JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 16- part 2 (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
Últimamente, voy escribiendo como una hormiga. A veces, porqué te sumerges en vivir el día a día, las rutinas te poseen y porqué no te apetece quedarte a casa para escribir. Otras, porque la inspiración se ha ido al Caribe a desconectar. Y algunas, a pesar de dominarme las ganas de escribir, porque lo necesito para sacar unas punzantes emociones, resulta que no es el momento. Deje a la pareja Jasmin y Marisa en un período muy feliz de sus vidas. Y no quería romper tan rápidamente su felicidad. Además, admito que he dudado del final que debía de darle a la historia.
Aunque no nos engañemos, esta historia no deja de tener tintes dramáticos. Y me digo: ¿Y por qué no? A fin de cuentas, a mi particularmente me alimento de vivencias particulares, no se evadirme de otra forma. De todos modos, no quiero dar un paso gigante en la trama. Quizás, sería algo traumático y quiero armonizar las sensaciones. No se si me explico bien, ¿qué más da no? Ya lloverá en el futuro.
¡NO TE CASES!
Anni
se dejo caer en un saco en el sofá, la pereza se estaba adueñando de su ser.
Miro a su alrededor. Un amplio apartamento, algo desordenado. ¡Qué más daba!,
pensaba en su foro interno. Vivía sola. Aunque sólo hacia unos meses que había
recuperado la soltería.
A
pesar del bache del concierto de África, Erika y ella habían permanecido
juntas. La quiso a su manera y cuando se olvidaba de los celos era la compañera
de vida ideal. Le hacía reír, era muy buena en la cama y le daba bastante
libertad para tener algún escarceo amoroso. Su rutina se fulmino cuando una
estrella, mucha más brillante que ella, sedujo a su pareja. Los años
compartidos fueron reducidos a carbón. Nada pesaba. Anni en ningún momento, le
recriminó nada. Ambas sabían que siempre había una sombra en su relación.
El
timbre de la puerta del piso la sustrajo de caer el hondo sendero de la
nostalgia, en el cual todos sus fantasmas se congregaban para atormentarte aún
más. Los odiosos tiempos muertos, que nada bueno te conducen. Se levantó con
pereza. Abrió la puerta no disimulando su cara de hastió.
Una
jovial Gisela accedió a su apartamento. Hacía casi un año que se había separado
de Lea. En un día por otro, la relación perfecta se convirtió en el pasaje del
terror. Lo que las unió se había fundido y transformado en una simple amistad.
Algo que no era suficiente para el primer amor de Anni.
-
Esta noche inauguran una discoteca nueva, exclusivamente para chicas. ¿Te
apuntas?- le invita tras sentarse al sofá. Los ojos le brillan de emoción. Des
de su separación, su amiga se ha tomado la licencia de ser ella quién le quite
los males de amores. Intuía que si quisiera la tendría rendida entre sus
brazos. Pero no le parecía justo aprovecharse de su predisposición.
-
Gracias Gisela, pero no estoy de humor para fiestas.- determina al final, no
disimulrante tristeza. Su vida sentimental era un desastre y le
pesaba mucho. Pensó en Jasmin, que había sido capaz de rehacer su vida y ser
feliz. ¿Por qué ella no?
-
¿Anni, hasta cuando pretendes revolcarte en tu dolor?- le cogió la mano derecha
y le obligo a mirarla a los ojos.- La vida sigue, está fuera de estas cuatro
paredes. Sal, mira el horizonte. No es el fin del mundo. Pasa de Erika, qué más
da que sea una egoísta y corra hasta los placeres fugaces. Tú debes de hacer
igual.
-
¡Ya lo sé Gisela!- se calla brevemente.- Me siento una fracasada en nivel sentimental.
Primero, deje escapar a Jasmin…
-
¡Otra vez, Jasmin!- exclama con hastió, cansada de sentir aquel nombre.- ¿Por
qué no la olvidas? Fue ella quién te arranco de su vida.
-
Lo sé. La… la ame mucho.- ratificó rápidamente para no parecer masoquista.- Es
una gran persona.
-
¡Ya! Pero cariño, no olvides que te ha roto el corazón muchas veces.- se lo
decía para protegerla, aunque también mentiría si no dijera que Jasmin le
provocaba muchos celos. Jamás, entendería porqué Anni le guardaba tanta
fidelidad.
La
cantante, ante su ira y aquel trozo de realidad, prefiere callar. Ya sabe de
antemano, que no conseguirá lavar la imagen que tiene Gisela de su ex. Y en cierta forma, ella misma se asombra que
a pesar del tiempo transcurrido siga pensando en ella.
El
sonido de móvil de Anni, hace poner puntos suspensivos a aquella conversación
indigesta. Al otro lado de la línea, hay una Nelle algo cortada.
-
La verdad, no sé si debería de decírtelo. Mesut me dice que mejor no meterme,
que…- su diarrea verbal marea a Anni, que quiere tener paciencia con su amiga
pero se le está terminando. Por eso, le termina fueteando con una de sus frases
ácidas.- ¡Pues no te lo digo!
-
Perdóname, no tengo uno de mis mejores días.- sintiéndose mal por ser tan
rancia, más con una de sus mejores amigas. La cual siempre estuvo a su lado, en
los buenos y malos momentos.
-
No te preocupes, en estas alturas de la vida nos conocemos todos.- dice al
final la estilista, más calmada. Su marido estaba cerca de ella, tratando de
disuadirla de qué no dijera nada. En cierta forma tenía razón, aún así prefería
advertir a su amiga.- Te llamaba para que sepas que Jasmin acaba de llegar hoy
de Barcelona, ha venido con Marisa.
Anni
se quedo paralizada por unos breves segundos. Luego, la razón se adueño de su
ser. De hecho, aquella realidad era innegable, que estuvieran aún juntas no era
ninguna obviedad.
-
¿Y? No me importa Nelle, que haga lo que quiera.- dice de una forma chulesca.- ¿Algo más? No tengo tiempo, me está esperando
Gisela para ir de juerga.
-
Se van a casar. Pero bueno, tienes razón ya no es de tu incumbencia.-no lo
quería decir, pero su insolencia le hirió. Anni no dijo nada, aquel fuerte
relámpago la había alcanzado al corazón y partido en dos.- ¿Ahora no me digas
que te da igual?
-
Si, es así. Y si se van a vivir a China, o Patagonia, mejor para mí.- le dice
finalmente, poseída por una rabia lacerante. Es buena actriz, pero sólo engaña
a quién no la conocía bien.
Gisela
sonríe por debajo de la nariz, creyendo que el gran amor de Anni ya formaba
parte de la prehistoria. Se levantó y anduvo un rato por el ancho salón, para
transmitir indiferencia a lo que escuchaba.
Sus
ojos se desviaron hasta el escritorio, que estaba al lado de la ventana que
daba al precioso jardín de la urbanización, encima de él había algunas hojas
arrugadas. Curiosa, se acercó a él y las cogió. Las repuso un poco, tan solo
para comprobar que era fallidas canciones de amor. ¿Estaba en crisis
artística?, se preguntó.
Deseaba
ser el fruto de su inspiración y le dedicará todo un disco como la caprichosa
de la Fleming. Si la odiaba, porqué Anni nunca la quiso igual. Siempre se
estuvo culpando por haber sido una cobarde. Y a pesar de qué amo a Lea, siempre
quedo la arista clavada de aquella historia inconclusa. No dejaría escapar
aquella oportunidad. Anni era su felicidad.
-
No te preocupes, si no me invitan en su boda me harán un favor.- ironiza en
estos instantes Anni. Lo decía sinceramente, porqué tan sólo pensarlo ya se
moría de celos. En cierta forma, era decirle adiós para siempre a Jasmin.
Una parte de ella, la más cruel e
inconsciente, le susurraba que Marisa se moriría pronto y su amor se libraría
de su obligación moral con ella. Y aquella mentida paliativa, le hizo mantener
la vela encendida. A pesar de todo, contra todo pronóstico llevaban casi cuatro
años de noviazgo. Sintió que debía de enterrar aquella historia, permitirse ser
totalmente feliz con alguien.
Colgó
el teléfono y sonrió a Gisela. Se trago de golpe, toda la ira que había
explosionado en sus entrañas. Aceptó acompañarla a la nueva
discoteca, exclusiva para chicas.
En otro punto de
Berlín, en una pequeña alcoba… dos mujeres
desnudas, terminaban de hacer el amor. La más delgada y de pelo ondulado, se puso
de lado y acarició el suave vientre de su amante. El embarazo ya empezaba a
notársele un poco. Agacho la cabeza y empezó a besárselo con ternura. A la vez
que iba susurrando palabras de amor.
-
Nuestra hija será muy afortunada. Sera dulce, ingeniosa y hermosa como su madre
y fuerte como su padre biológico.- le gustaba hablarle a su hija e instaba a
Jasmin que hiciera lo mismo. Incluso, ya había escogido varias canciones para
ponerle.
Quería
que su hija naciera feliz y que viviera con alegría. Sabía que la vida no sería
un camino de rosas, pero lucharía para darle una buena educación y herramientas
para sobrevivir en la dura selva humana.
-
Será tan generosa, pasional, positiva, alegre y buena persona como su madre.-
añadió Jasmin, cogiéndole el rostro y mirándola fijamente. Sentía que su
pareja se menospreciara muchas veces, como si se tuviera poca autoestima.- ¡Te
quiero!
-
¡Yo también!- murmuro suavemente Marisa, a la vez que se incorporaba y volvía a
ponerse encima de Jasmin. Se besaron lentamente, deleitándose con la suavidad
de sus labios, del sutil contacto que les hacía erizar la piel y estremecerse
acompasadamente, en una sincronización casi perfecta.- ¡Me enloqueces!
-
Y a mí.- fue capaz de decir Jasmin. Por unos breves instantes, recordó el día
que la conoció. Ya aquella noche
terminaron haciendo el amor, pero de una forma más pasional. Marisa le pareció una
persona muy cruel, creída e insensible, sin ningún tipo de tacto. ¿Qué vueltas
daba la vida?, pensó. Y el día a día, le
demostró que dentro de ella había un ser frágil con mucho miedo a la que
volvieran a dañar. La rabia la estaban convirtiendo en un ser odioso, sin
respeto a las emociones agenas.
-
No me saciaré nunca de amarte.- admite la ex modelo, a la vez que un destello
de preocupación tiñe su precioso rostro. Había luchado mucho para vencer sus
inseguridades, para confiar al ciento por ciento en su pareja. Quizás porque
estaban a Berlín, cerca otra vez de Anni. No quería romper la magia de aquel
momento, pero se conocían tan bien que no se podían ocultarse nada.
-
¡Marisa, deja de compararte con ella!- Jasmin se lo dice muy seria.- ¿Te he
escogido a ti, no?- se quedaron un largo rato mirándose, a quemarropa. La
catalana la abrazo, agradecida por sus palabras. No quería ser pesada, ni pinchar más en
aquella úlcera. Si retrocedían mas en aquella historia, se dañarían y lo
destruiría todo.
-
Lo sé, pero por favor no me mal interpretes- le pide de antemano, porqué en su
mundo justo e ideal, faltaba una pieza. Y no era una carencia afectiva, Jasmin
realmente la amaba. Lo percibía en sus gestos no verbales.- Me gustaría invitar
a Anni en nuestra boda. ¡Ah, que mal me expreso a veces! Es cosa tuya, en el
fondo, es tu ex.- se detuvo sintiéndose muy torpe, quizás porque temía que se
volviera a enfadar.- Pues eso, que si quieres invitarla para mi ningún
problema. A fin de cuenta, es sólo tú ex.
-
¿De verdad que no te importaría?- le pregunta Jasmin, muy sorprendida por su
forma de ser. Sólo era cuestión de confianzas. Siempre le había dado más de lo
que le ofrecía, incluso en África tolero su infidelidad. Alguien pensaría que
tenía poca dignidad, quererse muy poco por aceptar ser la segundona. Aunque si
tenía poca autoestima, pero jamás lo hizo por puro egoísmo. Tuvo el coraje de
regalarle libertad, sin coacciones.
-
¡Claro que no! Ha sido una persona muy importante para ti, que te hizo mucho
feliz.- le iba acariciando el rostro lentamente. Y cuando su pareja sonrió, le
acaricio los labios, derritiéndose al verla tan radiante.- Seguro que habías
pensando en ello.
-
Un poco sí.- admitió, le aparto el pelo del rostro y, por primera vez, sintió
que no temía ver a Anni. Quería estar a dónde estaba, despertar cada día a su lado, ver sus expresivos ojos y la sonrisa de Marisa, compartir unos simples momentos, salir a la calle con
ella, llorar con ella, quejarse del horrible día que haya tenido o narrarle lo
más lindo de la vida...- Sí, la invitamos.- sentencio y la beso.- ¿Y tú, no
tendrás una ex que querrás invitar?
-
Mm, déjame pensar…- hizo ver que iba contando las ex que invitaría, eso hizo
poner un poco celosa a Jasmin. A pesar de saber que lo hacía por el simple
placer de verla picada.
-
¿Qué tienes de pensar?- se volteó, poniéndose encima suya y buscándole las pesigollas.-
Ya sé que eras una seductora innata, que con todas ellas llenaríamos un estadio.
-
Ja, ja…- Marisa se rió a carcajada limpia. Jasmin le tapo la boca, para que no despertarán
a su madre y hermanita.- Invita sólo a Abril, seguro que no se dignaría a venir.
-
Si se atreviera le daría una patada al culo.- salta rápidamente la alemana.
-
¿Sí, harías eso por mi?- se lo pregunta a unos centímetros de sus labios, retándola.
-
Eso y mucho más- le promete, a la vez que le pone las manos en el rostro, se lo
agarra con fuerza y la obliga a besarla. Otra noche de amor y sexo. Se enloquecían
mutuamente.
Eran
la entrada la madrugada, cuando Jasmin se sumergió en un plácido sueño. Marisa,
por el contrario, estaba completamente desvelada. Hacía algunos días que padecía
de insomnio. O bien le costaba dormirse, o se despertaba en algún momento de la
larga noche. Algo empezó a germinarse en su interior, algo que calmaba sus crecientes
preocupaciones. Jasmin y su hija (aunque no sabían aún el sexo de su bebe, seguro
que lo sería), siempre serían el centro de sus prioridades.
Comentarios
Publicar un comentario