(8) Apagón de luz
En los siguientes días
fue germinando en mi interior la idea de fugarme. No quería someterme a
su voluntad y jamás dispondría de la presunción de inocencia. Por eso
era primordia investigar mi crimen, para que todos se retractaran de sus
juicios. En especial, Lena. Curiosamente me afectaba mucho su
apreciación respeto a mí. La cual desapareció unos días.
Sam se convirtió en mi
instructora. Su estilo era seductor y provocativo. Me seguía evocando a
mi primer amor. Solía retarme para que le siguiera en sus travesuras.
Las dos familias veraneaban en un pueblecito muy rural. Jugar por aquel
entorno silvestre era un autentico manjar para nosotras, acostumbradas a
entornos cerrados y programados. Corríamos libremente por sus bosques,
por sus calles y nos colábamos en los huertos de nuestros vecinos para
robarles frutas de temporada, o por el placer de estar haciendo algo
prohibido.
Mis padres se enfadaban
conmigo y empezaron a ver con malos ojos que me relacionara tanto con
ella. No consiguieron separarnos. Me encantaba estar a su lado y nos
entendíamos sólo con mirarnos. Teníamos algo en común, las dos éramos
hijas adoptadas. Aunque, en mi caso era feliz. Mientras por ella, solía
quejarse de los estrictos que eran sus padres. Probablemente, que fuera
una niña atípica, inquieta, de aspecto poco femenino y con
comportamientos de niño provocaba su rechazo. Siempre se espera que uno
se comporte acorde con su sexo biológico. De hecho, desde pequeños los
estereotipos hablan y nos clasifican. No faltaran los vestiditos rosas
para las chicas y la ropa azul para los chicos. Parece que así están más
monos los bebes.
En cierta forma Sam
Arias, fue una chica desadaptada e incomprendida. Le perdí el rastro
cuando se mudaron de ciudad. Siempre he ignorado lo que ocurrió entre
nuestras familias. No volví a preguntárselo, porque estaba encantada de
haber dejado atrás su vida apetecible y convencional.
Al segundo día con ella,
nos dirigimos al gimnasio y pretendió realizar un combate. Me negué.
Empezó a reírse de mí. Me descoloco. Se me aproximo en plan tigresa. Me
manoseo los pechos, de forma grotesca y sin poco taco. Descendió hacia
mis partes íntimas y trato de meterme los dentro. Me sentí tan
violentada que le agarre el brazo fuerte y se lo retorcí. A la vez que
le clavaba mi rodilla derecha a su centro de placer. No se quejo. Al
contrario, esgrimo un movimiento típico de carate y termine besando el
suelo.
- Enhorabuena Kara.
Aunque, ahora te quedes quieta te convertiría en presa fácil. Otro
recurso, es tener mucha velocidad para huir.-Me felicito, a la vez que
me ayudo a incorporarme.- Una mujer debe de saber defenderse, para
evitar ser agredida sexualmente. La lección de hoy, se debe de recorrer a
la violencia si no hay otra opción y sea necesaria para preservar la
integridad física.
Fui incapaz de
replicarle como solía hacerlo con la agente Luthor. Su estilo me atraía.
Pero no estaba dispuesta a que me sedujera mi nuevo oficio. Claro,
también era cuestión de perspectivas. Descarte mis dudas. Debía de huir
lo más pronto posible.
- Las mujeres podemos
disponer de otras armas, como nuestros encantos femeninos. Los hombres
nos suelen infravalorar. Y se les hace difícil controlar sus pulsaciones
sexuales. Se confían y podemos atacarles.- Se me acerco de nuevo, me
levanto el mentón y me rodeo. Su mirada no disimulo su lascivia.- Eres
muy guapa, tienes potencial por ser una femme fatal.
- ¡Nunca me denigre como mujer! Respeto saber defenderse ante un ataque personal, te doy la razón.
- Se te nota que eres
muy puritana. Y no te ofendas. Lo he estado hablando con la jefa y
coincide conmigo. Es necesario ese análisis y clase. El tiempo apremia,
se nos exige resultados.- Cruzo los brazos y empezó a criticar mis
modelitos de ejecutiva.- A veces no es la ropa, sino como te mueves.
Habrá misiones donde se te exigirá infiltrarte en empresas, en fiestas u
otro cualquier escenario. O simplemente acudir a eventos sociales...
- Mm, deduzco que ser
buena actriz me serviría.- Ironice.- ¿Es lo que hacéis vosotras dos?
Parece que tengáis dos caras. ¿Qué sois en realidad, ángeles o demonios?
- ¡Por Dios rubita, que
cansina estás con ese tema!- estaba terminando con su paciencia
también.- Por favor, intenta ser más avispada. Todo es importante, tanto
saber defenderte como hacer trabajar tus neuronas. Al final todo es
cuestión de sentido común.
- ¿Y el corazón a dónde queda?- me refería a las emociones.
- Tendrás el tuyo, sólo
debes de aprender a protegerlo. Se basa en conocerte y...- Una fuerte
alarma, parecido al sonido de un barco saliendo del puerto, nos
asilencio. Lo cambio todo. Incluso el rostro de Sam se modifico. Isis
apareció en el gimnasio para buscarme, creo que más pronto de lo
habitual.
- Hola Kara, debo de acompañarte de vuelta a tu habitación.
- Lo siento, por hoy se
ha terminado la instrucción.- Se dirigió de forma apresurada hacia la
puerta. En su rostro había un rictus de preocupación.
Mire a mi asistente y le
sonreí. Empecé a andar y ella me siguió. Había mucho ruido ambiental.
Me cruce con varios soldados. Bueno debían serlo por su uniforme oscuro,
de tonalidades de negro. La solapa de su camisa era amarilla y tenían
una letra y un número bordadas, C7. ¿O era una L al revés?
- ¿Está ocurriendo algo grave no?- no evite preguntar al robot.
- Mi objetivo es solo
recluirla en su celda por seguridad.- En este instante las luces
empezaron a parpadear.- La sección, sección...- Empezó a repetirse como
una metralleta. Aquello fue el despertador de la oscuridad, pues las
luces se apagaron completamente. Isis fue reduciendo su intensidad de
voz y sus vocablos, hasta llegar a recitar casi el himno de la alegría.-
Si, do, re, do...no sé.
- ¡Por favor dime algo!-
le exigí desesperada. Me sentía totalmente perdida y sola. Ya no
pasaron más soldados. La alarma no ceso. Al cabo de unos segundos se
encendieron las luces de emergencia, débiles faros con poca intensidad.
Vi a mi amiga apagándose. Su batería debía ser muy vieja. Aunque podría
alimentarse vía inalámbrica. Se creía que así se reducía costes en
baterías y sus componentes tóxicos. Me entristeció verlo sin alma. Por
unos instantes estuve tentada en cogerla entre mis brazos y escapar
juntas.
Se escucharon nuevamente
a gente corriendo. Las estructuras metálicas eran muy ruidosas y me
parecieron algo inestables. Con el corazón a punto de explotar la
abandone, tirada como estructura inservible. Ande rápido, sin mirar
atrás. Aún sentía y eso era glorioso.
Aquella instalación era
laberíntica. Pasillos largos, rectilíneos, recintos cerrados sin
cerradura... No me cruce con nadie más. Igual habían abandonado el barco
y sólo quedaba yo. La sensación de peligro incremento. Corrí lo más
veloz que pude. Todo me parecía igual y daba vueltas como una marioneta.
La poca claridad ambiental amenazaba a desaparecer totalmente.
Al borde del ataque de
nervios me tropecé con una escalera ascendente. La subí alegremente. Me
tope con otro pasillo muy largo, idéntico a los otros y a lo lejos se
veía una luz. El recorrido se me estaba haciendo eterno. El potente y
desagradable sonido de la alarma se atenúo, hasta desaparecer cuando
alcance el final del túnel. Nada más acceder al nuevo espacio me di una
fuerte torta.
Ante mi había una
inmensa sala, cuya estructura me pareció una nave espacial como las que
salen a las pelis de ciencia ficción. El techo era cómo una cubierta de
un planetario. En aquella ocasión estaba descubierta y pude ver el
cielo. Era de noche y las estrellas lucían preciosas. Me emocione y me
sentí más viva que nunca.
La forma de aquel
espacio era algo ovoide. Al centro había varios ordenadores de distinto
tamaño operativos. Había un par de hombres jóvenes que hablaban flojo.
Uno era de piel blanca y algo afeminado. El otro negro y sin pelo. A los
laterales, había cabinas de vidrio, con unas persianas oscuras
abajadas. Parecían el ojo que todo lo controla, siempre pendientes de lo
que se cocía.
Me choco que aquellos
chicos estuvieran tan tranquilos en sus puestos de trabajo. Me parecía
paradójico. Me iba a girar resignada, pues no creía que allí se hallase
la salida de la ratonera. No obstante, uno de ellos me vio y me llamó
por un nombre distinto al mío.
- Agente Zor-El entre,
no tenga miedo.- Dijo el chico más joven y pelo negro. Era guapo y
parecía inofensivo.- Soy Winn, el informático.
- No soy quién dices ser.- Protesté. Fui un poco borde.- Me llamo Kara...
- Ahora esta será su
identidad. Me extraña que la agente Luthor no se lo haga dicho.- Se
justifica el otro de color.- Aunque, últimamente anda algo despistada.- Y
se rió descaradamente. No me pareció una postura respetuosa con un
superior.
- ¡James por favor,
cállate! Vas a espantar a la nueva incorporación de la sección.- Lo riño
dulcemente.- Ya irás conociendo al Guardián.
- ¿Y bueno, que está ocurriendo con tanta alarma? ¿Y qué raro que aquí no se escuche?
- Es un simulacro.- Informo el borde.
- O quizás te querían
poner a prueba.- las palabras del informático lograron enmudecerme. Me
indico unas pantallas de tele desde dónde se podía observar distintos
sectores del recinto.- ¿No te ha extrañado que Isis se quedará sin
energía?
- Sí. Como prototipo
Danvers debería ser ecológico, aunque tener un reservorio de energía
para dirigirse hacia una zona de seguridad. Los modelos son caros y hay
que proteger inversión del cliente. Nuestra filosofía siempre fue poder
dispensar buenos productos para todo el mundo. La rentabilidad es otro
de nuestras prioridades.-Les narre orgullosa de mi compañía. No me
gustaba presumir, pero el giro hacia una empresa sostenible a nivel
medio-ambiental era honor mío.
- Interesante y loable
de cara a la galería.-Ironizó el moreno. Rabie de ira. Me contuve
rechazando la más visceral de mi ser, que hacía poco había aforado
dentro de mí.- Te ha faltado mencionar la tecnología bélica que vendéis a
los países en guerra y dictatoriales.
- ¡Eso es una vil
mentira! Trabajamos con estrictos criterios éticos y no nos enriquecemos
a través de las guerras.-Me defendí muy segura de aquello.- Aparte
nunca hemos creado armamiento.
- ¿De verdad eres tan
ingenua?- se rio de mi cruelmente, tratándome de estúpida. Me calle,
porque Mike era una prueba de mi ceguera.
- ¡Cállate James! No hay
nada comprobado aún.-Le recrimino su compañero. Era pura afabilidad y
desentonaba en la sección. Me parecieron la extraña pareja.
- Será cuestión de
tiempo. Discúlpame camarada Zor-El. Soy el Guardián y mi finalidad es
controlar que empresas se lucren acosta de muertes injustas. Claro entre
otras funciones.-Parecía un hombre serio y debía de considerar su grave
acusación sobre las empresas Danvers.
En ese instante la
persiana de uno de los despachos se levanto. Una mujer de unos cincuenta
años, muy bien llevados, nos estaba observando. Al lado de su boca
había un pinganillo y estaba como gestionando. Seguramente hablaba a
través móvil. No tardo en colgar. Extendió el brazo derecho, toco un
botón y escuchamos su voz autoritaria por el sistema de megafonía.
- ¡Candidata Zor-El a mi despacho, ahora!
Mi rostro debió imitar a
un corderito degollado, a punto de recibir una reprimenda. Los dos
agentes enmudecieron. Sólo el informático me animo.
- Kara, mi único consejo, no se fie de nadie. Aquí pocas cosas son lo que aparentan.
- Gracias Winn. ¿Lena es confiable?- solo me interesaba eso. Apostaría que no, porque era una estricta amante a la Sección.
- Sí. Ten en cuenta que todos luchamos para sobrevivir. Ella no es ninguna excepción.- Vocalizo muy flojo. Se lo agradecí.
Subí las escaleras con
el culo apretado por el pánico. Llame a la puerta antes de acceder. Sólo
entre cuando sentí su voz dándome permiso. Me halle a la imponente
mujer sentada al lado del escritorio, con sus perfectas piernas
cruzadas. Destilaba mucha sensualidad. Me recordó a Kim Basinger en la
película Instinto Básico. No dije nada, esperando que fuera ella quién
rompiera el hielo.
- ¿Con ganas de fugarse Zor-El?
- No Señora...
- Señora Astra In-Ze, la
jefa de la Sección 3.- Hizo una pausa, sin dejarme de comerme con su
mirada marrón-verde clara. Me intimidaba y me empequeñecía.- ¿Y bien ya
ha comprobado que aquí es difícil escapar?
- Yo no... No pretendía huir.- Le respondí tartamudeando.
- Miente muy mal Kara.-
Se aparto el pelo de la cara y se levanto. Se dirigió hacia la ventana,
des de done podía controlar la sala de operaciones, y me dio la
espalda.- Le deberé de dar la razón a la agente Luthor. Si no avanza en
la instrucción me veré obligada a tomar una delicada decisión...- Sus
palabras me estremecen.
- Quizás, sea mejor que
no espere más. No quiero seguir. Jamás seré como vosotros deseáis.-
Determiné. La lección del día era que no tenía escapatoria. Se lo dije
firme y sin parpadear. Eso la hizo voltearse y me desafió otra vez.
- Una loca suicida.-
Suspiro y me sonrió.- Me gusta la gente con carácter. A pesar de todo me
sirve.-En ese momento, hubiera pactado con Satanás para refundirme en
el infierno. ¿Por qué no entendían que no quería amoldarme en su
organización?
- Créeme yo jamás les seré de utilidad.- Me empecine a insistir.
- Todo es cuestión de negociar. ¿No era usted empresaria en su anterior vida?
- Sí. Bueno, puestas a pedir sólo conseguir la libertad. ¿Si colaboro podré salir y realizar una vida normal?
- Veo que no lo
comprende. Lena sigue siendo una blanda.- Se sorprendió su juicio
negativo hacia su agente estrella. Me latió defenderla y lo hice.-
¡Vaya, siente admiración por su instructora!
- La odio, no he conocido nadie tan insensible.- Le fui totalmente honesta. Mis palabras le hicieron reír.
De repente la puerta se
abrió y me sobresaltó. Astra dejo de burlarse de mí. Clavo su mirada
asesina a quién había entrado. Me voltee y vi que eran dos visitas. Una
era Lena con el rostro muy serio. Y el otro un señor de cincuenta años,
calvo, negro y con una apariencia sobria. No iban muy felices. Debían de
tener una fuerte influencia con la autoridad máxima de la Sección. Aún
así, no era una mujer que se dejará intimidad fácilmente.
- Agente Luthor, a buenas horas se digna a aparecer. Ha tenido a su cadete descuidada y por suerte no huye.- Le recriminó.
- Alguien ha manipulado a
Isis, facilitando que pudiera escapar.- Se justico la morena.
Permanecía impasible, como si la regañina no le afectara. Envidie su
aplomo y serenidad.
- ¿Querido J'onn J'onzz eso es cierto?- le cuestiono acercándose a su subalterno. Me quedo muy claro quién mandaba ahí.
- Sí. No sabemos quién lo ha hecho. ¿No será usted?
- ¡Por favor J'onzz, que ganaría con ello!- Ironizó.
- No me haga hablar jefa.- Le advirtió el moreno.
- Lo siento mucho Señora
In-Ze, no volverá a suceder.- Se disculpo Lena, a la vez que me miraba
de reojo. Por un instante me pareció un poco preocupada por mí. Era raro
que asumiera la responsabilidad total del ocurrido, cuando no era la
culpable. Comprendí que mis actos podían salpicar a terceros.
- Eso espero. Recuerde
agente Luthor que ya no tiente siete vidas.- Su advertencia, su modo de
realizarla, con tanta sangre fría, hubiera quitado la respiración a
cualquiera. No obstante, Lena permaneció impasible. ¿Podría ser que no
tuviera corazón?- Por cierto, doy el visto bueno para que la candidata
Zor-El sea ya operativa.
- Pero, es aún demasiado prematuro.- Protesto mi instructora. Incluso, la percibí un poco inquieta.
- En esta ocasión le doy la razón a la agente Luthor.- La apoyo J'onn.- Si hoy se ha tratado de escapar...
- Si ha sido valiente
para intentarlo puede afrontar una misión. Sabe lo que se juega.-
Afirmó, a la vez que me miraba. ¿Si cumplía me regalaría la libertad?
Seguramente no, pero le había facilitado mi gran motivación y lo
utilizaría por manipularme.
- ¡Entendido! Si me da
permiso, me retiro y condujo a la futura agente a su celda.- Se la dio.
Me agarro fuerte por un brazo y me arrastró hacia fuera. Por su gesto
supe que estaba muy cabreada. Anduvimos en silencio. Me sentía muy
incómoda, como si hubiera perdido algo.
- Lo siento mucho.- Fui
capaz de decirle cuando estuvimos frente mi prisión. Me sentí algo
tonta. No tenía la culpa de las palabras hirientes de su jefa.
- Más lo va a sentir usted.- Me escupió con rabia. Mi corazón dejo de latir.
- ¡Deja ya de tratarme
mal!- No pude contenerme harta de todo. Empecé a darle golpes. Me agarro
de las manos y me aprisiono contra la pared.
- ¡Despierte de una vez
Kara! Eso no es un juego. Si desea disponer de una vida mínimamente
normal, acepte su realidad.- Me sugirió, con un tono de voz más plano.
La admire por su autocontrol y no hacerme pagar su resentimiento. Intuía
que en el más hondo de su ser, las palabras de la cruel Astra le habían
afectado. Me abrió la puerta y se despidió secamente.- Preparase porque
en veinte-y-cuatro horas conocerá el auténtico rostro de la sección 3.
Se fue y me quede
sumergidaen la absoluta oscuridad. Isis no estaba. Eso incremento mi
soledad. Entendí que jamás podría volver a ser Kara Danvers. Adiós a la
ingenua que fui.
NOTA
NOTA
Hola, espero que les sigue gustando mi historia. Muchas gracias por leerme y vuestros votos.
Ya se ha terminado la
introducción de la historia. Los siguientes capítulos se irán contando
tramas independientes con principio y fin. El misterio de Kara se hirá
resolviendo en el transcurso de la trama.
Habrá capitulos que
saldran personajes de otras series, como Anni y Jasmin de la serie
alemana GZCZ y Barbara y Mercedes de la serie chilena Perdona nuestros
pecados.
Espero que os guste la idea y sigan disfrutando de la historia. Hasta pronto
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