(17) Plenitud, la poesia del amor
Los días iban
transcurriendo llenos de momentos placidos, intensos y con distintos
matices. Ninguna de las dos cambiaría ningún detalle de su narración, ni
un punto ni una coma. Iba rápido pero a su rimo. Les gustaba estar
juntas y compartir instantes.
La periodista cada vez
pasaba más horas en el piso de Lena, casi medio vivían juntas. Incluso,
había adoptado la costumbre de ir a escribir sus artículos allí. El
ruido ambiental de la oficina la desconcentraba y estresaba. No
terminaba de dominar su gran oído. En el hogar de su pareja era mucho
más tranquilo, al ser una zona más bien residencial. A parte, era muy
luminoso y podía gozar de los rayos solares. Lentamente, fue labrándose
su propio rincón.
Las fronteras cada vez
eran menores entre ellas. Iban conociendo sus manías, defectos y
virtudes. Los silencios, que al principio eran incómodos, ahora eran
tolerables. Kara observó la tendencia de su pareja a cerrarse en sí
misma y lo mucho que le costaba comunicarse. Si había tenido una mala
jordana laboral, estaba seria y no solía verbalizarlo. Su actitud le
molesto un poco, porque la hacía sentir impotente. Por activa y pasiva,
le quería hacer comprender que estaba a su lado, que era su pareja y
amiga, y no era bueno lapidar las emociones.
Un día regreso tan
huraña, tan poco habladora y sin apetecerle comer que la desespero. Se
torturaba tanto que sangraba por dentro. Era tan noble que era incapaz
de compartir sus quebraderos de cabeza. Se lo comía para no preocuparla,
y nunca le hizo pagar su mal humor chillándola o escapándole ninguna
palabra malsonante.
- ¿Por qué estás así?
¿Te ha ocurrido algo en el trabajo?- trato de socavarle, para liberarla
de su mal sueño y alegrar su rostro tan sobrio.
- Max Lord ha suspendió
mi trabajo.- Lena se sentía totalmente derrotada, percibiendo que su
profesor iba a por ella. Hiciera lo que hiciera, siempre la reprobaría.
La impotencia la carcomía por dentro.
- Deberías de hacer caso
a Winn y denunciarlo.- Dictamino Kara muy seria. Ya lo habían debatido
otros días. Y gracias a su amigo, sabía que el profesor se estaba
extralimitando. No entendía que lo justificase o tolerase.
- Son difíciles de
demostrar los casos de acoso.- Se defendió la morena. El miedo se estaba
convirtiendo en su verdugo. Saber que era muy amigo de su hermano la
tenia presa. Podían ser burdas paranoias suyas, pero al ir a media tarde
a su despacho para reclamarle la baja cualificación, comprobó que no.
Le sorprendió diciéndole que su cara le sonaba y probablemente no se
merecía aquella chica tan angelical. Le hizo creer que el trabajo no
estaba correcto y que debía de centrarse más. Todo ello lo omitió, no
quería que su pareja se preocupara. Si deseaba mantener sus secretos
debía de tragar aquella mierda.
- ¿Por qué no llamas a Maggie, para que te asesore?
- Ya lo hizo un poco. El
trabajo no estaba correcto, dudo que sea tan cruel.- Se le acerco y le
mantuvo la mirada para tranquilizarla. No la convenció mucho, pero
entendió que debía de respetárselo.- ¿Vamos a cenar ya?
- ¿Te importa que antes
termine el artículo? Me queda poco...- le pidió Kara, que no le gustaba
dejar el trabajo a medias. A parte, intuía que Lena agradecería que le
dejará un poco de espacio. En el fondo era así, se odiaba por su
fragilidad y que Max Lord estuviera consiguiendo sus propósitos.
- ¡No que va! Me voy a
duchar y después te preparare una deliciosa cena. Hoy he ido a comprar,
me sentía algo culpable por dejarte con hambre casi cada día.-Ironizó
Lena con una preciosa sonrisa, que le ayudo a desteñir su rostro
constreñido por la ira.
- ¡Va pasa para al baño,
que no respondo de mis actos!- exclamo la periodista, riéndose a
carcajadas. Sus ojos le brillaban con lascivia. Por ganas se levantaría,
la seguiría y observaría como se quitaba la ropa. Se contuvo. En el
fondo, también necesitaba reflexionar sobre la actitud de Lena respeto a
su profesor.
En lugar de escribir el
artículo accedió a internet y entro en un cercador de información.
Escribió el nombre de Max Lord. Mucha información sobre él, por ser el
heredero de una importante familia de New York. No había ninguna taca
negra en su imagen. Había un artículo reciente, donde se comunicaba una
alianza de las empresas Lord y las Luthor. Cerró el ordenador,
sintiéndose algo transpuesta. Tenía pendiente llamar a April Cesar por
concertar una cita con Lex Luthor. Como se había aplazado su visita en
la ciudad, lo había pospuesto.
¿Por qué le seguía
atemorizando hablar con ella? Impulsada por una insana nostalgia,
escribió su nombre en el cercador. De inmediato aparecieron muchas fotos
de la hija del presidente, junto a él y con su novio. Los dos estaban
relucientes y parecían realmente enamorados. No sintió nada. Sólo el
deseo de qué realmente fuera feliz con la decisión tomada.
¿Entonces, por qué no se
atrevía a contactar con su ex? ¿Eran por las amenazas de su ex suegro?
No toleraría nunca que una lesbiana confesa se relacionara con su
heredera. Quizás, era una de sus paranoias. Amaba a Lena y estaba
completamente segura de sus sentimientos hacia ella. No había ningún
punto de comparación entre las dos. A pesar de que su pareja actual era
muy criptica y hermética, le había dado su sitio y le permitía tener una
vida llena, sin ocultarse. Realmente, había apostado por su relación y
estaban construido algo serio.
Siempre que estaban
juntas se olvidaba de todo, se sumergía dentro de una burbuja de
felicidad. Gozaba de su cercanía, olvidándose de las otras facetas de su
vida, perdiéndose entre sus brazos y viviendo la majestuosidad de los
instantes compartidos. Aunque su pareja la llenaba completamente, a
medida que pasaban los días se sentía como una vampira y quería saber
más sobre su vida. Nunca se habían exigido nada. No podía reprocharle su
hermetismo, porque ella misma silenciaba su dolor por su fracaso
amoroso con April. A demás, las dos habían acordado lapidar su pasado.
- ¿Qué miras tan
absorta?- le susurro Lena en la oreja, mientras la abrazaba por detrás.
Llevaba sólo una bata puesta, de una tela muy suave y de color negro.
Cerró los ojos, perdiéndose en su dulce fragancia corporal. Se
sobresalto un poco, y en un acto reflejo, inconsciente, cerró la
pantalla del portátil. Le quedo algo feo, como si ocultará algo. Se
sintió fatal por haber reaccionado de aquel modo.
- Información para el
artículo. Lo he cerrado, porque estás tan apetecible que no quiero que
se pierde nada de lo escrito.- Se justifico. Por suerte, Lena no vio su
rostro coloreado como un tomate. Empezó a besarle el cuello y
acariciarle los pechos por encima de la ropa.- ¿Sabías qué me vuelves
loca?
- ¿Ah, sí?- le cuestiono
la barrendera, usando una voz suave y sugerente. Le aparto el pelo de
la oreja derecha y se la beso. Se le puso la piel de gallina con aquella
caricia tan sublime.
- ¿No lo notas como me
estremezco?- se giro y levanto. Sus ojos se cruzaron y nada más ver los
suyos, algo enrojecidos por haber llorado, le partió el alma. ¿Habría
visto como estaba absorta contemplando a su ex?
- Sí.- le respondió con
la voz rasgada.- Gracias a ti he vuelto a sentirme mujer y el auténtico
amor. Me siento muy afortunada por haberte conocido. No sé que nos
reparará el futuro, pero ten por seguro que te amo. No te puedo garantir
que lo nuestro funcione, quizás te decepcione por el camino... No lo
sé. No tengo poderes, ni predecir el futuro. Nada puede que tenga
sentido.
Kara enmudeció, no
sabiendo que decir. Era lo que tantas veces había esperado escuchar, aún
así le quedo un sabor agrio-dulce. Quizás, al recordar a su ex que sus
emociones se habían distorsionado. La frase maldita sin duda era: "nada
es para siempre".
Lena capto su fragilidad
y desconcierto. Le agarro la mano, la hizo levantar de la cilla y se
dirigieron en el sofá. Había estado meditando en la ducha. Era
consciente que su actitud podría perjudicar su relación, o dañar a la
persona que más especial y dulce que había conocido. Ya no concebía una
vida sin ella. Si la llegase a perder le dejaría un enorme vació. Aún
así, seguía sin atreverse a confesarle sus secretos.
- Te amo Kara.
Discúlpame por mis silencios, mis miedos e inseguridades. Eres lo más
maravilloso que me ha ocurrido en mi vida.- se arrodillo enfrente de
ella y le agarro suavemente la cara. Toda ella estaba temblorosa.- No sé
si esto es suficiente para ti o no, pero es lo que hay.
- Yo también te amo y
esto es lo único que deseo.- fue lo único capaz de decir. Dejo de
sentarse al cómodo sofá y se arrodillo junto a su pareja. Fue tan torpe
su movimiento que perdieron el equilibrio y cayeron al suelo. Las dos
ser rieron. Se abrazaron y no hicieron ningún intento para levantarse.
Estaban tan a gusto sintiéndose.
Kara levanto un brazo y
cogió un cojín rectangular de color blanco y lo puso debajo de sus
cabezas. Se miraban en silencio, víctimas de un extraño hechizo. Un
momento perfecto. La morena tenía la bata de la ducha algo abierta,
insinuando sus pechos desnudos. La iluminación era algo tenue, pues solo
había la luz de la mesita del escritorio encendida y la que entraba de
la calle.
El ruido de calle era
mínimo. Soplaba un viento algo salvaje. El chico del tiempo, del diario
donde trabajaba la periodista, no sé erro, habría tormenta nocturna. No
tardo en escucharse unas suaves gotitas de agua cayéndose en el tejado
del ático. Ninguna de las dos se inmuto, seguían comiéndose con la
mirada.
Lentamente fueron
acercando sus labios y se besaron. Sus manos empezaron a recorrer los
mismos senderos que ya se conocían con los ojos cerrados. Eran sutiles
instrumentos para que sus cuerpos vibrasen y generasen la música
celestial en sus entrañas. Se amaron lentamente, perfilando sus cuerpos
esculturales con las yemas de sus dedos, conscientes de lo que sentían.
- Te amo tanto Kara,
tanto que no me cabe en mi pecho. Gracias por enseñarme a amar y haberme
regalado la plenitud. Pase lo que pase, siempre estarás arelada en mi
alma.- Le susurro mientras le acariciaba el ombligo. Sus palabras fueron
dulces, entrañables caricias que la hicieron estremecerse. No fue capaz
de analizarlas, en especial su tenacidad de remarcarle que aquello
podría terminarse, o devenir un sueño.
- Te amo, te amo...-
Lena le soplo en el ombligo y le robo una sonrisa. La piel se le erizo,
perdiendo el control total de su cuerpo.
- Tu cuerpo es tan
perfecto y dulce, como si fueras un ángel caído del cielo.- se separo de
su barriga y se volteo, quedando de lado. La rubia seguía temblando, a
pesar de qué no la estaba tocando. Le enterneció. Le gustaba admirar su
desnudez y anestesiarse por su placida respiración. En aquella ocasión
seguía algo agitada debido al último clímax.
Alargo su mano izquierda
y le dibujo varios corazones en su pecho. Tuvo la tentación de
levantarse para coger un bolígrafo para realizarle un dibujo real. No lo
hizo, porque no quiso romper aquel momento mágico. Además se
autocensuro, por creer su impulso como horrendo. La chica no sería nunca
de su propiedad. Aunque, sus instintos más primitivos la instigaban a
atarla a su lado y protegerla dentro de una celda de cristal para que
nadie le dañase o quitará la sonrisa.
- Mi muñeca sensible y
misteriosa, que me atrapa con su mirada verde tan profunda y felina.-
Empezó a recitar Kara disfrutando de sus suaves y gráciles dedos,
moviéndose por su piel desnuda, como si fueran un pincel.- ¿Qué tiene tu
mirada, que me conquisto nada más conocernos? Me gustaría entrar en tu
interior y degustarlo.
- ¿Y si no te gustará lo que hallarás?- no evito cuestionarle la morena.
- No pueden engañarme
tus preciosos ojos, incapaces de esconder su melancolía, fragilidad y
ternura.-Se puso de lado y sus pechos se rozaron. Agarro su rostro con
las dos manos y se lo acaricio. Perfilo sus ojos y nariz con un dedo,
hasta detenerse en sus labios. Lena se lo atrapo y lo beso.
- Mi niña bonita, eres
pura poesía. De las imperfecciones haces oro, de las tristezas
carburante para la felicidad. Te amo.- los ojos de la rubia se mojaron
al escuchar sus bonitas palabras y las dos terminaron llorando como dos
magdalenas.
- Mm, es lo más bonito
que me han recitado nunca.-Le agradecido Kara, se pego más a su sensual
cuerpo y le beso tan tiernamente que sintió una explosión en su
interior, que se propago por todas sus entrañas.- Te amo.
Fue una noche
inolvidable, en la cual se entregaron de forma tierna y dulce. Sin
prisas, gozando totalmente, sintiendo mariposas en el estomago. Fue una
bocanada de aire y energías para afrontar todas las adversidades que les
planteara el destino. Comprendieron que estando juntas, podían ser
mucho más fuertes.
Abril termino y se fue
acercando el fin de semana que debían de viajar con Brian a New York,
para disfrutar de la feria del dibujo y del cómico. Aunque, a última
hora salieron varios imprevistos y hicieron tambalear aquella odisea,
que tanta ilusión le hacía a Lena. Pues para ella las personas más
importantes de su vida, eran Brian y Kara. A los cuales siempre querría,
incluso si se tuviera de apartar de su lado por motivos mayores.
Había decisiones que
dolían de tomarlas, por las consecuencias que conllevan. ¿Nos enseñan a
tomar buenas decisiones? ¿Las tomamos con el corazón o usando la razón?
Todos debemos de posicionarnos en varias fases de nuestra existencia. Ha
que jugar, estudiar una carrera o aprender un oficio, pasar al mundo
laboral sin más, si quedarse o irse de casa, si aceptar propuestas de
estabilidad afectiva... Todo ello va configurando nuestra vida. Muchas
de ellas pueden ser determinantes para nuestra felicidad y plenitud como
seres humanos.
No vale quejarse del
destino, porque a la última instancia, la mayoría de veces, podemos
escoger nosotros. Eso si no hay alguna entidad externa, infinitamente
poderosa, que nos impida hacerlo. En todo caso,la historia de Kara y
Lena ya había empezado a escribirse y tenían claros sus sentimientos.
*** Nota de la autora ***
Hola queridas lectoras, hacia tiempo que no añadía ninguna nota. ¿Ya tocaba no? Ja, ja...
Siento que no actualize
tan rápido como el principio. Llevo una temporada un poco convulsa, por
motivos que no vienen a caso y son ágenos a esa historia.
En ese capitulo he
tenido un pequeño conflicto argumental, por eso ha sido corto. Queda
sólo un capi para que se termine esa fase tan bonita entre las dos. He
ido insinuando posibles subtramas, algunas de ellas se iran desglosando
la segunda fase. Al final he retomado mi idea inicial, por eso ha habido
una especie de retroceso o freno. Aunque, ese cambio de timón también
me ha iluminado el camino por la siguiente entrega, Decisiones
cruciales.
No os preocupeis, los
siguientes capitulos no debereis coger ningún pañuelo. Aunque, puede que
os irriteis o le estireis la oreja a más de alguna. No me juzgueis a
los personajes, quiero que sean personas humanas y muchas veces se actúa
de tal forma debido al mierdo de perder lo más bonito que se ha tenido.
Espero que os siga gustando mi historia. Muchas gracias por vuestros votos, comentarios... me ayudáis a seguir escribiendo :)
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