Ir al contenido principal

LA BARRENDERA (10) Amor es amor, no importa el rostro que lleve

Amor es amor, no importa el rostro que lleve

La barrendera se puso los dedos en los labios, rememorando el beso
La barrendera se puso los dedos en los labios, rememorando el beso. Le poseían emociones contrapuestas. Estaba totalmente confundida y perdida. Había sido el beso más tierno que le habían dado en su corta vida, y era algo difícil de borrar.
¿Qué le estaba sucediendo? Ella no era lesbiana.
Resto un tiempo indefinido sentada al banco. A las diez de la noche empezó a soplar un viento muy gélido. Seguía flotando y Kara monopolizaba todos sus pensamientos. Temía haberla asustado, por eso había ido como si le persiguieran mil demonios. Por unos instantes barajo la idea de ir a su casa y pedirle perdón. ¿Y qué le diría?
Sacó el móvil de dentro de su bolsa, deseando ver un mensaje suyo. No había recibido ningún WhatsApp. Se entristeció. ¿Y si la escribía ella? Desechó la idea. Debía de respetar el espacio que le había impuesto. A parte, ella misma debía de aclararse. No quería jugar con los sentimientos de nadie.
Por más que daba vueltas, seguía sin comprender lo sucedido. ¿Quién había iniciado el beso? Daba igual. Sus labios habían tenido voz propia y besado a la chica rubia. La realidad era que le había encantado y se sentía más viva. En la boca de su estomago tenía muchas cosquillas, quizás eran las famosas mariposas que relataban las novelas románticas, de perfectos idilios.
Empezó a tener frió. Metió sus manos heladas en los bolsillos de los pantalones negros, algo descoloridos. Supo que era hora de regresar a casa. Llego a las once. No tenía nada de hambre y se metió dentro de la cama directamente. No corrió la persiana de la claraboya de su habitación. Le apetecía ver el firmamento. Aquella noche estaba muy claro. Su padre le dio clases de astronomía. Era la única actividad que hicieron los dos juntos. A Lex no le gustaba.
Se volvió a tocar los labios, aún percibiendo los suaves labios de su amiga. Se los acarició y empezó a descender su mano hasta sus pechos. Había olvidado aquellas sensaciones, tan sublimes e intensas, que la hacían estremecer. Eran como unas hormiguitas que le recorrían por todo el cuerpo. Necesitaba saciarse, sentirse viva y mujer. Había sido capaz de vivir sin sexo y sin explorar su sexualidad.
A raíz de su noviazgo con Nicolás, creía que el sexo estaba sobrevalorado. Sólo había tenido un novio y su experiencia erótica era escasa. Le parecía un acto muy maquinal, mete y saca. Al menos, con él fue así. La tomaba en cualquier lugar, siempre para satisfacer su deseo y excitación. Probablemente hubiesen ganado el concurso de exhibicionistas. Solía ser frecuente que terminara toda magullada. Fue una relación muy desastrosa e irresponsable.
Estaba tan cegada de amor, que le permitió tener relaciones sexuales sin medidas de protección. Fue obvió que se quedará embarazada a los 18 años. No se graduó y tuvo de renunciar a ir a la universidad. A parte, que sus notas fueron nefastas debido a haberse saltado la mayoría de clases.
Al principio dudo en ser madre, se creía demasiado joven. Nicolás le hizo más ilusión y le animo. No supo hasta más tarde, que era un delincuente de poca monta. Creía que trabajaba de mecánico de coches, aunque la mayoría de veces se escaqueaba del trabajo para hacer nodillos con ella. Presumía de qué pronto saldría de su vida de pobretón.
Vivió su embarazó como su fuera una bendición de Dios. Empezó a exigirle, con más vehemencia, que hiciera su romance oficial ante sus padres. Se volvió la persona más responsable del planeta. Lena, aunque intuía que sus padres no lo aceptarían, no pudo aplazarlo más. Se los comento a los tres meses de estar encinta. Prefirió comunicárselo sola.
Lionel y Liliana, reaccionaron mal. Le exigieron de inmediato que abortara. No obstante, ya era imposible pues ya había transcurrido el plazo para ello. Barajaron otras opciones, la adopción. Se negó y se mantuvo firme a la decisión tomada. Entonces, su padre en un intento de ser conciliador le solicito conocer al padre de su nieto.
Nicolás se presentó en la mansión Luthor vestido muy elegantemente con un traje alquilado y una pajarita roja. Estaba muy guapo. Su imitación a chico formal y serio fracaso. La ropa no convierte a las personas en señores. Su chulería y sus modales barriobajeros lo delataron.
Lo echaron de casa media hora después, tras escucharlo. Lena le conoció otro rostro a su novio. Sus únicas pretensiones era que su suegro le ofreciera un buen trabajo en su empresa, por el simple hecho de que fuera el padre de su futuro nieto. Al principio, le siguió el juego. Le hizo una entrevista de trabajo informal, sólo para que se pusiera en evidencia. No disponía de experiencia ni de estudios para trabajar en ninguno de sus negocios.
- No soy ninguna ONEGE, debe de usted responsabilizarse de su hijo.- sentenció muy firme.
Nicolás insistió inútilmente. Al no conseguir su premio, miro a Lena, exigiéndola que se largara de aquella casa de racistas. No lo dudó, a pesar de qué empezó a conocer el auténtico rostro de su pareja.
- Si te vas olvídate de nosotros. Si regresas no te abriremos la puerta.- le advirtió su madre. Lena protestó, a pesar de sus diferencias, era su familia y los amaba. Miró a su padre, implorándole más comprensión.
- Ya has escuchado a tu madre.- apoyo a su mujer. Su mirada carbón había una onda decepción.
Se fue con él, con un nudo en el estomago. Sus progenitores cumplieron su promesa. Doce meses después, cuando ya había nacido Brian y Nicolás la empezó a dejar de lado, trato de regresar con ellos. Le cerraron la puerta, prácticamente a las narices. Le dejaron como regalo unas palabras demasiado dolorosas. Jamás la tuvieron de haber adoptado. Se quedo sola y con un bebe a quién alimentar. No tenía nada. Ni su breve incursión como modelo le sirvió, más que nada fue dinero que le robo su ex de forma miserable. Se había labrado mala fama en nombre del amor. ¡Qué asco había sido su vida y todos los hombres!
Aquella noche, ocho años después, no hubiera querido invocar aquellos recuerdos tan dolorosos aún. Sólo eran sus miedos prehistóricos y le susurraban que el amor no existía. Se dejo de tocar y siguió mirando el hermoso firmamento. El rostro de Kara se dibujó en él, tan luminoso y bonito.
Volvió a sentir como sus labios rosaban los suyos, su lengua tan dulce... Las mariposas en el estomago renacieron. No quiso frenar la excitación que aquella evocación le provocaba. Los besos de Nicolás jamás le habían acariciado el alma, ni le cortaron la respiración ni le hicieron viajar más allá de las estrellas. Todo eso en un sencillo y tierno beso. ¿Cómo sería hacer el amor con aquel ángel de chica?
Se la imagino a su lado, desnuda y acariciándola. La luz de la luna le iluminaría su precioso cuerpo blanco. Se quito la ropa y dejo que sus manos fuesen la voz de sus pensamientos. Sus ojos se mojaron. Embriagada de placer, de algo indescriptible que no se atrevía a etiquetar. Su amiga era genial, tan pura y transparente. ¿Quién no le iba a querer?
Se durmió con una sonrisa en la boca. Descansó muy bien y se levantó con energías. Le había regresado el hambre. Se puso la radio y busco un canal de música tranquila. Lo segundo que hizo fue buscar su móvil y comprobar si la chica rubia le había escrito. Nada. Volvió a dudar de enviarle algo, un simple buenos días. Lo descarto, sería mejor ir a dónde vivía y hablar con ella.
 Lo descarto, sería mejor ir a dónde vivía y hablar con ella
Se vistió con su mejor ropa de su ropero modesto. Se miró otra vez al espejo antes de salir. El pelo suelto sin duda le quedaba mejor. Anduvo feliz hasta llegar al barrio Sud. A medida que se iba acercando a calle Hope, incrementaron sus nervios. Tuvo de sentarse en un banco del parque Central. En su interior había una intensa tormenta, con rayos y truenos. ¿Qué le diría? ¿Qué no era lesbiana y le había gustado besarse con ella?
No quería jugar con sus sentimientos. Aunque, el destino le permitiría estar más cerca de su hijo. ¿Por qué tenía la mente tan retorcida? Había tratado de apartarse del camino de la hermana de Brian, pero alguna entidad desconocida, se la ponía otra vez en su camino. ¿Quizás, aquello era una señal divina?
Se iba a levantar, para regresar a su hogar o perderse por National City, cuando la voz jovial de su niño la paralizo. No pudo escapar, porque el crió corría hacia ella. Exploro el entorno, esperando ver a Kara.
- Hola Lena. No hace que la busques, ayer noche se fue a Florida, a ver a Álex.- le comento al llegar dónde estaba sentada. Su rostro estaba algo serio.
- Hola, hombretón. ¿Quieres sentarte un rato conmigo? De paso me cuentas, porque estás enfado con ella.
El niño, le obedeció. Estaba algo mustió. No paraba de mover las piernas y dar patadas a piedrecitas. La barrendera se sintió algo identificada con él. Cuando tenía su edad, solía refugiarse mucho en sí misma. Podía estar horas enteras sin hablar, y más si estaba dolida o enfadada. Solía tragarse la tristeza, hasta que conseguía darle otro enfoque a sus pesadillas.
- Álex es mi hermana mayor y la extraño. ¿Por qué no me ha llevado con ella?
Lena arregla su pelo negro, rizado y tan frondoso. Lo entiende pero no halla las palabras necesarias. En un impulso lo abraza y lo acuna entre sus brazos. Tras un breve silencio, las palabras le salen solas.
- Puede que Kara, necesitará estar sola. ¿No te ha ocurrido alguna vez a ti?- Brian se estiro en sus piernas y dejo que lo meciera. Intentaba hablarlo normal, como lo haría con otro adulto. Odiaba tratar a los niños con lenguajes infantiles, como si no pudieran comprender el mundo que les rodeaba. Se podía contar todo, con tacto y ejemplos sencillos. Lo leyó en una guía que compro cuando aún era un bebe. Consejo que adopto por convencimiento personal.
- Sí, a veces. En especial, si me siento triste o enfadado con alguien.- admite- ¿No la habrás hecho enfadar ya a los primeros días de noviazgo?- En esa ocasión es la barrendera quién enmudece y su preciso rostro se colorea de vergüenza y sorpresa.- Si la hieres como su chica anterior, te perseguiré por las calles para darte un escobazo en el culo.- se incorpora y se lo dice como si fuera un adulto.
- Es bueno saberlo Brian, lo tendré en cuenta si llegamos a ser pareja.-se lo promete, a la vez que le aclara su estatus social. No quería generarle falsas ilusiones. Era admirable la naturalidad con que se refería a su hermana, como si ser lesbiana fuera lo más normal del mundo. Se sintió orgullosa de él, a pesar de que en su interior habitaban ciertos prejuicios. Le había gustado besarse con Kara, aún así rechazaba ponerse una simple etiqueta.
- Disculpa, pensaba que ya salías juntas. A mi hermana se le nota tanto que está enamorada de ti.- le chivo.
- ¿Ah, sí?- no evita preguntarse, percibiendo que el corazón le trota veloz. Puede por miedo o por emoción.
- ¿No lo habías notado?- Lena le responde con un gesto de barbilla.- Hablemos sobre ti, ya que soy el hombre de la casa, debo de asegurarme que la trates bien. Para empezar, ¿qué sientes por ella?
Cruzo los brazos y espero su respuesta. Descolocada por su directa, opto por ser algo honesta. En parte, porque necesitaba hablar con alguien.
- La considero una gran chica, muy amable y con un corazón inmenso.
- ¡Chorradas que se dicen para quedar bien y escapar del examen!
- Me gusta estar con ella, aunque sólo hace una semana y pico que nos conocemos.- se lo dijo con mucho entusiasmo. Siempre que pensaba en Kara se le iluminaba el día y se sentía más feliz que nunca.
- ¿La deseas?- Lena se volvió a ruborizar. Se sentía algo incomoda debatiendo de aquellos temas con su hijo, y además era aún menor de edad.
- Brian, no te hagas tantas ilusiones con nosotras. Para empezar, soy heterosexual.- le confiesa al final. Fue algo dura y contundente. El niño no pareció dolido por sus palabras secas.
- ¿Por qué niegas lo que estás sintiendo por mi hermana?- su pregunta-afirmación la descoloco aún más.- No soy ningún niño tonto o ingenuo. He visto como os miráis e intuyó que ha ocurrido algo entre vosotras.
- ¿Brian, te has planteado que es algo entre Kara e yo?- le cuestiona, no sabiendo como escapar de aquella encrucijada. Su hijo parecía muy maduro y puede que la comprendiera si le fuera absolutamente sincera. De todos modos, no le parecía correcto ir ventilando la vida intima de su hermana.
- En eso tienes razón.- admite el niño de ocho años, que aparentaba tener más edad.
- Ya sabía que eras todo un hombretón.- le felicito la barrendera. Chocan sus manos y se ríen un rato.
- Me gustaría tenerte de cuñada.- insiste, no resignándose a aparejarlas.- Creo que tienes miedo. Sabes mi madre esta algo fastidiada, porque sus dos hijas resultaron ser lesbianas. No para de repetirnos: "¡Dios mío, que he hecho mal para merecer a dos hijas homosexuales!- su modo de decirlo les hace reír un rato.
- Supongo que le costó aceptarlas.
- Un poco. Pero luego comprendió, que amor es amor. Así me lo contaron y así lo veo también. El amor no tiene rostro, sucede sin más y de la persona que menos te esperas.
Sus palabras le llegaron al corazón y se sintió algo mal por su homofobia interiorizada. En la infancia te bombardean con cuentos de hadas entre príncipes y princesas. Héroes y desvalidas damas que deben de salvar. Romeo/s y Julieta/s, capaces de morir de amor. No eran copias de la realidad y sólo enseñaban un falso color rosa de las relaciones humanas. Excluyen de antemano otras formas de amar.
Amor era amor. No existían matices. Uno se enamora de personas. La etiqueta no importaba. La pregunta, seguía siendo: ¿Qué sentía ella, Lena Luthor, por Kara Danvers?
- Muchas gracias Brian, hoy me has dado una gran lección.- le agradece. Vuelve a abrazarlo. Al separarse se percata que ya son las doce del medio día.- Hora de irte para casa, tus padres te esperan para comer.
- ¡Oh, qué tarde!- se levanto rápido del banco.- Mi madre me matará. Adiós, hasta otra cuñada.
Se va corriendo. A Lena le cae la baba siempre que lo ve. Se siente muy orgullosa como madre. Sigue pensando que darlo de adopción fue un gran acierto. Sí, pasó por penurias económicas, tampoco estaba en uno de sus mejores momentos y no era lo suficiente madura para criarlo adecuadamente. Los Danvers lo estaban educando muy bien, con valores sólidos y amor. Dejo que cuestionarse sus actuaciones pasadas.
Aquella certeza, le despejaba más el laberinto de sus emociones. Aunque, existía una sombra...
¿Debía de confesarle quién era ella? ¿Merecía la pena hacerlo? Su vida anterior le parecía tan alejada, que parecía ser otra persona. Ya no era Lena Luthor, era Lena la barrendera forjada por las duras experiencias de la vida.
 Ya no era Lena Luthor, era Lena la barrendera forjada por las duras experiencias de la vida
El sábado transcurrió lentamente. Le había aliviado hablar con Brian sobre Kara. A la vez, que aumento la intensidad del problema. La chica había huido avergonzada por haberla besado. Su ausencia le provocaba mucha impotencia. Sólo le diría que era un ser maravilloso, que no sabía si estaba enamorada de ella, pero le gustaba estar a su lado y compartir momentos. Quizás no le diría, que un día en clase y todo el sábado estuvo dibujándola en todos los perfiles. Su escritorio terminó inundando de imágenes de ella.
No recibió ningún mensaje suyo ni la escribió. Respeto su silencio.
Al domingo, realizó la rutina habitual, parecía que estaba más tranquila. No obstante, por la tarde le poseyó un irracional ataque de ansiedad. Incapaz de estar sola, en un impulso llamo a su amigo Winn. Se alegro en escucharla. Por suerte, estaba libre. Se citaron en la cafetería Flor de Loto. El chico era muy asiduo a aquel local y sus propietarias lo conocían.
- Hola chicas, os presento a mi compañera de clase, Lena. Ellas son Paola y Alice, son pareja desde hace mucho.- les presento al llegar. Se dieron los besos protocolarios.
- Llevamos ya 15 años.- puntualizó la mujer de pelo corto, que parecía un chico.
- Paola, en realidad son diez. Estuvimos 5 años separadas.
- Esos no cuentan, porque durante ese tiempo seguía amándote.- le susurro la más femenina, mirándola con los ojos marrones llenos de amor.
- ¿Y tu cuando llevas con tu novia?- quiso saber Alice. La barrendera se coloreo. ¿Tanto se notaba que había algo entre ellas?- Perdona, ha sido una indiscreción por mi parte. Se les notaba tan enamoradas.
- No te preocupes. La única que no me he dado cuenta soy yo.- admite. No le apetece desnudarse ante aquellas desconocidas. Parecían muy agradables, no obstante le seguía costando hablar sobre sentimientos.
Siguieron tonteando un rato en la barra. Al entrar nuevos clientes, escogieron una mesa. Fue la misma que se había sentado con Kara sólo hacía un día y medio.
- Lena, yo también creó que estás enamorada de la chica rubia. El viernes, cuando la viste, se te cambio el rostro. Aparte, vi como la dibujabas el otro día a clase. Tienes muy buen gusto.- su tono de voz era alegre y dulce. Le dio más evidencias de qué podría ser cierto, le gustaba más de lo que admitía conscientemente.
A la barrendera le costaba aceptar sus sentimientos. Nunca se había sentido atraída por ninguna chica. Y había deseado a Nicolás, hasta perder la cabeza por él. A pesar, de qué el sexo con él no le satisfacía.
- El problema es que yo no soy lesbiana.- se abrió finalmente.- Sucede que el viernes, al anochecer, nos besamos.
- Amor es amor.- le respondió. La misma frase que le había expuesto Brian.- Mejor pregúntate si la deseas, si piensas mucho en ella, si quieres verla cada día, si te gusto besarla y fundirte entre sus brazos...
En ese instante, la puerta de la calle se abrió y cerró bruscamente. La paz ambiental se rompió e hizo que los dos amigos desviasen su atención hacia el recién llegado. Ambos abrieron los ojos como dos naranjas. Bueno, más el chico. Pues quién terminaba de llegar era su profesor preferido. Y lo más sorprendente, o surrealista, fue que se les acercará.
- Hola chicos, ¿puedo sentarme con vosotros?- y sin esperar respuesta lo hizo
- Hola chicos, ¿puedo sentarme con vosotros?- y sin esperar respuesta lo hizo.- Os tengo visto de clase y me he alegrado de ver caras conocidas. Lo siento por mi atrevimiento, soy nuevo en la ciudad. No conozco a nadie y no tolero mucho la soledad.
- No te preocupes.- quito importancia la barrendera. No obvio como la miraba de forma lasciva. Intuía que el auténtico motivo de juntarse con ellos era ella, le atraía.
Winn hablo poco, estaba muy cortado teniendo el hombre que le gustaba al lado. Aunque, seguramente se dio cuenta de cómo el profesor miraba a su nueva amiga. También se percato, mucho a su pesar, que Lena le estaba siguiendo el juego. ¿Por qué lo haría, cuando le había comentado que no le atraía Max? Para él, sólo era un modo de huir de sus propios sentimientos.
Hablaron animadamente durante horas sobre las nuevas empresas, formas de hacer negocios, el panorama social y político. A las nueve, el chico joven se largo. Lena también quería irse. Max se ofreció a llevarla a casa. Se había sentido cómoda hablando con él. Era muy guapo, aún así seguía sin atraerle. Aún así, acepto que le acompañara a su pequeño palacio.
Salieron a la calle y anduvieron hasta donde tenía aparcado su porche. Debía de ser muy rico, dedujo Lena. Y para variar, volvió a pensar en su padre. Seguramente, si novio hubiera sido él, ya estarían casados.
Le abrió la puerta del copiloto de forma caballerosa y se le cerró. Entro dentro del vehículo con agilidad. Al ser un auto deportivo su interior era muy reducido. Sin querer, le toco varias veces la pierna izquierda al cambiar de marcha. No sintió nada con aquellos leves roces de piel.
El coche se detuvo debajo de su portal y paro el motor. Se giro y la miró con deseo. En el fondo, ya intuía que pretendería besarla. No se movió, dispuesta a recibir sus labios. Eran suaves, pero le resultaron fríos y carentes de delicadeza. La recién barba le dio agravio. Se separo de él bruscamente, no queriendo ahondar en el beso, dispuesta a detener aquella locura. No quería estar con nadie por estar, ni olvidar aquel beso tan intenso, tierno y precioso de Kara.
Max iba a protestar, pero su teléfono sonó. Al tener las manos libres activado, se escucho la voz de quién le estaba llamando. Lena se paralizo en sólo reconocerla.
- Hola Lex, me alegro de saber de ti.
- Hola amigo, he estado ocupado haciendo negocios y expandiendo la empresa familiar.
- Ja, ja... ¡Ya he visto tu gran negocio, bribón! Está buena April Cesar.- le comenta Max, con una sonrisa socarrona.- Aunque, circula que es lesbiana.
- Sólo son rumores. La tía le encanta hacer el amor, deberías de ver como gime en la cama.-y se ríe.
Lena es incapaz de seguir escuchando a su hermano, sacando su mejor rostro. Abrió la puerta y bajo del coche, a pesar de qué hubiera preferido hablar con Max respeto lo ocurrido.
- Te llamó en otra ocasión, estoy con una chica...
- Ya entiendo. Ja, ja... ¡Tampoco pierdes el tiempo! Hasta otra amigo.
- Hasta otra tipo afortunado.- se despidió su profesor. Sale de su automóvil y se le acerca. No se le escapa que su alumna está incómoda. Des del día que la vio a clase, con aquella camiseta sin mangas, la deseaba. Su apariencia era tan salvaje y sensual. Le era igual que fueran profesor y alumna.
- Señor Lord lo siento, pero no me siento atraía por usted.- le dice directamente Lena, sin adornos ni filtros. Intuía que su rechazo le afectaría a su ego masculino.
- Una chica con ideas claras, eso está bien y me gusta. No busco relación estable.- le comenta, no parece dolido por su negativa.- ¿No quieres pasar un buen rato conmigo? Sólo sexo.- le sugiere, mientras se le va acercando para volverla a abrazar.
- ¡No! ¡No quiero nada contigo! Eso incluye besos y sexo.- le remarca con vehemencia. Su insistencia le ha irritado. Él se paraliza y no se le acerca más. Aún así da unos pasos hacia atrás, para alejarse más.
- ¿No te ha gustado que te besará? Si parecía que estabas encantada.- le remarcó. Movió su brazo derecho, para tratar de acariciarle el rostro.
- ¡No es no!- le gritó la barrendera. Temiendo que se propasará con ella añadió:- ¡Ya basta Max! Soy una de tus alumnas y si me sigues acosando te denunciare.
- Sabía que eras una mujer con carácter.- y se río de forma irónica.- Tranquila, hasta ahora no he obligado a nadie a tener sexo. No quieres, pues tú te lo pierdes.
Bordeo su deportivo, hasta llegar a la puerta del conductor. Lena no lo perdió de vista en ningún momento. Tenía el estomagó revuelto. Asco le daba el amigo de su hermano. ¡Qué pequeño podía ser el mundo! Sólo empezó a respirar con más calma cuando lo perdió de su campo de visión.
Había cometido otro grave error. Temía que haberlo rechazado afectase a su carrera, que él tomará injustas represalias. Otro detalle que le inquietaba era que fuera amigo de Lex. Debía de ser un amigo posterior, pues no parecía reconocerla. Había tenido muchos seguidores en la corte de aduladores de su hermano. Sólo le quedaba un año más de carrera y si todo iba bien le perdería de su trayectoria.
Subió a su ático corriendo y volvió a meterse en la cama sin cenar. Sólo le consolaba que el día siguiente volvía a ser lunes, barrería el barrio Sud y vería a Kara. Dejó también la claraboya destapada y se durmió admirando en firmamento. Aquel dulce y tierno beso le seguía haciendo flotar y anestesiaba todas sus emociones algo convulsas. Era su refugió.

El primer sol del día la despertó

El primer sol del día la despertó. Eran las seis y media de la madrugada. Bostezo y se levantó. Se vistió y preparo algo para comer a medio día. Corrió hasta el barrió Sud y empezó a barrer más pronto. Esperaba que en la calle Hope, 3 habría Kara en el jardín, leyendo como cada día. Entraría, le invitaría a un café y le robaría unos minutos de su existencia. Puede que no hablasen del beso del viernes, pero se perdería en su mirada celestial y su sonrisa dulce.
Aquel lunes estaba resultando muy cálido, con un sol radiante y nada de viento. Se notaba que el invierno languidecía y la primavera iba enseñando su patita. Canto la canción preferida de su amiga Flora, El himno de la alegría. Si la tristeza se adueñaba de su ser, recurría al poder de la música. La canción era mítica y vieja, tantas veces interpretada. Una oda a la paz y de esperanza. Quizás un dulce sueño o una utopía. Pero qué bonito era imaginarte un mundo mejor y dejar atrás tantas tristezas.
Su amiga la tarareaba a diario, era como el aire que la hacía navegar en mares inciertas. No importaba el tiempo que hacía ni si como se encontrase. Incluso, lo hizo en su último aliento. Lena la adopto como su amuleto. Aunque, sólo la cantaba cuando se sentía pletórica y feliz. Si sentía enfurruñada con el mundo le era difícil descentrarse y cantar.
Y barriendo alegremente y canturreando aun aquel himno llego a la casa de los Danvers, a las 8 am. Su precioso jardín, con algunas flores florecidas, estaba desértico. Se imagino a Kara oculta, en alguna alcoba de su casa, espiándola. Era tan tímida su musa que le enternecía aún más. Quisiera facilitarle las cosas. ¿Y si llamaba al timbre?
Observo con atención todas las ventanas. No le pareció que hubiera nadie observándola a retaguardia. No se atrevió abrir la puerta del jardín y dirigirse a la puerta de la casa. No era el momento ni el lugar. Puede que aún no hubiera llegado de Florida, o quizás ha había empezado a trabajar. Pero recordó que empezaba el lunes siguiente y el miércoles iba a firmar el contrato.
La barrendera desistió. Dejo de cantar y siguió barriendo de forma maquinal. Su alma era como un globo deshinchado o roto. ¿Y si el viernes había hecho alguna cosa incorrecta? ¿Por qué había huido de aquel modo, como si hubiera hecho algo malo? Le dolería si la chica rubia no le volviera a hablar nunca más.
Estaba realmente atrapada por aquella chica tan angelical y de mirada tan celestial. Quería saber de ella y que le dijera que estaba bien. Determinó que cuando terminará el turno le enviaría un WhatsApp.
Terminó de barrer pronto aquel día. El haber madrugado más le había ayudado. Se sentía muy cansada. Se comió el bocata del desayuno, que le sirvió de comida. Se dirigió en el piso y se cambio de ropa. Por ganas no hubiera ido a la universidad. Pero al final fue, necesitaba a hablar con Winn. La conversación de ayer se había quedado a medias. Dudaba de si confiarle el accidente con Maxwell Lord.
Espero a su amigo a la puerta del aula. Él al verla, luciendo una mirada con una honda tristeza, la cogió por la espalda y la tentó a hacer pila. Terminaron Flor de Loto bebiendo cervezas. Winn la hizo reír con sus aventuras infantiles y sus historias del ambiente.
- Los chicos solemos ser más prácticos. Pero hay cada loco suelto.
- Vosotros siempre lo tenéis más fácil. No tenéis tantos complejos. Ni tenéis ninguna sorpresa indeseable.- opinó Lena, descolocando algo al chico joven.
- Eso no es así, tenemos de vigilar de no pillar ninguna enfermedad de transmisión sexual.- remarcó Winn, no había captado su indirecta.- Siempre hay usar preservativos. Lena, me caes muy bien y me preocupas. Por eso quiero ayudarte. Hoy te veo más triste que ayer.
- Gracias Winn.- respira profundamente y deja ir el aire rápidamente.- Ayer permití que el profesor Lord me acompañara a casa. No sé porque fui tan inconsciente... ¡Dios, estaba tan claro que le atraía!
El rostro del chico moreno se puso muy serio. Musito algo sin sentido. La barrendera pensó que no la creía. Sería plausible que sus sentimientos hacia él le nublasen la razón. Lamentó de inmediato haber confiado en su amigo. Lena, estaba tan acostumbrada a que la gente no la apoyara, que no vendría de nuevo su rechazo.
- ¿Qué te hizo? ¿No te habrá violado?- atino a decir al final. Sus ojos no disimularon su decepción.
- No. Nos besamos...- la chica morena, agacho la cabeza, algo avergonzada.
- ¡Ah...!- sólo musito su amigo, con los ojos algo húmedos.
- Sí, es heterosexual hasta las trancas. Siento romperte el corazón.- le cogió las manos y se les apretó.
- ¿Y qué me dices de tus sentimientos hacia Kara?- su giró en la conversación la hizo enmudecer. Abrió la boca para decir algo, pero se contuvo.- No huyas del autentico amor. Lo intuyó, ella es la persona indicada, que te complementa. No sé porque te besaste con el profesor, pero seguramente era una forma de huir.
- Sí, tienes razón en lo último.- admitió la barrendera.- Permití que me besará, sólo para demostrarme que no había dejado de ser heterosexual. De inmediato me percaté de mi error. No sentí lo mismo. El beso de Kara me hizo acariciar las estrellas, fue sublime, suave como una pluma y dulce como la miel.
- Lena, recuerda amor es amor.- sus manos siguen entrelazadas y se dan fortaleza mutuamente.- Y respeto a Maxwell no te preocupes, ya lo sabía.
- Gracias por tus consejos.- contuvo brevemente el aire y prosiguió.- Me alegro que lo veas. A parte, el tipo es muy prepotente. Creó que usa y tira a sus amantes a su antojo. Temo que mi rechazo repercuta en mi expediente académico, o afecte al curso.- le daba realmente pavor.
- Esperamos que no. Y si ocurre, puedo dar testimonio de qué el te asedió. No sé cómo, pero el decano de la universidad me tendrá de creer. A parte, sé que también es gay.- la hizo reír con su comentario.- ¿Y bien que has decidido respeto a tu amiga?
- Debo de mirar de hablar con ella.- se vuelve a proponer.- A ver si mañana ya estará a Nathional City...
- ¿Y por qué no le envías un simple WhatsApp? No hace falta que le saques el tema. Sólo la saludas y le deseas un buena semana...Dedujo que Kara debe estar muerta de vergüenza y creyendo haberte espantado.
- Sí, lo haré así.- Lena se levanta con más entusiasmo y le da dos besos. En ese instante se les acerca Alice, trae una bandeja con tres cocteles, que no habían pedido. Se los pone enfrente y se sienta con ellos.
- Un brindis por nosotros, por la amistad y que amor florezca en vuestras vidas.- les deseo y mirando en especial a la chica morena, de ojos hipnóticos y tan profundos. Si no estuviera enamoradísima de Paola, no se la escaparía. Chocaron los vasos y bebieron.
- ¡Vamos, a que esperas a enviarle el mensaje!- insistió Winn.
Lena se coloreó. Cogió su móvil, que seguía vacio de mensajes. Puede que fuera efecto de la embriaguez de aquella tarde, tantas cervezas y aquel combinado, habían anestesiado su mente inquisitiva y miedosa. Localizo el número de Kara y le escribió: "Hola, espero que hayas tenido una buen fin de semana. Hoy no te he visto en el jardín. Me gusta verte leer. Vi a Brian este sabado y me dijo que estabas fuera de la ciudad. Puede que no hayas regresado aún. Espero que estes bien y tengas una buena semana."
Lo envió rápido. Lo releyó y se le pusieron los pelos de punta. ¿Por qué le había puesto, me gusta...? No evito expresar su desconcierto en voz alta. Sus compañeros de mesa se rieron de ella.
- Lena, el alcohol desinhibe. Sólo le has comunicado lo que sientes.- le comentó Alice guiñándole un ojo.
- ¡No quería asustarla más!- trato de borrar lo escrito, porque aún no era posible hacerlo. A parte, le pareció que Kara ya lo había leído. Espero un rato su respuesta, pues también le salía que estaba online. Aún así, no se digno a responderle. Eso le irritó un poco.
- ¡Deja de controlarla!- le indico su amigo.- Dale su espacio. Ya verás que más pronto, de lo que esperas, dará señales de vida.
- Buen consejo. Yo por eso odio las nuevas redes sociales. Las veo nuevas formas de controlar a los otros. Así es el ser humano.- filósofo la propietaria del bar.
- Ayudan mucho, nos permiten estar más conectados con otras personas, familiares y amigos que residen lejos.- las defendió el chico.
- Supongo, que todo requiere un uso adecuado.- opino la barrendera. Consiguen que se distraiga y se olvide por unos momentos de la hermana de su hijo. Puede que fuese mejor que su historia no prosperara.
Lejos de la cafería-bar Flor de Loto, una chica rubia era incapaz de dejar de mirar aquel simple mensaje. Había regresado de Florida la noche anterior. Hablar con su hermana le había ido bien. No obstante, seguía tan pérdida, o más si cabe. Creía que lo más sensato era alejarse de la barrendera. Tenerla como amiga no ayudaría. La deseaba y no quería sufrir más en nombre del amor. Era heterosexual.
Por la mañana se había podido contener. No obstante, no evito controlar la calle con su mirada láser. La vio llegar, detenerse enfrente de su casa y cómo reseguía cada ventana. No andaba mal encaminada sólo que ignoraba que podía mirar a través de las paredes. Estuvo rato esperando, pero se rindió y siguió con su tarea. Barrer que barreras.
Sólo le basto recibir su mensaje para confundirla aún más. ¿Debía de responderle? Una voz interior, muy honda, le susurraba que lo hiciera. Debía de ser fuerte. Los mensajes de WhatsApp podían ser ambiguos y generar falsas expectativas. Determinó ignorarlo. En lo único que no se atrevió era en borrarlo.
Dejo el móvil encima de la mesita de noche y bajo a cenar. Su padre y hermano ya habían parado la mesa. Le dio una colleja a Brian por no haberle dicho que había visto a Lena aquel fin de semana.
- Sí es verdad, la vi. Estaba muy bonita con el pelo suelto.
- ¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora?- le recriminó Kara.
- Intuí que no te apetecía hablar sobre ella. A parte, como bien me dijo Lena, no debo de meterme entre vosotras dos. Aunque, le deje bien claro que se portará bien contigo. Si no se las verá conmigo.- cruzo los brazos e imito uno de sus héroes, en concreto Hulk.
- Pues te dio un buen consejo.- reconoció Jeremías.- Vamos a cenar.
Cenaron armoniosamente, compartiendo las novedades del día y anécdotas del viaje de Kara a Florida. El tiempo transcurrió veloz y se hizo las once de la noche. Acostó a Brian, despidió de sus padres y se encerró a su habitación. Se puso el pijama, miró por la ventana... Lena estaba metida en sus entrañas.
Cogió el móvil para apagarlo, no era bueno dormir teniéndolo abierto. No evito revisar sus WhatsApp. La mayoría eran mensajes de buenas noches. Pero la barrendera no le había vuelto a escribir... Suspiro. Se puso la mano derecha en los labios, rememorando el beso que le dio. Fue tan tierno y dulce.
No quería caer en la misma trampa, ni volver a padecer por amor... dolía demasiado.

*** Nota de la autora ***
Al final me ha resultado un capítulo largo. Espero que os siga gustando. Trato de ser deicada con esa historia. Simplemente expongo en ella, la historia de amor que me gustaría vivir.
Todas en nuestra vida, sea corta o larga, vamos teniendo nuestras historias, interelaciones con otras personas... y pude que todas sean experiencias positivas. Eso nos hace ser más precavidos y nos hace mirar a las personas venideras con anteojos. Puede que a veces, cerramos las puertas a personas que si merecen nuestro afecto, sólo por miedo.
Esta parte tiene agrios-dulces, de contrastes. Por ahora estoy siendo bastante fiel a mi historia original. Lo único que Winn al principio debía de ser un pretendiente de Lena, pero al final será su mejor amigo. Mi personaje original estaba muy sola. Y el papel de adversario de Kara lo he transferido a Max Lord.
Por ahora Lena, aunque confusa, sabe lo que no quiere.
A parte, que Maxwel sea amigo de Lex da juego a la historia.
Hasta otra. ¿Por cierto, Kara le responderá el mensaje al final?
Alguna sugerencia...

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 1 (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)

JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO (Guten Zeien, Schlechte Zeiten) Esta historia es un fanfic de la pareja lésbica de GZCZ, Anni y Jasmin. La historia arranca tras la infidelidad de Anni (para mí un beso si lo es). No sé cómo se desarrollará su trama en la serie. De momento, no me gusta el comportamiento de Anni. Esta enfada y dolida con Jasmin por haber dado cinta sin su permiso. Aún así, eso no quita que te líes con la primera que te sonríe. Aunque, por una vez en la serie debía ser ella la culpable de su crisis de pareja. ¿Es la típica historia de cuando una se va la otra se viene? No quiero ser dura con Anni. Pero no puedo evitarlo, no soporto a personas con su perfil. Sí, a todos aquellos que juzgan a otros porque no siguen sus mismos principios, como a los intransigentes y duros con los errores de los otros. No obstante, se olvidan que todos somos humanos y como tal cometemos errores. Y Anni no es ninguna excepción de la regla. Me ha gustado la evolución de Jasmin en el de...

Sobre Anni y Jasmin de GZCZ

  Hola, alguien me ha preguntado donde ver los capitulos sobre esta linda pareja. Yo lo hice del siguiente modo: hay un grupo de google dedicado a la pareja. Debes de enviarles la solicitud de entrar al grupo enviado en la siguiente dirección de correo: jasanni+noreply@googlegroups.com Solo decir que os encanta la pareja, o os gusta.  Por cierto, los capitulos estan subtitulados en ingles, español, frances... A veces, hay que saber esperar y se subtitulan siempre. :)  

ANNI Y JASMIN, CRISIS DE PAREJA

Anni y Jasmin llevan casi todo este año de crisis. Tras la muerte de Dominic que nada fue lo mismo. Aunque, antes de la perdida de este personaje nuestras chicas volvían a ser perro y gato. Anni se había enfadado con Jasmin por el tema de la discográfica. Hicieron las paces, autoregalándose un viaje al Caribe. Tras el cual, lejos de acercarlas más ha sido un motivo de disputa. Anni se siente agobiada en la relación y hecha en falta más espacio. Jasmin sigue labil emocionalmente tras la muerte de su mejor amigo, y quizás por eso también haya accentuado su dependencia hacia Anni. Son distintas en este aspecto, pues la técnica de sonido es más independieten. Aún asi, Anni parece que tampoco esta preparada para tener una relación más seria (en el sentido de compartir habitación con Jasmin). Le aterra parece.  La cosa empeoro cuando Anni rechazo su oferta de trabajo. Aunque Jasmin no se lo pidió, pero al ver que lo llevaba mal hizo que rechazara aquella oportunidad. El problema er...