Isabel y Cristina, de Tierra de Lobos (En mi imaginación)

Estoy muy enganchada a la serie, especialmente por ellas y porqué me divierto viéndola. Vi la primera temporada y estuvo bien. Des del principio, ya me capto la atención Isabel. Por su forma de comportarse y queriendo hacer cosas de chicos. Su rebeldía respeto su destino: no deseaba casarse... En la segunda temporada, he de admitir que no la vi des del principio, pues no me entere que habían vuelto. Cuando me enteré ya estaban a media temporada y me perdi parte de la relación Isabel con Cristina. Aunque, me puse al dia atraves de internet. Ahora me tiene totalmente absorbida y quisiera ya saber su deselenlace. Pero bueno, habrá de esperar por ello. No se si será una serie longeva o se terminará en la próxima temporada. Yo prefiero que dure unas tres o quatro temporadas a lo sumo. Porqué cuando más quieres exprimir un producto más cansino se pude volver. Pero bueno, por ahora estamos viendo la segunda... Hoy me he puesto a imaginar como prosiguira la relación de nuestras dos chicas. Partiendo de la base de las imágenes del avance de este miercoles pasado. He decidido compartir en este blog, como desearía que prosiguera su historia. Sin alma de lucro. Es sólo un mini fanfic sobre Isabel y Cristina, dos personajes de Tierra de Lobos. Que no me pertenecen... sino a los creadores de la serie, quienes mueven los hilos de la verdadera trama. En mi imaginación... " Cristina salió a su pequeño jardín, con su manzano. Le gustaba reproducir las palabras que uso su Isabel cuando le dió la casita. Se rió brevemente, sólo porqué era un pequeño recuerdo compartido con su amada. Hacía sol y las aves cantaban. Parecía un día risueño y feliz. Aún así, ella no se sentía igual. La soledad en mayúsculas se había adueñado de su ser. Se toco el viendre, recordando que estaba emabarzada. No se sentía ilusionada por ello. Jamás se había planteado la posibilidad de ser madre. Su vida siempre había sido incierta. Había nacido en una familia pobre. Tenía muchos hermanos, ella era segunda. Des de siempre tubo que buscarse la vida para poder comer... La verdad, no sabe muy bien aún porqué se embarco en el negocio de la prostitución. No le faltaron pretendientes en su pueblo. Pero ninguno le intereso. Sí, hubo un chico guapo que la enamoro y luego la abandono por no ser de su condición. Quizás en cierto modo, esto le marcó. La ambre y decepciones amorosas la embarcaron en un barco llamado prostitución. Viaje que la condujo lejos de su hogar, dónde en el fondo nadie la hecho en falta. En cierta forma, su familia la repudió. Se acostumbró a vender su cuerpo. Al fin y al cabo, el cuerpo era un cuerpo, un recipiente exterior donde vivia su alma. La cual era suya, igual que su corazón. Creía ser fuerte y poder con todo. Quizás por eso, conseguió sobrevivir en el mundo sinsabor. Sufrió las humiliaciones de Lobo y quiso vengarse. Nadie debería pisotear a una mujer. Cometió un error, en hacerlo pagar a la que no debía. Aún así, recibio un premió mucho mejor: conocer el amor de su vida. Jamás imagino que se puediera amar tanto a alguien, más que su propia vida. No le importaría morir por Isabel, por tal que fuera feliz. Sin ella le faltaba el aire, el sol no brillaba, nada tenia sentido... Incluso el hijo que esperaba le aliviaba el dolor. Seria otro impedimiento entre ellas. ¿Cómo reaccionaría Isabel? ¿Se lo debería de decir? Hablaba mucho sobre ello con su amiga Lola. Barajaron la posibilidad de qué se fuera definitivamente. Creían que Isabel no acceptaria aquella realidad. Aparte, Cristina no quería complicarle más la vida. Aunque, una rabia insipida empezaba a nacer en su corazón puro. Ella haría cualquier cosa por su amada, había aceptado todas sus condiciones, había intentado protegerla, quizás de la peor forma acostándose con su marido. ¡Qué lastima que no lo vieran de la misma forma! - Cristina, Isabel te quiere. Creó que esta celosa- le decía por consolarla Lola - Puede. También lo estoy yo- le admitió, recordando como se sintió al verlos besarse una vez.- Pero lo entiendo, ella debe de complir con sus obligaciones matrimoniales. Yo pensé que así seria la única forma de estar juntas. ¡Joder, si no hubiese hecho caso a sus hermanas!- sus ojos se empeñaron de lágrimas y su amiga la abrazo. - Lo hiciste por amor. Isabel es una estupida, por no valorarte.- hizo un largo suspiro y no pudo evitar añadir:- Ten paciencia, creó que Isabel tiene mucho miedo... Aunque, hija, creó que seria mejor que te fueras. - No sé... Puede que tengas razón.- se separa de su consejera y más serena determina esperar unos días a ver si su amada de señales de vida:- He de ser valiente y decirle la verdad si viene. ¡Qué sea lo que Díos quiera! - Pero preparate por lo peor. Sus días transcurrían muy lentamente, apenas salía de casa. Lola le traía comida y le hacía comer. Se sento en un pequeño banco y cerro los ojos. Exprimio todos los lindos momentos compartidos con Isabel. Pasase lo que pasase siempre le llevaría en su corazón. Sintió rechistar a un caballo. El corazón le brincó. Se levantó y entro en la casa. A traves de la venta vió que era Isabel. Impetuosamente corrió a abrirle la puerta. No echo en sus brazos por prudència. El rostro de su amada estava serio. Aunque cuando cerraron la puerta la abrazo. Por instante, todas las cosas estuvieron en su sitio. Isabel la beso y le musito que la hechaba en falta. Cristina la estrecho fuerte emocionada. Aún así, no quería metirse. Se separo y fue valiente. Puso distancia entre ellas, por ser fuerte. - Isabel, tengo de decirte algo... - ¿Estás bien?- dijo muy preocupada, la miraba intensamente. Intento acercarse a ella, pero se alejo mucho más.- ¿Te ha dolido mi decisión? - Estoy embarazada- deja ir de golpe y porrazo. Isabel se queda con la boca abierta y sus ojos se van teñindo de ira. - ¿De quién?- atina a decir la segunda hija de Lobo, con una voz lacerante. - De tu marido. ¡A caso piensas que me voy acostando por ahí cuando no estas!- no esconde su enfado. La hace sentir pisoteada, una prostituta. Lo había sido con dignidad y lo había dejado por amarla. No merececía que la tratará así.- Ya lo sabes porqué lo hice. ¡No me mires así!- Isabel dio un golpe en la mesa, ardia de rabia. - ¡Joder! ¡Sólo faltaba eso! ¡Serás puta!- decía al unisimo. - Lo siento. Aunque, creó que no debería pedirtelo. Todo lo que hecho lo he hecho porqué te amo.- le dijo con firmeza, aún que por dentro se retorcia de dolor.- No te preocupes, no ire con el cuento a tu flamante marido. Es un buen hombre, en el fondo. - Ves, en el fondo te gusta...- le salta a la yugular Isabel. Los celos se había adueñado de su ser. Lola tenía razón. - ¡Te quiero a ti, lo sabes de sobra!- la mira a los ojos para tratar de convencerla.- ¡Te quiero! Y si lo deseas ahora mismo me voy. No quiero ser más un destorbo. Quiero que seas feliz, y si lo eres con el Teniente... - Sí, será mejor que te largues.- determina fríamente Isabel, dirigiéndose hacia la puerta. Se para y regresa.- ¡No dejarás de ser una puta! - Isabel... yo te amo.- le suplica, perdiendo la dignidad que le restaba. Sus ojos se inundan de lágrimas. Su mundo se vuelve inestable. Siente el portazo de Isabel como algo lejano, como irreal. Se siente muy mareada y que las fuerzas le abandonan. Se desvanece en el piso. Sintió que la vida se le escolaba entre las manos, ya nada tendría sentido. Estubo durante un tiempo inconsciente. Desgraciadamente no murió. La casita estaba muy silenciosa. Isabel no había recapacitado. Le dolia la cabeza, quizás por la caída. El dolor había sido sustituido por la rabia. No merecía que Isabel la hubiéra tratado tan mal. Salió determinada para ir en su busqueda y hecharle todo en cara. Su mente no pensaba en claridad, perop ya estaba cansada de esperar y ceder. Llego a casa grande, por suerte nadie la vio. Se dirigio hacia la habitación de Isabel. Llego hasta ella. La puerta estaba entreobierta... Aunque, no hacía falta mirar, pues sintio las gemidos de placer de su amada. Aún así, miro igualmente. Se sintió engañada por ella. En el fondo, estaba enamorada de su marido. Se giro y salio de la casa como si le persiguieran mil demonios. Corrio y corrio. Y muy lejos de la imponente mansión de los Lobos se cayó. Lloró y lloró. Se frego las lágrimas. - Ella no se merece que lloré por ella.- un dolor intenso en la barriga hizo que se doblegase. A la vez sintio que sus entrepiernas se mojaban. Se levanto la falda y vio que estaba sangrando. Como pudo se levanto y empezo a andar. Aún el dolor de aquella traición, quería vivir.