JANET
Narra Janet Forrester
Estoy enamorada de Kara
des de mi infancia. Cuando mis tíos nos la presentaron me impresiono,
con su pelo rubio como el oro, su sonrisa grácil y pura. Conectamos de
inmediato. Estaba feliz de tener a una prima de mi edad, con quién jugar
y compartir momentos. Mis dos hermanos y resto de primos eran más
mayores que yo. Al ser la pequeña del clan Danvers-Forrester tenía sus
privilegios e inconvenientes. Por ejemplo, cuando me iba haciendo mayor
deje de ser la pequeña de la casa, su juguete. Al estar en distintas
edades, los intereses habían variado.
La llega de Kara en mi
vida, supuso una bocanada de aire cálido. Me gusto convertirme en su
mentora, en mi compañera de travesuras y en mi cómplice. Álex no tardo
en unirse en nuestro club. Me molesto un poco, porque me encantaba estar
al centro de la existencia de mi prima. Pero de repente le invadió el
espíritu de hermana mayor. Aquel milagro ocurrió tras de qué Kara
estuviera enferma y tuvieron de internarla al hospital.
Jamás supe que tuvo,
nadie me conto nada sobre aquello. Mi amiga tampoco fue muy explícita
cuando se le pregunte tras recibir la alta médica. Había un halo de
misterio respeto a ese incidente y en su adopción. Pero por aquel
entonces, a casi los 9 años y pico, no sueles meditar si lo que ocurre
tiene lógica o no. En cierta forma tragas sin masticar las vivencias. A
parte, los adultos no suelen regalarte explicaciones convincentes.
Kara regreso a mi vida y
Álex se convirtió incondicional de nosotras dos. Y sí, me molesto mucho
que se entrometiera en mi relación con ella. Me encantaba mucho estar
con mi prima, hacerla reír, acariciar su piel y cuando estaba lejos ya
la extrañaba. La creía mía y no me imaginaba un futuro sin su compañía.
Lo sé, puede parecer muy prematuro. Por aquel entonces, no tenía
consciencia de estar enamorada, o que aquello era amor. Era mi amiga del
alma, con la cual un día hicimos un pacto de sangre. Ser siempre amigas
hasta el fin de nuestras vidas.
El tiempo transcurrió
veloz y crecimos. En la adolescencia me desarrolle un poco más pronto
que ella. Los chicos empezaron a irme detrás. No obstante, ninguno de
ellos me atraía. Sintiéndome algo rara, trate de salir con un chico,
algo mayor que yo.
Fue una experiencia
fallida, que me ayudo a definir mi orientación sexual. Me percate
entonces de mis sentimientos hacia Kara. Sólo tenía ojos por ella. Su
sencillez me fascinaba y creía que era la única que la sabía valorar.
Siempre iba tan despistada, despreocupándose por su aspecto. No sé
porque le anime a ser más femenina. Quizás quería verla relucir como el
mejor de los diamantes.
Al hacerme caso, empezó a
radiar y a echar mucha luz. Me fije que no era la única que perdía por
la cabeza por ella. No obstante, a todos los que le proponían salir con
ella les daba calabazas. Eso me hacía feliz, creí que nadie nos
separaría. Realmente, existía una enorme conexión entre las dos y nos
gustaba abrazarnos, restar horas enteras escuchando música comiéndonos
con la mirada y sin decir nada. Nunca llegamos a besarnos. Nunca
cruzamos aquella delgada línea roja.
No me atrevía a
confesarle mis sentimientos. No estaba segura que me correspondiera por
igual, a pesar de a veces la había pillado mirándome embobada. Pero
aparecio en nuestros destinos James y lo cambió todo. Jamás entendí que
le veía Kara. Lo veía un ser muy engreído y ambicioso. Me dominaron los
celos y fui muy irracional. Podía soportar estar a su lado, aún sabiendo
que no la podría besar ni acariciar, pero me mataba tenerla tan lejos e
ignorándome.
La situación empeoro
mucho más cuando pille a su novio liándose con una compañera de trabajo.
Él al percatarse de mi presencia en aquel local, y en consecuencia
verse infraganti, me intercepto en la puerta cuando me iba. Me cogió del
brazo derecho de malos modos, para arrastrarme hacia el exterior y a la
primera callejuela se metió.
- ¡No te atreverás a
decirle nada a tu prima, bollera de mierda! ¿Crees que no me he dado
cuenta de que estás enamorada de ella? ¡Asco me das!
- ¡Déjame, me estás
haciendo daño!- tratando de librarme de sus garras. Me cogía las dos
manos y tenía mi cuerpo aprisionado contra la pared. A pesar de la poca
luz de la zona, me fije que sus ojos carbón le brillaban de lujuria.
- Eres un ser abominable
y antinatural. No quiero que te acerques a mi chica, no la llevarás por
mal camino.- me agarro la cabeza con su mano derecha y me dio un golpe
en la cabeza. Luego la bajo hacia mi cuello. Por unos instantes creí que
me ahogaría, incluso mire hacia la calle principal. Trate de librarme
de su opresión, pero era más fuerte que yo. Me dio un fuerte bofetón,
pero respire algo más tranquila, al dejar de sentir su mano en mi
cuello.- Seres como tú no deberías de existir.
Lo peor fue que no se
conformó con agredirme verbalmente, sino que termino tirándome al suelo y
me dio varias patadas. Sólo atine a protegerme el rostro con las manos.
Mi tórax y abdomen recibieron la mayoría de los golpes. Algo lo detuvo,
quizás un atisbo de consciencia o al escuchar las voces de un grupo de
adolescentes. Se fue tras volverme a amenazar, ni se digno a estudiar
los daños ocasionados en mi joven cuerpo.
Empece a llorar, pero
nadie escucho mi llanto. Pudo haber gritado, pero me poseyó la vergüenza
y me sentí muy indefensa. A pesar de ser verano, me sentía helada y
tiritaba. Una fuerza más poderosa que mi orgullo herido, hizo que no me
rindiera. Alcance a sacar el móvil de la bolsa, busque el número de Álex
y la llame. Era la única persona con la cual confiaba y estaba segura
de que no me juzgaría.
Mi prima no tardo en
llegar. Sus ojos se llenaron de lágrimas, se agacho a mi lado y me
abrazo. Le conte la pura verdad, sin ocultarle mi orientación sexual.
- Janet, eso no puede
quedar impune. ¡Debes de denunciar a James!- opinó tras escuchar mi
negativa a acudir a la policía y al hospital.
- Tiene razón, ser gay
es antinatural. Y Kara me odiará...- me sentí muy hundida y me costó
mucho superar aquella agresión. Era joven y aún no había asumido del
todo mi identidad. No fue una experiencia nada gratificante ni ayudo a
aceptarte.
- ¡No lo es, sácatelo de la cabeza!- exclamo con vehemencia Álex.- Cualquier agresión es intolerable.
Cogió el móvil para
contactar con la policía. Pero se lo impedí. Sólo le permití que me
trasladara a un hospital. Mentí. La versión oficial fue que iba borracha
y me caí por unas escaleras de la calle.
Lo irónico de todo, al
final perdí igualmente a Kara. A pesar de ceder al chantaje de su novio y
callar. No sólo mis celos tuvieron la culpa, él supo manipularla y
separarnos.
Fui cayendo en una honda
depresión. No me atrevía a hablar con nadie. Me sentía muy sola y
sucia. Álex trato de ayudarme pero la expulse de mi vida. La estocada
final vino cuando Kara irrumpió en mi casa, acusándome de cosas
horribles, como no querer su felicidad al no apoyar su relación con
James. En aquel instante, pude haberle mentido para perseverar nuestra
amistad. Pero no lo hice, debía de tener dignidad.
Lo que me hundió
definitivamente, fue al enterarme por mis padres, que Kara se había
marchado. Lo había dejado todo, incluso su posesivo novio, para irse
lejos. Nadie sabía el destino de su viaje sin fecha de retorno. No sé
porqué, pero una parte de mi creyó que la había fallado. Algo le había
sucedido, que le había trastocado la existencia y no había estado a su
lado.
La vida se me estaba
haciendo insufrible, sintiéndome sucia, culpable y con un profundo
rechazo a mi orientación sexual. ¿Por qué no era heterosexual? Mi vida
hubiera sido más fácil. Fue en una noche, la más oscura de todas cuando
me decidí. Ya llevaba días barajando aquella opción. Un mundo sin Kara
no tenía sentido. Me levanté, me dirigí a la salita y fui directa al
cajón donde mi madre guardaba sus pastillas para el insomnio. Pase por
la cocina y llene un vaso de agua. Regrese en la habitación.
Saque las píldoras
lentamente. Me detuve, consciente que estaba iniciando un sendero sin
retorno. Pensé en mis padres, en mis hermanos... Les debía una
explicación. Me incorpore, me acerque a mi escritorio y en una hoja
escribí mi carta de despedida. ¿Debía de confesarles mis verdaderos
motivos? ¿Pero de qué les ayudaría saber que era lesbiana, una
degenerada? Si ellos mismos serían los primeros en crucificarme. Tampoco
se me habían escapado algunos de sus comentarios homofóbicos.
Termine escribiendo lo
típico que se suele decir. Fue en un momento de más lucidez mental, que
me impulso a enviarle un mensaje a Álex. Y ese gesto me salvó. De todos
modos, se que una parte de mí murió aquella noche. Sí, sobreviví pero la
paz de mi vida se terminó. Mis padres me llevaron al psicólogo, estuve
casi un año en tratamiento. Fue duro. Aprendí a quererme y aceptarme. Y
mi familia asumió mi orientación sexual. A fin de cuentas, como suele
decirse, en última instancia preferían verme con ganas de vivir que con
parejas de mi mismo sexo.
Álex me ayudo mucho y
descubrí porque me comprendía tanto. Pues ella también era lesbiana y
estaba en la misma fase que yo. Y si tuvimos una pequeña historia de
amor, las dos sabíamos que no llegaría a buen puerto. Éramos dos buenas
amigas que se consolaban y se permitían sentir en son de su naturaleza.
Kara, la insensible y
ausente completamente de nuestras vidas (excepto por su hermana, con la
única que se comunicaba), seguía muy arelada en mi interior. Algunas
veces la odiaba y la maldecía. Momentos que le culpaba por mi desdicha.
Otras veces, la extrañaba.
Como ya he dicho, no fui
la misma de antaño. Antes era una chica jovial, segura de mi misma y
con las ideas muy claras sobre mi futuro. Pero todo aquello se perdió.
Me sentía un ser muy frágil, perdido y todo había perdido su sentido.
Cambiaba de opinión constantemente, tendía a tener conductas adictivas y
solía padecer episodios depresivos. ¿Por qué me costaba tanto superar
mi pasado?
Todo pareció que
cambiaría cuando conocí a una bella doctora, que me atendió cuando tuve
un accidente automovilístico. Habido cometido la temeridad de conducir
bajo los efectos del alcohol. Fue una preciosa historia de amor. Volví a
soñar con los ojos abiertos y conocer por fin el auténtico amor. Puede
que lo que sentía hacia mi prima fuera sólo un alumbramiento.
Viví creyendo que el
pasado estaba superado. Aunque, a veces Kara se me colaba en mi mente. A
veces eran pesadillas y otros sueños húmedos. Agradecía que sólo fuera
aquello, un sueño. El problema surgió cuando hacía tres años mi obsesión
reapareció.
La familia Danvers y
Forrester la acogió como si nada en sus vidas, incluso le hicieron un
recibimiento digno de reina. Y lo más sorpresivo, que su pareja era una
mujer. La elegante y exuberante Lena Luthor. Hacían una bonita pareja.
Los celos regresaron. Y todos los años compartidos con mi mujer, con la
que tenía dos hijas, se convirtieron en cenizas. Trate de engañarme,
pero Júlia ya lo dedujo desde siempre.
El fracaso matrimonial
me afecto mucho. Me odiaba por no querer como se merecía a mi pareja. Me
odiaba por destruir lo que tocaba. Me odiaba por seguir deseando a Kara
y habérselo contado hacia tres semanas. No debía, pero tras escuchar
que estaba teniendo problemas con Lena, le aseche.
Llevaba tanto tiempo
albergando aquellos sentimientos, que me estaban asfixiando y quizás me
convertían en una mala persona. Pero ya empezaba a ser hora que fuera
sincera conmigo misma. La amaba.
Jamás le revelaría mi
calvario, o mi mayor vergüenza. No quería alimentarle ningún atisbo de
culpa. En el fondo, el único culpable era James. El cual abandono Garden
City tras romper con Kara. Hay quién cree que sólo perseguía la riqueza
de los Danvers. Quizás nunca se sepa, porque no se supo nada más de él.
En mis entrañas sólo espero que no se cruce nunca más en mi camino.
Es 23 de Junio y estoy
muy feliz. Trabajo en la cooperativa familiar, codo a codo con mi prima.
Ha creído en mí, a pesar de mi problema de adicción al alcohol. Le he
prometido que seguiré acudiendo a terapia y confiaría con nuestro equipo
de enólogos. Mis tareas consistirían en promocionar nuestro vino,
contabilidad y finanzas.
- Me gustaría ir
contándote más sobre mis tareas.- me enuncio mi prima unas semanas
antes.- Planeo hacer un viaje con Lena, puede que este fuera un mes, y
deberás dirigir tú la empresa. ¿Te ves preparada?
- ¡Por supuesto que sí!-
iba a salir del despacho, me apetecía encerrarse al cuarto de baño y
llorar. Kara nunca me escogería. Seguía apostando por su Lena, quien la
estaba plantando constantemente. ¡Qué injusta era la vida!
- Gracias por tu
comprensión.- me acepto aquel gesto y me dirigió hacia la puerta. Pero
me volvió a hablar. Me recordó a la chiquilla tímida y vergonzosa de
cuando era adolescente.- No te abrí mi corazón el día que me dijiste que
me querías.
Me helé al sentir sus
palabras y no pude retener mis lágrimas. No me las seque. Me gire y le
sonreí. Me asenté en la silla de delante a su escritorio, tratando de
ser prudente. No creía que sus sentimientos hubiesen dado un giro de 180
grados.
- Te amaba, pero me di
cuenta años más tarde. Quise comentártelo cuando regrese, pero no me
pareció adecuado. A fin de cuentas, las dos habíamos rehecho nuestras
vidas.
- Te entiendo. No te
preocupes, tienes algo hermoso con Lena y debes de tratar de arreglarlo.
Siempre lamentare no haber sido más valiente entonces. Quizás...- le
fui sincera, a pesar de qué deseará que fracasaran. Y más en saber que
me quiso. Aquello me daba alas.
- Janet, no le des más
vueltas. ¿De qué nos servirá respondernos a la eterna cuestión, y
si...?- filosofo mi prima.- Sólo te lo cuento, porque sepas que eres muy
especial para mí. Pero amo a Lena. Las experiencias compartidas, que
han sido muchas, me han indicado que es la mujer de mi vida. Sé que no
te cae bien, pero para mí es la mejor persona del mundo. Sólo deseo que
pronto conozcas a otra chica y te llene, tanto como lo hace Lena.
- Bueno, para ti es
fácil de decir. ¡Cómo si fuera tan fácil mandar al corazón!- no evito
exclamar con rabia. Se levantó y se marcho dando un portazo. Me
poseyeron unas ganas enormes de coger una botella de vino y bebérmela
toda. No lo hice. Debía tener sólo paciencia. Mi prima política algo
traía entre manos, tan irse a National City no era normal. ¿Y si tenía
una amante allí? ¿Cómo podría averiguarlo? No dejaré que nadie más le
rompa el corazón a Kara.
Fiesta de inauguración del vino Fuego y cava Lena
Eran ya las nueve de la
noche y la presidenta de la empresa seguía sin aparecer. Me empecé a
preocupar. Hablé con el maestro de ceremonias, que había alterado el
orden de los actos. Los asistentes empezaban a impacientarse en no ver a
Kara entre los presentes. Tuve de asumir el mando y quizás realizar el
discurso. No me gusta hablar en público, las palabras no me salían. Los
camareros no paraban de pasar con sus bandejas llenas de comida y
bebida. Estuve tentada en beberse sólo una copa. Lo necesitaba.
- Sra. Forrester, quizás
que se decida. Hay gente que se va y los críticos se están quejando,
algunos les están esperando a otro sitio. Le recuerdo que si no pueden
hacer las críticas de sus nuevos productos...- le recordó el ayudante de
márquetin.
- Sí, sí de acuerdo...-
accedó tartamudeando. Pero en lugar de dirigirme a la zona dónde había
el micro, enfrente de todos, entro en el edificio de las oficinas. Sacó
el móvil y trato de localizar de nuevo a mi prima. Había línea, no
estaba comunicando, pero no me lo cogió.
No podía salir, más
preocupada por su ausencia. Tampoco me podía largar de aquel modo.
Regreso a la fiesta y localizo, entre tanto gentío, a mi hermano mayor
que era publicista. Le pidó salir un momento de la muchedumbre y le
exijó que me sustituyera.
- ¡Estás loca!- me
escupió de inmediato.- Debes quedarte y no defraudar más a la familia.-
sus palabras me hirieron profundamente, intuía que la mayoría pensaban
lo mismo de mí.
- Estoy preocupada por
Kara.- como veían mis sentimientos hacia ella como una obsesión, una vía
de tren sin destino, no me tomaban en serio.
- ¡Janet por favor, no te has parado en pensar que debe estar con Lena!- lo dudaba, porque sabía lo mucho que le importaba que nuestro vino tuviera un buen lanzamiento.
- ¡Janet por favor, no te has parado en pensar que debe estar con Lena!- lo dudaba, porque sabía lo mucho que le importaba que nuestro vino tuviera un buen lanzamiento.
Desesperada opte por
pedírselo al maestro de ceremonia. Hubiera podido recurrir a mi otro
hermano, que era enólogo. Pero no quise perder más tiempo. Por suerte
había escogido la moto para ir a trabajar y halle poco tráfico. La casa
de mi prima estaba sumergida en la absoluta oscuridad. Kara estaba,
porque a fuera había su camioneta.
Entre como una autómata.
No hizo falta rastrear las habitaciones. Vi de inmediato que había una
luz tenue en la salita-biblioteca. Corrí hacia allí y la encontré tirada
al suelo, con el cuerpo lateralizado hacia la puerta. Su rostro estaba
sucio de su propio vómito, de un color marrón-verde. Su mano derecha
seguía agarrando una botella, que parecía de licor. Jamás la había
visto. Me agache y busque su pulso. Por suerte, había llegado a tiempo.
Saque el móvil y solicite ayuda médica.
Los técnicos no tardan
en llegar. Tratan en vano ponerle una vía en vena para administrarle
medicamentos. Era alucinante, las agujas se doblegaban o se rompían. Su
amor parecía de acero. Le acaricio el rostro, su piel era suave y no le
parecía de metal. Le pasaron por la cabeza alocados pensamientos. ¿Y si
prima era un robot? ¿O bien, la habían sustituido por un robot?
- Lo sentimos, sino
podemos aplicarle medicamento ni nada, no la podremos recuperar.- se
disculpo el sanitario de mayor edad, que debía de ser el médico.
El mundo se me caía
encima y me sentía muy impotente. Una voz interna me susurró un nombre.
No lo dude. Sabía que ella no me fallaría.
- Álex, necesito que
vengas a Garden City. Muy urgente, tu hermana está entre la vida y
muerte.- sólo hubo un minuto de silencio y todo estuvo en marcha.- De
acuerdo, pediré que los técnicos se marchen.
- Lo siento, su hermana
me ha recordado que Kara no quería ser reanimada.- y le enseño el
documento online que lo apoyaba. Su prima mayor había sido muy rápida
enviándolo. De igual modo, que también fue un rayó en aparecer en la
casa, junto a otros sanitarios militares.
Se acordó de la botella,
era importante que se la llevaran para analizarla. Quizás había
mezclado aquel licor con alguna clase de fármaco. ¿Podría haber sido una
tentativa de suicidio?
Por desgracia el licor
se había caído y derramado todo el líquido. La agarró y se le enseño a
Álex. Al verla su rostro le cambio algo. La cogió y metió dentro de una
bolsa. Actuaban igual como si fueran policías.
- ¿Has avisado a Lena?
- No.- respondí de
inmediato.- Esta en National City, eso creo. Debía de regresar hoy, pero
ya ves que no está.- no disimulo su odio hacia ella.- Kara estaba muy
dolida por su desplante, puede...
- ¡Mi hermana jamás trataría de quitarse la vida!- exclamó rápidamente.- Trataré de localizar a mi cuñada.
Ocurrió lo que me
intuía. El móvil de la Luthor estaba desconectado o fuera de cobertura.
No evite reírme de satisfacción, no me había errado. Álex me lo
reprocho.
- Teniente Danvers, ya es seguro el traslado de la Coronela al hospital de la DEA.
Estoy totalmente
descolocada. ¿A dónde se referían? Mi prima trabajaba para el ejército,
debía de ser una sección de él. Observé el cuerpo inerte de Kara. Me
fije de inmediato que le habían podido poner las vías y además llevaba
un collarín de un verde muy chillón, parecía de metal radiante. Jamás lo
había visto, y eso que había estado a varios hospitales. En el que
trabajaba mi ex, era muy moderno a nivel tecnológico y nunca había visto
nada parecido.
- ¡Vamos Janet,
acompáñanos! Tengo de explicarte muchas cosas. A parte, armarías las de
san quintín si no te permito venir.- se lo agradezco.
Al salir a la calle, me
quedo aún más alucinada en ver la pequeña nave en la que subimos. Por
eso han acudido tan rápido a rescatar a Kara. No era ningún sueño de los
míos ni fruto de mis borracheras.
Horas más tarde...
Kara ha recuperado la
consciencia. No me permiten estar con ella. Aún debo de hablar con Álex.
No paro de moverme por aquella extraña base. Procuro no incomodar a
nadie ni entorpecer sus tareas. Me acerco a la puerta de su box. Deseo
verla, pero intento dominarme. Puedo escuchar perfectamente a mis primas
discutir una cuestión.
- Por favor, no llames a Lena. No debe de saberlo. Además, aún no lo sabemos con absoluta seguridad.
- Casi es seguro, han tratado de matarte. ¿Pero quién, y después de tres años?
Las dos hermanas se
callaron, meditaban quizás. Preferí no escuchar más. Me sentía algo
mareada. ¿Qué habría hecho mi prima para que alguien la quisiera ver
muerta?
Minutos más tarde, Álex
salió y me condujo a su despacho. Encima de la mesa sólo había dos
fotos. Una con su pareja Maggie y la otra que salían junto a Kara y Lena
en un sitio muy paradisiaco.
- Lamento que lo hayas
descubierto de este modo. Mira, te hablaré sin rodeos. Te pido máxima
discreción y sé que la tendrás. ¿La sigues amando no?
- Sí.- le admito sinceramente.
- Muy bien. Kara es
alienígena.- y me narró su historia, pero tengo la sensación que no
toda. Aunque me da igual.- Concluyendo, tememos que siga siendo un
objetivo de determinadas organizaciones.
- Entiendo. ¿Y Lena, es humana?
- Sí.- respondió rápidamente.- Y también conoce el secreto de Kara.
Me duele que no hubiésen confiado en mi. Me hacían sentir insignifcante en sus vidas.
Minutos más tarde me permiten verla. Duerme apeteciblemente y opto por no despertarla. Los caminos del señor son caprichosos y llenos de agradables sorpresas.
Me duele que no hubiésen confiado en mi. Me hacían sentir insignifcante en sus vidas.
Minutos más tarde me permiten verla. Duerme apeteciblemente y opto por no despertarla. Los caminos del señor son caprichosos y llenos de agradables sorpresas.
***Nota de la autora***
La historia de Janet al día... ¿Amor o obsesión? ¿Habrá resuelto sus problemas de alcoholismo? ¿Guardará el secreto?
¿Dónde estará Lena y porque no acudió al evento?
¿Quién ha tratado de matar a Kara?
La historia continuará y el próximo capítulo será
Condesa Nadine Carody
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