(10) Nirvana
"Llegará el día que podrás liberarte del sufrimiento, cuando te deshagas de las ataduras de tu pasado".
Me despertó Isis, a la
misma hora de siempre. No había pausa ni descanso. Me duche. Me vestí
con la ropa que me indico mi asistente, unos degastados pantalones
tejanos y una camisa de rayas. Desayune barritas proteicas y café con
leche. Lo único distinto fue que me condujo a la sala de operaciones.
Winn seguía en su puesto, tan fresco como una rosa. ¿No sería un
ordenador? Y así se lo dije y se rió.
- He dormido las horas
necesarias.- Y me soltó un rollo sobre teorías del sueño. Lo importante
era la calidad de las horas de dormir.- ¿Tienes curiosidad como ha
vivido Nathional City el suceso del Hotel Lila Green?
- ¿He creado alarma
social? Un fantasma se ha cargado a un respetable ejecutivo...- Ironice
inspirada. Oculte lo podrida que me sentía por dentro.
- Ja, ja... Aunque,
están buscando la hermosa mujer con la cual ceno el Señor Pringado. No
próspera la cacera porque su viuda pagará el silencio de la policía.- No
me extraño, la gente multimillonaria tapaba sus miserias, refugiándose
en su particular paraíso. Incluso, mi familia me pidió que ocultara mi
bisexualidad. Se justificaban que para la sociedad aquello era
irrelevante.- No te preocupes, todo está controlado. Te he borrado de
las grabaciones de seguridad del alojamiento. La mafia Chilena será la
única culpable del altercado. Eso ya nos vale, porque hace tiempo que
tratamos de terminar con ella.
- ¿Pero es ético otorgarles crímenes que no han cometido?- le cuestione.
- ¿Es justo que roben a
chicas y las obligan a prostituirse? ¿Y qué trafiquen con drogas y
financien a grupos terroristas?- me miro muy serio. Su convencimiento me
hizo reflexionar.- Son tan fatigosamente poderosos, apoyados por
algunas elites, que les conviertan en intocables. ¿Cómo te sientes tras
escuchar eso? ¿No te arde la sangre?
- ¿Y no se puede
recolectar pruebas para denunciarlos? ¡No lo entiendo!- alucinando por
tener de recorrer a recursos indirectos para terminar con las mafias.
Movió la cabeza y se tapo los ojos brevemente.
- En razón Lena dice que
eres ingenua. ¿En qué mundo vives? Despierta por favor.- Me indicó que
me acercara y sentara a su lado.- No sabes que el dinero corrompe a los
humanos.- Y empezó a enseñarme noticias y datos que abalaban su tesis.
Era desalentador.- ¿No hemos cambiado mucho de nuestros antecesores, no
te parece?
- No. Eso es la ley de
la selva.- Me calle, sobrepasada por la impotencia. Consiguió paliar mi
malestar interno. Quizás, estaba juzgando muy severamente la finalidad
de la Sección. Se me hacía raro estar allí, vagueando y comentando
asuntos de misiones que el informático controlaba. Podría haber
absorbido todo el manjar que dominaba, exigirle información sobre mi
familia pero me reprimí. Ya había comprobado que mis actos no eran
invisibles.
- No entiendo porque Isis me ha llevado aquí. ¿No debería de estar entrando?
- La instrucción oficial
se ha terminado. Deberá curtirse en el campo de batalla.- Su sentencia
me helo.- Pronto llegará la agente Luthor para informarte de la
siguiente misión. Aquí no hay espacio para el recreo.
Su cambio de conducta me
irrito. Me mordí la lengua. Exploré el entorno. Decían que a veces
había detonantes de nuestras reacciones. Aquel submundo no era natural.
Astra estaba espiándonos desde su trono. Su mirada era una mezcla de
lúgubre y calidez. ¿Sería tan autoritaria como aparentaba? Por suerte no
me reclamo. La llegada de la encargada de la sección puso suspensivos a
nuestro escrutinio mutuo.
El rostro de Lena era
radiante. Iba con el pelo suelto y lucía un vestido informal. Nos saludo
impersonalmente. Rehuyó mirarme. Hablo en exclusiva al informático. Me
sentí desplazada. Tontearon descaradamente. Envidie su relación
distendida. ¿Por qué no era tan amable conmigo?
- La avioneta ya está preparada para despegar.- Le indico Winn.
- ¿Habéis reservado el hotel?
- Sí.- Accedió en una
típica web de cerca de alojamientos e imprimió la hoja de confirmación
de la reserva.- Se trata del Bélgica Park. Sencillo y discreto. También
he contactado con el agente Fahrenheit. Me ha costado localizarlo. No se
ha mostrado muy colaborador.
- Eso justifica nuestra misión.- Sentenció la morena. Los estudie a los dos. Parecía que hablasen en chino.
- ¿Y bien, alguien me va
aclarecer a que consiste ese nuevo trabajo?- intervine al final,
negando ser excluida de sus planes.- Si queréis que espabile no debéis
de ignorarme.- Le aconseje. Me sentí extrañamente fuerte, capaz de
afrontar su fuego abrazador. Le quería demostrar a la fría Luthor que
era fuerte y tenía mi carácter. Jamás me moldearía a su capricho.
- Viajaremos a Bruselas,
hemos perdido el contacto con uno de nuestros agentes. Sólo es un
trámite de control.- Me narro Lena sin apartar sus ojos de las pantallas
de los ordenadores. Resople. Aquello era el túnel del terror.- No se
torture con sus reflexiones y aprenda a contenerse.
Se junto nosotros J'onn
J'onzz. Su rostro a pesar de ser una máscara impermeable de emociones,
reflejaba la calidez propia de un padre. Le susurro algo en la oreja a
su protegida y nos bendijo para la misión. Gracias a él supe que se
había filtrado datos confidenciales sobre la organización por Europa y
debido a ello varias operaciones se habían tenido que abortar.
Sospechaban de dicho agente, un veterano de la Sección.
- ¿Y qué le ocurrirá si
eso es cierto?- me atreví a preguntarle, con un nudo en el cuello. Mi
superior, me miro con incredulidad. No hizo falta añadir nada más.
Lena me agarro fuerte
por el brazo, se despidió y nos marchamos. Volvió a estar cabizbaja y
con su carácter lleno de púas. Me convenció que era bipolar. Descendimos
hacia el tren lanzadera. En aquella ocasión se movió en dirección
opuesta a la noche anterior. El trayecto duro casi dos horas. Durante
los cuales mi instructora me empezó a hacer clase de castellano. Uso los
recursos multimedia instalados en el convoy, un auténtico centro
movible de operaciones. Incluso, me habla con ese idioma. Fui una alumna
aplicada. Ayudo a desteñir la incomodidad ambiental.
El tren se detuvo ante
una antigua estación, muy ruinosa. Sólo quedaba de ella las cuatro
paredes, llenas de pintadas. Detrás de ella, había un extenso campo
desnudo donde una avioneta, de mediano tamaño, estaba preparada para
volar. Dentro había sólo el piloto y su ayudante. Liberaron la escalera
para acceder dentro. Nos saludaron secamente y nos sentamos en asientos
opuestos. Las dos, en cierta forma, nos repelíamos.
Intentaba no mirarla,
para no caer en sus embrujos. Ella hacía lo propio, concentrada en su
pequeño ordenador que traía en su bolsa personal. La avioneta despego y
nos sumergimos, por unos instantes, en nuestro mundo personal e
intransferible. Disfrutaba del sol, del cielo, de las nubes, del paisaje
lejano, de la civilización... Añoraba estar en ella, a pesar de sus
miserias e imperfecciones.
Me sustrajo de mi
éxtasis para seguir con nuestras clases de idioma. A medio día se
levanto para sacar de la nevera nuestra comida. Se me olvido todo. Sólo
compartía un viaje con una desconocida, que sólo me sonreía por
obligación, huyendo de un viaje tedioso. Dos personas secuestradas en un
claustrofóbica aeronave. Me intrigaba. ¿Cómo había alcanzado alguien
aquel grado extremo de serenidad y control emocional?
Aterrizamos en un
pequeño aeródromo de Gante. Un taxi nos condujo hacia una estación de
tren y desde allí, por fin, llegaríamos a Bruselas. Era la capital de
Bélgica y el centro neurálgico de la Unión Europea. Lena me ofreció una
pequeña guía de la ciudad y me entretuve mirándola.
- Se me hace extraño no sentirla protestar.- Inquirió flojo.
- Puedo ser una ingenua,
pero suelo aprender rápido.- Me defendí. No conseguiría enloquecerme.
Me gire para seguir contemplando el paisaje.
- Sigue dolida conmigo.- tuvo el atrevimiento de afirmar. Alucine con su mezquindad.
- Sólo es trabajo.- Robándole su frase preferida.
- Eres un libro
abierto.- Me sonrió seductoramente, divertida. Cerré los ojos, para
contener el llanto. ¿Qué me estaba haciendo aquella mujer? Jamás me
había sentido tan vulnerable como ante ella.
La voz metálica de la
megafonía enunció que la próxima estación era la Bruseles-Midi, la que
debíamos bajar. Nuestro alojamiento estaba cerca de ella, ante un
pequeño y bucólico parque, el de Forest. Mi acompañante era una
excelente actriz, que seducía a todo el mundo con que se cruzaba. Se
metió en su bolsillo la recepcionista y el botones. Entramos en la
habitación y se le congelo la sonrisa.
- Antes de acomodarnos,
debemos de explorar la habitación. Hay que buscar micrófonos o cámaras
ocultas.- Me ordenó. La imite. Me agache y mire debajo de las dos camas.
Ella, incluso quito las sabanas y volteo los dos colchones. Realizo el
mismo ritual por el resto de espacios que allí había. En la última
instancia saco un mini aparato, lo encendió.- Detector de pequeños chips
de vigilancia.
- Nada.- Concluí un poco exhausta. Me senté en la cama. Su móvil vibro y lo cogió.
- Entiendo, Fahrenheit.
Se hace el remolón.- Fue breve y colgó.- Tiempo libre por hoy. No lo
debemos de espantar buscándole. Tiene permiso para descansar. Más tarde,
si le apetece, le enseño esa preciosa ciudad.
- ¡Cómo usted mande!- me
agite, me puse de lado, enseñándole mi culo. Se quedo brevemente como
paralizada, con la mirada fija en mi cuerpo. Cerré los ojos, tratándola
de ignorar.
- Mira, las dos
deberíamos de hacer el esfuerzo de convivir en paz. No tengo la culpa de
qué la Sección le haya reclutado.- Su discurso me ablando.
Indirectamente, la culpaba por mi situación. Me voltee y la mire como
una gatita apaleada. Necesitaba que fuera mi amiga. ¿Le estaba pidiendo
quizás demasiado?
- Quizás, el primer paso
para ello es que me tutee ya.- Le pedí, sintiéndome muy incómoda ante
un trato tan formal. Me sostuvo la mirada, dubitativa. Para ella la
rectitud era su religión. O quizás un gesto que implicaba complicidad o
más confianza.
- De acuerdo, pero solo
en privado y si estamos las dos solas.- Acepte. Me alargo la mano para
firmar la pipa de la paz. Se la di. Fue un contacto breve, como si
nuestras pieles quemasen al rosarse. Por unos instantes, la vi algo
alterada. Se excuso y se encerró en el baño. El teléfono de la
habitación sonó. Espere un poco a que saliera para descolgarlo ella, al
no ocurrir lo hice yo. La voz rugosa y madura de un hombre me impacto.
- ¿Luthor?
- No.- Temiendo fastidiar la misión, le solicite un minuto para alentar a mi jefa para que lo atendiera.
- Mejor así, mañana nos vemos a las once agente Zor-El.
- ¿A dónde?
- En Manneken Pis hallarais el acertijo.
Lena regreso a mi lado,
alertada por mi voz. Me atrapo con el auricular del teléfono en la
oreja. Me lo robo y sólo se escucho la triste señal de comunicación
rota. Me clavo su profunda mirada, exigiéndome detalles de la misteriosa
llamada. Dedujo de antemano quién era el interlocutor. Le reproduje
nuestra breve conversación.
- Fahrenheit es toda una
leyenda, fue rescatado del servicio de espionaje ingles. Un intelectual
frustrado o un poeta torturado por su solitaria existencia.- Me
explico. Me percaté de qué una parte de ella, lo admiraba.- Dudo que nos
haya traicionado, aunque no extraña que este muy quemado.
- ¿Te entristecería si
fuera cierto?- me atreví a preguntarle, captando sus reticencias a creer
las suposiciones de sus superiores.
- Me decepcionaría. Ha
sido el máximo valedor de la filosofía de la Sección. Le debo, en cierta
forma, que este hoy aquí.- Fue lo más personal que me había revelado
hasta ahora. Me gusto hallar un atisbo de humanidad en su maquinaria
robótica. Le termine de narrar la conversación con detalle.- Pues a
seguir con nuestros planes originales, a descubrir los divertidos que
pueden ser los Bruselenses.
Fuimos hacia el centro
andando. El clima de invierno nos hacia recogernos dentro de nuestros
abrigos. Eran las ocho de la tarde. La cotidianidad se mezclaba con los
turistas intrépidos. Me gustaba el olor a viejo, a histórico que olía la
ciudad, sus edificios majestuosos y las pinturas de varios cómics en
distintas fachadas.
- Están distribuidos por distintos barrios. ¿Has leído algún cómic de Tintín?
- Sí. Creo que sólo
uno.- Evoque mi tierna infancia junto a mis padres biológicos. Mi padre
viajaba mucho y solía traerme caprichitos. Una de ellos fue La estrella
misteriosa. Me hizo gracia la enorme seta de su portada. Sólo tenía seis
años y al cabo de poco mi vida se transformo. Me invadió la nostalgia.
La maquille.
- Si nos sobra tiempo,
podríamos visitar su museo.- Me sugirió. Me era indiferente. La mire de
reojo. Su rostro seguía algo sobrio y en alerta.
No tardamos en llegar a
Gran Palace, una enorme plaza con edificios monumentales e imponentes.
Lujo. Poder. Llena de vida a pesar de la hora. Era el corazón y los
pulmones de Bruselas. Callejeamos por la zona. Muchas tiendas de
suvenires y de chocolates. Lena me cogió de la mano y me arrastro dentro
de una de ellas.
- Vamos a probar la
deliciosa chocolate Belga, todo un manjar para los paladares.- Su floral
alegría era como el opio, me transportaba a la séptima gloria.
Bombones, galletas, lingotes, cerezas, creaciones artísticas confitadas
con aquel producto estrella. En una mesa central, había platos con
aquellas delicias para enamorar al cliente. Lena me arrastro hacia ella.
Cogió un bombón de mediano tamaño, ingirió un trozo y su rostro brillo
por aquel placer gustativo.
Se me acerco sin dejarme
de mirar a los ojos. Alargo su mano y me invito a probarlo. Me
ruborice. Le permití introducirme la porción que quedaba. Mis labios
besaron levemente sus dedos de pianista. Se turbo un poco.
- El chocolate se te
derrite dentro de la boca, es como el tacto de la seda y tan embriagador
que te conduce a un apoteósico orgasmo.- Me susurro mientras
contemplaba como disfrutaba de aquel gozo. Tan transitorio y tan intenso
a la vez. Como los momentos únicos y volátiles. Y así era Lena. Un
enigma para mí, capaz de hacerme sentir un coctel de sensaciones. Dulce,
salado, amor, odio, amargo, picante,... Alguien capaz de conducirme en
el borde del precipicio, para salvarme al primer minuto de saltar.
Alguien con apariencia real, pero tan etéreo que jamás podría abrazar.
¿Sería una alucinación?
- También puede ser
dañino en exceso y más si no es auténtico. Su corazón, si no lo
endulzas, es tan amargo como la tristeza.- Fui traviesa y me voltee para
salir de la chocolatería. Me siguió como si no le hubiera roto el
corazón. Mentiría si dijera que hubiera preferido fundirme en aquel
subtexto. La desgarradora misión de la noche anterior era mi torturador
oficial. Las niñas malas no irán al cielo.
No hubo ninguna otro
gesto espontaneo por su parte. Manneken Pis era el cometa que
perseguíamos, quién nos guiaría hacia Fahrenheit. Curioso nombre para un
agente. ¿Sería por la mítica película Fahrenheit 451? En una situación
de represión, se quemaban libros por considerarlos prohibidos y
peligrosos. Censura y alineamiento de la población. Ficción o realidad
peligrosa.
La famosa escultura
estaba en una esquina de una calle, pequeña, algo naif, disfrazada de
astronauta meón. Había mucha animación ante él, muchos turistas, gente
de la ciudad y una banda de música de percusión. Era el primer día que
lucía su nuevo atuendo y lo celebraban. Era complicado localizar ningún
mensaje o señal que nos indicase dónde nos reuniríamos con el agente
disidente.
Empujada por la alegría
ambiental, empecé a palmear las manos a ritmo de los tambores y a mover
los pies. Los músicos me rodearon y apartaron de mi compañera. Alguien
me sujeto la mano y me hizo girar como una peonza. Era estimulante y mi
espíritu despego del mundo terrenal, para divagar por el nirvana. Busque
a Lena, para saborear su belleza y contagiarla de mi alegría. No la vi.
Caí vertiginosamente, volviéndose agrió.
Alguien me agarro para
espalda. No era mi jefa. Me voltee llena de miedo y me tope con un
miembro del grupo musical, aunque en sus manos no agarraba ningún
instrumento. Otro detalle de su aspecto, que me dejo con la boca
abierta, era su enorme parecido con Kurt Cobain ( líder y cantante de la
banda grunge Nirvana, de los años noventa.) con unos años de más. Su
pelo castaño rubio con varias canas, sus ojos azules y melancólicos...
Se decía que no había muerto y divagaba por el mundo, liberado de todo
aquello que le atormentaba.
- No te asustes. Soy
Fahrenheit.- Me aparto de la muchedumbre, caminamos más allá de aquella
calle y me hizo arrimar en una esquina. Forceje para librarme de du
presión. Aflojo su presión sobre mi brazo.- Siento haberme presentado de
esa forma, tan poco caballerosa.
- ¿Qué quiere? Le
advierto que con secuestrarme no obtendrá ningún beneficio. Para Lena no
significo nada. Y para la Sección soy un lastre. Dudo que invierten
tiempo ni dinero para rescatarme.- Le advertí.- Le sería más útil
demostrarles que es inocente.
- Ahorrase ese
discursillo. Miedo les doy yo a ellos. Soy un libro viviente de sus
tesoros y horrores, conozco a todos los personajes y dramas. Intuyó
porque te han reclutado y se te ha asignado un apellido de los Criptón.-
Me paralice, porque si aquello era cierto indicaba que todo había sido
premeditado. ¿Significaría que realmente era inocente? ¿Y cuáles eran
los Criptón? Para mí sólo era un planeta ficticio, que aparecía en los
cómics de Superman. Debía de ser algo clave. A igual que Supergirl.- Te
veo perdida. La Sección es muy criptica.
- ¿Qué quieres de mí?- le cuestione. Decía mucho y poco a la vez.
- Los Supers sois muy
hermosos.- Me piropeo. De inmediato, se percato que no estaba por
florecitas.- Tantear el terreno y cabrear a la agente Luthor. Aunque,
sabía que ella me dejaría migajas de pan para que la hallara.
- Dices que sabes porque me han reclutado...
- Para variar ya he
hablado demasiado.- Se detuvo. Observo su entorno.- Hace mucho tiempo
que trabajo para la Sección. Por su potente maquinaria pasa mucha
información. Hay pocas cosas que no pasan por su filtro. Los Danvers
siempre les han interesado, quizás por eso te han metido dentro.- No me
satisfizo su respuesta. Comprendí que me hallaba dentro de una calle sin
salida. Fahrenheit simplemente quería salvarse.
- ¿Y bien, hablando claro de una puñetera vez, que desea de mi?
- Fácil, que le
transmitas ese mensaje a Lena. Si tiene aún un atisbo de humanidad, que
me deje en paz. No los he traicionado. Los humanos siguen matándose
entre sí y la historia se repite de forma matemática. Y por favor, dile
que deje de ser tan masoquista. No sé cabree innecesariamente, mañana me
verá a las 11horas al parque Cincuentenario.-Miro a su horizonte y
añadió- Mira, ya la tienes cerca... Te está buscando a través del
localizador. ¿Sabías que tienes un chip implantado dentro de la cabeza,
para tenerte siempre ubicada?
Enmudecí. Mi campo de
visión se nublo. Aprovecho mi aturdimiento para escapar. Apoye el cuerpo
en la pared de un bloque de pisos. Mis ojos se cruzaron con la mirada
encendida de mi jefa. Sus manos sostenían el móvil. No vi si usaba un
programa de rastreo, pero el hecho que lo amagara rápido la delato.
- ¿Soy vuestro conejito de indias, no?- le escupía cuando me alcanzo. La descoloque totalmente.
- ¿Qué te ha dicho?-
Estudió el entorno, para asegurarse de qué se había marchado.- Sólo
pretendía confundirte y que desconfiaras de nosotros. Nadie quiere
dañarte, te lo aseguro.- Esa frase la pronunció con su voz más dulce,
como si se la susurrara a una niña pequeña.- Sólo trata de descreditar a
la sección y hacernos pelear entre nosotros.
- ¿No es verdad que me
tengo implantado un localizador en mi cabeza? ¿Y cuándo me lo habéis
introducido?- Se quedo con la boca abierta brevemente. Me cogió de la
mano y empezó a andar. La rechace, apartándome de su lado. No quería
lapidar la cuestión.- ¿Es verdad no?
- Sí, lo es. Puedes
indignarte por sentirte controlada y con la libertad coaccionada, tienes
derecho a estarlo. Aún así, te protege. Muchos agentes han podido ser
rescatados y han sobrevivido gracias a él.- Lo defendió con mucho
aplomo. Sólo le basto admitir que ella también tenía uno de incorporado.
¿O era una excepción? Y Fahrenheit seguro que tampoco.
- ¿Y por qué algunos sí y otros no?
- ¡Basta Kara! Acepta
tus nuevas circunstancias. Si lo haces y colaboras con nosotros todo
será más fácil.- Jugo son su preciosa cabellera. Suspiro.- No soy tu
enemiga. Sólo quiero ayudarte a adaptarte...
- ¡Eso nunca! ¿Cómo
puedes vivir así? Matando a gente, parando trampas a personas que sólo
cometen errores, practicando la justicia por fuera de los circuitos
convencionales...- Afronto mi ataque estoicamente, con mucho temple. No
se inmuto. Realmente, era masoquista.
- ¡Vamos a cenar, mañana
nos espera otro día intenso! Y cuéntame más lo que te ha dicho
Fahrenheit...- Me trague la rabia de sopetón, casi me asfixio. Aquella
mujer era como un impermeable, había repelido todos mis impropios,
quejas y palabras despectivas. Nada parecía afectarle. Estaba en una
fase más allá del dolor. ¿Había conquistado la Nirvana?- Recuerdas que
te debo una cena...- Me sonrió de forma picará y desheló un poco la
tensión entre nosotras.
El restaurante que había
reservado estaba cerca del Gran Palace y pronto llegamos. La fachada
era sencilla. A ambos lados de la puerta había un par de gigantescas
plantas, de hojas verdes. En un lateral había unas discretas placas. Una
era de certificación de poseer una estrella de excelencia de culinaria y
la otra con la puntuación de los clientes. Había un par de hombres
uniformados, personal de seguridad, que nos abrieron la puerta de madera
de forma servicial.
A dentro, nos recibió un
maitre. Era todo muy personalizado. Incluso había mesas separadas por
mamparas y permitían mayor recogimiento entre los comensales. La
iluminación era tenue. Sonaba música relajante, muy floja, como si fuera
el murmullo de un rio. Olía a incienso o rosas, aromas de especies y el
punto mágico de un buen vino.
Nos sentamos, nos
sirvieron la consumición obsequio del restaurante y nos recitaron la
carta. Otra vez la ficción superaba la realidad. La embriaguez de Lena
me arrastraba mar a dentro. No quería mirarla a los ojos, no quería
reírme de sus genialidades, perderme en su sonrisa traviesa... Aún así,
terminaba por atraparme e hipnotizarme con su potente magnetismo.
- Siento ser tan dura
contigo, pero no te hago ningún favor si te sobreprotejo.- Se justifico
de repente. Realizo un pequeño sorbete del vino que nos había
recomendado por el camarero.- Aunque no te lo creas, no ostento ningún
cargo en la Sección. Soy una de las veteranas, por eso se me encarga la
misión de entrenar y preparar a los nuevos.- Se lo agradecí con un
tímido gesto de mano.
- Tú lealtad debe de valer oro.- Ironice rallando la crueldad.- Fahrenheit ha insinuado que eres masoquista...
- ¿Y mirarse el ombligo
es una buena opción?- Contraataco. Mantuvo el mismo color de mirada,
inalterable.- ¿Y tú, eras feliz ejerciendo de hija perfecta? Tu hermana
se marcho lejos de vosotros, porque no toleraba, ni le gustaba, la
empresa familiar.- Al escucharla casi me atragante con una aceituna.- Ya
me has respondido.
Bebí una buena dosis de
mi bebida. El alcohol empezaba a subir hacia mi cabeza. O era el calor
revelador de las verdades que nos atrevemos a admitir. Me incomodaban
las personas perceptivas. Odiaba ser un libro abierto. La estudie de
nuevo, su rostro, su porte, su saber estar... Seguía viendo a una
persona bipolar e inclasificable.
- Relájate. Hay que
tratar de tener momentos de respiro. Nuestro trabajo es agotador.- Me
aconsejó. Acaricio la base de su copa, algo indecisa.- Mira, te propongo
un juego. Nos ayudará a tenernos más confianza. Queremos o no deberemos
de trabajar juntas por ahora. Así que, nos queda remedio que tener una
feliz convivencia.
- De acuerdo.- Dije con la boca pequeña. Los nervios eran como termitas que me destruían por dentro.
- Tú tienes carta libre
para realizarme tres cuestiones y tu deberás de contestarme a las mías.-
Tragué saliva y acepte. Era muy tentador. Ardua tarea tuve para
decidirlas.- Empieza tu...
- ¿Te gustan las chicas?- me sonroje con mi atrevimiento. No pensé, fue un impulso irrefrenable.
- Eso es demasiado privado.- Replico, riéndose. Sus pómulos se ruborizaron un poco.
- ¡Eso no vale!
- ¿Y tú qué opinas, soy lesbiana?- La tantee y recordé algo.
- Sí, lo afirmo. No se
me escapo como miraste el culo a la agente Reign.- La hice reírse de
nuevo. Iba por buen camino. Me detuve, por miedo de profundizar en su
relación.
- Una pregunta bastante
obvia.- Odiaba su parte de prepotencia.- ¿Si no hubieras obedecido a tu
padre a que te hubieras dedicado?
Me tome mi tiempo para
responderle. La verdad que estaba ofuscada. Dude entre arqueóloga y
sociología. Muy disparadas entre sí. De pocas opciones laborales. Mi
padre adoptivo no tardo en despedazarlas y presentarme a carrera de
Ciencias Empresariales como la gallina de oro. Álex le había dado
calabazas y no hubiera aceptado otro no de sus hijas. Así se lo conté a
Lena.
- ¿Por qué lo obedeciste?- me insistió.
- Se lo debía, por
haberme adoptado.- Me quedo un gusto amargo en la boca. Nunca lo había
verbalizado, ni mucho menos me lo había admitido. Pero la larva del
resentimiento estaba incrustada en mi interior. Mi padre se había
servido de un acto desinteresado para esclavizarme. No me lo exigió
directamente, sino fue sembrando el terreno con pequeñas sentencias. Sin
nuestro dinero no estudiarías, si no te hubiéramos escogido entre otras
huérfanas...
- Muy cruel por su
parte.- Sentenció Lena. Su rostro manifestó una absoluta empatía
conmigo.- Tenemos algo en común, yo también fui adoptada.
- ¿Tuviste suerte con tus padres?
- ¿Es tu segunda
pregunta?- agacho la cabeza brevemente y volvió a levantarla.- En
realidad, no se puede juzgar a alguien sólo por lo negativo. Hacia ellos
sólo tengo agradecimiento.- Enmudecí. Lena parecía más mayor de lo que
era. A su lado, me sentí como un renacuajo.- ¿Recuerdas algo de tus
padres biológicos?
- Cosas vagas. Era un
hogar feliz. Veía poco a mi padre, debido a sus viajes. A mi madre, la
recuerdo como una mujer muy cariñosa, afable y atribulada.- Existían
recuerdos vagos, disonantes donde me veía sola en el piso llorando.
Según mi psicóloga mi mente había enterrado todos los malos recuerdos,
en su remota caja fuerte y había olvidado la llave.
- Tú tercera y última pregunta.- Me remarcó.
Estuve tentada en
preguntarle si me deseaba. No me atreví. Probablemente, me mentiría o
lanzaría una ácida respuesta para mi débil corazón. De los infinitos
misterios que me rodeaban, sólo gano terreno uno. Tampoco sería una
estúpida por dejar escapar la ocasión para saber por dónde pisaba.
- ¿Quiénes son los
Criptón, una familia?- mi cuestión la hizo empalidecer. Quizás aquel
nombre era tabú, o era una palabra maldita. No fue teatro, estaba
perpleja.
- Procura no repetir mucho ese nombre.- Me advirtió flojo, observando su entorno.
- Pero sólo es el nombre del planeta de Superman.- Me reí, alucinada para la severidad de su ruego.
- Kara, hay límites que mejor no traspasarlos.- Hizo una pausa y añadió.- Te lo ha nombrado Fahrenheit, ¿no?
- Sí. Dice que Zor-El es
un apellido de los Criptón.- Me obligue a sonreír, para quitarle la
preocupación a su bonito rostro.- Me he dicho, claro usan nombres de
personajes de cómics.- La hice reír durante un rato. Sólo fue obvia una
cosa, que no era tan simple.- Aunque por tu reacción...
- Es una larga historia,
algo aburrida, de estirpes poderosas y peleadas por temas
territoriales.- Se bebió el resto de vino que le quedaba en la copa y se
puso un poco más.- En el fondo es cuestión de equilibrios.
Ángeles-Demonios, el Yin-Yang, blanco-negro... La sección cree que si
usa apellidos de personajes de malos y héroes habrá karma y los
beneficios serán positivos. Porque la media de la suma de las fuerzas es
el término medio.
- Buena reflexión.- Debo
de admitir que me convenció. Aunque, creo que fue una glamurosa
explicación, muy convincente, para acallar mi gnomo curioso.- Entiendo,
que los Luthor y los Criptón-Supers son los malos y buenos. ¿Y
clasifican a las personas según sus tendencias de comportamiento, o
rasgos psicológicos?- me empezaba a atrapar el tema.
- ¡Oh, lo siento ya has
hecho el cupo de preguntas!- Me corto, sin borrársele la sonrisa.- Me
toca... Mm... ¿Te gusta Sam? Veo demasiada familiaridad entre vosotras
dos.- Me choco un poco que se interesará por nuestra relación. ¿Estaría
celosa? ¿Y si así era de quién?
- ¡Señora Luthor, eso es
demasiado íntimo!- Me salió del alma devolverle el bofetón.- Sam sólo
me recuerda a alguien de mi infancia, que fue mi primer amor. Solo un
dulce recuerdo, tan tierno y efímero. Quién podría gustarme está más
allá del mundo terrenal. No sé si existe aún o está tan escondida que no
la descubriré.
- Interesante
perspectiva.- Acepto mis argumentos y no los destripo. Respire más
aliviada. Hubiera sido un suicidio admitirle que me gustaba. Aunque fue
curiosa su última pregunta. Quizás la formulo para asegurarse de que no
hubiera nada entre Sam y yo.
- Pues nada jefa, las
relaciones entre compañeros están prohibidas. Es una norma muy sagrada.-
Agarro su copa y me hizo brindar por ello. Terminamos de cenar de forma
más amigable, pero sin temas trascendentales.
Llegamos al hotel a
media noche. Lena contacto con Winn mediante un video-conferencia. El
chico no hizo reír un par de veces. Se centraron en nuestra misión. Para
mi sorpresa, había otros agentes en Bruselas. No estaban dispuestos que
el traidor se les escapase. Me compadecí de él. Toda una vida al
servicio de ellos, y al mínimo error lo apaleaban.
- ¿Qué ha hecho para que queráis terminar con él?- le cuestione al final, incapaz de aceptar aquel veredicto inmovible.
- Esta infiltrado en una
ONEGE que usa sus infraestructuras para vender armas en países con
conflictos bélicos y a celas terroristas.- Me confiesa al final Lena.-
Nos mintió cuando nos envió las coordenadas del barco que supuestamente
las transportaba. Provocamos un pequeño terretremo internacional.
- Quizá, son inocentes.- Opine al final.
- Existió el cargamento.
Más tarde, unos informantes fiables, documentaron dónde habían sido
desembarcadas. En concreto en un país de África. No hay duda que el
número de baliza es la misma que nos facilito Fahrenheit antes del
envió.- Entendí que lo condenasen de antemano.- Es terrorífico que se
comercialice con armas, que alimenten a guerras y brutales ataques
terroristas. Y es indignante que usen, o creen, falsas organizaciones
benéficas por objetivos tan indignos. Vete a saber cuántos
contribuyentes las habrán financiado para que luego lo derrochen por
otros menesteres.- La pasión que ponía en sus palabras me sedujo.
- Me parece razonable vuestro propósito. ¿Habéis rastreado sus cuentas?
- Sí. Ha costado, pero
se le ha descubierto dinero a unas islas del pacifico.- Los indicios
estaban fundamentados en pruebas tangibles. El doble de Kurt Kobain
había querido vivir al borde de la navaja y triunfar sin quemarse. ¿O no
era así? Había algo en su mirada, llena de tristeza, que me tenía
transpuesta.
- Lena, intuyó que
detrás hay algo más. No es tonto y sabe a lo que se expone. ¿No será una
vendetta contra la Sección?- Mi hipótesis la hizo meditar brevemente.
- Eres muy buena
captando la esencia de las personas.- Me felicito. Se concentró en la
pantalla del ordenador. Escribió un mail y lo envió.- Sigue por ese
camino, pronto te ganarás un trocito de libertad. Vamos a dormir unas
horas.- Asentí y no replique.
Cerré los ojos con una
mezcla de sensaciones. Lena cerró su computadora y apago la luz. Se
estiro. Le tuve de susurrar buenas noches y me las devolvió. Me apetecía
seguir hablando, pero no lo hice. Conseguí descansar. El nuevo día
trajo a la Lena disciplinada, perfeccionista, exigente, doliente... En
esa ocasión no me ocasiono nauseas o aversión. Intuía que detrás de su
dura armadura había un ser especial, poético y dulce. ¿Tendría la
valentía de tolerar sus dos rostros y sin quemarme?
El día siguiente...
Parque Cincuentenario. Fue una odisea llegar a él. El metro colapsado
por una mandada de gente. Me capto la atención que la mayoría lucían
alguna prenda amarilla, una bufanda, guantes, lazos... Algunos tenían
puestas unas banderas de rojo y amarillo horizontales, con una estrella a
un lateral. Salimos en la calle donde había algunas embajadas. En ella
había muchos buses. A medida que nos acercamos al punto de encuentro, el
nombre de personas iba incrementando. El rostro de Lena se ensombreció.
El pícaro de su amigo sabía que allí había una manifestación, quería
seguir jugando al ratón y al gato.
- "Winn informa al
comando de apoyo que no actúen. La situación no se nos puede escapar de
las manos. Hay una macro manifestación"- le pidió al informático, que
volvía asistirnos telemáticamente.
Era difícil quedar ante
tanta muchedumbre. Incluso, los móviles estaban colapsados y no había
cobertura. Nos mezclamos con los manifestantes. Hablaban en un idioma
que jamás había oído. Cantaban, reían, unos estaban apiñándose y
construyendo una torre humana. Ambiente festivo y nada crispado. Nos
movimos, para ver si localizamos a nuestro objetivo.
- ¿De dónde proceden esas personas?- le pregunte a mi jefa.
- Son de una región
Española, se quieren independizar y no les dejan. Por favor, concéntrate
en encontrarlo.- La obedecí. Me voltee y mire hacia el lado opuesto de
donde estábamos. Y lo vi. Se había cubierto el tórax con aquella bandera
nacional, mimetizándose con el entorno. Cogí la mano de mi acompañante
para que se girara. Andamos hacia él. Los dos amigos se desafiaron con
la mirada. Leí mucha pena en la mirada de ella.
- Seguimos un poco a los
manifestantes y luego nos saldremos.- Le exigió Fahrenheit. Lo
obedecimos. Ellos dos iban enfrente de mí bien agarrados de las manos,
como si fueran pareja. Acallé mi parte irracional, que se moría de
celos. Me llegaban ecos de su conversación, distorsionados por el
jolgorio ambiental.
- ¿Por qué Kurt? No solo
te has lucrado con las armas, sino también has colaborado con las
injustas guerras. Jamás, me lo hubiera imaginado de ti.- Le recriminaba
la Luthor. Me pareció muy desgarrador por ella.
- Todo el mundo quiere prosperidad y asegurarse un buen provenir por su familia.- Se justifico el hombre.
- ¿Pero a costa de
facilitar la muerte de personas?- en este instante la admire. Quizás si
en las profundidades de su ser había un ser con principios, con
inquietudes y sensible.
- No soy yo sólo quién comercializa con ellas. Lo que les escuece a algunos es no tener la primicia del mercado.
Nos cruzamos con otro
grupo instrumental de percusión. Era un ritmo alegre mezclado con
reivindicaciones. Lena me agarro con su mano libre. Huimos de la
muchedumbre. Lejos de allí el aire era más respirable. Me sentía como un
florero, cuya única tarea era acompañarles. Entramos en una cafetería.
Nos sentamos y pedimos cafés.
- Me alegro que lo admitas. ¿Entonces, vendrás con nosotras?- le pidió la morena.
- No. Te propongo un
trato.- Su dominio de la situación y de los tiempos me pareció muy
inteligente.- Tengo un cáncer terminal. Mi vida ya no vale nada. Si me
matas me harías incluso un favor. ¿Aún así, podrías vivir con la
conciencia de dejar a mis hijas desamparadas? Las conoces y te aprecian
mucho.- Su revelación fue demoledora y me afecto. Mire el rostro de mi
jefa, que seguía inmutable. Era tan espeluznante.
- Ahórrate el llanto, no me haces lástima. No después de todo. Tú siempre has tenido elección.
- Todos tenemos elección Lena.- Le interrumpió con un atisbo de rabia.
- ¿Qué quieres?-
intervine al final, intuyendo que le resultaba muy difícil a mi
instructora zanjar aquel asunto por las implicaciones personales
existentes. Un grave error por su parte.
- Fácil. Inmunidad. Os
entrego las pruebas que queréis para terminar con la ONEGE, y me
permitís quedarme con el dinero conseguido. No es para mí, sino para mi
familia.- Me miro como un gato apaleado. Tampoco tuve pena por él,
aunque comprendía su preocupación.- Mi hija pequeña también tiene cáncer
y necesita dinero para costear el tratamiento sanador.- Me dejo en
estado de choque y me ablando un poco.
- No lo entiendo
francamente, tú que fuiste mi mentor, mi modelo a seguir... ¿Por qué no
acudiste a mí? Sabes que te hubiera ayudado encantada.- Le recriminó
Lena. No ocultando que se sentía herida. Le dolía tener que lidiar con
aquello.
- La vida, para bien o
mal, nos cambia.- Hizo un sorbito de su café con leche espumoso.- ¿Y
bien aceptas el trato, o debes de consultarlo con la antipática Astra?
- Tengo libertad de acción. Queremos las pruebas que dispones y después atente a las consecuencias...
- ¿Y dinero que tengo en las islas del Pacifico?
- ¿Cuál dinero?- ironizó
la agente más hermosa que había conocido. Se le iluminó el rostro.
Metió la mano en el bolsillo de sus tejanos y saco una pequeña memoria
externa. Se le paso. Siguió bebiendo su cafecito.- Lo siento mucho lo de
tu hija. Como muestra de agradecimiento, seguiré su tratamiento de
cerca. Te prometo que nunca les faltará de nada. Me has decepcionado
Kurt.
- No esperaba menos de
ti.- Su rostro empalideció y se puso la mano en su pecho izquierdo. Miro
a su amiga, que no aparto sus ojos verdes-azules de él. Contemplo de
forma estoica como empezaba a asfixiarse.
- Ayuda por favor.-
Empezó a suplicar Lena, realizando un poco de teatro. Todos los
camareros acudieron. Alguien llamo a los servicios sanitarios.
Fahrenheit no tardo en fallecer. Me quede paralizada. Clave mis ojos a
la impasible Lena, que no se veía nada apenada. Empecé a sospechar que
lo había envenado. Aprovecho el estrés ambiental para huir.
La seguí con el corazón
enloquecido. Andamos rápido hacia la primera boca de metro que
encontramos. Se comunico con nuestro enlace, para preparar la nuestra
huida de Bruselas. Había sido una temeridad cargarse aquel agente dentro
de una cafetería. No dije nada. Estaba estupefacta. No gozaba mirarla,
no quería creer que fuera capaz de matar a sangre fría a un amigo. Ya a
bordo de nuestra avioneta rompí el silencio.
- ¿Has sido tú, no?
- ¿Importa mucho eso?
Fahrenheit ya sabía el precio de su traición.- Me respondió secamente.-
La lección de hoy, los sentimientos nublan la razón. Debes de deshacerte
de ellos, sino serás muy vulnerable.
- ¿Es lo que has hecho
tú? Te has amputado el corazón. Jamás renunciare a sentir.- Le remarque
con mucho odio. Su única respuesta fue mirarme brevemente con ironía y
girándose hacia la ventana. No me replico. Huyo. Se alejo de mí.
Extendió un largo puente entre nosotras. Siempre se me escurriría y
jamás podría palpar su esencia tan etérea y llena de colores.
*** Nota***
Espero que os haya
gustado el capitulo. Poco a poco, iremos conociendo un poco a Lena. He
disfrutado creándolo. En especial la prima parte, paseando por Bruselas.
He estado un par de veces en la ciudad, y me encanto. Su chocolate es
un lujo.
Pronto Barcedes saldran en mi fanfic. Tengo ganas ya de crearlo. Pero por ahora toca centrarme en mi otro fanfic.
Muchas gracias por vuestros votos.
Comentarios
Publicar un comentario