(22) El perdón se ganará con mucho sudor
Las palabras solas no sanan, deben de ir acompañadas de actos. Un triste lo siento, no borrará el dolor de un alma herida. Sólo hará falta resistir a la ventisca venidera y sobrevivir al fuego abrasador de su mirada inquisidora.
La puerta de la calle se abrió y cerró. Sintió como su pareja la llamaba jovial: "Buenas tardes. ¿Kara has llegado?"
No le respondió. Dejo que entrará a la salita. Se quedo helada al verlo
todo revuelto, objetos decorativos rotos y sillas tiradas por el suelo.
- ¿Cariño, qué ha ocurrido?- pregunto rápidamente. Su rostro reflejo una preocupación sincera, ¿o era una perfecta actriz?
- Hoy me han dicho que
te llamas Lena Luthor.- Tras escuchar esas palabras la aludida enmudeció
y agacho la mirada, siendo la prueba definitiva que aquello era cierto.
Lena, tras escuchar su
apellido maldito y la contundente mirada de su pareja, se desmorono. El
suelo se volvió inestable y tuvo de agarrarse a la pared para no caerse.
Todas las promesas de amor y de lapidar su pasado se hicieron añicos.
Se empezó a ahogar, percibiendo el desprecio de la rubia. Lejos de
enfadarse se quería morir. Haría cualquier cosa para haberle ahorrado
tanto dolor. ¿Por qué había sido una autentica cobarde?
Le intrigaba si ya lo
sabía todo, o sólo sus raíces. Quizás aún había esperanzas.
Comprendiendo que ya no había vuelta atrás, reunió todas sus fuerzas
para afrontar sus ojos azules, llenos de reproche. Las lágrimas fueron
las únicas que hicieron acto de presencia. Fue incapaz de articular
ningún vocablo.
- ¿No tienes ningún
argumento de defensa?- inquirió Kara, tolerando mal su mutismo.- ¿Quién
eres en realidad? Te miro y sólo veo una desconocida.- Se levantó y se
le acercó. Se movía de una forma agresiva, sin ningún control de sus
impulsos.
La barrendera no la
temió, hasta entonces no la había visto perder los nervios. Aún así,
dejo de apoyarse en la pared y cruzo los brazos. No quería huir del
huracán que se avecinaba, a pesar de saber que aquello no ayudaría a
desenredar el entuerto. Kara llego como un rayó a unos centímetros de su
rostro, exigiendo que le hablase. Se detuvo en un espacio prudencial.
Sus ojos seguían expulsando chispas demoniacas.
- Jamás he pretendido
dañarte. Recuerda... ¿No acordamos olvidar nuestro pasado?- se atrevió a
recriminarle. Se despreció al acto. No era excusa. En la comida de
cumpleaños de su hijo, ya intuyó que los Luthor eran una familia ingrata
por los Danvers. Sea por su política ultra conservadora o por la
enemistad con el primo de Kara. Le fue cómodo revolcarse en la
generosidad de su pareja.
- ¡Qué bonito,
culpándome a mi te hace ser mejor samaritana!- estaba tan llena de ira
que se transformo en un monstruo capaz de agredir. Levantó la mano
derecha dispuesta a enviarla a la luna, o en el rincón más oscuro de la
galaxia. Sólo su mirada verde-azul acuosa, suplicándole perdón, la
detuvo. Estaba como drogada, incapaz de discernir entre realidad y
ficción. Las palabras llenas de veneno de Clark la habían confundido.
Lena, lejos de
asustarse, se mantuvo al mismo sitió. Sintiéndose muy perdida, dudando
si abrazarla o instigarla para arrancara la ira de su interior. Por
experiencia sabía que era un sentimiento muy corrosivo, que si no lo
eliminabas de tu interior te podía ahogar. Optó por romper la distancia
que les separaba y aceptar el castigo que creyera oportuno. Kara se
quedo bloqueada momentáneamente, consciente de qué había traspasado una
línea roja. Otra vez las apreciaciones de su familiar sobre ella le
vencieron. Rompió el contacto y se escondió dentro de una cómoda
armadura. Debía de aprender, una vez por todas, a no ser tan ingenua.
- ¿Y dime Luthor, te has
acercado a mí porque soy la prima de Clark Kent?- su suposición
ocasiono un fuerte choque emocional en la morena. Incapaz de soportar su
ataque irracional, se le escapo una sonrisa nerviosa. No comprendía
nada. Había mucho a debatir y la actitud de su pareja no ayudaba. La
disculpo, comprendiendo que las emociones habían tomado el timón de la
situación. Se escucho un fuerte relámpago, pronto se avecinaría una
tormenta veraniega. No se inmutaron, siguieron lanzándose cuchillos
afilados.
- No Kara. Sólo soy
culpable por haberte ocultado mi identidad, por miedo de perderte y
porque en su momento te creí.- Le señalo con vehemencia.
Le hizo memoria de
cuando le confesó como adopto su apellido, Serenety. Le convenció para
que no le revelara el suyo. ¿Por qué la obedeció al final? También
debería de sentirse ofendida, porque al final sus lindas promesas
resultaban ser volvas de nieve, que se estaban derritiendo en sólo
acariciar el suelo temblado. Se aparto de su lado, algo herida. Respiro
hondo, frenando sus emociones y parar aquella espiral destructiva.
- Mi primo tiene razón
respecto a vosotros. Os creéis tan omnipotentes y poderosos, que pensáis
que podéis poseer todo lo que os plazca y salir ilesos.- Se antepuso a
su huida, barrándole el paso.- ¿Dime, eres tu quién me ha estado
espiando y gravándome, para luego chantajearme? ¿O lo has hecho para
ayudar a tu hermano en su epopeya contra la amenaza alienígena?
Lena, tras escuchar sus
acusaciones tan alocadas, abrió los ojos como dos naranjas. No entendía
nada. Agacho la cabeza, rindiéndose. Desconocía totalmente a su pareja.
Empezó a mover la cabeza, como si tuviera unos tics espasmódicos. Ecos
de una conversación telefónica accidental le envolvieron. Entendió
perfectamente lo que Kara susurraba: "Me encanta mi vida humana y errarme mil veces."
Minutos más tarde de aquello, le informó que le había llamado su primo y
se habían discutido. Aquel día no le dio más valor a aquella
circunstancia. Ahora aquellas palabras le parecían cargadas de
significación. La conclusión a la cual llego, era tan impactante que fue
incapaz de articular ningún sonido gutural.
La rubia enmudeció en
leer la expresión facial de su novia. Deseaba que un rayo lo partiera en
dos. La ira se dulcifico un poco. La mujer que tenía enfrente,
mirándola como un corderito degollado, era la misma que había llegado a
amar profundamente en poco tiempo. ¿Qué atrocidades había esculpido su
mente? Sus ojos azules se le humedecieron, llenos de dolor.
Unos brazos firmes y
tiernos evitaron que cayera por el precipicio. Se dejó acunar y se
perdió en el suave aroma corporal de Lena. Las dos estaban temblorosas y
conscientes de qué se debían muchas explicaciones. De forma gradual, se
fueron separando y se agarraron de las manos. Como autómatas se
sentaron en el sofá. Las dos se sentían muy cohibidas. Ambas se sentían
maltratadas mutualmente, las palabras eran cuchillos tan bien afilados
que herían.
- ¿Amor mío, estás más
calmada?- le pregunto Lena, sólo para reasegurar lo que sus ojos le
murmuraban. En su interior estaba ocurriendo un huracán. Muchas
emociones contrapuestas. Entre ellas también navegaba la de ira.
- ¿Cómo mostrarte tan
serena a pesar de todo?- le cuestiono, con un atisbo de amargura. Era
incapaz de archivar bien las emociones que se aglutinaban en su
interior.
- ¿Y por qué no debería
de hacerlo? Creó conocerte y sólo te has subido al carro de la ira. Es
algo comprensible. Y me temo que más te decepcionare cuando te cuenta
toda mi verdad.- uso una voz suave y firme. Pidiéndole silenciosamente
un poco de compasión.
Kara se levantó y
antepuso una férrea distancia entre ellas. Lena se lo estaba poniendo
difícil. Una bocanada de ira la dominó. Su autoestima estaba dañada. No
quería ser más una niñata ingenua. Nadie más se burlaría de su buena fe.
Bloqueo todas las dudas que le invadieron y el miedo creciente de que
su pareja descubriera que era una alienígena y la delatase.
- ¡No quiero seguir
escuchándote, tus dotes de seducción no me encandilaran de nuevo!- y sin
pausa añadió cruelmente.:- ¡Vete de mi vida!
Lena permaneció clavada
en el sofá, con la respiración agitada. No quería fugarse ni esconderse.
Su actitud fue tan intransigente que tuvo de incorporarse. La
comprendía en parte. Dejó de mirar sus ojos azules. Anduvo de forma
lenta hacía la puerta de salida. Se frenó. Era incapaz de irse sin más.
Busco de nuevo su mirada.
- Me voy por unas horas,
necesitamos pausa las dos. No quiero irme de tu lado, sólo te pido
poderme explicar. Detrás de mi apellido Luthor hay una historia. Yo
siempre estaré junto a ti, aunque me quieras fuera de tu vida. Por
favor, dame una sola oportunidad. Una sola. Luego decide. Te quiero.-
sus palabras se fueron filtrando en el interior de la periodista y los
ojos se llenaron de más lágrimas. La puerta se abrió, entrando un poco
del aire de la tormenta veraniega. El tiempo estaba realmente loco.
- ¡Lena, espera!-
reacciono Kara al verla salir. Se comieron con los ojos. La morena le
sonrió débilmente. Era necesario poner pausa a la ola de ira. Ambas se
habían decepcionado y la frustración era la punta del iceberg. Una parte
de ella deseo que le suplicase que no se fuera.
- Siento mi reacción. Entiéndeme, ha sido un duro golpe saber por Lex quién eres.
- ¿Ha sido él quién te
lo ha dicho?- el tierra se volvió de nuevo inestable.- Y dime, no le
habrás revelado que me conoces...- su rostro mostro un auténtico pánico.
- ¡No sé porque te
aterra tanto!- exclamó la periodista, no comprendiéndola.- Me parece
razonable que te busquen, después de que te fugarás de tu casa. Deben de
quererte. Además, tu padre está enfermo. Tiene cáncer de pulmón con mal
pronóstico. Quiere verte para despedirse de ti.- Se detuvo, esperando
una reacción que no se dio. Lena había enmudecido, pero estaba lejos de
afligirse. La herida seguía aún tierna en su interior.- ¿Eres tan
insensible por no compadecerte de tu padre?
- No eres nadie por
juzgarme.- Le escupió con ira.- Lex sólo ha expuesto mentiras. No me fui
voluntariamente de casa, me echaron cuando les comunique que estaba
embarazada.- sus ojos no le ahorraron su dolor abrasivo. Kara agacho la
mirada. Sintió un poco de alivió. Ya había realizado un pequeño avance
hacía la verdad.
- Perdona, no pretendía
acusarte de nada. Me imagino que tienes tus motivos. Pero si no me lo
explicas, ¿cómo quieres que te comprenda?- parecía no haber escuchado la
palabra embarazo. Quizás, demasiada información de golpe.- Un momento,
qué terminas de confesarme: ¿Estuviste encinta? ¿Y tu hijo, lo perdiste?
- Quizás será mejor que nos sentamos.- Le pide Lena, tratando de paliar los efectos de su revelación.
- ¡No! Ya basta de dar
rodeos, quiero saber la verdad.- volvió a subir el tono de voz. Fue como
sí le pusiera una pistola en la sien y le obligase a hablar. Las
piernas le temblaron. De aquel modo, era seguro que cogería mal su
historia. Se tuvo de sentar por no caerse y con un acopio de valor la
miró sin pestañear.
- No lo perdí. Sí, fui
una adolescente rebelde y me enamoré de un chico negro. Un delincuente
de poca monta, que únicamente perseguía el dinero de los Luthor. Pero
esos prefirieron su riqueza en lugar de su hija. Bueno, tristemente
tuvieron razón con él. Nicolás se aprovecho de mí, me condujo en el
submundo de las modelos eróticas, exaltando mi belleza, y me abandono
una vez que tuve a nuestro hijo. Me encontré sola, con un bebe por
alimentar y sin nada. El hijo de puta de su padre se fugo con el poco
dinero que había ahorrado debido a mi trabajo basura.
Le fue narrando su
odisea con detalle, sin escatimar ninguna escena dolorosa ni su
sufrimiento. Kara la escucho sin interrumpirle. Su triste historia le
impacto y entristeció. Aún así, había algo que se le escapaba. No
entendía porque su pareja le había ocultado una parte tan trascendental
de su vida. Aunque en un punto del relato, se le encendió la bombilla
interior. Tormenta fuerte, túnel, hospital... le sonaban. ¿Cómo no lo
había intuido antes? Y curiosamente, la mirada de su hermano era muy
parecida a la de Lena. Una parte de ella se negaba a aquella evidencia.
- Lo perdí todo, el
casero me echo en el peor día. Una gran tormenta azoto la ciudad.
Intenté ir al hostal donde me hospede al llegar a Nathional City, pero
estaba lleno. Me encontraba muy mal y débil. Y sí, tomé una de las
peores decisiones de mi vida. Me refugie debajo a un puente, tape a mi
hijo. Me debí desmayar, el caso es que me desperté en el hospital. Mi
hijo estaba a mi lado, por suerte no enfermó. Tuve una neumonía.
- ¿Y bien, dónde está tu hijo ahora?- la interrumpió al final, dominada por la impaciencia. Se miraron.
- ¿No lo intuyes? - le
esgrime la morena, siendo un poco cruel.- Lo perdí. Los servicios
sociales me quitaron su custodia. Mala madre dijeron, por ser pobre.- A
pesar del tiempo transcurrido le dolía. Más tarde lo comprendió y asumió
que había sido lo mejor por Brian.- Caí en una honda depresión.
Realmente, me sentía culpable de su destino y les di la razón. No me
motivaba nada. ¿Por qué trabajar? ¿Conseguiría ofrecer a mi hijo una
vida digna? Sí, acepte que estaría mejor lejos de mí. Así fue como
empecé a vivir en las calles y me convertí en una alcohólica. Decidí
emigrar a New York, para olvidarme de todo y dar una oportunidad a mi
hijo. Estaba segura que lo adoptarían pronto y no quería ser un estorbo.
El resto de la historia ya lo sabes, viví a la cuerda floja y estuve
alguna vez más ingresada al hospital por hipertermia. Y sí conocí a
Flora, mi amiga y sanadora. Todo lo que te conté sobre ella es cierto y
otros aspectos de mi existencia. No tengo ninguna relación con mi
familia ni la deseo tener. Me cerraron la puerta a las narices cuando
más los necesitaba.
- Entiendo. De todos
modos, te dejaste algo muy esencial.- La periodista estaba un poco
transpuesta tras sus palabras.- Aún no me has dicho el nombre de tu
hijo...
- Brian es mi hijo.-le clavo sus ojos azules-verdosos algo vidriosos, suplicándole clemencia. Se sintió liberada.
Kara se bloqueo, aunque
ya lo había intuido. ¿Cómo debía de reaccionar? Tiempo atrás habría
agradecido poder conocer a la madre biológica de su hermanito, a la cual
creía una víctima de la sociedad. Ahora le parecía una broma de mal
gusto. Además, se sintió usada por la barrendera, que se acerco a ella
con la única finalidad de estar cerca de su hijo.
- ¡Por favor amor mío,
dime algo! Siento habértelo ocultado. Creí que así sería mejor para
todos.- se levanto, se le acercó y le puso las manos en los hombros.
Kara rompió bruscamente el contacto.
- ¡No me toques!- le
advirtió. Sus ojos volvían a disparar rayos de ira.- Te has aprovechado
de mi buena fe. ¡Qué ilusa he sido!- dio una patada a una silla, que
salió disparada e impacto contra la ventana. Los cristales rotos
ocasionaron un gran estruendo acústico y visual.- Sólo te acercaste a mí
por puro interés, para estar cerca de Brian.
- Por favor escúcheme,
no fue así. Es cierto, escogí la profesión de barrendera para pasearme
por vuestra calle si levantar sospechas. Créeme Kara, no soy tan
calculadora. Te conocí, me caíste genial y perdí los papeles. Tuve mi
mala conciencia, porque no quería aprovecharme de tu gran corazón. Nada
estaba premeditado. Simplemente surgió y me deje arrastrar por lo que me
hacías sentir. Te amo sinceramente Kara. Puede que no creas ahora, pero
te juro que no te miento.
- ¡Oh, que bonitas
palabras! La única estafada soy yo. Ahora también entiendo porque
silenciaste a Max Lord, él sabía tu identidad. Por eso lo mataste.- Se
atrevió a acusarla. Las dos se helaron tras sentir aquello. La rubia
había vuelto a perder el norte y a menospreciar su honestidad. Aquello
dolía.
- Ya te dije lo que
ocurrió al hotel. Y tengo pruebas de ello.- Salió de la sala, subió a su
habitación y busco la cámara de video donde había grabado a su
profesor.
Kara le siguió,
desconfiando de sus actos. Le cogió la cámara de las manos y la
encendió. Las imágenes le ocasionaron un fuerte impacto. Se estremeció
por la crueldad de los actos de Lena. Pero tenía razón, cuando se fue de
la habitación estaba aún vivo. Lo dejo con las manos atadas y la boca
amordazada. Le seguía sin caber a la cabeza como había podido haber
elaborado un plan tan maquiavélico.
- Me sigues dando miedo.
¿A qué persona a su sano juicio se le ocurre algo tan sádico? ¿No
hubiera sido mejor haberme contado la verdad ya entonces?- le recrimino,
no ocultándole el asco que sentía hacia ella.
- Aquel día te llame mil
veces al móvil. No me lo cogiste. Sólo por Brian supe con quién
estabas, con tu ex.- Le echo en cara al final, sacándose la espinilla
clavada.- No tuviste la valentía de comentarme que te encontrarías con
ella. ¿Qué he de pensar? Siempre tengo la sensación que si ella te
pidiese volver me dejarías... Por eso, tampoco me hables de mi falta de
sinceridad. De acuerdo, eludí quién soy y que Brian es mi hijo, pero en
el resto no te he mentido. Y quizás sea ya hora que empieces a confiar
más en mí, porque me has desconcertado con lo que te están chantajeando.
- ¡No me hagas reír!-
exclamo a la vez que salía de la habitación. En el fondo sabía que tenía
razón. Aún así, ahora más que nunca no se fiaba de ella. Antes se lo
oculto por miedo a perderla. Ahora, sólo tenía en mente que era una
Luthor. Lena se enfado al ver su actitud infantil y la siguió
embravecida.
- Sé que eres
extraterrestre.- Le comunico chillándola, sin temor a quemarse. Al ver
como se detenía y se giraba supo que había encertado.- Gracias por
confirmármelo. Tranquila, que tu secreto estará a salvo mientras esté
viva. No me importa tu procedencia. Te amo por el ser que eres, mucho
más humana que muchos otros que conozco.- y le sonrió. Su gestó hizo que
su rostro se dulcificara.
- Bonitas palabras, pero no sé si fiarme de una Luthor.- Realmente estaba herida y no la creía honesta.
- Será mejor que marche,
las emociones están demasiado revueltas.- Determinó la barrendera. Ya
no le quedaba nada más a confesar. A partir de ahora sólo serían
reproches mal intencionados y sin sentido.
- Si mejor vete. Será
mejor que vuelvas junto a tu familia, uno no puede huir de sus raíces.
¿O estarás siempre huyendo de ti misma?- le aconsejó Kara. Se la quedo
mirando, algo desconcertada. Creyó que era una forma de echarla de su
vida. Prefirió no contestarla e irse.
Lena cogió su bolsa, se
dirigió hacia la puerta de la calle, la cerró y se apoyo en ella. No
detuvo las lágrimas torrenciales, que iban cayendo por sus pómulos. Se
las seco con rabia, porqué el llanto no arreglaba nada. Fue entonces
cuando lo vio. Estaba saliendo de la casa de sus suegros y se dirigía
hacia a ella. Elisa cerró la puerta y no la vio. Dudo en llamarlo o
esperar para descubrir sus intenciones. Probablemente, quería ver a su
prima. No se erró. Accedió a su jardín y le clavo sus intensos ojos
azules, tan parecidos a los de su pareja. Cuando era una niña le
encandilo. Le parecía un ser tan angelical, tan distinto a los niños que
conocía. Incluso de Lex, con el cual congeniaban tan bien. Creía que el
heredero Kent fue una buena influencia por él. Lástima que rompieran.
- Lena Luthor, cuando
tiempo sin verte.- Le saludo, luciendo una sonrisa picará. Lo sintió tan
frio e hiriente. ¿Qué le había cambiado tanto?- A pesar, de no ir
vestidita de princesita, sigues tan bella y mortífera.- iba vestida con
una sencilla ropa de deporte, nada femenina.
- ¿Mortífera?- y se le
escapo una carcajada. Lillian había tratado de convertirla en una burda
copia de ella. Si en la adolescencia no se hubiera revelado,
probablemente sí sería una seductora mujer de la alta sociedad.
- ¿Crees que haber huido
de tu familia escaparas de su oscuridad?- sus palabras destilaban tanto
odio que se le erizo la piel. Su contenido era demoledor. Parte de
razón había. Ella misma ya había sido capaz de todo para proteger a sus
seres queridos. Su padre siempre le decía: "Un Luthor jamás se almendra si atacan a los suyos.".
- ¿Qué te ha pasado
Clark? Antes no estabas tan amargado. Entiendo que mi hermano te
decepcionará. Aún así has cambiado, y quizás lo peor de los Luthor te ha
poseído.- Le espeto al final. Era incapaz de pasar por alto como
trataba a Kara. Además, sentía ira hacía él por haber influido su
relación con su resentimiento.
- ¡Qué irónica eres! Tu
interés no me conmueve.- se rio de ella descaradamente.- ¡Aléjate de mi
prima! Si no lo haces, atente a les consecuencias. Intuyo que no deseas
que Lex te encuentre...
- Amo a Kara y nadie me
apartará de su lado, al no ser ella quién no me quiera.- Le advirtió. Su
rostro estaba muy serio. Las vivencias previas estaban dominando el
timón del barco. Demasiado había experimentado, para que llamasen a su
morada dándole lecciones de moralidad.- Y por favor, deja de contaminar a
tu prima por tu amargura y odio hacia mi familia. Ella es un
maravilloso ser y no permitiré que nadie la dañe.
- Luthor, ella no es de
tu propiedad.- Le remarco con despreció.- Si realmente la quieres, saca
tus sucias manos de ella y vete.- se quedaron mirándose.
Consiguió hacerla sentir
asco hacia sí misma. Aunque ella no era como su hermano ni había creído
en los extraterrestres. A pesar de todo, lo comprendía. Jamás la
despreciaría por sus raíces y siempre la protegería de la sombra
maléfica de Lex. Levantó los ojos, al mismo tiempo que la puerta de su
hogar se abría. Salió su pareja empujada por un fuerte vendaval. Se
miraron. Sintiéndose infinitamente culpable se giro y huyo. Corrió lejos
de ellos, disimulando su llanto. Entonces, empezó a llover con
intensidad y las lágrimas se las llevo la lluvia. ¡Ojala, el mal tiempo
se llevará todos los problemas entre ellas dos! Por desgracia, no sería
tan fácil.
Anduvo sin rumbo un
tiempo indefinido. Terminó debajo de su túnel preferido. Se odiaba. Le
dolía el corazón. Le faltaba la respiración. Se apoya en la sucia pared y
se dejo caer hacia el suelo. Se dio un fuerte golpe al culo. Era
incapaz de pensar con claridad. Nunca puedes dar la espalda a pasado.
Volvía a sentirse fracasada. Por una vez que la suerte le sonreía.
Quizás si hubiera seguido las directrices de su madre le hubiera ido
mejor. Sería una señorita de la alta sociedad, fría y superficial.
Estaría rodeada de lujos y comodidades. Su corazón no se hubiera
expuesto tanto.
Una parte de ella
clamaba por irse de la ciudad otra vez. Alejarse de su hijo y pareja por
su seguridad. Le daba igual que no la perdonará nunca. Lo más
importante era protegerla. Kara había tenido razón cuando le señalo el
camino a seguir. No podía seguir huyendo de su familia. Determinó
regresar a Metrópolis. Si era cierto que su padre se estaba muriendo,
quería tener la oportunidad de hacer las paces con él. A fin de cuentas,
fue el único miembro de la familia que le dio afecto.
Se levantó del suelo.
Anduvo por las calles de Nathional City como si fuera un robot. Sólo
pensaba en hallar un punto de internet para comprarse un pasaje de avión
para regresar a su ciudad. El móvil la desveló. Lo cogió rápido,
creyendo que sería su novia suplicándole que volviera a casa. No fue
así. La voz armoniosa de su amigo fue un válsame para su espíritu
torturado.
- ¿Lena, te cojo en mal momento?
- No Winn.- Hizo una pausa y le contó que la verdad había salido a la luz.
- ¡Oh, vaya lo siento!
Mañana estaré en la ciudad y nos vemos. Tengo algo muy importante en
contarte. A parte, necesitas todo mi apoyo. Prométeme que no harás
ninguna locura.- le exigió. La percibía tan frágil, que temía que
volviera a caer en la espiral de la depresión.
- Espera Winn, no
vengas. Mi intención es viajar a Metrópolis lo más pronto posible. Me
han dicho que mi padre está gravemente enfermo.- Le reveló.- Bueno, te
lo digo porque si vienes solo por verme...
- De acuerdo, pues te espero aquí.- acepta al final el chico, tras de un breve silencio.
- Te llamó cuando llegue. Winn gracias por todo. ¡No sé qué haría sin ti!
- Sobrevivir como lo has
hecho hasta ahora. Eres muy fuerte Lena, no te dejes vencer nunca. Ya
verás que Kara pronto te perdonará. Dale sólo tiempo.- Le trato de
animar. Sus palabras le reconfortaron.
Halló un cibercafé aún
abierto. Entro. Accedió en un ordenador y compro el primer vuelo que
hallo con destino a la ciudad de su familia. A las ocho de la madrugada
debía de estar ya al aeropuerto. Se tomo un café y a las 2 am regreso a
casa. Debía de preparar la maleta y despedirse de su pareja. ¿Estaría
más receptiva? Quizás, se había precipitado comprando el billete de
avión tan pronto. Daba la sensación de que estaba huyendo y quizás así
lo analizaría Kara. De todos modos, creía que con independencia de cómo
actuase al final, siempre leería mal sus acciones. La confianza se había
roto. A ella mimsa le había dolido descubrir indirectamente que no era
humana. Aún así lo entendía. Era difícil vivir siendo diferente, que te
viesen como un bicho raro y te menospreciaran por ello.
Kara se había refugiado
en su alcoba y metido en la cama, que le parecía enorme sin su Lena. Las
emociones se habían calmado un poco. Ver a su primo al jardín,
discutiendo con su pareja le había irritado. Una vez que la morena se
fue, lo hecho de su casa. No quería sentirle la misma canción de
siempre: "Te lo dije, los Luthor no son confiables." Deseaba únicamente estar sola y analizar cada palabra dicha.
Se sentía muy confusa y
saturada de información. Algunas cuestiones se iluminaron. La barrendera
había sido siempre honesta, sólo que no le hablo en propiedad. Jamás le
vendió una falsa moto. Aún así, las cosas que le ocultó eran muy
trascendentales y le generaban muchas dudas.
¿Quién le podía
garantizar que sus intenciones fueron nobles y qué no la sedujo para
estar cerca de su hijo? Nadie. Si le hubiera sido sincera, ella misma le
habría permitido tratar a Brian. Aún así, había preferido seguir por el
sendero más complejo. Asumiendo el cándido papel de cuñada perfecta.
Su madre le llamo varias
veces al móvil. No le apetecía hablar con ella. Por eso al final le
envió un mensaje, pidiéndole estar sola. Más tarde, lo hizo Álex.
Probablemente, le había alertado Elisa de su estado. Como que necesitaba
hablar con alguien descolgó el teléfono. A parte, sabía que su hermana
era muy tenaz y no la dejaría en paz tan fácilmente. Decidió contarle
parte de la realidad, eludió descaradamente que su pareja era la madre
biológica de Brian. No creía ser ella quién debía revelar aquel secreto.
A fin de cuentas, era un material sensible que podría afectar la
estabilidad afectiva de su hermano.
- Gracias por confirmarme lo que me termina de informar Clark.- tiene le barra de confesarle Álex.
- ¿Y quién es él por ir
ventilando mis problemas de pareja?- no evito decir, muy irritada por el
pregón que había hecho el ejemplar héroe de Criptón. Seguía
extralimitándose en su vida.
- ¡Qué salgas con la
hermana de Lex Luthor es una atrocidad, un problema que te afecta a ti y
otras personas! Me estás decepcionando Kara.- Sus palabras le irritaron
y le hicieron ver que todos estaban siendo injustos con Lena. ¿Por qué
la estaban juzgando tan severamente, sólo por lucir el apellido Luthor?
Un apellido que repudio por hastió y no querer asemejarse a ellos. Y sin
querer salió en su defensa, ocasionando un fuerte choque de trenes
entre ellas.- Veo que el amor por ella te esta cegando, espero que abras
los ojos pronto.
- Querida hermana, sólo
trato de ser razonable. Admito que me ha ocultado aspectos de su
existencia, pero no es ninguna farsante. Hemos estado hablando largo y
tendidamente, no me ha negado nada que haya dicho Lex en la rueda de
prensa. Lo único, es que la historia no es tan idílica como van contando
por ahí los Luthor.
- ¿Y te la crees?- seguía usado su tono tan poco conciliador.- Eres demasiado buena Kara.
- Tampoco soy estúpida
hermanita. Deberías haberla escuchado y visto. No veo mal intención en
sus actos.- le siguió defendiendo. Más como un modo de protegerse a sí
misma y a su hermano.- Y no te preocupes, si llego a perdonarla deberá
de sudar la gota gorda.
- ¿Realmente lo merece?- alucinando por la pureza de su hermana menor.
- ¿A caso las personas
no pueden tener una segunda oportunidad? Además, fui yo la primera en no
querer saber sus orígenes. Pretendía construir algo partiendo de una
utopía, ignorar nuestro pasado.
- Cierto. De todos
modos, Kara no aprendes. Siempre terminas dando más de lo que te
ofrecen. ¿Te recuerdo como April se aprovecho de ti?- las dos
enmudecieron. La rubia estaba cansada de dar vueltas al mismo tema e
intuyendo que su hermana no la comprendía prefirió finalizar la
conversación.
No ceno. El estomago se
le había cerrado. Llovió hasta las doce y pico de la noche. Lena seguía
perdida por las calles. ¿Tendría la valentía de regresar y afrontarla de
nuevo? ¿Y qué se dirían? Su ausencia le había regalado un poco de
serenidad. Otro pequeño fastidio fue la llamada de su superiora, muy
cabreada por no mandarle su preciado artículo de Lex Luthor. Movida por
la rabia y con miedo de perder su puesto de trabajo, le prometió una
alocada propuesta: una exclusiva con la oveja negra de los Luthor.
Con aquel caramelito la
dejo en paz. Minutos más tarde, su idea alocada le pareció muy rastrera.
Decidió que se lo preguntaría cuando regresara. A las dos de la
madrugada, por fin volvió a su lado. Mentiría si dijera que no estaba
preocupada por ella. En la soledad se había percatado de lo mucho que
había padecido en su corta edad, al verse lejos de su entorno seguro,
criando a un niño sin ningún apoyo y con pocos recursos. Conoció el lado
más rastrero del ser humano. Tuvo de renunciar a su hijo y cayó en una
espiral de destrucción. Triste era su historia. ¿Cómo la podía odiar o
despreciar? ¿Pero sería capaz de perdonarla?
Lena subió las escaleras
son sigilo. Se detuvo enfrente de su habitación, como si dudase en
entrar. Había la luz encendida, no debía de tener miedo a despertarla.
Fue considerada y llamo, quizás por no violentarla. Accedió por fin. Su
precioso rostro estaba muy serio y reflejaba cansancio. Las dos se
sentían torpes y no sabían que decirse.
- Lo siento mucho mi
amor, debía habértelo dicho antes. Primo el miedo a perderte y que
pensarás mal de mí.- Lena se acerco en la cama y se arrodillo a su lado.
Kara le acaricio la cabeza, sintiendo mucha compasión. Le gustaría
decirle que todo estaba olvidado y la perdonaba. No podía hacerlo.
- En parte te creo. Aún
así, estoy muy dolida. No sé si podre perdonarte del todo y cómo encajar
lo que me has confesado. Tampoco puedo mirar hacia otro lado y actuar
como si nada.- se justifico la rubia.
- Respecto a Brian, no
hace falta que hagas, ni digas, nada. Vosotros sois su familia. ¡No hay
que cambiar nada! Nunca lo pensaba reclamar. Para mí es importante su
estabilidad. Estoy muy feliz de cómo lo estáis educando.- Le remarco con
mucha intensidad. La hizo incluso sonrojar. La admiro por su decisión y
convencimiento.
- Pero, a fin de cuentas
eres su madre. Podemos hallar la fórmula para que encajes en la
familia, a fin de cuentas mi hermanito te adora.- Se lo ofreció de
corazón. Vio en su mirada el infinito amor que le profesaba a su hijo.
¿Cómo caber maldad en su mirada tan pura? Se quiso tragar todo lo que la
había dicho llena de rabia.
- No Kara, sería
demasiado bonito y confuso. Has tenido mucha razón sobre yo.
Indirectamente o no, has sido un puente para estar cerca de mi hijo. Los
dos sois los seres que más amo en este mundo y no os quiero dañar. -Se
sentó en la cama y le arreglo el pelo revuelto.- No puedo dar la espalda
a mi pasado y que soy una Luthor. Tengo ya los billetes de avión para
volver a Metrópolis, para el vuelo de las 9 a.m.
La chica rubia
entristeció. Aunque sabía que aquel viaje era inevitable. Incapaz de
inquirir nada, se movió en la cama, dándole la espalda. Se sentía muy
rota por dentro. Lena cayó en un estado de indefensión total. Tardo en
moverse y recuperar el dominio de sus acciones. Por un lado, yacería al
lado de su novia y la abrazaría. Por el otro, continuaría con sus planes
iníciales y se marcharía sin mirar atrás. Temía que con más alargasen
su agonía más daño se hizieran. La frase, aún no pronunciada, hemos
terminado planeaba por el aire tan viciado de tristeza.
Preparo maquinalmente la
bolsa, colocando sólo lo imprescindible para pasar un único día lejos
de Nathional City. No pensaba estar más tiempo del necesario. Sería sólo
ofrecer sus respetos y aprecio a Lionel Luthor. De paso, vería a su
amigo Winn, que andaba muy misterioso. Ya le empezaba a intrigar con sus
ruegos para verla.
- ¿Lena, volverás?- le pregunto de repente su pareja.
- Sí. Mi hogar es
Nathional City. Y si quieres regresaré junto a ti, si me perdonas por
supuesto.- Dejo la bolsa ya preparada encima de la mesita de noche y se
metió en la cama junto a ella, sin quitarse la ropa.- Te prometo que tu
secreto estará a salvo.
- Lo sé. Siento no
haberme abierto antes, temía que me rechazaras.- su voz era un poco
débil, no ocultándole su fragilidad.- Vaya para estamos hechas.- Se
rieron y se abrazaron.
- Pues sí. ¿Eso significa que me perdonas?
- No, el perdón se
ganará con mucho sudor, te lo advierto.- Por unos instantes estuvo
tentada en hacerlo, pero debía de reconocer que necesitaba tiempo para
sanar sus heridas.- La confianza que te tenía se ha roto. Se necesita
surgir. ¿Lo entiendes?
- Me parece lo más
sensato. Me subscribo a tus directrices.- Coloco sus manos en su
precioso rostro y se lo fue acariciando lentamente. Quería gravarlo en
su interior, por darse fuerzas para afrontar a su temida familia. Kara
capto la profunda tristeza que emanaban sus cristalinos.
- ¿Quieres que te acompañe a Metrópolis?- se ofreció sin previa meditación.
- No. Es algo que debo
de hacer yo misma. Te lo agradezco.- Su hermosa rubia iba a protestar,
por eso añadió rápido.- Quiero protegerte. Igual hay mi hermano y no
quiero que te reconozca o te relacione con Clark.
- Es verdad.- Al momento
recordó que aquello ya había ocurrido en la ruda de prensa. Decidió no
ocultárselo. Lena no le gusto aquel detalle. Lex odiaba los asuntos
inconclusos. Le quito importancia, para no alarmarla innecesariamente.
- Será mejor que siga mi
plan inicial. Nos irá bien estar unos días separadas, para
reflexionar.- Concluyó. Como respuesta recibió un tímido beso de su
pareja.- Cambiando de tema. Tengo curiosidad si como alienígena tienes
poderes. ¿Sois más inteligentes que los humanos? ¿Nos leéis la mente?
¿Sois más fuertes? Lo siento, la maldita curiosidad humana. Aunque, eso
también es una parte esencial de tu ser. Espero no incomodarte.-
Inquirió al ver como se sonrojaba.
- Ja, ja... ¡Ojala,
tuviera un coeficiente intelectual prodigioso, de bien seguro no me
habría llevado tantos palos en mi corta vida! Para empezar con mi ex y a
ti os habría visto venir.- le recriminó mediante la ironía.- Te diría
que me siento tan humana como cualquier otro. Hoy mismo he actuado de
forma tan irracional que casi derribo nuestro hogar. Lloro, siento, amo,
odio y despreció igual que tu. Claro, el merito es de los Danvers que
me han enseñado que es ser humano. Y si, en la tierra tengo poderes.
Tengo mucha fuerza, puedo volar y correr con una gran velocidad. A
parte, de tener un visión láser que me permite ver a través de las
paredes y un buen oído. Así, que ya puedes dejarme verde en una esquina
que te escuchare. Si quiero no se me escapa nada.- y se rieron juntas de
sus ocurrencias.
- Mm, tomo nota.- Consiguió decir Lena entre carcajadas.- ¿Alguna cosa más a saber o confesarme?
- Sí. Me bese con mi ex
el sábado que estuvimos a New York.- Los ojos de Lena se apagaron
brevemente. Leyó en ellos un destello de decepción. Lamentó haber sido
tan franca. Era algo tonto que le estaba asfixiando. Y puestos a decir
las verdades.
- Te agradezco que por
fin lo compartes, me haces sentir menos paranoica. No estuve viendo
fantasmas. Y no me siento la única responsable de dinamitar nuestra
relación.- Le dice en tono muy serio. Su acusación dolió, porque exponía
literalmente su estado, pareja rota.- Si no supuso nada más por ti, no
debo darle más valor. ¿Fue así no?
- Cierto. Estaba
obsesionada conmigo y no acepto mi rechazo. Me encerró en su piso y me
obligo a comer con ella. Fue horrible Lena. Me debió echar algo en la
comida, el caso es que me desperté en la cama sin acordarme de nada.-
sus palabras la dejaron helada. ¿Por qué le había ocultado todo aquello?
- Muy feo. ¿No has pensado en denunciarla?- inquirió la barrendera muy cabreada con la abusona de su ex.
- No, no puedo. Por
suerte desde entonces me ha dejado en paz.- se lo dijo muy convencida.
No quería traerle más problemas a su pareja, a fin de cuentas eran
cuñadas. Además, April disponía de mucho poder y ninguna querella hacia
su persona progresaría.
- De acuerdo. Per por favor, si te molesta más me lo comunicas. Conocerá la sombra maléfica de los Luthor.
- ¡Cuando hablas así me das terror!
- ¿No olvidas lo que
hice a Max Lord?- sólo recibió silencio como respuesta.- Ya te conté
porque lo hice. Y sí, lo admito soy capaz de todo por mi familia. ¿Soy
horrible? Puede. Pero te prometo, que nunca más lo repetiré. Intentaré
moverme por los márgenes de la ley.
Hablaron mucho aquella
noche, fue como si se conocieran de nuevo. Se habían quitado las
mascaras y armaduras, eran ellas mismas sin más. Seguía habiendo un
montón de cosas que las acercaba como las alejaba. Kara realmente tenía
un poco de pánico al carácter fuerte y resolutivo de la joven Luthor.
Aunque, en el fondo de su corazón, sabía que su alma no tenia maldad. En
cierto modo, sus apreciaciones sobre su familia estaban contaminadas
por la opinión de su primo.
Se sintió reconfortada
al poder hablar con ella y casi la perdono. Pero la razón le dictaba que
mejor no correr más. Lena le debía de seguir mostrando respeto y ser
una persona creíble. Antes de irse para el aeropuerto, le hizo prometer
que nunca revelase que era la madre de Brian. Si su familia le
preguntaba, les informaría que lo había perdido en el parto. Nunca su
hijo tendría relación con sus abuelos y tío. Petición que acepto, por
verla lógica. Y le hizo un gran favor, al permitirle realizarle una
entrevista exprés. Fue la penitencia de la rubia y un modo de cabrear a
los Luthor. Regresaría a sus existencias pisando fuerte.
Una vez que Lena estuvo
lejos de la ciudad, Kara empezó a sentir un enorme vació. El pecho le
empezó a doler. Lloro en silencio. Se abrazo al cojín en el cual su
pareja había apoyado la cabeza. Aún disponía de su aroma corporal. La
extrañaría enormemente. Sentía un cóctel de emociones, desde la
tristeza, la frustración, ira y amor. Contradictorio y explosivo.
Difícil de compartir o expresar. A las diez el timbre de la puerta le
sobresalto. Bajo en camisón. Abrió con pesadez la puerta y ante ella
había su amorosa madre. Se abrazaron en silencio.
Elisa había visto como
su nuera se iba a la entrada de la madrugada, con una sola bolsa de mano
y muy bien arreglada. El bocón del primo de su hija no se había
resistido en chivarle su identidad. No la quería juzgar sin hablar con
ella. Lo que más le preocupaba era su hija, que era pura sensibilidad.
Entraron en la casa y hablaron.
- No sé si perdonarla,
aunque soy consciente que fui la primera en no querer profundizar en su
pasado. Además, yo misma también le he ocultado aspectos de mi
existencia. Ha descubierto que no soy humana.- su confesión se gano un
vil reproche de su progenitora.- Sí lo sé, debía de ser una Luthor. ¿Y
si todos os erráis sobre ellos? No todos deben de ser iguales, ¿no?
- Hija, no sé que tiene esa Lena, pero te ha lavado el cerebro.- Ironizó cruelmente. Sus palabras le hirieron.
- No madre, sólo ha sido
un duro despertar a la realidad. Este tranquila, que nuestra relación
no sé si volverá a ser la misma.- fue capaz de decirle, antes de
sucumbir otra vez a pesadumbre de la tristeza. Elisa sólo se limitó a
abrazarla. Leía la profunda brecha que se había abierto en su hija.
Seguí amando a su pareja, a pesar de la profunda decepción. ¿Podría su
corazón noble perdonarla sinceramente? Si fuera ella, la alejaría para
siempre de sus vidas. No parecía mala persona, pero su oscuro pasado
siempre la esclavizaría. Aún así, debía de respetar la decisión que su
hija tomase.
Metrópolis 12 Mañana
Horas más tarde un taxi
llegaba enfrente a un imponente mansión, de él bajo una imponente mujer.
Su profesión era barrendera, pero nadie hubiera dicho que se dedicara a
aquello. Tenía estilo y se movía como si fuera una modelo. Pisaba
fuerte y estaba dispuesta a decirles a su familia adiós para siempre.
Les quería demostrar que la clase no se olvidaba y,mucho a su pesar ella
era toda una señora. Había llorado lágrimas de sangre, pero seguía en
pie, más fuerte que nunca.
La abrió la puerta un
mayordomo joven. No la conocía y aún así la dejo pasar. Lo que pueden
hacer las apariencias. Las puertas se cerraron en su espalda. Ya no
había ya escapatoria...
--Nota--
Muchas gracias por leerme. Al final he optado x destapar todos sus secretos y facilitarles el camino.
Espero q os guste y si asi es dáis a los likes :)
Muchas gracias por leerme. Al final he optado x destapar todos sus secretos y facilitarles el camino.
Espero q os guste y si asi es dáis a los likes :)
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