(2)
Me has perdido
Anni
bajo las escaleras corriendo. Huía. La rabia había dado paso al dolor. Sus ojos
se habían empañado de lágrimas. Las palabras de Jasmin la habían herido,
despertado viejos fantasmas… En el fondo, ya no sabía lo que más le irritaba.
Consiguió
detener el llanto. Debía concentrarse en la clase, en sus estudios. A Jasmin,
ya le pasaría el berrinche. Ya debería de conocerla, pensó. Aún así, por la
noche le pediría otra vez disculpas.
No
pudo concentrarse en la clase. Un intenso dolor al pecho, en la zona pectoral
izquierda, le corto la respiración de repente. Fue breve e intenso. Le dejo el cuerpo muy raro. Era una especie de
angustia acuciante, como si algo grave estubiese ocurriendo. Lo atribuyó a la discusión
matinal con su pareja.
Tras
las clases, fue con unas compañeras de clase a comer. No le apetecía ir al piso
y ver a Jasmin. Las dos necesitaban serenarse para poder hablar de su relación
con sensatez. Aunque, durante toda la comida la tubo muy presente.
Jamás
imagino que podría amar a alguien con tanta intensidad. Había sido un camino
arduo, en el cual había conocido el infierno y el paraíso. La cuestión era si
lamentaba haberse quedado a Berlín, dado una oportunidad más a Jasmin. Las
heridas del pasado seguían tiernas, esta mañana habían relucido en medio de la
oscuridad en qué habían vuelto a caer.
El
enigma tampoco se hallaba en las cicatrices de su relación pasada con Jasmin,
estaba en el corazón de sus raíces personales. Siempre había huido de las
relaciones estables, de los convencionalismos… Su filosofía era el aquí y
ahora, sin ataduras. La crisis de pareja también era culpa suya, a la más
mínima había caído en su antiguo juego de seducción.
Entendió
a Jasmin. Aunque sólo fue unos tristes besos, le dolió y le genero dudas
respecto la solidez de su relación. A ella le había irritado que se tomara la
libertad de enviar la maqueta de su canción a la discográfica. ¿Por qué, a
veces, era tan cabezota? Aún así, había algo que le preocupaba.
-
¿Anni, estás bien?- le pregunto una compañero de clase.
-
Sí.- dijo de una forma cortante. Le costaba hablar de sus sentimientos.
-
¿Seguro? Te veo preocupada por algo- insistió su amiga.
-
Otra discusión con Jasmin- admitió al final. Sus ojos marrones claros reflejaron
un atisbo de tristeza.- Últimamente, estamos mucho de bronca.
-
¡Anímate mujer, seguro que es algo que se puede arreglar!- le dijo otra
compañera. Anni sonrió agradecida. La charla siguió por otros campos,
ayudándola a evadirse de sus problemas de pareja.
Más
tarde, se dirigió al bar a trabajar. Jasmin no apareció.
Se le hizo algo raro. Aún y los malos rollos, siempre la visitaba un momento en
son de paz. Cayó en la cuenta también, que ni le había enviado ni un mensaje.
Aunque ella tampoco se había dignado a hacerlo.
La
que si vino fue su suegra. Se saludaron algo fríamente. En un momento, sus ojos
se cruzaron y sintió una corriente helada que la dejó transpuesta. Lo atribuyó
a que debía de seguir enfadada con Jasmin, por el desplante que le hizo con la
campaña. Era una mujer muy regia e insensible. No le dio más importancia. Más
tarde, vino Nele a tomarse el café de media tarde. Estaba triste por su
reciente disputa con Mesut.
-
¿Has visto a Jasmin hoy?- le pregunto, para sondear si su pareja seguía tan
cabreada.
-
Bueno…- se detuvo muy indecisa, como si quisiera decir una cosa pero era
incapaz.
-
¿Bueno, y…?
-
Sí.- admitió poniéndose muy coloreada. Y soltó sin más:- ¿Habéis roto?-Anni
abrió los ojos como naranjas.
-
No.- respondió rápidamente.- ¿Por qué lo preguntas? ¿Te ha dicho algo Jasmin?
Sigue siendo la reina del drama- presuponiendo que su pareja debía de estar tan
ofendida que se lo había dicho llena de rabia.
-
Sólo lo he deducido por su comportamiento. Al verla salir de vuestra habitación
con la maleta y de la forma que se ha despedido…
-
¿Pero qué dices?- la interrumpió Anni, muy sorprendida por lo que le contaba su
amiga.- ¿Dónde iba Jasmin con la maleta? Qué yo sepa no tenía ningún viaje
pendiente.- saco su móvil del bolsillo del pantalón y no había ningún mensaje
de su pareja. El corazón le latía violentamente, empezaba a sentir que le
faltaba el aire.
-
¡Oh, no! ¿Pero no lo sabías?- se mordió la lengua, temiendo la tormenta
venidera. Odiaba estar al medio de ellas. Las apreciaba mucho y sufría por las
dos. Anni se cogió fuerte en la barra por miedo de caerse, su entorno lo
percibía como amorfo, o borroso.- Jasmin se ha ido este medio día. ¿Anni, estás
ahí?- le paso la mano por el campo visual, pero seguía sin reaccionar.
-
¡No es verdad!- dijo al final la técnica de sonido.- A mi no me ha dicho nada.
¿Cómo lo puedes saber? Si hemos discutido hoy y quizás ella se ha ido con su
madre unos días.- miró la mesa que se había sentado su suegra, pero ya se había
ido.
-
¡No Anni! ¡Jasmin se ha ido de Berlín!- dijo Nele de forma tajante.- Me lo ha
dicho. Si no me crees ves al piso…
-
¿A dónde?
-
No lo sé.
-¡No
me lo creó!- dijo Anni con rabia que iba creciendo exponencialmente.
-
Es lo único que sé.- realizo una pausa, se la veía apenada.- ¡Perdóname Anni,
pensaba que ya lo sabías!
-
¿Me puedes hacer un favor?- le preguntó, a la vez que se saco el devantal y se
lo entregaba.- Cúbreme un momento, tengo que ir al piso.
Nele
con resignación, no tuvo remedio que aceptar. Se sentía triste por sus amigas.
Formaban una linda pareja, pero quizás eran demasiado distintas. ¿Qué haría
ella con Mesut? ¿Por qué las relaciones podían ser tan complejas? ¿O quizás
eran los humanos que se complicaban la vida?
Anni
corrió hasta llegar el piso. Abrió la puerta y llamó a Jasmin. Nadie respondió.
Sólo silencio y silencio. Se dirigió a su habitación. La cama esta impoluta. En
la mesita seguía habiendo fotos de ellas dos.
Se
relajó un poco, pero de inmediato se percato de qué faltaban cosas de su
pareja, como sus perfumes. Abrió el armario y la ausencia de su ropa fue el
detonante de una gran explosión en su interior. Sus piernas se doblegaron y se
dejo caer en el suelo. La rabia y dolor se entrelazaron diabólicamente. Empezó
a lanzar cosas al suelo, los objetos decorativos, ropa… Odiaba a Jasmin, por
haberse ido de aquella forma tan vil y cobarde, sin ninguna justificación. Como
predijo: siempre terminaba por dañarla.
Cogió
las sabanas de la cama y las arrancó, queriendo arrancar todos los recuerdos
que le guardaban de Jasmin. Tras verlas al suelo, en medio de tanta destrucción
no calmo su espíritu convulso. Elevo el cojín con la intención de lanzarlo a la
nada, fue cuando vio un sobre de color lila.
Se
detuvo. La respiración se corto. La necesidad de destrucción también se
bloqueo. Sus movimientos, antes vigorosos, se volvieron más lentos y torpes.
Empezó a temblar, ya intuyendo el contenido de aquella carta.
Apretó
la mano derecha como último cortafuegos a su ira incendiaria. Al final, tras
mucha lucha consigo misma, cogió la carta. Se dejo caer como un saco encima la
cama, se abrazo apretando la carta contra su pecho. Sus ojos se mojaron. Se
negaba a leer la carta, porqué ya intuía lo que le quería decir su amada.
El
dolor de haberla perdido era mucho más fuerte que su enfado por el tema de la
demo. Y lo supo, quizás demasiado tarde, Jasmin lo era todo en su vida. No
quiso amar alguien con toda su alma, por miedo de quedarse desnuda y
vulnerable. Pero no pudo evitarlo.
Temblando
de pies a cabeza, al final se atrevió a abrir el sobre. Saco su contenido, una
hoja de papel escrita por los dos lados con la preciosa letra de Jasmin. La
empezó a leer con avidez.
“Querida Anni,
Te escribo esta carta
para decirte que me voy una temporada de Berlín… Siento decírtelo de este modo.
No he tenido valor de decírtelo en persona, mirarte a los ojos y decirte adiós.
Hubiese sido incapaz de marcharme. Te amo mucho Anni, más que nada en este
mundo. Y aún así, he tomado la decisión de irme.
Sé que mi huida es de
cobardes. Puedes pensar que a la mínima de cambio lanzo la toalla. Bueno…,
puedes pensar lo que quieras. Lo único que sé es que no quiero hacerte daño,
jamás lo pretendí. Aún así, te herí.
Y siento que ahora te
volvería a dañar, a herirnos mutuamente. No quiero entrar en una dinámica
destructiva y que nos terminamos odiándonos. A parte, percibo que siempre estoy
a prueba, esperando a que te defraude.
No te lo niego, me ha
dolido tu desliz. Aún así, no paro de culparme por todo. Sí lo hice mal y no
puedo cambiar el pasado. Ni todas mis disculpas sanarán tus cicatrices. Es
cansino seguir recordándolas. Pero no puedo seguir negándolo.
Por todo ello, es mejor
quedarse con los buenos momentos, y conmigo me llevo muchos. Aquel amanecer en
la piscina, la primera vez que hicimos el amor, tus besos, tu sonrisa, tú
dulzura, tu linda voz…
Eres una flor silvestre
que necesita oxigeno y libertad. Me da la sensación que el estar conmigo te asfixia
y no quiero verte mal, ni sentir que te marchitas día a día. Somos muy distintas
y quizás no encajamos como pareja. Me da la sensación, que jamás satisfaría tus
expectativas. Me niego a observar nuestra destrucción como pareja y por eso
creo que es mejor dejarlo aquí, antes que nos hagamos más daño.
Me voy por un tiempo.
Sé que si me quedase sería más difícil para las dos. A parte, necesito
reencontrarme conmigo misma. Algunas discusiones que hemos tenido han sido
culpa de mi carencia de planes de vida. Quizás, en el fondo, no estoy preparada
para mantener una relación con nadie.
No sé… Pero ahora me
siento tan vacía que nada me llena, y más sin ti. Aunque no puedo basar mi
completa felicidad estando contigo. Necesito recuperar la autoestima, ser
egoísta y encontrar mi camino por mi sola. Y este es otro motivo por el cual he
tomado esta decisión.
Me gustaría pedirte que
me esperes, pero tranquila no te lo pediré. No tengo derecho a ello. Seria
además egoísta por mi parte. Sólo espero que seas feliz y jamás no dejes la
música. Debes de creer en ti. Aunque, no quieres apostar por ello sigue
componiendo y cantando.
Te amo y siempre
ocuparás el centro de mi corazón.
Jasmin”
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