JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 19- Parte 2(Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
Por fin el desenlace de este capítulo, aqui esta la respuesta a vuestros interrogantes y el resultado de esta desoladora explición. Espero que os guste.
Hasta el último suspiro,
Marisa estuvo hablándole a Anni, en medio de una mar de confusión y obnubilación.
Las dos no daban crédito a lo ocurrido, pero la realidad no dejaba espacio por
la duda.
El
centro del piso había desaparecido, cómo si hubiese abierto la boca del
infierno y tragado toda vida que se cruzo por su camino. Los vidrios de las
ventanas de la oficina se habían roto con la fuerte explosión. Parte del
mobiliario se había revuelto por un leve balanceo del esqueleto del edificio.
Anni
estuvo un tiempo conmocionada, había sido tan rápido que le parecía irreal, como
si viese una película. Primero, el fuerte estruendo. Segundo, Marisa desparecer
de su campo de visión, a la vez que ella se cayó y choco contra la mesa del
escritorio. Parecía ser un títere de alguien muy cruel.
Los
vidrios se rompieron violentamente y algunos trozos se incrustaron en su
cuerpo. Chillo de dolor. Fueron quizás pocos minutos, pero le pareció una
eternidad. No más ruidos ni temblores. Sólo olor a fuego. Permaneció un tiempo
indefinido, replegada consigo misma. Se sentía muy impotente y con miedo de que
la tortura regresase.
Al
respirar le dolía el lado derecho del tórax. Los cortes de los cristales le
ardían. Aún tenía alguno clavado en la espalda. Se quito los que pudo. No se acordó
de la mujer de su ex, hasta que sintió un leve suspiro.
-
¿Marisa, estás bien?- le pregunto, a la vez que se incorporaba torpemente. El
dolor de los golpes se intensifico. La vio de inmediato. Yacía inerte al suelo,
con la mirada mirando al cielo. Estaba atrapada por una pesada losa de hormigón.
Se le acerco y se agacho, volvió a preguntarle lo mismo.
-
¿Jasmin, eres tú?- dijo al final, con una voz muy floja. Su respiración era
algo agitada. Era obvio que la grande piedra le había roto varias costillas,
las cuales le debían haber perforado los pulmones. Anni intento liberarla. Sus
fuerzas fueron en vano.
-
No, soy Anni. ¡Vamos a salir de esta Marisa!- intentó animarla. Se acerco al
hueco, el humo nublo su visión. Se escucharon sirenas de bomberos y de la ayuda
sanitaria. Comprendió que sólo podía permanecer serena, darle aliento y fe. Se sentó
a su lado y le cogió la mano derecha.
-
No, me moriré.- sentencio de forma contundente.- Lo sé.- su voz seguía siendo débil
y usaba frases cortas. Tenía asumida su muerte, pero aún no estaba preparada.
Le quedaban tantas cosas por decirle a su Jasmin e hija.
Empezó
a escribirles una carta, que no tendría ocasión de terminar. Sólo le quedaba
Anni, para transmitirle tantas cosas. ¿Podría? Gastaría todas sus fuerzas por
ello.
-
Diles, que sean muy felices y qué me perdonen, por mi egoísmo.- tose y debe de
parar un momento. Su voz se va debilitando por momentos. Anni intenta
levantarse y mirar si la situación estaba más controlada, para pedir ayuda. Le
caía bien la ex modelo y le dolía hondamente su padecimiento.
-
¡No!- le suplico que no la dejase, agarrándole fuertemente de la mano.
-
Marisa, no me hagas esto. ¿Qué le diré a Jasmin?- la miro duramente, condenando
que se rindiera tan fácilmente, sin tener en cuenta a sus seres queridos.- ¿Qué
he dejado morir sin hacer nada?
-
Sólo…, sólo le dirás que la quise mucho.- volvió a toser de nuevo y en su
precioso rostro había impreso un rictus de dolor.- Qué…, viva plenamente, sin
rencor, que… rehaga su vida.- hablaba ya tan flojo, que Anni tuvo que agacharse
para entenderla mejor.
-
No hables, ella estará pronto aquí y se lo dices en persona.- le suplico, a la
vez que le puso su dedo índice en sus preciosos labios. Entendía por qué Jasmin
la llego a amar. Le parecía inhóspito que existieran personas tan buenas como
Marisa.
-
No hay tiempo.- no rindiéndose aún.- Anni, deja de huir. No cometas los mismos
errores que yo. No estés con nadie por comodidad…No te mientas más.- iba
respirando cada vez más entrecortadamente, aún así seguía recitando su lista de
deseos.- No esperes a sentirte vacía y sola. Intenta comprometerte con algo.
Sí, sí… Jasmin… amala por las dos.- esas fueron sus últimas palabras antes de
cerrar los ojos.
-
¡Marisa! ¡Marisa!- empezó a gritar Anni, a la vez que le daba pequeñas
sacudidas a su débil cuerpo. No obtuvo respuesta. Le busco el pulso en las
muñecas. Era aún perceptible, aunque muy débil. Comprendió que debía de hacer
algo.
Sin
importarle que el edificio fuera estable, o que el fuego no estuviera controlado,
salió al exterior. Ando un poco por el borde del hueco, pasando por domicilios
descubiertos. Hasta que por fin, vio a dos personas buscando sobrevivientes por
los escombros por la planta baja.
Los
llamo desesperada. Por suerte la escucharon. A pesar de la distancia, fue capaz
de reconocer a una de las socorristas. Las dos se quedaron mirando, des de la
distancia.
Anni
leyó un atisbo de decepción en la mirada de Jasmin y una inmensa preocupación
por Marisa. Cerró los ojos, llena de impotencia. Su desolación le
rompía el corazón.
Les
advirtió de la gravedad de la ex modelo, intentando no mirarla más. Su
acompañante fue a por ayuda. Jasmin intento subir por el resto del que fue una
escalera. Y lo consiguió, fue temeraria pero el amor le daba alas. Anni la
cogió de la mano, esta se la quedo mirando no disimulando la rabia que sentía
en su interior. No comprendía muy bien el porqué de su reacción hacia la
cantante. Al final permitió que le ayudase.
Anni
la guió sin rechistar, no queriéndolo tomar como algo personal. No tardaron en
llegar al que una vez fue sus oficinas. Marisa seguía con los ojos cerrados.
Jasmin corrió hacia ella y se agacho a su lado.
-
¿Marisa, mi amor, me oyes? Tu también me enloqueces, ¿lo percibes?- le cogió su
precioso rostro, sucio de polvo y sangre seca. Se agacho más y la beso. Sus
labios eran algo tibios, pero respondió de inmediato a su caricia.- Así mi
amor, quédate a mi lado.- le susurro tras el largo beso.
-
Te amo.- le susurro con un flaco hilo de voz Marisa. Abrió los ojos y le dedico
una de sus generosas sonrisas, de aquellas que lo iluminaban todo.
-
Te amo.- le repitió Jasmin, a la vez que volvió a besarla con ternura. Creía
que el amor que se profesaban engendraba vida y que salvaría. Se aferraba a
ello, entregándole toda su alma. A pesar de todo, un corazón se paro. El espíritu
de Marisa dejo de habitar su cuerpo. Jasmin estaba besando a un cuerpo inerte y
era incapaz de percatarse.
Se
separo de ella y apoyo su cabeza en su torso, intentando sentir un aliento de
vida. Sólo estaba dormida. Quería acompañarle en su placido sueño. Los ojos,
con los pies al suelo, se empeñaron de lágrimas.
Anni,
contemplaba la dura escena, agazapada en un rincón. Impotente, no era capaz de
moverse para consolar al gran amor de su vida. Sentía que las había fallado. No
se veía capaz de llenar aquel vacio. Pero se lo debía, se lo había hecho
prometer.
Todo
seguía siendo irreal. Llegó por fin la ayuda sanitaria. Certificaron la muerte
de Marisa y Jasmin enloqueció. Anni intento contenerla sin éxito. Volcó
toda su rabia contra ella, diciéndole impropios de todo tipo.
-
¡Ojala te hubieras muerto tu en su lugar!- le escupió sin más. Anni se la
quedo mirando, le dolieron mucho sus palabras. Aunque, sabía que no era ella
quién hablaba. Sólo agacho la cabeza. Se pregunto, porque ella había conseguido
sobrevivir. El dolor que sentía era insufrible, hubiera sido más fácil desaparecer
de aquel mundo sin sentido.
Los
sanitarios, al final tuvieron que sedarla. Se la llevaron, y atendieron a Anni.
La cual puso resistencia, quería acompañarla al hospital, aunque la siguiera
lastimando verbalmente. No le dejaron. Finalmente, se desplomo en el suelo y empezó
a llorar torrencialmente. Ya Jamás volvería a ser lo mismo en su vida, todo había
dejado de tener sentido, incluso su exitosa carrera musical. Las palabras
proféticas de Marisa resonaron en su cabeza, hasta su último suspiro había
tenido razón. Aquel día murió un ángel.
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