JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 16- part 3 (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
Despertarse en la cama
de siempre, al lado de un cuerpo ajeno,
a una se le queda la cara de póquer. Es la misma expresión que manifestó el
rostro de Anni Brehme, al despertar a la maldita hora de siempre. Su cuerpo
solía recuperar los signos vitales habituales a las nueve de la mañana, cómo un
reloj suizo. Su mente, eso sí, tardo más tiempo en procesar lo ocurrido.
Estaba
desnuda al lado de un cuerpo escultural, que en principio le pareció ajeno.
Creyó haber regresado en su adolescencia más dulce, cuando Gisela lo era todo
para ella, las flores eran únicas, el sol radiante, su piel una extensión de la
suya y el romanticismo era muy pegajoso. ¿Y si nunca se hubiesen separado?
Se
levanto de golpe, no queriendo caer en aquellas trampas mentales. Tapa el
cuerpo precioso de Gisela. No evita mirarla aún con deseo. Jamás sería inmune a
los encantos femeninos. Por eso, quizás le era difícil mantener una relación
estable y exclusiva. Aunque, con Jasmin si se veía capaz de tenerla. Era un
pack completo, enamorada de su forma de ser y su físico. Para ella la máxima
perfección que podría alcanzar durante si vida. Allí residía el sagrado grial
de aquel misterio.
Salé
con sigilo de la habitación, no quiere responder preguntas a las cuales no
tenía respuesta. ¿O sí? Lo único que temía era la reacción de Gisela a sus
respuestas. Se dirigió al escritorio. Cogió un folio inmaculado y un lápiz.
Necesitaba sacar todas sus emociones convulsas, convertirlas en otra de sus
canciones sin vía salida. Así se germino la canción: ¡No te cases!
Cogió
la guitarra para cantarla, cuando el timbre rompió aquel momento de saneamiento
personal. Saltando chispas por todos los poros de su piel y el rostro contraído
por la rabia, se levanto para abrir la puerta. Esperaba que no fuera Erika, que
seguía siendo su representante, con alguna exigencia. Pero fue abrir la puerta
y empalidecer.
Las
visitas, pareciendo que no lo notaran, accedieron al piso, como si les
estuviera empujando un fuerte vendaval. Anni cerró, algo molesta, la puerta
tras de sí. Volvió a mirar a Jasmin y Marisa, siendo incapaz de fingir lo que
no estaba sintiendo. Ya percibió de antemano, que sus planes de boda iban en
serio. Lo vio también en la mirada de Jasmin, ya no tenía dudas sobre sus
sentimientos. Quería a la española y estaba decidida a hacer aquel paso. A
parte, a su pesar, Marisa le pareció una buena persona y que adoraba a su ex. Entendía perfectamente porque estaban juntas y
que esta vez Jasmin le iría bien el matrimonio.
Las
invitó a sentarse en la salita comedor y a desayunar algo. Estar ocupada le
anestesiaba los nervios, que los sentía como un fuerte nudo al estomago. Se
olvido completamente de Gisela, que parecía tener un sueño lagunar.
-
Anni, muchas gracias por tu generoso manjar.- se lo agradeció Marisa. Había
captado su ansiedad y quería hacer la situación más llevadera.- Me gusta mucho
tu música, tu voz, tus letras… Tienes un talento exquisito.
-
¡Gracias, no es para tanto!- se sonrojo algo y sonrió por primera vez des de su
llegada. Sabía que la pareja de Jasmin se lo decía de corazón, no la veía una
persona falsa.- En cierta forma, es lo que tengo y mejor he hecho en esta
vida.- dijo sin miedo de quemarse y mirando descaradamente a su ex. No tenía
segundas intenciones, sólo reconocer sus errores y cómo una breve reflexión
tardía de su historia.
-
Naciste por la música Anni, se te nota que te llena mucho cuando cantas.- habla
finalmente Jasmin, obviando el doble fondo de su declaración. Coge la mano de
Marisa, se la aprieta y no se lo deja. Esta la mira de reojo, creyendo que
aquel no era el mejor momento para informarla de su boda.
-
Sí, así es.- admite la cantante, no escapándose el gesto de la que fue su reina
del drama.- Es la vida que escogí. Todo el mundo, tarde o temprano, va hallando
su camino. ¡No me puedo quejar! Soy feliz. ¿Y vosotras que tal os va?
-
Muy bien. Nos casamos.- soltó si mas Jasmin, no queriendo posponerlo por más
tiempo.
Mentiría
si dijera que la mirada carbón de Anni, tan triste, le dolió en el alma. Si
dentro de su ser, en sus entrañas, aún residían esperanzas de qué regresaran,
aquel día se le hicieron añicos. Fue capaz de no apartar los ojos de ella, de
una forma estoica. Se entendieron.
-
¡Enhorabuena!- dijo al final, hallando las fuerzas suficientes para no amargar su
felicidad. Y lo era y aquello le debía de alegrar, pensó. Eso paliaba un poco
su dolor.
-
Muchas gracias.- dijeron la pareja al unisonó. Se levantaron de las cillas y se
abrazaron brevemente para celebrarlo.
-
Hay otra cosita que quisiera que sepas…- empezó a decir Jasmin, algo
titubeante. Temía herirla más.- Vamos a ser madres, estoy embarazada.
Anni
se quedo paralizada, sin saber cómo encajar aquella revelación. Era algo que
siempre las ataría, funcionasen o no como pareja. Y fue en este instante que se
lo replanteo todo, lo inútil que sería cantarle la canción, no te cases, a Jasmin. No quería ser la
causa de la rotura de aquella diada familiar.
-
Me alegro por vosotras. ¡Qué ilusión tremenda debéis tener!- reacciona al
final, sintiendo que realmente se los deseaba de corazón. Estuvieron hablando
sobre la maternidad durante mucho tiempo.
-
Yo ya desearía que naciera mañana, ver su cara de ángel y su sonrisa, que
espero que herede la de Jasmin.- declaro Marisa, con los ojos brillándole de
emoción y mucho amor. Toda ella era como una gran aureola de paz y armonía, a
la cual carecía cuando se conocieron en Barcelona.
En
aquellos instantes, una puerta se abrió y alguien bostezo. Todas se giraron
hacia la recién despertada. Una Gisela con una camisa negra de la cantante y
sus bragas de color rosa, casi choco con Marisa. Se dio un susto de muerte. No
tardo en reconocer a la caprichosa de la Fleming.
-
¿Qué haces tú por aquí? ¿Destruirle más la vida a Anni?- le dijo sin pelos en
la lengua. Parte de su mal humor, procedía de una noche de poco dormir y una
resaca de cupón. Ya dicen que los niños y los borrachos se revelan como son.
-
He venido con mi pareja, para invitaros a nuestra boda.- le informa Jasmin sin
perder los estribos. Aún se acordaba del primer amor de Anni. Aquel día, sin
venir a cuento, ya trato de separarlas. No le cayó bien entonces y mucho menos
ahora. Era manipuladora y mentirosa. Aún así, no era su problema. Se acerca más
a Marisa y le pasa un brazo por la espalda. Como intuyó su rostro se relajó,
captando su indirecta.
La
cantante también le irrito el comportamiento depravador de su amiga. ¿Quién era
ella para entrometerse en sus asuntos personales, en increpar de aquel modo al
amor de su vida? Podía comprender sus celos, pero su forma tan beligerante le
molesto.
-
Sera un placer acudir, ¿A qué si?- responde para las dos Gisela. Como premió se
gana una mirada asesina de su amiga. No obstante, al final no la contradice.
Egoístamente, se deja llevar. En el fondo no era mala idea, que Jasmin pensara
lo quisiera de ellas. Hubiera sido más terrible ir sola, ver su amor y ella
sentir una honda soledad.
Minutos
más tarde las visitas se fueron. Dejaron un apartamento silencioso. Anni quería
vomitar toda la ira, escupirle a Gisela que no le había gustado su intromisión.
Pero esta fue más hábil y la dejo con la palabra en la boca, luciendo una de
sus sonrisas picaronas.
-
En más de protestar, deberías de agradecérmelo. Ir a las bodas de las ex, es
deprimente. Yo no iría, pero si quieres ir mejor con compañía.- no le dejo
espacio para la réplica y se encerró en el baño. Anni, que sentía que no lo
había dicho todo, la siguió hasta él.- ¿Te quieres duchar conmigo?- le propuso con
una sonrisa tentadora.
-
¡No!- hizo una breve pausa, dispuesta a serle completamente sincera:- Por cierto,
que nos hayamos a acostado una noche, no significa nada.
-
¿Cómo qué es esto? ¡Qué pesada la niña! ¿Crees que no soy mayorcita y no se tus
normas?- se quita la camisa, dejando al descubierto sus pechos grandes y turgentes.
Anni la mira con lascivia y accede a ducharse con ella.
A
la tarde, tras saciarse del sexo entra en la sala y destruye la canción que le había
escrito a Jasmin. Entendía que ya no era nadie en su vida y le importaba mucho más
que fuera feliz con Marisa.
CAPITULO
17: Las novias resplandecientes
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