JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 16 - part 1 (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
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Caminos sin retorno
Seis meses después…
Martín
estaba nervioso, no paraba de ir de un lado a otro de la sala espera de la clínica
Barcelona. Maldiciendo no haber hecho caso a su hermana y cuñada para que entrara
a la consulta del ginecólogo con ellas. El sólo había aportado su semen, no quería
otro más papel en la vida de su sobrino que el titulo de tío.
El
día que supo la propuesta de Jasmin, le pareció una soberana locura. No era que
no le apeteciera tener un sobrino, era que lo encontraba algo complicado. A parte,
sabía que a su hermana no le hacía mucha ilusión recurrir a él por aquel gran comedido.
Comprendía sus razones.
La
idea de la alemana era noble. Atenuar la frialdad de la inseminación artificial
y los miedos que acarrea que el donante fuse un auténtico desconocido. A Jasmin
también le había poseído la viciada creencia de qué él fuera el padre biológico
para qué su hijo fuera parte de Marisa, al compartir determinada carga genética
común con ella.
Su
hermana no lo tomó del mismo modo. Hacía tan sólo unos cinco meses, en una noche de
lluvia torrencial, Marisa lo había llamado desesperada para verse.
Eran
las tres de la noche, cuando Marisa llego completamente mojada al portal de su casa.
Para no despertar a su pareja, se metieron en el coche de ella. Ver a su hermana
tan frágil le rompía el corazón. La estrecho entre sus brazos y la hizo cosquillas,
que la hicieron sonreír. Juguetearon un rato, como lo hacían en su tierna infancia,
dónde sus vidas eran mucho más fáciles.
-
Jasmin quiere pedirte que seas el padre de nuestro hijo.- le explico al final. Martín
quedo por unos instantes azorado. Jamás se había planteado ser padre y le venía
la propuesta grande. Se le escapo una sonrisa tonta, algo nerviosa. A cambio recibió
un golpecito en el pecho.- ¡No te rías por favor!
-
¡Qué no me rió!-se separo de ella y la miro muy serio.- Me alaga que haya pensando
en mi. Supongo que es porqué así puedes sentir el hijo como propio. Quizás,
puede parecerse algo a ti. Por ejemplo, que herede tu preciosa sonrisa,
tus ojos…- su positivismo la hizo reír por unos minutos. Ella también era consciente
de ello. La idea era atractiva, aún así la transmisión genética era un misterio,
cómo una lotería indomable.
-
No quiere llevar al mundo a una vida que pueda tener la soga al cuello, que pueda
ser condenado a padecer la misma enfermedad que yo.- expuso con rabia. Su miedo
era lacerante, más fuerte que su voluntad. Martín la volvió a estrechar entre sus
brazos.
-
¿Se lo has comentado a Jasmin?- le inquirió, conociéndola intuía que no. Odiaba
mostrar sus debilidades y miedos. Con gesto a la barbilla le dio la razón.- Pues
deberías, ¿no te parece?
-
Ya me siento suficientemente egoísta por habérselo pedido, no soy nadie por romperle
la ilusión de qué nuestro hijo tenga algo de mí. Quizás, en el fondo tenga razón:
no tengo de ir pensando en lo malo que le podría pasar a nuestra hija, o hijo. Ya
sabemos que la vida no es fácil, que la gente es cruel y uno no moldea su destino a
su antojo, ¿no?
-
No. Esa es la actitud correcta.- le sonríe, a la vez que le aparta el pelo rebelde
de la cara.- Así estás más hermosa. ¿Entonces, en qué quedamos? ¿Me estás proponiendo
formalmente que engendre una vida por ti?
-
¿Lo harás? ¡Serás un excelente padre, lo sé! Siempre has cuidado de mí, me has protegido
y dado un montón de afecto. En las verdes y maduras. Siempre estarás allí, mas cuando
llegue el día que falte.
-
¿Para qué están los hermanos?- quitando importancia, le acaricia el pelo y trata
de quitar hierro al futuro que le espera. Aunque, los dos sabían cuál sería el final
de su sendero. La vida de Marisa sería corta, pero muy intensa gracias al afecto
de la alemana, a la cual siempre le estaría muy agradecido.
Jasmin
se alegro mucho que él aceptase ayudarlas. Fueron cuatro meses intensos, entre
ir a la clínica, las pruebas, hormonar a su cuñada para la inseminación. Aquel era
el tercer intento, esperaba que saliera bien. Los nervios le atormentaban y terminaban
con la paciencia con su pareja actual. Una abogada algo más joven que él y que no
terminaba de ver con buenos ojos su gesto. Se perdía en las laberínticas leyes,
que le mareaban.
La
puerta de la consulta, finalmente se abrió. Apareció primero Marisa, con una cara
muy larga. Se levanto, con la intención de
acunarla y alentarla por el siguiente intento. Al mismo tiempo, salió una jovial
Jasmin que le quito de sus casillas. Desconcertado miro otra vez a su traviesa hermana,
que le pretendía volverle loco.
-
¿Entonces con qué quedamos?
-
¡Oh, gracias Martín! ¡Vamos a ser madres!-le comunico muy feliz Marisa. Se abrazaron.
Jasmin los abrazó a los dos, compartiendo aquella inmensa alegría. Empezaron a dar
pequeños saltos de alegría, ajenos a la otra gente que esperaban ser atendidos.
Dos
meses más tarde, Marisa y Jasmin estaban en el aeropuerto del Prado, para embarcarse hacia Berlín. Era la primera vez que viajaban cómo pareja al hogar de
la alemana. La catalana ya conocía a su suegra y a su cuñadita, en sus escasas visitas
a Barcelona. Aún así, le quedaba pendiente conocer el resto de sus amistades y entorno.
Marisa,
había insistido en hacer aquel viaje en aquellos momentos, cuando el embarazo no
estaba muy avanzado. Le gustaba cuidar muchos de los detalles y hacer las cosas
correctas. Las dos habían coincido que era mejor informar a la familia de Jasmin
de su embarazo en persona. A parte, también estaban organizando su enlace, cuestiones
de burocracia y repartir las invitaciones de boda en persona.
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