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NO ME DIGAS ADIÓS, AÚN ESTOY CONTIGO. La fragilidad y hermosura de las mariposas (32)

Bueno querid@ lector@, ya llega el final de esta parte.7
No es un final feliz para Nadia y Valeria. Todos actos tienen consecuencias, en este caso positivas y negativas. Cada cual hay que lidiar con la responsabilidad de sus elecciones.


La fragilidad y hermosura de las mariposas (17)

 

RÉQUIEM PARA UNA PAREJA

 

Aquel día, el tres de agosto, la sombra de la muerte había vuelto a eclipsar la luz de urgencias. La muerte era una palabra entre otras, un hecho que se abandona al trastero. Aunque, sin darnos cuenta, convivimos a diario con ella.  Gente anónima, quizás tu vecino... quién sabe.

 

Todo tiene su fin, su hora, su razón de ser. La muerte, un adiós absoluto, no tiene rostro. Detrás suyo, deja solo vació y el eco del que una vez fuimos. Los errores perecerán detrás nuestro. Ya nada vale, nada importa. Afortunado es el quién no se arrepiente nada y ha sido y ha amado.

 

La muerte sigue siendo el gran lustre de la sociedad. Un ogro que se trata de combatir a diario. Es una de las tareas de los profesionales sanitarios. Ellos son los que más la conocen, la han tenido enfrente. Aún así, jamás deja de afectarte.

 

Aquel día de agosto, la muerte ha inundado los pasillos de Hospital Central y el ambiente esta lúgubre. Esta siendo un día muy triste por mucha gente. El dolor es muy palpable, se transmite mediante el aire y se adueña de más corazones.

 

Uno de ellos, es Valeria; estirada en una cama de una habitación de urgencias, con un gotero puesto y conectada a un monitor, que le controla las constantes vitales. Sus ojos están abiertos, viudos de lágrimas y sin mirar a ningún punto en concreto.

 

A su lado esta Paola, ahora fiel compañera. Le estaba hablando, pero no le escucha. Lo único que respira, piensa, es en la muerte. Ya nada tiene significado, ya nada importa... Nadia debe estar por el camino de su hogar. Nadia le ha dejado, la ha perdido. Su relación se ha muerto.

 

VAL:- ¿Por qué tuviste que salvarme Nadia? ¿Por qué, para luego dejarme viva, con la cortante conciencia de qué te he perdido para siempre?- dice con odio en voz alta.

 

 La pintora, no se separa de su lado, dispuesta a ser su paño de lágrimas. Al escucharla, se levanta de la silla y se le acerca. Se miran, una espera ver a Nadia; mientras la otra, trata de consolarla con un simple contacto visual. Son esfuerzos inútiles, porqué Valeria ve en ella, una calle sin salida. Ella no es Nadia, jamás lo será.

 

PAO:- Ahora estás muy confundida y llena de dolor, no es el momento para dar respuesta a tus preguntas.- le argumenta, intentando calmarla. Se le acerca unos palmos, sin invadir su espacio íntimo.- Yo te podría señalar varías razones, quizás te ha salvado porqué es una buena persona...

 

VAL:- ¡Y qué sabrás tu! ¡Vete, no te quiero ver!- le dijo con contundencia, al reconocerla. Se había aislado tanto consigo misma, que se había olvidado que estaba a su lado.- En parte, es todo por tu culpa...

 

Paola se la quedo mirando impactada, descolocada por lo que acababa de escuchar.  Por unos instantes pareció que otro demonio, de los suyos, la volvía a poseer. No obstante, se contuvo. Estaba dispuesta a consolarla, pero no a ser su saco de boxeo.

 

PAO:- Darling, yo soy culpable de otras cosas. Pero de enviarle anónimos a la Monsolís, no lo soy.- se defiende, controlando su tono de voz, no deseando causarle más daño.- Más aún, podría culparte a ti por difamación de mi persona. Nadia, como vuestras amigas, creyeron que yo era la autora de los anónimos. Has conseguido que ellas me despreciaran. Dime, ¿Quién se ha vengado de quién?

 

Sus palabras son contundentes, aunque dolían, eran verdad. Jamás planeo vengarse de ella, ni antes ni después de su fatídico desenlace. Simplemente, uso su historia para motivar a Nadia.

 

 Una serie de circunstancias, hicieron que Paola se vinculara, sin querer, en la trama. Por ejemplo, su improvista visita en el día del primer anónimo. Fue una jugada del azar. Fue lógico que creyera que lo había creado Paola. De hecho, hasta aquel medio día lo había confirmado. Hasta entonces, solo era una ligera suposición.

 

Nadia jamás dio señales de preocupación, de alarma tras poner en acción su plan. Ni una expresión de reproche, ni la interrogo, como hubiera sido lo más usual. En un principio le pareció una rareza. Aunque procediendo de su pareja no lo era, era una de sus tantas virtudes. En todo instante, procuro respetar su tiempo, sin ninguna exigencia.

 

Había días que se le costaba mucho seguir con sus planes, y se hubiera dado varios azotes. Cerca estuvo de dejarlo, si no fuera por su alucinante propuesta, de qué se enamorará de otra mujer, quizás no hubiera seguido adelante con él. Pero la había descolocado tanto, que fue incapaz de resignarse.

 

Opto por hacer algo, ni que fuera una locura, en lugar de esperar. La impaciencia la perdió. Sus actos estaban llenos de buenas intenciones. No obstante, la verdad era que había condenado, más aún, su relación a la muerte.

 

VAL:- Lo siento, no pretendía implicarte en ello.- disculpándose de corazón, aún así el dolor de aquella perdida la ciega. Nada la puede consolar, no quedaban fuerzas para seguir luchando- De todos modos, también te lo has buscado. Quién juega con fuego se termina por quemar. No debiste llamar a mi morada...

 

 

 

Paola realizo una mueca de descaro, no creyéndola. En el fondo se había vengando de ella con su particular estilo. No dejaría de odiarla, y todo lo que estaba maltrecho en su existencia la seguiría culpando a ella. En aquella ocasión, no se lo reprocho; al contrario, la compadeció. Se estaba convirtiendo en polvo, y aún así gastaba sus pocas fuerzas para lastimarla.

 

La atacaba porqué se veía reflejada en su persona, y se odiaba así misma, por haberse convertido en su enemiga. No escapo de aquella tormenta, no se refugio debajo del paraguas. Su piel ya había acariciado aquel infierno, aquella pesadez alimentada por la culpabilidad.

 

PAO:- Sí, no te engañes ni te hagas la santita, indirectamente te has vengado de mi- mantiene su postura, aunque no esta muy afectada por ello.

 

VAL:- ¡Y dale!- la interrumpe, harta por su obsesión.- Por favor, déjame sola...- le insiste, mirándola con unos ojos muy fríos, amenazantes y con un destello de locura.

 

La pintora, que distaba a ser una oveja obediente, se incorpora resignada, pareciendo que claudicase. No fue así, ya que se le acerco aún más, no temiendo su ira. Quería evitar que se rindiera a la primera de cambio. No suportaba su resignación, su sumisión al destino. ¿Dónde estaba la mujer que quiso, que amaba sin fronteras?

 

PAO:- Dime, ¿Cómo pretendes arreglar tu relación con Nadia? Esperando un milagro, que ella te rescate. Igual como ya hicieron tus amigos, años atrás. ¿A caso no aprendes? ¿La dejas naufragar, igual como tu vida?- le pregunta desafiante, incluso llega a ser cruel con ella.- Si has sido tan valiente para chantajearla, para hacerla reaccionar, continua siéndolo hasta el final. ¿Por qué escribes otra vez, la crónica de una historia de amor frustrada?

VAL:- ¿Y que más puedo hacer?- no escondiendo su impotencia. Se sentía derrotada, vencida. No veía los beneficios de su plan, estaba en las profundidades de un pozo, donde veía ninguna salida.

 

PAO:- Muchas cosas, para empezar dejar de quejarte.- respondiendo por ella, mientras le coge la barbita, obligándola a mirarla.- Mantener la cabeza erguida, recordar las razones por las cuales le tendiste la trampa. El ojo del huracán es el amor que sientes por ella. Quizás te has equivocado de método, pero al menos has intentado salvar lo insalvable.

 

Sus palabras calmaron un poco su ser convulsionado. Quería abrazar cada una de sus palabras, relucientes de esperanza, serenidad. Debía de tener más fe, tarde o temprano, Nadia regresaría a su lado. Era una persona justa, inteligente y sabría leer entre líneas.

 

 ¿Pero se podía fiar de una persona tan voluble, imprevisible como era Paola James? Era sorprendente su modo de proceder, estaba a su lado al pie del cañón, impulsándola a no cantar ningún réquiem de adiós... Aquello ya carecía de valor, quizás fuera lo único que le quedase como a herencia, en aquel universo estrellado.

 

PAO:- Únicamente, le has regalado una excusa para irse.- sigue debatiendo, tratando de diluir sus sentimientos, que el agua fuera más cristalina y pura.- Aunque tampoco sabemos si se ha marchado... Quizás aún sigua en Madrid...

 

VAL:- En esto tienes razón, ella hacía tiempo que me quería dejar- admite muy triste.- Seguro que así es, ya es demasiado tarde. No insistas más Paola, por favor.- y se calla. Cierra los ojos, deseando dormir eternamente, dejar de pensar en lo que una vez tubo.

 

 

 

Paola le remueve su pelo ondulado, sintiéndose impotente. Sería fácil raptarla, regresarla a Londres y amarla como se merecía. Dedicarle su tiempo, sus obras, arrancarle la pena, enseñarle que en un desierto si podían nacer flores.

 

 Amarla como no fue capaz de hacerlo en el pasado. Su cabeza estuvo oscurecida por la ambición, llena de serrín... Aquella era su verdad...una verdad ya sin sentido, como una hoja vacía. Tan solo tenia valor por ella. Valeria la había expulsado de su ser, siendo capaz de volver amar a otra persona, incluso con mayor intensidad.

 

PAO:- ¿Dime, tu pasado no te ha enseñado nada?- le pregunto por inercia, no tolerando, en el fondo, el silencio. No quería permitir que se encerrara consigo misma, igual como ya hizo cuando rompieron.

 

VAL:- No y sí.- responde secamente, volviendo a abrir los ojos. Le duele afrontarse al toro de la verdad. No obstante, Paola esta consiguiendo que se sienta un poco mejor. Sus frases están llenas de escepticismo, pesimismo, sin ver ningún mañana. Aún así, al final, le abre el grifo de su conciencia:

 

“ Siempre estoy tropezando con la misma piedra, como una serpiente que se muerde la cola, carente de memoria histórica. ¿Por qué nos perdemos? Yo, no pude salvarte, no me sirvió de nada mi sacrificio... He vuelto ha hacerlo con Nadia. Y lo que es más peor, la he dañado a cambio de nada. Me he convertido en su verdugo, en sus peores monstruos, malos sueños... Su mirada azul, llena de odio... la he fallado.

 

¿Quién, a su sano juicio, me perdonaría? “

 

Paola la escucha, contagiándola su tristeza. Se le acerca, y la abraza. Sus ojos se le mojan. ¿A que sería debido? Al contacto de sus cuerpos o a su dolor. No lo analiza, perqué tan solo le importa aquel mágico instante.

Valeria, era tan dulce, tan protectora con los seres que amaba. Cuanto la había extrañado en su ausencia. Se engaño, cuando creyó que podría vivir sin ella. No fue así, le dolió su adiós para siempre, su adiós sin retorno.

 

Cada noche, cumpliendo su condena, cerraba los ojos invocando su mirada verde, transparente, pura... Le ayudaba a sobrevivir a aquel infierno, que ella misma, se había labrado. Las drogas fueron su verdugo, las quién la dañaron realmente. Jamás fue culpable ella, con su abandono injusto. Al final, el recuerdo de su amor fue lo que le salvo  de su adicción. Ya dicen, que valoras lo que posees hasta que las pierdes.

 

 Se dijo, para ella misma: "Si lo supieras amor, al final me salvaste... ¿Por qué no dejas que te lo demuestre? No, no es el momento. ¿Qué debo de hacer para aliviar tu sufrimiento? Estoy en deuda contigo. ¿Cómo pudimos terminar de este modo? Aunque yo, des de hace poco, no te entendí."

 

PAO:- No te menosprecies tanto, tu has contribuido a mejorar el mundo. Incluso, más que otras personas, más que yo misma. A veces, nos miramos demasiado la barriga.- realiza una pausa, y le sonríe, mostrando una parte humana inusual en ella.-  A mi me has ayudado mucho, más de lo que crees; y a Nadia.- sus manos cogen las suyas, amarrándolas con fuerzas.- Seguro que aún hay algo que puedas hacer...

 

VAL:- Sí...aún hay algo pendiente. De todos modos no servirá de nada, porqué ya se ha ido. ¿No lo entiendes? La he perdido para siempre.- le remarca, llena de rabia. Ella sola se hace de juez, y se dictamina su cadena perpetua, sin posibilidades de alegaciones.

 

Los ojos carbón siguen insistiendo para que no se rindiera. Ya llevaban, más o menos, media hora debatiendo. Valeria se le empezaba a gastar la cuerda del reloj, ya no tenía ni aliento para seguir negándose.

Su alegría se había marchitado, en su existencia los colores se habían borrado.  ¿Cómo se levantaría cada mañana? ¿Cómo retomar su profesión, su rutina ...sabiendo que existía un ser como Nadia?

 

No se planteo seguirla, ni ir a secuestrarla a su reino, porqué respetaba su decisión. Ya no tenía nada para que luchar, aquella era su meta en aquel laberinto, aprender a vivir siendo una fruta sin jugo. Así se lo repitió a la pintora. La cual se empeño a hacerla comprender, de qué siempre existían soluciones, todos los caminos conducen a Roma...

 

Eran dulces esperanzas, ya que lo único que remediaría el daño causado, era dar marcha hacía atrás. Paola, empezó a comprender que era inútil rescatarla del precipicio en cual había caído. Su Darling era muy tozuda y tan pesimista. ¿Por qué se quería tan poco?.

 

 De repente, alguien llama a la puerta. Las dos se miran. El corazón de Valeria bombea con más intensidad, incrementándose los ruidos del monitor. Deja de mirar a su ex, para ver quién esta apunto de entrar. Su rostro deja de estar sobrio, para brillarle de esperanza: ¿Y si....? La puerta se abre y...

 

(...)

 

(2)

 

La puerta se abre, y una voz femenina rompe el silencio de la expectativa. Los índices de audiencia están elevados, perodescienden hacia límites críticos al emparejar la voz con su identidad. Su visita inesperada es Esther, que aprovecho la ausencia de Maca, para interesarse por la inspectora. Las saluda con educación, y sin preámbulos, le ofrece su incondicional apoyo.

 

VAL:- Gracias para haber venido- le dice secamente, sin ningún entusiasmo.

Miro a Esther, percibiendo sus sentimientos. Estaba allí porqué sentía lastima por ella. Por eso la había visitado, para compadecerla. Por el contrario, Maca había optado para girarle la espalda. Aunque no la odio por ello, ella quizás hubiera actuado del mismo modo. Seguía sin apetecerle hablar, y se reprimía el deseo de preguntarle si Nadia seguía en Madrid.

 

E:- Valeria, ni que tu y Nadia rompáis, yo te seguiré considerando mi amiga.- le declara, creyendo leer sus pensamientos.- Se que temes que te juzguemos... Yo no lo he hecho. Todavía no poseo todos los detalles, aunque se lo de los anónimos... Pero algo que he aprendido con estos años, junto a Maca, es a tener paciencia. Y si alguna vez, quieres hablar de ello puedes contar conmigo.

 

Valeria no puede evitar emocionarse por sus palabras. Fue un rayó de luz en aquella tarde tan oscura. No obstante, tampoco conocía toda la historia...¿Mantendría la misma opinión, luego? No le respondió, ella jamás se podría comparar con aquellas maravillosa mujeres.

 

VAL:- Nadia, me odiara eternamente.- exclama, aquello era lo único que le parecía preocupar. – Y con razón...

 

E:- ¿Nadia, odiarte a ti?-le pregunta alucinando por lo que escucha. Aunque por sus ojitos llenos de dolor, la comprende. Hay mucho miedo en ellos, miedo de perderla. Y estaba como entumecida, embutida en una ampolla, incapaz de mirar más allá de sus sentimientos de culpabilidad.

 

 Se le acerca, dispuesta a hacerla abrir los ojos. Aunque, estaba ante una encrucijada, respetar la voluntad de Nadia o actuar según su corazón. Ante ella había una mujer derrotada, consciente de sus acciones; ya sabiendo, de antemano, que nada podía esperar.

 

El puzzle estaba completo, no le falta ninguna pieza. ¿Qué más se podría hacer?- pensó Esther, ya que tampoco pretendía intrometerse a donde no debía. Nadia tenia sus motivos, y Valeria se sumergía en una baza de aceite hirviente.

 

¿Era lo aquello lo que se merecía? La pregunta era innecesaria, improcedente. La gente tiene derecho a equivocarse. La gente comete infracciones alguna vez, al largo de su vida. Nos hieren y herimos a terceras personas, casi constantemente.

 

 Existen leyes que regulan las conductas de los seres humanos, las etiquetan y califican como buenas o malas. Estos términos son, tan solo, creaciones sociales. A veces, hay que abogar por otros medios, guiarnos por el corazón, tener en cuenta las intenciones; ya que las leyes jamás tendrán voz en los asuntos del amor.

 

VAL:- Esther, por favor, no me mires así.- le exige. Sus ojos son como dos cuchillos, muy afilados.- Es incomprensible lo que le he hecho... no tiene explicación alguna. Por esto, tampoco pretendo que se me compadezca y entienda.

 

La enfermera, baja la cabeza, un poco avergonzada. Paola permanecía plantada, en un lado habitación, observándolas algo amenazante. Se mostraba como una hembra, capaz de todo para proteger a sus polluelos.

 

Esther, comprendió, que tenía dos opciones. La primera era, salir de la habitación y dejar que el destino fluyera naturalmente. Como fue su caso, el tiempo se encargo de hacer justicia, permitiendo que se reunirse con Maca. La cual era su hogar, su predestinación.

 

La segunda alternativa, sería interferir en el destino, apostando por un feliz desenlace. Lo cual implicaría decirle parte de la verdad, sin llegar a traicionar la confianza de Nadia. Era simple de hacer, tan solo bastaba con opinar.

 

Y aquella fue su elección; ya que su corazón detecto sus hermosos sentimientos, su bondad. Era lo único con lo que se quería quedar. Los actos, eran hojas viejas que ensombrecían nuestra visión y nos enfurecen. No obstante, cuando estos sentimientos transitorios desaparecían, quedaba la hermosa mariposa que se escondía en ellos, encerrada dentro su capullito.

 

E:- Yo no te guardo rencor, y Nadia, en el fondo, tampoco.- le confiesa al final, volviendo a mirarla a los ojos. La inspectora empezó a negarlo, no se lo creía. Debía creer que se lo decía para amortiguar su desconsuelo.- Nadia continúa queriéndote, lo ocurrido no ha conseguido cambiar eso.

 

VAL:- Gracias Esther por tus intenciones, pero nada puede ya arreglar lo estropeado.- la interrumpe, negándose a escucharla.

 

Le parecía inverosímil, que después de todo, su duende la siguiese amando. En parte, podía ser cierto porqué unos sentimientos no cambian de la noche a la mañana. Pero habían acciones imperdonables e indiscutibles.

 

E:- Tienes razón; no obstante Nadia no dudo en dar su vida por la tuya. ¿Tu la chantajeaste para que reaccionara, no es así?- manifestándole que la comprendía, aunque no lo sabía a ciencia cierta.- Las dos habéis pagado caro vuestras elecciones.

 

VAL:- ¡No compares!- exclama con ira.- Nadia es mejor persona que yo.  Ella si que fue valiente, sobretodo cuando pretendió salvarte la vida. Ella se merece lo más maravilloso de este mundo. Yo no he conseguido ayudarla; al contrario, he arriesgado su integridad física, a cambio de nada.

 

Esther se frota los ojos, percatándose de las complicadas dimensiones de aquel problema. Por más que la contradijera, no dejaría de auto castigarse; de un modo, casi masoquista.

 

¿Por qué se quería tan poco? Daba, además, la sensación de qué tenía a Nadia arriba de un pedestal. ¿Aunque, quién se sentiría orgulloso, de uno mismo, después de haber usado unos rastreros métodos, para ayudar al prójimo? Además, si cuando recogías los frutos de tu cosecha, tan solo recolectabas cenizas (después de tantos sacrificios)... era para que te enterrasen viva.

 

E:- Valeria, cada persona es un ser especial. Aunque pude ser distinta, con distinto carácter, temperamentos, inseguridades, preocupaciones, e incluso formas de proceder... No obstante, cada persona es especial, única.-sus ojos estaban mojados, por brillantes lágrimas. Todo lo que le decía, se lo había enseñado Maca, cuando estaba llena de inseguridades.

 

La inspectora, no puede evitar llorar. Esther había entrado dentro su ser, para diseccionar cada miedo, cada inseguridad... y había sido hábil. Era cierto, creyó difícil poderla ayudar, porque se creía insignificante. Ella distaba de ser Corina, con sus sabias palabras o con sus dotes asertivos.

 

Paola, se le acerca, y la abraza. Esther, le pone una mano en el pelo. Esta sufriendo por ella, y es incapaz de ocultárselo. Ella estaba padeciendo, tanto o más, que Nadia. ¿Por que había de permitir que dos personas sufrieran? En el fondo, se morían, por estar juntas. Aunque aquello era prematuro, los sentimientos estaban a flor de piel.

 

E:- Mira, no puedo escondértelo... tu plan ha funcionado.- le confiesa al final, esperando que floreciera de nuevo. Así ocurrió, se separo de la pintora y se la quedo mirando, dejando de llorar instantáneamente.- Hoy, Nada ha conseguido mover las piernas,  ha sido un milagro. Y gracias a ello, tu estás aquí; porqué tu le debes la vida.

 

 

 

 

VAL:- Ohh... ¡Díos, es lo mejor que he escuchado en este día!- exclama la inspectora, riéndose de felicidad. Era la noticia que había estado esperando, y que ya creía inútil, como si fuera un sueño. Fu su fármaco, que la rescato del pozo; ya no le importaba nada más.

 

PAO:- Mi Darling, esto es muy lindo... ¡Ves, todo se va arreglando! Poco, a poco...- alegrándose por aquella noticia, creyendo que la ayudaría a seguir viviendo- Has de ser valiente, e ir detrás suyo para pedirle perdón a toda regla. No hagas como yo, que he esperado tanto tiempo para hacerlo.- le insiste.

 

VAL:- No, irse ha sido su elección...y yo se la respeto.- mantiene, y era algo, para ella, excepto de votaciones.

 

Paola y Esther, se miraron, cómplices, y se entendieron. Después de un estira y afloja, para determinar que hacer, fue la enfermera quién trato de recuperarle la esperanza.

 

E:- Nadia sigue en Madrid...- declara firmemente; indicándole que aún es a tiempo para disculparse.  Todavía no era la hora para su réquiem como pareja.- De todos modos, no te hagas ilusiones, no será fácil recuperarla. Quiero que sepas, que Nadia, como es normal, esta confundida. Le debes tiempo, por esto no te precipites. Por la otra parte, esta muy presionada por su madre...

 

VAL:- Por esto, no te preocupes. Yo no estoy en condiciones de pedirle nada, ni exigirle. Además, entiendo que me quiera dejar, irse de Madrid.- la interrumpió, mostrando mucha serenidad. Su rostro había recuperado sus colores habituales. El dolor no era tan latente, y sus ojos relucían de nuevo. De repente, se detuvo en seco, invadiéndola una ola de entusiasmo.

 

PAO:- ¿Darling, pasa algo?- preocupada por sus cambios de humor bruscos.

 

VAL:- No te preocupes... ¿Siguen en pie tus intenciones para ayudarme?- le pregunta. Acaba de recordar algo que tiene pendiente de hacer, que quizás puede hacer cambiar el curso del destino. Aunque, también era escéptica, porqué tampoco cambiaría lo ocurrido.

 

Esther, no dijo nada. Se limito a observarlas, a escucharlas. Si aún tenía dudas de si había actuado correctamente, terminaron por difuminarse en ver a Valeria otra vez motivada.

 

PAO:- ¡Pues claro que sí! ¿Cómo puedes dudarlo?- respondió con tono de voz irónico.- Pues manos a la obra, ¿Qué hay que hacer?

 

VAL:- Simplemente, llamar a este número....- y se lo apunta en un papel.- Es mi abogado, él ya sabrá porque lo llamo. Que venga aquí, lo más rápido que pueda. No se si conseguiré nada, pero al menos me quedare más tranquila.

 

Paola le coge el papel y se va, dejándolas solas. Esther, se sienta a su lado y le sonríe, reiterando que puede contar con ella, incondicionalmente. No tiene prisa por irse, de hecho esta esperando a Maca que regrese. Ha ido a resolver unos encargos de Nadia, luego también se pasaría por su piso para recoger su maleta. La catalana quería evitar ir, para que no le fuera menos dolorosa su huida.

 

(...)

 

 

 

 

 

 

 

 

(3)

 

Esther ya se ha ido, Maca le ha llamado al móvil para informarle que ya esta en el hospital. Valeria siente su rechazo, ya que no la ha visitado. Pero no le extraña, ni tampoco se siente herida por ello.

 

Paola, se ha ido a cenar. Le ha prometido que regresara para pasar la noche a su lado. Sus padres hacia poco que se habían marchado. Y tubo una ligera visita de su superior. El cual casi la obligo a aceptar unas semanas de vacaciones, aunque tampoco sabía exactamente el tiempo que debía estar ingresada. No obstante, en las últimas semanas su rendimiento había disminuido; y la veía muy deprimida.

 

El toque de atención, aunque también fue un detalle por su parte(en el fondo, había sido sensible, y trato de comprenderla, en ningún momento le regalo ninguna reprimenda), le afecto, pero no lo manifestó verbalmente. Aquello era secundario en comparación con su relación con Nadia. De todos modos, también dolía darse cuenta de todos tus errores.

 

Su abogado aún no había llegado, y le estaba poniendo enferma de los nervios. Temía que Nadia viniera a despedirse, y tuviera las manos vacías. Entonces, sus argumentos carecerían de validez; porque su palabra poco valor dispondría. Aunque, también podría ser que al final no se despidiera, influida por su madre.

 

Era como si las estuviera viendo a través de un agujero de la pared; Gisela llena de felicidad porqué tendría a su hija cerca. Jamás disimulo su desprecio por ella; aunque pareció que aquello se suavizaba, al despertar Nadia del coma. Pero ella no dejaría de ser poco por su hija. Y así era, el tiempo le había terminado por dar la razón.

 

 

 

La soledad hizo oscurecer, de nuevo, sus ánimos. Las palabras hermosas, esperanzadoras de Esther y Paola, habían caído al vació. La soledad nos hace encerrarnos en nuestro mundo interno; donde solo estás tu y tus fantasmas. El entorno, monótono y conocido, no nos cura de la inercia que nos inundamos.

 

En la soledad uno pude resolver problemas lógicos, intentar hallar tu camino... pero a veces, se convierte en tu propia trampa. La impaciencia, en lugar de calmarse, incrementa su tono. Tu conciencia, lejos de tranquilizarse, se hace más latente. Es darte cuenta, que a partir del 3 de agosto, todos sus días serán de aquel modo, una pesada loza, una cruda soledad.

 

Otra vez, empararse entre sus pocas amistades. Paola, también le había prometido restar a su lado. Aunque ya la había perdonado, y más en ver que le era sincera (no esperaba nada más de ella, se conformaba con su amistad), no terminaba de confiar. A parte le era difícil ofrecerle un espacio en su existencia; ya que no dejaría de ser una ex que le había causado mucho daño. Lo mismo ocurriría con Nadia... su ex...

 

Una enfermera entra, para cambiarle el suero de mantenimiento. Le realiza un par de preguntas, a las cuales le responde secamente. Era tan cansino permanecer en la cama, inerte... ni sabe la hora que es. Se lo pregunta, y en escuchar su respuesta su pesadez aumenta.

 

 Eran las 21:15 horas. ¿Y el abogado donde se había metido? Nadia, ya debía estar lejos de Madrid... La había pagado con la misma moneda. Y ella, estaba encarcelada en el hospital, por aquella vía endovenosa y cables. Físicamente se encontraba bien.  ¿Por qué no le habían dado el alta? Ya, para vigilancia... era el protocolo que se sigue tras los golpes dados en la cabeza.

 

 

 

La enfermera termino su trabajo y complaciente, respetando su silencio, se fue. Otra vez sola, maldiciendo sus ataduras. ¿Por qué las debería de consentir? ¿Por qué permitir que Nadia se fuera sin despedirse? ¿Por qué no le ofrecía la oportunidad de pedirle perdón, de reafirmarle sus sentimientos por ella?

 

La impaciencia se adueño de su razón. No podía esperar, permitir que se fuera sin luchar, sin manifestarle su alegría por su recuperación. En ningún momento, pensó en obligarla a quedarse. Simplemente, buscaba que la perdonara, y que pudiera ser feliz a donde fuese.

 

Tan solo tenía una opción, arrancarse la vía endovenosa y quitarse los cables del monitor y escapar del hospital, para buscarla. No dudo en hacerlo. Con su mano libre, empezó a desempegar el apósito protector, y luego se la sacaría con cuidado. No quería dañarse con la aguja.

 

Fue fácil de hacer; incluso se sorprendió en no ver ninguna. Aquello era una especie de legenda popular. De repente, se escucho una voz contundente, llena de preocupación:

 

           VOZ:- ¿Pero que estás haciendo?- le pregunto la mujer que acaba de acceder a su habitación. Tan concentrada estaba en librarse de sus cadenas, que no la había oído entrar. Se paralizo, no por haber la cogido cometiendo aquella atrocidad, sino porqué reconoció, de inmediato, su voz.- Te vas a desangrar....

 

Valeria, es incapaz de hablar. Siente mucha vergüenza de si misma, y en ningún momento pretendió causar lástima. Pero a la vez, también le inunda una voraz alegría. Son un conjunto de emociones a la vez, que le sobrepasan. Al final, se atreve a mirarla... y sus ojos se cruzan con sus ojos azules.

 

VAL:- Nadia, Nadia has venido... no te has ido.- le susurra al final, mostrando su fragilidad y alegría. Indirectamente, se hizo ilusiones, pensando que no había tenido valor para irse.

 

Nadia le mantiene la mirada, pero no dice nada. Siente que su interior se rompe aún más. Su expresión facial está impasible. Al final, rehuye sus ojos y mira al entorno. Como si buscase algo. La inspectora sigue mirándola, intentando leer sus pensamientos.

 

NA:- Hay que conseguir gasas para qué deje de salirte sangre- refiriéndose a la vía que se ha sacado; en la zona de punción seguía refluyendo sangre. – Aunque sería mejor que la enfermera viniera a ponerte otra vía.- le informa, manteniendo su rol de doctora. Era como si ellas dos nunca hubieran sido pareja. Y aquellos tecnicismos sobraban.

 

Su frialdad, su indiferencia a lo que estaba susurrando(con palabras y sin ellas) le dolía en el más hondo de su corazón. Hubiera preferido desangrarse, que testimoniar los escollos de su fin. Era, aún así, lo que se merecía. Esther la quiso prevenir, pero no evito que se ilusionara.

 

VAL:- No te preocupes..., cuando te vayas que venga una enfermera.- le dice, para que deje de esconderse en aquella recerca. No obstante, pareció que tampoco la escucho.

 

NA:- Ya esta... ahí veo un par de paquetes de gasas.- las fue a coger, y se las puso encima de la lesión.

 

 Las comprimió en silencio, evitando el contacto visual. Valeria no se percato de qué le estaba costando mucho mostrarse distante. Su corazón también estaba roto, lleno de dolor por haber ido allí, para decirle adiós. Era incapaz de mirarla a los ojos, para no llorar y careciera de fuerzas para dejarla.

Valeria no detecto sus reservas, su turbación, el temblor de sus manos(cuando le tocaban la mano, o con un simple roce de sus pieles). Quizás era mejor actriz que ella; o bien no supo verlo, porqué estaba sumergida en su dolor, en lo que estaba apunto de perder.

 

NA:- Creó que ya ha dejado de sangrar- le va relatando, como si fuera algo trascendental.

 

Desecha unas cuantas gasas sucias, y pone de limpias encima. Deja de presionar, y la vuelve a mirar a los ojos. Tratando de no esquivar, por más tiempo, su cometido. ¿Pero como empezar? Valeria tampoco le esta ayudando, pareciendo una tumba.

 

VAL:- Pues gracias- le agradece, sin expresión alguna. – Pensaba que no vendrías...- tratando de canalizar los sentimientos negativos, y cumplir con sus anteriores deseos. Cerrándose en banda, tampoco no ganaría nada. Le mira a los ojos, esperando que en esta ocasión no fue vilmente repudiada.

 

NA:- ¡Ya ves que no ha sido así!- dijo, algo irónica. Su sonrisa le duro ni medio segundo. Aquello no era cómico. Pero era una reacción instintiva, para no echarse a llorar.

 

VAL:- Siento haberte sometido a esta presión, haberte chantajeado. – ignorando su comportamiento austero, distante. En el fondo, si había acudido para decirle adiós era porqué, en parte, estaba dispuesta a escucharla. – Quizás ahora no entiendas mis motivos... pero lo hice, como un modo desesperado, para hacerte reaccionar. Es algo vil, muy rastrero... es comprensible que me dejes por ello. Jamás te pediré que no te marches.

 

 

 

Nadia, sin dejar mirarla, la escucho. Su rostro permanecía inerte, era como si fuera un impermeable, o una entidad carente de sentimientos. Una preciosa maniquí, estoica y absenta de emociones. No obstante, cuando hubo terminado su discurso su mano le acaricio su rostro, secándole las lágrimas. Qué lejos estaba Valeria de intuir la batalla campal que se escocía en su interior.

 

VAL:- ¿Me perdonarás alguna vez?- le suplica, manifestándole que con su negativa se le iría la vida. Pero también se odio en escucharse. ¿Qué esperaba, que la abrazara y ya todo estaría olvidado? Ilusa sería si lo pensase.- Ante todo, quiero que te quede claro que no lo hice por dinero... El cual te lo quiero devolver... mi abogado ha de venir con un cheque....No se que pasa, pero no ha venido aún..

 

Estaba con diarrea verbal, y Nadia seguía sin intervenir. Quizás aún no sabía si irse de Madrid. Aquello fue otra dosis de esperanza, y que hablara diluvialmente. Nadia termino por volver a apartarle la mirada, y cuando sus ojos azules regresaron a los suyos, eran mucho más helados.

 

NA:- Lo siento Valeria. Se que, en el fondo, quieres que no me vaya; aunque no me lo pides abiertamente.- Sus argumentos no dan espacio por el debate.- Acepto tus disculpas, pero no cambiarán nada. Creó entender tus motivos... Aunque ahora mismo estoy muy confundida, necesito pensar en todo lo ocurrido. Como pensar en nosotras.

 

VAL:- Tienes razón, me gustaría que no te fueras.- la interrumpe, luchando por salvar su relación. – Sé que hay muchas cosas que solucionar entre nosotras. ¿Por qué lanzar por la borda todos estos meses?- le encara, desafiándola y esperando su reacción. Otra vez, se queda muda. Las cosas no están tan seguras como parecen.

 

Nadia se mordía, expresamente, la lengua para no herirla. Aunque tampoco quería ser una blanda. Aquello era lo más difícil que había echo en su vida. Valeria tenía razón, marcharse era la solución fácil.

 Habían compartido unos sentimientos lindos, hermosos... Los cuales seguían allí, porqué aún la amaba con todo su corazón. Si que le había dolido su juego, y era consciente del porqué habían fracasado como pareja. ¿Por qué no restar a su lado, al pie del cañón, tratando de recuperar la confianza inicial?

 

No, aquello no podía ser por varios motivos. Entre ellos su promesa, y necesitaba recuperarse, completamente, de su minusvalía. Era algo que había interferido, enormemente, en su relación. La percepción de su mundo se vio alterada, viéndose una invalida en el amor. Doliese o no, debía de decirle adiós.

 

NA:- Es triste como hemos terminado... A mi también me duele, hemos sido las dos... lo hemos hecho tan mal.- no sabiendo si reírse o llorar.- Pero no hay marcha hacía atrás... ha sucedido así y hay que aceptarlo. Tan solo, hay que esperar aprender de los errores.

 

VAL:- La verdad es que sí.- admite, intentando atrapar a su mano en pleno vuelo. Sus dedos se rozan, con suavidad... y terminan separadas. Aún así, la inspectora no se da por vencida.- Aunque no me lo reconozcas, tienes otro motivo de peso para irte. - en este preciso instante, alguien llama a la puerta.

 

¿Quién sería? Nadia, piensa que es su madre, harta de esperarse. Debía de ser una despedida corta, pero se estaba alargando. No puede actuar como si fuera viento, debe permitir que se justificase, y al mismo tiempo que comprendiera sus motivos. Y Valeria, la estaba sorprendiendo con su sensatez y alma de luchadora innata.

 

La persona que accede a la habitación no es Gisela. Se trata de un hombre pulcramente vestido. Era el abogado de Valeria, que por fin le trae el cheque con la cantidad que Nadia le ha dado. La visita es corta, pues tan solo se lo entrega y se va.

 

 

 

VAL:- Discúlpame, por la interrupción.- rompiendo el silencio lagunar, que las había vuelto ha invadir. Con él cheque entre manos, experimenta una ola de seguridad. Era su último intento, su última esperanza.- Creó que te vas presionada por tu madre. Así me lo dijiste en la barca. Y yo tengo la clave para que no te sientes obligada a irte...

 

Nadia, empieza a mover la cabeza negándose. Odiaba dar círculos alrededor de los mismos asuntos. De  hecho, su decisión era irrevocable; era su elección. Por más que le doliera, exigiera no modificaría aquel destino. Del mismo modo, que ella visto alejarse a Corina, junto a su cometa.

 

Estaba siendo tan radical, y cruel como había sido con ella su primer amor. Y si quería rematar su cometido, seria aconsejable girarse y decirle adiós para siempre. No se atrevió, ya que sus ojitos verdes, tristes, limaban sus abruptas intenciones.

 

NA:- Te admiro porqué tienes un listón muy alto, y jamás lanzas la cuerda.- reconoce, siéndole sincera.- Ya me lo demostraste cuando nos conocimos. A pesar de todos mis desplantes, mis palabras despectivas, tu conseguiste seducirme. Pero en esta ocasión, nada hará cambiar mi elección.

 

VAL:- Y no te culpo- traga saliva, y mira el trozo de papel que tiene entre las manos. Parecía insignificante, pero en realidad tenia mucho valor. Y con la cabeza agachada, sigue hablando:- Pues no queda nada más por decir, tan solo permíteme devolverte tu dinero.

 

Le alarga el cheque, esperando que lo cogiera. Nadia no apartado su mirada, y parece dubitativa. Valeria, no comprendiendo su extraña actitud, vuelve a levantar la cabeza.

 

Espera ver un atisbo de duda, o de inflexión en su rostro. Y empieza a rezar, todo hi que es atea: "Por favor, no te vayas. Dios no permitas que se aleje de mi, haré lo que me pidas. Dame otra oportunidad, por favor".

 

VAL:- El dinero es tuyo, jamás lo he querido- insiste, quiere que aquello le quede muy claro. Al fin, lo hace; pero no realiza el ademán de comprobar si la cantidad es la correcta.

 

NA:- En el fondo lo se, aunque te lo he recriminado...- y se calla, no sabiendo que más decirle.

 

Sus miradas siguen fluctuando, coincidiendo de lleno o encubiertas. El silencio ha vuelto reinar. Era el silencio entre dos seres que ya nada más tienen que decir, o que son incapaces de expresar lo que sienten. Era como si no se conocieran, jamás se hubiesen amado. Eran como dos desconocidas, compartiendo un barco a la deriva.

 

Nadia empezó a llorar por dentro. No terminaba de aceptar, que su preciosa historia de amor, naufragara de aquel modo. Le había cerrado todas las puertas, ¿Cómo debía sentirse Valeria?

 

Quizás, igual como si hubiera fallecido. Aunque también debía ser más crudo, seguir adelante, sabiendo que ella existía, pero que estaba lejos y sin posibilidades de retorno.

 

¿Estaba convencida de lo que hacía, de dejarla? La amaba con toda su alma, era su verdad en mayúsculas. No había ninguna sombra en ella. Se había creído morir en encontrarla inconsciente, y nada más entrar a su habitación; cuando la encontró sacándose la vía, su mente(muy exagerada) degusto la palabra: suicidio.

 

 

 

Valeria se veía muy triste, pero también entera. Ya intuía que no sería un camino de rosas. Sería muy duro para las dos, pero también creía, que en aquellos momentos, sería muy autodestructivo permanecer juntas.

 

Los sentimientos se habían de dejar reposar, gestionar. Era sumamente importante, zanjar los cable sueltos. Porqué en el tiempo, son potencialmente unas cicatrices, espinillas permanentes en tu alma.

 

NA:- Yo, siento haberme intrometido entre Paola y tu. - se disculpa, aunque veía su error, sentía que, en otra ocasión, actuaría del mismo modo.- Tampoco debía hacerte aquella alocada proposición.- y aquello si le escocía. ¿Cómo había podido ser tan poco sensible?

 

VAL:- Respeto, a lo primero... creo que tenías buenas intenciones. Pero, por lo otro...- dudando, por unos instantes, de mentirle o justificarle. No obstante, al final opta por serle sincera. En parte, se habían hecho daño por ocultarse cosas y mentirse.  La comunicación había sido coja. Por ello, opto por no esconderse:- Sí, me hiciste mucho daño. ¿Cómo te atreviste a proponerme que dejara de quererte? Si estaba contigo, no era por el amor al arte; simplemente porque eres lo que más amo en esta vida.

 

En esta ocasión, fue incapaz de mantenerle la mirada. Percibió todo su dolor, todo su amor... ¿Cómo podía ser tan estúpida? No quiso ser egoísta, pero lo fue. Sus ojos azules, se le humedecieron. Empezaba a serle difícil controlar sus emociones. Signos que ejercieron de despertador: hora para apagar velas, adiós...

 

NA:- Ves, las dos nos hemos echo demasiado daño.- comenta, a modo de conclusión. - Creó que nos ira bien estar una temporada separadas.- decide, a última hora dejarle una puerta abierta. ¿A quién quería engañar? La seguía amando, y también le dolía la palabra adiós para siempre.

 

VAL:- Ya es la hora del adiós, hasta otra...de las promesas que jamás se cumplen.- ironizo, tratando de evaluar sus limites. Su tono de voz la hirió.

 

NA:- Vamos, mi duende, no seas así- su palabra afectuosa pareció fuera de lugar. Se dio cuenta, y se entristeció. Quizás era una señal, de qué si se iba no había camino de retorno. Madrid siempre estaría en el mismo punto geográfico, pero sus corazones no. Se negó a pensar en lo que sentía.

 

VAL:- Perdona, odio esta palabra. - odiándose por ser tan transparente.- Te entiendo, necesitas irte. ¿Pero entiéndeme a mi? No tendré ninguna oportunidad para recompensarte. - y le narro como se sentía, minutos antes de qué llegase.- Me hubiera muerto sino me hubiera podido disculpar.

 

NA:- Lo se. - dispuesta a intentar calmar su culpabilidad. Era un sentimiento muy poderoso, que te podía conducir al abismo.- Yo no te culpo. En cierto modo, yo te impulse ha hacerlo. Aunque me enfade con tus notitas, cartas... cedí a tus ruegos, porqué... te amo mucho. No puedo verte sufriendo, como te veo ahora....

 

El rostro de su duende, se ilumina de felicidad. El corazón de Nadia se hace añicos. ¿Por qué estaba siendo tan débil? Estaba cayendo de nuevo a sus influjos...

 

VAL:- Pues no entiendo porqué me dejas.- volviendo al ataque.

 

Nadia, suspira largamente, empezando a lamentarse por su sinceridad. Sus ojos recuperan la frialdad inicial, era su única salida. Debía de confiar que el destino sanaría sendas heridas. Por más que le doliese, en aquellos instantes, ella no era la más indicada para ayudarla.

 

NA:- No lo estropees, por favor.- le suplica, no queriendo volver en aquella dinámica circular. Las cosas, cuando más pronto se aceptasen era mejor.- Tarde o temprano, lo entenderás.

 

Volvió a callar. ¿Qué más le podría decir? Pero no se podía alargar más. Su madre debía estar impaciente, esperándola junto Maca, Esther y Estrella, en la entrada del hospital. Valeria estaba llorando a raudales. Fue valiente, y no la dejo de mirar, en ningún momento.

 

NA:- No llores más, mi duende... no llores. - le susurra tiernamente, se le acerca y se las besa con los labios.- Si me voy, pero para mi no es un adiós definitivo- le confiesa al final. Se lo dice en serio, porque era una promesa que no se podía tomar a la ligera.- Cuando este lista, te llamare.

 

Valeria se estremece por el contacto de sus labios, por sus palabras. Su promesa le alivia un poco el alma. Aunque es escéptica, ya se sabe que aquello se recita pero jamás se cumple. Sus labios se reencuentran, y se besan con mucho ardor. 

 

Era su último beso, su última noche, caricia... un beso que parecía no tener fin. Pero lo tubo, como la mayoría de cosas las tienen. Las plantas, los árboles(por más que fueran centenarios), se morían. Igual que ocurría con los humanos, las relaciones. Fue Nadia quién rompió el contacto, el hechizo; instaurando una grande laguna entre ellas.

Su última mirada fue muy fugaz, visto y no visto. Nadia puso las manos en la ruedas de su silla, y empezó a girar, murmurando un adiós muy flojo. Valeria se había quedado, otra vez, paralizada. Estaba ocurriendo, estaba ocurriendo el peor de sus malos sueños, se iba...

 

VAL:- Nadia, Nadia .... enhorabuena, me ha dicho un duende que tus piernas han recobrado algo de movilidad- la felicita finalmente. Ha sido, verla muy cerca de la puerta y reaccionar.

 

 

 

Nadia se para, y le dedica una preciosa sonrisa. Nada más. Nadia se va- se repite la inspectora Wood. Sigue llorando, derramando lágrimas inútiles... En el trasfondo de la habitación, por todo su entorno, se escucha la canción: LLORANDO por tu amor... palabras que le parecen robadas.

 

Estaré bien por un tiempo

 volviendo a sonreír.

Luego anoche te vi, tu mano me toco

y el saludo de tu voz y al revivir...

sin saber que he estado, llorando por tu amor

llorando por tu amor.

Luego de tu adiós, sentí todo mi dolor

sola y llorando, llorando, llorando, llorando

No es fácil de entender, que al verte hoy  otra vez

yo este llorando.

Yo que pensé que te olvide,

pero es la verdad, es la verdad

que te quiero aún más,

mucho más que ayer.

¿Dime tu que puedo hacer, no me quieres tu?

Y siempre estaré llorando por tu amor ...

llorando por tu amor.

Tu amor se llevo todo mi corazón,

y quedo llorando, llorando, llorando,

llorando por tu amor...

 

LLORANDO (Mulholan Drive)

 

(...)

 

Dos horas más tarde, una avioneta despegaba dejando atrás Madrid. Nadia iba en él, junto a su madre, sumergida en un silencio sepulcral. Maca y Esther, salieron del aeropuerto de Barajas. Su hija dormía placidamente, aquel día le habían roto la rutina. Pero prefirieron que su amiga se pudiera despedir de ella.

La pareja estaba triste, nostálgica; especialmente Maca. Apreciaba mucho a Nadia. Su amistad no tenía precio, jamás la olvidaría. Le tendió la mano cuando más lo necesitaba, evito que tropezara con las mismas piedras. Su sabiduría, su alegría, su paciencia... era una maravillosa mujer que no se merecía vivir aquello.

 

M:- La extrañare.- le confiesa, de repente, a Esther.- Me parece mentida que se este alejando de Madrid. Sabes, tengo la sensación de qué no la volveremos a ver.- reflejando un pesimismo impropio de ella.

 

E:- No seas dramática.- le regaña cariñosamente, dándole un codazo.- Las grandes amistades, las verdaderas, jamás mueren. ¿A caso, no lo sabías? Aparte, en la primera quincena de Septiembre, estamos invitados a veranear en su pueblo.- le sonríe, intentando animarla.

 

M:- Ya... – exclama, siguiendo algo escéptica. – Aún así, su marcha me duele.

 

Su declaración desconcierta a Esther, que almidona la marcha y se la mira inquisitivamente. Le extraña tanta tristeza por la ausencia de Nadia. ¿Se debía de sentir celosa por aquella relación? Lo desecho, no quería volver a ver aquel fantasma. Maca y Nadia habían estrechado mucho sus lazos de amistad, en su ausencia. Para su pareja, la catalana era alguien a quién le había confiado su vida entera.

 

M:- No te pongas celosa, ahora tu- dice de inmediato, leyendo telepáticamente sus pensamientos.- Me duele, porqué la veo sufrir y yo, no podré ayudarla.- le aclara. La enfermera la comprende, se le acerca y le abraza.

 

E:- Nadia es fuerte..., y creó que lo único que necesita es tranquilidad. Estar lejos de Madrid, de Valeria y de todo que se la recuerde le abrirán la mente.- le dice, intentando tranquilizarla.- Yo creó que por más que intentes ayudarle, será en vano; porqué necesita estar sola para reflexionar.- Maca le da la razón, y se sumergen en un largo silencio.

Llegan al parking donde esta su coche, y se suben en él. Por el camino a su hogar, cometan aspectos de aquel día trágico. Maca, sigue enfadada con Valeria. Esther trata de limar su actitud, hacerle cambiar de opinión.

 

E:- Intenta, solo ver sus motivos- insiste perspicaz. En parte comprende a Maca, es difícil entenderlo, solo sería cuestión de tiempo.

 

M:- Ya, pero había otros modos de ayudarla.- exclama sarcástica. Estaba cerrada en banda, y seria difícil de qué modificara su actitud. En parte, tenía razón.- Nadia es tan buena persona. Mira, que pedirnos que ayudásemos a Valeria... La cual ya tiene a Paola... vaya par.-manteniendo su tono de voz.

 

E:- Nadia la sigue queriendo a pesar de todo- comprendiéndola.- Yo pienso cumplir mi promesa. Aparte, considero que Valeria también es amiga nuestra.- Maca, sigue reacia, pero Esther empieza a reír:- Ya veras, que tarde o temprano te haré cambiar de opinión... ¿Qué te apuestas?

 

M:- Ya sé, contigo solo tengo las ganas de perder...- riéndose también, se acercan y firman la paz con un beso.

 

Aparcan aquel tema. No quieren seguir discutir por ello. Se sonríen, y piensan en el resto de verano que las espera. Unos días para disfrutar, completamente de su maternidad. Les falta, un mes y medio para volver al trabajo.

 

Todo hi la tristeza, del trágico final de su amigas como pareja, ellas se sienten muy felices. Han compartido malos y buenos momentos, y han superado cantidad de problemas, aventurillas...y han conseguido vencerlas con fortaleza. ¿Qué más las podría haber pasado?

 

Tan solo esperaban que se hubiesen terminado los infortunios, para ellas, durante un periodo largo de tiempo. Ya sabían, a ciencia cierta, que restarían juntas hasta que se muriesen. Y lucharían, porqué así fuera...cuidándose, respetándose, protegiéndose, amándose...hasta la eternidad.

 

- FIN -

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