A finales
de febrero no pude resistirme a la tentación de comprarme el pack, y eso que
quería esperarme a principios de Marzo. Con los nervios al estomago, tras calcular
como me afectaría a mi economía, me decidí. Un año es un año, unas merecidas vacaciones
después de tanto estudiar y trabajar.
Se lo
conté a mis mejores amigas. Y una me sorprendio en decirme: “presiento que este
viaje será muy positivo para ti”. Me roba una sonrisa. Silencia parte de mis
miedos. ¿Será realmente importante para mí este viaje?
Como
faltaban tres meses largos, preferí centrarme en el día a día. Cada vez más,
creo el poder del aquí y ahora. Si pensamos en el pasado no te percatas que el
reloj va avanzando, no ves como el sol brilla para ti… Y si sólo esperas que
llegue el futuro, puede que estés construyendo unas expectativas demasiado elevadas.
Pero a
veces, no puedes evitar viajar mentalmente a lugares ficticios. Escapas sin
querer de tu indigesta realidad. Ahora exagero algo, ja, ja… Porque aborrecida no
he estado, de hecho durante este tiempo he tenido una intensa vida social. Y
todo debido a una chica bonita y de carácter arrollador. De esas personas
bandera, hermosas por fuera y por dentro. Seguramente, y siendo redundante, una
gran mujer. Todas y sus virtudes es heterosexual.
¿Es de
extrañar, si me muevo mucho por el ambiente heterosexual? Mis amistades lo son.
Y te vas conformando en vivir en un ambiente seguro y fiable. Hasta un punto
que dices, hay que poner algo de tu parte para conocer a chicas, ni sea tener
una linda amistad.
El embrujo
por mi brisa ya ha cesado. No me conduce a nada. Ahora solo necesito sentirme
viva, ilusionada, quererme, divertirme sin sentirme cohibida…
En Marzo
viaje en Toledo. No me apetecía volver a esta ciudad. Soy más partidaria de descubrir
nuevos parajes. Pero era un encuentro del grupo que conocí a Ávila y cedí.
Durante el viaje, me percate que estaba algo desesperada en encontrar pareja.
¿Me conformaría con una aventura de fi de semana? Nunca he sido de escarceos
amorosos, no los he buscado ni he tenido nunca. ¿Tenía el listón demasiado
alto? Puede, pero ahora tampoco viene al caso.
Menudas
cosas pensé y esgrimí durante mi viaje en tren. Seguramente todo se quedaría en
mi imaginación. El marzo paso veloz, algo denso debido a la marabunta de mi
entorno laboral y social.
En abril
me esperaba mi celebración de cumple, una escapadita por el parque Nacional de Aigues
Tortes, por la Valle de Boí (provincia de Lleida). Unos tres días muy intensos,
en contacto con la naturaleza, andando, con risas, con leyendas de sociedades
secretas (por el pueblo abandonado de Salaís)…
Y el lunes
de semana santa, el día de comer la mona (que se suele comer en el campo) me
quede a casa como una buena samaritana. Estaba cansada del viaje y aborrecida pues
la mayoría de mis amistades estaban por el campo, o reunidos haciendo el mismo
ritual de siempre.
De
repente, se me ocurrió comprarme un biquini. Nunca me había comprado ninguno.
Alguna vez debía de ser el primero pensé. Nunca me lo había planteado, porque
considero que no tengo un tipo bonito. A ver, tengo algo de sobrepeso (más o
menos peso unos 77 kilos) y mido unos 1,70 centímetros. No me obsesiona, pero
tampoco me es indiferente. Aunque, la mayoría del tiempo estoy feliz. Nunca he
sido una persona que se preocupe demasiado por mi aspecto exterior. ¡Quizás,
debería ser más coqueta! Aún así, tengo mis complejos.
Adicta al
tweeter, e impulsiva como soy, comparto mi atrevimiento con Olagirls. Un guiño
al color amarillo, aunque no es mi preferido es alegre. Me divierto escribiendo
y recibiendo tweets de Olagirls. Realmente, aquella tarde me lo pase genial. No sé si obtendré premio, ¡me
da igual! Si me compraba biquini seria por un reto personal.
El sábado pasado
estuve por Barcelona. Entre a dos tiendas y a ninguna de ellas encontré ningún
biquini amarillo. No estaba de moda, o quizás llegaran más adelante. Me compre
en la segunda que entre, un mono muy coloreado y atrevido. Me encanto por el alegre que era. Puesto parecía otra.
En la
tercera tienda que entre, vi los biquinis que buscaba. Aunque tuve una mini
discusión con la amiga que iba: ¿Amarillo fluorescente?
¿O verde
pistacho fluorescente? El dependiente dijo que era la primera opción. Por
suerte, encontré mi talla. A mí amiga le pareció extremado. Yo sólo espero
acostumbrarme a verme con él.
No suele
gustarme ir de compras, al no ser que necesite algo. Este sábado estaba
inspirada, quiero llevarme ropa bonita a Calpe. En el siguiente que pensé fue
en los zapatos para ponerme con el mono colorido que me podría un día de
fiesta. Pero por desgracia termine por desistir. O no me gustaban, tenían demasiado
talón (a ver, ya soy algo alta y no necesito parecer un pino y, a parte, ya me
veía dándome una sentida torta) o no tenían mi numero. Y eso sin mencionar el
abusivo precio de los zapatos. No había competencia desleal.
En fin,
deberé de revisar mi modesto zapatero. Algunos tengo, casi la mayoría nuevos.
Los que te compraste por la boda de M, de A…etc. ¿Me los pondré algún día?
¿Estarán ya de moda?
Suerte que
viajaré en coche, puedo llevarme varios zapatos para cada ocasión. Pero conociéndome
siempre llevare los más cómodos. En fin, a lo mejor tengo una parte de coqueta.
Y para
terminar mi expedición a Barcelona, me compre una guía de viajes de la
comunidad Valenciana. Curiosamente, la encontré en la tercera librería que fui.
Parece que cojean las guías de esta comunidad. Y soy tan gafe, que la
única que en encontré en condiciones esta tarada. ¡Sí, sí… por más inri le
falta primeras 32 páginas!
Ya note algo
raro, le faltaba el índice y datos básicos de las publicaciones. Incluso, se lo
comente a la dependienta. Pero bueno, que faltara el índice y el año
publicación no capto más la atención. Yo y mis despistes. El lunes cuando la empecé
a degustar me percate de aquella ausencia de páginas.
Me gusta
prepararme los viajes, leerme cosas sobre las ciudades que visito, impregnarme
de ellas… Quizás no hacía falta comprar la guía, algo que se va quedando
obsoleto ante la gran biblioteca de internet.
Pero
siempre me ha gustado el tacto del papel, poderlo abrir y consultar determinada
información. A veces, me da ideas por visitar algún sitio.
Ya sólo
falta 28 días para estar en Calpe el paraíso.
Jajaja... me río, no por ti, sino por mí. Veo que no soy la única que está ultimando detalles ante lo que se avecina. ¿Bikini?... y parece que has dado con el color que querías. Reconozco que también he ido de tiendas, pero que esa anécdota aún no la he contado yo en mi blog.. jaja... (demasiados datos pueden crear saturación). Solo te aconsejaré, que espero que tengas más de un traje de baño, porque entre la playa y la piscina, me parece que vamos a estar todas a remojo ;-)
ResponderEliminarUn saludo... tu descubriste mi blog, y yo hoy he descubierto el tuyo. Cuenta atrás... tic.. tac... chicas a Calpe!
Hei, que sorpresa :) Ja, ja... sí, sí biquini (mi primer biquini de mi vida). Gracias por tu consejo, ahora me has hecho pensar. ¿Otro biquini? Mm, mm... no se, no se... Aunque me quede con ganas de comprarme otro. Aún así, creo que llevaré un bañador de otro año.
ResponderEliminarSí, cada día queda menos para Calpe. El tiempo es una locomotora que corre a todo gas, no hay quién le atrape ni tiene marcha hacía atrás.