Viaje a Galicia II

Aún habiendo dormido poco y a ratos, aún tenia energía para degustar cada rincón de la ciudad. Llegué pronto al hotel. Por cierto, realmente era centrico y cercano a la estación de tren. Para mi todo un lujo. No tenían aún mi habitación preparada, como me temia llegando antes de las 12Horas. Pero el recepcionista fue muy amable y me ofrecio otra habitación. ¡Que bien! Una buena ducha, cambio de ropa... Y acción. Lo segundo que hizo es buscar una oficina de turismo. Por las calles ya había algo de voragine mantinal, algunos eran teóricamente pelegrinos que acababan de de llegar o paseaban por allí. El ambiente era bohemio. El sol empezaba a relucir en el horizonte. Allí amenecia algo tarde, pero eñocía también más tarde, por la cual cosa los días parecía eternos. Era como si todo se prolongara aún más. A parte estaba lejos de mis rutinas y pequeños fastidios. Hallé primero la Oficina de Turismo de la ciudad. Donde una amable chica me informo y me dio un mapa en condiciones. Me gustan estos, porqué la mayoria de veces proponen rutas por seguir. Aqui contracte una excurción para el jueves en bus con guia hacia la Costa de la Morte (Pensaba que se llamaba a sí porqué se referia al punto cardinal norte. Pero no es así, pues al ser una zona dónde confluyen el Atlántico y la mar Catábrica suele haber mala mar y allí han habido varios nafraugios, entre ellos creo que la tragedia del Prestige.) y Finisterre (lugar que antigamente se consideraba la fi del mundo conocido). La siguiente parada fue en la Oficina de Turismo de Galicia. ¿Curioso no? ¿Por qué no lo centralizan todo en una única oficina? Cosas de cada región. Recoger información de Pontevedra y Coruña (las dos otras salidas que hice). Me gusta tenerlo todo atado. A veces, va bien. Aunque, puedes perder la mágia de qué la vida te sorprenda. Creó que si tienes claro lo que deseas ver, o hacer, hay que hacerlo. Siempre puedes irte con la sensación de irte sin ver lo que tanto deseabas. No crean que todo el viaje fue planeado. No. Hay que dejarse llevar y pasear sin rumbo. Sin horarios, sin presiones. Y esa opción también me gusta. Pero si viajo me gusta darle todo, ver las máximas cosas, conocer la escencia de una ciudad. Llegue en la plaza de las Platerias, una de tantas plazas que dan a la Catedral de Santiago de Compostela al medio dia. Estaba abierta y estaba repleta de gente. Terminaban de realizar un acto religioso. El templo olia a inciesto. Mi encuentro con este famoso templo fue algo estresante con tanto gentio... Decidi irme y regresar más tarde. Ya era hora de comer y tenia hambre. En la plaza contingua a la de Platerias, ahora no recuerdo su nombre, era mucho más grande y cuadrada, había varios restaurantes, entre ellos una creperia. Como me lo recomandaba mi guia decidi comer allí, aparte de ofrecer un buen menu a un precio razonable (si la memoria no me falla unos 12 euros). Comi genial. Fue una buena recomendación. Tengo de hacer más caso a las guias, pense. En decir verdad, se come muy bien en Santiago de Compostela. Hay variedad de restaurantes, muchos también y de precios asequibles. Con ofertas para los peregrinos. Se los cuida. De hecho, esa ciudad vive gracias a ellos. Yo veía mucha gente, aunque algunos me dijeron que no había tantos como otros años. Tras saciar mi apetito, segui mi recorrido por la ciudad, rodeando la catedral, pasando por la plaza de st Inmaculada y llegar a la plaza del Obratorio. Punto final del peregrinaje, donde se halla el pórtico de las glorias. Impresionante. Volvi a entrar a la catedral. Ya no había tanta gente. Me cogi una audioguia y a descubrir tranquilamente los secretos de aquel edificio dedicado al apóstol Santiago. El pórtico de las Glorias es realmente precioso, lastima que lo estaban restaurando. Alli escuche una anecgodta sobre él... Antes las figuras estaban pintadas y al restauradas despintaron las figuras. En la figura de una mujer quedo un poco de pintura, que le da la sensació que esta sonrojada porqué un hombre de enfrente la mira. No se si es así, no recuerdo con exactitud si aparicio la pintura al restaurarlo o al remodelarlo. Después de visitar de este importante reclamo de la ciudad, y de la sagrada reliquia del apostol, me perdi por las callejuelas del casco antiguo: repletos de restaurantes, cafeterias. Segui la ruta del mapa optenido en la mañana. Paseando acabe entrando en una libreria donde me compre el libro: El último pasajero (casi me lo leí en el trayecto de vuelta para casa ja, ja... Suerte que no debía de volver al trabajo en una semana). Casi recorri todo el casco antiguo, viendo por fuera muchas más iglesias... Pase incluso por el mercado, varias universidades... Fui a tomarme algo en una cafeteria de ambiente, según me informo la de la oficina de turismo. La barman me cayo bien. Me cortaba mucho. Yo soy así, me corto ante las chicas que algo de tilín me hacen. Regrese en este local todas las noches. Pase por la iglesias de las Almas (que me gusto mucho), plaza Cervantes y hasta la Casa de Troya, donde un escritor se inspiro por escribir su libro. Una casa museo que se puede visitar. Había pertenecido a una familia adinerada, pero la mujer enviudo y necesito dinero, por ello la reconvirtió en residencia de estudiantes. Y bien, el museo recrea este ambiente estudiantil, vida universitaria y las tunas. Como se hizo famosa por el libro que se escribio sobre ella (otro día os dare más reseñas sobre este libro). No tenia pensado visitarla, pero hable con una de las mujeres que la enseñaban. Fue muy amable, me consejó sitios para visitar (como la església románica de Sta Maria del Sar, templo que visitaria al siguiente día), la leyenda popular de las Dos Marías (dos hermanas que cada día, allá a las 14 H, saían a pasear por la ciudad, hacían mismo recorrido, iban muy maquilladas, y tiraban muchos piropos a los guapos estudiantes. Exite un monumento dedicado a ellas en uno de los parques de la ciudad, muy alegre por cierto. En fin, fue un día muy productivo. Continuará...