JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO Capítulo 13 (parte 2, d) (Fanfic de Jasmin y Anni de Guten Zeien, Schlechte Zeiten)

Después de un largo tiempo, retomo mi fanfic. Me submergi en mi aventura de Olagirs y otros asuntos personales me han  absorvido por completo. Una también tiene su vida, sus compromisos y a veces es difícil compaginar todo si quieres vivir. A veces, cuando te alejas de las tramas, del contexto cuesta volver a la linea argumental. Quizás porque ahora estoy un poco triste, me ha acercado al momento concreto de la historia. Des del principio tenia claro como terminaria la reunión entre Anni y Jasmin. 

Hace poco también alguien me pregunto que me inspiraba para escribir. ¿Viajar? ¿Naturaleza? Claro que estar en otros sitios, espacions concretos pueden inspirar. Pero también son las vivéncias particulares que me hacen comprender sensaciones, ponerme en determinada sintonia para esculpir los personajes, las sensaciones. Muchas veces escribo para evadirme de mi realidad y sacar sentimientos. Aunque prefiero tener los pies en el suelo, pero que bien se vive en el limbo. Poder imaginarte otras realideses, historias de amor perfectas... cuando las relaciones humanas son más complejas.

Una cosa que me ha desmotivado algo, es el triste desenlace de la serie de la relación de nuestra pareja. Me hizo gracia una escena del día que rompen, Jasmin también estaba estirada en el sofa cuando llego Anni y se hizo la dormida. Un pequeño guiño al inicio de mi historia. 

Por último, como prefiero vivir al limbo, este no es el final de Jamás volverá a ser lo mismo. Las cosas deben de cambiarse para mejor. 

Al final salieron a la calle, el sol ya se estaba poniendo. Giraron hacia la izquierda, hasta estar cerca de la calle del Prado.

Anni no paraba de dar vueltas a que hotel hospedarse. Descarto regresar al que antes estaba, pues Erika seguía aún en Madrid. Sentir sus ojos llenos de deseo, le embriagaba y si no fuera que Jasmin estuviese muy arelada en su corazón, ya habría sucumbido a sus encantos. No quería dañar a su amiga y representante, por eso descarto ir al mismo sitio.

 Otra duda, era si ir a un hotel de cinco estrellas. Una parte de ella quería deslumbrarla con lujos, una bañera con pétalos de rosas, un jacuzzi, una botella de cava, una cena romántica bajo la luz de las velas… Con el dinero que estaba ganando con su primer disco, se le podía permitir. Decidió hacerlo, debían ser las horas más intensas de sus vidas.

Recordó haber visto un imponente hotel en la calle Gran Vía. Era un edificio con un aire burgués-señorial. Sin más dilatación, decidió dirigirse hacia allí. Jasmin seguía cogiéndole de la mano, sumergida en un silencio impropio de ella. No le pareció raro, pues ella misma tenía un nudo en el cuello.

- ¿Qué estás pensando tu cabecita loca?- se atrevió a preguntarle.

- En ti y en mí. Hace casi un año que nos hemos separado, y parece haber transcurrido mucho más tiempo. Me pregunto si podría volver a ser lo mismo…- lo dejo en suspensión, como si aquello le angustiase.

- Por eso compartiremos 24horas.- le corto de inmediato Anni, luciendo mejor optimismo que su amor.- ¿Por qué me quieres cerrar tan pronto las puertas de tu vida? Continúo siendo tú Anni, la cabezota de siempre y que le cuesta abrir su corazón. Aún así, estoy aquí tratando de luchar por lo nuestro.- se detuvo y la miro desafiante.

- No te engañes, las cosas si han cambiado.- estaba dejándose arrastrar por la rabia contenida. En su interior estaba siendo invadido por todas las disputas que tuvieron siendo pareja. Eran distintas y siempre lo serían.- No te hagas ilusiones.- le advirtió más suavemente.

- ¿No eres capaz de perdonarme?- Anni se separo de ella, cruzo los brazos y la miro con sus ojos marrones muy serios.

- No hay nada para disculparte. Eres así y siempre lo serás.-Jasmin se horrorizo cuando se escucho.

Anni empezó a dar vueltas sin sentido por la acera, parecía que se volvía loca. Se volvió a abrazar a los consejos de su psicóloga, debía de aserenarse y afrontarla con calma. Al mismo tiempo, le dejo espacio para qué hiciera lo mismo. Era obvio que Jasmin estaba muy herida, y siempre había sido muy temperamental.

- Jasmin, es cierto. Soy como soy, como tú siempre serás tú. Quizás, en el pasado no supe valorarte. Creo, de veras, que nuestras diferencias no deben de ser ningún impedimento.

La ex modelo, dejo el aire contenido. Lo que tanto temía estaba ocurriendo, incluso se había precipitado. ¿Cómo decirle a alguien que a pesar de qué la cita fuera bien, no cambiaría su decisión? Había sido egoísta en quedarse.

- Anni, disfruta del día, de la noche,… porqué…-los ojos se le mojaron, aún así tubo la templanza de mantenerle la mirada y terminar su frase de un sopetón:- no habrá un mañana para nosotras.- fue contundente, cortante como el hielo. Hablaba en serio.

- ¿Por qué dices eso? No me lo niegues, me sigues amando. Lo noto como me abrasas, me besas y me miras.- se le acerco, quería robarle un beso. Sabía que no se le podría resistir. Sus narices se friccionaron. Jasmin dio un breve paso para atrás, pero de improviso le abrazo con fiereza. Le dio la razón, con un pasional estallido de emociones.

Se separaron hiperventilando, con la mente nublada. La cantante, la cogió la mano y la obligó a correr hacia el hotel. No quería más palabras, perderse en su crueldad siniestra. Luego, ya afrontaría lo que ocurriera.

No tardaron en llegar al lujo hotel. Jasmin se detuvo, algo incrédula. Le sabía mal que Anni, a pesar de todo, lo estuviera dando todo para que su cita fuera muy especial. Se sintió como una persona vil y desagradecida.

- No te preocupes, te invito yo a este hotel de ensueño.- interpretando que sus mudas resistencias se debían a su estreches económica.

- Gracias. ¡Pero tampoco es esto!- dijo de inmediato, no queriendo ser una tacaña. Quizás años atrás se habría derretido con aquel bello detalle, pues le encantaba los lujos y vivir bien.

En su odisea por olvidar a Anni, había conocido la sencillez de los actos, del aquí y ahora, a disfrutar de un simple paseo. El recuerdo de Marisa, que la amo sin exigir nada, la invadió. ¿Por qué la modelo se había inmiscuido en su mente sin más? ¿Qué significaba aquello?

Anni ignoro su comentario, no queriendo volver a discutir. Literalmente, la obligo a entrar al hall del edificio. Era imponente y muy señorial. Aunque, también se respiraba un aire muy frívolo. Pronto las atendieron.

- ¿Os queda una suite libre?- pregunto Anni, cruzando los dedos. Ignoraba la cara de sorpresa de su reina del drama. Quería realmente impresionarla. En el fondo, era su último intento de retenerla a su lado. Obviaba que Jasmin navegaba ya en otra orilla.

Tuvieron suerte, aún quedaba una en la última planta y, además, disponía de buenas vistas. Un botones les condujo hacia ella. Anni le dio una generosa propina. Jasmin seguía lánguida, muy lejos de la realidad.

La noche envolvía la ciudad. Las luces evitaban que la oscuridad fuera tétrica y resaltaba los edificios, como si quisiera evitar que cayeran por unos instantes en el anonimato. La cantante no se entretuvo explorando la habitación ni la panorámica exterior. Sus ojos estaban fijos al amor de su vida, aún ausente de allí. Se le aproximo y la abrazo.

- Olvidemos nuestras vidas, por unos instantes.- le susurro, a la vez que buscaba sus labios. Jasmin no tardo en responder a su caricia. En cierta forma sentir el cuerpo, las caricias de Anni le hacían sentir muy bien, como fuera su autentico hogar. Eran sensaciones innatas, que quizás jamás se marchitarían.

Lentamente se fueron quitando la ropa, acariciándose, besándose… fue como la primera vez que se amaron. Aunque se conocían sus respetivos cuerpos con los ojos cerrados, y sus manos eran muy efectivas.

La dulzura de Anni era insuperable. Sus manos eran suaves, delicadas. Sus ojos carbón se abrían y cerraban, intentando cazar sus gestos, su gozo. Y en ellos podía leer su amor sincero hacia ella intacto. Jasmin se le entrego por completo, venciendo sus barreras internas. Dicen que sólo nos entregamos totalmente a una sola persona, sin miedos ni prejudicios. Anni siempre lo sería todo por ella, la persona que mejor la conocía y la hacía querer ser mejor persona.

Se olvidaron de ir a cenar. Tras llegar a la cima del clímax, se recostaron en la cama mirándose a los ojos, sin palabras. Sentían sus respiraciones a quemarropa, sus corazones galopando al mismo ritmo. Un estado idílico, era la felicidad completa, la auténtica.

Jasmin intento luchar contra el sueño, pero no pudo. Volvió a tener aquel extraño sueño que ya tuvo en medio del camino de Santiago. Se despertó algo sudorosa, sintiendo la ausencia del amor de su vida. Su ausencia le dolió, mucho más de lo que debiera. Siempre sería importante para ella. ¿Realmente, estaba dispuesta a dejarla? ¿Por qué debía de hacer caso al sueño? Quizás, no la había perdonado del todo, por eso aquella pesadilla era persistente.

Se incorporo algo inquieta. La vio de inmediato, estaba desnuda sentada en una cilla cerca de la cama. Su Anni al natural. Serena y regia. Segura de lo que estaba sintiendo por ella. La amaba, no tenía la menor duda. Quizás, en aquella ocasión su relación funcionaria.

Se levanto y se le acerco, le dio un beso y se sentó a su regazo. Anni no dijo nada. El silencio estaba siendo su cómplice, que acallaba todos sus miedos e incertezas.

- Amas a otra mujer.- le susurro Anni de repente, un hecho que ya daba como certero. Su tono de voz era serio y algo melancólico. Aquello le debía atormentar por dentro, aunque intentaba hacerse la fuerte. Jasmin no supo que responder. Su tardanza en responder la delato en cierta forma.- ¿De Marisa Cirera? No sé porque pregunto, la has nombrado en sueños…

Jasmin dejo de abrazarla, se incorporo y se agacho hasta estar a su altura. Anni la miraba como un corderito degollado, perdido e indefenso. Le había roto el corazón. Estaba comprando lo que su amor le había estado diciendo, des que se encontraron en el aeropuerto, jamás volvería a ser lo mismo.

- A la que amo con mayúsculas es a ti.- la cantante se le mojaron los ojos y intento rehuir sus palabras. El amor dolía hondamente. La maldecía por haberle regalado el corazón. A parte, no creía que una persona pudiera amar a dos personas a la vez.

- ¡No juegues conmigo! Rompe conmigo sin más, regalándome cuentos de hadas lo conviertes en un infierno.- le espeto con rabia.

- ¡No juego!- le dijo Jasmin de forma firme, a la vez que le cogía con las dos manos el rostro, evitando que rehuyera su mirada. Sus ojos también estaban húmedos por el dolor de verla tan vulnerable.- ¿A caso no lo has notado cuanto te quiero?- se le acerco y la beso. Anni le mordió el labio inferior con rabia. Le dolió, pero no la detuvo. Creía que sus pieles debían de ser más sabias que sus cerebros.

Volvieron a hacer el amor, de una forma más salvaje. Les ayudo a expulsar sus sentimientos de ira y fantasmas. La inseguridad de Anni desapareció, pero no la tristeza. Nada sería lo mismo se había incrustado en su alma. Jasmin más calmada en verla más serena, se atrevió a abrirle su corazón.

- Sí, Marisa fuimos más que ama y sirvienta. Nunca lo etiquetamos como relación.- hizo una pausa, para asegurarse que Anni la escuchaba.- Me ayudo mucho, a entenderme y superar nuestra separación. Ella se enamoro de mí. Jamás me lo dijo, porque ella huía de la palabra amor. En cierta forma se parecía a ti, parece una persona muy segura pero, en realidad, es muy sensible. Alguna parte de mi la quiso. Hoy volvía a Barcelona…

- ¿Quieres estar con ella?- se atrevió a preguntarle al final Anni.

- No. Su hermano me llamo, me ha dicho que Marisa se quiere ir a África a colaborar con una ONEG.

- ¿Y qué tiene de malo que se vaya?- no evito interrumpirla, mostrando su rabia, alimentada por unos celos punzantes. Jamás los había experimentado por nadie, algo inaudito.- En todo caso, dice mucho de ella.

- La verdad es que sí.- le confesó a la vez que le quitaba un mecho rebelde del rostro.- Se hace la dura, pero es puro corazón.

- ¿Entonces, cual problema hay que se vaya?- no comprendiendo que aquello pudiera ser un problema. Al no ser, que Jasmin quisiera apostar por aquella relación.- ¿O quieres estar con ella?

- No.- respondió con la velocidad de un relámpago.- Mi intención es no atarme a nadie, tengo un proyecto personal. Yo también quiero ir a África para ser de ayuda. Hay tanta pobreza y la Ebola ha hecho estragos.- su bello rostro se tiño de una sincera tristeza. Le narro su odisea hasta llegar a tomar aquella determinación.- Lo vi tan claro aquella noche, aquel sueño…

- ¡Que hermoso proyecto!- le dijo sinceramente Anni, alucinada por el cambio de rumbo que había hecho su reina del drama. Nunca la había visto como una persona excesivamente altruista. Y sin más, sin meditación previa, se ofreció para acompañarla. La quería y no le importaba el sitio el cual residir. Incluso iría al fin del mundo por ella.

Jasmin la beso compungida por su declaración de amor. La caricia duro poco, algo a su interior estallo violentamente. No quería regalarle falas promesas.

El sueño tenía otra parte, más tétrica o triste. Puso distancia entre ellas, y hallando un valor inaudito le soltó la bomba. Anni se quedo helada y fue incapaz de articular palabra alguna. Le parecía insólito que su reina del drama le otorgase tan poder a un simple miraje.

- ¡No me jodas! ¿Y tu quién eres para hablar por mi? Es mi vida y deseo estar a tu lado. Eres tu quién no deseas estar conmigo.- le señalo con el dedo, de forma acusatoria. Se levanto, se acerco a la ventana y le dio la espalda. Estaba muy herida. Jasmin se recostó en la cama y lloro. Cerró los ojos, para cargas sus pilas internas.- Quieres a Marisa, no me lo sigas negado, ¡por favor!- le exigió girándose llena de rabia.- La has nombrado también en sueños…

- Siento haberte dañado. Pero es una realidad, somos distintas. Tarde o temprano nos volveríamos a dañar.- insistió Jasmin, mostrándose muy firme.- Yo te terminaría por asfixiar y siempre extrañarías tu libertad. Y admito, que un poco llegue a querer a Marisa. Ella ha sufrido mucho en nombre del amor y empatizo con ella. Pero jamás sentiré lo mismo de lo que siento por ti. Hoy mismo lo he comprobado.

Se incorporo de la cama y se le acerco. La abrazó por detrás, pero Anni la rechazo. No creía que una persona pudiera amar a dos personas a la vez. La situación era realmente tensa y Jasmin se le hizo el corazón trizas.

- Seguro que a ella le dejas acompañarte. Las dos sois muy superficiales, a ver como os dura la relación. ¡Sois la una por otra!- ironizó con rabia. Empezó a recoger su ropa, aún esparcida por el suelo.

- Marisa está enferma, leucemia mieloide crónica. No es aconsejable que se vaya a África. Su hermano me llamo para que evite que vaya allí. Por eso quiero ir, se lo debo. Ella me ayudo mucho a sobrellevar nuestra rotura.

Anni se paralizó. ¿Cómo debía procesar aquella información? Le parecía una mentira piadosa. Seguramente, Jasmin se auto engañaba. Pero a ella no. Marisa le importaba mucho. Fue unos de aquellos momentos de la vida, que el dolor te hace ser irracional, que te niegas a escuchar.

Jasmin no quería que sus últimas horas con el amor de su vida, se terminase de aquella forma. Acepto quedar por mirar de cerrar bien su historia de amor, que las dos conservasen buenos recuerdos. Se erró.

Se le acercó y le arrancó los pantalones de la mano. Forcejearon hasta caer al suelo dando golpes, de hecho era solo Anni que exteriorizaba su ira y Jasmin la recibía con resignación. La comprendía. Le terminaba de romper el corazón, sentía lo mismo que ella cuando determino dejarla.

- Te quiero con toda mi alma.- le susurro y Anni se detuvo. Se la quedo mirando, algo descolocada. Su interior estaba en lucha. Algo le impulsaba a devolverle toda su crueldad. Pero aquellos ojos marrones claros, dulces y risueños de Jasmin la desarmaron. Se dejo arrastrar por aquella corriente, a pesar que quizás al amanecer derramaría lágrimas sangrientas.

No le dijo que también le amaba, en fondo ya lo sabía. Hubiera querido marcarla con fuego candente, como si fuera su propiedad para el resto de sus vidas. Y quizás en cierta forma fue así, Jasmin supo que jamás volvería a amar, ni ser amada como lo hacía Anni.

Y en el nombre de la libertad, que tanto apreciaba según su reina, la dejo volar con destino a Barcelona. Su alma se recubrió de tristeza, pero a la vez de paz. A pesar del dolor, de aquella ausencia y vil rechazo, sentía que se había cerrado un círculo. Observaba el horizonte con otros colores.