JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 8 (parte 2) (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
Anni
El
sol salió en el horizonte, con una aureola rojiza. Los amaneceres solían ser
preciosos y le gustaban. Recordó todos los amaneceres compartidos con Jasmin.
Como el día que se colaron en aquella piscina privada. Antes ya le atraía, era
tan hermosa y sexy. Pero aquella noche descubrió que su interés por ella iba
más allá que el mero deseo.
Le
gustaba su sonrisa, sus ocurrencias, su sensibilidad y su corazón. Pero también
había muchas otras cosas de ella que le sacaban de sus casillas y le habían
hecho cuestionar mil veces sus sentimientos. Su inmadurez, solía ser bastante
ingenua, su incipiente irresponsabilidad y frescura, era muy desordenada y tan
poco disciplinada… La lista de defectos de su ex era larguísima, y aquello le
llevo a preguntarse porque a pesar de todo le había hecho un hueco en su vida.
-
Porqué creí en ella, vi que debajo de su cabecita loca había otra Jasmin, que
necesitaba explosionar como persona:- se dijo Anni mientras conducía hasta la
casa de sus padres. No podía evitar analizar su relación con su ex, que cada
día conseguía darle otra perspectiva. Aquello no quitaba ningún atisbo de dolor.
Al contrario, lo incrementaba. Pues se dio cuenta que no valoro suficientemente
la maduración de su pareja, se quedó atrapada en sus propios miedos e
inseguridades.
Jamás
le había gustado que nadie se cogiera la licencia en opinar sobre su vida, sus
decisiones. Su vida sólo le correspondía a ella, sus elecciones eran
responsabilidad de ella. Por eso se enfadó con Jasmin y años atrás con sus
padres.
Su
padre había sido muy duro con ella, le rechazo de la peor manera. Todo porque
jamás asumió que le gustaban las mujeres. Le dolió su rechazo, porque él había
sido su modelo a seguir. Además, los dos tenían un temperamento fuerte y tenían
las cosas claras. Su lema preferido era jamás rendirse y se valiente en tu
vida. Si no luchas por lo que quieres nadie lo haría por ti.
Aunque
también entraron en contradicción en otros temas, como su opinión respecto al
mundo de la música. Muchas veces trató de sacarle de la cabeza su sueño de ser
cantante, y a veces uso la burla para desanimarla. Le corto las alas. No dejó de
componer ni cantar, convirtiéndose en su mejor forma de comunicarse consigo
misma y expresar sus sentimientos.
Siempre
le había costado compartir lo que sentía con terceras personas. Odiaba
manifestar sus emociones públicamente. En eso también se parecía a su padre.
Había sido un hombre muy regio, de aquellos que no parecía llorar jamás, que se
contenía mucho. Pero supo que se lo pasó muy mal cuando se murió su madre y su
otro hermano en un accidente de coche.
No
había tenido una vida fácil pero trataba de seguir adelante, como a la mayoría
de gente. Y como ella, solía pagar su mal humor con la gente que le rodeaba.
Enfados momentáneos. Sí, en definitiva era calcada a él.
A
las ocho de la mañana llegó a su pueblo y aparco enfrente a casa de sus padres.
Saltó del coche, con las piernas agarrotadas de tanto tiempo de estar sentada
conduciendo. No quiso llamar a su casa, quizás su madre aún dormía y la
desvelaría.
Decidió
dar una vuelta por su pueblo. Le iría bien para refrescar más las ideas y
hacerse a la idea por lo que estaba allí. Aún no se creía que su padre, la
persona que había admirado y a la vez hecho sentir tan mal, se hubiera ido del
mundo sin poderse decir lo mucho que se amaban.
Las
palabras de Jasmin le seguían carcomiendo por dentro. Sólo había prevalecido
todo el dolor de sentirse despreciada por él. A pesar del paso de los años, la
herida de aquello seguía en su alma.
¿Por qué no hizo caso a su pareja? Quizás,
entonces podría haber cerrado bien una parte de su pasado. El adiós de su
padre, era otro abandono sin remisión. La hacía sentir una completa insensible.
Pero en aquel caso, no había vuelta hacia atrás. Y dolía mucho.
Se
sentía muy frágil, perdida y desecha. Su corazón estaba hecho trizas, no podía
con aquella otra perdida. Se pregunto a donde se escondía Jasmin, la necesitaba
tanto. Si regresará en aquellos instantes, la abrazaría fuertemente y no la
dejaría irse nunca jamás.
Anni
estaba tan ausente de la realidad, que no se percato como una chica de pelo
castaño claro, largo y liso, y de ojos azules, que estaba paseando un perro
tipo dálmata, la llamaba des de la otra acera. La chica no se rindió, y cruzo
la calle. Se le acercó y le toco un brazo. Su acción la sobresalto.
-
Hola, ¿eres Andrea Brehme?- insistía la chica de su misma edad.
Anni
la miro algo violentada por su temperamental arrebato. La exploro, tratándola
de reconocer. Era una chica muy hermosa, delgada y se parecía un poco a Jasmin.
Su rostro le era algo familiar.
-
Hola. Perdona, ¿pero quién eres?- admitió al final. La desconocida le sonrió,
iluminándose sus ojos azules-verdosos.
-
¡Oh, vaya Andrea no te acuerdas de mí!- simuló un enfado momentáneo y añadió de
inmediato:- Soy Gisela Hans.- Anni enmudeció. Se la quedo mirando atentamente.
Los años la habían favorecido gratamente. Cuando se conocieron ya era hermosa,
sólo le sobraban algunos kilos de más y tenía acné.- ¡Andrea, no puede ser!
Fuiste mi primer amor.- le recuerda Gisela.
Anni
si lo recordaba todo, para ella también fue su primer amor. Era algo que fue
precioso mientras duro, pero su final fue obtuso. Se dio cuenta, que a pesar
del tiempo transcurrido, le seguía doliendo aquella historia. Por unos
instantes, estuvo a punto de irse. No le apetecía para nada compañía ni hablar
del pasado. Pero su ex la seguía mirando con entusiasmo y no quiso ser cruel
con ella.
-¡Ah,
ahora te recuerdo!- se le acercó y se dieron dos besos.
-
Me he alegrado de verte, de verdad. ¡Cuánto tiempo!- le dijo Gisela tras
separarse de ella y mirándola de arriba abajo otra vez:- ¡Te ha tratado muy
bien los años!
-
¡Y a tu también! Pues sí, el tiempo pasa rápido.-Anni se detuvo, no sabía que
más decir. Su rotura fue muy dolorosa y se fue igual que Jasmin, casi sin
despedirse de ella. Miro el reloj y se percató que ya eran las nueve. Su madre
ya debería haberse despertado.- Ha sido un placer verte, pero me tengo que ir.
-
¿No tienes unos minutos para ir a desayunar?- insistió Gisela, ignorando su
frialdad. Hacía tiempo que deseaba encontrarse con Anni y hablar de su
historia. Había rehecho su vida pero aquella herida seguía algo tierna.
-
No. Mi madre me espera. Es que…, ha muerto mi padre- le confesó al final Anni,
su rostro estaba desencajado. Se sentía muy frágil y le estaba siendo difícil
contener tantas emociones juntas.
-
¡Lo siento Anni!- se le acerco y le puso una mano en el rostro. Sus ojos azules
la miraron con compasión, la abrazaron y reconfortaron. Anni la abrazó y
permitió que la consolase. Lo necesitaba. Fue un abrazó breve.
-
Gracias.- le dijo tras separarse.
-
Si necesitas algo, no dudes en llamarme:- cogió su bolsa, la abrió y saco una
tarjeta personal y se la dio. Anni se la guardo en el bolsillo trasero de los
pantalones.- De todos modos, me pasare al velorio.
-
No te preocupes, no hace falta.- dice de inmediato la morena.
-
Vendré, aprecio mucho a tu madre, a veces me la encuentro por la calle y
solemos hablar. Me ha dicho que tienes pareja formal, está muy contenta por
ella.- le comenta sin más, pero Anni le corta.
-
Lo siento de verdad, me tengo que ir.- se despiden y se van en direcciones
opuestas. Gisela no ve como su primer amor llora a lágrima tendida. Era uno de
aquellos momentos que sientes hundida, que nada tenía sentido… Los seres que
más había amado la habían abandonado y no sabía a donde agarrarse.
Antes
de llamar a la puerta de su casa, se seco los ojos. Debía de ser fuerte para
sobrellevar el sepelio y consolar a su madre. Para ella también debía ser muy
duro, casi toda una vida conviviendo con su marido.
Su
madre no tardó en abrirle la puerta. Sus ojos marrones estaban algo rojos,
denotaba que también había estado llorando. La miro con una mezcla de pena y
recelo. Inconscientemente, le reprochaba su ausencia de aquellos tiempos y que
no hubiera sido capaz de perdonarles.
Anni,
con el corazón en un puño entró y la abrazó con todas sus fuerzas. No hubo
palabras ni más reproches. Su madre se desmorono en sus brazos y su hija la
consoló hasta que estuvo más serena. Fue entonces que se percató que había
venido sola.
-
¿No te acompaña Jasmin?- miro por la ventana, no fuera el caso que se hubiera
quedado fuera.
-
Mama, Jasmin no vendrá. Hemos roto.- le confesó sin más. Agacha la cabeza,
siendo incapaz de mirarle a los ojos, para no mostrar el dolor que aquello le
causa.
-
Anni, lo siento mucho- le dijo sinceramente su madre, su nuera le caía muy
bien. Aunque la última vez que se vieron, en el aniversario de su marido, se
había sentido muy confundida y descolocada. Hubiera deseado haber aceptado a su
hija des del principio, pero nadie le había preparado por aquel reto. Des de
niña le habían dicho que lo normal era enamorarse de los chicos, casarse y
tener descendencia.
-
¡No te preocupes, son cosas de la vida! Ahora, debemos de centrarnos en
despedir a mi padre.- declaro con más entereza. Necesitaba poner las cosas en
perspectiva y hacer lo que tocaba.- Cuéntame, como fue…
Su
madre le narró todo. Su padre había padecido una grave agina de pecho y nada
más se pudo hacer. Había mucho que hacer, llamar a los familiares, ir a la
funeraria para ultimar los últimos detalles del sepelio y preparar la casa para
atender las visitas.
-
Me he encontrado a Gisela Hans.- le menciono Anni cuando se dirigían a la
funeraria.- Me ha dicho que os veis mucho.
-
Sí, me la encuentro algún fin de semana. Me pregunta mucho por ti.
-
¡Ya! Aunque, me parece raro después de todo.
-
¡No sé porqué te extrañas! Fuiste muy buenas amigas.- le recuerda su madre-
Pareces dolida con ella, ¿fue por qué no se fue contigo cuando dejaste el
pueblo?
-
¡Perdona, no me apetece hablar de eso!- le corta secamente, aunque había sacado
el tema ella no quería hurtar más en aquella herida.
Su
progenitora no insistió y se concentraron en los trámites del funeral. Las
horas se sucedían con una lentitud extenuante. Anni se movía como una autómata,
aún no se hacía a la idea de qué su padre ya no estuviera entre ellos. Sólo,
cuando se les permitió ver como había quedado su cuerpo se desmorono.
Era
como un muñeco con el rostro de su padre, pero ya no lo era. Le cogió la fría
mano y se le apretó. Le llamó, desgasto su nombre. Le suplico que la perdonase
por ser tan testaruda, por no haberle escrito un simple mensaje, por no haber
hecho el esfuerzo de comprenderse. Su madre le paso el brazo por la espalda y
la reconforto.
-
Tu padre te perdono y su último pensamiento fue por ti.- le confesó:- Me pidió
que te dijera que lo sentía mucho y que te quería tal como eras.
Anni
sintió un nudo en el estomago, siendo invadida por un torbellino de emociones.
Premió con fuerza las manos, para no chillar. Se separo del ataúd y se abrazó a
su madre. Volvió a mirar el rostro inerte de su padre, le habían quedado tantas
cosas por decirse.
-
Andrea, él sabía lo mucho que le quería. Se lamentaba por lo ocurrido, por no
haber sabido comprenderte. Me dijo que no te sintieras culpable, que actuaste
según tus sentimientos. Por ello, nadie te puede juzgar.- le susurro su madre,
le quito un mechón de pelo que le tapaba sus precios ojos y le dio un beso.
Una
vez que estuvo más calmada, salieron de la funeraria. Anduvieron en silencio,
contemplando como el pueblo iba despertando al nuevo día. En casa, decidieron
empezar a acondicionar la casa para recibir las visitas. Si fuera por Anni,
hubiera hecho una celebración íntima. Pero su madre prefería que quién hubiera
apreciado a su marido se pudiera despedir de él.
La
gente empezó a llamar a la puerta y darles el pésame. Algunas vecinas la
miraban con descaro y murmuraban cosas entre ellas. Anni se mordió el labio
inferior, le asfixiaba la homofobia provinciana. Hasta la muerte de su padre,
no mostraban respeto alguno.
A
las 17horas llegó Gisela, acompañada por su madre. Hablaron primero la madre de
Anni y luego con ella. Les agradeció su gesto con sinceridad. Su ex se mostró
muy atento y se comprometió a estar a su lado. Anni hubiera preferido que se
fuera, pero se lo permitió. Quisiera o no, quería ser una entidad presente e
importante en su vida. ¿Por qué ahora? En el pasado la necesitaba más y la
abandono. Le había prometido que se irían juntas y, a última hora, le dijo que
se fuera sola. Le rompió el corazón y dejo de creer en el amor. A raíz de
aquello se prohibió tener relaciones estables. No quería atarse a nadie, porque
nada era para siempre.
Eran
las nueve de la noche y aún había gente. A Anni le dolían los pies de estar
tanto tiempo de pie. Su madre también estaba exhausta. Gisela era la que
parecía más entera, y que a la última instancia, y de forma suave, hizo
marcharse a los últimos visitantes.
-
¡Lo odio! En este pueblo nada cambia.- no evito inquirir Anni, sentándose en el
sofá.- No paraban de mirarme inquisitivamente y en decir cosas que no tenían
lugar.
-
Perdónalos, lo hacen lo mejor que pueden. Todo visto desde fuera, se ven de
otro color.- los justifica Gisela.- Y respecto a las miradas, yo también me
sentía vigilada, aunque me tienen más vista. Vivo en el pueblo, con mi novia y
aún les parece antinatural.- su ironía les hizo reír un rato.
-
Gisela, si quieres te puedes quedar.- le ofrece la madre de Anni.- Al no ser
que Lea te este esperando para cenar.
-
No quisiera molestar, será mejor que me vaya.- miró a su amiga, que seguía muy
cerrada consigo misma. Seguía percibiéndola mujer reticente a su compañía. Su
frialdad la hería. Si no fuera porque su mujer tenía razón, que necesitaba
hacer las paces con su primer amor, se hubiera largado sin más.- Por Lea no se
preocupe, hoy está en un congreso a Berlín.
-
No quédate- insistió la morena, por sorpresa de las dos mujeres.- Has sido de
gran ayuda.- reconoce sinceramente, aunque lo hacía más bien por su madre que
la apreciaba.
Al
final, Gisela se quedó. Les ayudó a preparar la cena, compartiendo anécdotas de
su infancia. Se conocieron en la guardería y des de entonces fueron
inseparables. Y su paso de la amistad al amor, casi fue natural.
Anni
ya hacía tiempo que había descubierto que era lesbiana y había tenido sus
historietas en el instituto. Por supuesto, la primera quién lo supo fue su
mejor amiga y lo asumió sin ninguna sombra.
La
sorpresa fue de Anni, cuando una noche Gisela se le declaro. Aquella noche
traspasaron la frontera de la amistad y empezaron a trenzar su corta historia
de amor. Compartían tantas cosas: aficiones, intereses, ilusiones, y
construyeron un plan de vida conjunto.
Encendieron
el fuego de tierra y cenaron cerca de él. La madre recogió la mesa y quería
limpiar la vajilla sucia, pero ellas no le dejaron. La mujer se lo agradeció,
pues estaba muy cansada y llevaba unos días que no dormía bien.
Limpiaron
los platos y se prepararon algo caliente para despedir aquel día, cerca de la
hoguera. Anni estaba más relajada y había disfrutado con la compañía de Gisela.
Por unos instantes, había conseguido no pensar en nada.
-
Anni, gracias por dejarme quedar a cenar.- empezó a decir la chica de ojos
azules, que en aquellos instantes los tenía algo apagados. Las dos sabía que ya
se habían terminado los temas intrascendentes.- No sabes cómo lamente no
haberme marchado contigo.
-
Gisela, por aquel entonces éramos muy jóvenes.- trato de quitarle la
importancia, aunque en su momento le dolió mucho su abandono.- ¡Quizás, fui yo
quién no supe entenderte!
-
Sí, eso es verdad.- reconoce, aunque la tristeza por ello no se le desprende de
su alma:- Siempre te admite, por tener las cosas tan claras. Yo no tuve el
valor de afrontar a mi familia por ti. Aunque, ahora me lo niegues se que
sufriste mucho por mi culpa.
-
No niego que fue duro, no por ti sino por el rechazo de mis padres.
-
¿Anni, por qué no me dices la verdad? Siempre haces lo mismo, prefieres esconder
tus sentimientos que herir a los otros.- se le acercó y le cogió la mano
derecha, mirándola directamente a los ojos. Lejos de sentirse mal por su
intromisión, su armadura se soltó.
-
¿Cómo quieres que me sintiera? Me rompiste el corazón- dice con un atisbo de
rabia:- ¡Me engañaste, me hiciste creer que me amabas y a la primera de cambio
me abandonaste, en el peor momento de mi vida!
-
No te engañe, te amaba mucho. No obstante, no fui tan valiente como tu.- dejo de
mirarla durante unos minutos. Sus ojos se le humedecieron, recordando los días
posteriores a su rotura. Fue como si se fuese la vida. No tenia sueño, perdió el
hambre, el interés por las cosas… No sabía cómo reaccionar.
Sus
padres muy preocupados le llevaron al médico, hasta que llegaron a la conclusión
de que tenía una depresión. Al principio, atribuyeron la difícil época de la
adolescencia. La llevaron a la psicóloga y allí fue capaz de poner nombre y
apellidos a su problema. Amaba a una chica y temía que sus padres reaccionasen
igual que los de Anni.
-
Al ver el rechazo visceral de tu padre, empecé a replantearme todo. Mis
sentimientos, mi orientación… Temía que mis padres no me aceptasen tal como
era.- se secó los ojos y la miro con más entereza:- Y no con ello no te quiero
decir que no te ame. Simplemente, me bloquee. Yo no tenía las cosas tan claras
como tú. Siempre te admire por tu seguridad, tu fortaleza, tu agarre… Y fue
eso, por mi inseguridad y miedos te perdí. Cuando reaccione y vi que no era
nada malo lo nuestro, ya había pasado casi un año de tu marcha. No me escribiste
ni me llamaste. Aunque me pareció algo cruel, sentí que me lo merecía. Por eso, no te busque. Rehíce mi vida y conocí
a Lea y me enamore locamente de ella. Pero siempre me quedo un espina clava de
nuestra historia, necesitaba pedirte perdón.
-
¡Oh, Gisela! ¡Te lo debiste pasar muy mal! Perdóname tú a mí.- Anni sin dudarlo
la abrazo fuerte. Sus ojos estaban habían inundando de lágrimas. Se mecieron
mutuamente, sintiendo que su herida por su historia por fin se cerraba.- Te
amaba tanto, tanto… Me fui con el corazón roto, pensando que jamás volvería
amar como te amaba. Y para sobrevivir, me convencí de que no merecía la pena el
amor. Tarde o temprano todo se termina mal, una de las dos partes sufre más de
la cuenta. No quería herir a nadie ni que me rompieran más el corazón. ¡Qué
ironía! Aún así, me han vuelto a romper el corazón.
-
Anni, no seas tan dura contigo misma. Tus circunstancias eran distintas.- le
dice, a la vez que se separa de ella y le seca los ojos con los dedos, de una
forma suave:- Tu padre se porto fatal contigo. Por suerte, mis padres han sido
más comprensivos y tolerantes. Y, además, uno no puede evitar enamorarse, ¿no?
-
No.- reconoce, le coge la mano derecha y entrelazan los dedos. Se miran
fijamente, por unos instantes parece que regrese el amor que se tuvieron. Pero
no ocurrió nada. Gisela amaba a su mujer, aunque siempre le tendría un apreció
especial. Se volvieron a abrazar fugazmente y en sus rostros renacieron las
sonrisas.
Anni
puso un tronco en el fuego y decidió encetar una botella de cava para celebrar
su reencuentro y reconciliación. Pensó en Jasmin. A ella le gustaba beber cava
por cualquier motivo. Por suerte su madre en tenía. Busco las copas y las relleno. No
evito hacer un brindis por su reina del drama. Se sentía más ligera, como si
había desatascado su corazón. Quizás no había sido capaz de amarla
completamente, sin miedos, sin entregarse sin condiciones… Y aquello la
entristeció a la vez.
Volvió
a entrar en la salita. Gisela se había acomodado en el butacón negro de su
padre. Tenía los ojos cerrados, como si ya durmiera. Pero cuando la sintió
entrar abrió los ojos y le cogió la copa. Brindaron por ellas y por la paz de
sus almas. Anni se sumergió en un relajante silencio, no podía evitar pensar en
Jasmin y en lo que había reflexionado en la cocina.
-
¡Eh, Anni dónde estás? Te percibo muy alejada de aquí, debes de extrañar a tu
pareja. Supongo que vendrá mañana por el funeral.- tenía curiosidad para
conocerla y no se creía lo que había contado la madre de Anni.- ¿No sé si es
verdad, pero sales en realidad con Jasmin Leroy, o Fleming?- no pudo evitar disimular
algo de incredulidad.- Admito que es muy hermosa y sexy, pero no te imagino con
ella.- no evito tampoco reírse, pero se detuvo en seco en percibir la mirada
llena de ira de su amiga.
-
Sí, era mi novia.- reconoció y no escondió que no le gustó su comentario. Pero era
comprensible su reacción, Jasmin para la mayoría de gente parecía una cabeza
hueca y sin sustancia. Y ella, también la había atacado por su frescura en algunos
temas y vida sin rumbo.
-
¡Ah, perdona!- exclamo al acto Gisela, sintiendo que había metido la pata hasta
el fondo:- No os imaginaba juntas, sois tan distintas.
-
No te preocupes. Yo también me lo pregunte mil veces.- agacho la cabeza y la
volvió a mirar con su mirada marrón llenos de amor:- Pero la amo con toda mi
alma. Jasmin es increíble, tierna, sensible, con un gran corazón,… ¡No se qué
haré sin ella!
-
¡Anímate Anni! Inténtalo arreglar con ella, no te cierres otra vez de banda y no
la apartes de tu vida.- le aconsejó.
-
Sería lo que más desearía, pero Jasmin se ha ido y no sé dónde está.- no oculto
su desesperación por aquello y se comprendieron al momento. Las dos habían
pasado por aquel mismo momento, habían sentido como una pérdida irreparable.-
Sólo me dejó una carta, a modo de despedida. No quería hacerme sentir culpable
ni que sufriera, pero me siento.- decidió al momento, enseñarle la carta. La lleva
siempre con ella, era como sentir su aliento a quemarropa.
Gisela
leyó la carta y escucho su historia de amor. Y le permitió ver los hechos desde
una perspectiva externa. No le oculto lo que creía de su rotura, tratando de
ser imparcial. Se le notaba que era psicóloga.
-
Siempre has sido muy exigente con la gente y con Jasmin no ha sido una
excepción. En cierta forma, me parece que ya esperabas que te defraudara.
-
No me faltaban tampoco motivos- admite Anni, recordando la primera etapa de su
relación:- No quería que nadie más me dañara como lo hiciste tú- le confesó al
final.- ¿Y qué tengo qué hacer yo ahora? No me ha dejado opciones.
-
No te rindas si tienes claro tus sentimientos por ella, lucha y búscala por
debajo de las piedras si hace falta.- sonriéndole, para descongestionar un poco
el ambiente, algo enardecido por emociones muy intensas:- Pero eso sí, antes
debes de estar en paz contigo misma para amarla sin reservas ni rencores. Debes
saber separar tu mundo del de ella. Cada cual tiene un modo distinto de
afrontar la vida y vivir. La debes de aceptar tal como es y aprender a ser más
tolerante con la gente.
-
Gracias Gisela- se le acerco y le dio un abrazo sincero. Le había devuelto la
esperanza. Intentaría hablar con Katrin y si no conseguía averiguar nada, esperaría
que Jasmin regresara.
-
¡Ah, por cierto yo también creó que deberías apostar por tu carrera como
cantante!- le animo. La había sentido cantar varias veces y tenía talento,
siempre le hacía erizar la piel.
-
¡Tu también insistes en ello!- dice riéndose, aunque una idea algo alocada la
invade:- Quizás tu, al ser psicóloga me puedes ayudar. Lo que me pasa, a parte
que no tolero muy bien las criticas, cuando he de cantar ante mucha gente me
bloqueo... Va más allá del pánico escénico habitual…
-
¡Claro que te iría bien! Te aconsejo a mi pareja, ella es una especialista en
ello. A parte, a finales de año nos trasladamos a vivir a Berlín. Nos gusta vivir
aquí, pero a nivel profesional no hay comparación.
-
¿Y no me puedes llevar tú?- insiste Anni, que
no le apetece a abrirse con alguien que desconoce.
-
No, es mejor no llevar amigos ni familiares. No sería objetiva.- le informa e
insiste que su pareja es buena psicóloga. Era muy empática, analítica y sus
métodos creían que serían más afines a la técnica de sonido.- Me regalarías una
de tus canciones.
-
No me he traído la guitarra.- no le apetecía en el fondo.
-
¡Vamos, ni que sea a capela!
Jasmin
se rió de nervios. Y de repente, como un impulso, empezó a cantar la canción
que compuso expresando lo que sentía por Jasmin. Cerró los ojos y se imagino
que estaba delante de ella escuchándola. El corazón se le aceleró y sus ojos
destilaban todo el amor que sentía por su reina.
Gisela
se quedo sin palabras, supo que el corazón de Anni había dejado de peregrinar,
por fin hallado un puerto para echar raíces. Le deseó mucha suerte y que
jamás se rindiera. Era tarde y se fueron a dormir. Anni durmió muy bien aquella
noche, el haber hecho las paces con su primer amor y al haber conseguido
comprender más a Jasmin le daban más serenidad.
El
día siguiente fue bastante duro. Pero término dejando un poco de vacío en la
vida de los Brehme. Anni propuso a su madre que se viniera a vivir a Berlín con
ella, aprovechando que al piso había una habitación libre. Pero su madre no
quiso. Le prometió que iría más frecuentemente.
Gisela
le dio la tarjeta profesional de su pareja, haciéndola prometer que no se rajaría.
Lea tenía una consulta a Berlín y estaba media semana en la ciudad. Se habían
cansado de ir para aquí y para allá, por eso su amiga se iría a vivir con su
pareja a la gran urbe.
Anni
se quedo un par de semanas con su madre, ayudándole con la dichosa burocracia.
Eran a finales de noviembre y empezaba a notarse el frió. Nele le recibió con
entusiasmo y estuvo contenta porque la vio más animada. Le hizo un resumen de
su reencuentro con su primer amor.
-
Le tienes de hacer caso en todo.- le remarco.- ¿Cuándo esperas en llamar a la
psicóloga?
-
Es que no sé, no estoy del todo convencida en apostar por la música.- y cambia
de tema para que no le insistiera con ello:- ¿Seguís sin saber nada de Jasmin?-
su amiga la miro con pena y no hicieron falta más palabras.- Esta tarde iré a
ver a mi ex suegra.- y así lo hizo. Pero nada le dijo.
Anni
se prometió que no desistiría. Volvió a llamarla una semana tras otra, pero
nada. Siempre el contestador de voz. Y cada vez que veía a Katrin le atosigaba
con la misma pregunta. A veces, recibía una respuesta cortante pero no le
importaba. La que sí le llamo fue Gisela y le paso a su pareja. La cual
insistió en verse en persona.
-
No es mi costumbre perseguir a la gente, pero Gisela me ha insistido:-se justifico
la pobre chica.- Te aprecia mucho y por eso te quiero ayudar.
Al
final, consiguió que acudiese a su consulta. Lea era una mujer de unos 36 años,
no muy alta, de complexidad normal y lucia un pelo corto a la moda y femenino.
Era directa y no le gustaba perder el tiempo. Gisela tuvo razón, su estilo era
afín a ella.
El
tiempo corría veloz, como un cohete. Otra vez, las fiestas de Navidad llegaron
y, como un refrán, cada oveja volvía su hogar. Anni esperaba que Jasmin también
regresara por esas fechas para compartirlas con su familia. Llego el 25 de diciembre
y Jasmin no apareció.
Anni
no pudo contenerse y subió al piso de Katrin. Esta le abrió los ojos muy
serios, le empezaba a cansar el acoso de su ex nuera. Y nada más sentir
que nombraba su hija le salto a la yugular.
-
¡Por favor, no te atrevas a nombrar a mi hija! Sigue siendo la egoísta de
siempre. No ha venido ni vendrá, ni para ver a su hermana.- parecía muy dolida
por su ausencia.- ¡Y todo por tu culpa! Sera mejor que te vayas, no tengo
humor.
Anni
se fue con la cola entre las piernas, siendo consciente de qué su amor debía de
estar muy dolida aún. Bajo las escaleras corriendo y entro como un huracán al
piso y se encerró en su habitación. Volvió a llorar lágrimas de sangre por una mujer que
quizás no se la merecía. Aún así, una parte de ella padecía, porque intuía que
Jasmin estaba perdida vete saber dónde.
Entro
al 2015 intentando mantener la esperanza para reencontrarse con el amor de su
vida. Trabajaba duro con Lea y empezó a notar los beneficios de la terapia. Y
volvio a brotar con fuerza un sueño, que quizás era más de su ex pareja, pero
que decidió hacérselo suyo. Si ella intentaba crecer como persona, ella
lucharía para que la gente conociera su música.
Quisiera saber cómo acaba el final y hasta hoy sigo sin saber como se llama la canción de anni y jasmin no quien la canta en el capítulo 71 la primera vez que hacen el amor si alguien lo sabe por favor decírmelo y el final
ResponderEliminarAhora mismo no se la canción que te refieres, lo siento
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