JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 12 (parte 2) (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)
PARTE
2
Anni
prefirió no responder a la sugerencia de Erika. Nadie se merecía sufrir dolor,
ni todo lo negativo que acontecía durante una trayectoria vital. El amor
novelesco, idílico y perfecto, era sólo ficción. Jasmin y ella no habían sabido
hacerlo mejor. La culpa era de las dos, de sus miedos y egos.
Los
días se consumían como el carbón, el dolor se adormecía y el horizonte lejano.
Siempre sería así, como algo que no podías dominar a tu antojo. Era mejor
aceptar la realidad, tal cual era. Vivir a aquí y ahora. Refugiarse en su música
y su carrera como cantante.
-
Perdona, no quería entrometerme dónde no debía.- se disculpo Erika ya dentro el
avión. El silencio que interpuso entre ellas Anni le incomodaba.- No he
conocido a demasiadas personas dispuestas a esperar tanto por sus ex parejas. En
cierta forma, es encomiable.
-
¡No te preocupes! En el fondo, tenéis razón. Desearía conocer el secreto del
desamor. ¿Pero, dime cómo olvidar a alguien a quién amas?
-
No se olvida, sólo aprendes a vivir con el recuerdo.-le sonrió y cerró
brevemente los ojos. Envidia a Anni por haber vivido una preciosa historia de
amor. Siempre le había fallado algo en sus relaciones, todas ellas habían sido
superficiales. Quizás, era culpa suya.
-
Exactamente.- sentencia la cantante.- Tengo ganas de llegar a Barcelona. ¿De
verdad, no te importaría estar más días en ella?
-
No, mientras que al 28 de junio estemos en Sevilla y a principios de julio por
Madrid.- realizo una pausa, no sabiendo cómo plantearle algo.- Eso sí, debo
pedirte que acudas a un par de entrevistas televisivas. Sé que no te gusta
exhibirte, los medios de comunicación…
-
No me gusta, pero es lo que hay.- dice con el rostro contraído. Era algo que
debía de convivir.- Aunque, solo responderé a cuestiones relacionadas con el
disco. Respeto a mi vida, nadie le interesa.
Era
algo que ya le había ocurrido. El simple hecho de qué no escondiera su
orientación sexual, suscitaba un cierto morbo. A parte, la temática del disco
también generaba curiosidad. Admitía que el disco estaba dedicado a su ex
pareja, pero nada más.
-
Tranquila, he escogido programas televisivos serios. Odio la tele basura, no
entiendo que haya gente que se alimente de la vida de otros.- reconoce su
representante. Aunque, también sabía que aquellos programas eran los que solían
tener más audiencia. Si no pretendiera tener algo con la técnica de sonido,
quizás hubiera intentado convencerla para asistir en uno de ellos.
Anni
le sonrió, agradecida. Era reconfortante tener una representante tan
comprensible y sensata pensó. Erika era bonita, elegante y segura. Rayaba a
veces la prepotencia. A medida que la iba tratando la sorprendía. Para ella era
importante que tuviera principios y respetase como profesional. No quería
triunfar a toda costa.
-
La culpa es de la gente que consume esos productos.- opina Anni. Cuando conoció
a Jasmin, estaba absorbida por los índices de audiencia y aquel maldito reality
show. Su propia ambición y el éxito superficial terminaron casi con ella. No
quería aquello por ella.- Se de lo que hablo.
-
¿Lo dices por Jasmin Fleming no?- intuyendo en lo que estaba pensando. Se
miraron en los ojos y se sonrieron. Quería añadir algo más, pero no se atrevió.
Su ex le parecía una barbie muy superficial. ¿Cómo era que dos personas habían
encajado? No veía a Anni una persona superficial. ¿Qué le había visto a Jasmin?-
Eres preciosa y buena persona, te mereces volver a sonreírle a la vida y al
amor.- no puede evitar decirle, intentando no atacar a su ex.
-
Es lo que intento. Una no escoge lo que el corazón le susurra.- le dice
sinceramente. Ojala que lo que sentía aún por Jasmin se desvaneciera. Pero debía
de ser fiel a lo que sentía.- Yo no quiero mentir a nadie, porque a última
instancia me estafaría a mí misma.
Erika
se calla. No sabe como competir con Jasmin. Era extraño aquello. No había
conocido a nadie que apostara tanto por otra persona, aunque esta la había
dañado el corazón plantándola cruelmente. Y, en cierta forma, la atraía la forma
que amaba su representada, tan incondicionalmente.
Llegaron
a las nueve al aeropuerto del Prat de Barcelona. No hizo falta esperarse mucho,
porque la limosina que había contratado para recogerlas ya estaba allí. Anni se
impresiono por su gesto, aunque se le reprocho un poco. No le gustaba presumir
ni vivir en opulencia.
-
Anni, eres especial y es una forma de recompensarte por todo.- se justifica
Erika.- Se que no quieres ir de diva, pero disfruta un poco del momento.
No
tuvo otro remedio que subir en aquel suntuoso medio de transporte. Se dejo
llevar por aquella marea, anestesiada por el entusiasmo de Erika. A dentro, no
le extraño ver una botella de cava cara y un par de copas.
-
¡Hay que brindar por tu éxito en Barcelona!- dijo su representante, cogiendo la
botella con ímpetu. La abrió fácilmente, derramando parte del líquido espumoso
por el suelo. Incluso, se mojo un poco ella. Sin pensarlo, puso un dedo en el
líquido dorado de su copa y se lo puso en el pómulo de Anni:- Dicen que eso da
suerte- se justifico. Se quedaron mirándose a unos pocos palmos de la una y la
otra.
Erika
deseaba besarla, pero se contuvo. Debía de ser la alemana quién diera el paso.
Jamás ocurrió. El corazón de la inglesa dio un contundente vuelco. Su rechazo
le dolió. Pero era perseverante. Brindaron por los futuros éxitos y se
sumergieron en un lánguido silencio.
Anni
cayó en sus propias elucubraciones. Siempre Jasmin en el centro de su universo.
Recordaba sus primeros días en Barcelona, cuando la dejo en medio de la calle.
Por aquel entonces no tenía la garantía de qué su reina del drama la amase. Aún
así, fue muy doloroso pero hubiera sido más fácil. ¿Por qué regreso? ¿Por qué
le dio otra oportunidad?
-
Mañana puedes tener el día libre, la primera entrevista es en un par de días.-
le informa Erika. Los silencios los encuentra indigestos y no le gusta ver a su
cantante preferida pensando en la otra.
-
Muy bien, aprovecharé para quedar con mi amigo.- dice a la vez, que coge el
teléfono y contacta con él. No ve como la mirada carbón de Erika se escurece de
rabia, hubiera preferido compartir el día a su lado.
Su
amigo se llamaba Román. Habían compartido habitación en Berlín. Lo dejo todo
para irse a Barcelona. Des de que la visito, que se prendo en ella. Era un
chico bohemio, que le gustaba tocar la guitarra, pintar y actuar. No tenía una
profesión fija, le gustaba variar. Cómo siempre decía: trabajaba lo justo y
necesario para sobrevivir. No le interesaban los lujos materiales. Siempre se
las apañaba bien, no renunciando a su filosofía de vida.
Quedaron
a la plaza Cataluña, al principio de las Ramblas. Se abrazaron fuertemente,
emocionados de verse después de tanto tiempo. Se sentaron en un banco y
empezaron a ponerse al día de sus vidas.
-
Suspirando por la misma chica, debe de ser muy especial- le dice de todo
corazón, a la vez que le coge la mano afectuosamente.- Búsquela, no te rindas.-
le anima sin más.
-
No lo sé Román, ¿de qué me servirá?- le mira, mostrándose frágil y algo vencida
por aquella historia.- Esta claro que para ella es algo caduco. Puede que haya
pasado página. ¿Y si no qué?
-
¿Y si le ha pasado algo?- le increpa su amigo. Alguna vez ya había contemplado
aquella posibilidad. Aún así, Katrin siempre parecía muy tranquila.
-
No. Su madre está en contacto con ella y me lo hubiera dicho. La verdad, ella
no quiere saber de mi.- se admite. Aquello le entristece y siente que su
paciencia empieza a tambalearse.
-
¿Entonces, que piensas hacer Anni?- se miraron. No hubo respuesta. Seguía
perdida respecto aquel tema.
-
¿Por qué no damos un paseo y me cuentas cosas de ti?- le sugiere, no
apeteciéndole dar vueltas alrededor de su corazón dañado.
Pasearon
por la calle Portal del Ángel. Hallaron alguna figura humana y se paraban a
contemplarla. Pasaron por la catedral de Barcelona y se perdieron en
callejuelas de allí, hasta llegar a la plaza del Pi. Allí había varios
tenderetes de objetos diversos: antigüedades, libros, monedas de coleccionistas,
postales…
Anni
le capto la atención que se vendieran fotografías. ¿Qué lleva a alguien a
deshacerse de ellas? Las cogió y las miro todas. Paisajes, edificios, personas anónimas
de otros tiempos (gente que había existido), intimidades que dejaban de ser
privadas…
¿Las
compraba alguien se preguntó? Las iba pasando una a una, movida por una extraña
curiosidad. Y de repente se heló. Dejó
caer las fotos que tenía agarradas en la mano derecha, que cayeron
desparramadas por el suelo. El vendedor la miro con un atisbo de reproche. Pero
al verla con el rostro pálido y desencajado temió que se desmayara. Incluso, se
espanto su amigo.
-
¿Qué te pasa Anni?- le pregunto inmediato, acercándose a ella. No obtuvo
ninguna respuesta. Su mirada marrón seguía fija en una única imagen. Era como
si hubiera visto un fantasma. Román, comprendiendo que debía de ser aquella fotografía
que la debía haber impactado se la cogió.
-
¡Anni, pero si esta eras tú!- exclamo al acto, impresionado. Ella se la robo de
la mano bruscamente y la giro. Los dos vieron el escrito que había detrás:- “Para
mi reina del drama. Anni.” No entiendo nada, como es que tu fotografía estaba
entre estas.
-
Se la regale a Jasmin. Se la debió de vender.- responde secamente la cantante.-
¡Qué forma más rastrera de hacer dinero!
-
No te precipites, quizás tenga una explicación.- tratando de buscar la lógica a
todo aquello.- A veces las cosas no son lo que aparentan. No permitas que tu corazón
herido te nuble la razón. A parte, no es propio de una persona despechada de
amor vender las fotos. Lo que se suele hacer es romper las fotos.- en cierta
forma aquello parecía mucho más razonable.
El
propietario de aquel tenderete, termina por intervenir. Al acto ve que la foto
que ha alterado a sus clientes, era que era un retrato de la chica morena. No
puede evitar sonrojarse. A Román no se le escapa su extraña actitud. Era una
persona muy observadora y conocedora de la psique humana.
-
Anni, dudo que Jasmin haya vendido la foto. Confía en mí.- le susurra en el oído.
Ella asiente y le deja hacer. Confía en su criterio. Desea creer en él, por fe
a Jasmin. Se encaro al vendedor y le increpa con varias preguntas.- ¿Cómo es
que tiene esta foto de mi amiga?
-
La gente me vende cosas.- inquiere secamente aquel hombre de cuarenta años.-
Román le pide una foto de Jasmin a Anni. Esta coge el móvil y busca una foto de
ella y se le pasa.
-
¿Ha sido esta chica quién se la vendió?- el hombre la mira rápidamente, y se le
escapa demasiado rápido la respuesta.- ¡Por favor, mírasela bien!
-
¡Ya le digo, no recuerdo! No tengo la culpa que la chica la haya vendido. ¡Por
favor, si no quieren nada más váyanse! Y pueden quedarse con la foto.
-
No me complace su respuesta.- interviene al final Anni, que chispea de ira.-
Esta foto la tenía la mujer que amo, de la cual no sé nada hace casi un año.
Para mi es importante saber algo de ella. ¡Ayúdame por favor!- Román se lo
traduce en español, añadiendo que no irían a la policía fuera cual fuera la
verdad.
Quizás,
fue cuando nombraron los agentes de la leí que la actitud del propietario del
negocio cambio. Les conto algo sorprendente. Incluso, les enseño otras cosas
que disponía que habían sido de Jasmin: un neceser, espejo, instrumentos de
manicura, su maleta… Anni lo reconoció todo.
-
Así que alguien le vendió el contenido de la maleta, que hallo abandonada en
una calle del barrio gótico. ¿O fue usted que la encontró?- resumió Román, para
confirmar la historia.- ¿Y el resto de la maleta?
-
Si es cierto. La maleta la encontraron en esta plaza del Pi, más o menos el
tiempo que ustedes dicen. Y la ropa ya se ha vendido.- dice sin temblar ni
ningún lamento.
-¡Increíble,
vaya país de ladrones!- no evita exclamar Anni, llena de rabia. Su amigo le
pasa un brazo para la espalda, intuyendo las preguntas que se le debían
amontonar por dentro.
-
¡Por favor, no me delatan! La vida está siendo muy dura, tengo una familia por
alimentar.- les suplico, a la vez que se le humidificaron los ojos. Los dos
amigos se miraron. A Anni le inquietaba aquel descubrimiento. Aquello
significaba que Jasmin había estado en Barcelona. ¿Seguiría en la ciudad? ¿Qué
le había pasado? ¿Cómo era que había perdido la maleta?
No
pudo evitar mirar una y otra vez, todo lo que había sido de su pareja. A lo
mejor, podría llegar a comprender algo. Abrió el neceser y de él salió el móvil
de Jasmin. Se paralizo completamente. Por ello jamás le respondió a las
llamadas. Un hondo dolor al pecho le asfixiaba. ¿Qué había sido de su amor?
-
Sigo sin entender, como es que no acudió a la policía.- insistió Anni.- ¿Qué
más sabe? Alguien deja ahí abandonada una maleta, sin más…
-
La gente pierde muchas cosas a diario señora. ¡No es nada extraño!- inquiere el
señor. Anni le suplica sinceridad, benevolencia. Al final, les termina de
contar lo que sabe:- Sólo sé que la noche que se encontró la maleta, agredieron
a un vagabundo al sitio dónde se hallo. Según los rumores, fue una chica quién
salvó al pobre hombre. Y esta fue también agredida al intentar ayudarlo. No sé
más, porque la noticia no trascendió a los medios públicos.
-
¿Y usted cree que la maleta debía de ser la chica?- dedujo el amigo de Anni.
-
Puede. Es lógico que en momentos de estos, se extravíen las cosas. Nadie
pregunto luego por la maleta. Ni la policía la busco.
-
Muchas gracias.- le agradeció Román. Anni parecía estar en otra parte,
impactada por lo que le había contado su amigo.
Continuará...
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