(7)
Aunque no esté a tu lado, siempre te voy a cuidar.
Unos
golpecitos a la puerta me despertaron. Me levante llena de pereza. Por la
intensidad de los rayos solares, debían de ser solo las nueve la mañana. Abrí
la puerta con algo de hastió. Las dos noches sin dormir estaban afectando a mis
niveles de paciencia. Una picara Duquesa Quiroga invadió mi intimidad. Siempre
con su rostro perfecto e inmaculado.
-
Perdona, siento presentarme tan pronto. Tu hermano tiene mucha prisa para
volver a Santiago. Extraña ya a sus hijos. Aunque, deduzco que otro asunto le
está quitando el sueño.- Se sentó en la cama, sin perder la sonrisa algo
traviesa.- He preferido subir a despedirme de ti. Sabes te extrañaré mucho.
Odio la falsedad de la corte y no soporto a Augusta.
-
¡Qué pena que te marches tan pronto!- Me entristecí. Me agite en la cama y le
cogí la mano.- ¿En tu ausencia, a quién le contare mis cosas?
-
A tu nueva criada, a Bárbara. Existe mucha complicidad entre vosotras. Aunque
es raro que la tengáis, si os conocisteis ayer mismo.- Puntualizo. Me sentí
atrapada en su ratonera, claramente había mordido el anzuelo.
-
Sí, lo es.- Le admití, incapaz de negárselo.- ¡No hago daño a nadie! Los
criados son seres humanos, no soy partidaria de la segregación social.
-
Merchita, a mi no me engañas. Tus ojos brillan como si fueran diamantes. La
fuente de tu gozo es ella, tu asistente personal. Lo que me chirría es porque
posee tú colgante.- Se levanto de la cama y me desafió con los brazos
cruzados.- ¿Vamos, dime qué me ocultas? No temas, soy la única persona que no
te juzgara por tus sentimientos. ¡Tenlo siempre presente!
Me
tape la cara con las dos manos. Odiaba ser un libro abierto. Mi amiga no se
merecía mi insolencia. Confiaba que supiera guardar secretos. Para mí era muy
valioso salvaguardar su identidad. Era una bandolera muy buscada en la región,
y más tras asaltar el carruaje donde viajaba mi marido junto al rey Alberto
Parice. Me acerque la puerta y la cerré con llave.
-
De acuerdo, es verdad te he mentido. No está siendo fácil para mí la situación
y lo que estoy experimentando cuando la veo.- Elsa me miró con los ojos
saltarines, alegrándose de corazón por mi dicha.
-
¿Te has enamorado de ella?- verbalizando mis pensamientos. Le respondí con un
gesto de barbilla.- Cariño, no debes de avergonzarte. Amar a alguien, y en
especial los primeros días, son maravillosos. Flotas, haces tonterías para
estar junto a la persona amada, te estremeces con solo sentirlo cerca…- Me
abrazo llena de felicidad por mí.- ¡Y borra de tu cabeza los prejuicios! Eso sí,
sean discretas. La sociedad no lo entendería, igual que tú familia política.
-
Lo sé.- Le narré el pacto que hice con Joaquín. Me separe. Me relajé un poco,
al no interrogarme más sobre mi amante.
-
Es un buen hombre, no debes de temer respecto a él.- Hizo una pausa. Cruzo los
brazos, como si esperara algo más. Seguía dudando de si revelarle toda la
verdad. Lo debió deducir.- ¿Lo admites o te lo narro yo? Bárbara es…- Reduje la
distancia que nos separaba y le suplique que disminuyera el tono de voz.
Obligándome a serle totalmente sincera.
-
Es el bandido que me derribo y me robo el collarín. Cuando lo tuve encima,
percibí sus pechos. Me impacto. ¿Quién podía imaginar que una mujer se dedicará
a este vil menester? Sus ojos me atrajeron ya dentro de la carroza. Me
atraparon y vencieron mi voluntad.- Le explique nuestro encuentro en el mercado
y terminé por regalarle la joya materna. Compartir mis sensaciones, mis miedos
y emociones fue liberador.- Ha aceptado quedarse a mi lado y dejar de
delinquir. ¿No te ha chocado?
-
Esos detalles a mi no me escandalizan. Aquel día, a pesar de tener el rostro
cubierto por el pañuelo, ya me pareció que sus facciones eran muy finas para
ser varón.- Me sujeto las manos con delicadeza, mostrándose feliz por mi
dicha.- ¡Me alegro de veras Merchita! Mereces vivir la gloria del amor
verdadero. Ella siente lo mismo, me fije cómo te miraba, con absoluta devoción.
Aún así, vigila. Suele ser difícil cambiar de vida. Puede que el otro ladrón,
si son pareja, no le permita abandonarlo.- Me aconsejó.
-
Dice que no están unidos por los sagrados votos del matrimonio. Eso lo debería
poner más fácil.- Dije a modo de protección personal. No había tenido en cuenta
aquellas cuestiones tan trascendentales. ¿Por qué podía ser tan ilusa? El
compromiso seguía existiendo entre ellos y no se borraría mágicamente.
-
Amiga, a veces las relaciones son complejas. Sean las emociones, o el
sentimiento de culpabilidad, nos atan. Goza de tu amada y trata de
comprenderla. Debes de prepararte para que su pareja reaparezca en su vida, o
que lo quiera ir a ver. Sólo escúchala y no la sentencies. Y por encima de
todo, debe haber mucha comunicación. Y mi último consejo vigilad.- Exploro la
ancha habitación, como si buscará algo.- ¿Tu alcoba comunica con otra?
-
Creó que sí.- Me dirigí hacía la esquina opuesta a la entrada principal. Donde había
un biombo, que tapaba una pared sin ningún mueble ni objeto decorativo. En realidad era una puerta disimulada,
tapizada por el papel floral que recubría las paredes. La empujamos y se abrió.
La habitación estaba oscura. Sólo un débil hilo de luz se filtraba por su única
ventana, situada al lado derecho. Quitamos las contraventanas de madera. Ante
nosotras había una cama de matrimonio, no muy ancha. Dos mecedoras y un pequeño
armario. Había mucho polvo y telarañas. Hacía tiempo que no se usaba.
-
Aquí se puede alojar tu asistente personal, para no generar sospechas. Ya
sabes, el personal doméstico suele ser muy metiche. No te dirán de frente, aún
así lo ven todo.- Sí, fue una genial idea. Sería nuestro pequeño refugió, lejos
de las aves rapaces que me rodearan. Determiné que hoy mismo mi bandida se
instalará allí. Le solicitaría a Ingrid que lo limpiara a fondo.
-
¡Ah, amiga no sabes lo mucho que te extrañaré!- la abracé y la bese.
-
¡Y yo!- se separo. Me dio besos de despedida y se fue.
Entre
en mi alcoba y corrí las cortinas de las dos ventanas. Vi desfilar a varias
carrosas hasta el horizonte. El sol me hizo un guiño. Cantos de gallos, perros ladrando, gatos
paseando por el jardín, el zumbido de algún insecto,… La vida fluyendo ante mí.
Inhale el aire, con todos sus aromas silvestres, dispuesta a disfrutar de la
grata compañía de mi amada bandida.
Me
arreglé rápidamente, para no perder ni un minuto del nuevo día. La mansión se
vaciaría de vanidades, se reduciría el personal domestico y mi lucero del alba.
Las dos crearíamos nuestro pequeño universo. Nada más acceder al comedor me
cruce con Joaquín. Me saludo de forma galante y me pidió ir un momento a su
despacho. Estaba ubicado en la planta primera. Era una dispensa amplia y
decoración muy sobria. En sus paredes había varias pinturas de distintas
generaciones de los Marqueses Echegaray. La mayoría se les veía hombres regios
y de facciones hermosas.
-
En mi ausencia, puedes usarlo.- Me informó mi marido. Se dirigió hacia la parte
que había una gran estantería con libros y cuadernos de contabilidad.- Tu padre
me ha comentado que tienes nociones de cálculo y economía. ¿En el convento
controlabas sus finanzas, no?
-
Sí, ayudaba la madre superiora en ello. Como debía de ser su sucesora me estuvo
preparando por ello.
-
Perfecto. Así, podrás gestionar perfectamente nuestras propiedades. Controlar
los impuestos del pueblo, de la producción de nuestras tierras, compras
necesarias para el palacio y pagar al personal doméstico.- Asentí. Vi la
ocasión perfecta para implementar cambios que mejorasen la vida de la gente de
Viña.
-
Me permites una sugerencia. Ahora que somos los nuevos Marqueses, podríamos
dejar de cobrar impuestos a nuestros súbditos. Si no te has fijado hay mucha
pobreza, hay hambre y dificultades para llegar a finales de mes. El rey ya les
exige sus impuestos, para la manutención del país. ¿Hace falta que les sigamos
explotando más?
-
No se Mercedes. Se les cobra por el derecho de usar el agua de nuestros pozos y
protección.- Se sentó en la mesa y me miró con pena. Dudaba y era bueno.
-
Podemos probarlo. Estudiare a fondo los libros de contabilidad. Estoy segura
que aplicando un plan de ahorro y fomentando más el consumo de productos de
producción propia, podemos reducir los costes. ¿Necesitamos realmente esa
fuente de ingresos? Mientras tú, puedes invertir dinero en negocios. No sé, el
mundo evoluciona y es responsabilidad de nosotros hacerlo sostenible. No es
justo que existan desigualdades sociales tan grandes. ¿No te parece?
-
De acuerdo. Es más, te dejo ante un importante reto.- Sonrió de forma picara.-
No te conté que los bandidos nos robaron todo el dinero que transportaba. Era
para costear la fiesta y dejarte holgada a nivel económico. Ahora te tendrás de
apañar con lo que queden en las arcas y de las ganancias de la cosecha. A ver,
como te las apañas.
-
No me asustas. Estoy acostumbrada a una vida austera.- Le mantuve la sonrisa.
Le alargue la mano. Le costó pero me la acepto.
-
Pasaré a ver al señor Larraín para comunicar la abolición de nuestros tributos.
Él hará efectivo la orden.-Pues era a través del alcalde que lo cobrábamos.-
Espero que funcione, porque si la gente se envalentona será difícil regresar al
antiguo sistema.- Trague saliva por la severidad de su advertencia. Una plaga
bíblica terminaría con nuestra inmaculada existencia. Los seres humanos suelen
aferrarse a las comodidades terrenales, olvidan que solo estamos de paso por el
mundo. Tener dinero da la falacia de invulnerabilidad. Craso error que se
pagaba con escarnio.
Mi
marido se fue al finalizar nuestra reunión. Al regresar al comedor me encontré
con mi hermano Carlos, a punto de irse junto a su mujer. Su rostro estaba algo
crispado. Su matrimonio no relucía felicidad y sus disputas eran la comidilla
de la corte. Aunque no se su historia ni secretos, intuyo una tragedia griega.
En la fiesta del sábado atrape a Augusta mirando a Horacio con un interés
sospechoso. Me alegro su marcha. Los dos me daban malas vibraciones. Eran dos
seres que desconocían la palabra humildad. Probablemente, nunca aprenderían de
sus errores y se ahogarían en sus propios pecados.
Cerca
del medio día la mansión se quedo en absoluto silencio. Los consejos de mi
padre se me hicieron eternos. A todo le dije amén. Lo perdonaba, porque por
encima de todo me amaba. Los criados nuevos se fueron, tras cobrar su justo sueldo.
El nuevo mayordomo era un chico joven, que se llamaba Camilo Corcuera, me
ofreció sus respetos. Me cayó muy bien. Me pareció simpático, agradable y
trabajador. Le detalle las tareas por aquel día y una vez se fue para
implementar mis órdenes, corrí hacia las dispensas del servicio. Mis últimas
barreras para mi felicidad absoluta.
Ingrid
me detuvo antes de cruzar el umbral de las dos realidades. Sus ojos marrones
estaban tristes. Antes de que le abrumara con mi histerismo, se puso la mano en
el bolsillo de su uniforme y saco un sobre blanco, algo arrugado. Se lo cogí
con las manos temblándome como unas hojas.
-
Lo siento Señora, no he podido retener a Bárbara. Al escuchar unos silbidos
procedentes de la calle, la han alterado mucho. Me ha pedido un papel, tinta y
sobre. Me he tomado la libertad de robarlo del despacho del Señor. Parecía que
temiera por su vida, por eso la he obedecido.- Se disculpo la chica.
-
¿Hace mucho de eso?- Con la esperanza de
ir tras ella para retenerla.
-
Solo media hora. Se ha ido por la puerta lateral de servicio.- Escape hacia el
exterior corriendo. Voltee toda la fortaleza Echegaray con desesperación. En el
horizonte solo se veían los carruajes alejándose. En los campos había varios campesinos
labrando las tierras. Siempre trabajando de sol a sol, sin descanso. Era fácil
escaparse durante el hervor del día.
Me
desmorone totalmente. Me deje caer al suelo. ¿Por qué dolía tanto el amor? El
mundo de las ilusiones podía ser tan frágil y fantasmal. La rabia me atenazaba
por dentro, quemaría mi futuro hogar. Desee huir al convento, refugiarme en mi
celda y rezar toda una eternidad. Allí
estaba a salvo de las personas malas e insensibles. Mantuve los puños constreñidos,
arrugando su cobarde nota de despedida. Una vil ingrata. La lance con asco al
suelo. Mis ojos liberaron mi dolor, derramando un incontrolable llanto.
Mi
fiel criada, que me había seguido con sigilo, recogió la carta. La aliso y la
custodio con cariño. ¿Por qué me tenía tanta piedad? ¿O era compasión por el
pecado que había cometido? Me paso su propio pañuelo. Me seque las últimas
lágrimas, contagiada por su serenidad. Me alargo su mano derecha y se la
agarré. Me incorpore y me rendí en la majestuosidad de sur ser.
-
No la juzgue. Las dos sabemos que su presencia en el palacio era una temeridad.
Tómelo como un gentil acto de amor.- Puso de evidencia que sabía sobre nuestro
tonteo. La vergüenza me atenazo. Fui capaz de mirarla a los ojos y admitírselo silenciosamente.-
Usted es muy buena Señora, demasiado en mi humilde opinión. Me siento muy
orgullosa de poderla servir. ¿Entremos a comer?
-
Por favor Ingrid, a partir de ahora tutéame. Gracias por no condenarme a la
hoguera.- Le agarré del brazo y entramos al castillo-palacio. Me pareció demasiado
enorme para mi sola. Invadida por el
espíritu tranquilo de mi acompañante, me vi capaz de leer las últimas palabras
de mi amada bandida. Todo acto tenía sus motivos, y no todo era tan claro ni
cristalino. Sólo uno debe de estar receptivo a los acontecimientos.
Me
regreso la carta y me retire en mis dispensas personales. Me senté. Mis manos
aún temblaban. Abrí el sobre y saque su contenido. Su caligrafía era hermosa.
La acaricie, como si pudiera percibir sus dedos escribiéndola. Mis ojos volvieron
a humedecerse. Armándome de valor empecé a leerla.
“Querida
Mercedes, hermosa mía, desearía quedarme a tu lado y ser tu mujer. Amanecer a
tu lado, viendo tus preciosos ojos, tan expresivos y tiernos. Abrasarte.
Besarte. Acariciarte. Escucharte. Sentirte. Sería tan delicioso sueño compartir
mi vida entera contigo. Estremecerme cada vez que te tengo cerca, sintiendo tu
voz y sonrisa.
Mi
dulce niña, mi hermosa flor, mi musa e inspiración, no me odies por incumplir
mi promesa. Presiento que nuestros destinos han quedado para siempre entrelazados.
No importa lo lejos que estemos la una de la otra, mi corazón no dejará jamás de
latir por ti.
Serás
mi cometa, que me guie en la oscuridad.
Serás
mi aliento cuando desfallezca.
Serás
el hogar donde siempre regresaré.
Serás
mi reina, a quién prometo lealtad y admiración.
Cree
más en ti, con tu bondad y sabiduría. Eres un ser tan especial y único. No
dejes que nadie te infravalore ni te haga sentir mal. Sólo a nosotras nos pertenece
nuestro destino. En un futuro, muy lejano, las mujeres seremos más libres y
dueñas de nuestra vida. Dejaremos de ser vistas como mero objetos decorativos o
herramientas para la reproducción del varón.
Muchas
veces siento que no tengo cabida en ese mundo. Ya mi nacimiento fue indeseado y
fuera de los cánones establecidos. Crecí pagando los pecados de mi madre y sintiendo
el desprecio de mi innombrable padre. Nunca he sido la hija perfecta, que ellos
desearon. Sigo pensando que no soy digna para ti Mercedes. Dicen que daño lo
que toco y tú eres la persona que nunca quisiera herir. Eres demasiado pura
para un alma tan atormentada como la mía.
Siento
partir de ese modo, sin mirarte a los ojos y decírtelo en viva voz. En el fondo
se, que si lo hubiera hecho habría sido incapaz de irme. No tomes mis palabras
como un adiós, o solo como un premio de consolación. Hemos compartido pocas
horas, pero han sido las más intensas de mi corta existencia. No dudes jamás de
todo lo que te he recitado debajo el firmamento. Es lo más lucido que he
experimentado. Sé que es inhóspito pero es real. Te quiero y siempre lo haré.
Amor
mío, aunque no esté a tu lado siempre te voy a cuidar. Te lo prometo. No es una
despedida, es solo un hasta pronto. Palabra de la bandida más cabezota y bravía de Viña.
Te amo.
Tú
Bárbara para siempre.”
-
Yo también te amo.- Murmure con los ojos empeñados de lágrimas, sintiéndome impotente
por no poder cambiar el destino. Únicamente, debía de esperar que la providencia
me la regresara a mi lado. Siempre tendría las puertas abiertas para ella.
Entendí, por mucho de mi pesar, que el amor no se podía retener, se le debía de dar alas. Se
tenía o no, pero no se podía aprisionar en una cajtita de música. El amor estaba en los actos, en la esperanza
de un mañana mejor y sin poner condiciones. Simplemente era.
Excelent historia pero va lento como pnp jaja felicitaciones x tu historia👏
ResponderEliminarJa, ja... bueno, para mi algo rápido... pero es lo que sucede en los amores a primera vista. El problema es que no tengo tiempo para escribir últimamente.
EliminarGracias por opinar sobre la historia.... Me ayuda a seguir de verdad :)