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LA BARRENDERA. (25) La heredera (II)

(25) La heredera (II)


Velorio de Lionel Luthor, 1 pm
La mansión Luthor estaba llena de gente. Al haberse difundido la triste noticia el día anterior facilitó que la gente se movilizara rápidamente. Nadie quería ser el último de ofrecerles sus condolencias y alabar el magnate de los negocios. Un hombre respetado y temido. Su viuda se sentía en su salsa y lucia un fingido dolor. En ausencia de su ahijada, se sentía más relajada. Lex se mantuvo fiel a su lado. Sólo estaba un poco nervioso por la ausencia de su novia, la cual debía de estar a punto de llegar. La necesitaba imperiosamente a su lado. Seguía irritado con Lena. ¿Cómo había sido capaz de permitir que aquel artículo se publicara? Lo había realizado con afán de dañar su carrera política. ¿Cómo justificaría ante su suegro y electorado, que su hermana ex vagabunda, era barrendera y lesbiana?
Ayer, antes de cenar, llamo a su detective privado, para que comprobase si había estado casada con la heredera del clan Serenety de New York. Por su desgracia era cierto. Salió de la nada heredando una suculenta herencia, la cual rechazo y eligió una profesión poco digna por su categoría. ¿Qué podía ganar ella ventilando su historia? Nadie le obligo a salir con aquel negro creído ni tener un hijo con él. Supo des del principio a lo que se exponía. Eligió vivir a la miseria. No se sentía culpable por haber respetado los mandatos de sus padres. Le parecía una infamia que él, quién no había tenido voz ni voto en su expulsión del seno familiar, recibiera todas las consecuencias.
Sus suegros llegarían a las 2 pm. Harían la sesión de fotos y responderían las preguntas de los periodistas acreditados. Luego, se realizaría la comida con la familia y personas más próximas a los Luthor. No se terminaba de adaptar al riguroso protocolo y a las estrictas normas de seguridad de los Cesar. Para dar buena impresión había contratado su propia seguridad. Vigilaban la puerta, pedían identificación y comprobaban que estuvieran en la lista de los conocidos. Si había alguien no acreditado se le llamaba. Por suerte, no le importunaron mucho.
Eran casi la una del medio día y el salón estaba lleno de visitantes. La mayoría de periodistas aceptados estaban preparando sus cámaras y manteniendo su puesto. Había un jolgorio tremendo. Lex seguía nervioso y cabreado porque April seguía sin aparecer. El único alivio era la ausencia de Lena. Varia gente morbosa ya le había interrogado sobre ella. ¿Cómo podían ser tan morbosos en un momento tan delicado y triste?
- Tu hermana seguramente se ha fugado, ser una Luthor le viene grande.-Ironizo su madre. En ese momento, el jefe de seguridad se les acerco.
- Discúlpame Sr Luthor. ¿Me podría acompañar a la puerta?
- ¿Qué ocurre?
- Tenemos en la entrada a la Señorita Kara Danvers, que desea estar en el velorio. ¿Le suena de algo?- le habla flojo, como si nombrar un nombre femenino ocultase un escarceo sexual del jefe.:-La veo muy impaciente para acceder. -A Lex aquel nombre le sonaba de algo. Estrujo su mente. Demasiada información tenía de asimilar y estaba exhausto.
- ¿Es periodista?- le sugirió. Quizás era aquello, estaba en la rueda de prensa de hacía dos días estaba aquella chiquilla.
- No se ha presentado como tal. Sólo me ha dicho que es amiga de Lena Luthor.- Aquel simple detalle hizo que decidiera acompañarlo hacia la puerta.
A un metro del acceso de la casa, el jefe de seguridad le señalo a la polizonte, una chica delgada, alta y rubia. La reconoció de inmediato. Era misma con la que se cruzo en el hotel dónde se murió Max y también estaba en la rueda de prensa de National City. ¿Era todo ello una simple coincidencia? Y lo más inquietante era que conociera a Lena. En más de delegar la tarea de echarla del velorio, prefirió hacerlo él en persona. Se hizo paso a través de la multitud y se personificó ante aquella mujer joven, que parecía muy cohibida, como un pez fuera de su pecera.
- Hola Señorita Danvers, nos volvemos a ver.-La saludo el joven Luthor. Tratando de ser cortes y discreto.- Creo recordar que es periodista, del diario de Cate Grant. Siento que haya viajado para nada, pues sólo tienen permiso la prensa de Metrópolis.
- No se preocupe. No vengo por trabajo. Sólo deseo ver a Lena. ¿Está?- aclaro rápidamente Kara, sintiendo que se ruborizaba. No se atrevía a anunciarse como pareja oficial de la morena.
- No sabía que conociera a mi hermana.-Ironizó Lex, que se sentía irritado por haber sido burlado por aquella rubia insignificante. En la rueda de prensa a pesar de saber el paradero de Lena fue tan insensible que se calló. Bueno, en el fondo le daba igual. Aún así, si alguien ocultaba información tampoco debía de ser muy de fiar.
- El mundo es un cajón de sorpresas. Seguro que me entiende.- Siguiendo su juego verbal.
- ¿Y qué le une a Señorita Luthor?
- Ya le he dicho a su empleado que somos amigas.-Repitió un poco cansada de dar círculos. De repente, sintió como alguien le agarraba por el brazo. No se asustó, porque reconoció el suave aroma de plumerías que usaba últimamente su pareja.
- Hola. Kara es mi mujer y no necesita ningún permiso especial por estar en mi casa. Ni tolerare que se le realice el tercer grado. ¡Entendido!- les advirtió muy seria Lena. Sus ojos azules-verdes, chispeantes de ira, apuntaban directamente a su hermano, que enmudeció. Nunca la había visto tan cabreada y segura de sí misma.
La periodista se agarro fuerte a su pareja, agradecida por su gesto. Le regreso la fortaleza y una inadecuada jovialidad. Era la dicha de tener una novia valiente. A la vez, su corazón le dolió. ¿Por qué había sido tan injusta con ella? Si Lena transpiraba tanto amor y entrega.
- ¿Qué pretendes hermanita, ensuciar más nuestro apellido?- le reclamo Lex, a la misma vez que le agarro fuerte del brazo derecho.
- Nada. ¿Nos tenemos de pelear en el velorio de nuestro padre?- le miro muy seria.
- No sé porque él quiso verte, si fuera por mí no estarías hoy aquí. Sólo te pido que no mancilles el apellido que dio de comer. Respeta nuestra moralidad.-Le advirtió. Sus ojos marrones habían perdido cualquier atisbo de calidez.
- Lex, es usted el primero que debe de respetar si quiere ser respetado.-Intervino Kara, incapaz de permanecer al margen.- Para empezar, han sido ustedes que no han sabido valorar la gran ser humano que es Lena, un ser lleno de luz.
-¿Por qué se mete usted? Es un asunto familiar.-Su tono de voz hostil hizo incrementar la tensión.
La barrendera, agarro fuerte la mano izquierda a su pareja y le susurro algo en la oreja. Estaba alagada por sus preciosas palabras. Pero no deseaba cavar una enorme brecha entre ellos. Tampoco era algo que olvidaría. Aún así, dudaba que pudiera enmendar a su primo hermano.
- Kara es mi pareja y no la pienso esconder. Ya hemos hecho demasiado escándalo, ¿no te parece?
- Querida, en esa ocasión te doy la razón.-Hizo una breve pausa, sonrió y escupió.-Pronto llegará el presidente Cesar. Lo mejor es que no os vea haciendo manitas.
- No te preocupes, no me interesa mezclarme según que personajes.-Ironizo Lena.- Vamos cariño a la habitación, debo de cambiarme de ropa, así nos podemos al día.- Se le acerco y le dio un beso corto. La rubia algo sorprendida al principio, estuvo algo fría. Al separarse reacciono y le devolvió la caricia, disfrutando de los deliciosos labios de la morena. Se cogieron de nuevo de las manos, para escapar de un coctel de miradas. Algunas lascivas, otras curiosas y de horror. Se iban, pero la periodista se giro y sonrió a su cuñado.
- Por cierto, dale recuerdos a April Cesar.-Como intuía su interlocutor quedó totalmente desencajado. En cierta forma le dio pena, probablemente sería otra víctima de su ex.
- ¿De qué conoces a mi novia?
- Es mi compañera de promoción.
- Ah,... Entiendo.
- Espero que te haga feliz. Ella brilla en el juego de la doble moral.-Ironizo, sintiéndose satisfecha al verle colorearse por la ira.
Lex, opto por realizarles un gesto despectivo, para que salieran de la sala inmediatamente. En su interior nació una furia incontrolable. Empezaba a creer que la fase lésbica de su chica no era un rumor falso. Mucho a su pesar, no veía a su cuñada como un ser mal intencionado. Tenía aquella mirada aún tan angelical y cálida.
Lillian, que había seguido el altercado desde lejos, cuando vio alejarse la provocadora de su hija se le acerco y le susurro en la oreja.
- Haz lo que creas más conveniente, pero no quiero que ese par de bolleras estén en el velorio.
- Es la pareja de mi hermana, tiene derecho de estar aquí. Es el funeral de mi padre y no toleraría ese desplante.-Le contradijo, porque estaba harto que todo el mundo lo usará como un títere. -¿Te atreves a desobedecerme?
- Soy suficiente mayor para tomar mis propias decisiones.- Se defiende el joven Luthor.
- Ya me vendrás llorando cuando se abra el testamento.- Lo vio pestañear y rindiéndose a su autoridad.- Intuyó que el viejo Lionel se ablando e incluyo a Lena en sus últimas voluntades.
- Tu siempre con los intereses.- Se rió Lex. Irritado prefirió abandonar el velorio. A veces, se hartaba de tenerlo todo controlado. La vida no era perfecta y el mundo nunca sería el país de las mil maravillas. Su existencia siempre fue programada por su santa madre. ¿Y si estaba perdiendo cosas bonitas por el camino?
En el fondo, ver a Lena junto a Kara, tan enamoradas y apoyándose de forma incondicional le daba envidia. Extrañaba tanto a April. ¿Por qué tardaba tanto? ¿No deducía que la necesitaba a su lado como la agua en marzo?
Subió a la planta de las habitaciones. Estaba algo perdido. Accedió al despacho de su padre, que a veces compartían. Se sentó en su silla, enfrente del escritorio. ¿Sentía más poder del que ya ostentaba? Sólo muy perdido.
Debía valorar los senderos que se abrían y tomar el mejor para él. Le intrigaba porque su progenitor se ablando tanto en su enfermedad. También era curioso que su madre temiera a Lena. Aquella periodista rubia le inquietaba mucho. No por que fuese su cuñada. Era una pieza suelta en el caso de Max Lord. ¿Qué hacía aquel atardecer allí? Y estrujo su mente hasta que le pareció hallar el santo grial.
Cerca de allí, la barrendera se desmorono. Fue cerrar la puerta de la habitación y quitarse la máscara de falsa seguridad. Empezó a llorar sin control y Kara la sostuvo entre sus brazos. El llanto no le cesaba, por eso la cogió entre sus fuertes brazos y con delicadeza la coloco encima de la cama. Se recostó a su lado y le fue secando las últimas lágrimas, a la vez que le daba pequeños besos.
- Gracias por haber venido.-Le agradeció en medio de hipos y con la voz entrecortada. Calló su parte racional, que le compraría un pasaje de vuelta a Nathional City. Tenía el corazón en un puño, por las incertezas que planeaban ante ellas. No quería presuponer nada, por eso se armó de valor:- ¿Qué estés aquí significa que me has perdonado?
Su pareja enmudeció brevemente. Tenía las cuerdas vocales adormecidas. Pensó en la carta hecha un ovillo en su bolso. Al final desechó la idea de recurrir a ella. Debía ser capaz de mirarla y abrirle el corazón. Se perdió en sus preciosos ojos, marchitos por la tristeza. Le sujeto la cara con las dos manos y le sonrió.
- No Lena, no hay nada para disculparte. Soy yo quién debería de arrodillarme por mi comportamiento infantil. Te juzgue por tu apellido y los prejuicios de mi primo. Creó conocerte y tienes un corazón de oro, no veo maldad en ti.
-¡Oh, cielo qué lindas palabras!- se le iluminó el rostro.
- Me he quedado corta. Te he escrito una carta, la tengo en la bolsa.- Intento ir por ella, pero su pareja le agarro.
- Ya me la darás, debemos de hablar.-El tiempo apremiaba y no quería aplazar algunos asuntos delicados.
- Lo sé.- El nudo en el estomago se iba incrementando. Lena le aparto el pelo revuelto de la cara, percibiendo el terremoto de su interior. Incluso, para ella no estaba siendo fácil. Fríamente, hubiera preferido que no estuviera a su lado. Los Luthor era una morada de serpientes y jamás dudarían en aniquilar a cualquier opositor, sin sentimentalismos. No quería errarse más por seguir su corazón. Aún así era mirarla y todos sus propósitos se desvanecían.
- Debes de saber que por mis venas corre sangre Luthor.- Volvió a tener ganas de llorar. Se freno las lágrimas, harta de sentirse frágil. Había tratado de convertirse en una mujer luchadora y tenaz. Pero asumir su historia superaba todas sus energías. Estaba cayendo en el dilema del y si... Sólo le generaba impotencia.- ¡Soy una maldita Luthor! Entiendo perfectamente que tu primo nos odie tanto. Han sido capaces de matar por ambición y celos. Entiendo que no pueda mirarme a los ojos y tú me rechaces.- Agacho la cabeza, a modo de rendición.
- ¡Eh, amor mírame!- Le exigió Kara, agarrándole su rostro por la barbilla y le levanto el mentón. Lena cerró los ojos, negándose a sostener su mirada.- No te odio. Fui una pendeja ayer. No debí de juzgarte por tu apellido. Eres una gran mujer, que ahora admiro mucho más. Me encantan tus ojos azules-verdes, tan únicos y celestiales.- Su caricia la hizo renacer y su rostro se ilumino. Le gustó el aura que rodeaba a su pareja. Le hizo derretir. Era un ser desnudo, sin ninguna doblez. Supo a ciencia cierta que siempre la amaría.
- No tengo nada que disculparme. Eres un cielo, no cambies nunca.- Le pidió en un débil hilo de voz.- Temo que el odio que siento contra mi familia me arrastre al infierno y termine convertida en lo que más desprecio. No quiero ser como ellos.- Movió el rostro y tenso su mentón.
- ¡Quítatelo de tu loca cabeza, nunca serás como ellos!- le puso las manos en los hombros y le prometió que le tendría a ella como faro, que le señalaría siempre el camino a seguir.- ¿Lionel Luthor era realmente tu padre biológico?
- No. Era mi tío. Mi padre era su hermano, al cual mando a matar por qué se interponía en sus negocios ilegales y por celos. Su pecado fue conquistar a la mujer de su vida. Provoco un incendio en su hogar, cuando sólo tenía unos meses de vida. Sólo me salvé por un atisbo de humanidad de Lionel. ¿Te das cuenta amor mío de cómo me han estropeado la vida? Me la han dinamitado desde que nací.- dio un golpe de puño en el cojín. La furia la estaba poseyendo y temía que fuera irrefrenable.
Kara impactada por su confesión la abrazo con infinito amor. Percibió su como su cuerpo se iba destensionando progresivamente. Empezó a acariciarle la espalda y cubrirle de besitos por todo el rostro. Le invadió un impulso de secuestrarla y alejarla de aquel entorno maldito. Se juro que la protegería y no permitiría que le amargaran más la existencia.
- Amor mío, no me gusta verte sufrir y sentirte tan derrotada. Debes de ser fuerte, ¿vale? No estás sola, siempre estaré a tu lado.- Le prometió. Se le acerco y la beso transmitiéndole todo el amor que albergaba en su interior.
- Eso nunca.- Le aseguro Lena tras la caricia.- Me siento lleno de energías, dispuesta a hacer justicia. Lionel antes de morir me facilito las pruebas que inculpan a Lillian, la inductora intelectual del crimen de mis padres. Y me ha incluido en su herencia.- Sus ojos le brillaron y había algo distinto en ella. Su interlocutora se le helo el corazón.- ¿Por qué estás tan pensativa? ¿Crees que no debería de aceptarla?
- No me concierne a mí tomar esa decisión.- Respondió de inmediato, para evitar malas interpretaciones.
- ¿Entonces qué te preocupa?- la morena la empezaba a conocer y había captado sus reservas.
- Para serte sincera, odio verte sufrir por culpa de tu familia. Ahora mismo te cogería en brazos, saldría contigo por esa ventana y volaría hasta National City y regresaría a nuestro sencillo nido de amor. Nada más me importa que estés bien, tu tranquilidad y felicidad.- Le agarro de la mano derecha y cruzaron los dedos. Se sonrieron.- ¿Lo hago?
- Suena muy tentador.-Admitió la barrendera. Sería fácil de hacer. El dinero y poder no le interesaban. Y con ello su familia la dejaría en paz. Incluso, se retractaría del diario para firmar la pipa de la paz. Arrodillarse sólo sería un simple trámite. No obstante, sus progenitores muriendo en brazos del fuego. ¿Lo podría olvidar?. Curiosa podía ser la mente humana.- ¿Y qué me dices de la justicia? ¿Crees que Lillian se merece salir victoriosa? Lionel, al menos lo lamento. Pero esa mujer no tiene conciencia. Lex va de cabeza a su perdición. Y me da lástima. Si no fuera por la madre que tiene...
- ¿Te has planteado que quizás su delito ha prescrito?- le cuestiono, tratando de ayudarla.
- Puede. He solicitado asesoramiento legal a mi abogado de New York. Mañana me tengo de reunir con él.- Agacho un momento la cabeza, como si dudase de sus actos o temiera su reacción ante su ya meditada decisión.- Le prometí a Lionel que trataría de enmendar a mi hermano. Por todo lo expuesto, por ahora no puedo retomar mi vida en el punto que la he dejado.- Le confesó al final, con la voz temblorosa.
- ¿Qué...? ¿Qué me quieres sugerir?- fue capaz de decir tartamudeando la periodista.
- Por ahora no regresaré a casa.- Se detuvo. Tomo aire y lo dejó ir lentamente. Le estaba costando seguir con sus planes iníciales, quizás algo apresurados. Un montón de cuestiones se amontonaban. Kara con el corazón en un puño callo, no queriendo actuar de forma impulsiva. Debía de ser también fuerte y respetar su voluntad.
- De acuerdo. Estoy dispuesta a trasladarme a Metrópolis si decides residir aquí. Aceptaré tu decisión sea cual sea.- Le comunicó muy firme y convencida de ello.- Pero por favor, no me apartes de tu lado.- Le suplico con sus ojos humedeciéndose. Lena la abrazo con intensidad y le dio besos en el cuello. Sus suaves labios, como pétalos de rosa despertaban las mariposas de su estomago.- Te amo.
- Te amo.
Kara se volteo y se puso encima de su pareja. Su deseo estaba encendido. No era el momento ideal. Había mucho para compartir. Aquellos ojos centellantes la embrujaban. Beso sus labios carnosos, profano su boca y sus manos se adentraron dentro de su camisa. Su princesa se estremeció, abandonada a sus caricias. Rendidas la una a la otra. Alguien golpeo suavemente la puerta y una voz masculina rompió el hechizo.
- Señorita Serenety, el Señor Luthor desea verla en su despacho.- Era el fiel mayordomo, el posible gigoló de Lillian. La aludida se tenso. Se levanto, se acicalo un poco y abrió la puerta.
- De acuerdo. Dile que espere un poco ya iré.- Le pidió con una fingida sonrisa. El empleado domestico iba a protestar, pero por el rostro serio de la joven desistió.
La breve interrupción fue un duro aterrizaje a la realidad. Había sido dulce poderse refugiar dentro de una burbuja multicolor. Se miraron en silencio. La rubia aún debía de mover ficha. No se atrevía, no quería añadirle más problemas a su novia. Comprendió que debía ser ahora o nunca. No podía dejarlo tampoco en manos de la providencia divina. Si le alcanzaba un fuerte rayo de Zeus, o de cualquier Dios embravecido le daba igual.
- Lena, antes de irte, debes de saber algo muy importante.- Se levanto de la cama. Agacho la cabeza. El miedo era un parásito que la estaba torturando.- Debo de revelarte el nombre de mi ex...
- Cariño, no hace falta. Prefiero no saberlo, porque si me la encontrará de frente le daría una paliza por cómo te ha tratado.- Lo dijo sinceramente. No sabía quién era ni sus motivaciones. Pero la odiaba por haber maltratado a la mejor persona que conocía. No entendía que hubiera personas tan manipuladoras, posesivas y egoístas.
- Eres mi heroína.- Se le acerco y agarro de una mano. Se sonrieron.
- Lo eres tú.- No evito mirar la hora que era. Faltaba sólo quince minutos por las dos del medio día. Había escuchado que el suegro de su hermano llegaría a las dos. Lex debía estar histérico y si retrasaba más su reunión con ella saldrían rayos y truenos por su boca. Ya intuía su discurso de antemano, que sí las apariencias, el valor de la buena imagen.- Mejor que acuda al mandato del hombre de la casa. Ponte cómoda que no tardaré en regresar.
- ¡No Lena, espera!- exclamo con vehemencia. No quería dejar nada al azar. Comprendió que ser valiente no era cuestión de recitar palabras o intenciones. Ya no le frenaría nadie, ni los mensajes coercitivos y crispados.
- ¿Qué pasa cariño?- le pregunto dulcemente la barrendera, escrutando sus ojos azules recubiertos por una repentina tristeza. No se le escapo el tono grave de su voz, como si ocurriera algo muy dramático.
- April César es mi ex, la que me ha estado acosando des de que lo dejamos.- Se helo en sentirse. Era como si una realidad de concretase en toda su majestuosidad. La palabra bomba era ser acosada. ¿Era atrevido haberla empleado? Era simplemente lo que había ocurrido. Llamadas a todas horas llorándole, suplicándole volver, insultándola por su negativa. Seguirla, espiarla y orquestar un encuentro a New York. Una encerrona en uno de sus pisos francos, dónde termino drogada y profundamente dormida. Lo que era curioso, o inquietante, el tipo de compuesto químico debió usar para doparla. Nació un huevo en su interior, cuyo contenido podía ser la llave de otros acertijos. Y sin querer compartió todos sus temores, quebraderos de cabeza y suposiciones.- Ella ha sido capaz de cosas muy bajas para conseguirme. No le gustó que la arrancarse de mi corazón y dejara de estar al centro de su universo. Y empiezo a sospechar que está detrás de los mensajes que recibo, chantajeándome en revelar que soy una extraterrestre. Hoy mismo he recibido uno que me advertía que no te contará quién era mi ex.- Y se lo enseño.
- ¡Será hija de puta!- Exclamo la morena, con el rostro tensado por la rabia. Movió los brazos, dando como golpes a un enemigo imaginario. También se odiaba por no haberse dado cuenta del sufrimiento de su pareja. Había vivido sola aquel tormento, sometida al yugo de la impotencia y del pánico. No la quería culpar por acallarlo. Entendía que había sido difícil por ella revelarle sus raíces alienígenas. Aún así, las dos habían cometido el mismo error, ocultarse los problemas.- ¿Por qué no me lo contaste antes?
- Primero, porque prometí a los Cesar guardar silencio. Tampoco voy ventilando las miserias y secretos de otros. Aunque, creo que no me di cuenta de lo que me estaba haciendo April. Hoy en detenerme y verbalizarlo me he percatado de lo suyo ha sido acoso.
- Te entiendo, las emociones nublan la razón.- Le interrumpió Lena, acercándole y acariciándole el rostro.
- Exacto. En segundo lugar, estaban los anónimos amenazantes. Ya sabes que he ocultado mis orígenes como un tesoro. Temo tanto el rechazo de la humanidad y no desearía ser el conejito de indias de nadie.
- No me debes ninguna justificación. No importan de donde procedes. Para mi eres mejor persona que muchos de los de mi especie.- Le dio un pico y la abrazo.- Es evidente de qué alguien se tomo muchas molestias para seguirte. Probablemente, contracto un detective privado para ello. Con la mala suerte que te atrapo usando alguno de tus poderes. Dudo que por ahora cumpla su amenaza. Tratará de sacar provecho de ello lo máximo que pueda. Quizás no tenga pruebas, pero apostaría que detrás haya tu ex.
- Antes he pensado lo mismo.- Admite la periodista. Se tapa los ojos horrorizada por ello.- ¿Qué puedo hacer? Odio estar en sus manos. ¿Y si dejo de ocultarme? Clark me odiaría, aunque él no reprime sus poderes.
- ¿Él también es extraterrestre?- Alucino, aunque podría haberlo deducido antes. Quizás por eso, siempre le pareció un chico rallando la perfección. Tan guapo, tan bien educado, tan tímido y entrañable... Más bien debía de tratar de convivir con los humanos sin llamar la atención. Su novia le respondió con un gesto de barbilla. Cayó en cuenta en su hermano, al fin y al cabo no estaba tan loco.- Lo conocí de pequeña y me tenía seducida. Literalmente, me caía la baba cuando lo veía. Con Lex fueron grandes amigos. No entiendo que me desprecie tanto.- Y se rió de aquellos tiernos recuerdos.
- No te lo tomes como algo personal, odia el apellido Luthor.- Le sonrió, arrastrada por su pequeña anécdota.- Aunque, últimamente a mí me saca de mis casillas. Parece que odie la humanidad.
- Quizás, alguien le ha roto el corazón.- Concluyo Lena. Miro el reloj, recordando que su hermano la estaba esperando. No le apetecí ir, pero no le convenía alimentar su furia. Su familia no toleraba los desplantes.
- Estoy totalmente perdida y no quiero perjudicarte. ¿Qué debo de hacer?- insistió Kara, mostrándose frágil.
- Por ahora fingiré que no me has dicho nada. Mejor que no nos precipitemos. Hay mucho por reflexionar y debemos de ser precavidas.- La abrazó para tranquilizarla.
- Si estás a mi lado me siento con fuerzas para afrontar cualquier cosa.- Le susurro Kara.
- Colibrí de mi corazón, no permitiré que nadie te dañe. ¿Vale?- le paso las manos por la cabeza y se le acerco para besarla. Recordó la primera vez que sintió sus tiernos labios, tan dulces y delicados. Fue tan mágico y bonito. Su vida dio un vuelco de noventa grados. Y no dejaría nunca que el destino le arrebatase, o dañase, a lo que más amaba. En aquella ocasión lucharía para no perder.- A mí también me pasa. Aunque desearía que no estés aquí. No quiero ponerte en peligro.
Alguien volvió a golpear fuerte la puerta. Era Lex, cansado de esperarla. Estaba muy cabreado porque ya eran las dos y debería de estar al salón principal para recibir a su poderoso suegro. No dudo en entrar sin obtener el permiso para hacerlo. Paralelamente a sus reclamaciones una chica estaba subiendo por las escaleras y empezó a desgastar el nombre de su novio. Se debió de cruzar con el mayordomo que le indico donde debía de buscarlo. No tardo en llegar enfrente de la habitación de su cuñada. La puerta se abrió, recibiéndola su pareja.
- April, a buena hora llegas.- No evita reprocharle el joven Luthor.- Tu deber era estar a mi lado mucho antes.
- Hola amor. ¿Esa es tu forma de recibirme?- le saluda mostrando una inapropiada jovialidad. Ignora totalmente a las dos chicas que permanecen a segundo plano. Cruzo los brazos como señal inequívoca de sentirse ofendida. Miro rápidamente a la chica rubia y disimulo perfectamente que la conocía.- Y te advierto que no seré nunca tu esclava. No tolero ningún tipo de machismo.
El chico se coloreo. Empezaba a descubrir su carácter fuerte y temperamental. No era una mujer que se dejará almendrar fácilmente. Probablemente, por eso con Lillian se repelían. Como hombre no toleraría que una mujer lo dominara. Aún así, le sonrió por pintar la situación. Su hermana lo estaba observando cómo si fuera una ave rapaz, dispuesta a atacarle a cualquier momento y comerse todos los despechos de su ser.
- Lo siento, no sabes cuánto te necesitaba.- Se justifico Lex, a la vez que se le acercaba. La abrazo y beso muy fugazmente. Alargaron el contacto unos segundos. April abrió los ojos y miro descaradamente a su amiga de la universidad. Le trasmitió una mezcla de sensaciones. Entre odio, rabia y amor. El único que no se dio cuenta fue su novio.
Lena mantenía bien cogida a su pareja por la espalda. Se contenían mutuamente para no asesinarla verbalmente. El mensaje le alcanzo con mucha intensidad a la hija del presidente, que se separo bruscamente de Lex. Fueron unos segundos de alto voltaje. Nadie se atrevía a romper el código de silencio. Fue la más teatrera de los cuatro quién encendió la mecha de la bomba.
- Kara, que sorpresa verte por aquí.-Incluso se le acerco y le dio dos fríos besos en sus bonitos pómulos. Y le clavo una banderilla final para alimentar la crispación ambiental.- ¿No estarás aquí para sacar provecho del fallecimiento del ilustre Lionel Luthor? ¿Qué diario te ha contratado para realizar el artículo sensacionalista?
- Señorita Cesar, no se precipite.- Se entrometió la barrendera, que domo sus ansias de darle un bofetón por sus provocaciones.- Disculpa si me meto. Ante todo debo de presentarme, soy Lena Luthor, la hermana de su prometido.- Le ofreció la mano y le dedico una encantadora sonrisa. April tomo su mano y se la estrecho con rabia. Aunque se perdió en sus preciosos cristalinos. Su cuñada ganaba mucho más en persona.- La Señorita Danvers está en el velorio porque es mi pareja. Así que trátala con respeto, a fin de cuentas vamos a ser familia.
- ¡Oh, disculpa no era mi intención ofenderte cuñada!- y miro a su ex.- Lo siento amiga. ¿Por qué no me dijiste a la última vez que hablamos que salías con la hermana de Lex? ¡Ya té vale, que vergüenza me has hecho pasar!- Las dos mujeres se desafiaron visualmente. La rubia se ruborizo. No era ágil ante aquellos trabalenguas. Miro de reojo a su hermosa morena y su seguridad le ilumino el camino.
- ¡April, si no hablamos desde que me fui de Washington! Me debías una llamada para interesarte por mí salud laboral.- Ironizo, a la vez que se le acercaba y le dio una seca colleja en su espalda.- No te preocupes, es normal que las buenas amigas de universidad se distancien.
- Bueno chicas, ya habrá tiempo que os pongáis al día. Pero debemos de bajar a la sala, para recibir al honorable presidente de Estados Unidos.- Intervino final Lex, sintiéndose aliviado tras aclarecer los vínculos de su pareja con su cuñada. – Por cierto, os pido que seguís estrictamente al protocolo.- Sugerencia que iba dirigida a su hermana.- No quiero que el acto de hoy se convierta en una campaña de promoción de la visibilidad lésbica. Te lo suplico en nombre de nuestro padre.
- Querido hermano, Lionel supo que salgo con Kara y acepto nuestra relación. No hay nada que ocultar.- Le replico con aplomo Lena. No permitiría que nadie la pisoteara y despreciara a su pareja.- No te preocupes, que las dos sabemos comportarnos con corrección. Espero que todos estén a la misma altura del momento.- Sonrió y miro en especial a April. Los invito a salir de su habitación con la excusa que había de cambiar de ropa.
La pareja de moda se fue como un cohete hasta su mundo de postín. Las dos chicas respiraron más ligeramente y se terminaron riendo de la teatrera princesita de Estados Unidos. Se abrazaron y Lena se dispuso a ponerse un vestido negro.
- Intentamos no caer en sus provocaciones. Creo que es ella quién te esta chantajeando. ¿Viste la cara que ha puesto cuando te ha visto?
- Sí.- su rostro angelical se ensombreció otra vez por la preocupación. De razones no le faltaban por ello. La hija del presidente ostentaba de mucho poder y se creía intocable. Todo intento de combatirla con una dosis de realidad y destronarla sería infructuoso.
- Ahora no se cómo pero te prometo que su acoso hacia ti no quedará impune.- Le recalcó Lena terminándose de vestir. Se cogieron de las manos, se miraron firmando un pacto.- ¿Dispuesta a bajar al infierno conmigo?
- Iría a cualquier lugar a tu lado.- Respondió la periodista con los ojos brillándole de amor. Se trago otra vez todos sus miedos. Nunca le atrajo moverse a través de las sombras y mentir. Aún así, asumiría aquellos retos.
El salón principal de la mansión estaba inundado de gente de la alta sociedad de Metrópolis y del país, peces gordos empresariales como el tiburón de la red social por excelencia, políticos sedientos de poder, entre otros muebles de las altas esferas estatales...
Era fácil pasar desapercibido. La pareja de chicas se mezclaron entre la gente, sin interés ninguno de estar a primer fila para recibir el presidente Cesar. La morena condujo a su novia al rincón donde reposaba los restos de su tío-padre. Las artes de las empresas fúnebres rosaban el arte despojar el guiño de la muerto en las caras de los difuntos, que más bien parecían dormir profundamente. Aunque la extrema delgadez del cuerpo recitaba el hondo dolor que lo acompaño sus últimos días de su existencia.
- A pesar de todo lo quisiste mucho.- Interpreto Kara, pasándole un brazo para la espalda.
- Es el único de la familia que me dio afecto.- Lena tenso su mentón y se perdió brevemente en los recuerdos. De fondo se escucharon el disparo de varios flashes y el jolgorio de voces se atenuó. Presumiblemente había llegado el suegro de su hermano.
Se desplazaron hacia un lateral, suponiendo que querría fotografiarse ante el ataúd de su suegro. No se erraron. Tras responder a un par de preguntas a los periodistas sobre su relación con Lionel Luthor, y recitar un emotivo discurso sobre él se dirigió hacia allí. Iba acompañado por su mujer, hija, yerno y su consuegra. La gente se aparto, haciéndole pasillo para que accediera a la zona del velorio.
La oveja negra de la familia permaneció en su discreto rincón, bien agarrada a su novia. No creía que nadie le reclamase que estuviera a primera fila, atendiendo a la importante visita. A pesar, de querer ser discreta, la mirada fría del padre de April las acarició rudamente. Había reconocido a la ex amiga de su hija, una mala influencia por ella. Siempre intuyó que compartían algo más allá de la amistad. Al principio lo tolero, porque creía que sólo sería una etapa para ella. Era joven y quería experimentar. Aún así se terminó la universidad y seguían siendo amantes. La reto y April le soltó que la estaba acosando y chantajeando para que no la dejase. Ardió por dentro de ira. Su única hija lo era todo por él y nadie la dañaría.
Hubiera actuado contra Kara con toda su artillería para apartarla de su vida. No obstante, la buena de April le suplico que no fuera tan beligerante. Por suerte la chiquilla cedió pronto. Y allí estaba, al lado de la hija de Lionel Luthor, siguiendo empecinada en de escalar de posición social. Le daba asco y no estaba dispuesto a tratar personas de su calaña. Dejo de mirar a las dos tortilleras y se centro en su papel de perfecto jefe de estado suegro próximo.
Lena capto la rudeza con la que las miro el presidente. Estrecho más la mano de Kara. Las dos tenían ganas de huir, pero comprendían que no debían de esconderse. Por suerte, el tiempo también tiene su fecha de caducidad. La gente se fue a comer y quedaron los más allegados. Lillian como buena directora de orquesta les condujo a la zona de la comida. Se habían dispuesto varias mesas, como si estuvieran en un restaurante. E incluso, había dispuesto el sitio de cada invitado. No fue sorpresa para ellas comprobar que su mesa estaba en el rincón opuesto a la mesa presidencial. Se iban a sentar cuando el jefe de seguridad irrumpió en la sala y se dirigió hacia la joven Luthor.
- Disculpe Señora Luthor, hay un chico en la puerta, que se llama Winn Scott que desea verla.
- De acuerdo. Dile que ya voy.- Le agradeció que hubiese acudido a ella en lugar a su hermano. Informo a su pareja que eran primos y que lo invitaría a comer. Probablemente, no le gustaría a su madre pero no se opondría para evitar el escándalo. Antes de salir pidió a un camarero que preparara su mesa para otro invitado.
Su amigo la estaba esperando en la puerta algo nervioso. Lucia un elegante traje oscuro. Nada más verla se le iluminó el rostro. Era otro ángel en su vida. Se abrazaron. La barrendera se emociono. Se separaron y miraron.
- Gracias por venir Winn, o primo.- Le agradeció.- Sigo sin hacerme a la idea de todo, de mis orígenes.
- Me pasa lo mismo. He vivido toda la vida rodeado de dolor por vuestra horrible ausencia. Encontrarte fue como un milagro. Agradezco haberme cruzado y haber seguido mis instintos. Desde que te vi sentí algo raro, una necesidad imperiosa de ayudarte. ¿Raro no?
- Son los misterios del destino. Me alegro mucho de haberte conocido y seas mi mejor amigo.- Se volvieron a abrazar.- Espero que no hayas comido, porque te quedas a comer conmigo.- El chico se coloreo. Le daba un poco de urticaria mezclarse con los Luthor, que veía como unos seres desalmados y depravados. Su prima leyó sus reservas y le insistió para que se quedara.- Por favor, no les regalamos del placer de sentirse en el ombligo del mundo.
- De acuerdo. El pacto de silencio debe de romperse y no debemos de escondernos, ¿no?
- Correcto. Me alegro. Esta Kara también.- al chico se le iluminó el rostro, la chica rubia le caía muy bien.
Entraron en el comedor. Ya habían servido los primeros platos. Muy pocos se percataron de cómo la rebelde de la familia regresaba muy bien acompañada por un chico muy elegante. Pero si lo testimonio Lillian, que tenía a su ahijada controlada. Lo reconoció inmediatamente, pues había estado espiando a los Scott desde lejos, a pesar de qué desde el fallecimiento de Alejandro y Elena los acusaron de ser los inductores de su muerte, terminaron desistiendo en su empeño en culparles. Ella no los había olvidado y por eso los había seguido en la sombra. Lo añadió a la lista de agravantes contra Lena, la cual había dejado de ser aquella niña inocente.
- ¿Quién es el chico que termina de llegar?- le pregunto Lex susurrándole.
- El sobrino de una de las amantes de tu padre. Otro arribista.- Omitió el parentesco que le unía a Lena.
- No he podido hablar con mi hermana.- Le informó, molesto por su poca vergüenza. Se había ido y ahora pretendía regresar al nido familiar sin ningún coste. ¿Qué se creía con su insolencia? Las palabras de su madre le estaban torturando por dentro. ¿Sería cierto que su padre la hubiese incluido en el testamento?
- Ya habrá tiempo. Por ahora seguiremos fingiendo ser familia unida.- Le sonrió y continuo continuando en la opera de las falsedades.
La tarde fue mucho más tranquila. El presidente se fue tras de comer, tenía un compromiso inaudible a Kansas City. April se quedo y no se separo de su prometido. Kara la atrapo varias veces mirándola. Intuía que estaba atacada por los nervios y deseaba hablar con ella. Por eso cuando se escapo un momento para ir a los servicios, no se sorprendió encontrársela en el pasillo. Le agarro fuerte por el brazo derecho obligándola a entrar de nuevo en ellos.
- ¿Lena sabe que fuimos novias?- alejándose de la diplomacia y mostrando su oscuro ser.
- ¡No! Se guardar secretos.-Le respondió secamente, a la vez que se deshacía de su mano opresora.
- ¿Por qué me haces eso? ¿Liarte con mi cuñada para atormentarme?- y empezó a llorar de forma desgarradora.- No sabes lo mucho que te amo. Me estoy muriendo de celos.
A Kara le pareció una situación surrealista. Le ocurrió lo mismo que New York, su declaración de amor no le afecto. Palabras tardías y estériles. La pobre niña rica estaba atrapada en sus propias contradicciones. ¿Le debía de tener lastima? ¿Cuándo se cansaría de acostarla? Teniendo fe en su supuesta inteligencia, trato de clausurar su historia de una forma sana.
- April, te ame mucho de verdad. Pero ya se ha terminado. Estoy enamorada de Lena y no hay fisuras en mis sentimientos. Tú siempre tendrás el título de mi primer amor... Pero...
- No seré tu último ni el único.- Sentenció con rabia su ex. Se seco las lágrimas y la miro con desprecio.- Eres mía y no serás de nadie más. No esperes mi bendición.
- ¡Ya basta! ¡Por favor, acepta que ya no te quiero!- le suplico.- Por mi parte no te preocupes, no diré nada. Tienes derecho en ser feliz al lado de tu prometido, igual que yo con Lena.
- ¡Por favor no me mientas! Lex me ha comentado lo que le has insinuado cuando has llegado.- Volviendo a usar un tono de voz beligerante.
- Lo siento. Me canse de ser una buena chica y tu prometido ataco a mi pareja. Si queremos vivir en paz, mejor que empezamos a respetarnos. No tolerare ningún comentario homofóbico.- Le advirtió. Descubrió que ya no la temía.- Otro consejo, quizás vivirías más tranquila si incorporaras en tu diccionario la palabra honestidad.
- Espero por tu bien que sea verdad. Tampoco me pidas que te deje de amor. Tu si eres el amor de mi vida y siento que no comprendas mi situación. Como hija del presidente de Estados Unidos debo de ser un ejemplo a seguir. ¿Por eso, por esa responsabilidad, firmamos un pacto de no agresión?
- Sí. Si seguimos así sólo nos dañaremos más.- Acepto la rubia tras reflexionarlo brevemente. Dudaba que se su ex se relajara fácilmente. Empezaba a creer que su amor era enfermizo, rallaba a la obsesión. Se giro para abrir la puerta y regresar al lado de su pareja.
- ¿Cerremos el trato con un beso?- le pidió April. Kara se volteo y se negó.- Mi cuñada no lo sabrá. ¿O es celosa?
- No. Lena no es celosa. Acepta, que ya no te quiero.- Le remarcó otra vez antes de irse.
Lejos de allí, en la puerta de entrada de la mansión Luthor terminaba de llegar Clark Kent. Había estado toda la mañana dudando de si ir a ofrecer la condolencia a la familia Luthor. Apreciaba a Lionel, a pesar de considerar que muchos de sus negocios habían sido perjudiciales por el planeta tierra y había explotado a mucha gente por sus beneficios financieros. Lo consideraba un señor culto y más cuerdo que su hijo. Había estado hablando con él en los últimos meses de su vida. Un profundo sentimiento de culpabilidad lo asfixiaba. Acudió a él para que le ayudara a hallar a su hija. Se negó, porque su odio hacia aquel apellido estaba sacando el peor de su ser.
Su resentimiento estaba dirigido a un rostro concreto, a un nombre, a Lex Luthor. Su ex mejor amigo. El único que había tenido. El resto de amistades eran superficiales. A él le había confiado todos sus secretos, menos uno. Era la persona que más le conocía. El tiempo que compartían se consumía con el carbón, hablando, compartiendo momentos de silencio, riéndose y emocionándose por vivencias excepcionales... Hasta que se terminó abruptamente, cuando su alma máter descubrió accidentalmente que era un extraterrestre. Lo entendió en parte, su confianza de destruyo. Se alejaron y empezó a perseguirle. Las raíces de su odio hacía él tenían largas raíces al pasado, en aquella tormenta de meteorito de criptón le hizo perder el pelo.
Su pareja, Lois Lane, a veces se hartaba de escucharle quejas contra él. No comprendía que estuviera tan resentido contra su amigo. Estaba realmente obsesionado en él, no olvidando todo lo que le había tratado de hacer. Aún así, tras salir con April Cesar y haber iniciado su carrera política lo había dejado algo en paz. De todos modos, su ambición de poder le inquietaba. Si realmente alcanzaba un algo cargo estatal seria una amenaza contra los inmigrantes de otros planetas.
No quería ir a dar las condolencias a la familia Luthor, pero su novia le convenció. Debía de limar asperezas con Lex y mirar de reconducir su relación. En recuerdo de los tiempos pasados debía de estar allí. También necesitaba ver a su prima, a la cual la había estado esperando toda la mañana. Le había llamado recriminándole su ausencia. Le había dicho que estaba junto a Lena. No evito reprocharle su inconsciencia. Creía que el amor la estaba cegando y debilitando. Era consciente de qué estaba siendo muy dura con ella. Le parecía una copia de su propio libro y temía que le ocurriera igual. Conocía a los Luthor, para ellos las apariencias era su lema. Lillian además era la reencarnación del demonio. No había dudado, en su momento, de retarle para que se apartara de la vida de su delfín.
Al llegar a la mansión pidió por su amigo. El cual tardo un poco en aparecer. Iba encendido, dispuesto a echarlo sin contemplaciones tras escucharlo. Era triste terminar así, siendo unos auténticos desconocidos. Lex no parecía afectado, pero Clark intuía que por dentro si lo estaba. Siempre se había lamentado por la frialdad de su progenitor. Nunca le profeso mucho afecto y le dolía. Necesitaba sentir su aprobación y de qué se sintiera orgulloso de él.
- Gracias por venir y tus condolencias. De todos modos, Señor Kent ya sabe que no es bienvenido en nuestra casa.- Declaro Lex.
- Son sinceras Señor Luthor.- Subrayo con intensidad el periodista.- También me gustaría saludar a su hermana y pareja.- Su petición hizo cabrear más a su interlocutor.
- ¿Cómo sabes que está aquí y tiene pareja?- ser desconfiado siempre le daba un plus extra para sus negocios.
- Las vi en Nathional City, también estaba en la rueda de prensa que diste.- Improviso Superman. Sólo por aquella información Lex le permitió acceder al velorio. Tenía curiosidad de aquella extraña coincidencia. Lena se los cruzo por el camino. Iba acompañado por Winn, que se marchaba.
- Hola Lena, lo siento mucho.- La saludo Clark.- ¿Por cierto, sigue contigo Kara?
- Sí, ha ido al baño.- Le informó. Miro a su hermano, que estaba muy pendiente de su conversación.- Por cierto, me gustaría hablar contigo. Me acompañas.
Lex los desafió con la mirada, pagaría por saber lo que traían entre manos. No le gusto mucho que existieran secretos a su alrededor. Les dejo solos, no disimulando su mosqueo. Acompañaron a Winn a la salida y salieron a la calle. La morena no quería arriesgarse de qué nadie la escuchará. Clark estaba encendido y la culpaba por las imprudencias de su prima.
- Se que no te caigo bien y me odias por mi apellido. Amo a Kara y no le quiero dañar...
- Tú no, pero si lo pueden hacer tu familia.- La interrumpió usando un tono de voz muy hostil.
- Es lo mismo que haces tú con ella. ¿Por qué la maltratas tanto?- No evito recriminarle. Odiaba a las personas como él, que se creían unos Dioses para ir dar lecciones de moralidad y buen hacer. Sólo ellos disponían de la verdad y se creían con el derecho de aleccionar a los otros.
- Ya deberías de saber la respuesta. Tú más que nunca sabes la dura que es la vida, el mundo y tu familia. ¿Qué te hicieron cuando eras una adolescente? Te expulsaron de tu hogar estando embarazada. Ya sabes hasta donde pueden llegar para conseguir sus intenciones. ¿De verdad que quieres arrastrar contigo a Kara, a un ser tan puro?
- Entiendo lo que dices. Soy consciente de los demonios que habitan esa mansión. Es más he conocido el peor de sus pecados. Por ganas correría lejos de ellos.
- ¿Y por qué no lo haces?
- Por justicia. Alguien debe de pararles los pies.- Sentencio muy convencida la barrendera de ello.
- ¿Y debes de arrastrar a mi prima con tu odisea de venganza?- Cruzo los brazos y la miro rudamente.
- No es venganza, será justicia. Y ella tomará sus propias decisiones, como persona adulta que es. Y si te importa tanto su bienestar, para empezar no digas que sois familia. Lex no debe de saberlo.- Le suplico, esperando su colaboración.
- ¿Crees de verdad que no terminará descubriéndolo? El tiene ojos a todos los sitios, sabe que la información es poder. Si la quieres realmente proteger, rompe con ella.- Le exigió.- Como también sabrán que Brian Danvers es tu hijo biológico...- Le insinuó. Lena iba a abrir la boca, para negárselo. No obstante, no la dejo interrumpirlo.- No me lo ha chivado Kara, eso sí lo sabe. Eres también una experta en el camuflaje, de ir de victima por la vida. Pero en el fondo eres una víbora caprichosa.
Lena irritada por sus palabras hirientes le dio un fuerte bofetón. Sólo consiguió dañarse la mano y tener que suportar su cruel risa. Clark había cambiado mucho y era un desalmado ser.
-¿A si me pagas mi ayuda? Tampoco iré a chivarle a tu hermanito que tiene un sobrino negro.
- ¿Te has mirado últimamente al espejo? ¿A dónde está el chico dulce que admire y quise de pequeña?- le cuestiono, triste por verlo tan desdibujado.
- Pregúntale a tu hermano. Para los Luthor el vocablo amor está vació.- En su mirada leyó mucha tristeza. Su dolor era muy profundo. Una simple decepción en la amistad causaba aquella lacerante fisura.
- Desisto. No seré yo quién te haga cambiar la opinión respeto a yo. Tiempo al tiempo. Pero por favor, respeta los sentimientos de Kara. Está padeciendo por tu intolerancia y falta de apoyo.- Le exigió.
- Repito, déjala. Si la amas hazlo. Por su seguridad y la de tu hijo. No seas egoísta.- Era una advertencia clara y contundente. Alcanzo a hacerla dudar.- Los Luthor pueden ser muy crueles, torturarte hasta que uno se arrodille ante ellos.
- Gracias Clark, por tus consejos.
- Me voy. Espero que tomes la decisión encertada
- ¿No la quieres ver?
- Como dices, mejor que no nos vean juntos. Dile que me llame para quedar por vernos.- Se fue sin despedirse. Dejo a la futura heredera Luthor meditando. Demasiado en juego. ¿Era necesario que se arriesgara tanto? ¿Si desistía en sus intenciones de justicia, no estaría validando unos hechos reprobables? ¿Y si provocaba una acción semejante contra su pareja e hijo?
Kara la hallo en el jardín con la mirada perdida en el horizonte. Su rostro estaba muy pálido. La tuvo de zarandear. Lena empezó a decir frases sin sentido. No suportaría que dañasen a las personas que más amaba, no sabría vivir con ello a la espalda.
- Colibrí de mi corazón, siempre te amaré pero es mejor que no estemos juntas.- Determino al momento y le susurro firmemente. Los ojos se le empeñaron de lágrimas.
- ¡No digas eso! ¿Y todo lo que hemos acordado? ¿Qué debemos de afrontar los problemas juntas?- Le puso las manos en los hombros y la hizo levantar la cabeza.- Es cierto que no apruebo todo lo que planeas, pero lo comprendo. No quiero dejarte sola. Te amo.
- Sí, sería un gozo tenerte a mi lado. No obstante, no quiero ser egoísta y arrastrarte a un mundo hostil. Me importa mucho más tu seguridad y la de Brian. Tú debes de estar a Nathional City, junto a él y protegerlo.
- ¡No, mi sitio es a tu lado! Y también deberías de estar junto a él, no te vuelvas a alejar de tu hijo. Te necesita y te extrañará.- Le insistió. Temía que si la obedecía la barrendera cayese en una espiral de destrucción que no sanaría sus heridas.
- ¡Por favor cariño, no me lo hagas más difícil!- le suplico con los ojos bañados de lágrimas.
- ¿Me estas rompiendo el corazón, lo sabes? Eso es culpa de Clark. ¿Con qué te ha amenazado para qué me dejes?- se separo de ella, dejando sus emociones tomasen el timón de la situación. Respiro hondo, tratando de dominar sus impulsos.
- Nada de lo que no supiera sobre mi familia. Este medio día he querido ser una estúpida soñadora. Era algo que ya había meditado previamente.- Se excusó, para no estropear más la relación que tenía con Clark.
- ¡No sé qué creer!- Las lágrimas empezaron a descender por sus pómulos. Lena se rompió más al verla tan rota.
- Kara te amo con toda mi alma, no lo dudes. Lo hago por vuestra seguridad. Te prometo que sólo será una separación temporal, mientras resuelvo ese embrollo familiar y consiga algo de justicia.- La abrazo. Sabiendo que le estaba pidiendo demasiado.- Siempre te amaré, pase lo que pase.
La chica rubia no dijo nada. La estrecho más entre sus fuertes brazos. No quisiera dejarla ir ni decirle adiós. Temía que sus promesas fueran sólo paja, que el destino fuese cruel con ellas... Se agarraría en un clavo ardiendo para no abandonarla. Decidieron en hacer efectiva la rotura, para no alargar la agonía. Se besaron brevemente y se separaron.
No había dejado nada en el interior de la mansión. Por eso ni se empeño a entrar. Su familia política había sido muy antipática con ella y no le apetecía despedirse de ellos. Lena, en el fondo, también lo prefirió así. Se agarraron de las manos, sus inconscientes querían rebelarse y huir juntas. Pero la primera en romper el contacto fue Lena. Se giro y empezó a andar hacia su nueva casa. Aceptaría la herencia y blanquearía su apellido paterno.
Kara se quedo parada, observando como el amor de su vida se alejaba de ella, sin mirar atrás. Quiso correr hacia ella y volverle a suplicar que no la apartara de su lado. Se contuvo. Respetaría su voluntad. Debía de tener fe que el destino la haría regresar en su hogar, calle Hope número 5.
Empezó a retomar su camino de vuelta, con el corazón roto. No vio como su pareja se giraba y la miraba como se alejaba. Cayó al suelo y lloro torrencialmente. April, que había sido testimonio de lejos de su rotura, sonreía pícaramente detrás de la ventana.
*** NOTA***
Hola, espero que os haya gustado el capitulo.  Gracias por leerme y vuestros votos.

 

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