JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 8 (parte 1) (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
(8)
Despedidas y nuevos comienzos
Jasmin
La
top modelo no tardo en girarse, sus ojos le chispeaban de pura ira. La reacción
de la rubia la habían descolocado completamente. Sus ojos negros como el
carbón, profundos y bien maquillados le cortaron la respiración a Jasmin.
Sintió como si le aspiraban y la trasladaban en una dimensión más allá del
mundo terrenal.
Marisa
era guapísima, de mirada penetrante y letal. Alta y con un tipo muy envidiable.
Y se parecía a la morena que interpretaba a la Condesa Nadia en la película las
Vampiras, que terminaba de ver. Quizás, por ello Jasmin se quedo como
hechizada.
-
¿Qué haces en mi casa?- le interrogó de inmediato, de una forma muy cortante.
La hizo sentir muy incómoda, como si fuera una ladrona.
-
Soy la amiga de Martín, ¿no te ha dicho nada él?
La
propietaria del piso no respondió de inmediato, se la quedo mirando con sus
ojos carbón, de una forma ruda. Se le acercó, para estudiar más su rostro.
Llegó a unos palmos de ella, mirándola desafiante.
Jasmin,
aunque temblaba de miedo, le mantuvo su glacial mirada. Sintió su frio aliento
a quemarropa, su olor corporal mezclado con un fuerte perfume de marca. En
conjunto, le hizo subir su temperatura corporal. La modelo consciente de ello,
no pudo evitar reírse de puro morbo. Le debía encantar intimidar a las mujeres.
-
¡Por supuesto me ha informado!- admitió al final. Se separa unos palmos de
ella.- Lo que no me confesado es tu identidad, Jasmin Fleming.
La
rubia de pelo corto, iba protestando para ella misma. Más bien escupía
impropios en rumano, que las dos no entendían. Estaba enfadada porque la morena
no le prestaba atención y se había estropeado su plan. Marisa la ignoraba
claramente, le preocupaba más que la polizonte de su hogar fuera tan famosa en
su mundo.
-
¡Lo siento, pero no es mi culpa que no te lo haya dicho!- se justificó la ex
modelo, no comprendiendo su irracional enfado.- ¿Cambia algo eso? Mira, si
tanto te molesta que este aquí me voy ahora mismo. Yo ya me quería ir esta
tarde, pero Martín no me lo ha permitido.
-
¡Ya, ya me lo imagino!- se rió cínicamente y añadió:- Quiere llevarte al
huerto, ¿no te has dado cuenta? ¿Y quién no querría hacerlo contigo?- la miro
con deseo, con lascivia. Su cumplido tan masculino, en más de alegar a Jasmin
le hicieron venir nauseas.
-
¡Ya basta!- exclamo la rumana ya muy cabreada:- ¿Quién es esta chica? ¡Sí
quieres estar conmigo, que se vaya!- le exigió al fin.
Marisa,
lejos de enfadarse por su amenaza, le regaló una de sus seductoras sonrisas.
Por unos instantes pareció que iba a recibir un bofetón, pero nada de eso
ocurrió.
-
Lo siento, otro día será dulce magnolia.- se le acercó, le acarició el rostro
brevemente y le dio su último beso. Su caricia gentil adormeció a la tigresa.
Le susurro algo en el oído, que debió potenciar su efecto sedante. Se dirigió
hasta su habitación y no tardo en entrar, en sus manos llevaba una bolsa que
dio a su amante de turno.
Jasmin
no pudo ver que contenía, pero si vio que la rubia se iba con un especial
brillo en los ojos. ¿Había cobrado por haberla dejado con la miel en los
labios? ¿Marisa pagaba para obtener placer sexual o para acallar a sus amantes?
Misterios. Eso sí, era una persona muy persuasiva. Belleza, poder económico y fama,
que le hacían creer que todo se podía adquirir, a cualquier precio.
La
alemana decidió irse ya. No merecía discutir su presencia allí. Aquello sería
un asunto que debían aclarar los dos hermanos.
-
¿A dónde vas?- le freno al ver que se dirigía a la habitación de invitados:- Me
harás creer que huir es tu especialidad.- se movía del autoritarismo a la
ironía. Simplemente, parecía muy cínica.
-
A recoger mis cosas.- le informó molesta por su comportamiento. Aunque trato de
ser conciliadora, por eso se justifico:- Entiendo, que estés molesta. Agradezco
mucho vuestra ayuda, me agredieron y tu hermano se ofreció para cuidarme. Estoy
sola en la ciudad…
-
Eso ya lo sé.- cruza los brazos, su postura sigue siendo hostil.- Lo que no me
extraña que tu historia no haya salido en la red. ¿Has desaprovechado esa
oportunidad para triunfar? ¡Oh, no! Si tú ya eres famosa en el colectivo LGTB,
por tu gran salida del armario. - se burlo descaradamente, pero en más de
derrotarla la embravecieron.
-
¡Al menos, mi vida no es una farsa! Algún día te levantaras, y te pesará la
soledad. Habrás vendido los mejores años de tu vida negando una parte de ti,
por una sociedad aún demasiado homofóbica.- sus palabras parecieron unas burdas
volvas de nieve que se fundía entre las manos de la morena.
-
¡No me des lecciones Jasmin!- dijo luciendo una de sus mejores sonrisas:-
¿Quién estropea todo lo que te toca? No has sabido separar tu vida personal de
la profesional. Para mi eres una fracasada.- fuera muy dura con ella.
Le
recito todas sus meteduras de pata, que eran bastantes. Jasmin se calló y los
ojos se le humedecieron. Marisa se percató que estaba a punto de llorar, pero
no se detuvo. Rayó la crueldad.
-
¡Ya basta! Tú no tienes ningún derecho a juzgarme.- Marisa dejo de reírse y la
volvió a esgrimir una lacerante mirada.- No te preocupes, me voy de tu vida no
sea que te contagie mi homosexualidad.
-
¡Pero Jasmin, si ni tú misma sabes que eres!- siguió metiéndose con ella, como
si la conociera de toda la vida.
-
Una persona que ama a una mujer y jamás me esconderé por ello.- declaró
rápidamente, muy convencida de ello.
-
¡Qué ironía! ¿Es qué no lo ves, no tienes tampoco narices para decirte que eres
lesbiana?- la atacó de nuevo. Se le acercó, sin dejar de mirarla:- Yo no niego
mi orientación, simplemente la oculto. Sé muy bien quién soy y vivo como
quiero. ¡No me juzgues tú, por no haber sabido hacer lo mismo!
Se
paró a unos palmos de su cara. Era una mujer de ideas firmes, que cogía siempre
lo que deseaba. Sus ojos marrones parecían un buitre, apunto de atacar a su
presa. A pesar de su opinión sobre ella, la deseaba.
Jasmin,
se percató de qué le estaba poseyendo un voraz impulso de besarla. Si Anni le
despertó una ternura infinita, Marisa le provocaba un volcán de pasión
incontrolable. Arremetió vorazmente contra ella, aprisionándola contra la pared
libre de muebles, la más cercana a su habitación. Y la besó con furia, con
fuego y de una forma muy salvaje.
Marisa
no protestó, parecía encantada. Gimió y gimió. Jasmin le acarició los pechos
por encima de la ropa, sin dejarle de besar y morder sus labios. Lo hacía con
tanto ardor que le terminó por herirle el labio inferior. La modelo chillo de
placer, pero sirvió de corta fuegos para Jasmin. Se separo bruscamente de ella.
Se fregó la boca, para arrancarse el sabor de sangre que le provocaba puras
nauseas.
-
Lo siento.- le pidió disculpas de forma automática, pero la modelo no le había
importado. El placer estaba escrito en su mirada carbón.
-
¿Por qué has parado? No negarás que no me deseas.- se le acercó, con la
intención de volver a besarla. La abraza fuertemente, pero Jasmin no lo
consciente.- ¡No! ¿Qué no ves que te estoy haciendo un favor? Estando con más
mujeres, te ayudará a definirte.- insiste, no renunciando a poseerla.
-
¡Déjame!- exclama tajantemente Jasmin.- Se lo que quiero, a Anni.
-
¿Y por qué no estás con ella?- Marisa la libera de sus garras y se ríe. No
tenía ningún pelo de tonta.- Te repito, que mi hermano te acogió porqué estabas
sola en la ciudad y necesitas hallar a tu misma. Eso si me lo conto. ¿No te
parece buen plan acostarte conmigo, para ver si eres lesbiana o no?
-
¡No lo soy! Sólo me enamore de una mujer.- repite Jasmin, volviendo a sentir
una ola de ira.
-
¡Chica, no me extraña que tu pareja se sintiera muy insegura a tu lado!-
ironiza cruelmente. Se arregla el vestido, percibiendo que no conseguiría
seducirla aquella noche.
Jasmin
se la quedó mirando con odio. Le había dado en el lugar que más le dolía. Sin
pensarlo le dio un bofetón muy sonoro. Marisa se lo devolvió sin compasión,
casi la hizo caer.
Jasmin,
no disimuló su dolor, se puso la mano en su pómulo derecho y empezó a llorar.
Entonces, Marisa mostró un atisbo de humanidad y la abrazó, dilucidando que aún
tenía corazón.
Empezó
a secarle las lágrimas con sus labios carnosos, resiguiendo cada palmo de su
rostro desencajado. Jasmin se estremeció, sintiendo toda su ternura y se olvido
de todo. No importaba ya nada, Anni estaba muy lejos de ella y si volvía, era
seguro que no le ofrecería otra oportunidad.
Permitió
que Marisa la volviera a besar, que le desbrochase la camisa, se la sacará y le
empezará a besar los pechos. Se permitió sentir con otra mujer, con la
esperanza de olvidar, o quizás porqué la modelo tenía razón. Debía de probar
con otras mujeres, para saber si era bisexual o lesbiana.
Se
amaron el resto de noche, de forma apasionada. Jasmin disfruto teniendo sexo
con Marisa. Realmente, hacer el amor con mujeres era infinitamente más
placentero que acostarse con chicos. Aún así, extraño algo: la dulzura de Anni.
Su delicadeza.
En
la madrugada se dejaron vencer por el sueño. Jasmin se deshizo de los brazos
posesivos de Marisa y le dio la espalda. Aunque, quizás hubiera sido mejor ir a
dormir a su cuarto. Pero como la modelo no insistió en dormir acaramelada a
ella, terminó durmiendo como un ángel y mucho mejor que los anteriores días.
¿El sexo puro y duro ayudaba en los males de amores?
Les
despertó Martín, que entró de forma jovial a la habitación. Levantó las
persianas de la habitación y irónicamente las despertó. Ataco a su hermana por
ser una lince con la alemana. Marisa le sonrió orgullosa. Jasmin, por el
contrario, sintió vergüenza y descolocada. ¿Pero qué era aquello? ¿Habrían
apostado cual de los dos se la llevaba en la cama? También lo lamento por el
arquitecto, a quién tantas calabazas le había dado y, a las primeras de cambio,
se liaba con su ácida hermana.
-
Lo siento Martín- dijo Jasmin, no dejándose de sentir algo culpable.
-
¿Y por qué te tienes de disculpar?- le dijo de inmediato:- Si ya sabía que
encontrarías a mi hermanita irresistible. Ya estoy acostumbrado que me quite a
las chicas.- ironizó. Le era sincero. No era posesivo.- Aparte, Juan me ha
pedido ir a vivir con él. Y he aceptado.
-
Pensaba que jamás te comprometerías con nadie- le dijo con sorna su hermana,
que le tiro un cojín por bribón.
-
Solo probar.
Jasmin
lo felicito y sintiéndose algo incomoda, se levantó y vistió. No sabía que
pasaría en su vida. Empezó a dudar si sería un buen plan permanecer más tiempo
en aquel piso. Martín se iba y se terminaba de liar con Marisa. Las cosas a la
luz de día se ven de otro color y se maldecía por haber caído en los influjos
de la top modelo.
-
Chicos gracias por todo, será mejor que recoja mis cosas y me vaya- se decidió
al final Jasmin.- Muchas gracias en especial para ti Martín.- se le acercó y
dio dos besos. Marisa seguía desnuda en la cama, mirándola con sorna. ¿Qué
debía estar pensando su cabeza? ¿La forma más perfecta de herirla?
-
¿Por qué huyes ahora Jasmin?- le interrogó, siempre dando en el clavo. No se
conocían de antes, pero era capaz de interpretar sus intenciones y comprenderla
mejor que nadie.- ¿A caso te he pedido tener una relación seria?
-
¡No!- admite Jasmin:- Aunque, hayamos tenido sexo del bueno, recuerdo a la
perfección tus apreciaciones sobre mí. Me atacaste y me has hecho sentir mal.
-
¿Igual es por qué te sentiste demasiado identificada con lo que te dije? –
Supuso Marisa con mucha seguridad.- Acepta tu vida tal cual ha sido, no la
puedes cambiar, ¿no? Y demuéstrate que puedes cambiar.
-
Marisa, por favor, no seas dura con Jasmin!- intercedió al final Martín. Le
acarició la cabeza de forma cariñosa que suavizo su aspereza natural.
-
¡Vale! Jasmin, siento haber sido tan dura contigo.- le pidió perdón:- No han
sido formas, pero pienso todo lo que te he dicho.
-
Disculpas aceptadas. De todos modos, continuo pensando que es mejor que me
vaya.- insistió la ex modelo.- No me gusta vivir del gorro ni ser un estorbo.
-
No hace falta, te puedes quedar.- determino Marisa, sorprendiendo a su
hermano.- Si te has de sentir más útil, puedes ser mi asistente personal. Me
parece un trato justo, ¿qué te parece?
-
No lo considero adecuado, no después de qué nos hemos acostado.- dice muy
convencida Jasmin. Aunque, la Marisa de aquella mañana le parece más cálida,
más humana no le termina de convencer. Le parecía que era bipolar. Hoy soy
buena chica y por la noche te saco los ojos. ¿O su cinismo era pura fachada?
-
Jasmin, no busco ninguna relación seria.- le dice de inmediato:- Aparte,
tampoco sería un buen negocio para mí dejarme ver contigo. Ya conoces como es
la prensa.
-
¡Ya me lo imaginaba!- exclamo la alemana, tomándose la satisfacción de reírse
de ella.- ¿Y me quieres tener encerrada en el piso con candados, para que nadie
nos vea juntas?
-
¡Por supuesto que no! Tú trabajarías para mí como asistenta del hogar sólo.
Para mis temas laborales ya tengo a mi representante. Puedes hacer lo que
deseas con tu vida, jamás te pediré explicaciones. Claro, mientras seas
discreta y no cuentes nada del que ocurre dentro de este piso. ¿Te parecen bien
mis condiciones?
Jasmin
le parece justo. Aún así, sigue sin saber si aceptar aquella propuesta justa.
Marisa, era una mujer de armas tomar y hablaba muy en serio. Era muy directa,
igual que su ex pareja. Aunque, también parecía una mujer muy manipuladora y que
usaba a la gente a su antojo.
-
Creó, Jasmin, que deberías de aceptar:- insiste Martín, lo decía por puro
altruismo.- Ayer mismo, te quejabas de qué era difícil encontrar trabajo.
-
No hace falta decir, que tú sueldo es negociable.- insistió Marisa.
Al
final, su respuesta fue afirmativa. Era un buen trato. El sueldo base no era
muy alto, pero la comida, alquiler y gastos de piso no debería de asumirlos.
Por tanto, sólo faltaba que supiera ahorrar. Se prometió que su vida sería más
austera. No quería una vida de lujos, llena de fama.
Pensó
en toda aquella gente que se moría de hambre y de frió a diario, que se tenía
de conformar en vivir en la intemperie o en lares sin recursos. Las ayudas
sociales, a demás, cada vez iban menguando. Empobreciendo más a las clases
sociales inferiores.
No
importaba con lo que trabajase, lo importante era tener un sueldo para ir
sobreviviendo e intentar llevar una vida digna. Todo lo que había deseado era
solo accesorio y fútil.
-
Yo sólo te pongo una condición, o te pido algo muy elemental.- decidió
aclararle Jasmin, antes de cerrar el tracto verbal:- No vuelvas a meter en mi
vida sin más, no me juzgues. Ha de haber respeto entre nosotras. También te
pido disculpas por haberme metido en tu vida.
-
Me parece la actitud correcta:- le prometió una Marisa triunfal.
Más
tarde, los tres se fueron a dar un tour turístico por Barcelona, para que
Jasmin conociera lo más típico de la ciudad. La inacabada Sagrada Familia, que
parecía tener dos rostros con la intervención de dos arquitectos. El parque
Guell, la Pedrera, casas renacentistas, la plaza España, el mundo de Monjuic,
Ciutadilla… Termino siendo un día muy completo.
Marisa,
sin maquillaje y ropa más sencilla, al natural según ella, parecía otra
persona. Se había construido una fuerte armadura para conquistar su sueño de
brillar en el estrellato del modelaje. Jasmin descubrió que una parte de ella
la envidiaba. En nombre del amor, por Anni, había renunciado a aquella gloria.
¿Pero debía de lamentarse por querer tener una vida más transparente?
Aunque,
aquello no quitaba que le doliese. Quizás, más que nada en aquel mundo se
debería de ventilar, abrirse a las realidades humanas, permitir la entrada de
aire fresco y ser más tolerante. Personas como Marisa, que se amoldaban a aquel
sistema, no ayudaban.
Martín
no tardó en mudarse con su pareja. Jasmin empezó asumir su nueva tarea dentro
del palacito de Marisa Cirera. Y tal como le prometió, no intentó ningún otro
acercamiento sexual con ella. De todos modos, percibía sus ojos penetrantes
degustándola con ahínco. Incluso, ella perdía el norte cuando se atrevía
mirarla directamente a los ojos. El haberse acostado no había asfixiado su
deseo mutuo. Jasmin, lo prefería de aquel modo, porque no estaba preparada para
otra relación.
Por
las mañanas arreglaba el piso, iba a comprar y cocinaba para las dos. Y por las
tardes, iba al centro de día del barrio Gòtico, para ayudarles. Les limpiaba y
arreglaba la ropa. Incluso, con el tiempo empezó a recoger cosas de los
contenedores de basura que la gente tiraba sin más. Sillas, piezas de ropa,
zapatos, bolsos, muebles… Lo restauraba y le daba otra utilidad.
Si
la ropa realmente era vieja y estaba rota, la descocía y la usaba para diseñar
algo nuevo. Hacía abrigos, pantalones, guantes, jerséis…, y los repartía por
los vagabundos que iba encontrando por la calle. Cuando pudo se compro una
pequeña máquina de coser para el piso y seguir con sus diseños en su tiempo
libre.
La
directora del centro, le felicitaba por sus diseños. Creía en su talento y la
quería animar porqué diseñara profesionalmente otra vez. No quiso volver a
aquel mundo, ya no tenía aquella clase de ambiciones.
Y
se percato, que ya no le importaba tener plan de vida. Era feliz viviendo día a
día, intentando ayudar a las personas sin recursos a mejorar un poco su vida,
pensando cómo mejorar su calidad de vida.
Marisa
le aplaudió cuando un día le contó lo que hacía por las tardes. De todos modos,
terminaron por tener una de sus pequeñas disputas (aunque se llevaban mejor, el
cinismo incipiente de la modelo le ponía de los nervios a Jasmin). Todo empezó,
cuando le insinuó a Marisa que tenía un exceso de ropa, mucha de ella no se ponía.
En realidad, la coleccionaba como trofeos de sus trabajos.
-
¡No te atreverás a tocarla! ¡Son mis cosas y mi vida!- le remarca Marisa.-Y no
por ello soy una insensible y doy generosas donaciones por causas sociales.- se
defendió de forma tenaz y contundente:- He trabajado mucho para llegar a donde
estoy, nadie me ha regalado nada.
-
¡Ya, pero no hay que ser tan egoísta!- le reprocho Jasmin duramente.- Hay que
vivir con lo necesario.
-
¡Por favor, no me pretendas dar lecciones de moral! ¡Ni me vegas a decir lo que
es correcto o no!- le interrumpe de inmediato. No tolera a los que quieren de
ir de mesías por la vida.- ¿Te tengo de recordar nuestro pacto? ¿A caso, me he
metido más contigo? Aún así, te entiendo a la perfección, siendo útil por
alguien te sientes menos sola, ¿no?
Las
dos mujeres se miraron a los ojos. Puede que las dos tuvieran parte de razón.
Jasmin se sentía muy útil ayudando a los otros y así se sentía menos culpable
por lo que había abandonado en Alemania. Aún así, se sentía más llena que
nunca. ¿Pero aquello sólo sería un burdo parche?
Respecto
a Antonio, cumplió su promesa y le fue a ver regularmente al hospital. Incluso,
cuando le dieron el alta, con la mediación de la doctora Lila consiguieron
internarlo en una residencia de la tercera edad. La médica era muy maja y
sintió que le gustaba, pero prefirió alejarse de ella. No le quería dar falsas
esperanzas.
Marisa
viajaba mucho, por lo cual también le daba más momentos para ella y sus nuevos
proyectos. Martín viajaba mucho a Berlín, y le contaba cosas de su ciudad. En
Navidades le venció la nostalgia por su tierra, sus amigos. Aún así, no se
sentía con fuerzas por regresar, ni por compartir las fiestas en familia. Anni
seguía en el centro de su corazón y siempre la tenía muy presente.
Llamó
a su madre y le contaba parte de sus proyectos sociales. Katrin se sentía feliz
en verla tan entusiasmada por algo. Aunque, en el fondo de su alma, creía que
su hija se cansaría pronto de sus tareas humanitarias. Lo que no le contó que
era la asistente de una modelo famosa. Quizás, porque temía la reacción de su
madre.
Paso
navidades en compañía de la gente del centro y el fin de año se lo paso sola en
el piso. A pesar de que Martín le invito a su fiesta particular. Se sentía muy
triste, recordando los buenos recuerdos compartidos con la técnica de sonido.
Marisa
se había ido al Caribe para celebrar el 2015. No sabía si se había ido sola,
con amigas, o con uno de sus ligues de turno. Parecía tener alergia a las
relaciones, como Anni pensaba en la soledad de su piso. Se percató de que
extrañaba a la modelo. A pesar de compartir piso, tampoco habían entablado una
amistad muy profunda. Aún así quieras o no, con un mes y medio de convivencia,
terminas de coger un poco de afecto a tu compañera de piso. ¿Sería aquello qué
le ocurría a Jasmin?
Siguiendo
un impulso, sin importarle a qué hora debería ser al Caribe, la llamó al móvil
para desearle un buen inicio de año. No le importo que le soltara una de sus
mejoras perlas. Pero no fue sí, le contesto una Marisa muy distinta. Parecía
algo bebida y que había terminado de llorar.
-
Muchas gracias Jasmin, no pensaba que te acordarías de mi.- le agradeció
sinceramente. Su voz estaba algo apagada, como melancólica.
-
¿Cómo me voy a acordar? Al fin de cuentas, eres mi jefa y mi compañera de
piso.- añadió sintiéndose más cercana que nunca a Marisa.
-
A pesar, de cómo te he tratado has tenido un bonito gesto…- se calló,
pareciendo que trataba de contener el llanto.
-
¿Marisa, va todo bien? ¿Estás bien?- empezó a preocuparse la alemana. Hubo un
prolongado silencio, que la inquieto e hizo sentir muy impotente.
-
¡Sí, va todo bien!- respondió al final, siendo más fría.- Te tengo de dejar, me
esperan en una fiesta. ¡Feliz entrada al 2015!- y le colgó el teléfono. Supo de
inmediato que ella también huía, quizás por eso la entendía tan bien. ¿Sería su
desdicha el precio de la fama?
El enero fue una
copia del diciembre, pero algo había cambiado en Jasmin y Marisa…
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