(25) La heredera (II)
Velorio de Lionel Luthor, 1 pm
La mansión Luthor estaba
llena de gente. Al haberse difundido la triste noticia el día anterior
facilitó que la gente se movilizara rápidamente. Nadie quería ser el
último de ofrecerles sus condolencias y alabar el magnate de los
negocios. Un hombre respetado y temido. Su viuda se sentía en su salsa y
lucia un fingido dolor. En ausencia de su ahijada, se sentía más
relajada. Lex se mantuvo fiel a su lado. Sólo estaba un poco nervioso
por la ausencia de su novia, la cual debía de estar a punto de llegar.
La necesitaba imperiosamente a su lado. Seguía irritado con Lena. ¿Cómo
había sido capaz de permitir que aquel artículo se publicara? Lo había
realizado con afán de dañar su carrera política. ¿Cómo justificaría ante
su suegro y electorado, que su hermana ex vagabunda, era barrendera y
lesbiana?
Ayer, antes de cenar,
llamo a su detective privado, para que comprobase si había estado casada
con la heredera del clan Serenety de New York. Por su desgracia era
cierto. Salió de la nada heredando una suculenta herencia, la cual
rechazo y eligió una profesión poco digna por su categoría. ¿Qué podía
ganar ella ventilando su historia? Nadie le obligo a salir con aquel
negro creído ni tener un hijo con él. Supo des del principio a lo que se
exponía. Eligió vivir a la miseria. No se sentía culpable por haber
respetado los mandatos de sus padres. Le parecía una infamia que él,
quién no había tenido voz ni voto en su expulsión del seno familiar,
recibiera todas las consecuencias.
Sus suegros llegarían a
las 2 pm. Harían la sesión de fotos y responderían las preguntas de los
periodistas acreditados. Luego, se realizaría la comida con la familia y
personas más próximas a los Luthor. No se terminaba de adaptar al
riguroso protocolo y a las estrictas normas de seguridad de los Cesar.
Para dar buena impresión había contratado su propia seguridad. Vigilaban
la puerta, pedían identificación y comprobaban que estuvieran en la
lista de los conocidos. Si había alguien no acreditado se le llamaba.
Por suerte, no le importunaron mucho.
Eran casi la una del
medio día y el salón estaba lleno de visitantes. La mayoría de
periodistas aceptados estaban preparando sus cámaras y manteniendo su
puesto. Había un jolgorio tremendo. Lex seguía nervioso y cabreado
porque April seguía sin aparecer. El único alivio era la ausencia de
Lena. Varia gente morbosa ya le había interrogado sobre ella. ¿Cómo
podían ser tan morbosos en un momento tan delicado y triste?
- Tu hermana seguramente
se ha fugado, ser una Luthor le viene grande.-Ironizo su madre. En ese
momento, el jefe de seguridad se les acerco.
- Discúlpame Sr Luthor. ¿Me podría acompañar a la puerta?
- ¿Qué ocurre?
- Tenemos en la entrada a
la Señorita Kara Danvers, que desea estar en el velorio. ¿Le suena de
algo?- le habla flojo, como si nombrar un nombre femenino ocultase un
escarceo sexual del jefe.:-La veo muy impaciente para acceder. -A Lex
aquel nombre le sonaba de algo. Estrujo su mente. Demasiada información
tenía de asimilar y estaba exhausto.
- ¿Es periodista?- le sugirió. Quizás era aquello, estaba en la rueda de prensa de hacía dos días estaba aquella chiquilla.
- No se ha presentado
como tal. Sólo me ha dicho que es amiga de Lena Luthor.- Aquel simple
detalle hizo que decidiera acompañarlo hacia la puerta.
A un metro del acceso de
la casa, el jefe de seguridad le señalo a la polizonte, una chica
delgada, alta y rubia. La reconoció de inmediato. Era misma con la que
se cruzo en el hotel dónde se murió Max y también estaba en la rueda de
prensa de National City. ¿Era todo ello una simple coincidencia? Y lo
más inquietante era que conociera a Lena. En más de delegar la tarea de
echarla del velorio, prefirió hacerlo él en persona. Se hizo paso a
través de la multitud y se personificó ante aquella mujer joven, que
parecía muy cohibida, como un pez fuera de su pecera.
- Hola Señorita Danvers,
nos volvemos a ver.-La saludo el joven Luthor. Tratando de ser cortes y
discreto.- Creo recordar que es periodista, del diario de Cate Grant.
Siento que haya viajado para nada, pues sólo tienen permiso la prensa de
Metrópolis.
- No se preocupe. No
vengo por trabajo. Sólo deseo ver a Lena. ¿Está?- aclaro rápidamente
Kara, sintiendo que se ruborizaba. No se atrevía a anunciarse como
pareja oficial de la morena.
- No sabía que conociera
a mi hermana.-Ironizó Lex, que se sentía irritado por haber sido
burlado por aquella rubia insignificante. En la rueda de prensa a pesar
de saber el paradero de Lena fue tan insensible que se calló. Bueno, en
el fondo le daba igual. Aún así, si alguien ocultaba información tampoco
debía de ser muy de fiar.
- El mundo es un cajón de sorpresas. Seguro que me entiende.- Siguiendo su juego verbal.
- El mundo es un cajón de sorpresas. Seguro que me entiende.- Siguiendo su juego verbal.
- ¿Y qué le une a Señorita Luthor?
- Ya le he dicho a su
empleado que somos amigas.-Repitió un poco cansada de dar círculos. De
repente, sintió como alguien le agarraba por el brazo. No se asustó,
porque reconoció el suave aroma de plumerías que usaba últimamente su
pareja.
- Hola. Kara es mi mujer
y no necesita ningún permiso especial por estar en mi casa. Ni tolerare
que se le realice el tercer grado. ¡Entendido!- les advirtió muy seria
Lena. Sus ojos azules-verdes, chispeantes de ira, apuntaban directamente
a su hermano, que enmudeció. Nunca la había visto tan cabreada y segura
de sí misma.
La periodista se agarro fuerte a su pareja, agradecida por su gesto. Le regreso la fortaleza y una inadecuada jovialidad. Era la dicha de tener una novia valiente. A la vez, su corazón le dolió. ¿Por qué había sido tan injusta con ella? Si Lena transpiraba tanto amor y entrega.
La periodista se agarro fuerte a su pareja, agradecida por su gesto. Le regreso la fortaleza y una inadecuada jovialidad. Era la dicha de tener una novia valiente. A la vez, su corazón le dolió. ¿Por qué había sido tan injusta con ella? Si Lena transpiraba tanto amor y entrega.
- ¿Qué pretendes
hermanita, ensuciar más nuestro apellido?- le reclamo Lex, a la misma
vez que le agarro fuerte del brazo derecho.
- Nada. ¿Nos tenemos de pelear en el velorio de nuestro padre?- le miro muy seria.
- No sé porque él quiso
verte, si fuera por mí no estarías hoy aquí. Sólo te pido que no
mancilles el apellido que dio de comer. Respeta nuestra moralidad.-Le
advirtió. Sus ojos marrones habían perdido cualquier atisbo de calidez.
- Lex, es usted el
primero que debe de respetar si quiere ser respetado.-Intervino Kara,
incapaz de permanecer al margen.- Para empezar, han sido ustedes que no
han sabido valorar la gran ser humano que es Lena, un ser lleno de luz.
-¿Por qué se mete usted? Es un asunto familiar.-Su tono de voz hostil hizo incrementar la tensión.
La barrendera, agarro fuerte la mano izquierda a su pareja y le susurro algo en la oreja. Estaba alagada por sus preciosas palabras. Pero no deseaba cavar una enorme brecha entre ellos. Tampoco era algo que olvidaría. Aún así, dudaba que pudiera enmendar a su primo hermano.
La barrendera, agarro fuerte la mano izquierda a su pareja y le susurro algo en la oreja. Estaba alagada por sus preciosas palabras. Pero no deseaba cavar una enorme brecha entre ellos. Tampoco era algo que olvidaría. Aún así, dudaba que pudiera enmendar a su primo hermano.
- Kara es mi pareja y no la pienso esconder. Ya hemos hecho demasiado escándalo, ¿no te parece?
- Querida, en esa
ocasión te doy la razón.-Hizo una breve pausa, sonrió y escupió.-Pronto
llegará el presidente Cesar. Lo mejor es que no os vea haciendo manitas.
- No te preocupes, no me
interesa mezclarme según que personajes.-Ironizo Lena.- Vamos cariño a
la habitación, debo de cambiarme de ropa, así nos podemos al día.- Se le
acerco y le dio un beso corto. La rubia algo sorprendida al principio,
estuvo algo fría. Al separarse reacciono y le devolvió la caricia,
disfrutando de los deliciosos labios de la morena. Se cogieron de nuevo
de las manos, para escapar de un coctel de miradas. Algunas lascivas,
otras curiosas y de horror. Se iban, pero la periodista se giro y sonrió
a su cuñado.
- Por cierto, dale
recuerdos a April Cesar.-Como intuía su interlocutor quedó totalmente
desencajado. En cierta forma le dio pena, probablemente sería otra
víctima de su ex.
- ¿De qué conoces a mi novia?
- Es mi compañera de promoción.
- Ah,... Entiendo.
- Espero que te haga
feliz. Ella brilla en el juego de la doble moral.-Ironizo, sintiéndose
satisfecha al verle colorearse por la ira.
Lex, opto por
realizarles un gesto despectivo, para que salieran de la sala
inmediatamente. En su interior nació una furia incontrolable. Empezaba a
creer que la fase lésbica de su chica no era un rumor falso. Mucho a su
pesar, no veía a su cuñada como un ser mal intencionado. Tenía aquella
mirada aún tan angelical y cálida.
Lillian, que había seguido el altercado desde lejos, cuando vio alejarse la provocadora de su hija se le acerco y le susurro en la oreja.
Lillian, que había seguido el altercado desde lejos, cuando vio alejarse la provocadora de su hija se le acerco y le susurro en la oreja.
- Haz lo que creas más conveniente, pero no quiero que ese par de bolleras estén en el velorio.
- Es la pareja de mi
hermana, tiene derecho de estar aquí. Es el funeral de mi padre y no
toleraría ese desplante.-Le contradijo, porque estaba harto que todo el
mundo lo usará como un títere. -¿Te atreves a desobedecerme?
- Soy suficiente mayor para tomar mis propias decisiones.- Se defiende el joven Luthor.
- Ya me vendrás llorando
cuando se abra el testamento.- Lo vio pestañear y rindiéndose a su
autoridad.- Intuyó que el viejo Lionel se ablando e incluyo a Lena en
sus últimas voluntades.
- Tu siempre con los
intereses.- Se rió Lex. Irritado prefirió abandonar el velorio. A veces,
se hartaba de tenerlo todo controlado. La vida no era perfecta y el
mundo nunca sería el país de las mil maravillas. Su existencia siempre
fue programada por su santa madre. ¿Y si estaba perdiendo cosas bonitas
por el camino?
En el fondo, ver a Lena
junto a Kara, tan enamoradas y apoyándose de forma incondicional le daba
envidia. Extrañaba tanto a April. ¿Por qué tardaba tanto? ¿No deducía
que la necesitaba a su lado como la agua en marzo?
Subió a la planta de las
habitaciones. Estaba algo perdido. Accedió al despacho de su padre, que
a veces compartían. Se sentó en su silla, enfrente del escritorio.
¿Sentía más poder del que ya ostentaba? Sólo muy perdido.
Debía valorar los
senderos que se abrían y tomar el mejor para él. Le intrigaba porque su
progenitor se ablando tanto en su enfermedad. También era curioso que su
madre temiera a Lena. Aquella periodista rubia le inquietaba mucho. No
por que fuese su cuñada. Era una pieza suelta en el caso de Max Lord.
¿Qué hacía aquel atardecer allí? Y estrujo su mente hasta que le pareció
hallar el santo grial.
Cerca de allí, la
barrendera se desmorono. Fue cerrar la puerta de la habitación y
quitarse la máscara de falsa seguridad. Empezó a llorar sin control y
Kara la sostuvo entre sus brazos. El llanto no le cesaba, por eso la
cogió entre sus fuertes brazos y con delicadeza la coloco encima de la
cama. Se recostó a su lado y le fue secando las últimas lágrimas, a la
vez que le daba pequeños besos.
- Gracias por haber
venido.-Le agradeció en medio de hipos y con la voz entrecortada. Calló
su parte racional, que le compraría un pasaje de vuelta a Nathional
City. Tenía el corazón en un puño, por las incertezas que planeaban ante
ellas. No quería presuponer nada, por eso se armó de valor:- ¿Qué estés
aquí significa que me has perdonado?
Su pareja enmudeció
brevemente. Tenía las cuerdas vocales adormecidas. Pensó en la carta
hecha un ovillo en su bolso. Al final desechó la idea de recurrir a
ella. Debía ser capaz de mirarla y abrirle el corazón. Se perdió en sus
preciosos ojos, marchitos por la tristeza. Le sujeto la cara con las dos
manos y le sonrió.
- No Lena, no hay nada
para disculparte. Soy yo quién debería de arrodillarme por mi
comportamiento infantil. Te juzgue por tu apellido y los prejuicios de
mi primo. Creó conocerte y tienes un corazón de oro, no veo maldad en
ti.
-¡Oh, cielo qué lindas palabras!- se le iluminó el rostro.
- Me he quedado corta. Te he escrito una carta, la tengo en la bolsa.- Intento ir por ella, pero su pareja le agarro.
- Ya me la darás, debemos de hablar.-El tiempo apremiaba y no quería aplazar algunos asuntos delicados.
- Lo sé.- El nudo en el
estomago se iba incrementando. Lena le aparto el pelo revuelto de la
cara, percibiendo el terremoto de su interior. Incluso, para ella no
estaba siendo fácil. Fríamente, hubiera preferido que no estuviera a su
lado. Los Luthor era una morada de serpientes y jamás dudarían en
aniquilar a cualquier opositor, sin sentimentalismos. No quería errarse
más por seguir su corazón. Aún así era mirarla y todos sus propósitos se
desvanecían.
- Debes de saber que por
mis venas corre sangre Luthor.- Volvió a tener ganas de llorar. Se
freno las lágrimas, harta de sentirse frágil. Había tratado de
convertirse en una mujer luchadora y tenaz. Pero asumir su historia
superaba todas sus energías. Estaba cayendo en el dilema del y si...
Sólo le generaba impotencia.- ¡Soy una maldita Luthor! Entiendo
perfectamente que tu primo nos odie tanto. Han sido capaces de matar por
ambición y celos. Entiendo que no pueda mirarme a los ojos y tú me
rechaces.- Agacho la cabeza, a modo de rendición.
- ¡Eh, amor mírame!- Le
exigió Kara, agarrándole su rostro por la barbilla y le levanto el
mentón. Lena cerró los ojos, negándose a sostener su mirada.- No te
odio. Fui una pendeja ayer. No debí de juzgarte por tu apellido. Eres
una gran mujer, que ahora admiro mucho más. Me encantan tus ojos
azules-verdes, tan únicos y celestiales.- Su caricia la hizo renacer y
su rostro se ilumino. Le gustó el aura que rodeaba a su pareja. Le hizo
derretir. Era un ser desnudo, sin ninguna doblez. Supo a ciencia cierta
que siempre la amaría.
- No tengo nada que
disculparme. Eres un cielo, no cambies nunca.- Le pidió en un débil hilo
de voz.- Temo que el odio que siento contra mi familia me arrastre al
infierno y termine convertida en lo que más desprecio. No quiero ser
como ellos.- Movió el rostro y tenso su mentón.
- ¡Quítatelo de tu loca
cabeza, nunca serás como ellos!- le puso las manos en los hombros y le
prometió que le tendría a ella como faro, que le señalaría siempre el
camino a seguir.- ¿Lionel Luthor era realmente tu padre biológico?
- No. Era mi tío. Mi
padre era su hermano, al cual mando a matar por qué se interponía en sus
negocios ilegales y por celos. Su pecado fue conquistar a la mujer de
su vida. Provoco un incendio en su hogar, cuando sólo tenía unos meses
de vida. Sólo me salvé por un atisbo de humanidad de Lionel. ¿Te das
cuenta amor mío de cómo me han estropeado la vida? Me la han dinamitado
desde que nací.- dio un golpe de puño en el cojín. La furia la estaba
poseyendo y temía que fuera irrefrenable.
Kara impactada por su
confesión la abrazo con infinito amor. Percibió su como su cuerpo se iba
destensionando progresivamente. Empezó a acariciarle la espalda y
cubrirle de besitos por todo el rostro. Le invadió un impulso de
secuestrarla y alejarla de aquel entorno maldito. Se juro que la
protegería y no permitiría que le amargaran más la existencia.
- Amor mío, no me gusta
verte sufrir y sentirte tan derrotada. Debes de ser fuerte, ¿vale? No
estás sola, siempre estaré a tu lado.- Le prometió. Se le acerco y la
beso transmitiéndole todo el amor que albergaba en su interior.
- Eso nunca.- Le aseguro
Lena tras la caricia.- Me siento lleno de energías, dispuesta a hacer
justicia. Lionel antes de morir me facilito las pruebas que inculpan a
Lillian, la inductora intelectual del crimen de mis padres. Y me ha
incluido en su herencia.- Sus ojos le brillaron y había algo distinto en
ella. Su interlocutora se le helo el corazón.- ¿Por qué estás tan
pensativa? ¿Crees que no debería de aceptarla?
- No me concierne a mí tomar esa decisión.- Respondió de inmediato, para evitar malas interpretaciones.
- ¿Entonces qué te preocupa?- la morena la empezaba a conocer y había captado sus reservas.
- Para serte sincera,
odio verte sufrir por culpa de tu familia. Ahora mismo te cogería en
brazos, saldría contigo por esa ventana y volaría hasta National City y
regresaría a nuestro sencillo nido de amor. Nada más me importa que
estés bien, tu tranquilidad y felicidad.- Le agarro de la mano derecha y
cruzaron los dedos. Se sonrieron.- ¿Lo hago?
- Suena muy
tentador.-Admitió la barrendera. Sería fácil de hacer. El dinero y poder
no le interesaban. Y con ello su familia la dejaría en paz. Incluso, se
retractaría del diario para firmar la pipa de la paz. Arrodillarse sólo
sería un simple trámite. No obstante, sus progenitores muriendo en
brazos del fuego. ¿Lo podría olvidar?. Curiosa podía ser la mente
humana.- ¿Y qué me dices de la justicia? ¿Crees que Lillian se merece
salir victoriosa? Lionel, al menos lo lamento. Pero esa mujer no tiene
conciencia. Lex va de cabeza a su perdición. Y me da lástima. Si no
fuera por la madre que tiene...
- ¿Te has planteado que quizás su delito ha prescrito?- le cuestiono, tratando de ayudarla.
- Puede. He solicitado
asesoramiento legal a mi abogado de New York. Mañana me tengo de reunir
con él.- Agacho un momento la cabeza, como si dudase de sus actos o
temiera su reacción ante su ya meditada decisión.- Le prometí a Lionel
que trataría de enmendar a mi hermano. Por todo lo expuesto, por ahora
no puedo retomar mi vida en el punto que la he dejado.- Le confesó al
final, con la voz temblorosa.
- ¿Qué...? ¿Qué me quieres sugerir?- fue capaz de decir tartamudeando la periodista.
- Por ahora no regresaré
a casa.- Se detuvo. Tomo aire y lo dejó ir lentamente. Le estaba
costando seguir con sus planes iníciales, quizás algo apresurados. Un
montón de cuestiones se amontonaban. Kara con el corazón en un puño
callo, no queriendo actuar de forma impulsiva. Debía de ser también
fuerte y respetar su voluntad.
- De acuerdo. Estoy
dispuesta a trasladarme a Metrópolis si decides residir aquí. Aceptaré
tu decisión sea cual sea.- Le comunicó muy firme y convencida de ello.-
Pero por favor, no me apartes de tu lado.- Le suplico con sus ojos
humedeciéndose. Lena la abrazo con intensidad y le dio besos en el
cuello. Sus suaves labios, como pétalos de rosa despertaban las
mariposas de su estomago.- Te amo.
- Te amo.
Kara se volteo y se puso
encima de su pareja. Su deseo estaba encendido. No era el momento
ideal. Había mucho para compartir. Aquellos ojos centellantes la
embrujaban. Beso sus labios carnosos, profano su boca y sus manos se
adentraron dentro de su camisa. Su princesa se estremeció, abandonada a
sus caricias. Rendidas la una a la otra. Alguien golpeo suavemente la
puerta y una voz masculina rompió el hechizo.
- Señorita Serenety, el
Señor Luthor desea verla en su despacho.- Era el fiel mayordomo, el
posible gigoló de Lillian. La aludida se tenso. Se levanto, se acicalo
un poco y abrió la puerta.
- De acuerdo. Dile que
espere un poco ya iré.- Le pidió con una fingida sonrisa. El empleado
domestico iba a protestar, pero por el rostro serio de la joven
desistió.
La breve interrupción
fue un duro aterrizaje a la realidad. Había sido dulce poderse refugiar
dentro de una burbuja multicolor. Se miraron en silencio. La rubia aún
debía de mover ficha. No se atrevía, no quería añadirle más problemas a
su novia. Comprendió que debía ser ahora o nunca. No podía dejarlo
tampoco en manos de la providencia divina. Si le alcanzaba un fuerte
rayo de Zeus, o de cualquier Dios embravecido le daba igual.
- Lena, antes de irte,
debes de saber algo muy importante.- Se levanto de la cama. Agacho la
cabeza. El miedo era un parásito que la estaba torturando.- Debo de
revelarte el nombre de mi ex...
- Cariño, no hace falta.
Prefiero no saberlo, porque si me la encontrará de frente le daría una
paliza por cómo te ha tratado.- Lo dijo sinceramente. No sabía quién era
ni sus motivaciones. Pero la odiaba por haber maltratado a la mejor
persona que conocía. No entendía que hubiera personas tan manipuladoras,
posesivas y egoístas.
- Eres mi heroína.- Se le acerco y agarro de una mano. Se sonrieron.
- Lo eres tú.- No evito
mirar la hora que era. Faltaba sólo quince minutos por las dos del medio
día. Había escuchado que el suegro de su hermano llegaría a las dos.
Lex debía estar histérico y si retrasaba más su reunión con ella
saldrían rayos y truenos por su boca. Ya intuía su discurso de antemano,
que sí las apariencias, el valor de la buena imagen.- Mejor que acuda
al mandato del hombre de la casa. Ponte cómoda que no tardaré en
regresar.
- ¡No Lena, espera!-
exclamo con vehemencia. No quería dejar nada al azar. Comprendió que ser
valiente no era cuestión de recitar palabras o intenciones. Ya no le
frenaría nadie, ni los mensajes coercitivos y crispados.
- ¿Qué pasa cariño?- le
pregunto dulcemente la barrendera, escrutando sus ojos azules
recubiertos por una repentina tristeza. No se le escapo el tono grave de
su voz, como si ocurriera algo muy dramático.
- April César es mi ex,
la que me ha estado acosando des de que lo dejamos.- Se helo en
sentirse. Era como si una realidad de concretase en toda su
majestuosidad. La palabra bomba era ser acosada. ¿Era atrevido haberla
empleado? Era simplemente lo que había ocurrido. Llamadas a todas horas
llorándole, suplicándole volver, insultándola por su negativa. Seguirla,
espiarla y orquestar un encuentro a New York. Una encerrona en uno de
sus pisos francos, dónde termino drogada y profundamente dormida. Lo que
era curioso, o inquietante, el tipo de compuesto químico debió usar
para doparla. Nació un huevo en su interior, cuyo contenido podía ser la
llave de otros acertijos. Y sin querer compartió todos sus temores,
quebraderos de cabeza y suposiciones.- Ella ha sido capaz de cosas muy
bajas para conseguirme. No le gustó que la arrancarse de mi corazón y
dejara de estar al centro de su universo. Y empiezo a sospechar que está
detrás de los mensajes que recibo, chantajeándome en revelar que soy
una extraterrestre. Hoy mismo he recibido uno que me advertía que no te
contará quién era mi ex.- Y se lo enseño.
- ¡Será hija de puta!-
Exclamo la morena, con el rostro tensado por la rabia. Movió los brazos,
dando como golpes a un enemigo imaginario. También se odiaba por no
haberse dado cuenta del sufrimiento de su pareja. Había vivido sola
aquel tormento, sometida al yugo de la impotencia y del pánico. No la
quería culpar por acallarlo. Entendía que había sido difícil por ella
revelarle sus raíces alienígenas. Aún así, las dos habían cometido el
mismo error, ocultarse los problemas.- ¿Por qué no me lo contaste antes?
- Primero, porque
prometí a los Cesar guardar silencio. Tampoco voy ventilando las
miserias y secretos de otros. Aunque, creo que no me di cuenta de lo que
me estaba haciendo April. Hoy en detenerme y verbalizarlo me he
percatado de lo suyo ha sido acoso.
- Te entiendo, las emociones nublan la razón.- Le interrumpió Lena, acercándole y acariciándole el rostro.
- Exacto. En segundo
lugar, estaban los anónimos amenazantes. Ya sabes que he ocultado mis
orígenes como un tesoro. Temo tanto el rechazo de la humanidad y no
desearía ser el conejito de indias de nadie.
- No me debes ninguna
justificación. No importan de donde procedes. Para mi eres mejor persona
que muchos de los de mi especie.- Le dio un pico y la abrazo.- Es
evidente de qué alguien se tomo muchas molestias para seguirte.
Probablemente, contracto un detective privado para ello. Con la mala
suerte que te atrapo usando alguno de tus poderes. Dudo que por ahora
cumpla su amenaza. Tratará de sacar provecho de ello lo máximo que
pueda. Quizás no tenga pruebas, pero apostaría que detrás haya tu ex.
- Antes he pensado lo
mismo.- Admite la periodista. Se tapa los ojos horrorizada por ello.-
¿Qué puedo hacer? Odio estar en sus manos. ¿Y si dejo de ocultarme?
Clark me odiaría, aunque él no reprime sus poderes.
- ¿Él también es
extraterrestre?- Alucino, aunque podría haberlo deducido antes. Quizás
por eso, siempre le pareció un chico rallando la perfección. Tan guapo,
tan bien educado, tan tímido y entrañable... Más bien debía de tratar de
convivir con los humanos sin llamar la atención. Su novia le respondió
con un gesto de barbilla. Cayó en cuenta en su hermano, al fin y al cabo
no estaba tan loco.- Lo conocí de pequeña y me tenía seducida.
Literalmente, me caía la baba cuando lo veía. Con Lex fueron grandes
amigos. No entiendo que me desprecie tanto.- Y se rió de aquellos
tiernos recuerdos.
- No te lo tomes como
algo personal, odia el apellido Luthor.- Le sonrió, arrastrada por su
pequeña anécdota.- Aunque, últimamente a mí me saca de mis casillas.
Parece que odie la humanidad.
- Quizás, alguien le ha
roto el corazón.- Concluyo Lena. Miro el reloj, recordando que su
hermano la estaba esperando. No le apetecí ir, pero no le convenía
alimentar su furia. Su familia no toleraba los desplantes.
- Estoy totalmente perdida y no quiero perjudicarte. ¿Qué debo de hacer?- insistió Kara, mostrándose frágil.
- Por ahora fingiré que
no me has dicho nada. Mejor que no nos precipitemos. Hay mucho por
reflexionar y debemos de ser precavidas.- La abrazó para tranquilizarla.
- Si estás a mi lado me siento con fuerzas para afrontar cualquier cosa.- Le susurro Kara.
- Colibrí de mi corazón,
no permitiré que nadie te dañe. ¿Vale?- le paso las manos por la cabeza
y se le acerco para besarla. Recordó la primera vez que sintió sus
tiernos labios, tan dulces y delicados. Fue tan mágico y bonito. Su vida
dio un vuelco de noventa grados. Y no dejaría nunca que el destino le
arrebatase, o dañase, a lo que más amaba. En aquella ocasión lucharía
para no perder.- A mí también me pasa. Aunque desearía que no estés
aquí. No quiero ponerte en peligro.
Alguien volvió a golpear
fuerte la puerta. Era Lex, cansado de esperarla. Estaba muy cabreado
porque ya eran las dos y debería de estar al salón principal para
recibir a su poderoso suegro. No dudo en entrar sin obtener el permiso
para hacerlo. Paralelamente a sus reclamaciones una chica estaba
subiendo por las escaleras y empezó a desgastar el nombre de su novio.
Se debió de cruzar con el mayordomo que le indico donde debía de
buscarlo. No tardo en llegar enfrente de la habitación de su cuñada. La
puerta se abrió, recibiéndola su pareja.
- April, a buena hora llegas.- No evita reprocharle el joven Luthor.- Tu deber era estar a mi lado mucho antes.
- Hola amor. ¿Esa es tu
forma de recibirme?- le saluda mostrando una inapropiada jovialidad.
Ignora totalmente a las dos chicas que permanecen a segundo plano. Cruzo
los brazos como señal inequívoca de sentirse ofendida. Miro rápidamente
a la chica rubia y disimulo perfectamente que la conocía.- Y te
advierto que no seré nunca tu esclava. No tolero ningún tipo de
machismo.
El chico se coloreo.
Empezaba a descubrir su carácter fuerte y temperamental. No era una
mujer que se dejará almendrar fácilmente. Probablemente, por eso con
Lillian se repelían. Como hombre no toleraría que una mujer lo dominara.
Aún así, le sonrió por pintar la situación. Su hermana lo estaba
observando cómo si fuera una ave rapaz, dispuesta a atacarle a cualquier
momento y comerse todos los despechos de su ser.
- Lo siento, no sabes
cuánto te necesitaba.- Se justifico Lex, a la vez que se le acercaba. La
abrazo y beso muy fugazmente. Alargaron el contacto unos segundos.
April abrió los ojos y miro descaradamente a su amiga de la universidad.
Le trasmitió una mezcla de sensaciones. Entre odio, rabia y amor. El
único que no se dio cuenta fue su novio.
Lena mantenía bien
cogida a su pareja por la espalda. Se contenían mutuamente para no
asesinarla verbalmente. El mensaje le alcanzo con mucha intensidad a la
hija del presidente, que se separo bruscamente de Lex. Fueron unos
segundos de alto voltaje. Nadie se atrevía a romper el código de
silencio. Fue la más teatrera de los cuatro quién encendió la mecha de
la bomba.
- Kara, que sorpresa
verte por aquí.-Incluso se le acerco y le dio dos fríos besos en sus
bonitos pómulos. Y le clavo una banderilla final para alimentar la
crispación ambiental.- ¿No estarás aquí para sacar provecho del
fallecimiento del ilustre Lionel Luthor? ¿Qué diario te ha contratado
para realizar el artículo sensacionalista?
- Señorita Cesar, no se
precipite.- Se entrometió la barrendera, que domo sus ansias de darle un
bofetón por sus provocaciones.- Disculpa si me meto. Ante todo debo de
presentarme, soy Lena Luthor, la hermana de su prometido.- Le ofreció la
mano y le dedico una encantadora sonrisa. April tomo su mano y se la
estrecho con rabia. Aunque se perdió en sus preciosos cristalinos. Su
cuñada ganaba mucho más en persona.- La Señorita Danvers está en el
velorio porque es mi pareja. Así que trátala con respeto, a fin de
cuentas vamos a ser familia.
- ¡Oh, disculpa no era
mi intención ofenderte cuñada!- y miro a su ex.- Lo siento amiga. ¿Por
qué no me dijiste a la última vez que hablamos que salías con la hermana
de Lex? ¡Ya té vale, que vergüenza me has hecho pasar!- Las dos mujeres
se desafiaron visualmente. La rubia se ruborizo. No era ágil ante
aquellos trabalenguas. Miro de reojo a su hermosa morena y su seguridad
le ilumino el camino.
- ¡April, si no hablamos
desde que me fui de Washington! Me debías una llamada para interesarte
por mí salud laboral.- Ironizo, a la vez que se le acercaba y le dio una
seca colleja en su espalda.- No te preocupes, es normal que las buenas
amigas de universidad se distancien.
- Bueno chicas, ya habrá
tiempo que os pongáis al día. Pero debemos de bajar a la sala, para
recibir al honorable presidente de Estados Unidos.- Intervino final Lex,
sintiéndose aliviado tras aclarecer los vínculos de su pareja con su
cuñada. – Por cierto, os pido que seguís estrictamente al protocolo.-
Sugerencia que iba dirigida a su hermana.- No quiero que el acto de hoy
se convierta en una campaña de promoción de la visibilidad lésbica. Te
lo suplico en nombre de nuestro padre.
- Querido hermano,
Lionel supo que salgo con Kara y acepto nuestra relación. No hay nada
que ocultar.- Le replico con aplomo Lena. No permitiría que nadie la
pisoteara y despreciara a su pareja.- No te preocupes, que las dos
sabemos comportarnos con corrección. Espero que todos estén a la misma
altura del momento.- Sonrió y miro en especial a April. Los invito a
salir de su habitación con la excusa que había de cambiar de ropa.
La pareja de moda se fue
como un cohete hasta su mundo de postín. Las dos chicas respiraron más
ligeramente y se terminaron riendo de la teatrera princesita de Estados
Unidos. Se abrazaron y Lena se dispuso a ponerse un vestido negro.
- Intentamos no caer en
sus provocaciones. Creo que es ella quién te esta chantajeando. ¿Viste
la cara que ha puesto cuando te ha visto?
- Sí.- su rostro
angelical se ensombreció otra vez por la preocupación. De razones no le
faltaban por ello. La hija del presidente ostentaba de mucho poder y se
creía intocable. Todo intento de combatirla con una dosis de realidad y
destronarla sería infructuoso.
- Ahora no se cómo pero
te prometo que su acoso hacia ti no quedará impune.- Le recalcó Lena
terminándose de vestir. Se cogieron de las manos, se miraron firmando un
pacto.- ¿Dispuesta a bajar al infierno conmigo?
- Iría a cualquier lugar
a tu lado.- Respondió la periodista con los ojos brillándole de amor.
Se trago otra vez todos sus miedos. Nunca le atrajo moverse a través de
las sombras y mentir. Aún así, asumiría aquellos retos.
El salón principal de la
mansión estaba inundado de gente de la alta sociedad de Metrópolis y
del país, peces gordos empresariales como el tiburón de la red social
por excelencia, políticos sedientos de poder, entre otros muebles de las
altas esferas estatales...
Era fácil pasar
desapercibido. La pareja de chicas se mezclaron entre la gente, sin
interés ninguno de estar a primer fila para recibir el presidente Cesar.
La morena condujo a su novia al rincón donde reposaba los restos de su
tío-padre. Las artes de las empresas fúnebres rosaban el arte despojar
el guiño de la muerto en las caras de los difuntos, que más bien
parecían dormir profundamente. Aunque la extrema delgadez del cuerpo
recitaba el hondo dolor que lo acompaño sus últimos días de su
existencia.
- A pesar de todo lo quisiste mucho.- Interpreto Kara, pasándole un brazo para la espalda.
- Es el único de la
familia que me dio afecto.- Lena tenso su mentón y se perdió brevemente
en los recuerdos. De fondo se escucharon el disparo de varios flashes y
el jolgorio de voces se atenuó. Presumiblemente había llegado el suegro
de su hermano.
Se desplazaron hacia un
lateral, suponiendo que querría fotografiarse ante el ataúd de su
suegro. No se erraron. Tras responder a un par de preguntas a los
periodistas sobre su relación con Lionel Luthor, y recitar un emotivo
discurso sobre él se dirigió hacia allí. Iba acompañado por su mujer,
hija, yerno y su consuegra. La gente se aparto, haciéndole pasillo para
que accediera a la zona del velorio.
La oveja negra de la
familia permaneció en su discreto rincón, bien agarrada a su novia. No
creía que nadie le reclamase que estuviera a primera fila, atendiendo a
la importante visita. A pesar, de querer ser discreta, la mirada fría
del padre de April las acarició rudamente. Había reconocido a la ex
amiga de su hija, una mala influencia por ella. Siempre intuyó que
compartían algo más allá de la amistad. Al principio lo tolero, porque
creía que sólo sería una etapa para ella. Era joven y quería
experimentar. Aún así se terminó la universidad y seguían siendo
amantes. La reto y April le soltó que la estaba acosando y chantajeando
para que no la dejase. Ardió por dentro de ira. Su única hija lo era
todo por él y nadie la dañaría.
Hubiera actuado contra
Kara con toda su artillería para apartarla de su vida. No obstante, la
buena de April le suplico que no fuera tan beligerante. Por suerte la
chiquilla cedió pronto. Y allí estaba, al lado de la hija de Lionel
Luthor, siguiendo empecinada en de escalar de posición social. Le daba
asco y no estaba dispuesto a tratar personas de su calaña. Dejo de mirar
a las dos tortilleras y se centro en su papel de perfecto jefe de
estado suegro próximo.
Lena capto la rudeza con
la que las miro el presidente. Estrecho más la mano de Kara. Las dos
tenían ganas de huir, pero comprendían que no debían de esconderse. Por
suerte, el tiempo también tiene su fecha de caducidad. La gente se fue a
comer y quedaron los más allegados. Lillian como buena directora de
orquesta les condujo a la zona de la comida. Se habían dispuesto varias
mesas, como si estuvieran en un restaurante. E incluso, había dispuesto
el sitio de cada invitado. No fue sorpresa para ellas comprobar que su
mesa estaba en el rincón opuesto a la mesa presidencial. Se iban a
sentar cuando el jefe de seguridad irrumpió en la sala y se dirigió
hacia la joven Luthor.
- Disculpe Señora Luthor, hay un chico en la puerta, que se llama Winn Scott que desea verla.
- De acuerdo. Dile que
ya voy.- Le agradeció que hubiese acudido a ella en lugar a su hermano.
Informo a su pareja que eran primos y que lo invitaría a comer.
Probablemente, no le gustaría a su madre pero no se opondría para evitar
el escándalo. Antes de salir pidió a un camarero que preparara su mesa
para otro invitado.
Su amigo la estaba
esperando en la puerta algo nervioso. Lucia un elegante traje oscuro.
Nada más verla se le iluminó el rostro. Era otro ángel en su vida. Se
abrazaron. La barrendera se emociono. Se separaron y miraron.
- Gracias por venir Winn, o primo.- Le agradeció.- Sigo sin hacerme a la idea de todo, de mis orígenes.
- Me pasa lo mismo. He
vivido toda la vida rodeado de dolor por vuestra horrible ausencia.
Encontrarte fue como un milagro. Agradezco haberme cruzado y haber
seguido mis instintos. Desde que te vi sentí algo raro, una necesidad
imperiosa de ayudarte. ¿Raro no?
- Son los misterios del
destino. Me alegro mucho de haberte conocido y seas mi mejor amigo.- Se
volvieron a abrazar.- Espero que no hayas comido, porque te quedas a
comer conmigo.- El chico se coloreo. Le daba un poco de urticaria
mezclarse con los Luthor, que veía como unos seres desalmados y
depravados. Su prima leyó sus reservas y le insistió para que se
quedara.- Por favor, no les regalamos del placer de sentirse en el
ombligo del mundo.
- De acuerdo. El pacto de silencio debe de romperse y no debemos de escondernos, ¿no?
- Correcto. Me alegro. Esta Kara también.- al chico se le iluminó el rostro, la chica rubia le caía muy bien.
Entraron en el comedor.
Ya habían servido los primeros platos. Muy pocos se percataron de cómo
la rebelde de la familia regresaba muy bien acompañada por un chico muy
elegante. Pero si lo testimonio Lillian, que tenía a su ahijada
controlada. Lo reconoció inmediatamente, pues había estado espiando a
los Scott desde lejos, a pesar de qué desde el fallecimiento de
Alejandro y Elena los acusaron de ser los inductores de su muerte,
terminaron desistiendo en su empeño en culparles. Ella no los había
olvidado y por eso los había seguido en la sombra. Lo añadió a la lista
de agravantes contra Lena, la cual había dejado de ser aquella niña
inocente.
- ¿Quién es el chico que termina de llegar?- le pregunto Lex susurrándole.
- El sobrino de una de las amantes de tu padre. Otro arribista.- Omitió el parentesco que le unía a Lena.
- No he podido hablar
con mi hermana.- Le informó, molesto por su poca vergüenza. Se había ido
y ahora pretendía regresar al nido familiar sin ningún coste. ¿Qué se
creía con su insolencia? Las palabras de su madre le estaban torturando
por dentro. ¿Sería cierto que su padre la hubiese incluido en el
testamento?
- Ya habrá tiempo. Por
ahora seguiremos fingiendo ser familia unida.- Le sonrió y continuo
continuando en la opera de las falsedades.
La tarde fue mucho más
tranquila. El presidente se fue tras de comer, tenía un compromiso
inaudible a Kansas City. April se quedo y no se separo de su prometido.
Kara la atrapo varias veces mirándola. Intuía que estaba atacada por los
nervios y deseaba hablar con ella. Por eso cuando se escapo un momento
para ir a los servicios, no se sorprendió encontrársela en el pasillo.
Le agarro fuerte por el brazo derecho obligándola a entrar de nuevo en
ellos.
- ¿Lena sabe que fuimos novias?- alejándose de la diplomacia y mostrando su oscuro ser.
- ¡No! Se guardar secretos.-Le respondió secamente, a la vez que se deshacía de su mano opresora.
- ¿Por qué me haces eso?
¿Liarte con mi cuñada para atormentarme?- y empezó a llorar de forma
desgarradora.- No sabes lo mucho que te amo. Me estoy muriendo de celos.
A Kara le pareció una
situación surrealista. Le ocurrió lo mismo que New York, su declaración
de amor no le afecto. Palabras tardías y estériles. La pobre niña rica
estaba atrapada en sus propias contradicciones. ¿Le debía de tener
lastima? ¿Cuándo se cansaría de acostarla? Teniendo fe en su supuesta
inteligencia, trato de clausurar su historia de una forma sana.
- April, te ame mucho de
verdad. Pero ya se ha terminado. Estoy enamorada de Lena y no hay
fisuras en mis sentimientos. Tú siempre tendrás el título de mi primer
amor... Pero...
- No seré tu último ni
el único.- Sentenció con rabia su ex. Se seco las lágrimas y la miro con
desprecio.- Eres mía y no serás de nadie más. No esperes mi bendición.
- ¡Ya basta! ¡Por favor,
acepta que ya no te quiero!- le suplico.- Por mi parte no te preocupes,
no diré nada. Tienes derecho en ser feliz al lado de tu prometido,
igual que yo con Lena.
- ¡Por favor no me
mientas! Lex me ha comentado lo que le has insinuado cuando has
llegado.- Volviendo a usar un tono de voz beligerante.
- Lo siento. Me canse de
ser una buena chica y tu prometido ataco a mi pareja. Si queremos vivir
en paz, mejor que empezamos a respetarnos. No tolerare ningún
comentario homofóbico.- Le advirtió. Descubrió que ya no la temía.- Otro
consejo, quizás vivirías más tranquila si incorporaras en tu
diccionario la palabra honestidad.
- Espero por tu bien que
sea verdad. Tampoco me pidas que te deje de amor. Tu si eres el amor de
mi vida y siento que no comprendas mi situación. Como hija del
presidente de Estados Unidos debo de ser un ejemplo a seguir. ¿Por eso,
por esa responsabilidad, firmamos un pacto de no agresión?
- Sí. Si seguimos así
sólo nos dañaremos más.- Acepto la rubia tras reflexionarlo brevemente.
Dudaba que se su ex se relajara fácilmente. Empezaba a creer que su amor
era enfermizo, rallaba a la obsesión. Se giro para abrir la puerta y
regresar al lado de su pareja.
- ¿Cerremos el trato con un beso?- le pidió April. Kara se volteo y se negó.- Mi cuñada no lo sabrá. ¿O es celosa?
- No. Lena no es celosa. Acepta, que ya no te quiero.- Le remarcó otra vez antes de irse.
Lejos de allí, en la
puerta de entrada de la mansión Luthor terminaba de llegar Clark Kent.
Había estado toda la mañana dudando de si ir a ofrecer la condolencia a
la familia Luthor. Apreciaba a Lionel, a pesar de considerar que muchos
de sus negocios habían sido perjudiciales por el planeta tierra y había
explotado a mucha gente por sus beneficios financieros. Lo consideraba
un señor culto y más cuerdo que su hijo. Había estado hablando con él en
los últimos meses de su vida. Un profundo sentimiento de culpabilidad
lo asfixiaba. Acudió a él para que le ayudara a hallar a su hija. Se
negó, porque su odio hacia aquel apellido estaba sacando el peor de su
ser.
Su resentimiento estaba
dirigido a un rostro concreto, a un nombre, a Lex Luthor. Su ex mejor
amigo. El único que había tenido. El resto de amistades eran
superficiales. A él le había confiado todos sus secretos, menos uno. Era
la persona que más le conocía. El tiempo que compartían se consumía con
el carbón, hablando, compartiendo momentos de silencio, riéndose y
emocionándose por vivencias excepcionales... Hasta que se terminó
abruptamente, cuando su alma máter descubrió accidentalmente que era un
extraterrestre. Lo entendió en parte, su confianza de destruyo. Se
alejaron y empezó a perseguirle. Las raíces de su odio hacía él tenían
largas raíces al pasado, en aquella tormenta de meteorito de criptón le
hizo perder el pelo.
Su pareja, Lois Lane, a
veces se hartaba de escucharle quejas contra él. No comprendía que
estuviera tan resentido contra su amigo. Estaba realmente obsesionado en
él, no olvidando todo lo que le había tratado de hacer. Aún así, tras
salir con April Cesar y haber iniciado su carrera política lo había
dejado algo en paz. De todos modos, su ambición de poder le inquietaba.
Si realmente alcanzaba un algo cargo estatal seria una amenaza contra
los inmigrantes de otros planetas.
No quería ir a dar las
condolencias a la familia Luthor, pero su novia le convenció. Debía de
limar asperezas con Lex y mirar de reconducir su relación. En recuerdo
de los tiempos pasados debía de estar allí. También necesitaba ver a su
prima, a la cual la había estado esperando toda la mañana. Le había
llamado recriminándole su ausencia. Le había dicho que estaba junto a
Lena. No evito reprocharle su inconsciencia. Creía que el amor la estaba
cegando y debilitando. Era consciente de qué estaba siendo muy dura con
ella. Le parecía una copia de su propio libro y temía que le ocurriera
igual. Conocía a los Luthor, para ellos las apariencias era su lema.
Lillian además era la reencarnación del demonio. No había dudado, en su
momento, de retarle para que se apartara de la vida de su delfín.
Al llegar a la mansión
pidió por su amigo. El cual tardo un poco en aparecer. Iba encendido,
dispuesto a echarlo sin contemplaciones tras escucharlo. Era triste
terminar así, siendo unos auténticos desconocidos. Lex no parecía
afectado, pero Clark intuía que por dentro si lo estaba. Siempre se
había lamentado por la frialdad de su progenitor. Nunca le profeso mucho
afecto y le dolía. Necesitaba sentir su aprobación y de qué se sintiera
orgulloso de él.
- Gracias por venir y tus condolencias. De todos modos, Señor Kent ya sabe que no es bienvenido en nuestra casa.- Declaro Lex.
- Son sinceras Señor
Luthor.- Subrayo con intensidad el periodista.- También me gustaría
saludar a su hermana y pareja.- Su petición hizo cabrear más a su
interlocutor.
- ¿Cómo sabes que está aquí y tiene pareja?- ser desconfiado siempre le daba un plus extra para sus negocios.
- Las vi en Nathional
City, también estaba en la rueda de prensa que diste.- Improviso
Superman. Sólo por aquella información Lex le permitió acceder al
velorio. Tenía curiosidad de aquella extraña coincidencia. Lena se los
cruzo por el camino. Iba acompañado por Winn, que se marchaba.
- Hola Lena, lo siento mucho.- La saludo Clark.- ¿Por cierto, sigue contigo Kara?
- Sí, ha ido al baño.-
Le informó. Miro a su hermano, que estaba muy pendiente de su
conversación.- Por cierto, me gustaría hablar contigo. Me acompañas.
Lex los desafió con la
mirada, pagaría por saber lo que traían entre manos. No le gusto mucho
que existieran secretos a su alrededor. Les dejo solos, no disimulando
su mosqueo. Acompañaron a Winn a la salida y salieron a la calle. La
morena no quería arriesgarse de qué nadie la escuchará. Clark estaba
encendido y la culpaba por las imprudencias de su prima.
- Se que no te caigo bien y me odias por mi apellido. Amo a Kara y no le quiero dañar...
- Tú no, pero si lo pueden hacer tu familia.- La interrumpió usando un tono de voz muy hostil.
- Es lo mismo que haces
tú con ella. ¿Por qué la maltratas tanto?- No evito recriminarle. Odiaba
a las personas como él, que se creían unos Dioses para ir dar lecciones
de moralidad y buen hacer. Sólo ellos disponían de la verdad y se
creían con el derecho de aleccionar a los otros.
- Ya deberías de saber
la respuesta. Tú más que nunca sabes la dura que es la vida, el mundo y
tu familia. ¿Qué te hicieron cuando eras una adolescente? Te expulsaron
de tu hogar estando embarazada. Ya sabes hasta donde pueden llegar para
conseguir sus intenciones. ¿De verdad que quieres arrastrar contigo a
Kara, a un ser tan puro?
- Entiendo lo que dices.
Soy consciente de los demonios que habitan esa mansión. Es más he
conocido el peor de sus pecados. Por ganas correría lejos de ellos.
- ¿Y por qué no lo haces?
- Por justicia. Alguien debe de pararles los pies.- Sentencio muy convencida la barrendera de ello.
- ¿Y debes de arrastrar a mi prima con tu odisea de venganza?- Cruzo los brazos y la miro rudamente.
- No es venganza, será
justicia. Y ella tomará sus propias decisiones, como persona adulta que
es. Y si te importa tanto su bienestar, para empezar no digas que sois
familia. Lex no debe de saberlo.- Le suplico, esperando su colaboración.
- ¿Crees de verdad que
no terminará descubriéndolo? El tiene ojos a todos los sitios, sabe que
la información es poder. Si la quieres realmente proteger, rompe con
ella.- Le exigió.- Como también sabrán que Brian Danvers es tu hijo
biológico...- Le insinuó. Lena iba a abrir la boca, para negárselo. No
obstante, no la dejo interrumpirlo.- No me lo ha chivado Kara, eso sí lo
sabe. Eres también una experta en el camuflaje, de ir de victima por la
vida. Pero en el fondo eres una víbora caprichosa.
Lena irritada por sus
palabras hirientes le dio un fuerte bofetón. Sólo consiguió dañarse la
mano y tener que suportar su cruel risa. Clark había cambiado mucho y
era un desalmado ser.
-¿A si me pagas mi ayuda? Tampoco iré a chivarle a tu hermanito que tiene un sobrino negro.
- ¿Te has mirado
últimamente al espejo? ¿A dónde está el chico dulce que admire y quise
de pequeña?- le cuestiono, triste por verlo tan desdibujado.
- Pregúntale a tu
hermano. Para los Luthor el vocablo amor está vació.- En su mirada leyó
mucha tristeza. Su dolor era muy profundo. Una simple decepción en la
amistad causaba aquella lacerante fisura.
- Desisto. No seré yo
quién te haga cambiar la opinión respeto a yo. Tiempo al tiempo. Pero
por favor, respeta los sentimientos de Kara. Está padeciendo por tu
intolerancia y falta de apoyo.- Le exigió.
- Repito, déjala. Si la
amas hazlo. Por su seguridad y la de tu hijo. No seas egoísta.- Era una
advertencia clara y contundente. Alcanzo a hacerla dudar.- Los Luthor
pueden ser muy crueles, torturarte hasta que uno se arrodille ante
ellos.
- Gracias Clark, por tus consejos.
- Me voy. Espero que tomes la decisión encertada
- ¿No la quieres ver?
- Como dices, mejor que
no nos vean juntos. Dile que me llame para quedar por vernos.- Se fue
sin despedirse. Dejo a la futura heredera Luthor meditando. Demasiado en
juego. ¿Era necesario que se arriesgara tanto? ¿Si desistía en sus
intenciones de justicia, no estaría validando unos hechos reprobables?
¿Y si provocaba una acción semejante contra su pareja e hijo?
Kara la hallo en el
jardín con la mirada perdida en el horizonte. Su rostro estaba muy
pálido. La tuvo de zarandear. Lena empezó a decir frases sin sentido. No
suportaría que dañasen a las personas que más amaba, no sabría vivir
con ello a la espalda.
- Colibrí de mi corazón,
siempre te amaré pero es mejor que no estemos juntas.- Determino al
momento y le susurro firmemente. Los ojos se le empeñaron de lágrimas.
- ¡No digas eso! ¿Y todo
lo que hemos acordado? ¿Qué debemos de afrontar los problemas juntas?-
Le puso las manos en los hombros y la hizo levantar la cabeza.- Es
cierto que no apruebo todo lo que planeas, pero lo comprendo. No quiero
dejarte sola. Te amo.
- Sí, sería un gozo
tenerte a mi lado. No obstante, no quiero ser egoísta y arrastrarte a un
mundo hostil. Me importa mucho más tu seguridad y la de Brian. Tú debes
de estar a Nathional City, junto a él y protegerlo.
- ¡No, mi sitio es a tu
lado! Y también deberías de estar junto a él, no te vuelvas a alejar de
tu hijo. Te necesita y te extrañará.- Le insistió. Temía que si la
obedecía la barrendera cayese en una espiral de destrucción que no
sanaría sus heridas.
- ¡Por favor cariño, no me lo hagas más difícil!- le suplico con los ojos bañados de lágrimas.
- ¿Me estas rompiendo el
corazón, lo sabes? Eso es culpa de Clark. ¿Con qué te ha amenazado
para qué me dejes?- se separo de ella, dejando sus emociones tomasen el
timón de la situación. Respiro hondo, tratando de dominar sus impulsos.
- Nada de lo que no
supiera sobre mi familia. Este medio día he querido ser una estúpida
soñadora. Era algo que ya había meditado previamente.- Se excusó, para
no estropear más la relación que tenía con Clark.
- ¡No sé qué creer!- Las lágrimas empezaron a descender por sus pómulos. Lena se rompió más al verla tan rota.
- Kara te amo con toda
mi alma, no lo dudes. Lo hago por vuestra seguridad. Te prometo que sólo
será una separación temporal, mientras resuelvo ese embrollo familiar y
consiga algo de justicia.- La abrazo. Sabiendo que le estaba pidiendo
demasiado.- Siempre te amaré, pase lo que pase.
La chica rubia no dijo
nada. La estrecho más entre sus fuertes brazos. No quisiera dejarla ir
ni decirle adiós. Temía que sus promesas fueran sólo paja, que el
destino fuese cruel con ellas... Se agarraría en un clavo ardiendo para
no abandonarla. Decidieron en hacer efectiva la rotura, para no alargar
la agonía. Se besaron brevemente y se separaron.
No había dejado nada en
el interior de la mansión. Por eso ni se empeño a entrar. Su familia
política había sido muy antipática con ella y no le apetecía despedirse
de ellos. Lena, en el fondo, también lo prefirió así. Se agarraron de
las manos, sus inconscientes querían rebelarse y huir juntas. Pero la
primera en romper el contacto fue Lena. Se giro y empezó a andar hacia
su nueva casa. Aceptaría la herencia y blanquearía su apellido paterno.
Kara se quedo parada,
observando como el amor de su vida se alejaba de ella, sin mirar atrás.
Quiso correr hacia ella y volverle a suplicar que no la apartara de su
lado. Se contuvo. Respetaría su voluntad. Debía de tener fe que el
destino la haría regresar en su hogar, calle Hope número 5.
Empezó a retomar su
camino de vuelta, con el corazón roto. No vio como su pareja se giraba y
la miraba como se alejaba. Cayó al suelo y lloro torrencialmente.
April, que había sido testimonio de lejos de su rotura, sonreía
pícaramente detrás de la ventana.
*** NOTA***
Hola, espero que os haya gustado el capitulo. Gracias por leerme y vuestros votos.
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