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JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 12 (parte 3) (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)



PARTE 3
Anni estaba como ida, llena de ira. No paraba de imaginarse a Jasmin mal herida lejos de su hogar. Por unos instantes, hubiese golpeado al insensible dependiente, una carroña humana. La gente era capaz de aprovecharse de todo. Román la obligo a irse de allí, antes de qué cometiera una atrocidad.
Anduvieron sin sentido un tiempo indefinido. Román espero pacientemente que se calmara, para aconsejarla. Llegaron a las Ramblas y Anni se paro. Estaba perdiendo el tiempo con lamentaciones y emociones contrapuestas.
- Alguien debe de saber que ocurrió aquella noche. La policía lo sabe seguro. ¡Llévame a una comisaria!- le exigió Anni.
- Sí, será mejor que vamos. Anni, no lo olvides: nunca hay que darse por rendida. Pero estés preparada para todo. Aunque, haya sobrevivido a la agresión, no sabes lo que te puedes encontrar. No olvides el tiempo va pasado y puede que ella haya pasado página.- le aconseja, no queriendo que padeciera más de lo que ya lo había hecho.
- Lo sé. Pero hasta ahora ha sido un sin vivir. Necesito cerrar esta historia. Quiero encontrarla y me diga a la cara que ya no me quiere, o no desea estar conmigo.
Tras buscar cual era la comisaría más cercana a la zona, la buscaron y entraron. No fue fácil, pues la burocracia era el enemigo de la impaciencia. Mintió para que le dieran la información solicitada, diciéndoles que era la pareja de Jasmin y que había desaparecido hacia tiempo. Les suplico, llegando incluso a rogarles que le ayudasen. Por fin, le confirmaron que la historia era cierta.
- Sí, es cierto Jasmin Fleming salvo a un vagabundo, a Antonio Gonzales. La hirieron y la ingresaron al hospital del Mar. Se le tomo declaración al hospital, pero des de entonces no hemos sabido nada más. No se detuvieron a los agresores. Esta avisada, que si conviene debe presentarse para identificarlos. Pero tristemente, puede que quede la causa impune.
- ¿Es decir, que está obligada a permanecer en la ciudad?
- No.
- ¿No sabe dónde localizarla?- insistió Anni, algo desesperada.
- No.- dice secamente aquel policía.- ¿No se ha puesto en contacto con su familia durante este tiempo?
- No.- siguió mintiendo la cantante, para seguir con la mentida.- Pero me imagino que no se puede poner una denuncia…
- Como desee, pero parece que se fue de su casa deliberadamente, ¿no?- miro la pantalla del ordenador, haciéndose el desinteresado. Nada más sacarían de aquel agente de la ley.
Salieron a la calle. Anni seguía ardiendo de ira. No saber nada de Jasmin era desesperante, y más sabiendo lo que había vivido. ¿Qué más podía hacer? Seguir los pasos de su ex. Iría al hospital, alguien debió atenderla.
- ¿Estás segura de que quieres seguir Anni?- le pregunto de repente Román.
- ¡Sí! ¡Dios, no me la puedo imaginar todo lo que debió vivir! Sola, magullada en una ciudad dónde no conocía a nadie. La pobre ha tenido tan mala suerte en su vida. ¿Y si mal vive? No sé… Necesito hallarla y saber que está bien. Ni que no volvamos a estar juntas. ¿Lo entiendes?
Román la abrazó y le prometió que la ayudaría. Sin comer se dirigieron al hospital en que ingresaron a Jasmin tras agredirla. Cuando entraban en el edificio, el móvil de Anni sonó. Al ver quién la llamaba lo cogió con desgana. Parecía una lapa, siempre aferrada a ella.
- ¿Qué quieres ahora Erika? Ya te dije que quería tener el día libre.
- Pero no me has dicho que no comerías conmigo.- dijo secamente.
- ¡Era obvio que no!- no evitando ser cortante con ella, odiaba dar tantas explicaciones. Pero al acto lo lamento.- Perdona. Ahora estoy liada con un asunto importante.
- No, perdóname tu a mí- se disculpo su representante.- Es tu día, y puedes hacer lo que te plazca.- y colgó el teléfono. Dejo un poco mal sabor de boca a Anni. Le duro poco el disgusto, pues le importaba más descubrir el paradero de su ex.
No fue fácil hallar información sobre Jasmin, por el simple hecho de que determinados datos eran confidenciales. Admitieron que estuvo ingresada en el hospital en las fechas indicadas por la policía. Anni insistió en hablar en alguien que la hubiera conocido, que no le importaba saber nada de su expediente clínico.
- Bueno, preguntare a la doctora que la llevo. A ver si la puede recibir.- llamo a un número y estuvo un rato hablando en catalán. Tuvieron suerte que la profesional estuviera trabajando aquel día. Media hora más tarde una chica de unos 37 años, los recibió en un pequeño cubículo. Se presentó como doctora Lila.
- Tú debes de ser Anni Brehme.- le dijo nada más llegar.- Jasmin me ha hablado mucho de ti.- la cara de la aludida se ilumino.- Te quiere mucho.
- E yo a ella.- admite Anni.- Por favor, me puedes decir dónde está y cómo esta.
- Supongo que bien. Hace meses que no sé de ella.
- ¿Pero sigue viviendo a aquí a Barcelona?- insiste Anni, temiendo que hubiese llegado tarde y otra vez se le hubiese perdido.
- Creó que sí. ¿No la puedes localizar al móvil?
- No, nunca pude. Ahora sé porqué, perdió el suyo. ¿Me podrías facilitar su nuevo número?
- No sé si debo dártelo.- le hace pena aquella chica. Sabía que las dos se amaban, pero no sabía si sería lo correcto. Apreciaba a Jasmin y si quería distanciarse de su ex, debía de respectárselo.
- Necesito verla, saber que está bien. ¡Sólo esto!- insiste Anni. Se sentía como si fuera una monstruo. ¿Por qué le hacía aquello su amor? ¿Seguía tan dolida de ella que ni se dignaba a llamarla?- La dañe sin querer.  ¿Hasta cuando me quiere seguir castigando?-La miro implorante, desarmada totalmente. Su orgullo estaba hecho trizas.
- Mira, te paso la dirección de dónde vive.- cogió un papel, escribió algo en él y se lo entrego.- Espero que hagan las paces con su pasado. Jasmin es una gran mujer. Lo que hizo por aquel vagabundo no tiene nombre. Lo salvo y luego le busco un sitió donde vivir. Aparte, está colaborando con una asociación para ayudar a la gente sin recursos. No merece que la dañen.
Anni enmudeció, impactada por todo aquello que le dijo aquella doctora. En cierta forma, la hizo sentir algo culpable. Siempre le exigía ser mejor persona. Le atacaba por ser poco exigente con su vida. Sus diferencias le pesaban demasiado. Siempre pensó que Jasmin podía dar más de sí, y quizás había florecido por fin.
Salieron en la calle. Un aire frió había empezado a soplar. Empezó a dudar de su siguiente paso. ¿Debía ir a donde vivía Jasmin? ¿Debía de respetarle su silencio? ¿Estaba preparada para afrontarla?
- ¿Anni vamos antes a comer?- le sugirió Román, intuyendo la batalla campal que se estaba engendrando en su interior. Le conocía muy bien, por ello era capaz de adentrarse en sus miedos.
- Puede que sea lo mejor. Debo de pensar cómo debo de enfocarlo.- por ganas hubiera corrido hacia aquel piso.
Entraron en el primer restaurante que encontraron por el camino. Comieron hablando de otros temas, tratando de relajarse. Anni pensó que jamás terminas de conocer a las personas del todo. Nunca imaginó que Jasmin hubiese sido tan valiente y audaz. ¿Por qué siempre la atacaba y la tachaba de superficial? ¿Y qué pasaba si una no tenía ambiciones en la vida?
- ¿En qué piensas, estás a mil horas luz de aquí?- le inquirió al final Román.
- No lo supe hacer bien con Jasmin. ¿Por qué soy tan intransigente con a la gente?- en el fondo ya conocía la respuesta, Lea se la señalo miedo a que la dañaran.
- La vida es un continuo ensayo-error. No seas tan dura contigo misma. Piensa que la separación les ha ido bien a las dos, habéis progresado como personas.- le cogió una mano y se la apretó.- No debes de tener miedo de verla. Deduzco que una persona sensible y con principios, dudo que te reciba mal. De todos modos, intenta tener los pies al suelo.- le aconseja. Una pregunta quiere salir de la garganta de Anni, pero se le queda a medio camino:- ¿Temes que haya rehecho su vida?
- Seria una opción. No sabe estar sola. Tiene una necesidad de afecto constante.- se rió brevemente, y se permitió una pequeña ironía:- Mi vampira. A parte, es tan guapa. Incluso, tú perderías el norte con ella.
- A ver, ¿me la vuelves a enseñar su foto?- y lo hace y los ojos le brillan de deseo:- ¡Ya te digo que sí tendrías un duro rival!- se rieron un buen rato de ello.
Eran las seis de la tarde, cuando Anni se sintió fuerte para ir a la dirección que le había pasado aquella doctora. Toda su fortaleza y determinación se desvaneció cuando estuvo enfrente el bloque de pisos. Dudo en llamar al interfono. Tardaron en responder, estuvo a punto de fugarse. Pero una voz muy femenina evito que cometiera quizás el peor error de su vida. Aunque hacía tiempo que no escuchaba su voz, supo que no se trataba de su ex.
- ¿Esta Jasmin?- pregunto Anni. Un silencio sepulcral invadió el ambiente. Parecía que la mujer que les había respondido le había cogido un soponcio.- Perdone, quizás nos hayamos errado de piso.- seguidamente se abrió la puerta. Los dos amigos se miraron.
El corazón de Anni le latía veloz. Se agarro fuertemente al brazo de su amigo. La cabeza le daba vueltas. Temía a lo que encontrase en aquel piso. ¿Quién debía ser aquella chica? ¿La compañera de piso de Jasmin? Siempre iba justa de dinero, no era de extrañar que compartiera piso con alguien. ¿Y si eran algo más? No, seguro que no, se dijo para sí misma. ¿Y si fuera el contrario?
El ascensor llego a la planta séptima, se abren las compuertas. Buscan la puerta numero A. Aún hay tiempo para girarse, pero Anni corre a llamar a la puerta. En esta ocasión, la persona que hay dentro no les hace esperar. Se escucha una canción de fondo, Anni la reconoce de inmediato, Acariciando las estrellas. Ya termina la pieza y empieza a sonar Jasmin, justo el momento que la nombra.
Sus ojos se cruzan con los ojos marrones oscuros y hermosos de una mujer muy bella. Era muy alta, femenia, delgada y de pelo marrón largo. Su rostro le era algo familiar.
- Hola, Anni Brehme.- le saluda la anfitriona, en cierta forma era como si la estuviera esperando. La cantante se extrémese. Aquellos ojos profundos le inquietan, le traspasan el alma. Las saetas del reloj se habían parado. El disco seguía sonando. Las dos tenían en mente la misma persona.- Lo leo en tus ojos, la sigues amando.
- Sí.- admite, desarmada al poder seductor de aquella desconocida.- ¿Y tu quién eres?
- Me llamó, Marisa Cirera.- dijo a la vez que le entregaba la mano derecha para que se la estrechase. Anni se la cogió, pareciéndole raro aquel gesto formal. Se la premió suavemente. Fue un contacto cálido, que le hizo conocer la suavidad de su piel.
- ¿Eres la famosa top modelo que salió en la revista tan famosa…?- intervino al final Román. Los ojos le chispeaban de deseo.
- Sí.- admite. Se le acerca y le ofrece la mano. Pero se lo estrecha como un relámpago. Ya había recuperado la compostura y seguridad. La sensación de incomodidad se había esfumado.
- ¿Y bueno, está Jasmin?- repitió Anni.
- Bonito disco por cierto.- le felicita al final la anfitriona, obviando su pregunta. Se dirige al equipo de música y lo apaga. Lo había comprado impulsada por la curiosidad. No entendía porque Jasmin le guardaba tanta fidelidad a alguien que le había puesto los cuernos. En escuchar el disco lo dedujo de inmediato.
La voz de Anni destilaba mucha ternura y dulzura. Además, el disco de si era una prueba de amor en mayúsculas. ¿Cómo podía competir ella con aquella cantante? Los celos le carcomían por dentro.
- ¿Y bien…?- insiste Anni, impaciente.
- Jasmin ha vivido aquí, pero ahora no está.- declara al final. Les señala el sofá para que se sentasen. El rostro de la cantante se contrajo, parecía que Jasmin se le alejase cada vez más de su lado.- Te siento desesperada y este es un estado muy mal consejero.
- ¿Y tú que sabrás?- le suelta no evitando ser borde. Su templanza le ponía histérica.
- Soy alguien que me rompieron el corazón, me dejaron sin explicación alguna. ¿Duele mucho cuando te abandonan no?- sonrió de una forma amarga. Su caso era distinto. Anni le parecía muy diferente a su Abril.- A veces, no puedes escapar el destino. Una pregunta: ¿Qué harías si ahora mismo apareciera Jasmin en el piso? ¿La perdonarías sin más?
Sus ojos se desafiaron. Era una buena pregunta. Su pasado estaba sanado. ¿Había perdonado del todo a Jasmin? ¿Estaría dispuesta a iniciar de nuevo una relación con ella? Surgieron nuevas preguntas, que le hicieron dudar de sus intenciones.
- ¡No lo sé qué pasará entre nosotras!- admite al final, pero no se corta en escupirle que es algo que a ella no le importa.
- ¡Una chica con las ideas claras!- le felicita. Se levanta, se dirige al mueble bar y se llena el vaso de un licor grisáceo. Les da un momento la espalda y se gira sigilosamente. Era consciente que no puede alargar por más tiempo la verdad.
Les empieza a narrar la historia de Jasmin des de qué llego a Barcelona. Es generosa, no se deja ningún debate. Pero omite una parte de lo ocurrido, su breve relación con ella. Un gesto caballeresco por su parte. Sólo había sido sexo, aunque podría ser mal entendido por un corazón aún enamorado.
- A pesar de sus tareas sociales y altruistas, seguía sintiéndose vacía. Se esforzaba a diario, para ser mejor persona y conocerse.- realizo un breve sorbo de la bebida y mira directamente a Anni a los ojos:- Su ego estaba dañado, se sentía insignificante y odiaba haberte defraudado. Fuiste muy exigente con ella. Ella no tuvo una vida fácil, ¿ya lo sabes no?
- ¡Pero uno puede mejorar como ser humano! ¡Uno no puede lamentarse toda su vida por su pasado! Es responsabilidad nuestra como terminamos viviendo.- le remarco con vehemencia, herida por sus juicios sobre ella.- ¿A parte, quién eres tú para darme lecciones?
- Soy su amiga. La que la he visto padecer por vuestra rotura, darle vueltas a todo, buscarse como ser humano para que te sintieras orgullosa de ella.
- ¡Dios, si yo la amo tal como es!- chillo Anni herida.- ¡Para por favor de meterte donde no debes!
- ¡Mm, eres de las que no aceptas las verdades!
- Te repito, no es asunto tuyo nuestra relación.- se levantó y se acerco a ella. Sólo le interesaba una sola cosa de aquella modelo:- ¿A dónde está Jasmin?
- No lo sé. Llegando a Santiago de Compostela, o allí, o bien ha regresado a Berlín… Al abril se fue, quería realizar el camino de Santiago. Pero no sé si ya lo ha terminado o no. Aún tengo sus pocas pertenencias, no me ha llamado para decirme que hacer con ellas. ¿Si quieres te las doy?
Se levanto de la silla y le obligo a acompañarla a la habitación de los invitados. Era una estancia sencilla, con ningún objeto decorativo ni foto. Encima de la mesita de noche, estaba una pequeña máquina de coser. Marisa le informo que arreglaba ropa que le regalaba la gente, que hallaba en los contenedores, para regalarla a los pobres.
Abrió el armario, donde solo había varios pantalones tejanos sencillos, ropa de segunda mano. Lo justo y necesario. Se acerco a ella y la olio. A pesar, del oler a detergente fue capaz de percibir aún olor corporal. Los ojos se le humedecieron.
Sintió un vacio enorme y que la había perdido para siempre. Ya jamás sería lo mismo. Quizás, las dos ya no serían nunca las mismas que fueron. No la supo amar sin condiciones, sin miedos… Por desgracia no podía borrar el pasado y debía de aprender a convivir con aquello.
Marisa palpo el dolor profundo que albergaba el corazón de la cantante. Empatizo con ella y le hubiera gustado abrazarla. A ella también le dolía, porque veía que sus esperanzas se derrumbaban irremediablemente. Jamás podría competir con Anni. Tampoco era la persona insensible que se imaginaba.
- Te prometo que si me llamaba te aviso.- le ofreció sinceramente. A pesar, de haber sido solo un parche para el corazón de Jasmin sería capaz de todo para que fuera feliz. Quizás no le hizo acariciar las estrellas, pero le entregaría la luna para que volviera en brazos de su amor.
- Muchas gracias Marisa. Siento haber sido tan vehemente. Soy consciente que cometí errores, pero la quiero.- le confesó. Le dio el número de móvil y se despidieron más cálidamente. Marisa les acompaño a la puerta y tras cerrarla los ojos se le mojaron. Lloro el resto de tarde. Entendía mucho más a Jasmin y sintió que ella también necesitaba un cambio profundo en su vida.

(13) Los extraños caminos de la vida

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