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LA BARRENDERA. (18) Decisiones cruciales (I)

(18) Decisiones cruciales (I)

El mes de Abril termino y llego el fin de semana que debían de viajar con Brian a New York, para disfrutar de la feria del dibujo y del cómico. Aunque, a última hora salieron varios imprevistos y hicieron tambalear aquella odisea, que tanta ilusión le hacía a Lena. Para ella las personas más importantes de su vida, eran Brian y Kara. A los cuales siempre querría, incluso si se tuviera de apartar de su lado por motivos mayores.
Había decisiones que dolían de tomarlas, por las consecuencias que conllevan. ¿Nos enseñan a tomar buenas decisiones? ¿Las tomamos con el corazón o usando la razón? Todos debemos de posicionarnos en varias fases de nuestra existencia. Ha que jugar, si estudiar una carrera o aprender un oficio, pasar al mundo laboral sin más, si quedarse o irse de casa, si aceptar propuestas de estabilidad afectiva... Todo ello va configurando nuestra vida. Muchas de ellas pueden ser determinantes para nuestra felicidad y plenitud como seres humanos.
No vale quejarse del destino, porque a la última instancia, la mayoría de veces, podemos escoger nosotros. Eso si no hay alguna entidad externa, infinitamente poderosa, que nos impida hacerlo. En todo caso, la historia de Kara y Lena ya había empezado a escribirse y teóricamente tenían claros sus sentimientos. ¿Lo qué les unía sería tan fuerte y podrían sobrevivir a un bombardeo de incertezas?
A veces, no puedes escaparte de tomar determinadas decisiones que pueden cambiar totalmente el rumbo de tu existencia. Es resignarse, perder o evolucionar.
Un día antes del viaje a New York. Oficinas de CatCot.
Kara estaba pletórica terminando un artículo urgente. Ansiaba que ya fuera mañana, para irse para New York. No había ido nunca a esa ciudad y sería maravilloso perderse en ella junto a su hermanito y pareja. Lena le insistió a cambiar de alojamiento y reservo una suite en un hotel de cuatro estrellas. Algo ostentoso por su gusto y se pelearon un poco por ello. La pequeña discusión económica ceso con un ataque de risa, la barrendera podía ser muy convincente.
- No te preocupes por el dinero, tengo un as a mi favor. Sigo disponiendo de acciones del hotel Serenety. No son muchas, aún asi me puedo permitir un poco de lujo.- Se rió con picardía. No le gustaba exhibir sus recursos financieros, pero deseaba lo mejor por sus seres queridos. Antes no pudo ofrecerle lo mejor a su hijo y ahora podía compensárselo regalándole un fin de semana de cuento de hadas.
- No deberías derrochar el dinero por mí.-Le remarco cariñosamente. Era consciente de que su pareja se sentía un poco acomplejada por su trayectoria vital. Le gustaba su sencillez y humildad, pero debería creer más en sus potencialidades.
- ¿Y por qué no? Eres un ser maravilloso y te mereces que se te mime. Sera divertido, el hotel dispone de Spa y te irá bien para relajarte. Además a Brian le encanta el agua.- Iba a añadir que cuando era un bebe se ponía muy feliz y juguetón siempre que lo bañaba. Por suerte se contuvo. Por bien de todos deberían de acostumbrarse a ser su cuñada predilecta.
- Mira, mirado así te acepto el detalle. Cat Grant me estresa.- Era cierto.
Su jefa era un nervio, incapaz de cogerse minutos para desconectar. Lo peor, no solía respetar los horarios de sus trabajadores. Creía que uno siempre debía de estar dispuesto a cazar la mejor noticia del día. Por eso, el jueves antes de su viaje no le sorprendió que la hiciera entrar a su despacho. Eran las siete de la tarde y había quedado con Lena para imprimir los billetes de avión, preparar la maleta de Brian y ayudarle con los deberes.
- Enhorabuena Señorita Danvers, sus últimos artículos han sido excelentes.- Era raro que le alabara tanto, pues siempre era muy exigente y nunca cumplías sus baremos de perfección.- Por cierto, este fin de semana le espero en la redacción.
- ¿No se acuerda de que le pedí fiesta para esos días?- le cuestiono Kara con una cara de descoloque total.
- ¡Lo lamento, dudo que pueda tomarse esas pequeñas vacaciones!- Uso un tono de voz muy hostil. Odiaba que sus empleados le replicaran. A los más audaces les señalaba la puerta de su imperio.- Me debe la entrevista a Lex Luthor. ¿Sigue sin contactar con su amiga?
- No lo he creído adecuado. No he visto ningún comunicado oficial que vengan a Nathional City.- Se defendió la chica rubia. Por dentro temblaba, viéndose impotente ante su jefa tan soberbia.
- ¡No son excusas! La creía más ambiciosa...
- Me sabe mal Señora Grant, para mi es mucho más importante mi familia y pareja.-Se lo comunico con mucha convicción. Su jefa se la quedo mirando, algo impactada por su firmeza. El teléfono sonó y fue un pequeño milagro del destino. Fue una conversación breve, que no le dio tiempo en atenuar su decisión.
- ¿Iba a New York?- le pregunto nada más colgar el teléfono. Kara se toco las gafas, incomoda y nerviosa por los cambios de humor de la famosa periodista. La gente solía acordarse sólo de lo que más le convenía.
- Sí. Y si me disculpa tengo de terminar el artículo de hoy. Luego, si desea renuncio a mi puesto.- Estaba muy enfadada. No creía que los jefes debían de disponer de sus empleados a sus antojos.
- ¡Tiene usted carácter, no me lo pensaba!
- Lo siento, no quería ofenderla.- se sonrojo un poco, no era su estilo ser tan directa. Y más ante personas que la intimidaban, como sucedía con aquella mujer mayor.
- Aunque, le parezca contradictorio, me gustan las personas que no se dejen pisar. Por eso, no le aceptaré su dimisión. Aún así, espero que me obedezca. Recuerde que el periodista siempre debe de estar al pie del cañón.- Se debía de admitir que era muy persuasiva y consiguió suavizar su enfado.- Puede ir a New York, sólo con la única condición de que entreviste a Lex Luthor y April Cesar. Ese fin de semana estarán allí.
Kara enmudeció, fue incapaz de protestar. Se bloqueo. No le gustaba mezclar tiempo de ocio e intimo con el laboral. Pero aquello iba más allá, su presente chocando con su pasado. Temía ver a su ex. Fue alguien que amo mucho y siempre creyó que sería el amor de su vida. A pesar, de estar bien con Lena y poseía la estabilidad que le negó April, no pudo evitar sucumbir al reino de la duda. ¿Sentiría lo mismo cuando la vería? Siempre que la miraba y la sonreía se olvidaba de todos sus desplantes. Tantas veces había cedido a su voluntad, gracias a su enorme poder de seducción y manipulación.
Acepto porque era asumir aquel reto o quedarse sin trabajo. Sólo serían unas horas de tortura, que superaría con éxito porque amaba a su barrendera. Iba a salir del despacho, cuando la secretaria de Cat entro para informar que una chica morena, que se había presentado como su pareja, la estaba esperando a fuera. La chica rubia se sonrojó.
- ¡Aunque no me gusta que mis empleados reciban visitas, ya puede salir! Después de todo se ha ganado un trozo del cielo, por soportar mi mal carácter.- Ironizó Cat. Se levantó, le acompaño la puerta y no evito espiar a la novia de su empleada estrella.
Lena se estaba esperando enfrente del escritorio de la secretaria de dirección. Lucia un abrigo rojo y un vestido negro. Se había recogido el pelo en un moño y maquillado un poco. Estaba muy elegante y resplandeciente. Reflejaba mucha calidez en su mirada e infundía confianza y seriedad. Había empezado a realizar prácticas en una empresa farmacéutica y estaba muy motivada.
Kara la miro fascinada, por ganas le hubiera comido a besos. Se le acercó, sintiéndose tímida al percibir que estaba siendo observada por su superiora. Su pareja percibiendo su incomodidad y entendiendo la situación, no hizo ningún ademan de besarla, aunque también se moría de las ganas. La cogió tiernamente del brazo y deseo buenas tardes a los espectadores.
- Siento irrumpir en tu trabajo, pero habíamos quedado y al ver que tardabas...- se disculpo la morena.- ¿Tienes trabajo? Si quieres imprimo los billetes o estoy con Brian.- Se ofreció. Otras veces, había ido a buscar a su hijo a la escuela y lo había ayudado con los deberes. Se le iban muy bien aquellos menesteres. Estaban construyendo una relación muy entrañable.
- Hola, soy Cat Grant la responsable de tener a Kara retenida en las oficinas aún.- Se presentó la periodista, a la vez que le daba la mano. Le había gustado la pareja de su empleada y le resultaba algo familiar.
- Lena Serenety, un placer. Por cierto, me gusto mucho el artículo que escribió sobre Florence Serenety.- No evito felicitarla. Jamás olvidaría su gesto. Fue deliciosa con los detalles de la vida de su amiga, sin caer en la morbosidad.
- Ninguna vida es banal y creo que fue una gran mujer. ¿Por cierto, tú eres una sobrina suya?
- Fue mi amiga, a la cual siempre deberé mucho. Oficialmente, soy su viuda.- Reconoció Lena sin titubear.- Por eso quizás le suene. Kara le paso un brazo en la espalda para darle apoyo, sabiendo que era un tema dedicado aún por ella.
- Entiendo. ¿Aún tienes a todo el clan Serenety enfadado?
- Llegamos a un acuerdo, como tienen todo el control de las empresas y cadena de hoteles ya están en paz.
- Me alegro por ti. Las herencias suelen ser un quebradero de cabeza. Ha fragmentado a más de una familia. Entendí que Florence quisiera huir de aquel mundo, lleno de falsedades y de postín.- Comento Cat, disimulando un sentimiento que la estaba atenazando por dentro desde que conoció a Kara. Le gustaba su empleada, un ser muy luminoso. Desencajaba con la mayoría de chicas que había conocido. Y al verla, muy bien agarrada con aquella mujer tan imponente y tan feliz a su lado, le dolía en el alma.- ¡Vayan a festejar el atardecer!
- ¿Seguro?- le cuestiono la chica rubia, temiéndose una posterior represalia de ella.
- ¡Ya me escuchado!- le remarco su jefa, fingiendo una severidad que le era difícil de mantener cuando la tenía enfrente. No había querido fastidiarle el fin de semana, pero sus deseos más recónditos le hacían ser más cruel con ella. A parte, solía exigir mucho a sus empleados. Creí que el auténtico periodista, vocacional, siempre debía de estar dispuesto a realizar el artículo del año. Lex Luthor prometía ser una gran personalidad en el país, pronto adquiría mayor poder y sería alguien muy codiciado. Quería ser la primera en pintar la profundidad de sus entrañas, seguramente muy complejas.
Kara arreglo su escritorio, mientras su pareja hablaba con su jefa. Se sintió afortunada y llena. Le fastidiaba tener de sacrificar un poco su fin de semana y no dedicarles el tiempo que se merecían. Aún así, era mil veces mejor poder ir a New York, que quedarse a Nathional City. Estaba segura que Lena lo comprendería. Recogió su maletín de trabajo, su portátil y bolsa. Se acercó a las dos mujeres que seguían hablando de la alta sociedad de Manhattan.
- No lo ocultare nunca, fui vagabunda.- Le confesó Lena en aquellos instantes. La mujer mayor cerró los ojos, admirada por su valentía.
- ¡No hace falta que me cuentes tu vida!- le corto Cat, fingiendo desinterés. Los celos le estaban carcomiendo por dentro.
- ¿Nos vamos?- intervino la joven periodista, algo incomoda por el escrutinio de su superiora.
- Sí, mejor.- le agradeció su pareja, sintiéndose algo molesta por los comentarios mordaces de la Señora Grant.
Se despidieron y salieron de la redacción. Kara le conto que le había surgido trabajo por aquel fin de semana. Lena se paralizó cuando escucho que debía de entrevistar al heredero Luthor.
- ¡A mí también me da rabia!- exclamo rápidamente, interpretando su silencio.- Deberé de estar todo el tiempo pendiente de cuándo podrá recibirme y luego escribir el articulo para publicarlo pronto.- No se atrevió a confesarle que estaría en contacto con su ex. Se mordió la lengua, por rabia y desprecio hacia sí misma. ¿Por qué estaba siendo tan cobarde? Simplemente, cedía a la amenaza de su ex suegro, prohibido nombrar a su hija y la relación que las unió. Tampoco era mala persona y deseaba que April fuera feliz.
- Al menos no tendremos de suspender el viaje.- La consoló su novia, que hacía un acopio de todas sus fuerzas para que no se le notará que le hacía pánico reencontrarse con su hermano.- Mientras trabajas, estaré pendiente de Brian. Iremos a la feria, a los talleres que le hagan ilusión y nos encontramos cuando puedas. También tendremos la noche para sentirnos...- Le susurro en la oreja, con un tono tan lascivo que la hizo derretirse. La joven Luthor era insaciable, adicta a los mimos y al cuerpo de la joven Danvers.
- Mm, suena muy tentador. Pero recuerda, mi hermanito yacerá a la habitación continua.- Le sonrió de forma picara. Lena se le ensombreció brevemente el rostro.- Lo siento, me da corte...
- No te preocupes, es verdad. ¿Pero vendrás a dormir conmigo esta noche?- como respuesta recibió un beso.
La barrendera rezo porque su hermano no se cruzará en su camino y no le hiciera tambalear su felicidad. Y si lo viera, lo ignoraría. Aunque, su resentimiento hacia su familia había menguado. Aún así, no quería saber nada de ellos. Por encima de toda aquella mierda, siempre estaría su hijo.
Kara consiguió olvidarse de su duro reto y gozar de su pareja, aplazando la llamada a su ex para el sábado mismo. Seguramente, de aquella forma ninguna de las dos podría eludir la cita.
Fin de semana a New York
Llegaron a New York a las nueve de la noche y a las diez ya entraban en su suite. La recepcionista principal la había atendido solícitamente, evitándoles la pesada burocracia previa a la entrada. Disfrutaron de las ventajas del apellido Serenety, toda una marca muy codiciada.
Brian estaba feliz como el anís, correteo por toda la gran habitación, que parecía un apartamento. Kara y Lena lo siguieron divertidas, por verlo tan jovial. Al entrar en su habitación, se encontró con un gran paquete.
- ¿Es para mí?- les pregunto antes de abrirlo.
- Eso parece.- Respondió la morena. Mientras su pareja se la quedo mirando alucinando.
- ¡Me lo estás mimando demasiado!
- Es mi regalo de cumpleaños tardío.- se justifico Lena, poniendo cara de cordero degollado. Le cogió del brazo y animo a su hijo a abrir el paquete. Dentro había un lienzo en blanco, pinceles y un caja grande de pintura de oleo. La última vez que hablaron, le había confesado que le gustaría aprender a pintar con ella.
- ¡Yupi, yupi!- saltó de felicidad el niño y la abrazo con sentimiento.
- ¡Te has pasado, amor mío!- le regaño cariñosamente su pareja. Cogió el papel y cayó algo en el suelo, como su fuera una hoja caído del árbol. Se agacho y leo su nombre en él.- ¿Pero qué es eso?
- Es una carta.- Dijo al mismo tiempo Brian. Kara se le acerco y casi se pelearon por quién de los dos la abría. Mientras Lena los observaba embobada, cuanto los amaba a los dos. La batalla la gano su hijo.
- ¡Vamos a qué esperas a leerla!- le exigió Kara. Le robo el sobre, lo desgarró y se le paso.
- Queridos Kara y Brian, sois mis tesoros. Os quiero mucho y siempre me tendréis a vuestro lado, para lo bueno y malo. Juro hoy amaros y protegeros. Junto a vosotros ya no tengo miedo.- Les terminó recitando la carta, que se sabía de memoria. Se arrodillo enfrente de su pareja, saco una cajita de color lila y la abrió. Aparecieron dos cadenitas idénticas, de plata, con un colgante en forma de corazón dividido en dos partes.- Lo sé, es prematuro. ¿Quieres ser mi mujer? ¿Brian, me entregas la mano de tu hermana?
- Eso lo tiene de decidir ella. Sólo te exigiré que la respetes y le seas fiel.-Respondió de inmediato su hijo, representando el papel de hombretón del clan Danvers.- No niego, que me haría muy feliz que te quedarás para siempre en nuestras vidas.
Kara seguía muda, como si un gato le hubiera comido la lengua. Las emociones la tenían presa. Des del jueves que su mente era un calvario. Se sintió muy culpable, por todos sus malos pensamientos. Siendo dura consigo misma, debía de rechazar su propuesta. No podía tomar una decisión tan a la ligera, teniendo a otra mujer aún en la mente.
- ¡Oh, Lena! Muy bonito y valoro mucho tu propuesta.- Se arrodillo junto a ella. Le cogió el rostro con cuidado y mirando sus preciosos ojos de un verde-azul, tan especiales y únicos. Sus manos empezaron a temblar, como si tuvieran alma propia. No le era fácil rechazar su tentadora oferta.
- Aún así, no es el momento.- Se avanzo por ella, se lo estaba leyendo en los ojos. Le estremecía su muro de contención, aquel pero que quedaba medio oculto en su discurso. No quiso quitar el polvo, por miedo de lo que podría haber detrás. Ya des del jueves que la percibía algo alejada de ella, como si dudara de su relación. Esa extraña sensación no la desdijo de proponerle matrimonio. Era algo que había yendo germinando en su interior, ya desde la noche de la tormenta, en la cual le abrió su corazón. Ya no tenía fuerzas para seguir manteniendo su armadura.
- Lo siento, me ha tomado por sorpresa tu bonito gesto.- Se sintió torpe y que ya nada podría paliar su torpeza. Los ojos se le humedecieron y las palabras no le salían.
- Te amo y si un día quieres casarte conmigo ya lo sabes.- Le remarco la barrendera con vehemencia. Se apiado de ella, demostrándole otra vez infinita comprensión. Aunque, por dentro su corazón estallo y se partió en mil pedacitos. Huiría y se encerraría en el sanitario para llorar. Se contuvo, debía de respetar su voluntad. Se dio cuenta de qué la felicidad de estar junto a su hijo atenuaba poco el dolor de percibir a Kara un poco alejada de ella.
- Os quiero mucho.- Declaro Brian con los ojos humedecidos. El corazón le había dado un vuelco. Ya se había imaginando asistiendo a otra boda. Aún así, las entendía y respeto. La situación era especial y con un tinte algo triste. Su simple acción, hizo salir el arco iris en la habitación.- Fluid sin más, nunca se sabe.
- Gran verdad hermanito.- le acarició la cabeza y se atrevió de nuevo a mirar a su pareja.- Estoy sobre pasada por la intensidad de lo nuestro. No te quiero ofrecer un no rotundo. ¿Me lo puedo pensar?
- Claro que sí corazón.- Lena le rodeo su rostro angelical con sus manos y se le fue acercando. Se besaron con dulzura. Las dos recordaron su primer beso, en el parque Central del Barrio Sud. Fue tan bonito y tierno. En esa ocasión, ninguna de las dos huyo y terminaron abrazadas. Brian se las unió. Minutos después se separaron. Kara cogió los colgantes. Se abrocho el primer colgante y le puso el segundo a Lena. Fue un simple gesto, que dio más confianza a la morena. Se casaran o no, seguirían con su relación.
Sábado por la mañana.
Lena durmió poco aquella noche, aunque lo disimulo. No quería preocupar a Kara, para que no se sintiera mal. A la madrugada conquisto la paz. Se había precipitado con su propuesta. Volvió a rodear su cuerpo escultural y se durmió. Las ilusiones habían volado más allá de la razón. No siempre la vida fluía al ritmo que desearíamos. No dudaba de los sentimientos de la chica rubia, aunque puede que no siempre fueran suficientes para viajar a la luna.
Kara se sentía tan cansada que no tardo en dormirse. Aún así a las siete de la mañana se despertó y sintió como Lena la rodeaba con sus brazos protectores. Reflexiono sobre sus inseguridades. Racionalmente la maravillosa propuesta de su pareja era prematura. Deseaba realmente que su relación funcionara y prosperase.
La sombra de April la perseguía, llegando a entrometerse entre ellas. Había sido una persona muy importante en su vida, tanto que no se había imaginado una existencia sin ella. Y llego una chica morena, con una belleza salvaje, natural, sencilla e inhóspita y con una melancolía enternecedora en la mirada. Percibía su alma triste y carente de afecto, que la le provoco una necesidad acuciante de sanar su espíritu. ¿Y sí había actuando como heroína, sólo para alegrar aquella flor bella y marchita?
Le atrajo des de que la vio al borde del jardín y empezaron a hablar, como si se conocieran de toda la vida. Y poco a poco, se le fue olvidando del dolor de la perdida de Abril. Como si estando juntas consiguiera sanarse. ¿De todos modos, todo aquello era suficiente para construir un hogar estable? Lloró en silencio, torturada por su crisis personal. Las preguntas se amontonaban en su interior. No quería desconfiar de la persona que había apostado tanto por su relación y le ofrecía en bandeja todo lo que siempre había deseado. Le iría bien ver a su ex, para que su corazón se posicionara. Ninguna de las dos se merecía las medias tintas. A las ocho, volvió a dormirse, sintiéndose más fuerte para llamarla.
Les despertó Brian. A las ocho de la mañana se desveló, impaciente para ir a varios talleres de dibujo y creación de cómicos. No sintió ningún movimiento en la alcoba de las dos tortolitos. Sabiendo que aún era temprano, se entretuvo explorando su habitación y las dispensas comunes de la suite. A pesar de la ilusión que le poseía, se sentía un poco triste. Aunque, sus padres y hermana tratasen de ocultarle las cosas, había escuchado alguna conversación que le desagrado. El nombre de la ex de Kara, le seguía provocando urticaria. Prefería mucho más tener a Lena como cuñada. Se sentía tan a gusto y a protegido a su lado, como se sintió con su madre biológica.
No entendía a los mayores y su forma de complicarse la vida. Él lo tendría claro. ¿No veía lo maravillosa que era su pareja? Se desvivía para que estuvieran bien, era afectuosa y tenia aquella mirada tan cálida que le hacía sentía sentir bien. Desde que la conocía, se le habían activado recuerdos, algo vagos, de su primera infancia.
Su madre le solía cantar nanas para que se durmiera. Su voz era suave y aterciopelada. Le hacía reír mucho, a pesar de qué minutos antes la había enganchado llorar en un rincón de su hogar. No tenían una residencia fija. Vivieron una temporada en un viejo piso de alquiler, un poco chico. A veces, debían de vivir en pensiones algo lúgubres. Le daba un poco de respeto el ambiente sobrio de ellas, pero su madre le agarraba de la mano y todos los resquemores desaparecían. Le parecía una heroína, por el modo que sabía imponerse a cualquier persona que se atreviera a reírse de él. No comprendía mucho lo que ocurría y el mundo le parecía horrible. Aún así, ella siempre le contaba historias maravillosas de mundos idílicos. Era fácil sumergirse en ellas y huir de la realidad.
Tiempo más tarde, gracias la comprensión de su familia adoptiva, fue comprendiendo las dificultades con las cuales su madre lo crió. Cuando la separaron de ella no lo entendió y una parte de él, creyó que su madre lo había abandonado. Hubo un tiempo que estuvo esperando su regreso. Jamás ocurrió. Hacia los Danvers sentía un infinito agradecimiento. La acogieron y dieron afecto. Y nunca trataron de arrancar su madre de su corazón.
Miro el reloj de la pared, al ver que eran casi las nueve se puso algo nervioso. Se le acudió pedir el desayuno. El camarero no tardo en llevárselo. Como propina le regaló un dibujo que elaboro rápido y le escribió gracias. El hombre se quedo algo pasmado y terminó riéndose. No siempre recibes aquel tipo de caricias.
Antes de despertar a su hermana, encendió la radio y busco una emisora de radio de baladas. Sonó una canción de Brian Adams, (Everything i do) i do it for you. Era la preferida de Kara. Aumento el tono y resonó por toda la suite. Se dirigió hacia la puerta y llamo suavemente. Entro y las encontró bostezando.

Lena le sonrió al verle entrar empujando el carrito con el suculento desayuno, todo un manjar para Dioses. Se levanto rápido de la cama, siguiendo los impulsos de su corazón y lo abrazo. Nada más escuchar la música se emociono. Siempre le había costado expresar sus emociones, debido a la frialdad familiar y su desarrollo vital. Se endureció y aprendió a sobrevivir ocultando su sensibilidad y para seguir luchando por su hijo.
Se trago la decepción con Nicolás, porque en aquel momento no tocaba llorarlo. Se trago el estrés por no poder llegar a fin de mes con todas las necesidades cubiertas. Siempre antepuso la felicidad y vida de su hijo a los aspectos de su vida. Así comprendió que era la tarea de las madres. Hizo lo que pudo dentro de sus estrechos límites. Cuando el destino se lo arrebato, algo previsible, la depresión la ahogo. Le cayó encima toda la mierda que había tragado y no gritado. Tan de sacrificio para caer en el mismo agujero.
Sí, ella misma hacía propias las palabras de la preciosa canción de aquel cantante Canadiense. Tiempo atrás le había aborrecido, porque le recordaba a su ex. Le puso aquella canción la primera vez que hicieron el amor. El muy cabrón supo manipularla. Fue su único gesto romántico. Ya se sabe, los hombres solían hacer lo necesario por un buen clavo. Lo único bueno de aquella desafortunada relación interesada, fue Brian. Sin duda lo mejor de los dos.
Kara, se terminó de despertar y los miro embobada. Sintió un aliento de vida que le hizo tambalear por dentro. Se palpaba tan amor, tanto que creía poderlo acariciar. Los ojos se le mojaron. Se incorporo y los abrazo. Fue una ola de energía que le ayudaría a afrontar aquel reto tan trascendental para ella. Necesitaba zanjar el pasado para dedicarse completamente a la mujer que había aprendido a amar en tan poco tiempo.
Más tarde...
Lena y Brian se fueron para la feria. Kara se vistió lentamente. Llego el momento crucial. Marco un número que seguía sabiéndose de memoria. Tardo en responderle, pero lo hizo... Su voz era tan seductora, pastosa y le parecía música celestial. Curiosamente, tenía debilidad para las voces de las mujeres. Creía que era el vehículo de su alma, junto la mirada. Aunque, esta última solía ser más reveladora. Nada más escucharla su corazón se detuvo...
Lejos de la suite, la diada madre e hijo terminaba de salir del metro para dirigirse a la entrada del recinto ferial. A pesar de ser primavera, seguía haciendo un frio algo invernal. Iban distraídos hablando sobre el arte y de los talleres que le hacía ilusión participar. No había mucha gente por la calle. Estaban a punto de pasa por un paso de peatones. La barrendera miro antes de pasar, vio un coche deportivo que venía en velocidad normal. Creyó que daría tiempo pasar, a parte el semáforo estaba de color verde.
Se dispusieron a pasar. El coche, en más de aflojar la velocidad, la incremento. Temiendo por la vida de su hijo, lo cogió y corrió hacia el otro lado de la calle. El auto, un deportivo de gama alta, viro hasta donde iban. Estuvo a punto de tirar a Brian lejos de la calzada. Pero en aquel instante el conductor freno. Estaba tan cabreada por aquel asedio, porque estaba claro que había pretendido atropellarlos, que estuvo a punto de aboyarlo.
Brian, no ajeno a aquella realidad, se puso a llorar. No había nada tan traumático que ver como un coche se te llevará por delante. Era como ver el rostro de la muerte a unos pocos centímetros de ti. Lena lo abrazó fuerte. Sospeso la situación. Decidió que era mejor huir de aquel psicópata anónimo. La puerta del vehículo se abrió y salió el conductor. Cometió el error de mirarlo a los ojos...
La ira la poseyó. Estrecho más fuerte a su hijo. Incluso le tapo los ojos. No deseaba que viera aquel demonio. Le quedo claro que el incidente era premeditado. Lo miro con todo su odio. El sujeto ruin, lejos de almendrarse, empezó a reírse de su cara de pánico y gritarle palabras despectivas dirigidas al niño.
- ¡Vaya, vaya vas bien acompañado por ese pequeño negrito!- le chillo aquel hombre, provocando que Brian se girase y lo mirara con reproche. Fue valiente. Eso no limo su lengua viperina.- ¡Anda, si sus ojos son igual que los tuyos! Sabes, al verte con él me he acordado de qué me sonabas Señora Serenety... ¿o debería llamarte por tu verdadero nombre? ¿Aún sigues siendo prostituta de lujo?
- ¡Max, por favor cállate!- le exigió. Se separo de su hijo y se le acerco.- ¡Ya estoy harta de ti! ¿Qué quieres de mi?- lo desafió, más que nada para que dejará de insultar al ser que más quería en el mundo. Por él sería capaz de todo. Estaba tan llena de rabia, que era incapaz de responder de sus actos.
- Ya lo sabes.- Se le acercó, invadió su espacio íntimo, le puso los labios cerca de la oreja.- Que me la toques y me hagas vibrar, como si fueras una perra en celo.- le susurro muy flojo y le lamio en el lóbulo de la oreja.- Te deseo. Debes de ser mía.
- ¡Deje estar a mi amiga!- exclamo Brian, acercándosele y colocándose entre los dos. Max Lord, le agarro de un brazo y lo empujo con un lacerante desprecio. El niño cayó al suelo y empezó a llorar. Aquello fue la gota que hizo romper el vaso. Lena entendió que no podía permitir más que aquel engreído ser humano, le pisoteara. Por su culpa ya había dañado a su hijo. Le dio un golpe en sus partes íntimas que le hizo doblegar.
- ¡Deja en paz al pobre niño!- le amenazo, señalándole con el dedo índice.
- ¿Crees que me das miedo?- la desafió, consiguiendo reírse a pesar del intenso dolor que sentía a los genitales.- Puedo hacer tambalear tu vida de postín. E intuyó que a tu noviecita ignora quién eres tú. ¿Crees que le haría gracia saber con quién se acuesta? – le iba a dar un bofetón, pero la detuvo agarrándole de la mano de forma fuerte y se la retorció.
- ¿Qué quieres a cambio de tu silencio?- decidiendo ceder a su chantaje. Escucho a su hijo llorar y se le rompió el alma. Tomo aquella rápida decisión para alejarlo de sus vidas y no les dañase más.
- Ven esta está tarde al hotel Lord Paraíso.- le exigió.- A las seis de la tarde en punto. Sino vienes llamaré a tu pareja...
- Allí estaré. ¡Vete, no quiero verte cerca de él!- le obedeció. Subió al coche. Lena se agacho, cogió a su hijo en brazos y corrió hacia a la acera. Su profesor arranco veloz y haciendo chirriar las ruedas. Sentía tan odio dentro de ella, que se veía capaz de matarlo.
Sentó a Brian en un banco. Poco a poco, fue calmándose. Aparentemente no tenía ningún rasguño. Entraron en un bar, para ir a los servicios y explorarle mejor las piernas. Sólo tenía un rasguño superficial. Se sintió fatal. Por su culpa, otra vez ponía a su hijo en peligro. Se juró que no le volvería a pasar. Era una madre horrible.
- Lena, no te preocupes, no es tu culpa.- Le insistió Brian.
- ¿Qué dirá tu familia, pensaran que soy una inepta?- no evito lamentarse, sintiéndose frágil.
- La verdad, ese hombre es despreciable. Deberías de haber tomado su matrícula de coche.- si realmente su hijo era muy inteligente. Por suerte, no había captado toda su conversación.- No permitas nunca que nadie te pisotee. Eso siempre me dicen mis padres y es cierto.
- Gracias Brian. Muy buen consejo. ¿Vamos para la feria, no permitiremos que ese infeliz de la vida nos estropee más el día?- le sonrió, de la misma forma que lo hacía su madre biológica, a pesar de estar rota por el dolor y desesperación. Y así lo hicieron, olvidándose del incidente. Sólo le pidió que no dijera nada a Kara, que lo haría ella. Mientras Brian se divertía en los talleres, ella elaboro su venganza.
NOTA DE LA AUTORA
Me sabía mal tardar más en actualizar y he hecho un spring final. Como el capitulo promete ser largo y decisivo, lo he partido en dos. Espero que os guste y no os desfraude.
No se si habrá un pequeño o grande giro argumental. Pero lo que si será decisivo. ESpero que no me maldecis por ese punto de inflexión y dudas.
Muchas gracias  a todas por leerme e inspirarme.
Gracias ClaudiaNeme3, LizzieBorrego, GuadalupeSenadosRuela, patrimcgrath93, reigncorp38, tango43, Esmeraldlzquierdo, isabel08290930, kareli95,GelaBS9, Sha1293, 4arky4, LizbethBerneciPalom, Kareli95, elizabethswan820,Slasher, Katrinames, Solei17, GabrielaElizabetth, MGrey_23, Bad_Brain, dayissleon, chetos_lady, TsukiAru27, Westenralthr... entre otras que quizás me he dejado por vuestros votos y comentarios.
En especial mension a LizzieBorreg y patrimcgrath93 por siempre animarme, y también me han hecho participe de sus lindas historias y compartir la pasión por la escritura. Grácias...
Buenas navidades.

 

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JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO (Guten Zeien, Schlechte Zeiten) Esta historia es un fanfic de la pareja lésbica de GZCZ, Anni y Jasmin. La historia arranca tras la infidelidad de Anni (para mí un beso si lo es). No sé cómo se desarrollará su trama en la serie. De momento, no me gusta el comportamiento de Anni. Esta enfada y dolida con Jasmin por haber dado cinta sin su permiso. Aún así, eso no quita que te líes con la primera que te sonríe. Aunque, por una vez en la serie debía ser ella la culpable de su crisis de pareja. ¿Es la típica historia de cuando una se va la otra se viene? No quiero ser dura con Anni. Pero no puedo evitarlo, no soporto a personas con su perfil. Sí, a todos aquellos que juzgan a otros porque no siguen sus mismos principios, como a los intransigentes y duros con los errores de los otros. No obstante, se olvidan que todos somos humanos y como tal cometemos errores. Y Anni no es ninguna excepción de la regla. Me ha gustado la evolución de Jasmin en el de...

Sobre Anni y Jasmin de GZCZ

  Hola, alguien me ha preguntado donde ver los capitulos sobre esta linda pareja. Yo lo hice del siguiente modo: hay un grupo de google dedicado a la pareja. Debes de enviarles la solicitud de entrar al grupo enviado en la siguiente dirección de correo: jasanni+noreply@googlegroups.com Solo decir que os encanta la pareja, o os gusta.  Por cierto, los capitulos estan subtitulados en ingles, español, frances... A veces, hay que saber esperar y se subtitulan siempre. :)  

ANNI Y JASMIN, CRISIS DE PAREJA

Anni y Jasmin llevan casi todo este año de crisis. Tras la muerte de Dominic que nada fue lo mismo. Aunque, antes de la perdida de este personaje nuestras chicas volvían a ser perro y gato. Anni se había enfadado con Jasmin por el tema de la discográfica. Hicieron las paces, autoregalándose un viaje al Caribe. Tras el cual, lejos de acercarlas más ha sido un motivo de disputa. Anni se siente agobiada en la relación y hecha en falta más espacio. Jasmin sigue labil emocionalmente tras la muerte de su mejor amigo, y quizás por eso también haya accentuado su dependencia hacia Anni. Son distintas en este aspecto, pues la técnica de sonido es más independieten. Aún asi, Anni parece que tampoco esta preparada para tener una relación más seria (en el sentido de compartir habitación con Jasmin). Le aterra parece.  La cosa empeoro cuando Anni rechazo su oferta de trabajo. Aunque Jasmin no se lo pidió, pero al ver que lo llevaba mal hizo que rechazara aquella oportunidad. El problema er...