le dio un golpe en la zona abdominal.
 
Nadia se doblego de dolor, vio las estrellas. Su cuerpo fue impulsado hacia atrás... Des de lejos se empezaban a escuchar gritos de desesperación: ¡No! Suplicas, porqué las dos dejasen de hacerse daño.
 
Valeria los oyó, y por fin reacciono. Trato de evitar que Nadia se diera algún golpe en la cabeza. No obstante, recibió un fuerte golpe entre el tórax y abdomen. Nadia había aprovechado su despiste, para abatirla.  Valeria abrió la boca..., tratando de no perder el equilibrio.
 
La catalana, estaba decidida a ganar la pelea, estaba como colocada... daba golpes como si fuera una metralleta atascada. Valeria no se defendía, lo único que intento era sujetarle las manos. Le gritaba, en vano, que parase. Pero se había vuelto sorda. Ocurrió lo inevitable...
 
La barca, se termino por balancearse, girarse y volcarse,  las dos cayeron al agua. En este momento, Nadia dejo de luchar y sus ojos buscaron a los de Valeria. Los encontró, y no los repudió. Sus manos se cogieron, eran las voces de sus corazones. La rabia parecía haberse hundido, igual que la barca.
 
Se miran con intensidad, el tiempo parece haberse detenido. Era el destello de la llama del amor, que aún no se había apagado. Aún hay esperanzas, aunque muy pocas.
 
Lentamente, sus manos se van desenganchando. Una mirada empieza a cerrarse. Una mano pierde el apoyo incondicional de la otra. Sus piernas, son una pesada ancla, que la arrastran a las profundidades del lago. Sus ojos azules, siguen fijos al último punto donde vio la preciosa mirada verde.
 
Sigue cayendo, cayendo...quizás en aquella oscuridad se reencontrará con Corina.  Jamás la tubo que abandonar, estar a su lado era su destino. Estando alejada de ella no hubiera dañado a nadie, ni destruido a Valeria.
 
La agua estaba caliente, era agradable. Parecía la misma agua de cuando estuvo en coma. ¿Y si era la misma? ¿Si nunca hubiese salido de ella? La sirena con ojos verdes, que buceo por debajo suyo y tanto se parecía a Valeria, formara parte de aquella frontera... En espera de su muerte.
 
Quizás todo lo vivido hasta el momento, aquella pesadilla, era su destino a la tierra. Morir o vivir seguía siendo la cuestión. Miro hacía arriba, tratando de ver sus ojos verdes. No los vio. Otra vez, sola. Movió los labios, queriendo pronunciar su nombre, Valeria... De su gesto, se dibujaron bambollitas.
 
(...)
 
(3)
 
En la orilla, están en alerta roja. Cuando Paola les informo que se estaban golpeando, Maca y Esther empezaron a gritar como locas. Incluso, se pelearon para disponer de los anteojos. En una de estás disputas, ninguna testimonio el naufragio de la barca.
 
Las tres se quedaron con la boca abierta, ignorando lo sucedido. Estaban muy confundidas, y lo único que veían era la barca navegando al revés. Las dos chicas seguían sin salir a la superficie. Se empezaron a escuchar gente gritar: ¡Naufragio! 
 
M:- Paola, por favor, llama al SAMUR, o a cualquier lugar pidiendo ayuda.- le ordena a la pintora, a la misma vez que empieza a correr para echarse a la agua.- Esther, acompáñame. ¡Vamos!
 
PAO:- Yo no me quedo acá, a tierra, esperando.- declara, imitándola. Sigue queriendo a Valeria, y no está dispuesta a perderla.  Al final, es Esther quién avisa al SAMUR. Seguidamente, se une al rescate de sus amigas.
 
(...)
 
Nadia sigue cayendo, sus ojos siguen fijos hacia arriba..., tiene la esperanza de reencontrarse con los ojos verdes. Se preguntaba, sin cesar: “¿Valeria donde estás?”- y se repetía:- “Tus ojos se han cerrado. ¡No puede ser! ¡No por Díos!”.  El agua, que una vez fue tenue y cálida, se ha vuelto helada, punzante y estremecedora
 
Aquello, desgraciadamente, no era ningún sueño. No era la prolongación de nada, ni la anticipación de su destino. Era presente, otra vez estaba ante las puertas de la muerte. Detrás de ella dejaba unos días desaprovechados debido a los miedos, a las inseguridades y falsas creencias.
 
Vivimos, nos caemos una y otra vez, todo para cometer los mismos errores. Es una rueda que no para de girar. Tan solo nos percatamos de la realidad, en momentos de inmovilidad, en los cuales estamos con la cuerda floja. Nuestra mente esta más lucida, y recobramos sensaciones, recuerdos que teníamos, en cierto modo, olvidados o ocultos.
 
Recordó el día que conoció a Valeria, un día lleno de tensiones y que la poseyó un enfado irracional. La menosprecio por su plan algo alocado. Ya que, en realidad, le ocasiono un choque de trenes en su interior, sin pretenderlo. Indirectamente, su aparición en sus vidas supuso un antídoto contra su amor por Maca.
 
Valeria y sus varios intentos de acercamiento, sus torpezas, sus meteduras de pata... aunque siempre llena de buenas intenciones, y con un alto lindar contra la frustración. Ella jamás se rindió, ofreciéndole varias oportunidades. Ella supo entenderla con tan solo un golpe de mirada. Tan sublime, tan magistral, tan humilde y sencilla...
 
Valeria riendo, Valeria tratando de alcanzarla en aquel ascensor... su rostro pálido, su timidez, sus sentimientos a flor de piel y en cada poro de tu piel. El vivo retrato del amor más puro. Su Valeria frágil, fuerte... hubiera dado la vida por ella.
 
Los minutos previos del hundimiento se habían disuelto en aquella agua tan clara y cristalina. Únicamente, quedaba lo más hermoso de su relación y un sentimiento perturbador: Valeria ya no estaba, había conseguido apartarla de su lado. Aún así, apunto de acariciar de nuevo la muerte, no era feliz.
 
El último contacto de sus manos, aquellos ojos cerrarse eran un crudo adiós. Quizás un adiós para siempre. Un adiós que dolía mucho más que el descubrimiento de la identidad del chantajista. Sintió mucha rabia y grito:”¡No! ¡Valeria!” Su historia se hubiera podido escribir de otra forma. Todo era culpa de su empeño a dominar su destino y cambiar el de Valeria.
 
Una parte de ella, se negaba a morir. Aún no era su hora. Aparte, poseía la inquietante percepción de qué Valeria corría peligro. Si ella estuviera a salvo, sería capaz de viajar al infierno para rescatarla. Incluso, moriría por ella. Ya lo había demostrado una vez, porqué su amor era incondicional.
 
Sus ojos estaban, aún, fijos hacia arriba. Tan solo divisaba un rayó de luz. Su cobardía se escribía en mayúsculas. Se sintió despreciable. No había tenido de permitir derrumbarse de aquel modo. Se sintió muy rabiosa, y empezó a mover los brazos. No quería resignarse, aún no era su hora.
 
Movió y movió los brazos, tratando escalar aquella cordillera de agua. Se cansaba, pero no quería detenerse. Rogaba a sus piernas, unas odiosas cadenas, que fuesen útiles.  Se desesperaba más y más...
 
La imagen del cuerpo inerte, sin vida, de su pareja hacía que sus gestos se broncearan de vigor. Y de repente, como suele ocurrir..., de repente ocurrió un milagro. Sus piernas empezaron a renacer, a moverse... colaborando para salir a la superficie.
 
Fue el nacimiento de una bella mariposa, que luchaba para sobrevivir a las duras condiciones ambientales. Y que aleteaba, con decisión y bravura, para luchar por lo que más amaba. Que era la fuente de su existencia, y quién la había hecho renacer de nuevo.
 
Nado y nado, hasta que diviso la barca. Una bocanada de alegría, de esperanza, la inundo. Y con una brazada consiguió ver la luz del día. Se amarro a la barquita, buscando a Valeria. Gastándole, a la vez, su nombre. El pánico estaba escrito en su rostro. Reflejo de sus peores mal sueños, el miedo de haber perdido su razón de ser.
 
No la vio en ningún lado. La sensación de soledad continuaba siendo su compatriota. Quizás ya había llegado tarde, su amor la había abandonado. Empezó a gritar de nuevo, con todas sus fuerzas: ¡Noooooo! Estaba alejada, apartada del resto del mundo, sin escuchar las varías voces que la llamaban.
 
No podía resignarse. No quería aceptar que quizás...quizás, la había perdido. Volvió a sumergirse, no quería volverla a fallar. Rogó a los duendes, a los mismos que las habían unido, que se apiadasen de su ser egoísta. No quiso serlo, pero como bien dijo Valeria, se creyó una diosa, capaz de predecir sus necesidades.
 
 No se sentía fuerte, ni con la autoestima suficiente para amarle como lo hacía ella. ¿Cómo habían llegado a aquello? Se impaciento mucho más, invadiéndola una asfixiante ansiedad. Consciente de cuando más tiempo transcurría era peor. ¿Valeria, donde estás?-se preguntó, esperando otro milagro o escuchar una vocecita con la solución a aquel enigma.
 
La providencia se compadeció de ella, o el amor destruyó las fronteras que las estaban separando.  Su corazón se detuvo en unos instantes, la pesadilla volvía a empezar...
 
If life is a river and your heart is a boat
And just like a water baby,
 born to float,
And if life is a wild wind that blows way on high,
And your heart is Amelia dying to fly,
Heaven knows no frontiers and I've seen heaven in your eyes
 
And if life is a bar room in which we must wait,
'round the man with his fingers on the ivory gates,
Where we sing until dawn of our fears and our fates,
And we stack all the dead men in self addressed crates,
In your eyes faint as the singing of a lark,
That somehow this black night,
Feels warmer for the spark,
Warmer for the spark,
 
To hold us 'til the day,
When fear will lose its grip,
And heaven has its way,
Heaven knows no frontiers,
And I've seen heaven in your eyes
If your life is a rough bed of brambles and nails,
And your spirit's a slave to man's whips and man's jails,
 
Where you thirst and you hunger for justice and right,
And your heart is a pure flame of man's constant night,
In your eyes faint as the singing of a lark,
That somehow this black night,
Feels warmer for the spark,
Warmer for the spark,
To hold us 'til the day when fear will lose its grip,
And heaven has its way,
And heaven has its way,
When all will harmonise,
And know what's in our hearts,
The dream will realise

Heaven knows no frontiers,
And I've seen heaven in your eyes,
Heaven knows no frontiers,
And I've seen heaven in your eyes
 
NO FRONTIERS
THE CORS (Unplugged)
 
Si la vida es un río
Y tu corazón es un barco
Y solo como el agua, baby, baby,
Nació para flotar
Y si la vida es un viento salvaje
Que sopla por lo alto
Y tu corazón es Amelia
muriéndose por volar
El cielo no conoce fronteras
Y yo he visto cielo en tus ojos

Y si la vida es una sala de un bar
En la que debamos esperar
Alrededor del hombre con sus dedos
En las teclas de marfil
Donde cantemos hasta el amanecer
De nuestros miedos y nuestras suertes
Y amontonemos a todos los hombres muertos
En cajones con su propia dirección

En tus ojos desfallece 
Como el canto de una alondra
Que de alguna forma esta negra noche
Se siente mas caliente por el destello
Mas caliente por el destello
Para retenernos hasta el día
Cuando el temor pierda sus estribos
Y el cielo tenga su caminos
El cielo no conoce fronteras
Y yo he visto cielo en tus ojos

Y si la vida es una áspera cama
De zarzas y uñas
Y tu espíritu es un esclavo
Para látigos y cárceles de hombre
Donde tengas sed y hambre
Por justicia y derecho
Y tu corazón es una pura llama
De la noche constante de un hombre

En tus ojos desfallece
Como el canto de una alondra
Que de alguna forma esta negra noche
Se siente más caliente por el destello
Más caliente por el destello
Para retenernos hasta el día
Cuando el temor pierda sus estribos
Y el cielo tenga su caminos
Y el cielo tenga su caminos
Cuando todo armonice
Y sepa lo que hay en nuestros corazones
El sueño se realizara

El cielo no conoce fronteras
Y yo he visto cielo en tus ojos
El cielo no conoce fronteras
Y yo he visto cielo en tus ojos
 
(4)
 
Maca nadaba con agilidad, sin descanso. La seguían a pocos metros Paola y Esther, tratando de alcanzarla. En la zona del hundimiento seguía un siendo un desierto. Por más que tratarán de focalizar la zona, esperando ver vida, no parecía cambiar aquello. Nadaban, con desesperación, para tratar de cambiar el cruel destino de sus amigas.
 
Cuando ya estaban llegando a la barca, Nadia aparece, milagrosamente, de las profundidades del lago. Resplandece, parece una sirena exótica, desubicada. Las campanas empiezan a sonar, repiquetear, anunciado que hay esperanzas. Es un canto a la vida, que infunde valor a las socorristas.
 
La empiezan a llamar, para que las viera. No obstante, parece estar en una dimensión paralela o desconocida. Sus miradas coinciden, su pánico les corta la respiración. Más aún a Maca, quién por su ventaja, lo percibe más. Aquel miedo, terrorífico, escrito en cada palmo de su expresión facial... Parecía que estuviese llegando la fin del mundo.
 
NA:- ¡Valeria! ¿ Valeria, donde estás?- era lo único que decía, y esperaba hallar. Cada minuto, era más demoledor, más inquietante.
 
M:- ¡Nadia! ¡Nadia, aguanta que estamos llegando!- le grito a todo pulmón, aunque en realidad, ya sabía que era todo en vano. En tan solo decirlo, su amiga volvió a sumergirse.
 
El nombre de Valeria permanece en el aire, como un eco permanente: Valeria...¿Dónde estás?. Paola le invade el mismo miedo de la catalana, y empieza a nadar con más velocidad. Casi consigue avanzar a la pediatra, pero las dos llegan al mismo momento a la barca. De tal modo, que chocan frontalmente. Se rehuyen, no ocultando su mutuo despreció.
 
Esther las alcanza, y las mira con reproche. No se entretienen en discusiones. Maca, se sumerge seguida de las otras dos. Aunque, deciden dividirse y sondear la zona. Esther bucea hacía el fondo, Paola hacía otra dirección y Maca, por la derecha (opuesta a la de la pintora)
 
(...)
 
Mientras tanto, no muy lejos de allí...la providencia se compadeció de Nadia, o el amor destruyó las fronteras que las estaban separando.  Su corazón se detuvo en unos instantes, la pesadilla volvía a empezar... por fin había encontrado a su duende.
 
Yacía boca terrosa, inerte, debajo de la barca. Probablemente, algo de su cuerpo la ataba al interior de la barca y, por ello, no había descendido a las profundidades del lago. Sus ojos estaban cerrados. Parecía una dulce muñequita de porcelana con un placido sueño.
 
Nadia se paralizo, dominándole la angustia. Sus pensamientos fatídicos fueron más rápido que la razón. Su tierra se volvió, otra vez, movediza...y empezó a caerse de nuevo. No obstante, la magia de la esperanza evito que se rindiera. Incapaz de dejar de observar a Valeria, vio el nacimiento de burbujitas.
 
Nada estaba perdido, en aquella ocasión no liberaría el cometa lila. No dejaría que el destino la apartarse de ella. Se le acerco, poniéndose debajo suyo. Le acarició el rostro, esperando, abriera los ojos. No fue así y empezó a llorar.
 
Con lágrimas a los ojos, se le aproximó más y le robó un beso. Y sin perder más tiempo, se dispuso a rescatarla, a quitarle las cadenas que la estaban condenando a muerte. En aquel justo instante, alguien la toco por detrás, tratándola de coger. El gesto la violenta, y no esta dispuesta a girarse.  Tiene un claro objetivo...salvarla.
 
La persona que trata en socorrerla, es Maca. La cual, no comprendiendo de momento su actitud, la vuelve a tocar. Al final, consigue que le preste atención. Y en este instante, se percata de qué trata hacer su amiga. La quién realmente, las necesita es la inspectora. Sin más cavilaciones, ni círculos ni preguntas, la ayuda.
 
Esther y Paola no tardan en unirse a ellas. Gracias a su empeño y tozudez logran desengancharla y sacarla al exterior. El sol empieza a sonreírles, ya que una lancha de socorrismo esta anclada ante la barca.
 
Las tres, con la ayuda de dos socorristas, embarcan a Valeria. Allí mismo, empieza la dura tarea de la reanimación. Nadia, a primera fila, le esta realizando el boca a boca; mientras, Maca realiza las compresiones cardíacas.
 
NA:- ¡Vamos cariño, lucha para vivir...! Estoy a tu lado, y te perdono.- le susurra suavemente.- No me dejes...., puedo vivir si tu existes... ni que este mil horas luz de ti; pero si no estás nada tendrá significado.- la besa, y vuelve a reiniciar el boca a boca.
 
M:- Quizás haya afectación neurología, debido al golpe que se ha dado en la cabeza.- opina, preocupada por su estado. Aunque más especialmente, por su amiga. Parecía que también se le iría la vida si no la salvaban.
 ¡Qué corazón más generoso y hermoso tenía!- pensó, perdonar aquello debía ser muy difícil(aunque todavía ignoraba la anatomía completa de aquel conflicto)
 
El interior de Nadia estaba convulso, a los límites de la cordura. Su existencia le parecía un triangulo de las bermudas... ya que otra vez, luchaba para no perder a lo que quería. Era como si estuviera maldecida.
 
En sus ojos azules, lejos de estar serenos, caía un manantial de lágrimas. Las cuales iban cayendo en los pómulos de Valeria, formando un río. Aquellas gotitas, saladitas, cálidas... parecieron que tenían la calidad de infundir vida; ya que finalmente reacciono.
 
Fue el nacimiento de una flor hermosa, multicolor... Sus ojos verdes se abrieron, a la misma vez que empezó a toser y a expulsar agua de sus pulmones. Sendos ojos, azules y verdes, se reencontraron. Se atraían como dos imanes. Se habían perdido en el universo estrellado, en las maravillas marinas...y habían luchado para volverse a ver.
 
Su mirada verde, pasa de la tonalidad oscura, tenue, a un tono más vivo, brillante. Un verde clarito, como una pradera de ensueño. Sus labios se curvaron de felicidad. No se hubiese imaginado reencontrarse con sus ojos azules después de todo.  Levanto su brazo derecho, tratando de acariciarle el rostro.
 
VAL:- Nadia, mi amor...- le susurro con un hilo de voz, empezando, a la vez, a temblar.- ¡Perdóname!- le suplico.
 
Su duende no dijo nada, se limito a mantener su mirada, fija, a sus ojos. Por lo que le estaba diciéndole, dedujo que no había escuchado sus palabras. Quizás sería mejor de aquella forma, no quería dañarla más. No era que sus palabras fuesen falsas, o se las hubiese llevado el viento, no. Lo que le había susurrado, procedía de su alma, de sus entrañas. No obstante, era inconcebible restar a su lado como si nada.
¿Por qué se habían hecho tanto daño? ¿Por qué habían llegado aquellos extremos? Necesitaba recuperar la autoestima, volverse a querer como a persona para amar a Valeria como se lo merecía. Además, había otro motivo también de peso, para una Monsolís las promesas se debían cumplir.
 
VAL:- Nadia, por favor...- le pidió otra vez, captando su ausencia. ¿Por qué no la respondía? No todo estaba perdido, leía en sus ojos aún amor.
 
NA:- Ahora no es el momento, cariño. Ya estamos llegando a la orilla. No debes cansarte- le aconseja, retomando su rol de doctora. El hechizo que las había acercado de nuevo, se había desvanecido. La cruda realidad se exponía, en su máxima esplendor.- Ahora debes de recuperarte...- y para no alarmarla de antemano, la beso dulcemente. Quizás para no romper vilmente sus esperanzas. Aunque hay certezas difíciles de ocultar.
 
Valeria se entrego por completo, en aquel beso lleno de amor, intuyendo su fatídico desenlace.  No hacían falta sus palabras, ya la empezaba a conocer. Su adiós estaba a la vuelta de la esquina, tan cerca que ya no sabía lo que sentía, o debía de sentir.
 
 Había dibujado aquel momento de mil maneras. Nadia dándole un bofetón, girarse y desaparecer por siempre jamás. Nadia, callando y fundiéndose en el horizonte... No había servido de nada su alocado plan. Debía saber perder con dignidad, y así lo haría.
 
Siguieron mirándose en silencio, abrazadas... Valeria le sonreía, todo hi que sus ojos estaban otra vez apagados. Trataba de asimilar que debería de aprender a vivir sin ella. Se preguntaba: ¿Como se puede empezar de nuevo sabiendo que existes?
 
 
 
Y de repente, un sentimiento de rebeldía la invadió: "¿Por qué dejarla ir? Tienes que luchar por ella. ¡No lo ves so tonta! Ella esta junto a ti, estirada a tu lado... mirándote con unos ojitos llenos de ternura. ¿Hay odio en ellos? Hay esperanzas...no te rindas.  ¡Después de todo lo que has llegado hacer, no te rindas! Debo hacerle comprender porqué lo hice..."
 
M:- Chicas, siento interrumpir vuestro momentazo, pero ya hemos llegado al embarcadero.- les comunica, fascinada con aquella manifestación de amor.
 
En el embarcadero las esperan ya Eva y Roberto, junto otros espectadores, entre ellos había Gisela. La cual, nada más ver, la embarcación de rescate se avalancha hacia ella.
 
GI:- ¡Nadia! ¡Nadia! ¿Estás bien?- mirando, muy preocupada a su hija.
 
 Había estado esperándola, tal como quedaron, en la entrada del parque. Vio pasar la ambulancia del SAMUR. Eva la reconoció, se detuvieron y le informaron de la tragedia. Empezando por ella otra pesadilla. ¡Qué mala suerte tenían los Monsolís! Se odiaba, odiaba a la inspectora. No debió permitir que su hija se quedase en Madrid.
 
NA:- Madre, tranquila estoy bien.- le dijo de inmediato, antes de qué realizará un espectáculo público. ¡Es qué era una persona tan histriónica!
 
Roberto y Eva, también se interesaron por ella; después se concentraron en Valeria, que estaba pálida y temblorosa. La sacaron de la barca, y luego a Nadia. La cual quiso acompañarla; no obstante, su madre la retuvo. Haciéndole memoria de la promesa realizada. Quizás era mejor de aquel modo, ya empezarle a decir adiós. Si se marchaban juntas, le daría falsas esperanzas.
 
 
Paola, fue al final, quién acompaño a Valeria. La cual, no opuso ninguna resistencia. Las ilusiones empezaban a hacerse añicos, a romperse igual como un espejo, en mil trozos. Miro a la pintora, hallando complicidad en sus ojos.  Una sudor fría la invadió. Ellas dos compartían mucho más de lo que quisiera. Ellas dos habían dañado, sin querer, a lo que una vez más amaron.
 
Nadia, aunque se negó, también fue conducida a Hospital Central.  Tanto Gisela  y sus amigas, insistieron porqué fuera para que la examinasen. Aparte a Maca y Esther no se les había escapado que sus piernas se habían despertado, que habían empezado moverse de nuevo.
 
NA:- Gracias a ello, he podido salvar a Valeria.- reconoce, pero quita la importancia que tiene. De hecho, su tristeza es mayor que aquella mejoría, aquel rayo de luz. Una promesa era una promesa.- Será mejor que nos vayamos... Más tarde, quiero hablar con ella.
 
GI:- ¿No nos vamos a otro hospital?- no ocultando su menosprecio por aquel sitio. La única respuesta que obtuvo, fue una mirada asesina de su hija- De acuerdo, vamos a Hospital central; luego nos vamos....Aunque es más aconsejable que no volvieras a hablar con ella. Las despedidas sin adiós son las menos traumáticas.
 
Nadia se la quedo mirando, en el fondo tenia razón. De todos modos, aquel no era su estilo. Además, si lo hacia terminaría por hundir, por completo, Valeria. Ya le sería muy difícil lidiar con la culpabilidad.
 
 ¿Pero como le aliviaría el dolor? Además, ya se habían hecho, mutuamente, mucho daño. ¿Por qué hacerse más? Quizás su madre, a fin de cuentas, tenía razón. Ya era demasiado tarde para las lamentaciones, para las acciones políticamente correctas.
 
ADIÓS



 
 
 

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