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LA BARRENDERA. (9) La ternura de un beso

La ternura de un beso

La primera clase del viernes era con el guapo Max Lord 

La primera clase del viernes era con el guapo Max Lord. A Lena no le fascinaba como a las otras chicas. Su pose y forma de interactuar con sus alumnos, con tanta prepotencia, le evocaba a su hermano. Deducía por su forma de vestir, a pesar de qué pretendía ser algo despreocupado e informal, que no iba nada mal de dinero. Conocía aquellas marcas, como cello indiscutible de lujo.
Se sentó en unos de los asientos finales del aula. No se sentía del todo cómoda con su ropa de trabajo y con la camiseta sin mangas. Pensaba que así no daría tanto la nota. Winn entró minutos después y se fue a sentar, como ya empezaba a ser costumbre, a su lado. Le caía bien aquella chica algo mayor que él, un poco silenciosa. La admiraba y le parecía muy distinta al resto de chicas que conocía. Por mucho que sus amigas le gastarán bromas sobre ello, la barrendera estaba lejos de sus intereses. Sólo había algo en ella que le impulsaba a quererla ayudar.
- Winn, lo siento aún no me he mirado los últimos apuntes que me pasaste. Hoy quería llevártelos, pero no he tenido tiempo para ir al piso para ellos.- le pidió disculpas Lena, muy apenada. Sentía que estaba abusando mucho de su buena fe.
- No te preocupes, ya me los traes al lunes. Te he traído más.- dice a la vez que saca un manojo de folios y se los pasa.- Análisis de datos y estadísticas.
- No debo de aceptártelos, empieza a ser demasiado.- dice de inmediato, no queriendo aprovecharse de él.
- Es mi materia preferida, no me importa el tiempo que tardes en mirártelos.- le quita importancia.
- Me haré fotocopias.- determino. Contiene las ganas de preguntarle por los motivos de su generosidad. Teme que se haya encaprichado de ella. No le gustaba y no quería romperle el corazón.
- Como quieras.- le sonríe. Su mirada era limpia. En aquel instante lleguo el profesor, luciendo su puntualidad suiza.
La clase es amena y las chicas suelen ser muy participativas. Y en aquel último día laborable, tras una semana intensa, parece que el ritmo de la clase se rompa por frases fuera de tono de algunas alumnas. Lena en esas ocasiones, se da cuenta de lo distinta que fue su vida respeto a las chicas de su edad. Alguna vez regresaría en aquella fiesta, dónde conoció a Nicolás, y se hubiera ido antes. Se aplicaría más a los estudios y seguramente, tarde o temprano, habría sido independiente de su familia. Por desgracia no tenía entonces suficiente carácter.
El padre de su hijo, era de aquellos retrogradas que seguía creyendo que el papel de las mujeres era ser ama de casa, su criada y con dedicación exclusiva a sus pollitos. La exponía a sus colegas como si fuera su trofeo. Le encantaba tener sexo con ella y siempre debía de estar disponible. No guardaba ningún buen recuerdo de su primera vez, lo vio como algo fugaz, carente totalmente de ternura. Ocurrió a los dos meses de estar tonteando. No se sentía aún preparada para perder la virginidad, pero él siempre supo manipular a su antojo. Presumía de ser un mil hombres, que encandilaba a toda mujer que se propusiera.
Siempre fue una chica muy fácilmente influenciable y lo vivió con la intensidad de los primeros amores. En ningún momento hizo caso de las señales de advertencia, como ignorar los consejos de una de sus mejores amigas. ¿Por qué fue tan ciega?
La clase se terminó y un grupo de aduladoras se dirigieron hacia Max Lord a exponerle sus dudas. Lena permaneció sentada en su sitio, perdida en sus fantasmas. Sólo la notificación de un washap en su móvil la devolvió a realidad. Se sobresalto un poco, pues no solía recibir ninguno si no fuera de trabajo. Gracias a sus jefes, no se lo habría instalado. Iba a ignorarlo, pero volvió a recibir un nuevo mensaje.
Recordó que Kara, tras despedirse de la agradable comida, le había facilitado su número de teléfono. Le sorprendió su gesto y fue incapaz de rechazarlo. Le facilito su número y se rieron tontamente por una ocurrencia de la rubia y de su torpeza a la hora de añadirla en su agenda. La capto algo nerviosa y no comprendía porque.
Cogió el móvil, sólo podía ser su nueva amiga quién le había escrito. El rostro se le iluminó en abrir su washap. Curioseo primero su foto de perfil. Salía luciendo una de sus sonrisas radiantes. Le parecía un ser tan tierno e inocente. Accedió a leerla.
Kara:- Hola, espero que las clases sean leves. Ya verás que pronto se terminarán y podrás tomarte un merecido descanso. Gracias por alegrarme el día, con tus donuts y la comida compartida. (6 pm)
Kara:- Si no te tienes ningún plan, me gustaría ir, cuando quieras, al cine o a donde quieras. Mis amigas están fuera de la ciudad, o ocupadas. A parte, echo en falta mi hermana. ¿Te he hablado de ella?
Bueno, debes de estar en medio de una clase. Ya hablamos. (6:10 pm)
Winn regreso y se sentó a su lado. Se la quedo mirando, sorprendido en verla con una sonrisa embobada y la mirada fija a su pequeño y sencillo móvil.
- ¿Hablando con tu novio?- no evito curiosear. Creía que la aura que rodeaba a su amiga era de amor.
Lena, aparto su mirada de la pantalla. Pareció que le terminasen de dar un electro choque. También se sintió algo molesta por su invasión a su privacidad. Se lo negó con un gesto. Opto por silenciar el móvil e ignorar el mensaje de Kara. No dejaba de sorprenderla, con su franqueza, con su alegría, con su sencillez, por su buen corazón, por sus torpezas y timidez. Era realmente una fascinante caja de maravillas.
Una pregunta quedo en suspensión. ¿Le apetecía quedar con ella aquel fin de semana? La entrada del siguiente profesor puso puntos suspensivos a sus dilemas existenciales.
En la Calle Hope número tres y en su hamaca preferida, Kara trataba de concentrarse en la novela Sandra ama a Meike, de la escritora Marliese Arold. Ya la había leído cuando era adolescente. Se lo robo a su hermana, que lo tenía escondido debajo de la cama. Le gustó la historia, ágil, muy positiva y bonita como suelen ser los primeros amores. Le ayudó a percatarse de sus sentimientos hacia la chica nueva de su clase. Pero no tuvo tanta suerte como Sandra, no fue correspondida. Su primer amor siempre sería April.
Ahora se volvía a sentir como una adolescente. Pensando sin parar con Lena, en su maravillosa velada compartida, su precioso rostro, su sonrisa cara de ver, sus ojos verdes, sus pechos, sus labios... Nada más salir del restaurante, tuvo un impulso irrefrenable, impropio de ella, pedirle su móvil. Era como si no lo hiciera, aquella mujer impresionante se desvanecería. Era como querer atrapar el tiempo, o congelar los momentos brillantes.
Hace rato que quería enviarle un washap y se estaba conteniendo. No la quería asechar o que pensará que era una pesada. Pero las buenas intenciones se fundieron pronto. Si no le escribía explotaría. La quería en su vida, a pesar de qué jamás hubiera nada. Dejó el libro en la mesita del jardín y cogió el móvil. Dudo que ponerle. Por suerte aquel medio de comunicarse le daba margen para la meditación y ser políticamente correcta. Terminó siendo más audaz de lo que sería en persona. Una vez enviado su propuesta sólo debía de esperar.
Volvió a concentrarse en el libro, de lectura muy ligera. Iba intercalando capitulo con la supervisión de los mensajes que recibía. Su grupo de amistades de la juventud estaba colapsado por bromas y cotilleos. Pero Lena no le había contestado. Miró la hora que era, sólo eran las 6:30 pm. Debía de estar aún en la Universidad. Otros mensajes eran de su hermana. Prefirió llamarla, necesitaba compartir el coctel de emociones que la hacían viajar al reino de Narnia.
- ¿Álex, te pido en mal momento?
- No, siempre tendré tiempo para ti hermanita. Nuestra madre ya me ha puesto al día.-se sonrojó, odiaba ser un libro abierto para su familia.- ¿Ya has investigado si la chica entiende?
- Aún no. No sé cómo hacerlo, no quiero ser descortés y piense que soy una cotilla. Empezamos a ser amigas. Me gustaría que la conocieras, sueles tener un buen ojo con las personas. Es muy atractiva, se le ve buena persona...- cerró los ojos y fue capaz de ver su precioso rostro con nitidez.
- Elisa me ha dicho que le parece muy misteriosa y melancólica.- Le gustaba ejercer de hermana mayor, era igual de protectora que sus padres.
- No ha tenido una vida fácil, no se mucho sobre ella pero algo me ha narrado.- la defendió, algo molesta porque hubiesen juzgado a la barrendera sin conocerla. No quería errarse, pero creía que sus ojos verdes no le mentían.
- Kara, eres una buena persona. No me gustaría que siguieran aprovechando de tu buen corazón.- le remarcó, a modo de justificación. Lo sabía. Nunca le gustó April. Jamás se lo oculto, pero le respeto todas sus decisiones. Odio no haberle hecho caso. Aunque las dos sabían que en el amor la razón no tenía voz ni voto. ¿Quién no se había accidentado al amar a la persona indebida?
- ¡Bueno, ya basta de ser yo la protagonista! ¿Cómo estás? ¿Y qué tal Maggie?- prefiere cambiar de tema, que discutirse con ella.
- Muy bien. Te voy a contar algo, aún no se lo he contado a nuestros padres. Nos casamos. A ver, si podemos escaparnos pronto y les doy la noticia en persona.- se le notaba muy feliz y la chica rubia se alegra por aquella buena noticia. Jamás pensó que le hacía ilusión aquel acto arcaico, según sus palabras de años atrás.- Es una forma de protesta contra el Presidente Cesar. ¿Te has enterado? Quiere abolir el derecho que tenemos de casarnos. ¡Es intolerable!
- ¡Pues sí, muy injusto! Aunque, debes de desearlo Álex también.- no evita decirle.
- Claro que me hace ilusión. Pero Kara, debemos de seguir luchando para que la sociedad avance y no se pierdan los derechos que se han ganado con tanto esfuerzo.
Mi hermana antes no era tan activista. Estuvo durante un tiempo dentro del armario, le costó. Luego, en trabajar en la Nasa tuvo de ocultar su orientación sexual por miedo de perder su puesto de trabajo, por el cual tanto se había esforzado en conseguir. Fue cuando conoció a Maggie, una policía abiertamente lesbiana, que se liberó. Siempre se refiere a ello, como el despegue de su autentica vida. A Kara, su ejemplo le facilito el camino. Sólo su madre parecía que aquello le acomplejaba un poco. ¿Qué había hecho ella por merecer dos hijas lesbianas? Seguramente, debía rezar a las noches para que Brian no fuese gay. Jeremías fue el que mejor lo llevo.
- Si tienes razón. No me sorprende nada lo que está ocurriendo.
- Ahora sólo falta que tu April salga con el multimillonario y empresario Lex Luthor.- no ocultando su fastidio y horror.- Perdona, no quería nombrarte a la harpía de tu ex.
- No te preocupes. Ya lo sabía.- sintiendo que no le poseían los celos. Era otro buen indicio de estar olvidándola por fin.- ¿Por qué te horroriza tanto que salga con un Luthor?
- Tiene mucha liquidez económica y es conocida que simpatiza mucho con las políticas del presidente. No tiene escrúpulos, no le importa nada más que su imperio financiero. El planeta tierra sólo le interesa para sacar una buena tajada, ampliar su capital.
- ¡Vaya partido!- exclama con asco Kara. No entendiendo a su ex. Podía ser una persona superficial, pero le pareció sincera, cuando en su época universitaria lucharon juntas para mejorar el medio ambiente y una economía más justa y equitativa. ¿Lo sabría?
- Sólo hay que esperar que no dejen hacer sus políticas a tu ex suegro, o que las próximas elecciones no salga.- siguieron debatiendo sobre el preocupante que estaba la situación política y otros temas.- Me tengo de ir hermanita. Ya me contarás como te va con tu nueva amiga.
- Por supuesto. Recuerdos a Maggie.- tras colgar no evito revisar sus mensajes de washap.
Lena seguía sin dar señales de vida. Pero el haber hablado con su hermana le daba otra perspectiva. Debía de ser realista. En una hora y pico se termino el libro. Eran las 8pm, empezó a soplar viento glacial. La calle estaba muy silenciosa, la mayoría de vecinos ya habían llegado y se habían refugiado en sus hogares huyendo del frió.
Se imagino que Lena aparecería a su jardín, como lo hacía cada mañana, y se la quedaría mirándola mientras leía. Escucharía su corazón latir a mil por hora, llena de deseo por ella. Se levantaría y la abrazaría. La cogería y juntas entrarían a su nido de amor, para no separarse nunca más. Sería delicioso compartir la vida con ella.
Elisa a las ocho y media salió al exterior. La vio con los ojos medio cerrados, soñando en un paraíso de los suyos. A veces padecía por ella, por ser tan confiada con las personas, ilusionarse tan fácilmente y ser tan ingenua.
- Hora de cenar hija.- le anunció, rompiéndole el momento de éxtasis. Kara se levanto algo perezosa. Era fácil soñar. No obstante, los despertares solían ser más duros. Pero era el único que le quedaba, eran sus vías de escape. Antes de entrar, miró otra vez el móvil. Por fin Lena le había respondido. Sus ojos se iluminaron de felicidad.
Lena:- Gracias. Me alegro que te haya ayudado, ya he percibido que no has tenido buen día. Me va bien quedar ese fin de semana. ¿Vamos al domingo al cine? (8:10 pm)
Kara:- Me va genial. ¿Quedamos a las 6 pm en el cine de mi barrio? (8.40 pm)
Su amiga estaba en línea, pero no parecía responder. Salió de la aplicación de washap. Ya le respondería cuando quisiera. Entro feliz dentro de su casa. Brian ayudaba a su padre a poner los platos en la mesa. Cogió a su hermanito y empezó a bailar. Terminaron los tres riéndose.
- ¿Hermanita, que te trae tan contenta?
- He quedado con Lena para ir al cine.- le confesó.
- ¿Puedo venir con vosotras?- Kara lo miró fingiendo estar algo molesta, por ser tan metiche.
- Hijo, no te has parado pensar que Kara desea estar a solas con la chica que le gusta.- le sugirió Elisa, que no evito meterse en su conversación, al llegar junto a ellos.
- No pasa nada, puedes venir. Sólo somos amigas.- determina al momento. Quizás sería un modo de que no metiera la pata y frenase sus desmedidas ilusiones.
Lena llego a su pequeño ático a las nueve de la noche. Por el camino se había comprado comida china. Realmente estaba exhausta tras una semana muy intensa. Se quito los zapatos y anduvo descalza. Se limpió y se preparo la cena. No solía ver mucha la tele, pero aquel día la soledad la pesaba. No paraba de pensar en la chica rubia. En la agradable que era tenerla como amiga.
Estaba algo mareada por aquel vendaval de emociones. Encendió el televisor. Daban las noticias estatales. El tema principal era el presidente Cesar y sus polémicas leyes. Era un provocador. Y otra vez, el apellido Luthor se volvía a abanderar. La relación de Lex con la hija primogénita del presidente ya era formal. El presidente, como ejemplar cabeza de familia, había citado a sus consuegros en una cena de etiqueta.
Enseñaron imágenes como la familia Luthor, al completo, llegaban a Casa Blanca en limosina. Posaron para los paparazis junto a los Cesar.
La madre de Lena estaba igual como la recordaba, seguramente se gastaba un pastón en tratamientos contra el envejecimiento. Mientras que su padre, se veía ya muy anciano. Se entristeció un poco. A pesar de todo, él le mostro mas afecto que Lillian. Su corazón se encogió. Cambio de canal, pero no transmitían nada que le motivase. Al final, se decanto por una película que empezaba, Rosas Rojas. Una comedia algo atípica, ligera y poco creíble para ella. ¿Cómo podía una chica enamorarse de otra, en tan sólo una mirada? ¿Y cómo podía saber si aquella persona era la que te complementaba?
Eran las once de la noche, en la pausa de los anuncios que recordó que aún tenía el móvil en un bolsillo del abrigo. Normalmente, no solía reparar en él ni se acoraba de cerrarlo. Y era frecuente encontrarlo sin batería. Le intrigaba si Kara le había propuesto un plan más específico.
Sus ojos le brillaron al comprobar que sí y además había añadido un incentivo extra a su cita. Brian se había apuntado para ir con ellas al cine.
Lena:- No me importa. Me cae muy bien tu hermano. Es un sol. Me encantan las películas para niños, a veces incluso más que la de los adultos. (11:05 pm).
Kara:- Genial. Se lo diré a Brian, estará muy feliz. J Bravo. (11:05pm)
A la chica rubia le fue bien escudarse detrás de su hermano, lo último que deseaba era espantarla antes de conocerse más. Su hermana le dio un buen consejo, confesarle que le gustaban las mujeres. Sería un buen método para obtener pistas sobre los sentimientos de la barrendera.
Lena:- Dile, que invite a su amiga (11:06 pm).
Pone la pata sin querer. ¿Sabía Kara que su hermano suspiraba por una niña?
Kara:- Mm... ¿Qué amiga? ¿Me deberé de poner celosa? El muy bribón no me ha contado nada. (11:06pm)
Lena:- Ja, ja... No mujer. Ya sabes que a veces sueles contar más cosas a personas ajenas a tú entorno familiar. Todos lo hemos hecho. (11:07pm).
Escribe rápido Lena, en tono conciliador. Aunque no creía aquella chica fuera posesiva.
Kara:- Sí, es verdad. No te preocupes, no me ofenden esas cosas. Espero que no se tuerza, pero tengo una relación genial con mi hermano. (11:08pm)
Su mente se puso en blanco. Quisiera exponerle más temas, no dar tumbos entorno a su familia. Pero aquel medio de comunicación era muy frio.
Lena:- Es bueno eso, porque pronto Brian entrará en la adolescencia... (11:10pm)
Kara:- ¡Por favor, no corras tanto! Aún tiene 8 años. (11:11 pm)
Lena:- Ja, ja...Una nunca se acostumbra a que el tiempo corra tan veloz y crezcan tan rápido. (11:12pm)
Kara:- No. (11.12pm)
Lena:- Eso, nos vemos al domingo a las seis de la tarde... (11:13 pm)
Kara:- ¿Vas a dormir ya? (11:13 pm)
Lena:- Algo de sueño tengo, pero seguramente iré pronto. (11:14 pm)
La barrendera también parecía algo cortada y no sabía que más decir.
Lena:- ¿Por qué? ¿Te apetece hablar un rato? Esa mañana te he visto algo triste. ¿Es por la rotura con tu ex? (11:15 pm)
Kara:- Hoy tenía una entrevista de trabajo y no me lo han ofrecido. (11:16 pm)
La periodista dudo si aprovechar aquella ocasión para salir del armario. Sería fácil hablarle de April. A veces envidiaba a los heterosexuales porque no debían de justificar sus relaciones, o temer decir un simple nombre sin riesgo que nadie se escandalizara. Y de hecho, todo el mundo ya suponía de antemano que tu pareja era del sexo contrario. En parte, como a veces decía Maggie, era culpa del empeño de la mayoría de los homosexuales de ocultarse y no fomentar la visibilidad. Aún así, eligió no hablar de su ex.
Lena:- ¡Oh, vaya! Lo siento. Ya verás que la próxima entrevists tendrás más suerte. ¿Has enviado tu hoja de ruta al diario de Cat Gran? (11:18pm)
Kara:- Creó que sí. He enviado tantos que no recuerdo ahora mismo. Tiene fama de ser muy exigente con sus periodistas. (11:19 pm)
Lena:- ¡Hazlo, es un buen diario! Creo que es periodismo de verdad, no contaminado por intereses electorales. ¿Sabes que Cat hizo un reportaje sobre las personas sin techo? (11:21 pm)
Empezaron a hablar sobre el periodismo ético y el rosa. Por desgracia, había población que se dejaba encantar por aquellos magos de las palabras. Hablaron hasta pasadas las doce de la noche. A Kara le estaba encantando que la barrendera tuviera inquietudes sociales y políticas.
Kara:- ¿Y qué me cuentas de ti? ¿Tienes más hermanos? Presiento que sí, porque me hablas como si hayas vivido lo mismo que yo respeto al mío. (00:30 am)
Lena en esa ocasión tardo en responder. No se esperaba ya aquella pregunta, tan obvia a la vez. Estaban intimando y era natural que pretendiera saber más sobre ella. Determino no mentirle, a fin de cuentas no era necesario nombrar su apellido.
Lena:-Sí, tengo un hermano mayor. Hijo biológico de la familia que me adopto. Nuestra relación no era especial. Sólo cuando me desarrolle como mujer me hizo más caso. ¡Hombres! Ja, ja... (00:40 am)
Kara:- Intuyo que no te apetece hablar de tu familia. (00:42 am)
Lena:- Estamos empatadas, tú has eludido hablar de tu ex. (Icono que sacando la lengua.) (00:43 am)
Lena:-Digamos que no fueron unos padres amorosos, son la antítesis de los tuyos. (00:44 am)
Kara:- Sabes es como si te conociera desde hace tiempo. (00:45 am)
Al ver que había escrito abrió los ojos como dos tomates. Pero ya lo había enviado y ella lo había leído. Lo bueno era que no le podía ver su rostro coloreado. Realmente lo sentía. Y no era que Lena fuera una persona transparente, más bien era una chica muy hermética.
Lena:- Sabes, puestas a realizar confesiones, tienes la habilidad de desconcertarme. Eres una persona muy perceptiva. (00:47 am)
Kara:- ¿Te incomoda? Tú también tienes esa habilidad, por eso tengo la sensación de conocerte de una vida anterior. (00:48 am)
Se excusa la periodista, puede para desdramatizar el doble fondo de su declaración
Lena:- Sólo se necesita ser observadora. El rostro es el espejo de un alma y suele no mentirte. Por mucho que uno trate de engañarte verbalmente. Eres una buena lectora de miradas y almas. (00:50 am)
La barrendera sintió una punzada en el estomago. Estaba siendo una vil estafadora, que no se atrevía a serle honesta. Otra vez la culpa la asfixiaba. Borró la sonrisa tonta que le había invadido hasta aquellos instantes. Tampoco era lo más adecuado confesárselo a través de washap, mejor en persona.
Kara:- Ha sido un placer hablar contigo. Me estoy muriendo de sueño. (00:52 am)
Lena:- Igualmente. Siempre que hablo contigo pierdo la noción del tiempo. (00:53 am)
Kara:- ¿Eso es bueno o malo? (00:53 am)
Lena:- Según qué circunstancias. Ja, ja... (00:54 am)
Kara:- ¡Serás payasa! (Icono de enfadada) (00:54 am)
Lena:- Creo que nada que proceda de ti es malo. (00:55 am)
La chica rubia abrió opción de los emoticonos, pero no supo cual poner. Por ganas le pondría el de los ojos de corazones, amoroso. Pero prefirió no incomodarla. Las palabras una vez escritas, cómo las imágenes expuestas, podían tener otro significado por el receptor. A veces, muy distinto por el cual las creaste.
Kara:- No seas ahora pelota. Ja, ja... (00:56 am)
Lena:- Te regalo un ramo de tus flores favoritas. Sólo me falta que me digas cuales. (00:57 am)
Kara:- Te reto que lo descubras tu solita. (Icono de la lengua)
La madre de Kara le llamo a la puerta de la habitación y entro. Le comento que ya se iba a dormir y le dio dos besos de buenas noches. Con acto reflejo oculto el móvil, como si le diera vergüenza que viera con quien hablaba. No solía ocurrirle con mucha frecuencia, pero a veces echaba en falta la intimidad que tenía cuando vivía sola en la capital del país. A veces, odiaba dar tantas explicaciones.
Elisa capto su mensaje, ya deduciendo que estaba tonteando con la barrendera a través de washap. Se resigno. Debía de dejar volar libre a su hija.
Lena:- Ya le tiraré de la lengua a Brian. Las mías son las plumerías. Me fascina su olor intenso, tan agradable y dulce como la vainilla. Me evocan una época muy lejana, de la cual tengo recuerdos muy vagos. ¿Estás? Seguramente debes de estar al reino de Morfeo... (1 am)
Kara:- Perdona, mi madre ha asaltado mi pequeño castillo antes de acostarse. (1:01 am)
Lena:- ¡Oh, vaya que tarde que es! (1:02 am)
Kara:- La verdad es que sí. Vente mañana a jugar con Brian. (1:03 am)
Lena:- Me encantaría, pero debo de estudiar. Un compañero de clase me va pasando apuntes y se me van acumulando. Eso me pasa por hacer tantas pilas. Ja, ja... (1:05 am)
Kara:- Ja, ja...(1:05 am)
Kara:- Entiendo, no insisto. Prefiero verte al domingo sin prisas y dispuesta a pasártelo bien. Buenas noches corazón. (1:06 am)
Lena:- Buenas noches. Besos. (1:06 am)
Kara:- Besos. Muaaa... Y una flor de plumería. (1:07 am)
Lena dejo el móvil en la mesita de noche, estaba como hipnotizada y feliz de la interminable charla con su amiga. Realmente le hacía perder la noción del tiempo y de la realidad. Conseguía hacerla olvidar su dilema ético. Y su existencia le parecía más motivadora y excitante.

 Y su existencia le parecía más motivadora y excitante
El domingo a la tarde todos fueron puntuales al cine. Brian se había animado a invitar a su amiga, una chica asiática muy bonita. Kara y Lena disfrutaron de los jóvenes tortolitos. Decidieron ver la nueva película de Cars. Compraron un par de bolsas de palomitas y un refresco azucarado. Los niños se pusieron las botas, pues en su rutina diaria les tenían prohibidos aquellos caprichitos.
- Mi madre siempre fue muy estricta con la comida y da mucha importancia a la dieta equilibrada. Se nota que es doctora, aunque no ejerza.- le conto Kara.
- ¿Y eso, me parece aún joven para estar jubilada?- se intereso Lena.
- Tuvo un cáncer de pulmón y tuvieron de trasplantarle uno. Se vio obligada a cambiar de vida totalmente.- su rostro se ensombreció en recordar aquella época tan dura. Fue cuando conoció a Brian, lo hallo perdido en los pasillos del hospital. Solía acompañar a su madre allí, por las sesiones de quimioterapia.
- Me alegro que lo haya superado, la veo muy bien.
- La verdad que sí. Así es la vida. El destino nos quita cosas y, a la vez, nos bendice con otras.- y termino narrándole brevemente como llego a sus vidas Brian. La barrendera presto mucha atención, sintiendo un nudo en el estómago.
La película empezó y no hablaron más. Cars fue divertida y los niños se lo pasaron bien. Al terminar se dirigieron en una cafetería y se tomaron una bebida. Lena seguía algo nostálgica, como si hubiese perdido la alegría del principio de la tarde.
- ¿Estás bien?- no evito preguntarle Kara.
- Sí, no te preocupes.- inquirió rápidamente. Se centraron en la pareja de tortolitos, que se veían tan felices hablando y jugando que les daba una envidia sana. Kara no podía evitar mirar de reojo a Lena, que le caía la baba con su hermano. Tenía una conexión especial. Seria toda una madraza.
Se despidieron a las nueve de la noche. La barrendera rechazo su invitación de quedarse a cenar. No quiso abusar más de su buen corazón.
En más de sentirse pletórica de felicidad, le poseyó una lánguida tristeza. ¿Por qué debía de regresar sola a casa, sin su hijo? Desearía tanto poder ejercer de madre, educarle, entrar en su habitación y desearle buenas noches... Recordaba su elección, pero cada vez que estaba a su lado le sabia a tan poco. Debía de ser más agradecida y aprovechar lo que el destino le ofrecía.
Más tarde, recibió un washap de su amiga, sólo deseándole buenas noches. Se lo contesto, pero estuvo seca. No le apetecía trasnochar y viajar a las estrellas nuevamente. No quería realmente aprovecharse de ella. Kara debió captar su estado de ánimo, porque no insistió.
El lunes por la mañana no la vio. En parte, lo agradeció. Por la tarde, no falto a clase. Le devolvió a Winn los apuntes y él le dejo otros. En la segunda clase del día, y la última, el chico no evito preguntarle por el fin de semana.
- Deduzco por tu rostro que ha sido espléndido. Te veo radiante de felicidad.
- Ha ido como siempre, normal.- tratando de quitarle importancia.
Cogió una hoja en blanco y empezó a dibujar algo inconscientemente. Una vez terminó, se sorprendió en ver lo que había retratado. El rostro de Kara alegre, radiante de jovialidad. Winn no le paso por alto su dibujo. Hacía días que se había fijado en su gran habilidad para esculpir los rostros humanos.
- Dibujas muy bien.- le comentó, a la vez que le señalaba su creación.- Muy bonita tu amiga.
- Gracias.- se coloreo algo. Oculto la lamina dentro de la carpeta, preguntándose porque la había retratado.
Aquel lunes las clases se terminaban a las cinco y la mayoría se fue corriendo, para poder disfrutar de una hora de sol. Los inviernos solían ser algo deprimentes, al ser los días más cortos. Lena no evito mirar el móvil, deseando hallar un mensaje de Kara. Se estaba convirtiendo adicta a su amistad y compañía. No había nada. Quizás, debía de escribirle ella. Dudo.
Winn que se estaba pegando como una lapa a ella, la estaba esperando en la puerta del aula para irse. Le molesto su insistencia. Decidió serle sincera, antes de alimentar sus anhelos. Mientras bajaban por las escaleras dejo ir una de sus directas.
- Winn, me estás ayudando mucho. No sé porque lo haces, pero si es porque te atraigo, no lo hagas. Me caes muy bien, pero no me gustas.- trato de tener tacto, aunque no era fácil.
El chico primero se coloreo un poco y luego se puso a reír descolocándola mucho. Quizás se había precipitado. Salieron a la calle, sumergidos en un silencio incomodo. Su compañero seguía sin pronunciar palabra.
- Lena, no te preocupes. Si no te has fijado, soy gay. Bueno, no eres mi tipo. Soy como la mayoría de chicas de clase, colgado del prepotente Max.
La chica morena, de ojos verdes-azules claros, se quedo mirándolo con la boca abierta. Jamás lo hubiera deducido. Había conocido pocos homosexuales, la mayoría de los cuales cumplían con los tópicos. La mayoría habían sido sus estilitas cuando hizo sus pinitos como modelo.
- Hija, eres muy bonita pero no eres mi tipo.- ironizó, solo para sacarla del más allá donde había viajado.- ¡Lena pendona! A parte..., mira creo que esa chica rubia, que anda para aquí, te alegrará el día. ¡Es las que has dibujado!- dijo a la vez que la señalaba.
- ¡Dios, lo siento!- alcanzo a decir al final, riéndose de sus ocurrencias.
Se giro y vio a su amiga dirigiéndose hacia ellos. ¿Coincidencia o premeditado su presencia allí? No le importaba la respuesta, sólo se alegraba de verla aquel día. Winn se despidió de ella antes de que Kara llegase, como si intuyera que sobraría.
- Hola Lena. ¿Te pasa algo, tienes el rostro enrojecido?
- Hola, que sorpresa más agradable.- sólo es capaz de decir. Se siente algo tímida.
- Te extrañado esa mañana. He ido al diario de Cat Gran y adivina que...- se la quedo mirando fijamente, esperando que lo dijera ella.
- ¿Te ha contratado? ¿Sí?
- ¡Sí!- exclamó Kara llena de jovilidad. Se le acerco, la abrazó y empezó a dar saltos de alegría. Debía de contenerse mucho si no deseaba escapar volando con ella entre sus brazos. Aunque, sería lo que más deseaba en el fondo de su alma. Si fuera más audaz la secuestraría, le impresionaría con sus superpoderes y le robaría un beso.
- ¡Enhorabuena!- le felicito. Mantuvo un poco más sus brazos entorno a su cuerpo fuerte y delgado. Pero se separo, algo cortada.- Vamos a tomar algo, hay que celebrar esa gran noticia.
- ¿Y bien, ahora me contarás que te pasaba cuando he llegado?- le atraco de nuevo, mientras se dirigían al bar más cercano a la Universidad de Ciencias Empresariales.
- He metido la pata con mi amigo, creía que estaba enamorado de mí. No sé si reírme o llorar.- le estaba costando abrirse. Pude que Nicolás le había dañado en su capacidad de relacionarse con otro ser humano. No todo el mundo era como él, un puro abusador y aprovechado.
Kara le cogió del brazo y se lo agarró suavemente. Con su simple gesto se sintió algo reconfortada. Llegaron al pequeño local, Flor de Loto. Era el local preferido de los estudiantes, que les gustaba visitar tras un día intenso de clases. Lena sólo había ido un par de veces, junto a Winn.
Su decoración era tipo "chilout"
Su decoración era tipo "chilout". En las paredes había varias pinturas. Una playa paradisiaca, una noche muy estrellada y con luna llena, el arco iris el estándarte del colectivo LGTB. Había una iluminación algo tenue, demasiado intimista pensó Kara.
Se sentaron en una mesa, una de las más iluminadas. No había muchos comensales. En la barra había una chica de pelo corto, de unos treinta años. Que vino a tomarles nota y no tardo en llevarles sus bebidas. Les miro con curiosidad. Regreso a la barra y no evito mirarlas con disimulo. Pensaba que el amor fluía en el ambiente, en las miradas de aquellas chicas jóvenes. La morena parecía algo asustada y ni se daba cuenta como la rubia suspiraba por sus huesos. ¡Qué bello era el amor!
Su mujer no tardo en llegar y se dieron un beso corto. Inconscientemente, le señalo la pareja de chicas. Y estuvieron cotilleando sobre ellas durante un rato.
Las dos amigas, ignorando que eran foco de atención de las propietarias del local, iban desflorando como había sido su día. Lena termino por explicarle más bien la metedura de pata con Winn.
- Me he sentido fatal. ¿Por qué debo de pensar que todo el mundo me va detrás?
- Porque eres muy hermosa y más te irían si conocieran tu interior.- no evito piropearle Kara. Y vio que se volvía a sonrojar y se cortó algo, aún así fue capaz de hablar:- ¡Eh, pensaba que era la única que se ruboriza de las dos!
- ¡Ya ves que no! Sabes, porque... sólo tú me haces sentir especial.
Kara no evitó cogerle la mano derecha, que tenía encima de la mesa. Se la agarro brevemente, por miedo de espantarla. Sintió que había llegado el momento indicado. No lo podía alargar más, porque cuando más esperase más le costaría. Pero no se atrevía.
- Todos somos únicos.- atino a decir sólo. En ese instante, se le acerco la pareja de la chica de la barra y les invito a un batido.
- El beso rosa, especialidad de la casa.- les presentó con una sonrisa de oreja a oreja, les hizo un guiño y se fue.
- Corre el rumor que son pareja.- le insinuó Lena cerca de su oreja. Su mirada reflejaba algo de morbo. El comentario molesto algo a la rubia. ¿Por qué una pareja de chicas daba tanto morbo?
- ¿Y bien, que gracia tiene eso?- no evito reprocharle con dureza.- Son personas humanas, que ríen, lloran, se enfadan, son felices, se erran como tu e yo.
- Ninguna.- admite la barrendera, sintiéndose muy avergonzada de sí misma.- Perdona, no me considero una persona homofóbica. Más te digo, la mujer que le debo la vida era lesbiana.- era cierto, Flora lo era.
Su comentario conciliador le alivio el alma pero le partió en dos. Era heterosexual. Sus ojos pasaron de la ira a la tristeza más honda. Lena lo percibió. Sintiéndose culpable por ser la causante de su dolor, cerró los ojos. Sólo ella era capaz de estropear la relación más hermosa que había tenido, de quitar la luz a los seres más puros.
- Es sólo que, por desgracia, una a veces se olvida de qué existen múltiples opciones sexuales.- sus ojos claros se llenaron de lágrimas. Le estaba rompiendo el corazón verla tan herida.
- No pasa nada... No nos educan a ser tolerantes y que existen distintas orientaciones.- atine a decir Kara, aceptando sus disculpas. En el fondo, no había sido para tanto. No obstante, reprime las ansias de salir del armario con Lena. Le daba pavor. Puede que no fuera homofóbica, pero intuía que una parte de ella rehuía las relaciones. Y tampoco tenía nada que ver que fuera heterosexual. Su intuición, alocada o no, le susurraba que una parte de la barrendera se sentía atraída por ella. ¿Alucinaciones o invenciones de su corazón enamorado?
Se beben lentamente el batido de fresa y nata. A Lena le recordaba al que bebía cuando se había ido de crucero con sus padres. Allí lo llamaban pantera rosa. Aunque aquel que se fueron bebiendo con anhelo, llevaba un poco de licor de fresa.
- Empiezo a trabajar el lunes que viene, que será principio de mes. Miércoles debo de ir para firmar el contrato y conocer la política de empresa.
- Muy bien. ¿Y qué te ha parecido Cat Gran?
- Un nervio y muy exigente.- lo cierto era que la tenía un poco acojonada. Tenía fama de ser muy estricta y perfeccionista.
- Seguro que te ayudará mucho y exprimirás mucho esa oportunidad.- brindaron por ello, chocando sus vasos y se terminaron de beber el beso rosa.
Eran casi las nueve de la noche, cuando una de las chicas se les acercó para anunciarles que cerraban ya el bar. Se fijaron entonces que estaban sólo ellas. Se levantaron y se dirigieron a la barra. Kara insistió pagarle la consumición que habían pedido, la otra fue invitación de las propietarias del local.
- Hacéis buena pareja.- les comento la más femenina. Kara se paralizo cuando la escucho. No evito mirar a Lena brevemente. No parecía haber escuchado aquel cumplido. Aunque, la noto algo nerviosa.
Salieron a la calle, habían bajado algo la temperatura. Las dos coincidieron que tenían la sensación de estar flotando. Sin duda la culpa la tenía aquel extraño coctel. ¿Y si le hubieran puesto un afrodisiaco?
Kara desecho aquella opción, aunque a ella le iría de perlas para coger fuerzas para confesarle su secreto.
- Te acompaño a casa.- se ofreció Lena.- Las calles de National City, y en especial en ese barrio, no son muy seguras.
- Si te apetece ningún problema, disfrutaré de más minutos de tu linda compañía.- su lengua estaba libre de cadenas. Se puso la capucha de su abrigo, ayudándole a disfrazar sus emociones. Lena enmudeció.
¿Había oído bien o se hacía la sorda? Aún así, no huyo.
Llegaron al parque central del barrió sud. Kara seguía atascada y sin atreverse a abrir su corazón. Lena intuía que su amiga algo le quería decir. Su mente estaba algo espesa, lo que había bebido le había afectado un poco su clarividencia mental. Tampoco se sentía borracha, eso lo sabía seguro porque no era como las veces que lo estuvo.
La chica rubia, siguiendo un impulso la cogió del brazo derecho y la arrastro hacía su sitio preferido del parque. En concreto, se trataba del banco que había dentro del laberinto. Se adentraron en él, guiándose por la poca iluminación que lo hacía aún más entrañable. Incluso se perdieron, a pesar de no ser muy complicado. Pero terminaron llegando al centro, donde había una pequeña fuente con una figurita de un pez mitológico rodeado de estrellas de mar.
Se sentaron en el único banco que había, riéndose aún por su aventura. Kara fue incapaz de dejar de mirarla. Bajo la luz de la luna se la veía más hermosa. Sus miradas coincidieron y se sumergieron en un dulce silencio. Olor a humedad, a tierra, a madera mezclada con su olor corporal...
La atraía como un imán. Sus ojos se desviaron hacia sus labios, carnosos y no tan cortados como el día que la conoció. No detuvo su deseo. Se le fue acercando lentamente, pero con decisión. Sus narices se rozaron. Temió que Lena en ese instante se asustase y la apartase. Al ver que no ocurría, sus labios rosaron los suyos, lo hizo con infinito tacto. Fue un leve roce, que al no sentirse rechazada profundizó más el contacto.
Los labios de Lena que al principio estuvieron inertes, no tardaron en abrirse, aceptando su caricia. Le permitió gozar de un beso cada vez más intenso.
La barrendera no evito gemir de placer, cuando Kara se atrevió a explorar su boca con la lengua. Sus brazos la rodearon suavemente, intentando dulcificar su fuerza para no dañarla. Por suerte ya tenía mucha práctica.
Lena también le rodeo el cuerpo con sus brazos. Sus pechos se rosaron. Percibió la excitación en el cuerpo de su joven amiga. Sus labios la habían anestesiado, eran tan suaves como el algodón. Se movían con tanta delicadeza y suavidad que le hacían temblar por dentro. Se estremeció, entregándose sin querer a aquel torrente de sensaciones indescriptibles. Gimió una y otra vez, incapaz de controlarse.
Eso provoco un efecto paroxístico en la chica rubia. Se separo de su cuerpo de forma brusca, se levanto como si la persiguieran mil demonios. Lena se la quedo mirando, muy descolocada. La situación también la tenía confundida. Pero ver el miedo en su mirada azul la paralizo aún más.
- Lo siento, lo siento.- sólo le dijo Kara. Se giro dispuesta a irse. Lena trato de retenerla, pero fue en vano. Se quedo sentada en el banco, incapaz de irse ni de seguirla. Aunque, no habría sido capaz de alcanzarla porque cuando no la vio uso su poder de mega velocidad.
La barrendera se puso los dedos en los labios, rememorando el beso. Le poseían emociones contrapuestas. Estaba totalmente confundida y perdida. Había sido el beso más tierno que le habían dado en su corta vida, y era algo difícil de borrar.
¿Qué le estaba sucediendo? Ella no era lesbiana. 


 Nota de la escritora
 

 

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