Amor es amor, no importa el rostro que lleve
La barrendera se puso
los dedos en los labios, rememorando el beso. Le poseían emociones
contrapuestas. Estaba totalmente confundida y perdida. Había sido el
beso más tierno que le habían dado en su corta vida, y era algo difícil
de borrar.
¿Qué le estaba sucediendo? Ella no era lesbiana.
Resto un tiempo
indefinido sentada al banco. A las diez de la noche empezó a soplar un
viento muy gélido. Seguía flotando y Kara monopolizaba todos sus
pensamientos. Temía haberla asustado, por eso había ido como si le
persiguieran mil demonios. Por unos instantes barajo la idea de ir a su
casa y pedirle perdón. ¿Y qué le diría?
Sacó el móvil de dentro
de su bolsa, deseando ver un mensaje suyo. No había recibido ningún
WhatsApp. Se entristeció. ¿Y si la escribía ella? Desechó la idea. Debía
de respetar el espacio que le había impuesto. A parte, ella misma debía
de aclararse. No quería jugar con los sentimientos de nadie.
Por más que daba
vueltas, seguía sin comprender lo sucedido. ¿Quién había iniciado el
beso? Daba igual. Sus labios habían tenido voz propia y besado a la
chica rubia. La realidad era que le había encantado y se sentía más
viva. En la boca de su estomago tenía muchas cosquillas, quizás eran las
famosas mariposas que relataban las novelas románticas, de perfectos
idilios.
Empezó a tener frió.
Metió sus manos heladas en los bolsillos de los pantalones negros, algo
descoloridos. Supo que era hora de regresar a casa. Llego a las once. No
tenía nada de hambre y se metió dentro de la cama directamente. No
corrió la persiana de la claraboya de su habitación. Le apetecía ver el
firmamento. Aquella noche estaba muy claro. Su padre le dio clases de
astronomía. Era la única actividad que hicieron los dos juntos. A Lex no
le gustaba.
Se volvió a tocar los
labios, aún percibiendo los suaves labios de su amiga. Se los acarició y
empezó a descender su mano hasta sus pechos. Había olvidado aquellas
sensaciones, tan sublimes e intensas, que la hacían estremecer. Eran
como unas hormiguitas que le recorrían por todo el cuerpo. Necesitaba
saciarse, sentirse viva y mujer. Había sido capaz de vivir sin sexo y
sin explorar su sexualidad.
A raíz de su noviazgo
con Nicolás, creía que el sexo estaba sobrevalorado. Sólo había tenido
un novio y su experiencia erótica era escasa. Le parecía un acto muy
maquinal, mete y saca. Al menos, con él fue así. La tomaba en cualquier
lugar, siempre para satisfacer su deseo y excitación. Probablemente
hubiesen ganado el concurso de exhibicionistas. Solía ser frecuente que
terminara toda magullada. Fue una relación muy desastrosa e
irresponsable.
Estaba tan cegada de
amor, que le permitió tener relaciones sexuales sin medidas de
protección. Fue obvió que se quedará embarazada a los 18 años. No se
graduó y tuvo de renunciar a ir a la universidad. A parte, que sus notas
fueron nefastas debido a haberse saltado la mayoría de clases.
Al principio dudo en ser
madre, se creía demasiado joven. Nicolás le hizo más ilusión y le
animo. No supo hasta más tarde, que era un delincuente de poca monta.
Creía que trabajaba de mecánico de coches, aunque la mayoría de veces se
escaqueaba del trabajo para hacer nodillos con ella. Presumía de qué
pronto saldría de su vida de pobretón.
Vivió su embarazó como
su fuera una bendición de Dios. Empezó a exigirle, con más vehemencia,
que hiciera su romance oficial ante sus padres. Se volvió la persona más
responsable del planeta. Lena, aunque intuía que sus padres no lo
aceptarían, no pudo aplazarlo más. Se los comento a los tres meses de
estar encinta. Prefirió comunicárselo sola.
Lionel y Liliana,
reaccionaron mal. Le exigieron de inmediato que abortara. No obstante,
ya era imposible pues ya había transcurrido el plazo para ello.
Barajaron otras opciones, la adopción. Se negó y se mantuvo firme a la
decisión tomada. Entonces, su padre en un intento de ser conciliador le
solicito conocer al padre de su nieto.
Nicolás se presentó en
la mansión Luthor vestido muy elegantemente con un traje alquilado y una
pajarita roja. Estaba muy guapo. Su imitación a chico formal y serio
fracaso. La ropa no convierte a las personas en señores. Su chulería y
sus modales barriobajeros lo delataron.
Lo echaron de casa media
hora después, tras escucharlo. Lena le conoció otro rostro a su novio.
Sus únicas pretensiones era que su suegro le ofreciera un buen trabajo
en su empresa, por el simple hecho de que fuera el padre de su futuro
nieto. Al principio, le siguió el juego. Le hizo una entrevista de
trabajo informal, sólo para que se pusiera en evidencia. No disponía de
experiencia ni de estudios para trabajar en ninguno de sus negocios.
- No soy ninguna ONEGE, debe de usted responsabilizarse de su hijo.- sentenció muy firme.
Nicolás insistió
inútilmente. Al no conseguir su premio, miro a Lena, exigiéndola que se
largara de aquella casa de racistas. No lo dudó, a pesar de qué empezó a
conocer el auténtico rostro de su pareja.
- Si te vas olvídate de
nosotros. Si regresas no te abriremos la puerta.- le advirtió su madre.
Lena protestó, a pesar de sus diferencias, era su familia y los amaba.
Miró a su padre, implorándole más comprensión.
- Ya has escuchado a tu madre.- apoyo a su mujer. Su mirada carbón había una onda decepción.
Se fue con él, con un
nudo en el estomago. Sus progenitores cumplieron su promesa. Doce meses
después, cuando ya había nacido Brian y Nicolás la empezó a dejar de
lado, trato de regresar con ellos. Le cerraron la puerta, prácticamente a
las narices. Le dejaron como regalo unas palabras demasiado dolorosas.
Jamás la tuvieron de haber adoptado. Se quedo sola y con un bebe a quién
alimentar. No tenía nada. Ni su breve incursión como modelo le sirvió,
más que nada fue dinero que le robo su ex de forma miserable. Se había
labrado mala fama en nombre del amor. ¡Qué asco había sido su vida y
todos los hombres!
Aquella noche, ocho años
después, no hubiera querido invocar aquellos recuerdos tan dolorosos
aún. Sólo eran sus miedos prehistóricos y le susurraban que el amor no
existía. Se dejo de tocar y siguió mirando el hermoso firmamento. El
rostro de Kara se dibujó en él, tan luminoso y bonito.
Volvió a sentir como sus
labios rosaban los suyos, su lengua tan dulce... Las mariposas en el
estomago renacieron. No quiso frenar la excitación que aquella evocación
le provocaba. Los besos de Nicolás jamás le habían acariciado el alma,
ni le cortaron la respiración ni le hicieron viajar más allá de las
estrellas. Todo eso en un sencillo y tierno beso. ¿Cómo sería hacer el
amor con aquel ángel de chica?
Se la imagino a su lado,
desnuda y acariciándola. La luz de la luna le iluminaría su precioso
cuerpo blanco. Se quito la ropa y dejo que sus manos fuesen la voz de
sus pensamientos. Sus ojos se mojaron. Embriagada de placer, de algo
indescriptible que no se atrevía a etiquetar. Su amiga era genial, tan
pura y transparente. ¿Quién no le iba a querer?
Se durmió con una
sonrisa en la boca. Descansó muy bien y se levantó con energías. Le
había regresado el hambre. Se puso la radio y busco un canal de música
tranquila. Lo segundo que hizo fue buscar su móvil y comprobar si la
chica rubia le había escrito. Nada. Volvió a dudar de enviarle algo, un
simple buenos días. Lo descarto, sería mejor ir a dónde vivía y hablar
con ella.
Se vistió con su mejor
ropa de su ropero modesto. Se miró otra vez al espejo antes de salir. El
pelo suelto sin duda le quedaba mejor. Anduvo feliz hasta llegar al
barrio Sud. A medida que se iba acercando a calle Hope, incrementaron
sus nervios. Tuvo de sentarse en un banco del parque Central. En su
interior había una intensa tormenta, con rayos y truenos. ¿Qué le diría?
¿Qué no era lesbiana y le había gustado besarse con ella?
No quería jugar con sus
sentimientos. Aunque, el destino le permitiría estar más cerca de su
hijo. ¿Por qué tenía la mente tan retorcida? Había tratado de apartarse
del camino de la hermana de Brian, pero alguna entidad desconocida, se
la ponía otra vez en su camino. ¿Quizás, aquello era una señal divina?
Se iba a levantar, para
regresar a su hogar o perderse por National City, cuando la voz jovial
de su niño la paralizo. No pudo escapar, porque el crió corría hacia
ella. Exploro el entorno, esperando ver a Kara.
- Hola Lena. No hace que
la busques, ayer noche se fue a Florida, a ver a Álex.- le comento al
llegar dónde estaba sentada. Su rostro estaba algo serio.
- Hola, hombretón. ¿Quieres sentarte un rato conmigo? De paso me cuentas, porque estás enfado con ella.
El niño, le obedeció.
Estaba algo mustió. No paraba de mover las piernas y dar patadas a
piedrecitas. La barrendera se sintió algo identificada con él. Cuando
tenía su edad, solía refugiarse mucho en sí misma. Podía estar horas
enteras sin hablar, y más si estaba dolida o enfadada. Solía tragarse la
tristeza, hasta que conseguía darle otro enfoque a sus pesadillas.
- Álex es mi hermana mayor y la extraño. ¿Por qué no me ha llevado con ella?
Lena arregla su pelo
negro, rizado y tan frondoso. Lo entiende pero no halla las palabras
necesarias. En un impulso lo abraza y lo acuna entre sus brazos. Tras un
breve silencio, las palabras le salen solas.
- Puede que Kara,
necesitará estar sola. ¿No te ha ocurrido alguna vez a ti?- Brian se
estiro en sus piernas y dejo que lo meciera. Intentaba hablarlo normal,
como lo haría con otro adulto. Odiaba tratar a los niños con lenguajes
infantiles, como si no pudieran comprender el mundo que les rodeaba. Se
podía contar todo, con tacto y ejemplos sencillos. Lo leyó en una guía
que compro cuando aún era un bebe. Consejo que adopto por convencimiento
personal.
- Sí, a veces. En
especial, si me siento triste o enfadado con alguien.- admite- ¿No la
habrás hecho enfadar ya a los primeros días de noviazgo?- En esa ocasión
es la barrendera quién enmudece y su preciso rostro se colorea de
vergüenza y sorpresa.- Si la hieres como su chica anterior, te
perseguiré por las calles para darte un escobazo en el culo.- se
incorpora y se lo dice como si fuera un adulto.
- Es bueno saberlo
Brian, lo tendré en cuenta si llegamos a ser pareja.-se lo promete, a la
vez que le aclara su estatus social. No quería generarle falsas
ilusiones. Era admirable la naturalidad con que se refería a su hermana,
como si ser lesbiana fuera lo más normal del mundo. Se sintió orgullosa
de él, a pesar de que en su interior habitaban ciertos prejuicios. Le
había gustado besarse con Kara, aún así rechazaba ponerse una simple
etiqueta.
- Disculpa, pensaba que ya salías juntas. A mi hermana se le nota tanto que está enamorada de ti.- le chivo.
- ¿Ah, sí?- no evita preguntarse, percibiendo que el corazón le trota veloz. Puede por miedo o por emoción.
- ¿No lo habías notado?-
Lena le responde con un gesto de barbilla.- Hablemos sobre ti, ya que
soy el hombre de la casa, debo de asegurarme que la trates bien. Para
empezar, ¿qué sientes por ella?
Cruzo los brazos y
espero su respuesta. Descolocada por su directa, opto por ser algo
honesta. En parte, porque necesitaba hablar con alguien.
- La considero una gran chica, muy amable y con un corazón inmenso.
- ¡Chorradas que se dicen para quedar bien y escapar del examen!
- Me gusta estar con
ella, aunque sólo hace una semana y pico que nos conocemos.- se lo dijo
con mucho entusiasmo. Siempre que pensaba en Kara se le iluminaba el día
y se sentía más feliz que nunca.
- ¿La deseas?- Lena se
volvió a ruborizar. Se sentía algo incomoda debatiendo de aquellos temas
con su hijo, y además era aún menor de edad.
- Brian, no te hagas
tantas ilusiones con nosotras. Para empezar, soy heterosexual.- le
confiesa al final. Fue algo dura y contundente. El niño no pareció
dolido por sus palabras secas.
- ¿Por qué niegas lo que
estás sintiendo por mi hermana?- su pregunta-afirmación la descoloco
aún más.- No soy ningún niño tonto o ingenuo. He visto como os miráis e
intuyó que ha ocurrido algo entre vosotras.
- ¿Brian, te has
planteado que es algo entre Kara e yo?- le cuestiona, no sabiendo como
escapar de aquella encrucijada. Su hijo parecía muy maduro y puede que
la comprendiera si le fuera absolutamente sincera. De todos modos, no le
parecía correcto ir ventilando la vida intima de su hermana.
- En eso tienes razón.- admite el niño de ocho años, que aparentaba tener más edad.
- Ya sabía que eras todo un hombretón.- le felicito la barrendera. Chocan sus manos y se ríen un rato.
- Me gustaría tenerte de
cuñada.- insiste, no resignándose a aparejarlas.- Creo que tienes
miedo. Sabes mi madre esta algo fastidiada, porque sus dos hijas
resultaron ser lesbianas. No para de repetirnos: "¡Dios mío, que he
hecho mal para merecer a dos hijas homosexuales!- su modo de decirlo les
hace reír un rato.
- Supongo que le costó aceptarlas.
- Un poco. Pero luego
comprendió, que amor es amor. Así me lo contaron y así lo veo también.
El amor no tiene rostro, sucede sin más y de la persona que menos te
esperas.
Sus palabras le llegaron
al corazón y se sintió algo mal por su homofobia interiorizada. En la
infancia te bombardean con cuentos de hadas entre príncipes y princesas.
Héroes y desvalidas damas que deben de salvar. Romeo/s y Julieta/s,
capaces de morir de amor. No eran copias de la realidad y sólo enseñaban
un falso color rosa de las relaciones humanas. Excluyen de antemano
otras formas de amar.
Amor era amor. No
existían matices. Uno se enamora de personas. La etiqueta no importaba.
La pregunta, seguía siendo: ¿Qué sentía ella, Lena Luthor, por Kara
Danvers?
- Muchas gracias Brian,
hoy me has dado una gran lección.- le agradece. Vuelve a abrazarlo. Al
separarse se percata que ya son las doce del medio día.- Hora de irte
para casa, tus padres te esperan para comer.
- ¡Oh, qué tarde!- se levanto rápido del banco.- Mi madre me matará. Adiós, hasta otra cuñada.
Se va corriendo. A Lena
le cae la baba siempre que lo ve. Se siente muy orgullosa como madre.
Sigue pensando que darlo de adopción fue un gran acierto. Sí, pasó por
penurias económicas, tampoco estaba en uno de sus mejores momentos y no
era lo suficiente madura para criarlo adecuadamente. Los Danvers lo
estaban educando muy bien, con valores sólidos y amor. Dejo que
cuestionarse sus actuaciones pasadas.
Aquella certeza, le despejaba más el laberinto de sus emociones. Aunque, existía una sombra...
¿Debía de confesarle
quién era ella? ¿Merecía la pena hacerlo? Su vida anterior le parecía
tan alejada, que parecía ser otra persona. Ya no era Lena Luthor, era
Lena la barrendera forjada por las duras experiencias de la vida.
El sábado transcurrió
lentamente. Le había aliviado hablar con Brian sobre Kara. A la vez, que
aumento la intensidad del problema. La chica había huido avergonzada
por haberla besado. Su ausencia le provocaba mucha impotencia. Sólo le
diría que era un ser maravilloso, que no sabía si estaba enamorada de
ella, pero le gustaba estar a su lado y compartir momentos. Quizás no le
diría, que un día en clase y todo el sábado estuvo dibujándola en todos
los perfiles. Su escritorio terminó inundando de imágenes de ella.
No recibió ningún mensaje suyo ni la escribió. Respeto su silencio.
Al domingo, realizó la
rutina habitual, parecía que estaba más tranquila. No obstante, por la
tarde le poseyó un irracional ataque de ansiedad. Incapaz de estar sola,
en un impulso llamo a su amigo Winn. Se alegro en escucharla. Por
suerte, estaba libre. Se citaron en la cafetería Flor de Loto. El chico
era muy asiduo a aquel local y sus propietarias lo conocían.
- Hola chicas, os
presento a mi compañera de clase, Lena. Ellas son Paola y Alice, son
pareja desde hace mucho.- les presento al llegar. Se dieron los besos
protocolarios.
- Llevamos ya 15 años.- puntualizó la mujer de pelo corto, que parecía un chico.
- Paola, en realidad son diez. Estuvimos 5 años separadas.
- Esos no cuentan,
porque durante ese tiempo seguía amándote.- le susurro la más femenina,
mirándola con los ojos marrones llenos de amor.
- ¿Y tu cuando llevas
con tu novia?- quiso saber Alice. La barrendera se coloreo. ¿Tanto se
notaba que había algo entre ellas?- Perdona, ha sido una indiscreción
por mi parte. Se les notaba tan enamoradas.
- No te preocupes. La
única que no me he dado cuenta soy yo.- admite. No le apetece desnudarse
ante aquellas desconocidas. Parecían muy agradables, no obstante le
seguía costando hablar sobre sentimientos.
Siguieron tonteando un
rato en la barra. Al entrar nuevos clientes, escogieron una mesa. Fue la
misma que se había sentado con Kara sólo hacía un día y medio.
- Lena, yo también creó
que estás enamorada de la chica rubia. El viernes, cuando la viste, se
te cambio el rostro. Aparte, vi como la dibujabas el otro día a clase.
Tienes muy buen gusto.- su tono de voz era alegre y dulce. Le dio más
evidencias de qué podría ser cierto, le gustaba más de lo que admitía
conscientemente.
A la barrendera le
costaba aceptar sus sentimientos. Nunca se había sentido atraída por
ninguna chica. Y había deseado a Nicolás, hasta perder la cabeza por él.
A pesar, de qué el sexo con él no le satisfacía.
- El problema es que yo no soy lesbiana.- se abrió finalmente.- Sucede que el viernes, al anochecer, nos besamos.
- Amor es amor.- le
respondió. La misma frase que le había expuesto Brian.- Mejor pregúntate
si la deseas, si piensas mucho en ella, si quieres verla cada día, si
te gusto besarla y fundirte entre sus brazos...
En ese instante, la
puerta de la calle se abrió y cerró bruscamente. La paz ambiental se
rompió e hizo que los dos amigos desviasen su atención hacia el recién
llegado. Ambos abrieron los ojos como dos naranjas. Bueno, más el chico.
Pues quién terminaba de llegar era su profesor preferido. Y lo más
sorprendente, o surrealista, fue que se les acercará.
- Hola chicos, ¿puedo
sentarme con vosotros?- y sin esperar respuesta lo hizo.- Os tengo visto
de clase y me he alegrado de ver caras conocidas. Lo siento por mi
atrevimiento, soy nuevo en la ciudad. No conozco a nadie y no tolero
mucho la soledad.
- No te preocupes.-
quito importancia la barrendera. No obvio como la miraba de forma
lasciva. Intuía que el auténtico motivo de juntarse con ellos era ella,
le atraía.
Winn hablo poco, estaba
muy cortado teniendo el hombre que le gustaba al lado. Aunque,
seguramente se dio cuenta de cómo el profesor miraba a su nueva amiga.
También se percato, mucho a su pesar, que Lena le estaba siguiendo el
juego. ¿Por qué lo haría, cuando le había comentado que no le atraía
Max? Para él, sólo era un modo de huir de sus propios sentimientos.
Hablaron animadamente
durante horas sobre las nuevas empresas, formas de hacer negocios, el
panorama social y político. A las nueve, el chico joven se largo. Lena
también quería irse. Max se ofreció a llevarla a casa. Se había sentido
cómoda hablando con él. Era muy guapo, aún así seguía sin atraerle. Aún
así, acepto que le acompañara a su pequeño palacio.
Salieron a la calle y
anduvieron hasta donde tenía aparcado su porche. Debía de ser muy rico,
dedujo Lena. Y para variar, volvió a pensar en su padre. Seguramente, si
novio hubiera sido él, ya estarían casados.
Le abrió la puerta del
copiloto de forma caballerosa y se le cerró. Entro dentro del vehículo
con agilidad. Al ser un auto deportivo su interior era muy reducido. Sin
querer, le toco varias veces la pierna izquierda al cambiar de marcha.
No sintió nada con aquellos leves roces de piel.
El coche se detuvo
debajo de su portal y paro el motor. Se giro y la miró con deseo. En el
fondo, ya intuía que pretendería besarla. No se movió, dispuesta a
recibir sus labios. Eran suaves, pero le resultaron fríos y carentes de
delicadeza. La recién barba le dio agravio. Se separo de él bruscamente,
no queriendo ahondar en el beso, dispuesta a detener aquella locura. No
quería estar con nadie por estar, ni olvidar aquel beso tan intenso,
tierno y precioso de Kara.
Max iba a protestar,
pero su teléfono sonó. Al tener las manos libres activado, se escucho la
voz de quién le estaba llamando. Lena se paralizo en sólo reconocerla.
- Hola Lex, me alegro de saber de ti.
- Hola amigo, he estado ocupado haciendo negocios y expandiendo la empresa familiar.
- Ja, ja... ¡Ya he visto
tu gran negocio, bribón! Está buena April Cesar.- le comenta Max, con
una sonrisa socarrona.- Aunque, circula que es lesbiana.
- Sólo son rumores. La tía le encanta hacer el amor, deberías de ver como gime en la cama.-y se ríe.
Lena es incapaz de
seguir escuchando a su hermano, sacando su mejor rostro. Abrió la puerta
y bajo del coche, a pesar de qué hubiera preferido hablar con Max
respeto lo ocurrido.
- Te llamó en otra ocasión, estoy con una chica...
- Ya entiendo. Ja, ja... ¡Tampoco pierdes el tiempo! Hasta otra amigo.
- Hasta otra tipo
afortunado.- se despidió su profesor. Sale de su automóvil y se le
acerca. No se le escapa que su alumna está incómoda. Des del día que la
vio a clase, con aquella camiseta sin mangas, la deseaba. Su apariencia
era tan salvaje y sensual. Le era igual que fueran profesor y alumna.
- Señor Lord lo siento,
pero no me siento atraía por usted.- le dice directamente Lena, sin
adornos ni filtros. Intuía que su rechazo le afectaría a su ego
masculino.
- Una chica con ideas
claras, eso está bien y me gusta. No busco relación estable.- le
comenta, no parece dolido por su negativa.- ¿No quieres pasar un buen
rato conmigo? Sólo sexo.- le sugiere, mientras se le va acercando para
volverla a abrazar.
- ¡No! ¡No quiero nada
contigo! Eso incluye besos y sexo.- le remarca con vehemencia. Su
insistencia le ha irritado. Él se paraliza y no se le acerca más. Aún
así da unos pasos hacia atrás, para alejarse más.
- ¿No te ha gustado que
te besará? Si parecía que estabas encantada.- le remarcó. Movió su brazo
derecho, para tratar de acariciarle el rostro.
- ¡No es no!- le gritó
la barrendera. Temiendo que se propasará con ella añadió:- ¡Ya basta
Max! Soy una de tus alumnas y si me sigues acosando te denunciare.
- Sabía que eras una
mujer con carácter.- y se río de forma irónica.- Tranquila, hasta ahora
no he obligado a nadie a tener sexo. No quieres, pues tú te lo pierdes.
Bordeo su deportivo,
hasta llegar a la puerta del conductor. Lena no lo perdió de vista en
ningún momento. Tenía el estomagó revuelto. Asco le daba el amigo de su
hermano. ¡Qué pequeño podía ser el mundo! Sólo empezó a respirar con más
calma cuando lo perdió de su campo de visión.
Había cometido otro
grave error. Temía que haberlo rechazado afectase a su carrera, que él
tomará injustas represalias. Otro detalle que le inquietaba era que
fuera amigo de Lex. Debía de ser un amigo posterior, pues no parecía
reconocerla. Había tenido muchos seguidores en la corte de aduladores de
su hermano. Sólo le quedaba un año más de carrera y si todo iba bien le
perdería de su trayectoria.
Subió a su ático
corriendo y volvió a meterse en la cama sin cenar. Sólo le consolaba que
el día siguiente volvía a ser lunes, barrería el barrio Sud y vería a
Kara. Dejó también la claraboya destapada y se durmió admirando en
firmamento. Aquel dulce y tierno beso le seguía haciendo flotar y
anestesiaba todas sus emociones algo convulsas. Era su refugió.
El primer sol del día la despertó. Eran las seis y media de la madrugada. Bostezo y se levantó. Se vistió y preparo algo para comer a medio día. Corrió hasta el barrió Sud y empezó a barrer más pronto. Esperaba que en la calle Hope, 3 habría Kara en el jardín, leyendo como cada día. Entraría, le invitaría a un café y le robaría unos minutos de su existencia. Puede que no hablasen del beso del viernes, pero se perdería en su mirada celestial y su sonrisa dulce.
Aquel lunes estaba
resultando muy cálido, con un sol radiante y nada de viento. Se notaba
que el invierno languidecía y la primavera iba enseñando su patita.
Canto la canción preferida de su amiga Flora, El himno de la alegría. Si
la tristeza se adueñaba de su ser, recurría al poder de la música. La
canción era mítica y vieja, tantas veces interpretada. Una oda a la paz y
de esperanza. Quizás un dulce sueño o una utopía. Pero qué bonito era
imaginarte un mundo mejor y dejar atrás tantas tristezas.
Su amiga la tarareaba a
diario, era como el aire que la hacía navegar en mares inciertas. No
importaba el tiempo que hacía ni si como se encontrase. Incluso, lo hizo
en su último aliento. Lena la adopto como su amuleto. Aunque, sólo la
cantaba cuando se sentía pletórica y feliz. Si sentía enfurruñada con el
mundo le era difícil descentrarse y cantar.
Y barriendo alegremente y
canturreando aun aquel himno llego a la casa de los Danvers, a las 8
am. Su precioso jardín, con algunas flores florecidas, estaba desértico.
Se imagino a Kara oculta, en alguna alcoba de su casa, espiándola. Era
tan tímida su musa que le enternecía aún más. Quisiera facilitarle las
cosas. ¿Y si llamaba al timbre?
Observo con atención
todas las ventanas. No le pareció que hubiera nadie observándola a
retaguardia. No se atrevió abrir la puerta del jardín y dirigirse a la
puerta de la casa. No era el momento ni el lugar. Puede que aún no
hubiera llegado de Florida, o quizás ha había empezado a trabajar. Pero
recordó que empezaba el lunes siguiente y el miércoles iba a firmar el
contrato.
La barrendera desistió.
Dejo de cantar y siguió barriendo de forma maquinal. Su alma era como un
globo deshinchado o roto. ¿Y si el viernes había hecho alguna cosa
incorrecta? ¿Por qué había huido de aquel modo, como si hubiera hecho
algo malo? Le dolería si la chica rubia no le volviera a hablar nunca
más.
Estaba realmente
atrapada por aquella chica tan angelical y de mirada tan celestial.
Quería saber de ella y que le dijera que estaba bien. Determinó que
cuando terminará el turno le enviaría un WhatsApp.
Terminó de barrer pronto
aquel día. El haber madrugado más le había ayudado. Se sentía muy
cansada. Se comió el bocata del desayuno, que le sirvió de comida. Se
dirigió en el piso y se cambio de ropa. Por ganas no hubiera ido a la
universidad. Pero al final fue, necesitaba a hablar con Winn. La
conversación de ayer se había quedado a medias. Dudaba de si confiarle
el accidente con Maxwell Lord.
Espero a su amigo a la
puerta del aula. Él al verla, luciendo una mirada con una honda
tristeza, la cogió por la espalda y la tentó a hacer pila. Terminaron
Flor de Loto bebiendo cervezas. Winn la hizo reír con sus aventuras
infantiles y sus historias del ambiente.
- Los chicos solemos ser más prácticos. Pero hay cada loco suelto.
- Vosotros siempre lo
tenéis más fácil. No tenéis tantos complejos. Ni tenéis ninguna sorpresa
indeseable.- opinó Lena, descolocando algo al chico joven.
- Eso no es así, tenemos
de vigilar de no pillar ninguna enfermedad de transmisión sexual.-
remarcó Winn, no había captado su indirecta.- Siempre hay usar
preservativos. Lena, me caes muy bien y me preocupas. Por eso quiero
ayudarte. Hoy te veo más triste que ayer.
- Gracias Winn.- respira
profundamente y deja ir el aire rápidamente.- Ayer permití que el
profesor Lord me acompañara a casa. No sé porque fui tan inconsciente...
¡Dios, estaba tan claro que le atraía!
El rostro del chico
moreno se puso muy serio. Musito algo sin sentido. La barrendera pensó
que no la creía. Sería plausible que sus sentimientos hacia él le
nublasen la razón. Lamentó de inmediato haber confiado en su amigo.
Lena, estaba tan acostumbrada a que la gente no la apoyara, que no
vendría de nuevo su rechazo.
- ¿Qué te hizo? ¿No te habrá violado?- atino a decir al final. Sus ojos no disimularon su decepción.
- No. Nos besamos...- la chica morena, agacho la cabeza, algo avergonzada.
- ¡Ah...!- sólo musito su amigo, con los ojos algo húmedos.
- Sí, es heterosexual hasta las trancas. Siento romperte el corazón.- le cogió las manos y se les apretó.
- ¿Y qué me dices de tus
sentimientos hacia Kara?- su giró en la conversación la hizo enmudecer.
Abrió la boca para decir algo, pero se contuvo.- No huyas del autentico
amor. Lo intuyó, ella es la persona indicada, que te complementa. No sé
porque te besaste con el profesor, pero seguramente era una forma de
huir.
- Sí, tienes razón en lo
último.- admitió la barrendera.- Permití que me besará, sólo para
demostrarme que no había dejado de ser heterosexual. De inmediato me
percaté de mi error. No sentí lo mismo. El beso de Kara me hizo
acariciar las estrellas, fue sublime, suave como una pluma y dulce como
la miel.
- Lena, recuerda amor es
amor.- sus manos siguen entrelazadas y se dan fortaleza mutuamente.- Y
respeto a Maxwell no te preocupes, ya lo sabía.
- Gracias por tus
consejos.- contuvo brevemente el aire y prosiguió.- Me alegro que lo
veas. A parte, el tipo es muy prepotente. Creó que usa y tira a sus
amantes a su antojo. Temo que mi rechazo repercuta en mi expediente
académico, o afecte al curso.- le daba realmente pavor.
- Esperamos que no. Y si
ocurre, puedo dar testimonio de qué el te asedió. No sé cómo, pero el
decano de la universidad me tendrá de creer. A parte, sé que también es
gay.- la hizo reír con su comentario.- ¿Y bien que has decidido respeto a
tu amiga?
- Debo de mirar de hablar con ella.- se vuelve a proponer.- A ver si mañana ya estará a Nathional City...
- ¿Y por qué no le
envías un simple WhatsApp? No hace falta que le saques el tema. Sólo la
saludas y le deseas un buena semana...Dedujo que Kara debe estar muerta
de vergüenza y creyendo haberte espantado.
- Sí, lo haré así.- Lena
se levanta con más entusiasmo y le da dos besos. En ese instante se les
acerca Alice, trae una bandeja con tres cocteles, que no habían pedido.
Se los pone enfrente y se sienta con ellos.
- Un brindis por
nosotros, por la amistad y que amor florezca en vuestras vidas.- les
deseo y mirando en especial a la chica morena, de ojos hipnóticos y tan
profundos. Si no estuviera enamoradísima de Paola, no se la escaparía.
Chocaron los vasos y bebieron.
- ¡Vamos, a que esperas a enviarle el mensaje!- insistió Winn.
Lena se coloreó. Cogió
su móvil, que seguía vacio de mensajes. Puede que fuera efecto de la
embriaguez de aquella tarde, tantas cervezas y aquel combinado, habían
anestesiado su mente inquisitiva y miedosa. Localizo el número de Kara y
le escribió: "Hola, espero que hayas tenido una buen fin de semana. Hoy
no te he visto en el jardín. Me gusta verte leer. Vi a Brian este
sabado y me dijo que estabas fuera de la ciudad. Puede que no hayas
regresado aún. Espero que estes bien y tengas una buena semana."
Lo envió rápido. Lo
releyó y se le pusieron los pelos de punta. ¿Por qué le había puesto, me
gusta...? No evito expresar su desconcierto en voz alta. Sus compañeros
de mesa se rieron de ella.
- Lena, el alcohol desinhibe. Sólo le has comunicado lo que sientes.- le comentó Alice guiñándole un ojo.
- ¡No quería asustarla
más!- trato de borrar lo escrito, porque aún no era posible hacerlo. A
parte, le pareció que Kara ya lo había leído. Espero un rato su
respuesta, pues también le salía que estaba online. Aún así, no se digno
a responderle. Eso le irritó un poco.
- ¡Deja de controlarla!- le indico su amigo.- Dale su espacio. Ya verás que más pronto, de lo que esperas, dará señales de vida.
- Buen consejo. Yo por
eso odio las nuevas redes sociales. Las veo nuevas formas de controlar a
los otros. Así es el ser humano.- filósofo la propietaria del bar.
- Ayudan mucho, nos
permiten estar más conectados con otras personas, familiares y amigos
que residen lejos.- las defendió el chico.
- Supongo, que todo
requiere un uso adecuado.- opino la barrendera. Consiguen que se
distraiga y se olvide por unos momentos de la hermana de su hijo. Puede
que fuese mejor que su historia no prosperara.
Lejos de la cafería-bar
Flor de Loto, una chica rubia era incapaz de dejar de mirar aquel simple
mensaje. Había regresado de Florida la noche anterior. Hablar con su
hermana le había ido bien. No obstante, seguía tan pérdida, o más si
cabe. Creía que lo más sensato era alejarse de la barrendera. Tenerla
como amiga no ayudaría. La deseaba y no quería sufrir más en nombre del
amor. Era heterosexual.
Por la mañana se había
podido contener. No obstante, no evito controlar la calle con su mirada
láser. La vio llegar, detenerse enfrente de su casa y cómo reseguía cada
ventana. No andaba mal encaminada sólo que ignoraba que podía mirar a
través de las paredes. Estuvo rato esperando, pero se rindió y siguió
con su tarea. Barrer que barreras.
Sólo le basto recibir su
mensaje para confundirla aún más. ¿Debía de responderle? Una voz
interior, muy honda, le susurraba que lo hiciera. Debía de ser fuerte.
Los mensajes de WhatsApp podían ser ambiguos y generar falsas
expectativas. Determinó ignorarlo. En lo único que no se atrevió era en
borrarlo.
Dejo el móvil encima de
la mesita de noche y bajo a cenar. Su padre y hermano ya habían parado
la mesa. Le dio una colleja a Brian por no haberle dicho que había visto
a Lena aquel fin de semana.
- Sí es verdad, la vi. Estaba muy bonita con el pelo suelto.
- ¿Y por qué no me lo has dicho hasta ahora?- le recriminó Kara.
- Intuí que no te
apetecía hablar sobre ella. A parte, como bien me dijo Lena, no debo de
meterme entre vosotras dos. Aunque, le deje bien claro que se portará
bien contigo. Si no se las verá conmigo.- cruzo los brazos e imito uno
de sus héroes, en concreto Hulk.
- Pues te dio un buen consejo.- reconoció Jeremías.- Vamos a cenar.
Cenaron armoniosamente,
compartiendo las novedades del día y anécdotas del viaje de Kara a
Florida. El tiempo transcurrió veloz y se hizo las once de la noche.
Acostó a Brian, despidió de sus padres y se encerró a su habitación. Se
puso el pijama, miró por la ventana... Lena estaba metida en sus
entrañas.
Cogió el móvil para
apagarlo, no era bueno dormir teniéndolo abierto. No evito revisar sus
WhatsApp. La mayoría eran mensajes de buenas noches. Pero la barrendera
no le había vuelto a escribir... Suspiro. Se puso la mano derecha en los
labios, rememorando el beso que le dio. Fue tan tierno y dulce.
No quería caer en la misma trampa, ni volver a padecer por amor... dolía demasiado.
*** Nota de la autora ***
Al final me ha resultado
un capítulo largo. Espero que os siga gustando. Trato de ser deicada
con esa historia. Simplemente expongo en ella, la historia de amor que
me gustaría vivir.
Todas en nuestra vida,
sea corta o larga, vamos teniendo nuestras historias, interelaciones con
otras personas... y pude que todas sean experiencias positivas. Eso nos
hace ser más precavidos y nos hace mirar a las personas venideras con
anteojos. Puede que a veces, cerramos las puertas a personas que si
merecen nuestro afecto, sólo por miedo.
Esta parte tiene
agrios-dulces, de contrastes. Por ahora estoy siendo bastante fiel a mi
historia original. Lo único que Winn al principio debía de ser un
pretendiente de Lena, pero al final será su mejor amigo. Mi personaje
original estaba muy sola. Y el papel de adversario de Kara lo he
transferido a Max Lord.
Por ahora Lena, aunque confusa, sabe lo que no quiere.
A parte, que Maxwel sea amigo de Lex da juego a la historia.
Hasta otra. ¿Por cierto, Kara le responderá el mensaje al final?
Alguna sugerencia...
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